Rol | Aulas - Finalizado

Jaime: ¡Eh si, pasa!

Jaime estaba sentado en una silla, en frente del ordenador y comiendo pizza.

-Juan abre la puerta y se sienta en la cama-

Juan: ¿Qué pasa tio? , ¿qué haces?

-Dice observando a Jaime-

Jaime: Pues aquí viendo una película.. a ti no te pregunto qué tal.. por que ya lo se..

Dice riendo, ya que les había escuchado.

Juan: ¿A qué te refieres? .. ahh ya..

-Juan suelta un risita-

Juan: No tengo la culpa de que tu hermana grite tanto..

-Rie-

Jaime ríe

Jaime: ¿Y donde esta ahora?

Juan: Ahora en la ducha.. esque hemos acabado sudando mucho..

-Rie-

Jaime: Normal..

Dice riendo.

Jaime: Bueno.. ¿y qué tal con ella?

Juan: Bien.. muy bien..

-Sonrie-

Jaime: Bueno.. cuídala bien eh.. que como la rompas el corazón.. te rompo a ti las piernas..

Ríe

Juan: Nunca haría eso..

-Rie-

Juan: Y no me tentes eh..

-Juan se levanta y le desborota el pelo , despues rie-

Jaime: Cheee quietecito...

Ríe

-Juan rie-

Juan: Anda te dejo , que ahora me toca ami ducharme

-Rie y sale de la habitación-

Pero.. Dulce seguía duchándose...

-Juan baja al baño y pega en la puerta-

Juan: ¡Dulce! , ¡que hay cola!

-Grita-

Entre el agua de la ducha y la música Dulce no escucha a Juan...

Juan: ¡¡¡Dulceee!!!

-Grita y pega en la puerta-

Dulce sigue sin escucharle.

Olivia sigue llorando en la habitación de su hija. Se le hace imposible borrar de su cabeza las ultimas palabras de Sara. Son como un puñal, o un débil cristal, que se clava en el frágil corazón de Olivia.

De pronto... reacciona al ver algo, que a ella, le alegro la vida en el pasado. Se emociona al ver unos zapatitos rosas de su hija. Unos zapatitos que llevaba de pequeña, pero que odiaba. En ese momento, Olivia deja la chaqueta de Sara encima de la cama, se acerca hacia los zapatitos, los agarra y... Empieza a recordar...

[cita=Recuerdos De Olivia]

Todo era silencio. Un reloj de péndulo rompía ese silencio infinito, que a la vez, marcaba las horas en esa casa acogedora. Pero no fue solo el reloj, quien rompió el silencio en ese instante, si no también el timbre del hogar, que hizo que Amapola, una anciana dulce y amable, saliera de una de las habitaciones que se apreciaba en ese pasillo.

Amapola, a paso ligero, se dirigió hacia la puerta hasta que al fin, logro abrirla.

Amapola: Justo a tiempo... Te estaba esperando.

Dice con una sonrisa, mientras que la mujer que había llamado al timbre, entra en la casa.

A Amapola le era imposible estar enfadada. Todos sus vecinos la consideraban, la mujer más simpática y amable de este planeta.

Amapola: Le he tenido que pedir a Ignacio, el del tercero, que vaya a por ellas...

Dice mientras intentaba llegar a la misma habitación de la que había salido. Le costaba, debido a que era una anciana con bastantes años. La mujer, la seguía.

Amapola: La verdad es que son preciosas.

Dice mientras agarra una caja rosa y se la da a esa mujer. En ella se podía leer:

"Para mi princesita, que no cambie nunca"[/i].

Olivia: Mama... Me encantan. Y seguro que a Sara le van a encantar.

Dice mientras derrama una lágrima.

Amapola: Así espero. Lo que me fastidiaría y mucho, seria morirme y no ver a mi nieta con esos zapatos. Como ya te dije unas semanas... yo misma mande a elegir el modelo, la forma, todo... Seria una gran disgusto que no le gustaran.

Olivia: Le van a encantar te lo aseguro...

Dice mientras mira la caja, se acerca a su madre y le da un beso a la mejilla mientras le susurra...

Olivia: Por mucho que subas... Por mucho que te alejes de nosotras... Ella y yo te llevaremos en el corazón... Mama.

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Por primera vez... Todos los familiares importantes estaban reunidos para celebrar el aniversario de Sara. La pequeña princesita cumplía 5 añitos. Cada vez era más grande. Todos estaban presentes en casa de Amapola, la madre de Olivia y abuela de Sara.

Olivia: ¡Cumpleaños Feliz... Cumpleaños Feliz... Te deseamos Sarita... Cumpleaños Feliz!

Dice mientras deja la tarta de fresa, la favorita de Sara, encima de la mesa con la vela del numero 5. Sara, toma aire, y... Sopla la vela pidiendo un deseo. Terminada esta acción, todos aplauden.

Todos los familiares, tios, hermanos, y demás, felicitan y besan a Sara. De pronto, aparece su abuela, aparece en el comedor, con la caja rosa que hacia unos días, enseño a Olivia.

Amapola: Toma cariño. Para que nunca te olvides de mi.

Sara, toda emocionada, coge la caja, la abre y... Su cara cambia completamente, de felicidad, a disgusto y enfado.

Sara: ¡¿Pero que es esto, Mama?! ¡No me gusta! Todas las niñas de mi clase tienen los nuevos zapatos de Eppy & Blas, y yo también los quería. Estos son asquerosos.

Dice mientras coge la caja y la lanza contra una pared.

Olivia: Sara, por favor... Estos zapatos los ha encargado tu abuela especialmente para ti. ¿No querias ser una princesa?

Sara: ¡Mama, ya tengo 5 años, soy mayor!

En ese momento, se oye un golpe. Todos se giran. No se lo pueden creer. Amapola, la madre de Olivia, había caído redonda, debido a una bajada de tensión. Intentaron salvarla, pero... fue tarde. Amapola murió de un paro cardíaco.

Olivia, empezó a llorar, cada vez más y más. Sabia que este momento iba a llegar. Unos meses atrás, le informaron de una enfermedad que parecía Amapola, que iba matando lentamente, hasta atacar al corazón. Olivia, continuaba llorando...[/cita]

Olivia vuelve en si, con lágrimas en los ojos. No puede olvidar ese momento.

Juan: Jooder...

-Juan resopla y sube otravez al cuarto de Jaime-

Juan: Tu hermana esta sorda..

Ríe

Jaime: Pues entra de golpe, ya verás como se espabila o si quieres.. entro yo.