El Karma siempre vuelve | Pr?ximamente...



KARMA ES KARLOS DURANTE LOS PRÓXIMOS 6 DÍAS


BOLLOVISIÓN.
¡Muy buen capítulo!
Cuando leí el último capítulo de la temporada sin saber de la existencia de este, no entendí algunas cosas, como la aparición de Dorotea (me pregunté que de donde coño había salido), o el flashback de Alexis en el cumpleaños de Ivana (me extrañó que la primera aparición de Alexis en la serie fuese a través de un flashback de un cumpleaños que no recordaba a ver visto en ningún capítulo).
''Saray Wilfreda Belinda Romina de mi corasón...'' ¡QUE GRAN FICHAJE ES DOROTEA! Es de lo mejor de este capítulo, y en el siguiente también está bastante bien.
¿¡IVANA ES HETEROSEXUAL!?




Y bueno, la sorpresa de Rubenia al final del capítulo... ''Rubenia: (...) soy...¡SOY UN HOMBRE!'' Pobre Rubenia, pasa de ser la pringui del grupo a ser hermafrodita, y ahora un hombre. Tiene más razones para suicidarse que Alba e Ivana...
¡HASTA PRONTO, BOLLOPARY!





Y antes, podrás recordar con un resumen muy especial...






El coche policía llegó a un hospital de Barcelona a toda prisa. Varios enfermeros que estaban en la puerta de este, tomando un cigarrito, se alarmaron y fueron corriendo a ver qué había pasado. Cuando uno de los policías abrió el coche y entre Paul y Lola sacaron a Natalia de él.
Enfermero: ¡Tranquilos! ¡Voy a por una camilla!
Lola apoyó a Natalia en el suelo mientras la camilla venía.
Ángela: ¡Mamá! ¡Te vas a...!
Lola: ¡Niña! ¡Calla!
El enfermero llegó con la camilla. Pusieron sobre ella con sumo cuidado a Natalia y la introdujeron al hospital a toda prisa. La llevaron a la sala de partos, y el ginecólogo que estaba de guardia, que casualmente era el que había llevado el embarazo de Natalia, entró.
Doctor: ¡Vaya, vaya! ¡Matrona, ayúdeme! Saquen el material.
Ángela: ¡Yo quiero entrar!
Enfermera: Por favor, abandonen la sala de partos.
Paul: Es mi mujer.
Enfermera: No permitimos ningún acompañante, lo siento. Esperen afuera.
Lola agarró como pudo a Paul y lo llevó a la sala de espera.
Lola: Paul, cálmate, por favor. ¡Cálmate!
Entonces, una gota de sangre cayó al suelo, frente a Lola, Paul y Ángela. Lola se quedó mirando hacia esa gota impresionada.
Lola: ¿De quién es la sangre?


La mujer identificó al herido, era Paul. La sangre caída de su brazo izquierdo.
Lola: ¡Paul! ¡Estas herido! ¡Un médico! ¡UN MÉDICO!
Varios enfermeros de guardia vinieron corriendo, alarmados.
Lola: ¡Está herido! (señalando a Paul)
Enfermero: Acompáñenos.
Paul: ¡Lola! ¿Para qué dices nada?
Lola: Tranquilo, yo me quedo con Ángela.

En un lugar muy lejos de allí, en la otra cara del planeta se situaba uno de los zoológicos más grandes de el mundo, el zoo Diamante. Era uno de los principales colaboradores del Proyecto Maponto, pues trabajaba con la célula Z casi a diario, evidentemente en un subterráneo que estaba en su subsuelo. En una de las salas de ese subterráneo, habían dos personas conversando, una mujer con el pelo blanco y muy joven y un hombre con barba blanca.
Conversación en inglés...
Vanessa: ¡No contestan a nuestras llamadas!
Vanessa observó a Gandy, parecía estar en un estado triunfal, como de haber descubierto algo. Y así era.
Gandy: Hay que ponernos en contacto con ellos. Me he dado cuenta de una cosa...
Vanessa: ¡Llevo días intentando ponerme en contacto con el Safari! ¡Y con el VillaNovina! Pero no contestan nuestras llamadas. Es más, también he iniciado una videollamada con la Isla Luna, pero nada... tampoco están allí.
Gandy: Estos españoles... jamás debimos entrar en ese proyecto, nos dará más de un quebrar de cabeza.
Vanessa: Pero, esto nos puede dar mucho dinero... Bueno... (interesante) ¿Qué es eso que has descubierto?
Gandy sacó unos papeles. Había dibujos de la Célula Z.
Gandy: Nuestro plan jamás va a funcionar. Acabo de darme cuenta que el proyecto Maponto es una idiotez. Más que conseguir dinero, vamos a acabar todos en la cárcel.
Vanessa: ¿Qué?
Gandy: La célula Z está formada por la unión bioquímica de varias células de varias razas de animales. Esta célula puede hacer que tu cuerpo se adapte a cualquier tipo de acción climatológica o gravitatoria. Es por esto por el cual creemos que podríamos conseguir enviar humanos a otro planeta y que allí sobrevivieran... nos equivocamos.
Vanessa: ¿Por qué? No te sigo...
Gandy: Vanessa, ¿has observado cómo se ponen los animales cuando les inyectamos la célula?
Vanessa: Sí. Mutan, se vuelven agresivos....
Gandy: Pierden toda su voluntad y conciencia. Si inyectamos esta célula a un humano, podría ser peor...
Vanessa sonrió, sarcástica.
Vanessa: ¿Qué me estás queriendo decir? ¿Que se podría convertir en una especie de zombie?
Gandy: No te lo estoy diciendo en broma. El humano podría mutar y volverse agresivo.
Vanessa: ¡En el Safari ya han probado la célula Z! Con una niña... y hasta ahora no se ha vuelto una zombie, ¿no?
Gandy: No, porque a ella no le inyectaron la cepa original de la célula Z.
El semblante de ambos cambió radicalmente.
Vanessa: Entonces... hay que...
Gandy: Cancelar el Proyecto Maponto. Sin querer, hemos hallado algo que parecía que solo ocurría en películas... convertir a personas en mutaciones, más claramente hablando, zombies.
Vanessa: Dios... podría liarse muy gorda.
Gandy: Hay que avisar a los del Safari. Han secuestrado a unas personas para inyectarles la célula... no saben lo que puede pasarles.
Gandy salió de la sala de comandos. Pasó una segunda sala contigua a la anterior. Estaba llena de jaulas y en las jaulas había animales agresivos, con dientes muy largos. Gandy pasó la mano por delante de ellos y estos intentaron atacarle, pero como estaban en la jaula, a este le dio tiempo de apartarse.
Gandy: Los sujetos se han puesto muy agresivos... ni me quiero imaginar en los humanos.
Vanessa: ¿Y qué hacemos si no contestan?
Gandy: Entonces tendremos que hacer un viajecito a España...
Vanessa: De acuerdo, que así sea.
En la sala de partos del hospital...
Habían conseguido que el bebé fuera expulsado del vientre de Natalia, pero a la vez una fuerte hemorragia había comenzado. El doctor estaba intentando hacer todo lo posible por pararla, pero era en vano, pues todo seguía igual, incluso hasta peor.
Doctor: ¡Traed algo! ¡Vamos a cortar esto!
Las puertas se abrieron y Ángela entró corriendo. Fue hacia su madre, y la agarró del brazo.
Natalia: ¡Ahhhhh! ¡ME DUELE!
En la derecha de la sala, en una especie de incubadora estaba el bebé tumbado, pues había nacido prematuramente, a los ocho meses. Justo en ese momento, Ángela miró hacia su hermano, y sus ojos se abrieron, eran ojos rojos… con las pupilas grandes.
Ángela: ¡Ah!
Enfermera: ¡¿Qué pasa?!
Ángela: ¡Ha abierto los ojos! ¡Qué miedo!
Todos se quedaron absortos, los ojos del bebé daban miedo. A los pocos segundos, los cerró. Aunque lo que había ocurrido era paralizante, y daba que pensar, no podían pensar ahora en eso, sino intentar solucionar la hemorragia de Natalia.
Doctor: Ya les avisé… nada bueno crecía en tu interior Natalia, nada bueno, ¡saquen a la niña de aquí, vamos! Sigamos con lo nuestro...
Las enfermeras llevaron a Ángela con Lola.


