El Karma siempre vuelve | Pr?ximamente...







Mañana me leo "Hijas del Señor" que hoy ya no me da tiempo :S El comienzo me ha encantado! La T grandota ¡Jajajaja!

PD: "La marca... de la hostia que te voy a pegar"






















LAS TRES MÁS QUE PERRAS
Proximamente... en IGNIS



JUEZA:Como iba diciendo, la señora Brigida Abad les alquilo la vivienda número 13 de la calle Apolo a las SEÑORITAS Raquel Villanueva y Maria de los Angeles Chacón.
BRÍGIDA: ¡Joder! ¡Maria de los Angeles! Cuanta horteridad...
NINES: ¡Hablo aqui la Frígida!
RAQUEL: ¡Nines! Un poco de respeto.
NINES: Que lo tenga ella que nos quiere echar la desgraciá...
JUEZA: Bueno, ¿puedo continuar? Como iba diciendo de nuevo, las actuales residentes de la vivienda llevan sin pagar a la propietaria, Brigida, 4 meses de alquiler. Dado que el elevado precio del alquiler y el reducido sueldo de una de las residentes, mi veredicto es el siguiente: si en una semana no habeis pagado todos los meses que os correspende pagar, sereis desalojadas de la vivienda. No hay mas que hablar, que tengo al niño en el medico y tendre que recogerlo algun dia...¡Se levanta la sesión!
Muy pronto llegara el 1x01...



¡¡ESTA NOCHE 21h00!!


Esta noche... ANTEPENÚLTIMO capítulo de la temporada.



