LHDP - ROL Capítulo 16

La tercera temporada ha sido la más exitosa hasta el momento, cosechando gran número de páginas en los cinco capítulos que la componen y siendo el caso Z-105 y las tramas planteadas éxito en la crítica de roleros y el público.
Ahora inicia el C16, el primer capítulo de la nueva tanda de episodios, que será, sin duda alguna, la más impresionante que se vivirá en el ROL. Las tramas principales de este capítulo han permanecido encerradas bajo llave durante un mes, y es el capítulo con los secretos mejor guardados hasta la fecha.
Tienen a su disposición dos páginas extra además de este post principal y el anuncio.
•Resúmenes
•El Despacho de Don Lorenzo
•REGLAS•
- No interrumpir el juego con comentarios que deban ser tratados en el anuncio. De interrumpirlo, habrá de editar inmediatamente.
-Para adquirir un secundario, se ha de elevar una petición a la cúpula directiva. Sin embargo, obtener un secundario es muy complicado, ya que por lo general suelen estar vinculados al caso que se trata salvo alguna excepción.
- No se pueden alterar bruscamente las tramas generales de la historia ni aquellas que incumben a determinados personajes sin la aprobación de su propietario.
- ELENCO -
• (Paco Miranda) >>Mayyy
• (Lola Castro)>>Martinyfelix
• (Mariano Moreno)>>Bryan-Derek
• (Lucas Fernández)>>Lukesita
• (Sara Miranda)>>Beuka
• (Gonzalo Montoya)>>Sara_93
• (Silvia Castro)>>Meli-esdm
• (Aitor Carrasco)>>Rubén16
• (Félix Montejo)>>Avataryl
• (Monsieur De Gaulle)>>Sauker
• (Marina Salgado)>>Meli-esdm
• (Blackman)>>Lyonel_19
• (Doña Concha)>>Lukesita
• (José Luis Povedilla)>>Martinyfelix
• (Rita Peláez)>>Sara_93
• (Kike Gallardo)>>Bryan-Derek
• (Nelson Amadú)>>Scarface
• (Carlota Fernández)>>Xispi_lhdp
• (Don Lorenzo Castro)>>Avataryl
- CON LA COLABORACIÓN ESPECIAL DE -
• (Rasputín Verenguer)>>Sauker
• (Álvaro D´Alvade)>>Avataryl
• (Agostino Baladamenti)>>Martinyfelix
• (Antonio Decoco)>>Rubén16
• (Camilla Margaretti)>>Meli-esdm
• (Sr. Crisantos)>>Bryan-Derek
- INTERVIENEN -
• (Los Guiñoles)>>Sauker
-Sandra/El ente
-Fructuoso "Fiti" Bragueta
• (Bruce Willis)>>Avataryl
• (El Químico)>>Bryan-Derek
• (Claude & Charlotte)>>Sauker
• (Felipa)>>Martinyfelix
• (Patricia)>>Sara_93
• (Arcadio Claus)>>Sauker
1er anuncio, realizado por Sauker:
2º anuncio, realizado por Avataryl.
3er anuncio, realizado por Sauker:
4º anuncio, realizado por Avataryl:
SINOPSIS
Ha transcurrido una semana desde el fatídico desenlace del caso Z-105, y los agentes de San Antonio se preparan con cierta reticencia para una ceremonia que preferirían que no se celebrase. Desearían olvidar lo antes posible todo el daño que los Sombrereros les han causado.
Don Lorenzo Castro, definitivamente recuperado de su enajenación mental, volverá a San Antonio para tomar las riendas de la comisaría.
Paco se ha desprendido de la responsabilidad del comisariato, pero aún tiene muchas cosas en las que pensar. La escena del bosque aún le atormenta, y la experiencia tan cercana a la muerte que ha vivido le obligará a replantearse su vida. Para empezar, intentará recuperar a Lola.
Félix también se reconcome por dentro. Algo que sucedió durante el operativo en los laboratorios le ha perseguido desde entonces y le impide conciliar el sueño. Lola, que ya se ha recuperado de la gripe A, retomará los planes de la boda, que cada vez está más cerca. Y el psicólogo pronto recibirá una visita inesperada...
De Gaulle y Salgado viven con pasión los primeros días de su vida conyugal. Pero la felicidad se esfumará súbitamente cuando vuelvan a San Antonio, donde los padres del francés estarán esperando para incordiar todo lo posible a la pareja.
Silvia permanece conmocionada por lo que le sucedió a Aitor. Sus sentimientos hacia el becario por fin han aflorado, pero parece que es demasiado tarde. Para más inri, Montoya reaparecerá en comisaría tras un tiempo ausente.
Por otra parte, el terror seguirá floreciendo en la casa de Rasputín. El doctor y Fiti tomarán todas las medidas necesarias para evitar ser atacados por Sandra, cuya posesión diabólica parece haber llegado a su cénit, y, por supuesto, intentarán que vuelva en sí. A ratos, Sandra es muy recatada, pero el espíritu que en ella alberga ha resultado ser un temible acosador y, cuando se manifiesta, las inhibiciones de la chica se desvanecen y despierta la lascivia que esconde bajo sus encajes.
El periódico El Observador se hace eco de una impactante noticia. Han amenazado de muerte a Álvaro D'Alvade, el famoso tenor italiano que se halla de gira y próximamente actuará en la ópera de París...

