LHDP - ROL Capítulo 15 [El Desenlace]

Monsieur De Gaulle

Yo sengtí que se me iba el alma... cuangdo tu entgrabas pog la puegta-entona emocionado mientras sale de la ducha con su albornoz.
¡Pego yo la pegdíaa... pogque a ti te pegtenesíaaa!-cantaba a un nivel de voz altísimo.
Sentí que que se me engagotaban los degdos de los pies....
¡SENGTÍ...!
¡Qué mi dulse agognía amogosa... ¡¡me agebataba la vigda!!!
¡Tu jodigo amog... me destgrosó pog dengtgro...!
¡La fugsia de tu madgre me agastgró como a un peggo!
¡Y yo nesesigto echag un casquegte... angtes de que una cualquiega me diggaa... tegmina, paga y vegte!

Termina de vestirse, asombrado ante su canción improvisada y demencial.
Se pasa el peine por su inmaculado pelo negro, retocando el flequillo, y se dispone a ir a comisaría.

Paco se hallaba en la sala principal de la comisaría tras haber salido de la penitenciaría de Colmenar, en la cual había sido recluido hace un tiempo. Su aspecto no era precisamente reconfortador, tenía magulladuras en gran parte de su cuerpo y su barba era prominente. Aún así, el gesto de felicidad que irradiaba compensaba el estado físico irregular de Paco, dado que moralmente estaba por las nubes. Félix había sido el encargado de trasladarle a la comisaría y declarar su vuelta a los cuatro vientos, tras lo que le dijo en voz baja...

Paco: Félix, Félix, coño (dijo, haciendo un gesto con las manos, bajándolas rápidamente una y otra vez, como diciendo mediante señas que bajara el volumen de su voz), no hace falta que me presente aquí tampoco, ni-ni que fuera un actor famoso, leche, que-que a lo mejor algunos están con tareas importantes y-y les distrae inoportunamente. (acto seguido, sonrió a la gente de su alrededor y saludó con la mano a aquellos a quien estaban observándole en ese momento)

En ese momento se le acercó Aitor y le saludó, muy alegre de verle de vuelta. Paco le devolvió el saludo y ante sus palabras de que él volvería a ser el comisario le contestó:

Paco: No... no-no hace falta que exageres, Aitor, hombre, que he regresado ahora de la cárcel como quien dice (soltó una breve risotada y le sonrió, en aquel momento estaba feliz de regresar a la rutina, feliz de haber salido de la cárcel, feliz de ver a los suyos)

Aitor se alejó tras realizarle el saludo militar a Paco, y justo en ese momento iba a dirigirse a Félix de nuevo cuando vislumbró a Povedilla, que lo observaba con un gesto entre incredulidad y felicidad. Paco decidió ir hacia él a saludarle en condiciones, estrechándole fuertemente la mano una vez se hubo acercado a él

Paco: Povedilla, Povedilla, ¿qué pasa, hombre, que te has quedao ahí mudo? (le dijo, en plan broma, para a continuación reirse) Bueno, como... ¿cómo va todo, Povedilla? Y... ya sabes, en... vamos, por aquí, en estos muros, en esta comisaría, e-en este ámbito, l-luego claro, estaría el ámbito de la vida personal y todo esto pe-pero claro, no... ahí ya no me meto porque claro, esas cosas son privadas y... y bueno, el... el caso este de... vamos, este que ha hecho que acabara en la cárcel pos... es-es más importante (llevaba tanto tiempo sin participar en las actividades de la comisaría, que hasta se le había olvidado como se llamaba el caso que les tenía en jaque...)

Continúa canturreando mientras pasa por la entrada de la comisaría y se quita los guantes de piel que vestían sus manos sujetando el maletín como buenamente podía.
De repente, ve a Paco en mitad del vestíbulo.

Monsieur De Gaulle

Vagya, ya ha llegago el conquistadog-murmura quejoso dirigiendo una mirada al despacho de comisario vacío, por ahora.
Menugo futugo le espega a esta comisagía con el comisagio en pagadego desconosigo y este megluso cologsal al mangdo-se susurra pasando tras el bullicio.
Bonjour, Migangda-le saluda finalmente de mala gana.
Paga habeg pasago un tiempesigto a la sombgra lo veo muy entego-dice mirándole de arriba abajo.

FÉLIX:

El psicólogo observa de brazos cruzados el desfile de vítores y recibimientos que un surtido de agentes le hacen a Paco, asintiendo puntualmente con la cabeza en señal de satisfacción. Cuando De Gaulle aparece en escena, el rostro de Félix se desfigura notablemente.

-En fin, Miranda, me alegro de que haya vuelto -Asegura con urgencia, asestando una serie de palmadas en la espalda del comisario en funciones-. Confío... en que nos veamos pronto. Adiós -Se despide escuetamente, y desaparece a toda prisa de la entrada de la comisaría en cuanto el francés llega a la altura de Paco.