Celia iba acompañada de Rodrigo y una mujer alta y de pelo blanco. Se dirigían a un lugar a las afueras de Barcelona. Era un antiguo cementerio abandonado. Estos entraron por la parte frontal, estaba todo muy sucio y descuidado.
Celia: Es el lugar perfecto.
Rodrigo: Sin duda, además, alejado del centro.
Vanessa: El Diamante también está bastante alejado de Los Ángeles, a varios kilómetros, es lo mejor.
Rodrigo: Pero el zoo Diamante ya está en funcionamiento, el VillaNovina, en Inglaterra también, solo nos falta este, en España, el zoo...
Celia: Safari, se llamará Safari.
Todos caminaron por el cementerio, al fondo, parecía haber una escalinata de marmol, pero estaba medio derruida, aún así, pudieron subirla. Cuando estuvieron arriba del todo miraron al frente, ante todas las tumbas. Al frente de todas, había una que ponía: "Aquí yace Ashen, uno de los mejores ventrículos de María Shaw. Nunca te olvidaré" Hace varios meses, María Shaw se había acercado junto con Fabio y Berta para enterrar a su muñeco preferido, a ese lugar a las afueras, para que nadie la tomara por loca.
Rodrigo: Lo peor van a ser todas las familias que se van a quedar sin ver a sus pobres fallecidos...
Celia: ¿Tú ves alguna flor aquí fresca? ¡Esto está abandonado!
Rodrigo: Mañana mismo mandaré a comenzar las obras, incluidas las de los subterráneos.
Vanessa: ¡Que todo sea por el proyecto Maponto!
Celia: Seremos muy importantes cuando nuestro proyecto haya concluido con éxito.

Nacho había continuado el pasillo del jardín hacia adelante en los subterráneos, aún se acordaba de cuando bajó allí con Lola, salieron por una entrada que había en la cueva, aparte de la de la fuente. Y así hizo, salió por la trampilla de las cuevas.
Nacho: Cuanto tiempo...
El chico salió de las cuevas, pero su sorpresa fue muy grande cuando vio que todo el zoo estaba completamente vacío, no estaban ni los animales. Tanto tiempo para poder llegar al zoo, y ahora que llegaba, no había nada ni nadie.
Nacho: ¿Qué ha pasado aquí? Dios Santo...
Un coche pareció llegar a la entrada, Paul y Lola entraron gritando al zoo.
Paul: ¡Nooooooooooooooooooooo! ¡Se lo han llevado todo!
Lola: ¡No puede ser, joder!
Paul: Nos lo decían en serio los de la asociación.
Nacho apareció de repente ante ellos.
Paul:

Lola:

Este corrió hasta los brazos de ambos.
Lola: ¡Creíamos que estabas muerto!
Paul: ¡Cuanto tiempo, tío!
Nacho: Eh... sí, desde lo de la isla esa que no nos vemos.
Lola miró de reojo a Nacho.
Lola: ¿Qué te ha pasado? No pareces el mismo...
Nacho: ¿Yo? Yo estoy como siempre.
Paul: ¿Cómo has llegado hasta aquí? ¿Y que has estado haciendo todo este tiempo?
Nacho: Es una larga historia... pero, ¿por qué está el zoo vacío?

Paul: Nos lo han cerrado, por impago y por no abrirlo al público.
Lola: Paul, las cosas han cambiado mucho.
En la comisaría de policía, estaban todo el mundo preparando un operativo de búsqueda para todos los miembros del proyecto Maponto.
Comisario: Son altamente peligrosos, y se nos han escapado con mucha facilidad en ese zoo.
Policía: ¡De acuerdo!
Comisario: Rastrear toda la zona, ¡que no quede ni un puto lugar donde no los hayamos buscado!
Policía: ¿Qué se traen entre manos esta gente?
Comisario: ¿Te acuerdas de Rodrigo Márquez? Este (saca la ficha) fue detenido junto con Tom Frankley, el día en el que encerraron a toda esa gente en los túneles del Safari. Fueron acusados de participar en un proyecto, Maponto, mira.
El comisario sacó el libro negro.
Policía: ¿Qué es esto? ¿De dónde ha salido?
Flashback
Cuando iban por el coche, camino al hospital, por el parto de Natalia, esta sacó de su bolso el libro negro. Se lo ofreció al policíal.
Natalia: ¡Ahhh! (dolida) Aquí tienen todo lo que necesitan para localizar a toda esta gentuza.
Comisario: De acuerdo, haremos todo por ello.
Natalia: Ellos tenían mi hija.
Lola: Comisario, nos han tenido a nosotros encerrados en un edificio... es su sede.
Comisario: ¿Sabéis donde está el edificio?
Paul y Lola se miraron entre sí.
Paul: Ese es el problema... que nos llevaron en un camión atados al edificio y nos sacaron de allí igual. No tenemos ni idea de dónde está, pero ese lugar, está lleno de esos experimentos... esas mutaciones, como ellos les llaman.
Lola: Están experimentando con animales, y a consecuencia de eso, han encontrado una célula, que implantada en humanos, podría hacer que cualquier humano se adaptara a las condiciones de vida fuera del planeta.
Comisario: ¡Pero eso es una buena noticia! ¿No?
Paul: ¡Claro que no! Han asesinado a miles de animales. Y querían usarnos a nosotros como cobayas, para implantarnos la célula y enviarnos a otro planeta...
El comisario se echó a reir.
Comisario: Ja ja ja ja ja... ¿Os estáis dando cuenta de lo que me estáis contando?
Lola: Esto... es completamente en serio Solo tenéis que leeros ese libro negro. Además, ya han intentado ir a la Luna.
Comisario: Eso es imposible, si lo hubieran intentado en la estación espacial internacional se hubieran dado cuenta.
Paul: O no. Esa gente podría estar aliada con ellos. Tienen gente por todos lados...
El coche llegó hasta el hospital.
Comisario: ¡Vamos, señores, brillo!
Todos los oficiales abandonaron la comisaría y empezaron el operativo de búsqueda a los de Maponto.

Hombre: Aquí tienen. Las llaves del zoo.
Flashback
En ese momento, una persona encorbatada estaba aparcando su coche frente al Safari. Estaba cerrado, una vez más. Sacó su teléfono móvil y llamó.
Hombre: Soy yo. Está cerrado, ya van unos cuántos días seguidos que lo cierran.
Mujer: Está bien. Tomaremos medidas. Se lo comunicaremos al presidente de la asociación de zoológicos. Ese zoo va a ser cerrado.
Hombre: Es de cachondeo que lo cierren cada vez que quieran.
Mujer: Pues sí.
El hombre colgó el teléfono. Andó varios pasos, pero se tuvo que detener al darse cuenta que pisó algo en el suelo. Era un manojo de llaves, las llaves de Paul.
Hombre: Vaya, vaya, vaya... qué casualidad... sencillamente excelente.
El hombre sonrió. Bajó su brazo había una carpeta, tenía una enorme Z. El hombre provenía de la asociación de zoológicos del mundo.
Rosa: Gracias por vuestro trabajo. ¿Dónde habéis puesto los animales?
Hombre: Los hemos llevado en las jaulas al interior del edificio, como Rodrigo nos dijo.
Rosa: Está bien.
Mujer: ¿Ya podemos irnos?
Rosa: Claro que si... pero antes, acompañarme.
Rosa guió a los dos hasta un patio interior del edificio.
Rosa: Entrad dentro, allí hay una cosa para vosotros.
Hombre: ¿Donde?
Rosa: Allí, al fondo del patio, en aquella caja.
Ambos entraron, Rosa cerró rápidamente la puerta, estos dos se dieron cuenta.
Hombre: ¡Oiga! ¡Abra la puerta!
Rosa: No puedo permitir que cuando vosotros salgáis de aquí os chiveis de lo que habéis hecho.
Entonces, Rosa pulsó un botón que había en la pared, y dos plataformas se levantaron del suelo del patio, eran plataformas de césped, un suelo de pega. de las plataformas, por una rampa subía algo... era un tigre.
Rosa: Ha sido un placer contar con vuestra colaboración para el Proyecto Maponto.
Hombre y mujer: ¡AHHHHHHHH!
El tigre se lanzó a los dos, y empezó a morderles bruscamente hasta matarles. Afuera del patio, por la puerta Rosa miraba sonriente la escena.
Natalia estaba ya en su habitación del hospital con su bebé, aunque tenía que estar de vez en cuando en la incubadora, pero podía salir de ella. El doctor estaba junto con Natalia.
Doctor: Así que ya sabe, ¿de acuerdo?
Natalia: Vale, adiós.
A la misma vez que el doctor abandonaba la sala, Paul y Ángela entraron en la habitación.
Ángela: ¡Mamá!
Natalia: ¡Cariño!
La niña saltó hacia la cama de su madre a abrazarla.
Natalia: ¡Huy! Cuidado, hija, que ya les ha costado bastante a los médicos parar la hemorragia.
Paul se acercó hasta la incubadora donde estaba Yon, su hijo.
Paul: Es bastante guapo...
Ángela: Y raro. Yo no he olvidado lo de los ojos rojos.
Natalia: Cariño, cuando el bebé nació, estaba lleno de sangre de mi hemorragia, es posible que fuera un efecto óptico tuyo o algo... no sé.
Paul: Natalia, hasta el doctor lo vio y dijo que el sabía que el niño traía algo raro.
Natalia: Pues esta misma mañana el doctor me ha pedido disculpas por eso. Dice que cuando lo dijo estaba muy nervioso y asustado, porque nunca había visto una hemorragia de ese tipo.
Paul: En fin... ¡Nacho ha aparecido!
Natalia: ¿En serio?