El tenor italiano se volvió hacia la puerta al escuchar la voz de su amigo y empalideció notablemente al descubrirle bañado en sangre.
-Ma che cosa è successitto, signore Crisantos? Vecchio amico, mi dica, che cosa hanno fatto a ti? -Preguntó D'Alvade en un tono fraternal, arrodillándose junto al religioso. Este, entre temblores, no cesaba de señalar su propia habitación, por lo que el tenor se incorporó y, tras dirigirle a su amigo una mirada que rebosaba preocupación, se adentró en el cuarto sumido en la penumbra.
Unos segundos después, el célebre tenor italiano volvió al pasillo y se abrió paso entre los presentes, para vomitar violentamente en mitad del rellano.

El psicólogo presenció con los ojos desmesuradamente abiertos la aparición del señor Crisantos, y enseguida se aproximó a él para consolarle. Buscó en sus bolsillos un paquete de pañuelos e inmediatamente, con notable elegancia, extrajo uno.
-Cálmese, perfecto buen hombre -Le dijo en un tono cansado, mientras arrastraba el pañuelo por el cuerpo del hombre y le retiraba la sangre-. Sea lo que sea lo que hay hay dentro, no creo que sea para tanto... -Le dijo, mientras sutilmente, como el que no quiere la cosa, le tendía una tarjeta con la dirección de su consulta, en lo que no había puesto los pies en más de 3 años.
Después, turbado, el psicólogo dirigió la mirada hacia el interior de la habitación, envuelta en tinieblas.

En el parqué se podían distinguir huellas de sangre, debido a la precipitada salida de Crisantos al pasillo.
El matrimonio caminaba lentamente en dirección al corazón de la habitación.
Parecía no haber nada ni nadie que supusiera una amenaza.
Cuando se asomaron a la cama, lo comprendieron.
Monsieur De Gaulle
¡¿Qué es egso?!
¡¿QUÉ ES EGSO?!
¡¡Que asco... pog favog...!!-dejó caer la lámpara, que haciéndose añicos, hizo dar un salto a la comandante Salgado.
Ambos se taparon la nariz y la boca, y contemplaron aquella abominación.
SPOILER (puntero encima para mostrar)UNA CABEZA DE CABALLO ENTRE LAS SÁBANAS
¿Pego qué demognios está pasangdo?-balbuceó De Gaulle, sin entender qué alcance había tomado el caso al que se enfrentaban.