Mira de refilón a Félix, y por ello se aparta unos pasos.

Monsieur De Gaulle

Buegno, magcho a mi despagcho...
Te tengo que entgregag, Migangda, el infogme de un cagso...
Un pgrosenegta que aposta fulagnas pog togas pagtes y las extogsiona, qué no me extgraña-alza el volúmen para que le oiga Félix.
Ya hay fugsias pog togas pagtes, y este baggio está llenigto, de veingte, tgreingta, cuagengta, y a las puegtas de los sincuengta.
Le dagé un consejo-pone una mano sobre el hombro de Paco- no se degje embaucag pog ningugna de egllas, no hagga lo que otgros-mira a Félix consciente de que el psicólogo entiende sus indirectas.
Au revoir.

Camina hacia su despacho y pega un portazo.

Kike:

Después de horas aprendiendo tareas del hogar, se fue un poco a estirar las piernas ya que estaba agarrotado....minutos después se fue a cafetería y allí se sentó un rato con una taza de café y unos deliciosos donuts de chocolate montado, era momento de relajarse mientras tanto....y así intentaba también darle esquinazo a De Gaulle, aunque sabía que no sería nada fácil.

Planta los codos frente al escritorio estudiando el dossier del caso Z-105.
Realiza unas llamandas a los juzgados, recibiendo largas de Eloisa, la asistente personal de Luis De la Torre, quien se había negado a mantener una conversación telefónica con el francés pese a representar a la mismísima Interpol, también a la comandante Salgado del CNI, y por supuesto a la comisaría...
Sale fuera, y ve a Kike desayunar.
Sonríe.

Monsieur De Gaulle

Vagya, usteg aquí.
Le he dejago una copia de la llagve de mi cagsa en su taquiglla, angda tiga y dagle un gepasigto como quedagmos, ¿eh, Gallagdo?-preguntó dándole una palmadita en el hombro.
¿Te has estudiago ya el manual paga la jagdinegía?
¿Fásil, eh? Clago, si egso se lo ventilagba usteg en dos patagas-se cruza de brazos.

DE EMPRESARIO A PARADO

Como un perrillo apaleado

Después de varios días metida de lleno en mi investigación, traigo nueva información. Esta vez voy a dar un poco de tegua a la comisaría de ineptos, pero que no se confíen.
Bueno a lo que iba. Me pasé hace escasos días por los laboratorios Dañino, y fui ha hacerle una visita al individuo, Dioniso Dañino. No fue muy difícil sacarle información, pues no cuenta con empleados inteligentes.
Tenía el despacho demasiado recogido, en un principio pensé que podría estar haciendo meritos para convertirse en chacha real, pero descarté esa opción al comprender que era un puesto demasiado alto para alguien de su calaña.
Le hice varias preguntas, mantuvimos una conversación, en la que no pudimos evitar nombrar a los inútiles, que se hacen llamar, a ellos mismos, agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado. Estuvimos de acuerdo en eso, pero nada mas, pues el muy cretino se creería importante. Entonces fue cuando un baboso, reveló algo muy interesante. Tras varios intercambios de comentarios con el ex director Dañino, salí del despacho, y con mi gran habilidad me hice con los números de todos los empleados de los laboratorios. Llegué a contactar, con el científico jefe de los laboratorios, el cual me corroboró la información, que obtuve horas antes. Si el director (ahora ex), es un incompetente nato, el científico es tonto. Como lo leen, tonto, pero fiable.
Llegamos al meollo de la cuestión, aunque he ido dejando pistas a lo largo del artículo.
Señores y señoras, adorables fans, he de deciros que Dionisio Dañino, ha perdido todo cuanto quería. Sí, los laboratorios Dañino han sido comprados, aun no tengo la información de quien ha sido, pero dad por hecho que la tendré.
Mientras escribía el artículo, se me ha ocurrido hablar con la abogada de los laboratorios, pero no saqué nada, porque la picapleitos era disminuida mental, así que decidí desistir. Esto no lo hago con cualquiera, pero soy humana y tengo corazón, y con los enfermos mentales no me suelo meter, no vaya a ser que me peguen la tontería.
Y hasta aquí, el nuevo artículo.


Sofía Guerra, periodista, EL OBSERVADOR

Kike:

Ve como se acerca De Gaulle...

-Mierda...¿Es el...? joder no....em....rápidamente se levanta y deja de balbucear ho...¡¡¡¡Hola!!!!, si si...., deme usted las llaves que yo ya lo hago todo jejejeje Coje las llaves al mismo tiempo que se levanta de la silla y le habla, bueno, pues voy y le hago ya un poco de trabajo y regreso, ha....¡hasta luego!

