LHDP - ROL Capítulo 17

La tercera temporada ha sido la más exitosa hasta el momento, cosechando gran número de páginas en los cinco capítulos que la componen y siendo el caso Z-105 y las tramas planteadas éxito en la crítica de roleros y el público.
Ahora inicia el C17, que lógicamente continúa el C16, el cual obtuvo unas muy buenas críticas.
Tienen a su disposición dos páginas extra además de este post principal y el anuncio.
•Resúmenes
•El Despacho de Don Lorenzo
•REGLAS•
- No interrumpir el juego con comentarios que deban ser tratados en el anuncio. De interrumpirlo, habrá de editar inmediatamente.
-Para adquirir un secundario, se ha de elevar una petición a la cúpula directiva. Sin embargo, obtener un secundario es muy complicado, ya que por lo general suelen estar vinculados al caso que se trata salvo alguna excepción.
- No se pueden alterar bruscamente las tramas generales de la historia ni aquellas que incumben a determinados personajes sin la aprobación de su propietario.
- ELENCO -
• (Paco Miranda) >>?
• (Lola Castro)>>Martinyfelix
• (Mariano Moreno)>>Bryan-Derek
• (Lucas Fernández)>>Lukesita
• (Sara Miranda)>>Lukiando
• (Gonzalo Montoya)>>Sara_93
• (Silvia Castro)>>Meli-esdm
• (Aitor Carrasco)>>Rubén16
• (Félix Montejo)>>Avataryl
• (Monsieur De Gaulle)>>Sauker
• (Marina Salgado)>>Meli-esdm
• (Lis Peñuelas)>>Dain
• (Goyo)>>Dain
• (Blackman)>>Lyonel_19
• (Doña Concha)>>Lukesita
• (José Luis Povedilla)>>Martinyfelix
• (Rita Peláez)>>Sara_93
• (Nelson Amadú)>>Scarface
• (Carlota Fernández)>>Xispi_lhdp
• (Don Lorenzo Castro)>>Avataryl
- CON LA COLABORACIÓN ESPECIAL DE -
• (Ciriaco Delgado)>>Bryan-Derek
• (Manuel Delgado)>>Rubén16
• (Lázaro Orozco)>>Avataryl
• (Toro Encerrado)>>Martinyfelix
• (Virtulinda)>>Avataryl
• (Adonis Angulo)>>Sauker
- INTERVIENEN -
• (Arcadio Claus)>>Sauker
• (Bruce Willis)>>Avataryl
• (El Químico)>>BryanDerek
• (Serafín)>>Meli-esdm
- CASA DEL DR. RASPUTÍN VERENGUER - (Sauker: Creador)
• Rasputín Verenguer
• Los Guiñoles:
-Sandra/El ente
-Fructuoso "Fiti" Bragueta
• `Papá & Mamá´ De Gaulle:
-Claude
-Charlotte
Cortinilla, realizada por Avataryl:
2ª cortinilla, realizada por Sauker:
1er anuncio, elaborado por Avataryl:
3ª cortinilla, realizada por Sauker:
SINOPSIS
Los agentes de San Antonio regresan a su país dispuestos a celebrar el triunfo del operativo en París, pero un truculento descubrimiento empañará su felicidad: Kike Gallardo ha muerto en un fatídico accidente de coche. Desolados, sus amigos acudirán al entierro del agente para despedirle.
Tal como le prometió don Lorenzo, Aitor Carrasco recibirá finalmente la placa. Aunque el becario está entusiasmado con esta perspectiva, también deberá lidiar contra la muerte de Kike, de la que probablemente se sentirá responsable. Pero estos factores sólo aumentarán aún más su determinación, y Aitor intentará conquistar a Silvia de una vez por todas.
Mariano tiene una cuenta pendiente en San Antonio: "El Químico", el traficante de drogas responsable de su adicción y al que encarceló unas semanas antes, continúa en los calabozos. Y pronto recibirá una visita del subinspector, que por fin está dispuesto a hacerle frente...
Después de ser detenido en París, Félix será deportado de vuelta a España. A pesar de que su boda con Lola podría oficiarse en cualquier momento, el psicólogo se sumirá en un estado depresivo, atormentado por las dos muertes de las que ha sido responsable en las últimas semanas: la de la señorita Dafrosia B. y la de Álvaro D'Alvade.
Por otra parte, en la morada del doctor Rasputín Verenguer los inquilinos de la casa respirarán con alivio por primera vez en mucho tiempo, convencidos de que el diabólico mal que les acechó durante los últimos meses había expirado. Los problemas volverán cuando Claude quiera mantener relaciones sexuales con Charlotte, quien no lo tolerará, ya que su relación con Fiti sigue adelante. Pronto se formará un triángulo amoroso entre los tres, que se convertirá en cuadrado cuando se sume Rasputín, quien no deja de desaprobar tal relación y además estará muy preocupado porque Sandra no ha vuelto a ser la misma. Mientras tanto, El Ente que habita en la joven continuará el paripé según el cual Sandra se ha despojado de la posesión, aguardando el mejor momento para volver a la carga, que parece no estar muy lejos...
A pesar del éxito de los agentes en sus últimos casos, Asuntos Internos no aprueba los ortodoxos métodos de la comisaría, y con y el fin de corregirlos y el pretexto de sustituir el puesto de Kike ha decidido trasladar a un grupo de agentes y becarios a San Antonio. El Alto Mando de la comisaría (don Lorenzo, De Gaulle y Salgado), descontento con esta medida y con la intención de demostrar que no es necesaria, se vengará obstaculizando y saboteando el trabajo de los novatos y sometiéndoles a toda suerte de vejaciones.
Coincidiendo con todo esto, la comisaría recibirá un chivatazo: Ciriaco y Fernando Delgado, padre e hijo, regentan unas prestigiosas bodegas de vino a nivel nacional. Sin embargo, la fuente afirma que se trata de dos narcotraficantes que tienen la tapadera en un viñedo.
Los agentes se embarcarán en una nueva investigación...