Sr. Crisantos
-Yo....yo...justo cuando termine de rezar, me metí en la cama...y palpe algo... claro yo...al extender las sábanas pues... descubrí esa cabeza de caballo ensangrentada...es.....es horrible...¿Qué mente retorcida puede llegar a hacer algo así?...
Nuevamente se hecho a llorar y se fue a los brazos de su amigo Álvaro D´alvade

El becario observó la escena sin articular palabra y a continuación siguiendo los pasos de De Gaulle y Marina , se interna en la habitación hasta situarse frente a la cama , donde estaba situada la cabeza de un caballo - Diooss - Instantaneamente el becario se llevo el puño a la boca - Que coño hace esto aqui?... - Pregunto al inspector que se hallaba a su lado - Está claro que sea quien sea... , no le gustan los caballos... - Exclama levantando ligeramente el pie , descubriendo su zapato manchado de una sustancia grisacea - Brgg , no me jodas...

El tenor italiano no se había repuesto del gran impacto que había supuesto encontrarse con la horrible testa del animal sobre un charco de sangre, y aún se secaba con una mano los restos de vomito de la comisura de los labios, avergonzado, cuando el señor Crisantos le abrazó desconsoladamente.
-Calmati, signore Crisantos, tutto è passato. Questo non significatto nulla... Non si preoccupi. Trovaremo a chi ha fatto questo. Aunche più che èsto di essere solo une bromma... -Consoló a su amigo con la mirada vacía de sentimientos en todo momento, tras lo cual, sosteniéndole, le ayudó a alejarse de la puerta de la habitación- Tranquillo... peddiremo a qualcuno che limpie qesto.

El comisario, que, desde que el señor Crisantos abandonara su habitación ensangrentado, había fingido ser un huesped más para no despegar sospechas -ya que, estando vestido como iba vestido, todo el mundo estaba pendiente de él-, reaccionó finalmente cuando tanto el religioso como Álvaro D'Alvade comenzaron a alejarse.
-¡Oiga, señora! ¡Debe llamar a la policía y denunciar esto! -Le aconsejó don Lorenzo, pero el señor Crisantos hizo un ademán indescifrable y D'Alvade, al identificar la voz del comisario, aumentó la velocidad, llegando prácticamente a arrastrar al religioso. Bufando, don Lorenzo retrocedió y se internó en la mentada habitación e inmediatamente se vio obligado a taparse la nariz con los cuellos de su floreada camisa para rehuir el pestilente olor que emanaba la cabeza de caballo. Sin embargo, al acercarse a De Gaulle y descubrir que el francés era capaz de soportar el olor, el comisario soltó la camisa y se aseguró de respirar por la boca. Se situó junto a Marina Salgado, cruzado de brazos- ¿Tienen alguna sospecha de quién ha podido ser el responsable? -Inquirió don Lorenzo, mientras, involuntariamente, recorría a la comandante con la mirada.

De inmediato, agarra a la comandante del brazo y la coloca a su derecha, alejándola del aliento del comisario.
Tras un par de bufidos, niega con la cabeza.
Monsieur De Gaulle
Tgrabajé vagios agños en el depagtamengto de antimagfia o cgrimen ogganisago-aclaró con rapidez- en la Integpol.
Cgreo que puegde tgratagse de algún tigpo de mensagje sisiliagno.
Los anigmales muegtos no son un gegaglo, Logenso, son una advegtengsia-miró de reojo a D´Alvade y Crisantos, sin querer que ninguno de ambos se enteraran.
Agquí está pasangdo alggo y no... ¿nos estagmos entegangdo de la migsa la mitag?
¿Se digse agsí, no?-intercambió serias miradas con el comisario.

