El Karma siempre vuelve | Pr?ximamente...

Unos minutos más tarde, mientras que Lola, Paul y Natalia seguían encerrados en la habitación de la sede de Maponto, una visita muy importante iba a entrar por la puerta.

Natalia: Yo ya no puedo aguantar más... esto es superior a mí.
Paul: Natalia, has de ser fuerte, con valentía. Por tu hija.
Natalia: Pero yo ya no tengo fuerzas... Paul, jamás voy a ver a mi hija. Y nosotros de aquí no vamos a salir. Ya te puedes dar por muerto.
Paul: La vamos a encontrar, te lo juro. Por tí, por mí, por Ángela... (mira hacia el vientre) por nuestro hijo.

La puerta de la habitación se abrió. A la vez, se encendieron las luces del cuarto. A Natalia le paltió el corazón al ver a Ángela ahí. Tenía un aspecto desañilado, de todo lo que había pasado. Natalia no daba crédito a lo que estaba viendo. De repente se levantó del suelo y se lanzó a los brazos de su hija.

Natalia: ¡Ángelaaaaaaaaaaa!
Ángela: ¡Mamaaaaaaaaaaaa!

Madre e hija se fundieron en un gran abrazo. Lola y Paul simplemente se dedicaron a aplaudir.

Natalia: ¡Hijaaaaaa! Pensé que ya no te volvería a ver más.
Ángela: Mama, no sabes lo mal que lo he pasado...
Natalia: Hija, (besar) cada día que he pasado sin ti, ha sido un día menos de mi vida. Porque mi vida sin ti no tiene sentido, mi amor, cariño mío. Eres la luz que alumbra mi vida.

La niña echó a llorar de la emoción.

Paul: ¡Ángela! Me alegra mucho verte bien.

La niña y Paul se abrazaron también.

Ángela: Y yo me alegro de verte.
Lola: ¡Guapísima!
Ángela: ¡Lolaaaaaaaaaaa!

También se abrazaron estas dos. Pero la tierna escena poco duró. Por la puerta entró Rosa.

Rosa: Oh... se me hace mal interrumpir este momento tan... "bonito". Pues sí, es una tierna escena. Lástima que poco va a durar.

Natalia agarró fuerte de la mano a su hija. Ahora si que no se iba a separar de ella nunca más.

Natalia: No volverás a tocar a la niña, jamás.
Rosa: Si yo tuviera intenciones de llevarme a la niña, no te la habría dado, créeme.
Paul: ¿Entonces? ¿Por qué nos la devuelves?
Rosa: Todo ha sido idea de Rodrigo... ha sido una excelente idea.

Unos hombres entraron a la sala.

Rosa: Montarlos a todos en el camión.
Hombre: Sí señora.

Los hombres montaron a la fuerza en un camión a Lola, Paul, Natalia y Ángela. Rodrigo, Rosa y los hombres de Maponto se montaron en un coche y todos los vehículos arrancaron. Al parecer, iban a algún lugar. Lo que no sabían, es que desde lejos de la puerta de la sede, había como diez coches de policía, que les estaban esperando para seguirlos. Eran los policías avisados por la camarera del bar.

Policía: Ya arrancan... vamos allá. (al walkie)
Policía 2: Recibido.
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Nacho estaba llegando a una parte de las alcantarillas que le sonaba mucho. Empujó una pared que parecía muy destrozada y fue a parar a un enorme jardín. Era el subterráneo donde hace ocho meses había estado con Lola. Tenía el enorme contador arriba, pero ahora solo ponía: 7 días, 3 horas y 28 minutos...

Nacho: ¿Cuándo terminarán mis trabajos para vosotros?
Voz: Pronto... muy pronto.
Nacho: Pero ya he puesto a la niña a salvo, como me dijísteis... la llevé al viejo que siempre va al bar de la hermana de Rosa. ¡Era vuestra única condición para que yo pudiera salir de aquí!
Voz: Querido...

Flashback
Fabio disparó el arma. El disparo impactó en el brazo de Nacho, justo en el que sujetaba el libro. El libro negro cayó al suelo. Fabio se acercó a coger el libro del suelo y Nacho aprovechó y le dio una patada al hombre en la cara.

Fabio: ¡Oh! ¡Hijo de puta!

Nacho salió a correr, miraba para atrás, Fabio le perseguía. Sin darse cuenta de que frente suya había un pozo en el suelo, Nacho seguía corriendo... hasta que cayó por el agujero.

Fabio: ¡Já!

Para asegurarse, Fabio disparó hacia adentro del agujero. Si Nacho no había muerto de la caída, ya habría muerto de los disparos. Pero Nacho no estaba muerto. Ese pozo no era más que otra de las muchas entradas a las cañerías de Barcelona, las mismas que contactaban con el Safari, las mismas que utilizaban los de Maponto para traspasar animales sin llamar la atención.

Nacho: ¿Hola?

De repente, una mujer se lanzó contra el chico. Él estaba herido, pues Fabio le había disparado en el brazo. Era Rosa.