Mariano:
¡Vamonos de aquí cojones! y a buscar a esos dos cabrones de Ciriaco y Manuel... que no se nos pueden escapar...

El tercer socio había regresado a la clínica y se había asentado en su despacho. Leía documentos atentamente, pero de vez en cuando no podía evitar preguntarse qué estaría ocurriendo en el sótano de la mansión de los Delgado. Una llamada de Manuel se lo aclaró. Lázaro fue incapaz de responder algo a su sobrino, que colgó, y permaneció inmóvil en la misma posición, soportando el teléfono en la mano, perdiendo el tiempo.
Alterado, descendió la mano hacia uno de los bolsillos de su bata, en busca del paquete de tabaco. Al extraerlo y abrirlo con nerviosismo, descubrió con irritación que estaba vacío. Tembloroso, se incorporó, intentó atusarse el traje con las manos descontorladas, y se asomó al pasillo. Una limpiadora estaba pasando por allí, y el director la interceptó.
-Señora, es urgente: busque a algún celador y pídale que salga a comprarme tabaco -ordenó, depositando unas monedas en la mano de la mujer. Ella le explicó que no había celadores disponibles: durante su turno, mientras recorría la clínica con la fregona, les había descubierto inconscientes o muertos por todas partes. Lázaro Orozco le enseñó los dientes a la señora, y le separó los dedos de la mano con fuerza para acceder a la palma y recuperar su dinero.
Después, volvió a su oficina y cerró dando un portazo. Trancó la puerta tras de sí y, maldiciendo a los agentes de San Antonio, regresó a su butaca.

Los agentes comenzaron a correr hacía la salida, y también lo hicieron los pocos "batas blancas" que quedaban. Lola se permitió unos segundos para contemplar como la granaba flotaba por el aire, y acto seguido corrió hasta la puerta. Por el camino, fue poniendo zancadillas, atizando culetazos... a lo enemigos, que cada vez estaban más mermados. Tras dejarlos fuera de combate, salió última de allí. Mientras el resto de los agentes corrían a refugiarse de la explosión, Lola se quedó en la puerta dispuesta a comtemplar su obra. Los segundos corrían y la granada cayó en suelo. Alrededor se hizo el silencio, los agentes esperaban la explosión, los "batas blancas" no se enteraban de nada y... ¡Povedilla seguía dentro, tirado entre las camillas!
La mueca de sastifacción de Lola se tornó en horror al vislumbrar la situacción. Sin pensarselo un segundo, echó a correr hacía el interior. La granaba continuaba silenciosa, al tiempo que ella corría tan rápido como podía. Lola se sintió a punto de morir, pero en vez de ver su vida en imagénes, le vinieron flashes de sus momentos con Féix. Momentos buenos, malos, regulares, pero todos momentos con Félix.
La mano de Lola agarró el brazo de Povedilla, levántandolo en volandas y cargándoselo al hombro. Emprendió la vuelta mientras esperaba de que un momento a otro la granaba explotara...
Corrió y corrió y finalmente franqueó el marcó de la puerta, saliendo al exterior. Sin bajar el ritmo, pegó un gran salto tirándose al suelo, con Povedilla aún a sus espaldas. Justo en ese mismo instante, se oyó la explosión. Toneladas de humo llenaron la habitación, extendiendose también hacia el exterior. El eco del ruido se trasportó por todos los pasillos, provocando dolor de oídos en los agentes. El humo comenzo a disiparse, vislumbrando los cuerpos de las dos personas.
Pasaron un segundos de ensueño, y finalmente, Lola se incorporó, echando a correr. Mientras Povedilla recuperaba la consciencia, aún en el suelo, ella se lanzó a los brazos del psicólogo...