-Correcto, se dice así -Responde secamente, observando con recelo la trayectoria que descibre Salgado alrededor del francés. Aunque por otra parte, agradece el movimiento, ya que por fin le permitirá concentrarse-. Y, disculpe que se lo diga, De Gaulle, pero yo también he visto 'El Padrino'... -Masculla, arrastrando las palabras- Cualquiera podría deducir lo mismo que usted. Está claro que es una especie de advertencia. La pregunta más importante ahora mismo es: ¿es el autor de esta amenaza el mismo que envió el anónimo a D'Alvade? -Inquirió, empeñándose en mostrarse cooperativo y en extraer las conclusiones de los demás a pesar de que al final fuese a hacer lo que le viniera en gana.

Agarra a Salgado de la cintura, pues le daba la sensación de que el comisario estaba interesado en su mujer, y eso no le hacía ninguna gracia.
Monsieur De Gaulle
¿"El Padgrigno"?
Siengto desepsionagle, pego Coppogla no es de mis digectoges pgrefegigdos, pgresisamengte-mintió en vano, ya que Salgado le dedicó una mirada cargada de confusión.
Cogmo le degsía, en el depagtamengto de antimagfia de la Integpol he hegcho fgrengte a amenagsas cogmo esta.
No sé si se tgragta del acosadog de D´Alvagde, pego ambos están estgrechamengte gelasionagdos y nada de esto me pagese una coinsidengsia.
¿Dos amiggos que adegmás de seg extgremadamengte geliogsos y que van a deambulag pog el posigble essenagio de un cgrimen dugangte el estgreno de la obgra son amenasagdos y son distingtos cagsos?
No-negó con la cabeza.
Es más, digía que el acosadog no tiegne mugcho alcangse.
Ambas amenagsas se han pgrodusigdo en un kilómegtgro a la gedongda: una llamagda a la cagsa de D´Alvagde una caglle más abagjo y ahoga una cabegsa de cabagllo en el hogtel en el que pgresisamengte él se hospegda, en el dogmitogio de Cgrisangtos.
Un pogco gago, ¿no cgree?
¿No podgría habeg puesto la cabegsa de cabagllo en la cagsa de Cgrisangtos, legjos de Fgransia... sin que nosotgros sospechágamos ni tan siquiega que se tgragta del mismo culpagble?
Clago que es el mismo acosadog-contempló la cama encharcada de sangre.
Y lo peog es que no está hasiengdo nagda paga ocultaglo.

El comisario, aún cruzado de brazos, asintió reacio ante las palabras del francés: él había llegado a la misma conclusión. Y así lo hizo saber:
-He llegado a la misma conclusión -Sentenció. Dirigió entonces unos ojos involuntariamente lascivos a Marina Salgado, pero descendió la mirada al comprender que De Gaulle había reparado en ello. La comandante parecía demasiado ocupada observando ensimismada la cabeza de caballo como para compartir sus propias conclusiones-. Por otro lado... -Dijo el comisario, aclarándose la garganta y avanzando un pie, y después el otro, hacia la mutilada cabeza de caballo- Es evidente que este... este escarnio -Dijo tras una pausa, con la certeza de haber empleado la palabra más acertada- ha soprendido profundamente al señor Crisantos. Sin embargo, cuando hace un momento le he sugerido que lo denuncie a la policía, se ha mostrado... bastante indispuesto. Recordarán que D'Alvade actuó de la misma forma, negándose a tomar represalias después de recibir la llamada; y esto refuerza la posibilidad de que estos hombres, ambos muy pudientes, puedan estar siendo coaccionados por la mafia. Creo... que ha llegado el momento de pasar a la acción y descubrir qué nos oculta el señor D'Alvade, ¿no creen? -Preguntó, intercambiando una mirada con el resto del alto mando de la comisaría, deseoso de que concordaran con su propuesta, ya que además este plan facilitaría su acceso al tenor y de este modo conseguiría finalmente su autógrafo.
Y por mucho que De Gaulle y Salgado se negaran, ¡el comisario de San Antonio ya había tomado una decisión!

