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La cruel señorita Thorne (Fan fiction)

#0
Eltejon
Eltejon
20/10/2013 11:47
Me encanta escribir Fan fiction, pero en tramas separadas, aqui esta la que hice de Revenge.
LA CRUEL SEÑORITA THORNE

Me hago llamar Emily Thorne, aunque ese no sea mi verdadero nombre, no tengo familia ni amigos, tan solo millones de dólares y muchas cuentas pendientes.
Mi venganza será contada con todo lujo de detalles en otra ocasión.
Pero esta es otra historia. Una historia anterior.
Cuando me establecí en Nueva York, tras mi estancia en Japón, me di cuenta que lo primero que debía hacer era tejer mis redes entre la alta sociedad de la que, a efectos prácticos, es la capital del planeta.
En Japón había aprendido artes marciales, disciplina y finanzas. Ahora necesitaba aprender estilo, clase, etiqueta y todo lo que se suponía que debía saber una rica heredera, el papel que voy a representar en los próximos años.
Para ello necesitaba algo más que una asesora de imagen o una personal shoper.
Mi dinero y mi socio Takeda me pusieron en contacto con una asesora cultural que trabajaba para una pequeña agencia del Soho, donde me prometieron absoluta discreción.

Faye Shannon era diferente. Exageradamente pecosa y pelirroja, parecía una niña disfrazada con el impecable traje Armani de su madre, todo en ella me inspiro ternura.
Es un placer conocerla, señorita Thorne – me dijo la primera vez que nos vimos en la agencia.
Por favor, llámame Emily.
Lo siento muchísimo, no me esta permitido llamarla por su nombre.
¿Quién no te lo permite?, ¿tu agencia?
Mi código.
(CONTINUARA)...
#1
Hipercbw
Hipercbw
20/10/2013 22:51
Apoyo totalmente lo de que se hagan fan fics de Revenge!! y de paso decirte que me encanto lo que has escrito!

Espero que lo continues!
#2
Eltejon
Eltejon
26/10/2013 12:35
Lo primero que hizo fue llevarme de compras por las mejores tiendas de la Gran Manzana, me llamó positivamente la atención su actitud fría y profesional, las dependientas la conocían, incluso algunas parecían temerla. Tras renovar mi vestuario de ninja por algo mas glamuroso llego la hora de comer, ella supuso que lo indicado seria un restaurante caro, pero yo no estaba de acuerdo.
Quiero que me lleves a donde comes habitualmente.
Como desee, señorita Thorne.
A los pocos minutos me vi sentada en un banco de la plaza Dajsmark comiendo en una caja de cartón, comida china que, debo admitir, estaba deliciosa.
Faye alabó mi manejo de los palillos. Vi que había bajado un poco la guardia y la pregunte.
¿te gusta tu trabajo?
Si, supongo que si, pero a veces, es complicado. Mmm, no todos los clientes son como usted. Además esta el tema monetario, me tengo que gastar la mayor parte de mi sueldo en comprarme ropa y complementos, ninguna cliente me tomaría en serio si llevase un bolso pasado de moda. Debo gastar el dinero que gano con mi trabajo para conservar ese mismo trabajo, es un círculo vicioso.
Ya veo.
Por eso estamos aquí comiendo en un banco.

En los días siguientes todo fue como la seda. Faye me mostró como hablan y como se comportan las niñas bien, me dio muchos datos interesantes sobre los Hamptons sin preguntarme nunca el motivo de mi interés, dejo de ser tan formal conmigo, aunque seguía llamándome señorita Thorne.
Tu código. Con eso intentas marcar una línea entre tu y tus clientes ¿no?
Es mucho mejor así, lo digo por experiencia.
Me confesó que pintaba y prometió enseñarme alguno de sus cuadros. Cuando paramos en un kiosco me dijo que su sueño hubiese sido trabajar para Cosmo, no pudo ocultar el brillo de sus ojos al hablar mientras miraba la portada de esa publicación tan snob, ¡que idiota, y que tierna!.
Tome nota de todo ello.
Como la semana siguiente iba a estar muy ocupada destruyendo pruebas de mi vida anterior, comprando mini cámaras espía y reuniéndome con mi sensei, le dije a Faye que no iba a necesitar sus servicios.
Muy bien, llámeme cuando vuelva a necesitar mis servicios – dijo, pero su expresión, siempre fría, era esta vez como la de una perra apaleada. Eso debió darme pistas.

