Rol | Aulas - Finalizado

Eran las 23:00, y la película ya había terminado. Cansada de hacer zapping, deja el mando sobre la mesa sin atenerse del canal marcado.

Voz en off: Las focas se guían por su instinto. Buscan al macho y cuando lo encuentran se aparean...

Coge muy rápido de nuevo el pequeño aparato y apaga la televisión. Se levanta, lo arroja otra vez a la mesa, enciende la luz, se deja caer sobre el sofá y suspira.

23:30.

Nada que hacer. El sonido de las agujas del reloj iba a volverla loca.
Mira a su alrededor buscando una finalidad, algo que la mantuviese ocupada. Todo limpio, la estantería repleta de libros de literatura, varios DVDs que conocía de memoria, la mochila vieja de Javier reposando sobre el sillón, el bol de palomitas vacío sobre la mesa... ¡La mochila vieja de Javier! ¿Dónde estaba Javier? No recordaba haberlo visto en todo el día, ni siquiera habían comido juntos.

Sara: ¿Él si puede salir y yo no?

Se levanta decidida y se encierra en su habitación.

00:00.

La puerta principal del piso se abre, por ella sale Sara con unos vaqueros rasgados pero arreglados y su cazadora más reciente. Se mete las llaves en el bolsillo derecho del pantalón, y echa a andar hacia su destino.

Las luces del local cambian de color a cada segundo. El ritmo de la música es constante, sin pausas. Pocos cambios. Solamente para pasar de una canción rápida a una mucho más rápida.

Olivia sigue bailando con una copa en su mano. Es la segunda vez que se anima a este tipo de fiestas. Y es la primera vez que empieza a beber sin preocuparse absolutamente de nada. Mira a su alrededor fijándose en Berta. Deja caer un suspiro mientras piensa: Bueno... Por lo menos esta peor que yo.

En el exterior el frió es casi helado. La lluvia no para de caer. Las gotas se deslizan poco a poco por los cristales de los coches. En el interior del local, el ambiente es cálido. Puede que las luces provoquen una cierta calor.

Javier estaba sentado en un banco, frente a un hospital cercano a casa de Olivia y Sara. Llevaba puesta una chaqueta que le protegía del frío invierno. El aire azotaba con fuerza y algunos copos de nieven caían, acompañando a la lluvia. Estaba llorando. Cada día lo aguantaba menos, cada día odiaba mas aquel maldito hospital, pero tenía que hacerlo, era la única solución, no podía abandonar a la persona que quería. Llevaba bastante tiempo sumida en un sueño del que no sabía si algún día despertaría.

El local se levantaba ante su figura, y las letras de colores que lo anunciaban parpadeaban en sus ojos.
Era ese.
Dio unos pasos al frente, dispuesta a entrar, pero una mano grande la empujó hacia atrás.

Profesor de Música: ¿Adónde crees que vas?

Sara: Necesito entrar, tengo que ver a mi madre. Me acaba de llamar al móvil porque necesitaba que le trajese las llaves.

Se toca el bolsillo.

Sara: Se le olvidaron en casa.

No muy convencido, la deja pasar.
Una vez dentro, localiza a su madre. Pero alguien que iba de lado a lado le tapa la vista y se apoya en su hombro.

Profesor de Biología: ¿Tú quién eres?

Sara: ¿Yo? Mmm... La de Literatura.

El hombre entrecierra los ojos con la intención de ver menos borroso.

Profesor de Biología: Pero si la de Literatura es la directora.

Sara: Ya, pero yo soy la de prácticas.

Profesor de Biología: ¿La de prácticas?

Sara ve como Olivia se acerca mirando preocupada, pero sus ojos no se dirigían a ella, sino a alguien que estaba detrás. Se da la vuelta y ve que se trata de Izan, quien intentaba sostenerse a la barra sin éxito, con una copa en las manos que amenazaba con caérsele.
La chica agarra con fuerza el brazo del profesor de biología, que aún la miraba abobado.

Sara: Ven, que vamos a tomar algo.

Se lo lleva a la otra punta de la barra.

Sara: Póngame dos whiskys, por favor.

Sitúa al hombre delante, tapándose de su madre mientras mira la escena que transcurre ante ella.