Escucha las conjeturas de ambos superiores y alterna la mirada entre ellos , a medida que las teorias se sucedian el becario hacía enormes esfuerzos por no perderse , finalmente cuando De Gaulle y Don Lorenzo terminan de demostrar quien de los dos tenía mas instinto policial , el becario permanece en silencio unos segundos - Mmm , si , to... totalmente de acuerdo con ustedes , si señor - Exclama a locas antes de darse la vuelta y quitarse del zapato los restos de organo del animal , empleando para ello , la mesita de noche que había junto a la cama - Entonces... , el sospechoso... lo más seguro esque esté entre el reparto de actores o empleados que trabajan en la obra , o... incluso sea algún huesped que se aloje en este Hotel , no? - Pregunta volviendo al lugar donde se encontraba antes
Antonio Decoco:
Llevado por la curiosidad y el revuelo que se había montado en simples segundos alrededor de aquella habitación , decide probar su estomago y entrar - deve vedere... Tanti polmoni per cantare le note e poi avere paura per niente... - Susurra el limpiador a medida que cruza el pasillo , hasta que vislumbra la cama manchada de sangre y la cabeza del caballo que reposaba plácidamente sobre ella - Ou... - Decoco reprime varias arcadas , pero intenta fingir que puede aguantar el ambiente tan viciado de allí dentro - An... andare , devono... chiamata a repulire tutto questo , emm , fa... faro devere che questo e il signor D´Alvade- Se inventa sobre la marcha y sale de allí a toda prisa , en busca de una bocanada de aire limpio
( hay que ver... tanto pulmón para entonar las notas y se asustan por nada... // vaya... , habrá que llamar para que limpien todo esto , emm , vo... voy a ver que tal se encuentra el señor D´Alvade )

El comisario dio un respingo al escuchar la observación de Aitor, una posibilidad tan evidente, tan obvia y tan lógica... y en la que sin embargo nadie había reparado hasta ahora.
-Eso que ha dicho es muy arriesgada, Carrasco: nos convierte en sospechosos tanto a usted como a mí -Murmuró Don Lorenzo, permitiéndose no obstante sentirse orgulloso de Aitor y olvidando la afrenta que había perpetrado aquella mañana contra la dignididad del comisario. Don Lorenzo permaneció un rato pensativo, inclinándose en una ocasión sobre la cabeza del caballo, tan cerca como su olfato le permitió- Carrasco, ¿puede ir a sacar a mi hija... a Silvia, de la cama, y traerla? Necesitamos tomar algunas pruebas de esta sangre antes de que se lleven la cabeza.

Escucha al comisario y no puede evitar comenzar a toser estrepitosamente durante varios segundos - Que?? , a... a la habitación de Silvia? , a... ahora? - Pregunta recuperando poco a poco la compostura , al principio piensa en negarse , pero finalmente asiente con la cabeza - De... de acuerdo , vo... voy a buscarla y... y eso , a sus ordenes - Realiza el saludo militar y sale de la habitación dirigiendose a estancia de la Inspectora , una vez llega , empieza a tocar con los nudillos en la dura puerta de marmol - Ser... servicio de habitaciones!! - Exclama elevando la voz