Rosa: Escúchame... No he podido evitar oír los disparos afuera. Y te estoy viendo aquí, no te voy a matar. Pero a cambio... quiero que hagas un pequeño favorcillo para mí.
Nacho: ¿Qué?
Rosa: Encuentra a Ángela, la niña de Natalia. La han llevado a una casa de adopción, sin mi consentimiento y la necesito ya. Puede que su vida esté en peligro, y ahora mismo Ángela es lo único que tengo para chantajear a tus amiguitos y que no se vayan a la policía. Traeme a Ángela y yo te dejo escapar, por cierto. Jamás cuentes esto con nadie, ni con Fabio, ni Rodrigo, ni Natalia, ni nadie. Solo lo sabremos tú y yo.

Y así fue, como Nacho, tras días de seguir tras la pista de Ángela consiguió salvarla de una muerte segura en la casa de los viejos locos y después salvarlas de las garras del violador.

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Por el camino, dentro del camión, todos se estaban preguntando a dónde les iban a llevar.

Lola: A saber...
Natalia: Hija, tú no te sueltes de mi mano.
Paul: No voy a dejar que os hagan nada.
Natalia: Eso ya lo sé.

Natalia y Paul se besaron.

Ángela: ¿Sois novios?
Natalia: Cariño, Paul y yo estamos casados. Somos marido y mujer.
Paul: Bueno... tú tiraste el anillo.
Natalia: El amor no tiene valor material. El amor está aquí (señala su corazón) y ese jamás se tira a ninguna parte.
Ángela: Yo pensaba que iba a morir... además, he soñado algo.
Natalia: ¿Qué has soñado cariño?
Ángela: He soñado que el nacía (señala su estómago) y era un monstruo... tú de desangrabas… y el bebé hacía cosas extrañas… abría los ojos, los tenía rojos… parecía un diablo.

Lola, Paul y Natalia se miraron, era imposible que la niña lo supiese, no la había visto... o sea que su sueño era realidad.

Natalia: ¿Y qué más, hija?
Ángela: Luego te estabas a punto de morir.
Natalia: ¿Y?
Ángela: Se acabó el sueño.
Lola: ¡Oh!
Ángela: Mamá, mis sueños se cumplen. Una vez leí en un libro que se llaman sueños premonitorios, y que les pasa a mucha gente.
Natalia: (quitandole importancia al asunto) Cariño, eso son cuentos de viejas. Son como las leyendas, que todo el mundo habla de ellas pero no son verdad.
Ángela: ¡Pero mamá! A mí ya se me han cumplido leyendas de esas... ¿te acuerdas de cuando el payaso? Además, en la cara del bebé… había algo que se me hacía familiar… se parecía a la señora de los muñecos, a María Shaw.

Todos tragaron saliva.

Ángela: También hay leyendas en las que dicen que la gente mala nunca moría, se reencarnaban en cualquier cosa, hasta en bebés.
Lola: Bicho malo nunca muere.

La situación se puso muy tensa.

Natalia: ¡Ya está bien! No me hables más de esto, por favor, hija...

Los coches se pararon.

Lola: Se han parado. Al parecer hemos llegado.

Los hombres abrieron los maleteros. Los que estaban dentro salieron.

Ángela: Estamos en el zoo...

Nadie los podía ver, pero en las afueras del zoo, los policías también habían llegado.

Policía: ¿Entramos a actuar?
Policía 2: No, aún no. Vamos a esperar.

Los de Maponto rompieron con unas grandes palancas la entrada del zoo e hicieron entrar a todos ahí.

Natalia: ¿Qué queréis de nosotros?

Natalia, Paul, Lola y Ángela se pararon en seco. No pensaban dar ni un paso más. Estaban junto a la fuente.

Rosa: ¡Oh! Hacerles andar. Una vez más, el zoológico cerrado ¿no?

Los hombres sacaron sus armas.

Paul: No nos vamos a mover de aquí. Disparar si queréis, pero de aquí no nos movemos. Decirnos qué queréis.
Rosa: Darnos las llaves.
Lola: ¿Qué llaves?
Rosa: La de las jaulas de los animales del zoo. Nos los vamos a llevar.
Paul: ¡Ni en vuestros mejores sueños!

Sin que nadie se lo esperase, Natalia cayó al suelo. Estaba llorando. Le dolía mucho el vientre.

Natalia: Creo que… he roto aguas…
Paul: ¿¡QUÉ!?

Los policías…

Policía 2: Oficial, hay que actuar ya. Esa mujer va a dar a luz.
Policía: ¡Vamos!

Dentro de el zoo...

Rosa: ¡Matarlos a todos!
Lola: ¡Dejarnos en paz! ¡Natalia, necesitas ayuda!

Los hombres de Maponto iban con las armas a matarles, cuando…

Policía: ¡Alto, policía!
Rosa: ¿¡Pero qué!? ¿POLICÍA?
Policía: ¡Cogérlos!
Rosa: ¡Correeeeed!

Los hombres de Maponto salieron a correr, y Rodrigo y Rosa también. Los policías iban disparando, a varios hombres le dieron, pero a Rosa y Rodrigo no, se pudieron escapar.

Natalia: ¡Necesito ir a un hospitaaaaaal! ¡YAAAA!
Policía: ¡Vamoooooooos! ¡Allá vamos!