La música sigue sonando con más fuerza. La chica de la barra no para de variar el volumen. Del veinte al treinta... Del cuarenta al cincuenta... Del sesenta al setenta... Parece que la intención de la chica es regalar la sordera a todos los profesores.

I'm just a holy fool... Oh baby it's so cruel but... I'm still in love with Judas baby... I'm just a holy fool... Oh baby it's so cruel but... I'm still in love with Judas baby... Woah woah woah woah woah... I'm in love with Juda-as, Juda-as... Woah woah woah woah woah... I'm in love with Juda-as, Juda-as

Algunos de los profesores entran y salen del local. Es tanto el vicio que tienen por fumar...

Izan había perdido la cuenta de las copas que se tomaba. El no era así, la verdad es que nunca antes había perdido el control de tal manera, ni de adolescente, solo recuerda haber tomado un par de cervezas con los amigos, o en alguna barbacoa a la que por casualidad le invitaban...

Se tambaleaba de lado a lado, sin saber que hacer. Hacía rato que todo aquello empezó a dejar de divertirle. La barriga era como un gran huracán apunto de estallar, y las nauseas le avisaban cada dos por tres.
Aún así, con otra copa hasta arriba de ron, hace un intento de poder adentrarse a la pista de baile. Pero su vista nubla, que acababa de experimentar hace pocos minutos, le impedía saber donde colocaba los pies.
Se sujeta bien a la barra, sin desprenderse de la copa que poco a poco resbalaba más de su mano, y hace un intento de comunicarse con el camarero,a lo que le contesta con ataques de hipo y palabras desordenadas y sin sentido.

Consigue localizar a Olivia entre la multitud, camina tambaleándose hasta ella, cuando pierde el control y se lanza encima de esta.

Olivia se sobresalta asustada. La llegada de Izan no se la esperaba. Está muy borracho. No para de balancearse. Olivia lo mira asustada y un poco mosqueada.

Olivia: ¿Izan? Izan... ¿Te encuentras bien? ¿Quieres que llame a alguien? ¿A un médico?

Olivia agarra su cara con delicadeza. Le observa los ojos. Efectivamente, esta muy borracho. Su enfado disminuye.

Olivia: Izan... ¿Me puedes decir aproximadamente cuantas copas de te has bebido? No habrás hecho mezcla... ¿No?

Dice algo seria.

Izan: Y mi perrita... (*hipp*) ... Tara... ven perrita ven...

Y da un beso a la mejilla de Olivia.

Olivia: ¡Izan! Déjate de perritas... ¿Cuantas copas te has bebido? ¡Izan! ¡¿Cuantas copas te has bebido?!

Izan: 1...2,3,4 I know you want me (want me) You know I want cha (want cha) I know you want me You know I want cha (want cha) Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiijiiiiiiiijijijijiji (*hiip*)

Olivia: Hay dios mio de mi vida...

Dice entre suspiros.

Olivia: Tu no te vas en coche. Esto que te quede claro...

Aunque para algunos esta noche estaba siendo una noche divertida, para otros la noche no era mas que una habitación sin puerta, sin ventanas, sin luz ni aire, un lugar hostil, sin salida. El hospital, ese lugar tan lleno de esperanza y de desesperación a la vez, lugar de penas y alegrías, de sonrisas y llantos... parecía que esta noche, el mal adelantaba al bien con ventaja. Carla ya se había marchado del hospital, estaba preocupada por Pedro, se sentía culpable pero al verle despertar se quedó mas tranquila, fuera, se encontraba Ivan, medio dormido. Pero no se pudo creer lo que estaba viendo, Dulce hablando con un médico, ella estaba llorando.

Dulce: No.. no puede ser...

Decía llorando sin fuerzas. El médico se marchó con un 'Lo siento', dejando a Dulce destrozada y apoyada en una pared llorando y golpeándola con fuerza. Ivan sin dudarlo y sin poder ver así a Dulce, se levantó y echo a correr hacia ella. Abrazó fuertemente a su amiga sin soltarlo y sin que ella hiciese nada, solo llorar y llorar.

Dulce: Él...

Ivan no la dejo decirlo, simplemente colocó su mano sobre la boca de su amiga.