Paul: Sí... pero por otro lado, nos han saqueado el zoo los de la organización de zoológicos.
Natalia: Vaya unos cabrones.
Ángela: La policía está buscando a los malos.
Paul: ¡Sí! Es muy probable que ya pronto encuentren su sede...
Un helicóptero aterrizó en la terraza del edificio Maponto. De él se bajaron Gandy y Vanessa. Rosa y Rodrigo estaban esperándoles allí.
Gandy: Good morning Buenos días...
Vanessa: Por fin nos vemos. Perdonad a Gandy, ya sabéis... el aún no controla el hispano.
Rosa: Vamos adentro, no me gusta que estemos aquí afuera.
Vanessa: ¿Por qué?
Rodrigo: La policía nos está buscando.
Todos se miraron entre sí, antes de bajar de la terraza. Luego bajaron por las escaleras y fueron a parar a una enorme sala, llena de jaulas con animales.
Gandy: Look at the roles... Mirad los papeles...
Vanessa sacó todos los papeles que tenían escrito todo lo que había descubierto Gandy sobre la Célula Z aplicada a humanos. Tras estar leyendo todos el contenido, llegaron a una conclusión.
Rosa: Entonces, solo nos queda pasar al plan B del proyecto. El A ha fracasado.
Gandy: Yes. Si
Rodrigo: ¿¡Pero no decías que este no entendía nada!?
Vanessa: No tiene sentido que apliquemos la célula a humanos, pues mutarían... como hacen los animales, y se podrían convertir en una especie de... zombies... que solo se verían atraídos por un único instinto, el hambre.
Rodrigo: ¿Qué hacemos? Y... ¿todos las mutaciones y animales que tenemos, qué pasa con ellos?
Rosa: Ya os he dicho. Pasamos al plan B.
Vanessa se levantó alterada.
Vanessa: ¡¿Dónde está Tom?!
Rodrigo: Muerto. Yo le maté.
Vanessa:


Rosa: Bien, por tercera vez, ya solo nos queda pasar al plan B.
Rodrigo: ¿Plan B?
Rosa: Soltaremos a todas las mutaciones por ahí... y que ellas... ja ja ja... se encarguen de... hacer justicia.
Vanessa: ¡Eso es una crueldad! ¡Este proyecto nació con fines extrictamente profesionales!
Rosa sacó un arma. Apuntó a Vanessa a la cabeza.
Rosa: Estás en la sede de Maponto. Tom ha muerto, Celia también, ahora la máxima autoridad de este lugar soy yo. Soltaremos a las mutaciones, y nos iremos en helicóptero a Los Ángeles.
Rodrigo: Rosa, podría morir mucha gente.
Vanessa: ¡Es una locura donde las haya! Esos animales sueltos por ahí matarían a mucha gente.
Rosa: Sí, y también matarían a todos esos policías y a los entrometidos del zoo. Y eso sería nuestra venganza. El mundo se convertiría en un zoo.
Gandy: Ejem... Ejem...
Rodrigo se puso en pie.
Rodrigo: Yo tengo una idea mejor.
Rodrigo: De hecho, ya he empezado con ella.
El hombre sacó una foto de su bolsillo. Era Nacho.
Rodrigo: Este hombre, empezará nuestro plan de venganza, ja ja.

Hace
Lola se quedó embarazada con dieciséis años, de mellizos, algo que nunca había contado a nadie. Pero tanto ella y su novio eran muy jóvenes para mantener a los dos críos, así que decidieron decirle a ambas familias que solo tuvieron uno, y el otro... lo entregaron a un orfanato. Todo ocurrió así...
Lola: Tú te llamarás Marta... Y tú te llamarás ¡Rosa!
Novio: Pero Lola... somos muy jóvenes... no podemos mantener a dos niñas...
Lola: ¿Y qué? ¡Se intentará!
Novio: Lo mejor es... dar una...
Lola: ¿Eing?
Novio: Conozco un orfanato... aquí, muy cercano...
Lola: No pienso abandonar a ninguna de mis hijas. Y mucho menos tener que elegir.
Novio: Pues lo vas a tener que hacer.
Lola: ¿Y si no quiero?
El novio le dio un tortazo a Lola.
Lola: ¡Cabrón!
Novio: ¿Quieres más? ¡Pues ya sabes lo que tienes que hacer!
(...)
Lola, con una capucha puesta para que nadie la reconociese dejó en una cesta a Rosa en la puerta del orfanato y llamó a la puerta, luego salió corriendo. Una señora abrió la puerta
Señora: ¡Ya nos han dejado otro niño más! La cuidaremos bien...
Al final de la calle, Lola miraba con una lágrima en su cara como la señora del orfanato llevaba a dentro de este a su hija Rosa.
Lola: Lo siento mucho Rosita... espero, que algún día nos volvamos a ver... No os puedo mantener a las dos.
En la puerta del zoo, estaba Nacho, esperando a que llegara el momento en el que la policía pasase por allí. Y el momento llegó, cuatro guardias llegaron en un coche y se acercaron hasta donde estaba Nacho.
Policía: Buscamos a una tal Rosa... ¿la conoces?
Nacho: ¿Por qué la buscan?
Policía 2: Es la creadora de un proyecto que estamos investigando... Además, es altamente peligrosa.
Nacho: Está en el bar, adentro.
Los policías sacaron sus armas y fueron corriendo hasta la cafetería. La asaltaron de golpe y apuntaron a Lola a la cabeza con las armas.
Policía: ¡Alto, policía!
Lola: ¿¡Qué!?
Policía 2: Rosa, quedas detenida, acusada de crímenes contra la humanidad.
Lola: ¡Yo no soy Rosa, eso es un error!
Policía: Eso díselo a un juez.
Los oficiales llevaron a Lola presa a su coche, con unas esposas en sus manos. Nacho, escondido miraba la escena que el mismo había provocado por obligación de los de Maponto. Se sentía todo un mierda, pues había traicionado hasta a sus propios amigos.