Los oficiales montaron a todos corriendo en sus coches. Iban a ir al hospital, Natalia estaba empezando a perder sangre. Ángela estaba llorando.

Ángela: ¡Se va a cumplir! Mi sueño se va a cumplir…
Paul: ¡Noooooo! ¡NO DIGAS ESO!
Lola: Paul... ¿tú tienes el manojo de llaves de todas las jaulas, no?
Paul: Yo... yo... creo que... que...

Flashback
Paul iba saliendo a toda prisa del zoo. Iba con Lola.

Lola: ¡Vamos a la policía! ¡Rápido!

Justo cuando se montaron en el coche de Lola, las llaves cayeron del bolsillo de Paul...

Varios días después, sin que Paul echase de menos las llaves, porque el zoo estaba cerrado...

En ese momento, una persona encorbatada estaba aparcando su coche frente al Safari. Estaba cerrado, una vez más. Sacó su teléfono móvil y llamó.

Hombre: Soy yo. Está cerrado, ya van unos cuántos días seguidos que lo cierran.
Mujer: Está bien. Tomaremos medidas. Se lo comunicaremos al presidente de la asociación de zoológicos. Ese zoo va a ser cerrado.
Hombre: Es de cachondeo que lo cierren cada vez que quieran.
Mujer: Pues sí.

El hombre colgó el teléfono. Andó varios pasos, pero se tuvo que detener al darse cuenta que pisó algo en el suelo. Era un manojo de llaves, las llaves de Paul.

Hombre: Vaya, vaya, vaya... qué casualidad... sencillamente excelente.

El hombre sonrió. Bajó su brazo había una carpeta, tenía una enorme Z. El hombre provenía de la asociación de zoológicos del mundo.

¡Genial! EL MEJOR CAPÍTULO QUE HA DADO ESTA SERIE, SIMPLEMENTE ESO.
Impresionante, ¡Por fin Ángela y Natalia se reencuentran! ¡Dios! ¡Y Natalia va a dar a luz al demonio! ¡Bendita hermana de Rosa! Ha llamado a la policia! Y Nacho vivo! Pero colaborando con Maponto? No lo he entendido bien. Bueno, la cosa es que Rodrigo y Rosa han escapado. Pero esto está cada vez más intenso. Madre mía, muchas felicidades porque voy a dar la audiencia que merece.

Gracias, Becker. Pues te explico, por si no te has enterado bien Lo que ha pasado con Nacho es que al caer al pozo, se encontró con Rosa, que estaba pasando por allí casualmente. Y esta, antes de delatarle le propuso un trato, que sacara a Ángela de la casa de los viejos locos a los que Rodrigo había dado en adopción a Ángela y que dejara a la niña en el umbral de la puerta del viejo ese, porque ese viejo iba muy frecuentemente al bar. Entonces, luego Rosa aprovecharía y pillaría a Ángela.

Estos tenían pensado ir al zoo y que Paul les entregase las llaves para sacar a todos los animalicos de ahí y usarlos para Maponto y luego meterles la célula Z a Natalia, Rodrigo, Lola...(Ángela ya la tiene). Pero como Rosa es tan tonta, no se esperaba que su hermanita fuera a llamar a la poli después del escándalo que le montó en el bar. Y bueno, la poli ha conseguido llegar a tiempo al zoo y los de Maponto han huído. Pero ahora Natalia ha roto aguas

Ya quedan 3 capítulos de la serie. Y apartir de ahora, vienen cargaditos de flashbacks y de sorpresas de tramas.

El zoo: Me ha encantado, ¡el mejor capítulo de la temporada hasta la fecha! . Lleno de intriga, y de acción... aunque bueno, poco hay que comentar en este capítulo pero se intentará igualmente . Me han encantado los flashbacks que explicaban cómo se ha salvado Ángela de todo lo que le ha ido pasando durante estos capítulos... . ¡Y al final ha podido reencontrarse con su madre! . Eso sí, sigo pensando que cuando lo del violador podrías haberte ahorrado la penetración, ahí te pasaste... . Luego los han echado a todos al coche, pero al menos ha servido de algo porque ¡por fin descubren lo de la María Shaw! Esa mujer va a dar muchos problemas, me apostaría cualquier cosa a que el parto será al principio del próximo capítulo, quedaría muy bien como primera escena y después que la Shaw se ponga en acción . La hermana de Rosa podría haber tenido un nombre, la verdad es que me he quedado con esa curiosidad . Y más en este capítulo que hay muchos personajes extra... Habrá costado cara la figuración . Eso sí, la mujer fue bendita al llamar a la policía. Anda que descubrir tan de pronto que su hermana es una asesina... pobrecita (la camarera, no Rosa, esa es por lo menos hermana de la Shaw ). ¡Han reabierto el zoo, y ha ido la policía! . La pena es que Rodrigo y Rosa se hayan escapado, bicho malo nunca muere... . ¿O quizás al final sí? Eso espero, que no se queden solo con la cárcel, que está demostrado que se escapan. Merecen morir, los dos . ¿Y si fueran pareja? . Me los imagino besándose para después morir... Lo siento, a estas horas ya deliro un poco . Y por último, cuando menos me lo esperaba... ¡Nacho vivo! ¡Eso sí que es un ''zas'' y lo demás son tonterías! Vivito y coleando, si ya dije yo en el capítulo de su ''muerte'' que ese se había escapado por una alcantarilla o pasadizo que conectaba con el pozo, ¡y mira si me equivocaba! . Eso sí, una dudilla... ¿Fabio no sabía nada del pozo? Y mira que este personaje (ya muerto, por cierto) parecía importante y todo... al final solo estaba en la trama de María Shaw, siempre tuve una pequeña duda de si sabría cosas de Maponto pero ahora sí que tengo cristalino 100% que no era así. Tengo una duda: ¿Cómo es que Rosa mató al anciano si ella misma quiso que Nacho llevara a Ángela hasta él? Y otra cosa que me ha llamado la atención de cuando le has contestado las dudas a Becker, ¿cómo es que Ángela ya tiene la célula Z? ¿Me puedes refrescar la memoria? Porque no me acuerdo de ese detalle . Por cierto, creo que me ha quedado uno de los comentarios más largos que he hecho nunca, y eso que tenía poco que comentar . En fin, CAPITULAZO, esperando los tres finales y rehuyendo que se acabe al mismo tiempo... . ¡Va a ser apoteósico! .

