Laura, sin misterios.

Canta todo sobre su pasión por la música y la interpretación.



Y gracias a ese empujoncito disfrutamos viéndola en Los misterios de Laura: “Cuando leí el guión, la personalidad de Lydia me maravilló. Y no me lo pensé”. Con tesón consiguió dotar a la policía de ese carácter seco que requería: “Ella es muy fría, hermética, con una vida personal prácticamente inexistente, y por eso se siente muy sola. Me encanta ponerme en su piel. Tiene una doble cara que la gente irá descubriendo poco a poco.



Del estupendo reparto que la acompaña en la serie, Laura destaca a la otra Laura, es decir, a María Pujalte: “Estoy encantada de trabajar con ella, tenía muchas ganas. Sin embargo, entre nuestros personajes no hay mucha química. Lydia no la soporta porque no entiende cómo con sus métodos de andar por casa obtiene buenos resultados, por eso la envidia”.




La detective no sólo ensombrece su trabajo, también su romance con Jacobo (Fernando Guillén Cuervo), que aunque se está divorciando de Laura, sigue manteniendo una relación muy estrecha con ella porque es la madre de sus hijos. Y claro, a Lydia no le hace gracia: “Está empeñada en que vuelva a surgir la pasión, aunque él no esté por la labor. Al final, la atracción será tan fuerte que seguirán juntos”.



A quien tampoco traga es a Cuevas (César Camino), el becario: “Para ella es un auténtico pesado. Está todo el día pidiéndole que le dé más trabajo, y encima, como se sienta a su lado, no se libra de él”. Sólo han grabado seis capítulos –acaba el 31 de agosto– pero “si la serie sigue enganchando seguro que habrá una segunda temporada”.



Y a pesar de las discrepancias con algunos de sus colegas en la ficción, juntos forman un equipo compenetrado que se ha ganado a la audiencia: “Me esperaba el éxito. Es divertida, para todas las edades y, para los más mayores, tiene el encanto de la nostalgia, pues recuerda a series como Colombo”. En las grabaciones hay muy buen ambiente, se ríen mucho y se quejan poco: “María hizo una secuencia vestida con ropa de primavera y estábamos en época de nevadas. Debajo llevaba varias camisetas térmicas. ¡Para que digan que los actores somos glamourosos!"



Laura Pamplona, aparte de resolver casos, tendrá que superar otra prueba: triunfar como cantante. Desde hace unos meses compone canciones junto a su marido, Pedro Barceló, batería de Joaquín Sabina. Cuando tuvieron nueve letras crearon el grupo Sweet Wasabi y ya han sacado un disco, Área de servicio.



Ellos mezclan amor y trabajo sin ningún problema: “No discutimos nada, incluso nos hemos enamorado más”. Y cree que la interpretación la ayuda en el escenario, donde entona temas pop, jazz y hasta éxitos de los Beatles. Si Los misterios de Laura es una serie nostálgica, su CD también está grabado a la antigua usanza “para que no haya diferencia en los directos”. Ahora, su reto es combinar ambas facetas: “Ser actriz me llena y con la música descubro cosas de mí”.



Laura logró gran popularidad gracias a sus papel de modeli divina en Aquí no hay quien viva, donde formaba un dúo genial con Malena Alterio.



No tuvo suerte con la serie de Cuatro 7 días al desnudo.



Interpretó a una enigmática doctora en Hospital Central.



También ha trabajado en el teatro. Lo último fue Salir del armario, con José Luis Gil.

Laura, sin misterios