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Fuera del hospital, las cosas no estaban tampoco para tirar cohetes ni mucho menos, Javier seguía en un banco sentado, lloviendo. Entre sus manos había una bufanda de lana.

Recuerdos


Mujer: Toma cariño, abrígate que hace mucho frío.

jJavier: Que si mama, tranquila.

Mujer: Mi niño... que ya es un hombre, y.. ni me doy cuenta, eres igualito que tu padre.

Javier se quedo en silenció y le dió un beso en la frente a su madre.

Javier: Anda mama.. que voy a llegar tarde.

Sonríe y se pone la bufanda que su madre le había tejido. Javier sale de casa para ir al instituto.

Javier se pone la bufanda que tenía entrelazada entre las manos y sonríe mientras que un mar de lagrimas se deslizan con delicadeza por su mejilla.

Javier: Te quiero mama...

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Para Sonsoles tampoco estaba todo tan bien... estaba sentada en la mesa, cenando. En la mesa habían colocados sus cubiertos, su plato, su vaso.. y frente a ella otros mas, con la comida también. Miró hacia la silla... vacía, como ella. No tenía a nadie.. hermanos, compañeros.. nadie la quería, ni si quiera sus compañeros la habían invitado a la fiesta de profesores.. nadie. Miró hacía su copa vacía, que inmediatamente llenó de vino, bebió... mas vino... Sonsoles empezó a ahogar sus penas en la bebida...

Después de un larga e intensa discusión, Izan termina dormido en uno de los sillones del local. Con el estado de animo que lleva, es imposible dejarlo escapar.

Olivia esta sentada en uno de los asientos del local. El cielo no para de liberar gotas de agua. El viento sigue soplando un aire frió, y a la vez helado. Los copos de nieve han desaparecido, aunque aun permanecen estables los pocos que hay en el asfalto de la carretera.

Las luces cambian constantemente de color. Parece que siguen el ritmo de la música. La mitad de los profesores parece que no quieren despegarse la pista de baile. Ha llegado el momento de bailar las típicas canciones antiguas.

Javier se levantó del banco, sacudiendo la cabeza, parece que la lluvia había parado de caer con fuerza. Echó una mirada al hospital y echó a andar.

Mientras tanto…

La soledad invade millones de almas perdidas que vagan por distintos lugares. Miles de lágrimas empiezan a derramarse. Son muchos los recuerdos que recorren la mente de Olivia. Son esos errores que hoy en día pasan factura. Esos errores insignificantes que han cambiado la vida de mucha gente. Esos errores que, con el paso del tiempo, se clavan en el corazón.

Olivia observa el cielo desde el exterior. La lluvia va disminuyendo, aunque el viento sigue soplando ese aliento helado. Lo mejor en esos momentos es sentarse cerca del fuego junto a la persona que más te importa en esta vida.

En leve sonido interrumpe el gran silencio. Una ambulancia se dirige a toda prisa en dirección contraria. Una dirección que Olivia conoce perfectamente: su casa. Olivia alcanza su teléfono móvil, preocupada. Lo más rápido que puede, marca el número de Javier, deseando con todas sus fuerzas que esa ambulancia no llegue hacia su casa.

Deambulaba por las calles, ni si quiera iba en dirección a casa de Olivia. En ese momento, le sonó el móvil,

Móvil sonando: 'Go, put your records on, tell me your favourite song'

Javier lo saca de su bolsillo y mira quién es.



Decide cogerlo.

Javier: ¿Q.. qué quieres Olivia?

Dice con la voz entrecortada.

Olivia respira hondo. Empieza a derramar una lágrima de felicidad.

Olivia: ¿Javier? ¿Estáis bien?

Suspirada aliviada. Por un memento pensaba que la vida de Javier y la de su hija corrian peligro.

Olivia: ¿Y Sara? ¿Dónde esta? Y… ¿Cómo esta?

Javier: Olivia... yo no estoy en casa, Sara sí o eso creo...

Dice con la voz apagada.

Olivia: ¡¿Que has dejado sola a mi hija?! ¡¿Pero como se te ocurre?!

Dice con un tono de enfado.

Javier: Yo no soy su padre, ella ya es mayor.. y yo.. necesito salir un poco a que me de el aire.

A pesar de que Olivia estuviera enfadada, Javier hablaba en un tono tranquilo.