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Foro Queer as Folk

Re-relato jeje

#0
Nish
Nish
17/02/2009 17:38
Queridos amigos, y algunos, admiradores (jaja es broma, además Rog, el peloteo nunca es suficiente). Pues nada, sigo con mi relato a vueltas. No sé si se debe a que soy un perfeccionista o un tocahuevos, pero he cambiado algunas cosillas (muy pocas, la verdad) de mi relato. Son sutilezas, y seguramente, cambie más adelante (siempre revisando y revisando... así cuánto tardaré en escribir mi novela? jeje). Aquí os lo pego de nuevo... sólo leerlo, si queréis, no hace falta contestar. Y si no queréis, no lo leáis, a mí muchas veces tampoco me apetece leer lo que se pone en algunos posts, jeje.


Aún recuerdo aquel verano con tanta nitidez que perfectamente podría haber sido el año pasado. Y de los noventa y dos días con sus noches que dio a luz aquel verano recuerdo especialmente uno. Aquel fue el día más caluroso del que se tenía conocimiento en la ciudad desde que se inventara el termómetro; las farolas, los árboles y hasta los perros que meaban en ellos parecían arder desenfocándose sobre el asfalto y los modernos aparatos de aire acondicionado y los viejos ventiladores eléctricos se habían agotado de todas las tiendas en cien quilómetros a la redonda.

Yo me pasaba las horas en la ventana con un hielo en la boca y viendo como los coches, convertidos en latas de familias asardinadas, corrían desesperados por calles y avenidas, como si huyesen de una invasión de naves extra terrestres, hacia el único lugar en el que sentirse seguro: la playa.

La playa se había convertido en un inmenso campo multicolor de champiñones gigantes. Rojos, amarillos, verdes, azules, naranjas… los vivos y saturados colores de las sombrillas y las toallas me hacían feliz. Los colores y también el griterío de la gente en el mar y el sabor y el picor del agua salada y el graznido nervioso de las gaviotas que viajaban por encima de mi cabeza. Entonces era feliz. Todavía no conocía lo que más tarde acabaría conociendo.

En un momento en que pareció levantarse algo de viento todos los niños salimos en estampida de nuestros escondites hasta la orilla para hacer volar, o al menos intentarlo, nuestras cometas. Mi serpiente de papel se enzarzó en el aire con otra en una pelea que acabó con ambas sobre la arena.

Fue entonces, al ir a recogerla, cuando me encontré con ella por primera vez. Su pelo era como el de un caballo, como el de un caballo de crines tostadas y sus ojos del color de las botellas de vino que mi padre solía beber a la hora de comer. Su sonrisa era metálica. Un rayo del sol disparó directamente contra sus dientes de hierro provocando un destello que me cegó por unos segundos. Y cuando volví a abrir los ojos ya no estaba. Sólo me quedaba su cometa. Y supe, en aquel instante, que sería especial mi vida.

re-relatojeje
#1
nigra
nigra
17/02/2009 18:56
Nish, esa novela promete guiño

re-relatojeje
#2
Nish
Nish
02/03/2009 16:31
:)