Takeda era en esa época la única persona en la que confiaba y veía cosas que a mi se me pasaban por alto. Tras completar sus negocios pendientes me cito antes de volver a su isla.

¿Qué tal te van las clases de estilo con tu pecosa pigmalion?
¿Nos has estado vigilando, sensei?
Por supuesto, y a ella la he investigado, nada destacable, aparte de la adoración que siente por ti.
¿Qué? – no me gustó como sonaba aquello.
¿Acaso no lo habías notado?, pues es bastante evidente, hazle caso a tu sensei.
No mentiré diciendo que me lo tome bien, se que no tenía motivos reales para hacerlo pero me sentí mal, yo no quería que nadie me adorase.
Uní piezas, museos, desfiles, exposiciones, una maestra, amable, profesional, pero flexible. Recordé los lugares a los que me había llevado, los trucos que me había enseñado, su costumbre de limpiar los asientos antes de que yo me sentase en ellos. Creí que se esforzaba al máximo conmigo por mi dinero, por su código, pero era por otra cosa.

Para colmo vi que el Metropolitan iba a dar una fiesta a la que asistirían personas que me interesaba conocer, evaluar y manipular para mis planes de futuro. Pero yo no estaba invitada.
Consulte con Takeda, que me dio un consejo
Pídele a tu asesora que te consiga una invitación.
Decidí seguir su consejo y llamarla, temiendo que fuese un encargo demasiado dificil.
¿Faye?, soy Emily.
Si, diga, señorita Thorne – su voz sonaba llena de felicidad.
Estaba tan sinceramente contenta de recibir de nuevo mi llamada que me hizo sentir aun peor por lo que iba a hacer: usarla.
En fin, era mi ocasión. Le pedí dos invitaciones para la fiesta y ella pareció encantada al tener la oportunidad de complacerme.
Puede que necesite hacer, mmm, algún donativo para conseguirlas.
Eso no será ningún problema.
Entonces cuente con ellas.
Ah, una cosa, Faye . . . una de las invitaciones, es para ti, quiero que me acompañes.
No se por que lo dije. No lo planee.
Lo más seguro es que no era buena idea. Estaba claro que estaba colgada, pero de mi.
Una parte de mi quería alejarla, otra quería atarla.
Es tan sumamente agradable, tan extremadamente placentero saber que tienes a alguien pendiente de ti, ¿tan mala persona soy por admitirlo?
La fiesta tomo el camino deseado. Moví las piezas a mi antojo y me exhibí como era conveniente, mientras Faye se mantenía en un segundo plano, pero siempre cerca por si me fuese necesaria su ayuda. En un momento dado me señalo muy excitada a una vieja harpia con un litro de botox en la cara y rodeada de lameculos.
¡Esa es la directora de Cosmo!
Lo dijo con tal reverencia que trace un plan para conseguirla un entrevista de trabajo para la piojosa revista, era lo menos que podía hacer después de todo lo que me había ayudado.
(CONTINUARA)
#3
Toxica
Toxica
30/10/2013 20:28
Eltejon,que buena historia!
Espero sigas,que me la voy creyendo toda jajaja.
#4
Eltejon
Eltejon
03/11/2013 19:55
La misma dinámica se mantuvo durante la temporada primaveral. Hasta que cometí el “Error”, con mayúsculas, estábamos bebiendo vino en mi coqueto apartamento (aprender de vinos formaba parte de mi entrenamiento) y la confesé que me sentía sola.
¿Sola?, ¿y que pasaría si alguien te confesase que esta enamorado de ti?
Le diría a ese alguien que no perdiese el tiempo y que no me gustan las excesivas confianzas.
Que dura – dijo con una risa nerviosa, pero sus ojos no reían.
Fingió tomárselo bien, fingió conmigo que las cosas podrían seguir como antes, yo pidiéndole cualquier cosa y ella consiguiéndola.
Había demorado demasiado su entrevista con Cosmo y decidí concertarla, pero quería darla una sorpresa. Por eso no le dije el verdadero motivo de la llamada.
Otro grave error por mi parte. Las sorpresas siempre traen problemas.
Hola, Faye, ¿puedes venir a mi apartamento? Tengo que hablar contigo de una cuestión de estilismo.
Muy bien, allí estaré. – lo dijo en un tono frío y forzado que debería haberme puesto en guardia sobre sus intenciones, pero, tonta de mi, lo achaque a que quizás estaba sufriendo a alguna de sus clientas insoportables.
La ocasión era especial, yo llevaba mi mejor vestido, un Versace azul con escote en la espalda y un collar de Bvlgari.
Faye entro dando un portazo y mientras venía por el pasillo la oí gritar:
¡Señorita Thorne, aquí esta tu puta esclava!
Cuando la vi aparecer en mi salón disfrazada con aquellos short jeans, aquella camiseta ajustada de putón y aquel bolso con flecos casi me negué a creer que fuese ella, desgraciadamente su melena roja y su carita pecosa eran inconfundibles.
Al ver que no estábamos las dos solas su tormenta pareció congelarse en el aire.
Faye, - la dije en el tono mas formal del que pude echar mano – quería presentarte a la directora de la revista Cosmo y a sus ayudantes.
Oh – dijo Faye al verla (y reconocerla) sentada en mi sofá.
Sentí como si su humillación me salpicase a mi en la cara. Eso sí, debo admitir que supo mantener el control durante la entrevista, fue arrogante y malhablada pero exacta en todas sus contestaciones de moda, estilismo, gastronomía, viajes y chuminadas.
Cuando los del Cosmo se fueron nos quedamos nosotras solas, de repente hacia frío en mi salón..
¿Qué ha sido eso? – preguntó ella, gélida. Se había levantado en silencio y se quedo mirando por la ventana, supongo que odiando el mundo que veía.
Se lo explique.
Te había recomendado para un puesto de redactora, pero con la ropa y la actitud que has traído contigo hoy, creo que mis esfuerzos habrán sido baldíos.

