LHDP - ROL Capítulo 17

La tercera temporada ha sido la más exitosa hasta el momento, cosechando gran número de páginas en los cinco capítulos que la componen y siendo el caso Z-105 y las tramas planteadas éxito en la crítica de roleros y el público.
Ahora inicia el C17, que lógicamente continúa el C16, el cual obtuvo unas muy buenas críticas.
Tienen a su disposición dos páginas extra además de este post principal y el anuncio.
•Resúmenes
•El Despacho de Don Lorenzo
•REGLAS•
- No interrumpir el juego con comentarios que deban ser tratados en el anuncio. De interrumpirlo, habrá de editar inmediatamente.
-Para adquirir un secundario, se ha de elevar una petición a la cúpula directiva. Sin embargo, obtener un secundario es muy complicado, ya que por lo general suelen estar vinculados al caso que se trata salvo alguna excepción.
- No se pueden alterar bruscamente las tramas generales de la historia ni aquellas que incumben a determinados personajes sin la aprobación de su propietario.
- ELENCO -
• (Paco Miranda) >>?
• (Lola Castro)>>Martinyfelix
• (Mariano Moreno)>>Bryan-Derek
• (Lucas Fernández)>>Lukesita
• (Sara Miranda)>>Lukiando
• (Gonzalo Montoya)>>Sara_93
• (Silvia Castro)>>Meli-esdm
• (Aitor Carrasco)>>Rubén16
• (Félix Montejo)>>Avataryl
• (Monsieur De Gaulle)>>Sauker
• (Marina Salgado)>>Meli-esdm
• (Lis Peñuelas)>>Dain
• (Goyo)>>Dain
• (Blackman)>>Lyonel_19
• (Doña Concha)>>Lukesita
• (José Luis Povedilla)>>Martinyfelix
• (Rita Peláez)>>Sara_93
• (Nelson Amadú)>>Scarface
• (Carlota Fernández)>>Xispi_lhdp
• (Don Lorenzo Castro)>>Avataryl
- CON LA COLABORACIÓN ESPECIAL DE -
• (Ciriaco Delgado)>>Bryan-Derek
• (Manuel Delgado)>>Rubén16
• (Lázaro Orozco)>>Avataryl
• (Toro Encerrado)>>Martinyfelix
• (Virtulinda)>>Avataryl
• (Adonis Angulo)>>Sauker
- INTERVIENEN -
• (Arcadio Claus)>>Sauker
• (Bruce Willis)>>Avataryl
• (El Químico)>>BryanDerek
• (Serafín)>>Meli-esdm
- CASA DEL DR. RASPUTÍN VERENGUER - (Sauker: Creador)
• Rasputín Verenguer
• Los Guiñoles:
-Sandra/El ente
-Fructuoso "Fiti" Bragueta
• `Papá & Mamá´ De Gaulle:
-Claude
-Charlotte
Cortinilla, realizada por Avataryl:
2ª cortinilla, realizada por Sauker:
1er anuncio, elaborado por Avataryl:
3ª cortinilla, realizada por Sauker:
SINOPSIS
Los agentes de San Antonio regresan a su país dispuestos a celebrar el triunfo del operativo en París, pero un truculento descubrimiento empañará su felicidad: Kike Gallardo ha muerto en un fatídico accidente de coche. Desolados, sus amigos acudirán al entierro del agente para despedirle.
Tal como le prometió don Lorenzo, Aitor Carrasco recibirá finalmente la placa. Aunque el becario está entusiasmado con esta perspectiva, también deberá lidiar contra la muerte de Kike, de la que probablemente se sentirá responsable. Pero estos factores sólo aumentarán aún más su determinación, y Aitor intentará conquistar a Silvia de una vez por todas.
Mariano tiene una cuenta pendiente en San Antonio: "El Químico", el traficante de drogas responsable de su adicción y al que encarceló unas semanas antes, continúa en los calabozos. Y pronto recibirá una visita del subinspector, que por fin está dispuesto a hacerle frente...
Después de ser detenido en París, Félix será deportado de vuelta a España. A pesar de que su boda con Lola podría oficiarse en cualquier momento, el psicólogo se sumirá en un estado depresivo, atormentado por las dos muertes de las que ha sido responsable en las últimas semanas: la de la señorita Dafrosia B. y la de Álvaro D'Alvade.
Por otra parte, en la morada del doctor Rasputín Verenguer los inquilinos de la casa respirarán con alivio por primera vez en mucho tiempo, convencidos de que el diabólico mal que les acechó durante los últimos meses había expirado. Los problemas volverán cuando Claude quiera mantener relaciones sexuales con Charlotte, quien no lo tolerará, ya que su relación con Fiti sigue adelante. Pronto se formará un triángulo amoroso entre los tres, que se convertirá en cuadrado cuando se sume Rasputín, quien no deja de desaprobar tal relación y además estará muy preocupado porque Sandra no ha vuelto a ser la misma. Mientras tanto, El Ente que habita en la joven continuará el paripé según el cual Sandra se ha despojado de la posesión, aguardando el mejor momento para volver a la carga, que parece no estar muy lejos...
A pesar del éxito de los agentes en sus últimos casos, Asuntos Internos no aprueba los ortodoxos métodos de la comisaría, y con y el fin de corregirlos y el pretexto de sustituir el puesto de Kike ha decidido trasladar a un grupo de agentes y becarios a San Antonio. El Alto Mando de la comisaría (don Lorenzo, De Gaulle y Salgado), descontento con esta medida y con la intención de demostrar que no es necesaria, se vengará obstaculizando y saboteando el trabajo de los novatos y sometiéndoles a toda suerte de vejaciones.
Coincidiendo con todo esto, la comisaría recibirá un chivatazo: Ciriaco y Fernando Delgado, padre e hijo, regentan unas prestigiosas bodegas de vino a nivel nacional. Sin embargo, la fuente afirma que se trata de dos narcotraficantes que tienen la tapadera en un viñedo.
Los agentes se embarcarán en una nueva investigación...