El psicólogo corría por los pasillos subterráneos de la mansión de los Delgado a cámara lenta, creyendo que unas lenguas de fuego fruto de la explosión le perseguían. Había estirado los brazos lo más lejos posible, y entre las manos sostenía con indecisión la granada que Lola le había lanzado.
En un momento dado, Félix se atrevió a ladear la cabeza levemente, y por el rabillo del ojo advirtió un destello naranja que le persguía. Convencido de que la llamarada le estaba alcanzando, chilló y se precipitó desesperadamente hacia delante.
Don Lorenzo, con la camisa naranja fluorescente, corría tras él.

El Agente sale de los subterraneos y atraviesa la casa hasta llegar al salón , donde divisa a Ciriaco Delgado tumbado en el suelo - Coño... - Exclama acercándose al hombre y poniendole dos dedos en el cuello - Está fiambre el tio cabrón... - Anuncia a sus compañeros a medida que iban llegando , a continuación dirige la vista hacia el pasillo y hacia la puerta de salida , por lo que sin dudarlo se echa mano al bolsillo y saca la placa de agente , esta vez iba a proceder como dios manda y por primera vez en su carrera policial.
Aitor enfila el pasillo y al traspasar la puerta , sin hacer mano de su arma , enseña campechanamente la placa a todos los invitados y luego se dirige hacia Manuel Delgado - Queda usted detenido en nombre de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado , tome - Dice tirandole las esposas al bodeguero - Esposesé usted solito que venga , nos le vamos a llevar por delante , oyen todos??! , aquí el amigo es un cocainómano , lo sabían? - Pregunta en público como su estuviera dando un meeting - Hay que joderse... , quiere ponerse ya las esposas cojones! - Apremia al ver que Manuel seguía plantado , mirando la escena atónito
Manuel Delgado:
Avergonzado el bodeguero sonrie de una manera tonta , sus ticks nerviosos se manifestaban con guiños sucesivos - No... y una mierda!! - Grita de repetente dandose la vuelta e intentado huir por la parte de atrás , su sorpresa fue que Mariano estaba allí situado , junto a algunos de los agentes

Mariano:
-¿A donde crees que vas mono de feria?...
Tras salir corriendo hacia el, este le asesta un puñetazo con la culeta del arma en todo el pómulo, dandose la vuelta a si mismo y cayendo directo al suelo...
-Queda usted detenido... por asesinato, manipulación de drogas, y un largo etc...
Saca sus esposas y le pone las manos a sus espaldas en el mismo suelo, para esposarlo y levantarlo con fuerza hacia arriba, dandole otro golpetazo en la espalda...
-¡Vamos anda!, ¡Aquí tiene Don Lroenzo!....
Se lo pone a su vera, esposado y hecho trizas, pero con el deber cumplido