Nuestro protagonista se llama Gerardo, es de París y tiene unos 31 años. Tiene una vida perfecta, es atractivo, inteligente y de familia adinerada. Esto hace que tenga un trabajo ameno y estable, no tiene nada por lo que preocuparse, o al menos eso parece...
LOUIS Y FÉLIX
FLASHBACK:
EMMA: (Secándose las lágrimas) Tu padre se ha tenido que marchar muy lejos, le ha salido un trabajo mejor.
LOUIS: ¿Y por qué no vamos con él?
EMMA: Es una misión secreta, no podemos ir.
ANTOINETTE: Bueno, ¿le damos ya algún nombre o qué?
FÉLIX: Pues de los que has dicho me gustan Ángela y Sophie.
ANTOINETTE: Entonces Sophie, es el más bonito.
LOUIS: ¿Quién eres?
FÉLIX: Yo soy Félix. ¿Y tú?
LOUIS: Yo Louis. ¿Qué haces por aquí? No te he visto ningún día.
FÉLIX: Estoy triste, mi papá acaba de morir.
VINCENT Y ANTOINETTE
FLASHBACK:
ANTOINETTE: ¿Usted también viene al Congreso de Medicina?
VINCENT: Sí. Soy Vincent Dubois, ginecólogo. Y usted es…
ANTOINETTE: Antoinette Girard, neuróloga. Encantada de conocerle.
VINCENT: Antoinette, ¿quieres salir conmigo?
ANTOINETTE: (Tras pensárselo un momento) Sí.
ANTOINETTE: (Llorando) No quiero verte más en mi vida. ¡Fuera de mi casa! ¡¡¡FUERA!!!
VINCENT: Si es eso lo que quieres...
ANTOINETTE: (Con rabia) ¡¡¡¡FUERA!!!!
(…)
ANTOINETTE: Tú... ¿Qué haces aquí? ¿Qué ha pasado?
VINCENT: Te dije que el divorcio te saldría caro...
Vincent se quitó los pantalones, perdiendo el control de sí mismo. Antoinette, sin poder creer que aquello estuviera pasando realmente, comenzó a llorar a causa de todo el dolor y el sufrimiento acumulado.
(…)
ANTOINETTE: Ya entiendo por qué me encuentro tan cansada y vomito todas las mañanas.
VINCENT: ¿Pero de qué hablas, Antoinette?
ANTOINETTE: Vincent... estoy embarazada.
VINCENT: (Amenazador) Muy bien, tú lo has querido. Lo siento pero no me dejas otra opción, como siempre, una vez más.
De pronto, Vincent se sacó un cuchillo de detrás del pantalón y lo utilizó en contra de Antoinette.
ANTOINETTE: (Asustada) ¡¿Pero qué haces, animal?! ¡¿Te has vuelto loco?!
Hubo un intenso forcejeo hasta que, tras unos segundos de suspense, Antoinette consiguió arrebatarle el cuchillo. Después, con un grito de rabia y desesperación lo clavó sobre el corazón de Vincent, quien cayó muerto al suelo, desangrándose.
ANTOINETTE: (Con rabia y frustración) ¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOO!!!! ¡¿Qué he hecho?! ¡¡VINCENT!! ¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOO!!!!
SARA Y LAS LLAMADAS ASESINAS
GERARDO: ¡¡No la mates!! ¡No la mates! ¡¡Por favor!!
SARA: ¡¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!
El cuerpo de la víctima cayó al suelo, y empezó a echar borbotones de sangre por la boca. En unos pocos segundos, estaba muerta.
Gerardo reconoció ese grito enseguida: le resultaba muy familiar... Este golpe sí que fue duro para él, no fue una muerte como la otra, que le dolió pero no era nadie conocido. Esta muerte era de alguien tan cercano como su propia hermana, su hermana Sara.
(…)
ALEJANDRO: (Voz amenazadora) Tu hermana está viva y a salvo. Al menos de momento...
GERARDO: ¿Y tú eso cómo lo sabes?
ALEJANDRO: Bueno, digamos que conozco... a quien te hizo esa llamada.
PADRE DE GERARDO
Al día siguiente iba a cumplirse un año desde aquel fatídico momento en el que recibió la llamada comunicándole que su padre había muerto. La explicación que le dieron fue: el volante se le había descontrolado, hasta que había chocado con el borde de la acera, lo que había provocado al vehículo dar una vuelta de campana e impactar contra un árbol. Imposible.
GERARDO: Creo que el accidente de mi padre no fue tal accidente. ¡Fue un sabotaje!
FLASHBACK:
EMMA: Es mi marido. Lleva varios días desaparecido y no sé dónde está.
ANTOINETTE: (Tras una pausa) ¿Crees que le ha podido pasar algo?
EMMA: (Se echa a llorar) ¡No lo sé!
ANTOINETTE: Tranquila... ¿Y tu hijo, sabe algo?
EMMA: Le dije que su padre se había marchado lejos porque le había salido un trabajo mejor. Creo... creo que la desaparición de mi marido no fue una casualidad. Creo que le ha pasado algo.
ANTOINETTE: ¡¿Cómo?!
EMMA: Llevaba unos días muy raro. Por las noches miraba hacia todos lados como si lo estuvieran persiguiendo. Incluso llegó a decirme que si algo le pasaba cuidara de Louis. Antes de su desaparición me dijo que iba al río a pescar, y ya no sé más de él. Creo que lo han asesinado.
ANTOINETTE: En los diez años que estuvimos sin vernos, yo mantuve una relación con él y tuvimos dos hijos. Creo que el mayor va al mismo colegio que Louis.
EMMA: ¿Félix?
ANTOINETTE: Sí, ¿cómo lo sabes?
CÓMO SE EMBARCA
ALEJANDRO: Lo tengo (…) Sí, parece ser que descubrió las palabras de su hermana (…) ¡¡¿Y yo que quieres que haga?!! (…) Tranquila, me ocuparé de él. Déjalo en mis manos.
Colgó el teléfono, y cuál fue su sorpresa tras abrir un cajón de la mesilla de Gerardo y descubrir que había olvidado llevar su revólver.
(…)
PILOTO: Atención, sentimos comunicarles lo siguiente, pero estamos atravesando unas fuertes ráfagas de viento y hemos perdido el control del avión. Pónganse los cinturones, mascarillas y chalecos; y preparen el plan de emergencia explicado al principio del vuelo. Ante todo, que no cunda el pánico.
GERARDO: (Histérico) ¿Qué has hecho?
ALEJANDRO: (Molesto) ¡Yo nada!
El avión comenzó a ir más rápido e inclinarse hacia abajo, estaba en caída libre... Los pasajeros estaban aterrorizados, muchos santiguándose y otros intentando llamar a sus familiares para darles el último adiós. Todos ellos se temían lo peor cuando un fuerte golpe azotó a la parte delantera del aparato.
Gerardo se encontraba sobre un puente con la mirada fija en la corriente del río Sena. Pero su vida había dado un giro de ciento ochenta grados.
GERARDO: (Piensa) Ya no merece la pena vivir, lo he perdido todo.
Gerardo abrió los ojos, no sin esfuerzo. Tras unos minutos de casi inconsciencia, divisó ante él una sala fría y húmeda. Había varias goteras colgando del techo, y tras él se podía percibir el sonido de una corriente de agua.
GERARDO: (Piensa) ¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar?
(…)
OLIVIA: Gerardo, 31 años, policía. Padres: Vincent y Antoinette. Hermana: Sara, recién desaparecida. Tiene más familia cercana, pero hace tiempo que él no sabe nada del resto.
RAÚL: ¿Y se puede saber por qué no se me ha comunicado nada anteriormente?
OLIVIA: Porque todo está controlado, no recuerda nada y le tenemos bien vigilado, no te preocupes.