El comisario había apartado la mirada del globo terráqueo y había cerrado los ojos. Suspiró, y, apesadumbrado, se mordió el labio inferior. Compartía los sentimientos de Mariano. Desde que Kike murió, y especialmente debido a la conversación que mantuvo con él en París, don Lorenzo se castigaba a diario por no haberse esforzado en conocerle mejor; ahora ya nunca podría hacerlo. Y lo peor era que, si cualquier otro de sus subalternos falleciese ahora, se repetiría el mismo caso. A pesar de llevar años trabajando con ellos, el comisario nunca había querido conocerles como personas, y ahora se arrepentía.
-No... -musitó, masajeándose la frente- Sé exactamente lo mismo de usted. Lo que pasa es que... creo que nunca sabremos lo que le pasó al agente Ga... a Kike. Sabemos que tuvo un accidente, pero nunca comprenderemos las circunstancias que lo rodearon, ni por qué volvió a España, ni qué se le pasaba por la cabeza en ese momento... Murió solo, lejos de todos nosotros... -murmuró con un hilo de voz, temblando. Después, se inclinó hacia atrás y dirigió la mirada a Mariano, mordiéndose el puño- Moreno... yo no quiero morir como Gallardo. No quiero morir solo en un asilo, gagá, lejos de todos ustedes... -jadeó en un tono suplicante, con los ojos empañados- Si alguna vez muero, quiero que sea en acto de servicio, con mis hombres -añadió, alargando la mano para secarse las incipientes lágrimas y sacudiendo la cabeza para recuperars en vano de semejante momento de debilidad-. Joder, Moreno, ¿por qué permitimos que Gallardo se fuera...? -preguntó, sucumbiendo finalmente y derrumbándose lloroso sobre el hombro del subinspector.

Mariano:
-Sea fuerte Don Lorenzo... (snif), El no querría que estuvieramos así por el... y además... ¡Usted no va a morir solo!... y cuando pase eso... ¡Será dentro de mucho tiempo!... todavía tenemos que escuchar muchas más veces la frase antológica suya de los cojones, jajajaja
Se echo a reir, para animar a su comisario he intentaba sacarle alguna sonrisa, pero acto seguido vovlió a ponerse serio
-No se preocupe Don Lorenzo... le prometo que Silvia y yo vamos a averiguar detalle tras detalle todo lo que le paso al agente Gallardo, a nuestro compañero y amigo Kike... y le aseguro que será pronto... tan pronto como nos sea posible...
Le puso la mano en el hombro, y concluyó
-Y usted nos conoce muy bien... tan solo que aun no se ha dado cuenta... y tiene el apoyo de todos nosotros... de hecho... siempre lo ha tenido Don Lorenzo...
Finalizó con una mueca sonriente, y cayendole de la mejilla una lágrima