Llega ''Cuando el río suena''.

¡No os lo perdáis! A continuación.

Aquella exuberancia de colores solo se podía dar en aquel lugar. Colores vivos, brillantes y muy relucientes emanaban de cualquier rincón allí. Al fondo había un nido lleno de bolitas blancas. Una de ellas pareció romperse, y un pequeño animal salió de ella. A continuación, todas las demás bolitas se fueron rompiendo, y salieron animalitos como el del primer huevo. Eran insectos Yemenus, todos listos para ser utilizados en algo de provecho. Olivia sonrió triunfante desde fuera del acuario donde habían alojado a los insectos. Miró a Raúl, y ambos intercambiaron una sonrisa llena de intenciones. Porque ambos sabían que aquellos insectos podrían llegar a serles muy útiles, incluso más de lo que habían estimado en un principio.





Mientras tanto, no muy lejos de allí, Gerardo seguía quieto ante la pistola de Pablo; después de haber descubierto su traición.

GERARDO: ¿A qué esperas? ¡Mátame! Ya no tengo miedo a nadie, ni a ti ni a ninguno de los responsables de la muerte de mi hermana.
PABLO: No me tientes Gerardo, no me tientes. Sabes perfectamente que soy capaz de hacerlo.
GERARDO: ¿Y qué? He dicho que me da igual. Por lo menos moriré sabiendo que hice algo por los míos, por desenmascararos a todos vosotros.
PABLO: Qué bonita te ha quedado la frase, parece recién sacada de una película y todo.
GERARDO: Adelante, dispara. No sé a qué estás esperando. Es tu oportunidad.
PABLO: ¿Sabes qué, Gerardo? Tienes toda la razón.

Pablo cargó su arma. Estaba a punto de disparar, cuando se oyó el sonido de otra pistola cargarse. Alguien muy inesperado por ambos apareció por detrás de la escena apuntando a Pablo con otra pistola.

ALEJANDRO: Vaya, qué casualidad más grande. Pablo, suelta a Gerardo inmediatamente. Sabes tan bien como yo que conviene dejarlo vivo. No dejes el trabajo que yo empecé.
GERARDO: ¿Es por lo mismo? ¿Pero qué hay tan importante que os haga…?
ALEJANDRO: ¡Tú calla! ¿Acaso te he dado permiso para hablar?
PABLO: En fin, ¿qué vas a hacer? ¿Me matarás?
ALEJANDRO: Si es necesario para mantener el proyecto, por supuesto.
PABLO: ¿Y de dónde has sacado esa pistola? El jefe me dijo que habías perdido la única que llevabas, y que era de Gerardo. Que se quedó en un bosque parisino.
GERARDO: ¡¿Cómo?!
ALEJANDRO: He dicho que te calles, ¿entendido? Y Pablo, no me parece tan difícil de entender. Por supuesto, la he cogido del despacho de Raúl mientras él estaba fuera. ¿De dónde si no?
PABLO: Con que robándole al jefe, ¿eh? Ya verás cómo reaccionará cuando se entere.
ALEJANDRO: Eso no va a suceder, porque no vas a volver a cruzar el umbral de esta puerta.
PABLO: Pues entonces despídete de Gerardo, y a ver cómo les dices a Raúl y a Olivia que ha muerto; porque yo puedo irme de aquí cuando quiera y no aparecer jamás, además de que llevo aquí más tiempo que tú. Confiarían en mi palabra antes que en la tuya.

Gerardo no se sentía capaz de continuar en aquella situación así que aprovechó la disputa de los dos compañeros y salió corriendo por el pasillo. Alejandro seguía reteniendo a Pablo con la pistola.