(CONTINUARA)
#5
Eltejon
Eltejon
09/11/2013 18:24
Cuando vi que sus labios temblaban pensé que a lo mejor debería de haber suavizado la respuesta y la situación, pero las cosas eran como eran, ¿para que iba a ocultárselo?
Faye … ¿Por qué has venido así vestida? – Me daba miedo la respuesta, la intuía, pero quería estar segura.
Así es como me siento.
Faye, yo solo queria ayudarte.
¿Sabes lo que te digo?, ¡no necesito tu dinero y no necesito tu caridad!, ¡Te odio!
Se abalanzó sobre mi de una manera tan fiera que tuve que pegarla un bofetón para que se calmase. El efecto fue inmediato, se calmó rompiendo a llorar.
Acabé abrazándola para intentar consolarla, sus frías lágrimas corrieron por mi espalda y dejaron surcos salados.
Escúchame bien, Faye Shannon, no lo he hecho por caridad, lo he hecho porque se que vales para ese puesto, y lo habrías podido conseguir sin mi ayuda hace ya tiempo, si no te comportases como una capulla arrogante cuando no estas llorando compadeciéndote de ti misma.
Esta historia tiene un final. Inesperado, para mí, por lo menos.
Faye consiguió el puesto de redactora.
No fue cosa mía, lo juro.
Al parecer la directora de personal se había llevado una primera e inevitable mala impresión de Faye, pero cuando lo pensó detenidamente y se fijo en las tendencias de las chicas más jóvenes, tuvo que admitir que necesitaba de redactora a alguien como Faye.
Necesitaban a alguien rompedor y descarado para opinar y escribir de los nuevos y decadentes tiempos. Alguien que conectase con el desastroso mundo actual.
Faye ha conseguido su sueño, se lo merece, es muy buena persona, mejor que yo. Me siento feliz, por ella, por haberla ayudado, pero también por demostrarme a mi misma que a pesar de todas las vidas que voy a destrozar sin piedad en un día cercano, sigo teniendo un corazón.

FIN