El indio franqueó las puertas de la biblioteca, con su corona de plumas en la cocorota y mascando la pipa de la paz. Había dejado el establo después de que el individuo amante de los caballos se marchara precipitadament y como para entonces ya había acabo el desayuno, siguió a la multitud. Silenciosamente, caminaba en torno al borde la pared dónde reposaban varias estanterías altas repletas de todo tipo de libros, pasando la mano por los estantes, sopesando que libro coger. Finalmente se paró al llegar a una de ellas y sin llamar la atención de los presentes (que se encontraban ensimismados en sus asuntos), abrió el globo terráqueo y con gran agilidad agarró el contenido, guardandolo rápidamente en el interior de la corona de plumas. Tras haberlo guardado, abandonó la sala con el mismo silencio y paso ligero que antes.

El comisario ya no escuchaba a Mariano. Sus lágrimas se habían disecado y aspavientaba para indicar al subinspector que se callara y dirigiera la vista hacia el globo terráqueo. Alguien, el indio con el que don Lorenzo había mantenido un malentendido horas antes, había aparecido en la sala y se había acercado a la esfera, de la que había extraído el paquete de droga. Rechinando los dientes, el comisario se levantó, y golpeó el hombro de Mariano para obligarle a hacer lo mismo.
-¡Rápido! ¡Es él! ¡Sigámosle! ¡Se escapa!

Aquella clínica le estaba poniendo histérico, y habían llegado hacía apenas dos horas.
Llevaba la bata muy ceñida al cuerpo, y creía que le faltaba el aire...
De repente, vio a lo lejos a uno de sus pacientes (Toro Encerrado) corriendo a toda velocidad en su dirección
Tras él, corrían Mariano Moreno y el comisario Lorenzo Castro.
Y ahora sentía frío.
Le castañearon los dientes, y tras dejar pasar a Toro Encerrado saludándole con un asentimiento agradable, puso la zancadilla al subinspector y el comisario.
Rasputín Verenguer
¡¡¡¿Pero voy a tener que decíroslo a todos hasta el fin de mis días?!!!
¡Ahora ésta es vuestra casa!-señaló el techo de la clínica.
¡Si no os descalzáis, os ponéis unas gamuzas debajo las babuchas, coña!
¡Qué parezco la Juani, de Médico de familia!
¡Mi amigo Fiti no me entiende, los De Gaulle no me entienden, Sandra está inoperativa e intenta matarme...!
¡Y el Ente me rechaza, ni un triste polvo me ha echao!
Dejaros de enredar e iros a vuestras habitaciones a reflexionar sobre lo de las gamuzas, y sino... no cenáis...-farfulló tembloroso, le podía dar una subida de tensión.
Lo siento mucho, es lo que hay, macho-admitió que su reprimenda no había sido nada agradable para los dos hombres antes de marcharse.

El comisario y Mariano corrían tras Toro Encerrado cuando un implacable Rasputín se interpuso entre ellos y el indio. Mientras el doctor parloteaba, Don Lorenzo estiró el cuello e intentó asomar la cabeza por encima de la de Rasputín; el indio, inconsciente del seguimiento al que estaban sometiéndole, dobló una esquina y desapareció. Incrédulo, el comisario taladró al doctor con la mirada y negó con la cabeza bruscamente.
-¡¿Pero qué hace?! ¡Verenguer, un sospechoso se está escapando! ¡Déjenos pasar, deprisa! -ladró, intentando apartar sin éxito a Rasputín. Finalmente, sulfurado, el comisario masticó una blasfemia y se apoyó en la pared para descalzarse. Una vez desprovisto de sus zapatos, se acercó de nuevo al doctor y se detuvo ante él desesperado- ¡¿Qué tal ahora?!


Tras despedir a Gonzalo con el mismo discurso que al resto de clientes, el director se estaba incorporando con la intención de abandonar el despacho, pero en ese momento la puerta se abrió una vez más y apareció Silvia. Lázaro se detuvo en pleno movimiento, y permaneció inmóvil durante algún tiempo, intercambiando una tensa mirada con la forense, como si le hubiera soprendido en mitad de un acto execrable. Después, atusándose el traje, el director volvió a sentarse.
-Bienvenida. Dígame cuál es su problema -recomendó velozmente, sin separar las palabras ni respetar las pausas. Cada segundo que transcurría desestructuraba aún más su agenda.