ALEJANDRO: Es lo mejor para el proyecto, y lo sabes perfectamente.
PABLO: No, en absoluto. Necesitamos su cadáver, y eso también lo sabes.
ALEJANDRO: Sí, pero todo a su debido tiempo. Si aún nos es útil para más cosas, habrá que aprovecharlo.
PABLO: Sabes que no me gusta esperar más de la cuenta. Mi paciencia tiene un límite, L… Alejandro.

Alejandro miró hacia la puerta durante un instante. Pero ese instante de distracción fue más que suficiente para que Pablo consiguiese coger el teléfono de cable, que se encontraba sobre su propia mesa de despacho, y tirárselo a la cabeza. Este golpe fue más que contundente para que Alejandro cayese al suelo derribado.

PABLO: Lo siento, ya no hay tiempo.

Pablo aprovechó y, con su revólver cargado, salió corriendo por donde momentos antes había escapado Gerardo. Estaba dispuesto a perseguirlo y a acabar con su vida, costase lo que costase. Era lo mejor, para él y para el proyecto. Pablo se sentía completamente seguro de ello.

Mientras tanto, en Madrid, toda la plantilla de la comisaría se encontraba en una reunión de urgencia. Aurelio llegaba tarde, como de costumbre. Le estaban todos esperando, y una vez se sentó Roberto dio paso a la reunión.

ROBERTO: Bien. Os he reunido aquí y a todos urgentemente por algo muy importante.

Todos los trabajadores cuchicheaban sin parar.

MARIO: ¿Será algo malo?
MARTA: Pues no sé, lo mismo ha descubierto al ladrón.
MARIO: O lo mismo debe abandonar la comisaría.
AURELIO: Yo mientras que no nos vayan a echar por culpa de los recortes…
MARTA: ¿Pero serás insensible?
AURELIO: No iba en serio, a ver si ahora te vas a creer que soy así de desalmado.
ROBERTO: ¡SILENCIO!

Un silencio sepulcral inundó la sala.

ROBERTO: Bien, como ya he dicho os he reunido aquí con urgencia por algo muy importante. Hemos descubierto a la persona responsable del robo que se cometió la otra noche.
MARTA: ¿Del que se acusó a Aurelio sin haber sido?
ROBERTO: Efectivamente, de ese mismo hablaba.
AURELIO: Y bien, ¿de quién se trata?
MARIO: Hala, qué poco tacto. Que es tu jefe, Aurelio, no tu compañero de habitación.
AURELIO: ¿Qué pasa, acaso no puedo preguntar?
MARTA: Madre mía, que lío más innecesario. No interrumpáis más a Roberto, a este paso nos lo podrá decir cuando las ranas críen pelo.
MARIO: ¿Y tú por qué tienes tanta prisa? A lo mejor es que estás implicada…
MARTA: ¿Pero qué dices, cómo puedes pensar eso? Yo no fui.
MARIO: ¿Entonces quién fue, Aurelio? Pues la verdad es que sería una posibilidad, a lo mejor no se equivocaron.
AURELIO: ¡Oye, que yo no robé nada! Además, la grabación tiene la prueba definitiva.
ROBERTO: Gracias Aurelio. Ha llegado la hora de que todos ustedes vean la grabación del día del robo del expediente de Gerardo, ex trabajador nuestro. He aquí la prueba que demuestra quién es el culpable.

Roberto reprodujo la grabación y todos quedaron en silencio, atendiendo. En ella, un hombre totalmente vestido de negro abría el almacén de comisaría con las llaves de Roberto. Entraba a coger el historial de Gerardo, y tras cumplir con su cometido cerraba el almacén quedando fuera. Sin ser consciente de que una cámara le observaba, el ladrón se destapaba la cara. Justo en ese momento, Roberto le dio al botón de ‘pause’.

ROBERTO: Justo ahí le tienen, ¿lo ven? Él es el asesino.

Raúl acercó la imagen al máximo, hasta que todos descubrían atónitos al ladrón que tantos problemas había causado en los últimos días. Hubo una breve pausa, hasta que Mario se levantó de su asiento y se dispuso hablar.

MARIO: Sí, fui yo quien robó los archivos, el historial de Gerardo. Y lo siento mucho, sobre todo por Aurelio, en quien cayó la culpa de mi acción. ¿Pero sabéis qué? Lo hice porque era mi obligación, sé que no lo entendéis pero tenéis que confiar en mí, por favor.
MARTA: ¿Pero tú estás loco o qué? Vamos a ver, ¿cómo vamos a confiar en ti después de hacer semejante cosa? ¿Tú estás chalado, o qué? ¿Te crees que nos chupamos el dedo? No nos vengas con rollitos de cuentos, porque no cuelan. Ya no.
AURELIO: En serio Mario, me has decepcionado bastante. No me esperaba esto de ti, y menos que pretendieras hacerme cargar a mí con el asunto de forma tan descarada.
MARIO: Sé que no lo entendéis, pero cuando pase tiempo os lo podré explicar. De verdad, lo siento mucho, no sabéis cuánto.
ROBERTO: Mario, yo sí que lo siento, pero esto ha sido pasarse de la raya. Te podría echar directamente, pero voy a darte una oportunidad y voy a dejarlo en manos de los demás. Votad lo que consideréis oportuno.