Paco se encontraba dirigiéndole unas palabras a Povedilla, cuando, justo después de haberle hablado, llegó De Gaulle a su encuentro y le saludó, con cierto ápice de resentimiento hacia él. Después, Félix se despidió de Paco rápidamente y este pensó en su cabeza que con toda probabilidad vería a Félix más pronto de lo que incluso él se pudiese figurar, dado su carácter alocado, en el que siempre adoptaba actitudes peligrosas para la seguridad de los policías... Acto seguido, De Gaulle llevó a Paco a su despacho. No parecía de buen humor, y Paco se lo notó pero para evitar problemas con él, decidió que intentaría no llevarle la contraria. Una vez en el despacho de De Gaulle, este le habló a Paco de un caso de proxenetismo

Paco: Como está la sociedad hoy día, dios... (dijo, tras la frase del inspector de la Interpol, en la que hacía referencia al proxeneta por primera vez)

Escuchó la segunda frase de De Gaulle, en la cual hacía referencia a las diferentes edades de las mujeres a las que el proxeneta extorsionaba, tras la cual no pudo evitar poner una expresión de sorpresa

Paco: ¿C-cómo que hasta de cincuenta? Dios... Ese-ese hombre está mal, eh, pero que muy mal, mira que extorsionar a mujeres ya de hasta semejante edad... (decidió no hablar más de la cuenta para permitir a De Gaulle que siguiera con su explicación)

Paco escuchó la tercera frase de De Gaulle, y una vez la hubo escuchado, miró de reojo a Félix, para intentar atisbar su reacción intentando que De Gaulle no se diera cuenta de que Paco le estaba mirando

Paco: ¿Cómo... cómo que a otros...? Tr-tranquilo, De Gaulle, hombre, si-si en verdad nadie se dejaría embaucar por... por esas... vamos, esas... prostitutas, que... somos policías, estamos aquí para cumplir con nuestro deber y... hemos hecho este tipo de cosas ufffff, muchísimas veces ya, pero vamos, aquí se ha tratado ya con narcos, prostitutas, asesinos a sueldo, mafiosos... va-vamos esto es... calderilla comparado con... con el caso del... del virus este, del... Z-105 (Paco iba a decir algo más, pero en esta ocasión se vio entre la espada y la pared, puesto que De Gaulle le dejó con la palabra en la boca, ya que, sin mediar ya más palabra, hizo que Paco saliera de su despacho, el cual cerró con un fuerte portazo) Joder, e-este hombre no... no ha perdido el mal carácter desde luego

Povedilla:

Paco le saludó preguntandolé por cómo estaba, algo que el becario no tuvo tiempo de responder, dado que De Gaulle se llevó al inspector a su despacho. Embargado de alegría, subió varios minutos después, y se internó en el despacho. -Muy buenos días, inspectores, comisarios en funciones, altos mandos... psicólogos diabólicos... Ehh... Señorito De Gaulle, me ofrezco voluntario para escoltar al inspector Miranda en sus queaceres diarios desde este mismo momento. Prometo serle fiel en la salud y en la p... digo... amarle y respetarle todos los días de... esto... ¡protegerle y ayudarle en todas sus acciones! ¡He dicho! Realizó el saludo militar, y esperó la reacción de los presentes.

Tras la conversación con Paco y dar las indicaciones pertinentes a Kike, vuelve al despacho, al cual entra Povedilla.

Monsieur De Gaulle

Vagyagse a jodeg con Gallagdo.
Desviago...-le murmura.
Habgrágse visto, que vagya yo andangdo pog aquí y cualquieg magica puegda intentag violagme...
¡Angda al cagajo ya, hombgre!-tira de la puerta exaltado.

FÉLIX:

Cuando el psicólogo se disponía a alejarse de Paco, De Gaulle había dejado caer una clara ofensa contra su persona, razón por la que se detuvo en seco. Sonrojado hasta niveles insospechables. Segundos después, se repone y, resoplando ira, aprieta el paso y se aleja del francés tantos metros como le permiten las paredes de la comisaría, haciendo acopio de paciencia para no implosionar.
Mientras recorre un pasillo del piso de arriba de la comisaría, se topa con Rocamora, que porta un periódico entre las manos. Félix observa la portada de reojo, y divisa un titular que le llama claramorosamente la atención: se trata del último artículo de Sofía Guerra.

-¿Se puede saber dónde están las trompetas que le pedí? ¡¿Así es como profesa usted su apoyo a Miranda, eh?! Invirtiendo el dinero que yo le doy... ¡en la prensa! Usted me ha decepcionado, Rocamora, me ha decepcionado bastante. Estoy dispuesto a pasar por alto este incidente por nuestra amistad, amigo, pero tenga en cuenta una cosa: ¡yo perdono... pero no olvido! -Atemorizado, el agente deja caer el periódico y se escabulle a toda prisa.