ALEJANDRO Y SU AUSENCIA
Alejandro no dudó en cruzar corriendo al otro lado para seguir buscando a su presa, a Gerardo. Se le había escapado, sí, pero no debía de andar muy lejos. Sin embargo, justo en aquel lado de la carretera había una curva, y quiso la mala suerte que en ese preciso instante pasara un camión por allí. Alejandro ahogó un grito de terror, y en menos de un segundo el vehículo lo había atropellado.
OLIVIA: ¡Alejandro! ¿Dónde estás?
ALEJANDRO: A.. a... ayuda...
OLIVIA: ¿Qué te ha pasado? ¡Alejandro!
ALEJANDRO: La pistola, la pistola…
RAÚL: ¿Pero qué dices? ¿Qué pistola?
ALEJANDRO: La que llevaba cuando tuve el accidente. ¿La tenéis vosotros?
RAÚL: Entonces se te pudo caer al recibir el impacto del vehículo que te atropelló.
ALEJANDRO: Pues es una opción. Madre mía, estoy metido en un buen lío.
RAÚL: ¿Tú o Gerardo?
La carretera estaba cortada, y había varios coches con el rótulo de ‘Police Nationale’. Tras coger el arma, el policía la examinó por un momento antes de llevarla al coche. Era la pistola de Gerardo por la que Alejandro había estado tan preocupado, pero Alejandro había tomado la precaución de llevar guantes al utilizarla. Si esa pistola era analizada, solo se encontraría huellas dactilares de Gerardo… quien estaría metido en un buen lío.
PABLO Y SU TRAICIÓN
GERARDO: (Interrumpiendo) A ver, que me quede a mí claro esto... ¿Me estás diciendo que los estás traicionando tú a ellos?
PABLO: Exactamente.
GERARDO: ¿Y por qué debería creerte?
PABLO: Porque soy lo único que tienes y porque si no, no me molestaría tanto en salvarte la vida.
GERARDO: ¡Eres un malnacido! ¡Me has mentido durante todo este tiempo! ¡¿Cómo has podido?!
PABLO: (Triunfante) Hombre, ¡por fin te has dado cuenta! Creía que no lo averiguarías nunca, veo que no eres tan iluso como pensaba. Ahora te toca a ti, para que el proyecto pueda continuar.
GERARDO: ¿Qué proyecto? ¿Pero de qué me estás hablando?
Pablo sacó su pistola y le apuntó.
PABLO: ¿Aún no lo entiendes? Tú eres la víctima número diez. Lo siento Gerardo… Ha llegado tu hora.
Pablo cargó su arma. Estaba a punto de disparar, cuando se oyó el sonido de otra pistola cargarse. Alguien muy inesperado por ambos apareció por detrás de la escena apuntando a Pablo con otra pistola.
ALEJANDRO: Vaya, qué casualidad más grande.
Gerardo no se sentía capaz de continuar en aquella situación así que aprovechó la disputa de los dos compañeros y salió corriendo por el pasillo. Pablo cogió el teléfono de cable y se lo tiró a la cabeza. Este golpe fue más que contundente para que Alejandro cayese al suelo derribado.
PABLO: Raúl, jefe… ¿Me recibe? Acabo de encontrar un cadáver en una de las salas. Se trata de uno de nuestros trabajadores, V…
En ese mismo instante Gerardo, que acababa de salir sigilosamente del armario, le asestó un gran golpe a Pablo en la nuca utilizando una gran barra metálica que había encontrado dentro. Pablo cayó redondo al suelo de la habitación junto con Vincent.
GERARDO: Lo siento, Pablo, pero entiende que era cuestión de supervivencia. Tú habrías hecho lo mismo, malnacido.
ANTOINETTE: ¿Y qué hacemos con ellos?
GERARDO: Deberíamos meterlos en el armario, antes de que nadie los vea.
Así, madre e hijo cogieron el cadáver de Vincent y lo arrastraron hasta dentro del armario donde momentos antes se escondían. Iban a llevar el cuerpo de Pablo cuando Antoinette cayó al suelo desmayada.
GERARDO: (Nervioso) Mamá, ¿qué ha pasado? ¡Te has desmayado! ¿Cómo puede ser? ¡Tu embarazo!
EL YEMENUS
FLASHBACK:
ROSA: Tenemos muchas mutaciones, pero creo que la mejor para vosotros sería la que mezcla libélula con araña. La llamamos Yemenus.
OLIVIA: Esa nos podría venir bien, ¿no Raúl?
RAÚL: Sí, la verdad es que es justo lo que buscábamos.
ROSA: Perfecto.
Un insecto recorría algunos pasillos del lugar donde se encontraba Gerardo. Su vista era bastante borrosa y de colores azulados.
GERARDO: ¡¡Esa cosa repugnante!! ¡¿Qué es?! ¡¡Me está subiendo por las piernas!! ¡¡¡QUÍTAMELO!!!
Raúl cogió el insecto y le sacó el veneno en el recipiente. Después lo metió en una bolsilla de plástico y se lo guardó. A continuación le dio el líquido a Gerardo, y éste se lo tomó.
RAÚL: Si no te hace efecto antes de dos horas morirás...
GERARDO: ¡¿Qué?!
PAULA Y SU PARADERO
ROBERTO: ¿Y Paula?
AURELIO: No sé, lleva un par de días sin venir.
FLASHBACK:
GERARDO: Perdona, no nos hemos presentado. Me llamo Gerardo, ¿y tú?
PAULA: Yo soy Paula, encantada.
GERARDO: Paula, hace mucho tiempo que... Estoy enamorado de ti.
PAULA: (Tras una breve pausa) Gerardo, me caes muy bien, y yo también te quiero... Pero como amigos, nada más. Lo siento.
Paula se encontraba en su piso de Madrid. Todos sus compañeros la daban por desaparecida desde unos días atrás. Pero le había surgido un imprevisto, y había tenido que dejar de dar señales de vida durante un tiempo. Encendió su cadena de música y reprodujo un CD para comprobar que era el que necesitaba.
Grabación
VOZ TRUCADA: Lo siento, Sara, ha llegado tu hora. Voy a llamar a tu hermanito para que oiga tus últimas palabras. No sabes lo que vais a aportar a este proyecto.
El hombre llamó por teléfono a Gerardo y dejó el altavoz puesto. Este contestó desde el otro lado de la línea para intentar evitar un posible asesinato.
GERARDO: ¡¡No la mates!! ¡No la mates! ¡¡Por favor!!
SARA: ¡¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!
PAULA: (Para sí misma) Perfecto...
MARIO: (Sorprendido) ¡¡¡Paulaaaaaa!!!
PAULA: ¡¡¡Marioooo!!! ¡Cuánto me alegro de veros!
(…)
MARTA: ¿Cuándo te vas?
PAULA: Mañana sale mi avión de Barajas. Perdonadme.
(…)
PAULA: Me encargaré personalmente de que les lleguen.
Rodrigo le dio los insectos.
(…)
Olivia sonrió triunfante desde fuera del acuario donde habían alojado a los insectos. Miró a Raúl, y ambos intercambiaron una sonrisa llena de intenciones.
PAULA: Y bien, ¿dónde está el piso?
DALMACIO: No muy lejos de aquí, es bastante céntrico. Ya verá lo cómodo que es.
PAULA: Ya he llegado, estoy instalada en el piso. El contrato de alquiler ya está firmado.
RAÚL: Perfecto, muchas gracias por los Yemenus. Has hecho muy bien tu trabajo. Sabes lo que tienes que hacer a continuación, ¿verdad?
PAULA: Buscar a Eric por toda la ciudad. ¿No es así?
RAÚL: Efectivamente. Veo que te tomas en serio tu trabajo.

ROBO DE COMISARÍA
ROBERTO: Gerardo ha desaparecido, y no es ninguna broma. Lleva varios días sin venir a comisaría, ni siquiera contesta a mis llamadas telefónicas, y no tengo contacto con ningún familiar suyo...
MARTA: ¿Ha pensado mirar sus datos? Estamos en una comisaría, sería lo lógico.
ROBERTO: (Golpea la mesa) ¡Maldita sea! ¡¡Alguien ha robado las llaves del almacén!! ¡¡Con todas las fichas policiales!!
MARIO: No, están todas menos la de Gerardo...
(…)
ROBERTO: Ha llegado la hora de que todos ustedes vean la grabación del día del robo. He aquí la prueba que demuestra quién es el culpable.
Roberto reprodujo la grabación y todos quedaron en silencio, atendiendo.
MARIO: Sí, fui yo quien robó los archivos, el historial de Gerardo. Y lo siento mucho, sobre todo por Aurelio, en quien cayó la culpa de mi acción. ¿Pero sabéis qué? Lo hice porque era mi obligación, sé que no lo entendéis pero tenéis que confiar en mí, por favor.
AURELIO: Lo siento, yo no puedo volver a confiar en él.
MARTA: Digo lo mismo que Aurelio, un traidor como este no merece nada.
ROBERTO: Pues entonces ya no me queda otra opción. Lo siento, Mario, espero que lo comprendas. Tengo que expulsarte definitivamente de esta comisaría, y no habrá vuelta atrás. Recoge tus cosas, mañana no quiero verte por aquí.
(…)
MARIO: Me han echado de la comisaría, ya no puedo volver. Por favor, ayúdeme. Sé que es mucho pedir, pero no tengo trabajo.
RAÚL: Está bien, te ayudaré a encontrar un nuevo trabajo. Es más, voy a hacer que te readmitan.
(…)
RAÚL: Cambio de planes, te he mandado todos los datos por email.
VOZ TRUCADA: ¿De qué?
RAÚL: De tu próxima víctima. Ve a por él y mátalo. No dejes ni un solo rastro. ¿Entendido?




