Rol | Aulas - Finalizado

Izan sonríe aliviado.

Izan: Eso es... ¿Bueno?

Sonríe intentando mantener la buena racha.

Izan: ¿Oye por... por que estas, o estabas, tan enfadada con migo...?

La cara de Izan era un completo interrogante. Cuando estaba con Sara, sus años se reducían a los de un adolescente, y su comportamiento al de un completo chico que estaba pasando una dura etapa de pubertad.

Sara: Por lo que se ve, tu primera borrachera no ha ido muy bien del todo.

Ríe.

Sara: Desapareciste, otra vez, y eso si que lo hiciste consciente de tus actos.

Recordó los duros días de Navidad sin tener noticias de él. Se quedó ensimismada, mirando a ningún punto en particular.

Sara: Pensaba que era por...

Alejó esa idea de la cabeza. Si él no se acordaba de nada, ella no podía reclamarle su declaración. Lo dejaría pasar y volverían al principio de todo, sin ningún paso andado, como siempre.
Su cara inmendiatamente reflejó un atisbo de tristeza.

Izan: Mi ¿Borrachera? ...

Izan continúa empeñado en no recordar nada. Lo más extraño había sido su comentario sobre su ausencia durante todas las Navidades. En efecto, el lo había echo apostas, pero, ¿Por que le preocupaba a ella todo eso ahora tanto?

Izan: Es que, he tenido planes de familia de ultima hora. Ya sabes...

Izan intenta parecer creíble, dado que Sara había averiguado su manera más tonta de delatar sus mentiras.

Izan: ¿Que...que pensabas...?

Sara alza una ceja no muy segura de las palabras de él.

Sara: Sí...

Busca una excusa para responder a su pregunta, no quería entrar en lo que pasó aquella noche, aunque se sentía decaída al ver que todo empezaba de nuevo y molesta porque él hubiese olvidado una cosa tan importante.

Sara: Pues... pensaba que habías tenido bronca con Olivia o algo, en el coche supongo. Ella parecía muy enfadada cuando te vio en esas condiciones.

Afirmaba con la cabeza de forma exagerada, intentando dar más creabilidad a sus palabras.

Izan: Ah... Di...díle de mi parte que lo siento vale...

Después de estas palabras y un "sí" por parte de Sara, un eterno silencio prolongaba entre ellos dos. Izan intentaba recuperar el habla, tenía mucho tiempo hasta la última clase...

Izan: Y... ¿Javier que tal? ¿Sigue en casa, y eso..?

Sara no puede evitar que sus labios la delaten con una sonrisa. Finje estar seria.

Sara: Sí, Javier sigue en casa. Supongo que se quedará más tiempo, Olivia le ha cogido un afecto especial.

Ríe.

Sara: Estuvisteis apunto de discutir

Otra sonrisa aparece en su boca al recordar las palabras de Izan y qué le gustaría hacerle a Javier.

Sara: Pero es buen chico. No le caes mal.

Izan: ¿Discutir? En serio...*no me digas...*

Dice a lo vagini mientras se rasca la nuca.

Izan: Y... ¿Y tú? Vamos que tal las vacaciones y eso... han sido especiales o con alguien o lo has pasado bien con tu madre...

El intento de sacar información sobre posibles novios de Sara, le estaba saliendo penosa mente fatal aun que no podía evitar temblar a cada pregunta embarazosa que se sentía obligado ha hacer.

No sabía a qué venía esa pregunta y ese repentino interés.

Sara: Supongo que bien. Las pasé con Olivia y Javier. Aunque se hicieron cortas, ella se tuvo que ir antes de que terminaran. Creo que son las primeras Navidades que no paso en familia...

Su voz va descendiendo.

Sara: Pensaba que al fin había llegado mi libertad, pero me confundí. Eché de menos a mi tío atragantándose con las uvas, a mi tía contando en voz alta las campanadas, y a mis primos gritando que aún estábamos en los cuartos. ¿Quién lo iba a decir?

Sonríe.

Sara: ¿Y tú? ¿Cómo está tu madre? No te pude preguntar con todo lo que pasó.

Izan sonríe malicioso. Estaba mal pero se alegraba de que al fin y al cabo era la misma Sara.

Izan: Mi...mi madre esta bien. Ya le dieron el alta...

Se vuelve a rascar la nuca nervioso por no saber lo que hacer.

Izan: Bu..bueno yo me voy a ir ya...

Mientras tanto...

La lluvia sigue cayendo. Las calles están empapadas de agua. La gente anda despacio cubriéndose la cabeza con sus respectivos paraguas. En el interior de un hotel, sobre la cama, las maletas casi hechas de Olivia. Fotografías antiguas vuelan por el ambiente helado del habitáculo. Algunos recuerdos de años pasados han sido eliminados. Aunque aún sigue la esperanza de volver a encontrarlos.

Olivia recorre la habitación de un lado a otro. La rabia y el dolor se apoderan de su forma de ser. Las lágrimas colisionan con el suelo creando un estremecedor estruendo. La perdida de un ser querido hace mella en su corazón.

En frente del ventanal, un pájaro bate sus alas mientras observa el interior de la habitación. Olivia se acerca hacia el ventanal, aparta la cortina con la mano derecha y observa a ese pájaro que vuela en libertad. Miles de recuerdos recorren su mente:

[cita=Recuerdos de Olivia]

Dos niñas pequeñas cuya forma de ser es idéntica corren bosque a través. El pelo libre de ambas niñas desprende un perfume fresco de rosas. Sus labios esbozan una gran sonrisa de felicidad. En frente de ellas hay un viejo árbol dónde al pie de este reposa un pájaro herido.

Victoria Niña: (Sorprendida) Mira, Oli... Esta herido.... ¿Vamos a curarle?