Hubo otro silencio, hasta que Aurelio respondió.

AURELIO: Lo siento, yo no puedo volver a confiar en él. Y me parece que ha cometido un delito lo bastante grave como para echarle. Bastante haríamos con no llevarlo a la cárcel, al fin y al cabo estamos en una comisaría.
MARTA: Digo exactamente lo mismo que Aurelio, un traidor como este no merece nada.
ROBERTO: Pues entonces ya no me queda otra opción. Lo siento, Mario, espero que lo comprendas. Tengo que expulsarte definitivamente de esta comisaría, y no habrá vuelta atrás. Recoge tus cosas, mañana no quiero verte por aquí.
MARIO: Está bien, esta tarde ya no quedará ni un solo rastro mío en este edificio.

Mario abandonó la sala, cabizbajo. Le habían descubierto, pero no podía contarles sus razones. Ahora sí que estaba perdido, ya no sabía lo que podría hacer.





A varios kilómetros de allí, bajo la Torre Eiffel y tras un largo viaje en avión, Paula esperaba a su contacto. No pasó mucho tiempo hasta que éste apareció.

DALMACIO: Has venido muy puntual.
PAULA: Es de buena educación. Don Dalmacio, ¿verdad?
DALMACIO: Sí, y usted es…
PAULA: Paula, encantada de conocerle.
DALMACIO: Lo mismo digo, es un placer tratar con una señorita como usted.

Ambos se dieron dos besos de cortesía.

PAULA: Y bien, ¿dónde está el piso?
DALMACIO: No muy lejos de aquí, es bastante céntrico. Ya verá lo cómodo que es.
PAULA: Me alegra oír eso. ¿Cuándo vamos?
DALMACIO: Ahora mismo, en seguida. Acompáñeme. Por el camino procederemos a la entrevista.
PAULA: Conforme.

Paula siguió a aquel hombre, dispuesta a alquilarle el piso que necesitaría. Pronto podría pasar a la acción, pero aún era temprano para ello.

En las profundidades del Sena, Pablo se encontraba corriendo a unos cuantos metros de Gerardo, pistola en mano. Gerardo, intentando escapar de su perseguidor, corría como jamás lo había hecho anteriormente. De pronto, tras doblar una esquina, Gerardo vio una habitación cuya puerta estaba entreabierta. Entró, y cuál fue su sorpresa al ver lo que había en el suelo de aquel cuarto.

GERARDO: ¡Vincent! ¿Qué te ha pasado?

Gerardo le intentó tomar rápidamente el pulso a su padrastro, y descubrió con sorpresa que no tenía. Había muerto, y allí en medio había quedado su cadáver.

GERARDO: (Piensa) ¡No puede ser! ¡Es imposible!

Pero la sorpresa de Gerardo fue aún mayor al encontrar a su madre Antoinette sentada en un rincón de la habitación, agazapada. Se dirigió a ella.

GERARDO: ¿Mamá?
ANTOINETTE: ¡Hijo! ¿Qué haces tú aquí?
GERARDO: Eso quería preguntarte yo a ti. ¿Por qué estás aquí abajo? ¿Y qué te pasa que estás así?
ANTOINETTE: Es una historia muy larga, no hay tiempo para contártela.
GERARDO: Está bien.

Ambos oyeron varios pasos acercándose.

ANTOINETTE: (Nerviosa) ¿Quién anda ahí?
GERARDO: (Susurra) Es Pablo, viene a por mí.

Sin perder un solo segundo más, ambos se metieron dentro de un armario que había en la habitación. Unos segundos más tarde, Pablo entraba intentando hacer el menor ruido posible mientras Gerardo y Antoinette tan solo oían el insoportable chirrido de la puerta al abrirse. Pablo también se sorprendió al ver el cadáver de Vincent, y también se agachó para tomarle el pulso, para comprobar que no se trataba de un simple desmayo. No pudo creer que estaba muerto, y aún atónito por la noticia, cogió un walkie-talkie para comunicarse con Raúl.

PABLO: Raúl, jefe… ¿Me recibe? Acabo de encontrar un cadáver en una de las salas. Se trata de uno de nuestros trabajadores, V…

En ese mismo instante Gerardo, que acababa de salir sigilosamente del armario, le asestó un gran golpe a Pablo en la nuca utilizando una gran barra metálica que había encontrado dentro. Pablo cayó redondo al suelo de la habitación junto con Vincent.

GERARDO: Lo siento, Pablo, pero entiende que era cuestión de supervivencia. Tú habrías hecho lo mismo, malnacido.

Antoinette salió del armario.

ANTOINETTE: Vaya hijo, veo que sabes defenderte.
GERARDO: Es una larga historia.

Tras una breve pausa, Gerardo volvió a intervenir.

GERARDO: ¿Y el bebé? ¿Qué tal está?
ANTOINETTE: (Sorprendida) ¿Tú cómo sabes eso?
GERARDO: Bueno, te oí decirle a Vincent que estabas embarazada.

Antoinette intentó contener el llanto que le producía la muerte de su ex-marido Vincent.