Mariano:
-¡Alto!...¡ALTO!....
Cual fue su sorpresa, que cuando miró hacia atrás para ver si Don Lroenzo conseguía alcanzarle, al que tenía detrás era a un celador siguiendole los pies, y a otros dos un poco más atrás

Sus padres ya no estaban a su lado, lo cual le agradó y decepcionó profundamente y a la vez.
Sobre su pecho, encontró una nota que excusaba su ausencia, al parecer, se iban a perder la comida...
Le habían citado más tarde, en la sala de estar de la clínica...
Rasputín había vuelto a la puerta de su habitación, donde esperaban Claude y Charlotte, acompañados de Sandra y Fiti, quienes también habían acudido al comedor.
La chica había montado un escándalo supremo, y habían tenido que sedarla unos celadores.
Rasputín se la llevó alegando que él se encargaría de ella.
Sandra
Rasputín es el guerrero Samurai, por el culo le dáis...
¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!
Vámonos de este puto sitio y tiramos para Pamplona...
¡¡¡QUE TENGO EL COÑO COMO UNA MONA!!!
¡¡¡JAAAAAAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJAJA!!!-reía siendo sujetada por los De Gaulle.
Claude más bien la recorría con caricias nada propias de un hombre respetable.
Rasputín abrió la puerta, temiendo que algún celador les llamara la atención.
Cuando abrió, enseñó a su familia la habitación.
Todos permanecieron en silencio.
No había suelo, la niebla les cubría los pies y los tobillos, y era difundida por una máquina situada al final de la sala.
Las paredes estaban cubiertas de telarañas y las camas de polvo.
Del techo colgaban crucifijos boca abajo y colgantes con pentáculos, estaban rodeados de pintadas, además, que hacían mención al Anticristo, Lucifer, Satán y otros espectros demoniacos.
Rasputín se había encargado de decorar la habitación con todo aquello.
Charlotte
Este hombgre es tongto...
Es iggual de gilipogllas que mi higjo-balbuceó soltando las maletas entre la niebla de mala gana.
Claude
También es mi higjo, Chaglotte-llevó a Sandra hasta su cama para amordazarla y atarla, mientras que la chica le lamía el rostro.
Charlotte
Sí, también, también-respondió deseando cambiar de tema.
Gaspugtín, ¿a qué viegne esto?
Rasputín Verenguer
Quiero que el Ente se confíe...
¡Que se confíe!-rió muy seguro de su plan.
Y en cuanto menos se lo espere, que se encuentra en su hábitat...
¡Capón y pa fuera!-señaló el pasillo.
Nadie hizo ningún apunte, Rasputín había demostrado ser gilipollas, y sería como ir contracorriente.
De repente, Fiti, quien había permanecido en silencio, habló.
Fructuoso "Fiti" Bragueta
Capón-murmuró pensativo.
Un momento...
¿No os dáis cuenta?
¿Cuántas veces el Ente ha dejado a Sandra?
Dos...
Una cuando se le cayó el crucifijo de la Iglesia en la cabeza, y la otra cuando se cayó por las escaleras, que iba a venir a casa el doctor Medina...-los De Gaulle se adelantaron a la explicación, Rasputín se desabrochaba la bata, espeso.
¿Y si yo me apalanco a ver el Mundial y vosotros...?
Charlotte
¿Intengtagmos matagla?
¡Cogño, ya tenegmos plan mientgras estagmos en este muegmo, jajajaja!-rió dando un codazo a Rasputín, quien permanecía inmóvil.
Claude
¿Qué igdea es egsa?
¿Con quién mojaggé el piguglo lueg...?
Quiego desig...
¿No se puegde quegag cogmo está?-señaló a Sandra, quien daba lenguetazos ya atada a la cama.
¿Y si nos la caggamos pog eggog?
Fructuoso "Fiti" Bragueta
¡Oh, Dios mío!-alzó la voz con la mirada perdida, sin la más mínima credibilidad.
Me voy al salón, que en lo que llega el próximo partido tengo trabajo por delante-alzó un pack DVD con los mejores partidos del 89.
Antes de salir, junto a los demás, Fiti se acercó a la cama de Sandra, para contemplarla insinuando obscenidades.
Tras varios minutos de máxima expectación, los cuatro se miraron.
Rasputín tragó saliva.
¿Había mejor plan?