El psicólogo irrumpió jadeando en el jardín, huyendo aún de la bola de fuego fictícea, y tropezó con escalón y rodó por el césped hasta la plataforma sobre la que Manuel estaba pronunciando su discurso antes de la llegada de los agentes. Fatigado, Félix asomó la lengua y comenzó a ascender al estrado, sosteniendo aún en una mano la granada.
Una vez arriba, el psicólogo se arrastró hasta el centro del entarimado y se incorporó, reemplazando al bodeguero. Félix alzó el dedo índice, carraspeó, y se dirigió a la audiencia del bodeguero.
-Soy un perfecto asesino -confesó, alzando los cejas, cerrando los ojos y asintiendo la cabeza a su estupefacto público-. Y nunca me lo... perdonaré. Pero... estoy enamorado de Lola, y... sigo queriendo casarme con ella. Pero mientras... siga siendo peligroso, no... podré -prosiguió, y llegado a ese punto, desenfundó con la mano libre la 9milímetros. Boquiabierto, la voletó hábilmente en su mano y la contempló en silencio-. Intenté hacer esto... hace dos semanas, pero mi amigo Bruce Willis me lo... impidió -añadió, y la audiencia emitió nuevas exclamaciones-. Aquí y ahora, renuncio para siempre a la violencia -afirmó con la voz quebrada, tragando saliva, y, tras observar por última vez a su pistola, la agarró por el cañón y la arrojó junto a unos setos-. Ya nunca... volveré a hacer daño a nadie -concluyó en voz baja, dando la espalda al público. Alzó la otra mano, y recordó que en ella aún conservaba la granada. Félix entrecerró los ojos decisivamente y, resuelto a cumplir su promesa, lanzó por encima de su cabeza hacia atrás. Después, se encogió de hombros, descendió de la plataforma y se alejó de allí.
La granada describió una parábola en el aire y aterrizó entre los invitados de los Delgado. Nadie supo si Félix le había quitado o no la anilla.

Sonrie al ver a Mariano entregar al detenido Manuel Delgado a Don Lorenzo - Perfecto... , tenemos 2 de 3... , queda el último... - Sentencia bajando momentaneamente la cabeza al suelo - El tercer socio y... - El Agente camina poco a poco hacia sus compañeros emitiendo un suspiro - y el presunto asesino de Kike... - Exclama elevando la cabeza y sacando la Magnum de espaldas a los invitados , los cuales se hayaban exaustos , Aitor comprueba que tiene las 10 balas en el tambor y se la vuelve a enfundar - A ver , por favor!! , me despejan la zona vale? , aquí ya no hay nada que ver , abandonen el lugar , gracias - Anuncia en alto antes de volverse hacia sus compañeros - Vamos a por el... - Finaliza con un rostro serio

Media hora después...

¿Qué demonios había pasado?
¡Se había producido un terremoto!
Era irónico... pero realmente, su vida últimamente estaba llena de seísmos.
No se encontró ningún celador por el camino, no de pie, al menos, de modo que pudo salir perfectamente, e iba a llamar a un taxi para abandonar la clínica, pues ya sujetaba sus pesadas maletas y las de Marina.
De repente, vio llegar los coches de su compañero, por lo que tragó saliva, y sin demorarlo un minuto más, lanzó las maletas hacia atrás, colándolas por la ventanilla de recepción.
Monsieur De Gaulle
¿¡Pego dóngde os habíais metigdo!?
¡He peinagdo la clínigca y no había ni gastgro de vosotgros...!-rezó porque ningún policía se hubiera quedado allí, pues descubrirían su mentira.
¿Qué demognios está pasangdo...?
¿Pgretengdíais huig, eh?-preguntó con una sonrisa, cruzándose de brazos.

Embutidos en la furgoneta de "Confecciones Puri" llegaron de nuevo a la clinica, y nada más salir vieron a De Gaulle a lo lejos, que empezó a recriminarles.
LOLA
-¡Calla De Goll! -Soltó la mano de Félix y abrazó al francés.

El Agente se baja del vehículo en cuanto se detiene , decidido avanza a grandes zancadas , pero se topa de frente con De Gaulle , sus compañeros rodeaban al Francés y este dedica unas palabras nada amistosas hacia los agentes - Chss , chss - Le chista mientras avanza hacia el , seguidamente le hace una seña con la mano para que se acerca y una vez a escasos centímetros el agente le susurra en la oreja - Eemm , no... no me toques los cojones De Gaulle , estabamos haciendo nuestro trabajo - Explica alejandose esta vez a una distancia prudencial y le mira durante unos segundos en silencio - Si , no pienses tanto , estabamos haciendo nuestro trabajo , ese que tu no haces... - Reprocha esbozando una sonrisa - Agla , agquí te quedas , tugnante - Le imita dandole unos golpecitos con la palma de la mano en el pecho , acto seguido se adentra en la clínica atravesando impasible las puertas correderas...