ANTOINETTE: ¿Tanto tiempo llevas aquí?
GERARDO: Sí, también es una larga historia. Ahora estoy buscando una forma de salir de este lugar, y tengo que encontrar a Sara.
ANTOINETTE: ¿A Sara? ¿Pero qué ha pasado? ¿No me dijiste que había muerto?
GERARDO: No hay tiempo para explicaciones. Tengo prisa. Mamá, vente conmigo, huyamos juntos y acabemos con esto de una vez.
ANTOINETTE: Lo siento hijo, no puedo. Estoy embarazada, me siento débil… Espero verte muy pronto.
GERARDO: ¿Y qué vas a hacer con Vincent y Pablo, que están aquí tumbados?
ANTOINETTE: Ya buscaré algo por mí misma, no te preocupes por mí.
GERARDO: De eso nada, deja que te ayude.
ANTOINETTE: No hijo, debes irte. De lo contrario vendrán a por ti, y yo no quiero que te pase nada malo.
GERARDO: Tranquila mamá, mi perseguidor está aquí, a nuestros pies. Tengo un margen de tiempo.
ANTOINETTE: ¿Y qué hacemos con ellos?
GERARDO: Deberíamos meterlos en el armario, antes de que nadie los vea.

Así, madre e hijo cogieron el cadáver de Vincent y lo arrastraron hasta dentro del armario donde momentos antes se escondían. Iban a llevar el cuerpo de Pablo cuando Antoinette cayó al suelo desmayada.

GERARDO: (Nervioso) Mamá, ¿qué ha pasado? ¡Te has desmayado! ¿Cómo puede ser? ¡Tu embarazo! Mamá, escúchame. No permitiré que te quedes aquí. Iré a buscar ayuda, te lo prometo. Te quiero, mamá.

Gerardo dio un gran abrazo a su madre antes de despedirse de ella, y no sin remordimiento salió por la puerta por la que había entrado para seguir con su huida. No solo tenía que buscar ayuda, también tenía que encontrar a su hermana Sara, descubrir la verdad y huir de aquel lugar.

Raúl estaba manejando papeles en su despacho cuando recibió una llamada al teléfono. Lo descolgó, y cuál fue su sorpresa al saber quién le llamaba.

MARIO: Jefe, de verdad que lo siento mucho, pero…
RAÚL: Suéltalo ya que no tengo todo el día.
MARIO: Verá, sé que le resultará extraño y difícil de entender, pero no era mi intención.
RAÚL: ¿Quieres soltarlo de una vez?
MARIO: Está bien… Han descubierto que yo era el ladrón.

Hubo un silencio bastante incómodo.

RAÚL: ¡¿Cómo?! Te dije que no te dejaras ver de ninguna de las maneras, ¿pero cómo puedes ser tan estúpido?
MARIO: Lo siento muchísimo jefe, de verdad. Fueron ellos, que pusieron cámaras de seguridad nuevas y registraron las grabaciones… Lo siento, de verdad.
RAÚL: Eres un inútil, es más, ¡eres un pedazo de inútil! ¿Pero tú te crees que yo soy tonto o qué? Si te digo que consigas datos de Gerardo, por algo importante será. No es el pilla-pilla, que te cogen y te pones a pillar. Si te cogen, estás perdido.
MARIO: Jefe, aún hay más. Yo… es que…
RAÚL: ¡Que lo sueltes de una vez!
MARIO: Me han echado de la comisaría, ya no puedo volver. Por favor, ayúdeme. Sé que es mucho pedir, pero no tengo trabajo.
RAÚL: (Lo piensa un momento) Está bien, te ayudaré a encontrar un nuevo trabajo. Es más, voy a hacer que te readmitan, al fin y al cabo tengo varios contactos en comisaría. De momento necesitas quedarte en casa unos días, debes reponer fuerzas para seguir con tu trabajo.
MARIO: (Atónito) Muchas gracias, jefe, de verdad. No sé qué haría yo sin usted.
RAÚL: Todo el mundo merece una segunda oportunidad.

Raúl colgó el teléfono y unos segundos después recibió una videollamada. Era de Paula, la estaba esperando. Raúl descolgó.

RAÚL: ¿Y bien?
PAULA: Ya he llegado, estoy instalada en el piso. El contrato de alquiler ya está firmado.
RAÚL: Perfecto, muchas gracias por los Yemenus. Has hecho muy bien tu trabajo. Sabes lo que tienes que hacer a continuación, ¿verdad?
PAULA: Buscar a Eric por toda la ciudad. ¿No es así?
RAÚL: Efectivamente. Veo que te tomas en serio tu trabajo. Asegúrate de que esté solo, no queremos llamar la atención. ¡Ah! Y no pierdas las grabaciones de los asesinatos, te podrían ser útiles en la próxima fase.
PAULA: Entendido. ¿Y el chico?
RAÚL: El chico es una pieza clave, pero no te preocupes por él. Pablo lo tiene controlado a la perfección.
PAULA: Bien, entonces todo está listo para poner el proyecto en marcha.
RAÚL: Perfecto.

Raúl sonrió con picardía y colgó la videollamada. Tras esto, marcó otro número en su teléfono y llamó.