Olivia asiente. Las dos corren cogidas de la mano hacia el árbol. Una vez allí, observan al pequeño pájaro. Olivia lo coge con sus manos con mucha cura. Victoria analiza con su mirada los diversos colores del ave.

Olivia Niña: (Analizando el pájaro) No... No esta herido... Aún es pequeño. Tiene las patas pequeñas. Por eso esta aquí... Aún no sabe coger el vuelo... (Mira a Victoria) ¿Le ayudamos a volar?

Victoria asiente. Las dos se ponen de pie. Observan el cielo. El sol brilla con toda su fuerza. Las dos niñas cuentan hacia tres mientras Olivia se prepara para soltar al pequeño pájaro. Toma aire y suelta al pájaro. Las dos se quedan observando su forma de volar. De repente, Victoria cambia el gesto de su cara. Una lágrima recorre su mejilla. Olivia entiende su situación.

Olivia: Victoria... Es mejor así. Piensa que ahora es un pájaro libre. Y tú cuando seas mayor también te marcharas... Y seras un pájaro libre.

Victoria Niña: ¿Me prometes que aunque sea un pájaro libre, tú nunca te separaras de mí?

Olivia asiente. El sol ilumina el ambiente. La multitud de pájaros acompañan al pequeño pájaro que ahora vuela en libertad.[/cita]

Otras miles de lágrimas recorren la mejilla de Olivia. Un suspiro invade la quietud del habitáculo.

Olivia: (Para sí, observando el pájaro) Ahora eres un pájaro libre. Te prometo que siempre estaré allí contigo. Allá dónde quiera que estés, yo estaré. Te lo prometo.

Olivia manda un beso al aire. El pájaro empieza a batir sus alas y empieza a volar...

Sara: Me alegro por lo de tu madre.

Le sonríe algo tímida.

Sara: Sí, yo igual. Quería hacer algunas cosas y puede que entre a la próxima clase.

En ese momento las luces regresan tras un parpadeo indeciso. El pasillo vuelve a iluminarse, al igual que sus rostros.
Ella lo mira y se muerde el labio inferior, incómoda por el repentino silencio y nerviosa por volver a ver su cara.

Las maletas ruedan de un lado a otro en el portaequipajes del aeropuerto. Las hojas de los árboles se desprenden y vuelan dejando una pequeña huella. Pocas lágrimas recorren las mejillas de Olivia. Recuerdos invaden su mente.

Las azafatas recorren los pasillos del avión de un lado a otro, recordando a los pasajeros las normas de seguridad. Olivia, con cara de no haber dormido en toda la noche, observa una fotografía de su hermana recién fallecida. El teléfono móvil está a su lado. De fondo se escucha la megafonía del avión:

Voz en OFF: Toda la tripulación del vuelo 0-21 os da las gracias por confiar en nuestra compañía. Con nosotros estarán seguros. Para la buena convivencia durante el vuelo Sevilla - Barcelona, os recordamos las normas de obligado cumplimiento...

El timbre suena y la gente sale de sus clases.. pasando por medio de Sara e Izan que se miraban fíjamente, hasta perderse entre la multitud..

En la cabina de control todo esta listo para el despegue. Los pájaros vuelan por el aire. Baten sus alas con fuerza, como si quisieran acompañar a los pasajeros del avión durante el viaje. Las lágrimas se descuelgan de las pestañas de Olivia al mismo tiempo que colisionan contra el suelo.

Olivia mira hacia ambos lados observando el lugar. Una luz parpadeante obliga a los pasajeros a ponerse el cinturón de seguridad antes del despegue. Olivia obedece sin rechistar. Su mente no esta presente. El dolor sigue siendo el mismo: infinito y enorme que duele más que cualquier cosa. Cierra los ojos por un segundo intentando visualizar el último suspiro de su hermana. Sus labios esbozan una pequeña sonrisa... Sus pensamientos analizan varios momentos vividos.

Olivia: (A Victoria) Ahora ya puedes ser feliz...

El motor del avión se pone en marcha. Las hélices empiezan a girar a gran velocidad. El piloto pone rumbo a Barcelona.

La normalidad llegó con la luz y las clases pasaron rápido para algunos y lento para otros. Javier se fue a casa, mientras que Sara se quedó por la calle para dar una vuelta..

Las horas pasan y se pierdan en lugares imperceptibles. La gotas de lluvia se descuelgan de las pocas hojas que siguen intactas de los árboles. En el aeropuerto de Barcelona aterriza un avión con 120 pasajeros. Salen apresurados entre suspiros y suspiros. Los labios de ambas personas esbozan sonrisas de felicidad.

Entre la multitud aparece Olivia, cargada con tres maletas llenas de ropa y objetos personales. Lleva su bolso colgando del hombro derecho. Cada dos segundos salta la megafonía recordando el horario de vuelos.

Javier estaba solo en casa y no sabía que hacer, entonces decidió llamar a Olivia..

Los taxis circulan de forma unidireccional ante la puerta de salida del aeropuerto. Un toro mecánico cargado con maletas de distintas formas y colores se dirige hacia uno de los cientos de aviones que esperan en la zona de aterrizaje.

El sonido de una vibración interrumpe el pequeño silencio que se formó en apenas dos segundos. El teléfono móvil de Olivia no para de sonar. Con la mano derecha lo saca de su bolsillo y acepta la llamada:

Olivia: (Toma aire) ¿Sí?

Javier: ¡Olivia, soy Javier!, ¿qué tal tu hermana?, ¿cuando vuelves?

Javier no sabía nada de lo ocurrido..

Olivia: (Dolorida) Acabo de llegar hace poco... Dentro de nada estaré en casa... Entonces te lo contare todo.