El comisario descendió de la furgoneta de un salto y, malhumorado, pasó de largo junto a De Gaulle gruñendo, sin saludarle, y se internó en la clínica "Camellos Dorados". Los agentes le siguieron.
Bufando, don Lorenzo recorrió el pasillo hasta alcanzar la puerta del despacho de Lázaro Orozco, y al situarse junto a ella y repasar la placa de su puerta, su cabreo se incrementó. La inscripción decía:
<<Dir. Lázaro D. Orozco>>
Lo habían tenido delante desde que llegaron, pero no lo habían comprendido. Y, por culpa de ello, habían muerto muchas personas.
Embravecido, el comisario retrocedió, masajeándose la frente con una mano, y estiró el otro brazo para señalar la puerta.
-¡Échenla abajo! -ordenó.

El Agente da un paso atrás a la orden del comisario y cogiendo impulso propina una fuerte patada a la puerta , haciendo que las visagras cedan y la puerta impacte contra el suelo - Así mas o menos quería usted? - Pregunta en el umbral de la puerta

Y para colmo, Marina ni le había dirigido la palabra.
Desenfundó su pistola, y apuntando hacia la puerta, anunció su descubrimiento.
Monsieur De Gaulle
¡¡He descubiegto que Ogosco es el tegseg sogsio!!
¡¡¡Teneg cuidagdo que este cabgrón nos fungde con dos jeguinguillagsos!!!
¡¡¡Es un villagno cologsal!!!-alzó la voz cargando la pistola, a sabiendas de que todos estaban sorprendidos por su intelecto.

Se da la vuelta ante el vocerío del Francés , cuando este les alcanza , el agente se limita a guardar silencio , pero su intención se ve truncada cuando no puede evitar soltar una carcajada , para luego ponerse serio - No me jodaa!!?? - Se hace el sorprendido mientras se lleva la mano a la cabeza - Pero digame , a que no sabía que , Ciriaco Delgado a muerto y que hemos logrado detener a Manuel Delgado?? - Pregunta mirando al Francés - A que tampoco sabía que nos narcotizaron y nos llevaron a su finca? , a que... a que tampoco sabía que Lázaro , es Macedonio pero que se hizo pasar por muerto y se cambio la identidad para convertirse en el director capullo??! , a que no??! - Finaliza el agente sin parpadear - Pues eso... , que... cuando usted va... , nosotros ya hemos ido y venido 40 veces , que se está haciendo mayor De Gaulle , nose... , cambie de trabajo , dediquese a... a vender periodicos por ejemplo , con la labia que usted tiene... , joder , vendería como el que mas - Esboza una sonrisa y seguidamente se vuelve hacia el comisario - Bueno , entramos o no

Escuchó a Aitor con la pistola en alto, y por error, pulsando un botón, dejó caer el cargador al suelo, quedando como un incompetente supremo.
Tartamudeó, y frunció el ceño.
Monsieur De Gaulle
¿¡Qué...!?-preguntó dolido.
¿Cógmo te atgregves?
¡Esto es una ofengsa!
¡En cuangto lleguegmos a la comisagía llagmo al subsecgretagio de Integiog!-se señaló el bolsillo en el que se encontraba el móvil.
¡Logenso, lávegle con jagbón la bogca a este blasfegmo higjo de la ggran pugta!
¡¡¡Arrrggg!!!-recibió una punzada en el corazón, sosteniéndose en el marco de la puerta.
Después, todos entraron en el despacho del tercer socio, el director de la clínica, el culpable: Lázaro Orozco.