A pesar de su exasperación, el director se esforzó en atender a Silvia, y de no ser por la necesidad de nicotina que le obnuvilaba los sentidos estaba seguro de que habría averiguado por qué la historia de la forense le resultaba tan familiar. Sin embargo, fue incapaz de identificarla y, contrariado, comenzó a hablar en su metálico, veloz e hipnótico tono de voz.
-Por supuesto. Usted ya forma parte de este lugar, y a partir de hoy mi prioridad será ayudarle a superar su adicción. Busque a algún celador y diríjase al comedor, la hora del desayuno terminará en breve -comentó, al tiempo que, con movimientos robóticos, consultaba su reloj. Sus ojos se desorbitaron durante un instante: no sólo ya había concluido la hora del desayuno, sino que iba a comenzar la de la comida. Alarmado, el director se incorporó y atusó el traje mientras finiquitaba rápidamente su discurso-. Después, el doctor Verenguer le conducirá hasta su habitación. Está en buenas manos, señora -añadió a una velocidad relampagueante, y rodeó el escritorio para abrir la puerta e invitar a Silvia a salir.


Ajeno a lo que ocurría a los placejes que sucedían a su espalda, recorrió el tramo final del pasillo para finalmente internarse en su habitación con el mismo silencio con el que había efectuado las demás acciones. Cerró la puerta tras de sí, y con rapidez hurgó en la corona de plumas, extrayendo la droga y sosteniendola en las manos.

Cuando Rasputín se marchó, el comisario podría haber corrido tras el indio, pero al haberlo hecho ya Mariano, y resignándose a regañadientes a que a su edad no estaba capacitado para emprender persecuciones peliculeras, optó por esperar y confiar -no sin reservas- en que Mariano le atraparía.
Silvia apareció en ese momento, interrogándole acerca de lo ocurrido, y el comisario encogió el cuello.
-Hola, hija... Creemos que ese indio puede estar relacionado con el tercer socio que buscamos -explicó, con la mirada pendiente de la dirección por la que había desaparecid Mariano. De repente, asimiló lo que implicaba la presencia de Silvia, y, enérgico, la asió de la muñeca cariñosa pero ineludiblemente y la arrastró hasta la biblioteca y, una vez allí, hasta el globo terráqueo-. Le hemos visto sacando un paquete de cocaína de esta bola -explicó el comisario, depositando la rugosa palma de la mano sobre la esfera-. Silvia, quienquiera que dejó la droga aquí (si no fue el propio indio), ¡habrá dejado sus huellas dactilares! Ya sé que no dispones de tu equipo habitual, hija, pero ¿crees que podrías examinarlo y buscarlas? -preguntó el comisario, esperanzado pero asimismo preparado para la decepción.

Mariano:
-Uff... dios... casi me pillan... ¡Maldición!... encima perdí el rastro de ese tipo...
Ya en la biblioteca se acercó a Silvia y Don Lorenzo
-Lo... lo siento comisario... al final se ha escapado...



- no te preocupes cariño...que aqui estoy

El comisario asentía con la cabeza conforme Silvia hablaba, y se disponía a decir algo cuando Mariano irrumpió en la biblioteca. Al descubrir por boca del subinspector que el indio había escapado, don Lorenzo se mordió el labio y se giró para maldecir en otra dirección, no porque Mariano hubiese fracasado en su tarea, sino porque él mismo no le hubiese ayudado en la persecución. Después, masajéandose la frente, volvió a situarse frente a su hija y Mariano.
-Bueno, bueno... No pasa nada. Sabemos que el tipo está entre estas cuatro paredes, y no se va a mover de aquí -arguyó, alzando y descendiendo las manos para imponer una calma que sólo él necesitaba-. Ahora, lo importante es saber si fue él quien escondió la droga en el globo, y si no es así, quién -añadió, y después se abstrajo para repasar mentalmente el instrumental requerido por Silvia. Un tanto incómodo, se dirigió a Mariano-. Moreno... ¿puede ir a buscar los materiales que necesita mi hija para hacer la prueba de huellas dactilares? -preguntó, espetándole acto seguido cuáles eran dichos materiales.