VOZ TRUCADA: Dígame, ¿qué quiere?
RAÚL: Cambio de planes, te he mandado todos los datos por email.
VOZ TRUCADA: ¿De qué?
RAÚL: De tu próxima víctima. Ve a por él y mátalo. No dejes ni un solo rastro. ¿Entendido?
VOZ TRUCADA: Entendido.

Raúl colgó la videollamada, y fue a terminar con los papeles de su despacho.

CONTINUARÁ...

Con la colaboración especial de Luis Callejo como Dalmacio.

Gerardo volvió a esconderse en una habitación, sin saber que quizás de esta no podría salir. Y cuál fue su sorpresa cuando, tras suspirar de cansancio de haber corrido tanto, se dio la vuelta y vio a Raúl y Olivia de pie como si le estuvieran esperando.

RAÚL: Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí.
OLIVIA: (Con una sonrisa irónica) Pero si es nuestro mejor invitado.

(…)

EMMA: ¿Diga?
ERIC: ¿Emma? Soy Eric, ¿te acuerdas de mí?

(…)

SOLEDAD: Lo he visto muerto en el suelo de su habitación. ¡Estaba degollado!
EMMA: (Sorprendida) ¿Qué? ¿Pero cómo puede ser eso? ¿Estás segura?

(…)

VOZ TRUCADA: ¿De verdad no sabes quién soy? Soy la persona que tantas veces te llamó mientras acababa la vida de otros. Soy el asesino al que tu conciencia estaba buscando.
GERARDO: ¿Cómo has podido hacerme esto, Mario?

Mandar audiencias de 'El Zoo' cuando lo leáis

Ahora comento CERS.

El zoo: Me ha encantado el capitulo, el mejor de la temporada y de los mejores en la serie. Ha tenido muchisima accion, en la escena del bar ya me los estoy imaginando a todos tensos y la hija de puta de Rosa va y mata al viejo... Menos mal que su hermana llamo a la policia porque sino... Ya los veo todos muertos . Por ultimo se ha descubiertolo de Nacho y lo de los perros, que siempre es bueno que se sepan las cosas al ir acabando la serie. El final lo mas impactante con Natalia. ¡Tengo muchisimas ganas de ver el final!

Cuando el rio suena: La serie, otra vez mas, mejora. Hablando como espectador, CERS empezo normalita, pero a partir del "suicidio" de Gerardo todo cambio... En el capitulo, lo mas destacable ha sido ese momento madre-hijo ¡precioso! La trama de comisaria que seriacla secundaria, ha tenido mucha intriga y me ha gustado mucho. Y por ultimo, la videollamada final... ¡otro cadaver! ¡ahhhh!

Cuando el río suena: ¡Vaya primera parte del final! Qué ganas de la siguiente, la verdad es que no podrías haberlo cortado en mejor momento ¿eh? ¡Qué fuerte! Alejandro es Louis! y ahora están Vicent y Pablo ahí en el suelo, los dos ensangrentandos (y quién sabe si muertos). Y al final... cambian de víctima! Por cierto, las intenciones de Paula son encontrar a Eric! Mario era el ladrón, no me lo esperaba... ahora Raúl le intentará encontrar trabajo, normal que entre gente de su calaña se ayuden... ¡Bueno! Pues muy bien todo, como siempre, esta serie está muy bien Con ganas de leer ya el último capítulo de la primera temporada, que pinta, bastante bien por lo que se puede ver en ese avance...

Contesto a Paco Sí, quería que llevaran a la niña hasta el anciano para que luego él la llevara al bar. Pero lo que Rosa no se esperaba era que Ángela le contara al anciano que la habían secuestrado, entonces las intenciones de este eran ir a la policía... y eso Rosa no lo iba a permitir... xD

Ángela tiene la célula Z. Temporada 3 capítulo 22, lo conté en un flashback

PD: Pareces adivino, pacomeca. Sí, el próximo capítulo comienza con el parto de Natalia.

¡Fantástico capítulo de El Zoo! Como ha dicho un personaje, este capítulo ha sido ''sencillamente excelente''. Me ha gustado mucho, de principio a fin, la historia de Ángela y Nacho siempre salvándola, muy bien . Y la escena de la cafetería ¡y el reencuentro madre-hija! Ha sido todo genial, fantástico, sí señor, el final se acerca, y nos va a dejar a todos con la boca abiarta . No sé qué más decirte porque el capítulo me ha encantado.

Chicos, pensándolo bien, David lleva razón. El capítulo 3x07 es largo también así que doble capítulo el mismo día se os va a hacer demasiado, por lo que emito mañana el 3x08.

¡Luego vengo y me leo todito!

Me parece bien, creo que dos capítulos largos de golpe pueden cansar mucho, en dos partes uno en un día y otro en otro es mejor . ¡Con ganas de ver el final!

Audiencias
El Zoo se lleva la noche en uno de sus últimos capítulos y en el que probablemente ha sido el más impactante hasta la fecha. La serie cautiva a 5.481.000 espectadores y un 27,6% de share.

Por otra parte, el penúltimo capítulo de Cuando el río suena se tiene que conformar con la segunda plaza de la noche, congrega a 5.402.000 espectadores y un 26,8% de Share.