El tercer socio se consideraba invencible realmente. Había burlado a la muerte siete años atrás, lo cual había albergado siempre como un estimulante secreto que le empujó a creer que viviría para siempre, que podría atesorar dinero eternamente.
El director de la clínica permanecía en su despacho, meditando. La perspectiva de que los agentes hubiesen sobrevivido y escapado del sótano de la mansión le aterrorizaba. A él, la personificación de la insensibilidad, que desconocía lo que era el miedo.
Y no por el hecho de que tendría que enfrentarse a un juicio y fingir otra vez su muerte para eludirlo; el motivo de su turbación era otro muy distinto: además de su hermano (que en estos momentos ya estaría muerto) y su sobrino, existía una tercera persona que conocía su secreto. Era el benefactor de su clínica: la persona que le informó en un primer momento, antes incluso que Rasputín, de que algunos policías se habían infiltrado en la clínica, y que le ordenó que les secuestrara y ejecutara. El motivo del terror de Lázaro era que dicha persona se enfadaría mucho cuando supiera que habían fracasado en la tarea que les había encomendado. Era consciente de que ni fingiendo su muerte conseguiría escapar de esa persona.
El tercer socio escuchó voces al otro lado de la puerta, pero no les prestó atención. Casi inconscientemente, abrió el segundo cajón de su escritorio y rescató su contenido.
Cuando los agentes derribaron la puerta, el director les esperaba sentado tras el escritorio, empuñando su arma y apuntando directamente hacia ellos. Lázaro podía apreciar el odio y la sed de venganza en la cara de todos ellos, pero no le inspiró ningún miedo; ahora mismo, sólo podía pensar en cómo reaccionaría el benefactor de su clínica cuando descubriese que los agentes seguían vivos.
Lázaro, el humano inhumano de la tez aceitunada, la cabeza desnuda y el bigote hittleriano, contempló a los agentes con los ojos diáfanos y abrió la boca para no decir nada durante un rato.
-Yo debería haber muerto hace siete años. Es hora de equilibrar las cosas -sentenció, un instante antes de, con un movimiento robótico, izar la pistola y chupar el cañón con la boca, para acto seguido, sin que los agentes pudieran impedírselo, apretar el gatillo.
Un rosetón escarlata salpicó el cuadro que, tras la cabeza del director, había inspirado a Félix su adicción sexual, sumándose a las demás figuras abstractas.
Tan inanimado como en vida, el cuerpo muerto del director se tambaleó en la butaca. Ya nunca volvería a levantarse para atusarse el traje.
Siete años después, Lázaro Delgado Orozco había descubierto lo que era morirse de verdad.

Los agentes corrieron en tropel hacía el interior. De Gaulle siguió blasfemando, y Lola rió entre dientes mientras escuchaba las pullitas de Aitor, que a su jucio el francés merecía. -¡Un segundo, esperad un segundo! -Querría amenzar al malvado Lázaro con una granada, e incluso lanzársela, pero se había olvidado estás en la furgoneta. Lola emprendió el camino a todo correr. -¡Y tú franchute de pacotilla, verás luego! -Le amenazó para, acto seguido, desaparecer por la esquina del pasillo. Pronto llegó al parking y se internó dentro de la furgoneta para coger las granadas, las cuales bailoteaban por el suelo. -Upsss si llegan a no tener anilla. -Dijo mientras se guardaba un par de en el bolsillo, emprendiendo la marcha de vuelta, ignorante de que el resto no la había esperado.
Caminaba con paso rápido, con una sonrisa en los labios, con la mente tranquila. Todo había acabado, otro caso más para archivar, otro caso para recordar con cariño cuando ella y su esposo fueran viejecitos... Un caso que había producido varias muertes y otros cuantos cadáveres -Lola no puedo evitar sonreír al pasarle ese pensamiento por su cabeza-, un caso que les había tenido en vilo, como siempre. Pero un caso que habían resuelto en equipo, aunque hubieran perdido a Amaia en el camino. Lola se dijo a sí misma que en cuanto estuviera de vuelta en 'Los Cachis' bridaría por la vida que, junto a ellos, tuvo el agente Gallardo.
Y mientras daba los últimos pasos antes de llegar a las puertas de la clínica, feliz como nunca, alguien la agarró por detrás oprimiéndola la garganta y poniéndole un pañuelo sobre su boca. Sin poder luchar, invadida por el cloroformo, Lola se desplomó entre los brazos de su secuestrador, que la arrastró hasta su vehículo...

Contempló como Lázaro se llevó la pistola a la boca, y disparó, suicidándose.
Él también creyó recibir un disparo, en el pecho (otra dolorosa punzada) ...
Monsieur De Gaulle
¡¡¡Sangto demognio!!!
¡¡¡Lo ha puesto togdo pegdigo!!!
¡Estos medigcugchos no gespegtan nagda!-zarandeaba los brazos en un tono alarmante, para nada irrespetuoso o bromista, hablaba en serio.
Qué tigo se ha metigdo el muy condenagdo...
Qué ascagso-guardaba en su cabeza como la sangre había salido disparada hacia el cuadro tras haber apretado el gatillo.
Si pagesía habeg descogchagdo una boteglla de chamgpán...-reprimió varias arcadas, poniéndose de espaldas.
Cagso... seggagdo...-balbuceó antes de vomitar en la papelera del despacho.