Pablo abrió los ojos desconcertado.
PABLO: ¿Dónde estoy?
Tras incorporarse, vio a Antoinette tendida a su lado y se extrañó.
PABLO: ¿Antoinette? ¿Qué haces tú aquí?
No obtuvo respuesta, pero algo lo inquietó más. De pronto recordó el momento en el que había encontrado a Vincent y se disponía a llamar a los suyos a través del walkie-talkie… hasta que Gerardo le había dado un golpe que lo había dejado inconsciente en el suelo. Pero ahora tenía algo mucho más importante que buscar.
PABLO: (Nervioso) Vincent, ¿dónde estás? Vincent, si tú estabas…
OLIVIA: ¿Muerto? Lo sé perfectamente.
Pablo se giró hacia la puerta, que estaba abierta. Allí se encontraba Olivia de pie, avanzando hacia él. Olivia cogió a Antoinette en brazos.
PABLO: ¿Qué pensáis hacer con ella?
OLIVIA: Nada de tu incumbencia. Tú encárgate de la otra víctima.
PABLO: ¿De Sara, la hermana de Gerardo?
OLIVIA: Sí, ve a por ella y tráela a donde ya sabes. Te avisaremos para que la hagas entrar. ¿Entendido?
PABLO: Entendido, pero una cosa… ¿Qué ha sido de Vincent?
OLIVIA: Está muerto, dentro de ese armario. Lo arrastraron Gerardo y Antoinette. Contigo iban a hacer lo mismo cuando Antoinette se desmayó y Gerardo se fue.
PABLO: ¿Y tú cómo sabes todo eso?
Olivia señaló a una esquina de la habitación en el techo. Había una videocámara.
OLIVIA: Esto lo graba todo. Y ahora vete a cumplir tu trabajo, ¿está claro?
Sin una sola palabra más, Pablo abandonó la habitación y fue en busca de Sara.

Mientras tanto, un hombre se encontraba en la ciudad de Madrid. Un padre desesperado que tan sólo deseaba ver a sus hijos de nuevo. Por eso ahora contactaba por teléfono con alguien del pasado, alguien a quien no había visto desde hacía mucho tiempo.
EMMA: ¿Diga?
ERIC: ¿Emma? Soy Eric, ¿te acuerdas de mí?
Emma dejó caer el teléfono.
EMMA: E… E… Eric... ¡Pero si tú estabas muerto! ¡Te asesinaron!
ERIC: Eso era lo que creía todo el mundo, pero no fue así. Mi muerte fue un engaño para retenerme. Querían sonsacarme información, pero no lo consiguieron.
EMMA: ¿Pero quién? ¿Y cómo? ¿Y por qué?
ERIC: No tengo tiempo para dar más explicaciones. Emma, necesito tu ayuda. Creo que nuestro hijo Louis y mi hijo Félix están allí, en París. Tienes que ayudarme a encontrarlos, por favor. Necesito que me dejes estar en tu casa si no es mucha molestia.
EMMA: ¿Cómo? Por supuesto que puedes venir, pero ¿has pensado que necesitarás un trabajo? Si dejas tu puesto en España, a lo mejor luego no podrás regresar a él.
ERIC: No te preocupes por eso, ya he hablado con mi jefe y si vuelvo seguiré teniendo mi puesto. Además, tengo bastantes ahorros.
EMMA: Entonces perfecto. ¿Cuándo vienes?
ERIC: Buscaré un vuelo rápido y en dos días como máximo estaré allí.

Mientras todo esto pasaba, en el edificio de la ‘‘Police Nationale de la République Française’’, un empleado iba al despacho de su jefe.
EMPLEADO: Chef, nous avons trouvé quelque chose dans l’arme que nous avons ramassée. (Jefe, hemos encontrado algo en el arma que recogimos.)
JEFE: Et bien, de quoi s’agit-il? (Y bien, ¿de qué se trata?)
EMPLEADO: Ce sont des empreintes digitales. (Son huellas dactilares.)
JEFE: Intéressant… Avez-vous trouvé à qui elles appartiennent? (Interesante… ¿Habéis hallado ya quién es el dueño?)
EMPLEADO: Oui, c’est Gérard Millet. (Sí, es Gerardo Millet.)
JEFE: Bon travail. Il faut trouver ce terroriste le plus vite possible. Tu peux te retirer. (Buen trabajo. Hay que encontrar a ese terrorista cuanto antes. Puedes irte.)


Gerardo volvió a esconderse en una habitación, sin saber que quizás de esta no podría salir. Y cuál fue su sorpresa cuando, tras suspirar de cansancio de haber corrido tanto, se dio la vuelta y vio a Raúl y Olivia de pie como si le estuvieran esperando.
RAÚL: Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí.
OLIVIA: (Con una sonrisa irónica) Pero si es nuestro mejor invitado.
GERARDO: ¡Vosotros! ¿Qué les habéis hecho a mi hermana y a mi padrastro?
OLIVIA: (Ironía) Nada que no vayas a recibir tú, no te preocupes.
RAÚL: Todo a su debido tiempo, Gerardo.
GERARDO: Ya es la hora, no queda tiempo. Descubriré la verdad y saldré de este lugar, después os denunciaré para que se os caiga el pelo.
RAÚL: Yo que tú no haría eso, no saldrías muy bien parado.
OLIVIA: ¿Quieres conocer la verdad? Muy bien, vayamos por partes.
GERARDO: ¿Pero qué…?
RAÚL: (A un secuaz que está en una portezuela de atrás) Que entre el traidor.
Un instante después, Gerardo observaba atónito cómo Alejandro entraba en la sala retenido.
ALEJANDRO: Hola, Gerardo. ¿O debería decir Félix?
GERARDO: (Sorprendido) Pero ¿cómo lo has sabido?
RAÚL: Félix Millet, amigo y compañero de Louis Millet, hermanos de padre. ¿Creías que no estábamos al tanto?
OLIVIA: Te cambiaste el nombre de Félix al de Gerardo por motivos de trabajo. ¿Me equivoco?
GERARDO: ¿De dónde habéis sacado toda esa información? ¿Y cómo que somos hermanos?
ALEJANDRO: Es fácil, este proyecto tiene infiltrados en la policía. Ellos tienen los datos de cualquier ciudadano que haga falta.
GERARDO: ¿Qué? Y todo este tiempo ¿habéis estado espiándome? ¿Incluso antes de venir aquí, cuando estaba trabajando en Madrid, en la comisaría?
OLIVIA: (Irónica) Vaya Félix, veo que no te escapa ni una.
RAÚL: (Triunfante) Efectivamente, uno de tus compañeros de trabajo te ha estado vigilando durante todo este tiempo. Bueno, más bien una de tus compañeras.
OLIVIA: ¿Te suena una tal Paula?
GERARDO: ¿Paula? ¿Mi Paula?
RAÚL: Sí Félix, tu amada Paula trabaja para nosotros. Y pensar que ha sido tan fácil...
GERARDO: ¡Malnacidos! ¡Os voy a encarcelar a todos!
RAÚL: No te aceleres, Félix. Aún queda la mejor parte. Este traidor a quien tienes delante, ¿sabes lo que hizo? Te salvó la vida, aunque su truco no le sirvió de mucho, solo retrasó tu final.
GERARDO: ¿Cómo? No entiendo.
RAÚL: Es muy sencillo.
FLASHBACK
Alejandro estaba en el despacho de Raúl, aprovechando que éste se encontraba fuera. Se había asegurado de cerrar la puerta con llave tras sí mismo, para que si alguien llegaba pudiera tener tiempo de esconderse. Pero por suerte para él, eso nunca sucedió. Así, Alejandro comenzó a buscar entre las cosas de Raúl, y cuál fue su sorpresa al confirmar su sospecha. Raúl estaba en su contra. Lo supo al encontrar una serie de carpetas de víctimas del proyecto, y tras abrir la que contenía su nombre y su foto. Según leyó en los impresos, Alejandro solo era un peón más al que manipular para conseguir los propósitos de la organización. Lo entrenaron para ponerlo en contra de su mejor amigo, Félix, para acabar persiguiéndolo en Madrid y acabando con su vida. Así, podrían conseguir el cadáver de Gerardo, el último que necesitaban para pasar a la siguiente fase del proyecto.
ALEJANDRO: Por eso fui a salvarte de tu muerte cuando oí a Pablo amenazarte mientras te retenía con su pistola. La tuya se me cayó en el bosque cuando tuve aquel accidente de tráfico tras estrellarse nuestro avión, así que tuve que coger la de Raúl de su despacho. De todas formas, no ha servido de mucho. Al final tan solo retrasé tu muerte.
GERARDO: (Atónito) ¿Pero cómo…? ¿Y por qué? No entiendo nada.
RAÚL: Se acabó. Félix, aún hay más. Tu amigo Louis se encuentra en esta sala.
GERARDO: ¿Cómo?
OLIVIA: Louis Millet, hijo de Eric Millet y Emma Girard, primo y hermanastro de Félix Millet.
ALEJANDRO: ¿De verdad que no me has reconocido durante todo este tiempo? Yo soy Louis, mi nombre verdadero es Louis Millet. Me lo tuve que cambiar por motivos de trabajo, al igual que tú.
GERARDO: No me lo puedo creer. Había algo en ti que me era familiar.
Tras tanto tiempo, ambos amigos se dieron un gran abrazo.
OLIVIA: (Irónica) Precioso.