Aquella noche no había acabado.
Hacía escasos segundos, el doctor, Charlotte y Fiti habían abandonado el dormitorio de Sandra.
Y apenas unos segundos después, tras dos débiles gemidos y un par de gritos, Claude abandonó el dormitorio de la chica, despeinado, sujetando un cenicero cargado de cigarrillos post-coito y con los pantalones por los tobillos.
Charlotte
Hombgre, pog lo megnos con esta no te molestas en quedag cogmo un hombgre.
Sumangdo los polvos que he echago con mi magigdo a lo laggo de 40 agños obtendgría dos minugtos, uno paga quedagme embagasagda de mi higjo y el otgro de sus dos hegmagnas-rió con Fiti, quien, orgulloso de su labor, rodeó con el brazo la cintura de la madre de De Gaulle.
En la habitación, Sandra reía, curiosamente, por satisfacción, y no dejaba de relamerse los labios y rezar en latín a Lucifer.
¿Qué has pgrepagagdo de segna, Gasputín?
Rasputín Verenguer
¿¡Pero es qué os da igual, leche!?
¿No os importa Sandra?-ninguno respondió.
¡No puedo seguir viviendo como si tal cosa con las voces de esa chica ahí dentro!
El doctor corrió hacia el dormitorio, abrió la puerta y gritó:
¡Cállate, coño!
Ahora sí-sonrió satisfecho al quedar Sandra en silencio.
De repente, un estruendo estuvo a punto de hacerles reventar los tímpanos.
Los cuatro cayeron sobre el frío parqué oscuro de la 2ª planta, y se lamentaron de dolor, ya que todos ellos, tenían una edad...
Tras un par de risas diabólicas, volvió a hacerse el silencio.
¿¡Qué es ese ruido!?-volvió a abrir la puerta de la habitación.
Oh, señor...
SPOILER (puntero encima para mostrar)SANDRA HABÍA ESCAPADO
La ventana estaba rota en mil pedazos, y las cortinas sobrevolaban el nido vacío de la chica poseída.
Todos corrieron a asomarse por la ventana.
Por el camino, Fiti dio un par de palmadas a Charlotte en el trasero, quien, complacida, fue la primera en asomarse.
Sorprendentemente, Sandra corría a toda prisa por el jardín.
¡Fiti, se escapa!-lloriqueó Rasputín desconsolado.
¡Qué alguien la detenga!
Nadie se movía, y se limitaban a ver como Sandra huía a toda prisa.
Tras varios instantes, Rasputín tiró de ellos, y con dificultades, corrió junto con los demás hacia las escaleras.
Las toses y jadeos de Rasputín ponían de los nervios a sus acompañantes, quienes le tomaron la delantera enseguida.
El doctor sabía que Sandra iba a saltar la verja.
¡Vamos, a mi coche!
¡No hay tiempo que perder!
Doblar las gamuzas de uno en uno y colocarlas en el umbral de la puerta-sugirió con amabilidad mientras corría hacia el automóvil.
Claude
¡Sangto demognio!
¡¿Pego egso ha pasagdo algugna ves la ITV?!-montó en la parte trasera junto con Charlotte, mientras que Fiti montó en el sillón de copiloto.
Rasputín introdujo la llave y la giró.
El coche no arrancaba, ni siquiera hacía el intento.
Todos intercambiaron miradas con los ojos entreabiertos.
Tras varias intentonas, el motor salió ardiendo.
Rasputín Verenguer
¡¡¡Vamos a morir!!!
¡¡¡¡VAMOS A MORIR!!!!-gritaba a la vez que Fiti, Claude y Charlotte golpeaban los cristales con objeto de poder escapar.

-Además -Añadió el comisario, que caminaba pensativo y con los brazos cruzados por la habitación, cuando Aitor abandonó la estancia-, para haber accedido primero al hotel y luego a esta habitación, quien quiera que haya dejado este escarnio -Dijo, repitiendo la palabra esta vez sin ninguna duda- aquí necesitaba una de estas tarjetas -Recordó, mostrando la suya a De Gaulle y Salgado, a esta última mientras le guiñaba un ojo torpemente-. Un momento... -Dijo acto seguido, iluminándoselo el rostro- ¡Estos cacharros son electrónicos! -Exclamó, sacudiendo la tarjeta en dirección al inspector y la comandante- ¡Seguro que en la recepción del hotel tienen un registro de qué tarjetas abren cada habitación y cuándo! ¡Debemos ir a preguntar!

Monsieur De Gaulle
Se me olvidagba, Logenso.
La madgre de Migangda quiege hablag con usteg sobgre un tegma pegsonal muy impogtangte, me digjo que estagba buscángdole, así que no hagga plagnes, nesesigta su... consegjo-sonrió.
A veg si tiegnes suegte, Congcha, y te da 30 sentímetgros de consegjo-se burló por lo bajo, aunque el comisario podría haberle escuchado perfectamente.