DIONISIO:

Se encontraba en su despacho con las manos aferradas al periódico donde podía leer el artículo que Sofía Guerra había publicado en la prensa - Hay que joderse... - Suspiraba lleno de terror , pues sufría un jaque por casi todos sus frentes , por un lado se acercaba la fecha del juicio , por otro la prensa le ponía en aprietos con esos artículos y para colmo tendría que hacer que sus empleados declarasen a su favor , cosa que veía imposible.
Tras dudar varios minutos echa un último suspiro y aprieta el botón del megáfono - Haber... Dafrosia , Englantino y Nepomucena diriganse urgentemente a la sala de juntas para una pequeña reunión en privado en 5 minutos... , sean puntuales por... - Carraspea unos segundos y habla con resignación - Por... por favor... - Concluye antes de soltar el interruptor para cortar definitivamente la comunicación , segidamente se levanta y sale de su despacho , dirigiendose a la sala de juntas

Srta. Dafrosia.

Sus acciones fueron interrumpidas por el aviso del director de los laboratorios. La abogada ordenó sus papeles parsimoniosamente para, pasados unos minutos, acudir a la llamada. Ya en la sala de juntas, encontró al director sentado en su lugar habitual. -Buenos días.

ENGLANTINO:

El científico se encontraba en el laboratorio, rodeado de probetas y pipetas, aunque realmente no estaba trabajando. Desde que la citación de Luis de la Torre llegase a la organización, el edificio se hallaba sumido en un estado de conmoción, paralizado. Muchos tenían el presentimiento de que se trataba de la calma que precedía a la tempestad.
Englantino dio un respingo cuando su nombre resonó a través de megafonía, y al instante se encaminó hacia el despacho de Dionisio. Al llegar allí, descubrió que Dafrosia ya había llegado, y en unos minutos hicieron acto de presencia Nepomucena y el resto de miembros del consejo de los laboratorios.

-Buenosss díasss, ssseñor -Afirmó, con una aparente confusión.

DIONISIO:

Una vez llega a la sala de reunión , se sienta en la silla central y observa como uno a uno van llegando todos los trabajadores comunes en dichas reuniones , primero Dafrosia y seguidamente Englantino , Nepomucena y el resto de la cúpula , los cuales ocupaban sus respectivos asientos , llenandose así toda la sala , salvo dos sillas que anteriormente pertenecian a Gestrop y a Ambrosia y que se hallaban vacias. El director mira a cada uno de los presentes y se levanta lentamente - Bien señores... - Comienza a hablar moviendo los dedos de las manos con nerviosismo por debajo de la mesa y comenzando a sudar por la frente mientras continuaba mirando a los trabajadores - Ire... , ire al grano , no me andare con rodeos , os he llamado porque quería... , quería... - Se traba a mitad de palabra , por lo que suspira disimuladamente e intenta proseguir - Quería pediros disculpas por el trato que les he ofrecido siempre , desde que empezasteis a trabajar a mi mando y también... quería agradeceros vuestra lealtad durante estos años... - Exclama con un gesto de resignación al tiempo que agacha la cabeza , pues debía de ganarse el afecto de sus trabajadores para que estos declarasen a su favor , como dias antes le comentó la abogada

Srta. Dafrosia

Escuchó paciente las sufridas palabras de director, y se unió a su franco de batalla. -No lo dudamos, estiamdo señor Dionisio. Usted es una persona con un gran corazón, pero es normal que el estrés que puede producir una cargo tan sumamente importante como este, produzca reacciones tan violentas en usted. Por mí, está absolutamente perdonado. Cruzó una pierna por encima de la otra, sin alterar la seria mirada que la caracterizaba.

ENGLANTINO:

El científico escucha anonadado las palabras de Dionisio. Superada la conmoción inicial que supone presenciar la primera ocasión en la que el director le abre su corazón a sus empleados durante alrededor de veinte años, Englantino siente cómo una ola de frío invade sus sentidos. Comienza a temblar de rabia.

-Le agradezco sssu gentileza, ssseñor director... pero yo creo que no puedo perdonarle -Informa, en un tono entre nervioso y dubitativo, mientras lanza miradas inquietas hacia todos los rincones e la habitación.

DIONISIO:

Escucha las palabras de Dafrosia y asiente ligeramente , a continuación habla Enlantino , el cual tenía un punto de vista diferente al de la abogada - Y a mi que me im...!! - Hace esfuerzos sobrehumanos para no farfuyar como estaba acostumbrado - Es comprensible Englantino... , no... no le culpo , han sido muchos los factores para que piense así , pero... , estoy dispuesto a cambiar - Dice antes volver a agachar nuevamente la cabeza ante la situación en la que estaba