GERARDO: ¿Y Pablo? ¿Por qué me recogió él de la carretera?
RAÚL: Muy fácil, él trabajaba de camionero desde hacía un tiempo en los alrededores de París. Ese día tenía la obligación de ir a por ti al aeropuerto Charles de Gaulle de París, ya que él sería quien te recogería de allí y te llevaría a la ciudad. De camino al aeropuerto, pasó por aquella carretera y te vio, tuviste mucha suerte. Como le habíamos enseñado fotos tuyas, te reconoció y nos avisó de que habías llegado a la ciudad.
GERARDO: ¿Y cómo aparecí en este lugar? Nunca comprendí cómo un intento de suicidio pudo hacerme acabar aquí.
RAÚL: Es muy fácil. Estamos bajo el río Sena. Tú te tiraste al río, pero de este lugar entran y salen aliados nuestros a diario. Pablo volvía de trabajar cuando te vio tirarte al río, y como sabía que eras fundamental te sacó buceando y te trajo al lugar en el que apareciste.
GERARDO: (Atónito) Pero ¿por dónde entró? ¿Y por qué os resulta tan importante mi muerte?
RAÚL: Eso ya es confidencial, siento no poder darte esa información.
ALEJANDRO: Lo siento, Gerardo. Yo trabajaba para ellos, siempre les daba información sobre historias nuestras del pasado, sobre Louis y Félix. No sabes cuánto me arrepiento.
GERARDO: No sabías las circunstancias, estás más que perdonado. (Pausa) Y vosotros, aún no me habéis explicado qué habéis hecho con mi familia. Vi a mi padrastro muerto en una habitación, ¿qué le hicisteis?
RAÚL: Ah, esa es la mejor parte. ¿Quieres saber quién mató a Vincent?
OLIVIA: (Al secuaz) Que entre la pelirroja.
Gerardo no podía creer lo que sus ojos contemplaron. Su madre Antoinette, con la cara en un estado lamentable, entró en la habitación.
ANTOINETTE: ¡Soltadme!
RAÚL: Ni lo sueñes. Félix…
OLIVIA: Te presentamos a la asesina de Vincent. Ella acabó con la vida de su exmarido, y lo dejó allí tirado.
GERARDO: ¿Cómo? No puede ser.
ANTOINETTE: Hijo, dicen la verdad. Yo maté a Vincent, pero fue en defensa propia. Déjame que te explique.
GERARDO: (Atónito) Me has mentido, eres una asesina. Esto sí que no me lo esperaba de ti, mamá. ¡Eres un monstruo!
ANTOINETTE: Félix, escúchame. Todo esto tiene una explicación, ¡no es lo que piensas! Por favor, hijo…
El secuaz le tapó la boca a Antoinette.
SECUAZ: Cállate, estúpida. No tienes nada que hacer aquí.
GERARDO: No puede ser, no puede ser…
De pronto sonó un teléfono móvil.
GERARDO: ¿Puedo cogerlo?
OLIVIA: (Irónica) Claro, llama a todos tus amigos y hagamos una fiesta, ¡qué bien! ¿No te digo? (Seria) Cuelga inmediatamente.
RAÚL: (Mirada asesina) No Olivia, déjalo. Gerardo, cógelo pero que sea rápido.
Gerardo cogió el teléfono de su bolsillo y vio que se trataba de un número oculto. Descolgó.
MARIO: ¡Gerardo! Soy Mario, ¿te acuerdas de mí?
GERARDO: ¿Mario? ¿Eres tú? Por supuesto que me acuerdo de ti. ¿Cómo va todo por la comisaría?
MARIO: Las cosas han cambiado mucho desde que te fuiste, no te puedes imaginar hasta qué punto.
GERARDO: Pero va todo bien, ¿verdad? Oye, sé que no volví pero tiene su explicación.
VOZ TRUCADA: Tranquilo, Félix… Lo entiendo.
GERARDO: ¿Mario? ¿Cómo sabes que…?
VOZ TRUCADA: ¿De verdad no sabes quién soy? Soy la persona que tantas veces te llamó mientras acababa la vida de otros. Soy el asesino al que tu conciencia estaba buscando.
GERARDO: ¿Cómo has podido hacerme esto, Mario?
VOZ TRUCADA: No me confundas, no soy Mario. Él está aquí conmigo, ¿quieres escuchar sus últimas palabras?
MARIO: Gerardo, lo siento mucho de verdad. Diles a todos que me obligaron, fue Raúl. Y dile a Marta que la quería. Por favor…
VOZ TRUCADA: Ya basta de cháchara. Mario, eres la víctima número nueve. Ha llegado tu hora.
GERARDO: ¿Y Sara, no era ella la número nueve?
VOZ TRUCADA: Un pequeño error de cálculo, eso ya no importa. Y ahora, despídete de tu amigo, Gerardo.
GERARDO: ¡¡¡¡Nooooooooooooooooooooooooooooooo!!!! Mario, no, por favor, ¡tú no!
Desde el otro lado de la línea, el asesino degolló por completo a Mario, haciéndole morir. Ya no había vuelta atrás. Gerardo oyó el sonido de la garganta de Mario, y el asesino colgó el teléfono.
GERARDO: ¿Qué le habéis hecho a Mario? ¡Él es inocente! ¡No tenía culpa de nada!
RAÚL: Verás Gerardo, la ambición es muy tentadora para cualquier ser humano. Y efectivamente, yo ordené su muerte.
GERARDO: No tienes corazón, ¡no eres persona!
Gerardo se echó a llorar, no podía creer lo que acababa de pasar.