El comisario, que aún no había dispuesto de tiempo para preguntarse qué diantres hacía la madre de Paco allí, asintió sin más, y capitaneó la marcha por el pasillo en dirección a los ascensores.
-Montejo -Dijo, y el interpelado giró bruscamente el cuello, primero a la derecha, y después, tras comprobar que tenía un mal ángulo de la persona que le había llamado, hacia la izquierda-: no deje que entre nadie más en esa habitación y espere aquí hasta que vuelvan Carrasco y la inspectora Castro. Y ya sabe, ¡nada de gansadas! -El comisario, consciente de que no había tiempo que perder, había hablado sin detenerse, por lo que pronunció las últimas palabras mientras la compuerta del ascensor se cerraba con ellos dentro. Varios segundos después, irrumpieron en la recepción del hotel, y don Lorenzo avanzó y se apoyó con urgencia en la barra que separaba a los clientes de los dependientes- Oiga -Dijo a una mujer, alargando la mano para agarrarla educadamente-, necesitamos acceder a la base de datos de su hotel.

Una vez allí, intenta cubrirse tras la espalda del comisario, quien tras notar el cuerpo del francés rozándole, se gira y le mira de arriba abajo.
De Gaulle mira el techo, y cuando el comisario pregunta a la recepcionista, ridículamente escondido, sonríe:
Monsieur De Gaulle
Degse pgrisa, meglusa.
¿Le he digcho ya que el segvisio de este hogtel es una sobegagna pogquegía?
Hagga justigsia a las estgrellas de la puegta y degle al comissa... al... caballego lo que pigde.
Díggame, ¿ha venigdo algún famosigllo acompañagdo de fulagna últimamengte...?
¿Algún ministgro?-soltó un par de carcajadas.
Es vital paga nuestgra investiga... paga...
¡Sagque ya los fichegos, cogño!

La recepcionista se había negado totalmente a concederles aquella petición, argumentando que la información que solicitaban era confidencial y reclamando la desesperación del comisario. El cual, no obstante, se había enfrentado a muchas situaciones similares a este, y ya sabía desenvolverse con cierta diligencia.
-Madame -Comenzó don Lorenzo, enarcando las cejas e ignorando los sibilinos comentarios de De Gaulle, al que de vez en cuando golpeaba con la suela de sus zapatos ordenándole que se callara-: ¿ha oído el grito de antes? En la habitación de uno de sus clientes ha aparecido la cabeza cercenada de un caballo -La informó, tras meditar durante algunos segundos si sería prudente difundir la noticia. Finalmente había concluído que, siendo la susodicha empleada del hotel, no corría ningún riesgo-. La policía no tardará en llegar. Y nosotros podemos ayudarle a salvar la reputación de este establecimiento. Por favor, denos la información que necesitamos y le prometo que nos lo agradecerá. ¿Qué tarjetas se han utilizado hoy para entrar en la habitación del señor Crisantos?
La dependienta de la recepción se mordió el labio durante algunos instantes, pensativa. Finalmente, con un atisbo de arrepentimiento en la mirada, accedió y comenzó a teclear frente a su ordenador. Tras algunos segundos, y con un deje de duda, comenzó a decir:
-A lo largo del día, se ha accedido en dos ocasiones a la habitación que actualmente ocupa el señor Crisantos. La segunda vez, hace apenas un cuarto de hora, se hizo con la tarjeta de...
SPOILER (puntero encima para mostrar)... el propio SEÑOR CRISANTOS
; y la primera, hace unos 45 minutos -Prosiguió, acercando las gafas a la pantalla del ordenador- con la tarjeta de...
SPOILER (puntero encima para mostrar)-Dijo extrañada, y alzó la mirada hacia don Lorenzo y su séquito, confiando en encontrar una explicación en sus caras.... el señor FÉLIX MONTEJO. ¿Eh?