Al mismo tiempo, en Madrid, alguien abría la puerta del piso de Mario, que estaba cerrado con llave. Era su asistenta, la mujer que se encargaba de limpiar. Mario podía permitírsela gracias al buen sueldo que recibía en la comisaría. La asistenta oyó un ruido.
SOLEDAD: ¿Hola?
La mujer siguió el pasillo de la casa, con algo de temor.
SOLEDAD: ¿Mario? ¿Eres tú? ¿Estás ahí?
Por fin, abrió la puerta de la habitación de Mario y cuál fue su sorpresa al encontrar allí su cadáver con la cabeza separada del cuerpo, degollado.
SOLEDAD: ¡¡¡¡Marioooooo!!!! ¡Ay Dios mío! ¿Qué ha pasado?
Mientras tanto, el asesino estaba escondido dentro de un armario, esperando a que la asistenta abandonara el lugar.
SOLEDAD: Mario, no te muevas ¿eh? Bueno, no te puedes mover la verdad… Iré a buscar ayuda, esto no puede estar pasando.
Soledad salió corriendo de la casa para subir al piso superior. Llamó al timbre de la vecina de Mario, desesperada.
MARTA: ¿Quién es? Ya voy, ¡ya voy! Qué prisas.
La vecina abrió la puerta y vio la cara de Soledad completamente pálida.
MARTA: ¿Qué ocurre? ¿Por qué tiene la cara tan pálida, Soledad?
SOLEDAD: Verá, es por Mario. He entrado en casa y no sé cómo, pero… pero…
MARTA: ¿Pero qué?
SOLEDAD: Lo he visto muerto en el suelo de su habitación. ¡Estaba degollado!
MARTA: (Sorprendida) ¿Qué? ¿Pero cómo puede ser eso? ¿Estás segura?
SOLEDAD: Sí, completamente. Se lo juro. He venido a buscar ayuda.
MARTA: No me lo puedo creer. Venga, llévame hasta él.
Ambas mujeres volvieron al ascensor y entraron en casa de Mario. Entraron en la habitación donde se había producido el crimen, y cuál fue la sorpresa de la asistenta al abrir la puerta.
SOLEDAD: ¡No está! No puede ser, ¡no puede ser! Pero si estaba aquí mismo hace cinco minutos, degollado en el suelo.
MARTA: Sí, claro. Señora, no invente. Es evidente que me está tomando el pelo, Mario se habrá ido a comprar o algo.
SOLEDAD: Que no, ¡se lo prometo! Por favor, tiene que creerme, ¡estaba aquí mismo!
MARTA: Deben ser alucinaciones suyas. Yo de usted no llamaría a la policía, más bien llamaría a un psiquiátrico.
SOLEDAD: Pero… pero…
MARTA: Adiós, Soledad.
La vecina abandonó el lugar. Soledad no se lo podía creer, la había tomado por loca. No se lo podía creer, no encontraba ninguna explicación a lo sucedido.


Mientras tanto, Gerardo estaba en el suelo de la misma habitación de antes ante las miradas de varios secuaces, Raúl, Olivia, Alejandro y Antoinette.
GERARDO: (Entre sollozos) Y vosotros, ¿qué le habéis hecho a mi hermana Sara?
RAÚL: (Por un walkie) Que entre.
Gerardo no podía dar crédito a lo que vio a continuación. La puerta se abrió y apareció Pablo reteniendo a una mujer con la cara tapada.
PABLO: Aquí la tienes, es ella.
GERARDO: ¿Cómo sé que no me estás mintiendo?
Pablo le destapó la cara a su víctima, tenía un aspecto más que lamentable. Gerardo no lo podía creer pues, en efecto, se trataba de su hermana Sara. Sí, su hermana Sara. Por la que había estado tan preocupado, a la que creía haber escuchado morir por teléfono.
GERARDO: ¡Sara!
SARA: ¡Gerardo!
GERARDO: (Se da media vuelta) No puede ser, es imposible.
RAÚL: Ya ves que no, es la realidad. Sophie Millet, segunda hija de Antoinette Girard y Eric Millet, hermana de sangre de Félix Millet y hermana de padre de Louis Millet.
PABLO: Es más, para que veas que somos buena gente, te la entregaremos.
GERARDO: (Atónito) ¿De verdad? ¿A Sara? ¿A mi hermana?
De pronto, Gerardo notó algo subiendo por su espalda. Después sintió cómo recibía una picadura, y vio a Olivia quitarle un insecto Yemenus.
OLIVIA: Por supuesto, si trabajas para nosotros.
GERARDO: ¿Cómo? Ni hablar, no pienso hacer semejante cosa.
RAÚL: Te estoy brindando una oportunidad de dejar de ser víctima del proyecto. De ser el cazador en lugar de la presa.
GERARDO: Pues prefiero ser la presa que se revuelve contra el cazador, ¿qué te parece?
OLIVIA: (Irónica) Qué tentador…
SARA: Gerardo, no le hagas caso por favor.
ANTOINETTE: ¡No les escuches!
ALEJANDRO: ¡Es una trampa!
PABLO: ¡Silencio!
RAÚL: Vaya, al final nuestros amigos de Maponto, Rodrigo y Rosa, nos han ayudado más de lo que pensábamos. Y pensar que la misma Paula nos ha traído los insectos hasta aquí…
GERARDO: ¡¿Cómo?!
Olivia le enseñó a Gerardo el acuario lleno de insectos, y Raúl le explicó sus intenciones.
RAÚL: Verás, Gerardo. Vas a revelarnos todo lo que queramos.
GERARDO: ¿Y por qué haría yo algo así?
OLIVIA: Por conservar tu propia vida. Recuerda que si no te damos el antídoto en menos de dos horas morirás, y eso suponiendo que puedas aguantar hasta entonces.
RAÚL: Y tanto tu familia como tu querido traidor podrían pagar también las consecuencias.
GERARDO: ¿Cómo?
RAÚL: O nos ayudas, o despídete de tu vida. Y de la de todos ellos.
ALEJANDRO: Félix, no…
SARA: ¡Gerardo!
OLIVIA: Bonito final, ¿no crees?
RAÚL: Estoy de acuerdo con Olivia. Padrastro muerto, familia a punto de morir y traicionado por su amada. Por cierto, ella también podría ser una asesina, ¿no lo sabías?
GERARDO: ¿Cómo que asesina? ¿Pero qué me estás diciendo?
RAÚL: Te estoy diciendo que si no nos satisfaces, además de todo lo que ya te he dicho me encargaré personalmente de que tu querida Paula acabe con la vida de tu padre. Y no Vincent precisamente… sino Eric, tu padre de verdad.
GERARDO: ¡Eso no puede ser! ¡Mi padre está muerto!
RAÚL: Vamos Gerardo, tú mismo tenías la intuición de que no era así… No hay que ser tan inteligente para darse cuenta.
Gerardo no pudo resistir más. Cayó al suelo a causa del dolor provocado por el insecto. Estaba solo y sin escapatoria, con una red de traiciones y asesinatos entre los suyos. Y lo peor de todo era que todos, incluido él mismo, morirían dos horas después si no hacía todo lo que aquella gente le pedía. Su familia fue a ayudarle.
ANTOINETTE: ¡Félix! ¡Mi hijo no, por favor!
ALEJANDRO: ¡Hermano, no me hagas esto!
Pablo soltó a Sara bruscamente.
PABLO: Despídete de él, esta será tu última oportunidad.
Sara fue hasta el cuerpo de Gerardo, y lo primero que hizo fue tomarle el pulso. A Antoinette no le pasó desapercibida la palidez del rostro de su hija.
ANTOINETTE: ¿Qué sucede, hija? ¡Sophie! ¿Qué pasa?
SARA: No puede ser, no puede ser... ¡No respira! ¡Está muerto!
Madre e hija se echaron a llorar desconsoladamente, y se dieron un fuerte abrazo. Sara miró de reojo a Alejandro, aún con el rostro congelado.
RAÚL: Por fin tenemos a la última víctima, justo lo que necesitábamos. Ese chico jugó con fuego y al final se quemó. Porque no sabía que cuando el río suena, agua lleva.
Con la colaboración especial de Amparo Baró como Emma, José Ángel Egido como Eric, Anabel Alonso como Soledad y Michelle Jenner como Sara.




Disfruta ya de TODOS LOS CAPÍTULOS de ''Cuando el río suena'' aquí.
Y mañana, no te pierdas el FINAL ALTERNATIVO en Kepler TV.





Enhorabuena por la serie tanto a Juan como a Paco, cada cual aportando su parte, porque es sin duda una de las mejores de Kaiser hasta ahora.





Paulita, es una chivota y una traidora, no sé por qué, pero me lo esperaba de ella... es más, creo que Paula es la voz trucada...




Lo que decía, brutal la parte en la que están Raúl-Olivia-Alejandro-Antoinette-Gerardo contando toda la verdad y tal. Me ha gustado mucho, lo mejor del capítulo. Pues nada, se nos va 'Cuando el río suena' su primera temporada ha sido muy buena, ha empezado de menos y ha ido aumentando su calidad cada vez más y más, me alegro mucho por ellam, ya que es tu primera serie aquí en Kaiser, y se te ha dado muy bien. Yo desde aquí (aunque no sirva de mucho...) animaría (como lector) a que los que no se leen la serie se la leyesen... porque merece la pena, además, sino me equivoco la tienes en tu blog, ¿no?





PD: El resumen te ha quedado muy bien, resumiendo cada trama por separado, para recordar todo bien muy bien y para quien no se la haya leído y se quiera enganchar también.