Tras estar en el zoo, Luna cogió una infección y fue necesario ingresarla en un hospital.
Luna, José y Verónica desayunaban en la cocina con algo de prisa y, es que tras las vacaciones navideñas comenzaba el trabajo.
JOSÉ: Bueno, me voy a llevar a Luna. Adiós (Da un beso en la mejilla de Verónica)
LUNA: Adiós mami, hoy tenemos examen de mates. (Le da un beso en la mejilla)
VERÓNICA: Adiós. (Les acompaña hasta la puerta y la cierra) Hala… otra vez sola en casa… Iré a visitar a los vecinos…
Verónica cogió una caja de galletas y se dirigió al chalé de al lado donde vivían Elena e Inés. Verónica llama a la puerta y Elena le abre.
ELENA: No, peluquería a domicilio no, gracias. (Le cierra la puerta en las narices)
INÉS: Pero cariño, déjale que entre. ¿No?
ELENA: Es que es una peluquera que se peina a sí misma… (Le susurra) Tiene el pelo a lo afro.
VERÓNICA: ¡Soy Verónica! ¡La nueva vecina! Hacer el favor de abrirme. Emm… ¡Traigo galletas!
INÉS: ¡¿Galletas?! ¡¡Abre!! ¡¡Abre!!
ELENA: Esta bien… (Le abre la puerta) ¿De qué son?
Almudena se despedía de Gonzalo, se iba a trabajar a su tienda de moda.
ALMUDENA: Hasta luego, cariño. (Le da un beso)
GONZALO: Hasta luego. Por cierto… ¿Qué querrás de comer?
ALMUDENA: Hoy comeré por ahí, tengo reunión con el director…
GONZALO: Vale, pues hasta por la noche.
Tatiana y Alfonso estaban en casa, aburridos.
TATIANA: Esto de estar jubilados es un aburrimiento…
ALFONSO: Y lo dices ahora, ¿casi 20 años después?
TATIANA: Es que… me quiero comprar un perrito.
ALFONSO: Y yo una pitón, no te jode…
TATIANA: No, que lo digo en serio, quiero un perro o un pato o un gato.
ALFONSO: ¿Recuerdas que soy alérgico a los perros, no?
TATIANA: Bueno, pues un gato.
ALFONSO: De verdad… que cansinidad de mujer… Me voy al centro a tomarme un café. Adiós, Tatiana.
TATIANA: Adiós, Alfonso.
Tatiana se quedó sola en casa, Alfonso se fue al centro a tomar un café.
ALFONSO: (Al camarero) Un chocolate con churros, por favor.
CAMARERO: No tenemos…
ALFONSO: Pues… Un café con leche.
CAMARERO: No tenemos.
ALFONSO: ¡Joder! ¡¿Pues que tenéis?!
CAMARERO: Nos queda Coca Cola y Fanta de naranja…
ALFONSO: ¿Eso se puede mezclar? Para hacer un cóctel de esos que están de moda.
CAMARERO: Poder se puede, pero luego tendrá una diarrea de más de un mes…
ALFONSO: Pues una Cocahína de esas.
CAMARERO: Se llama Coca-Cola.
ALFONSO: Pues eso.
Tatiana se encontraba en una tienda de animales.
TATIANA: Buenos días, me gustaría comprar un gato, sí puede ser de regalo.
VENDEDOR: Que saladas que soy las ancianas hoy en día… ¿Se ha tomado la medicación?
TATIANA: ¡¡Ohhh!! ¡Grosero! ¡Ya no compro más aquí!
VENDEDOR: Qué no mujer, que era una broma…
TATIANA: Tráteme de señorita, que yo lo valgo.
VENDEDOR: Pues preséntese a ‘‘Tú sí que vales’’.
DIRECTOR: ¿Hay algún problema?
TATIANA: Sí, este hombre no para de decirme groserías. ¡¡¿Cómo pueden contratar a esta gente?!! Ni que fuera esto el casting de ‘‘Gran Hermano’’… Qué por cierto, es una mierda el casting que hacen, de ahí la broma que he hecho. ¿Me comprenden?
DIRECTOR: Por favor, señora, consulte con su farmacéutico y tómese las pastillas, que creo que se le ha olvidado tomárselas…
TATIANA: ¡Pienso denunciarles! ¡PIENSO DENUNCIARLES!
Verónica e Inés se encontraban en casa de esta última tomando café tranquilamente.
VERÓNICA: Me comentaron que esta urbanización estaba bien para niños, pero vamos, aún no he visto a ninguno…
INÉS: También decían que había conexión con el centro y sí, la hay, pero de casi una hora… Es una vergüenza.
VERÓNICA: Pero… ¿en verano se estará bien en la playa, no?
INÉS: Esta repleta de gente… Todo lo contrario a ahora, no hay ni dios, ni una tienda… ¡NADA! En verano hay gente por todos los lados… Y encima, las viviendas son caras, que cuando tenga 60 años aún la estaré pagando…
VERÓNICA: Pues vaya… Yo que pensaba que iba a ser una buena opción vivir al lado de la playa.
INÉS: Y lo peor… Se rumorea que van a traer durante un par de días un rodaje de una película de tiros, o sea que todo el puto día estará pum, pum, pum y catapum… Jajaja, me traeré una pistola de verdad y a ver quien se ríe…
VERÓNICA: (Le ríe la gracia) Ja… Ja… Jajajajaja.
Tatiana, enfadada por el trato recibido en la tienda, se dirigió a otra tienda de animales.
TATIANA: Hola buenos días, me gustaría comprar un gato.
VENDEDOR: Muy bien, pues serán unos 500 euros.
TATIANA: ¡Uy, que caro!
VENDEDOR: Pero son una monada, mire. (Le dirige hacia unas jaulas con gatos)
TATIANA: ¡¡Qué feos!!
VENDEDOR: Sí quiere tenemos serpientes a tan solo 200 euros la unidad.
TATIANA: ¡¡Me gusta, me gusta!!
VENDEDOR: Entonces… ¿Cuántas querrá?
TATIANA: ¡Dos, por si se me muere alguna!
VENDEDOR: Pues serán 400 euros.
TATIANA: No me salen las cuentas…
VENDEDOR: Que sí mujer, 200 más 200 son 400.
TATIANA: ¡Tráigame una calculadora!
VENDEDOR: Voy.
Mientras el vendedor entró al despacho a coger una calculadora, Tatiana cogió las dos serpientes, las metió en una bolsa grande para que no se escaparan y salió velozmente de la tienda.
Acababa el día, y José y Verónica fueron a buscar a Luna al colegio.
JOSÉ: Mira, ya sale.
LUNA: ¡¡Hola mami!! ¡¡Hola papi!!
VERÓNICA: ¿Cómo ha ido el examen, cariño?
LUNA: Bien, solo me he dejado una pregunta.
VERÓNICA: Bueno, no está mal. Ahora nos vamos al Ikea que hay que comprar muebles para la casa.
JOSÉ: Sí, vamos a comprar el Izikichukilalia. Que parece que está bien.
VERÓNICA: Anda que ya les vale, podrían poner nombres más facilitos…
Tatiana estaba en casa, tumbada en el sofá. De repente, oyó abrir la puerta. Puso las serpientes por el suelo y Alfonso entró.
ALFONSO: Hola cariñ… ¡¡¡Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!
TATIANA: (Sensual) Hola guapo (Coge una serpiente y se la coloca en el cuello)
ALFONSO: (Se sube a una mesa) ¡¿Pero qué…?! ¡¿Pero qué…?! ¡¿PERO QUÉ COÑO ES ESO?!
TATIANA: Son serpientes, ¿no lo ves?
ALFONSO: ¿Ser… ser…? ¡¿Serpientes?!
TATIANA: Sí, serpientes…
En
ALFONSO: ¡¡Mira, han venido a grabar!! Igual necesitan figuración para el prostíbulo.
TATIANA: Valiente imbécil…
ALFONSO: Oye, que no es coña. Que pagan 15 euros por toma.
TATIANA: Ya verás tú como me hagan hacer algo como el de ‘‘Misión Imposible’’…
ALFONSO: Nah, no creo. A ti te veo más como anciana que va a las doce a tomar el café con sus abuelas ancianas, pero poco más.
TATIANA: Iré a preguntar…
......................................................................................................................................
VERÓNICA: ¡¡Noooooooooooooooooooooo!! ¡¡Noooooooooooooooo!! Hemos perdido. (Comienza a llorar)
JOSÉ: Cariño, solo son…¡¡164 euros!!
......................................................................................................................................
TATIANA: María Jesús… Vas a hacer algo muy malo pero si lo haces la mamá Tatiana te dará una cosita. (Dejó la serpiente en el suelo) Venga, María Jesús, ¡Haz que se caguen de miedo!








Un día como otro de enero, una bruja visitó Parque Norte. Pero no era una visita normal, quería conseguir algo que se había propuesto para este nuevo año.
ADELA: ¡Niña! ¡Una entrada!
CECILIA: Huy, que pintas lleva usted señora.
ADELA: Niña, que te echo un mal de ojo.
CECILIA: ¿Así que es usted bruja? Lo siento, pero yo no creo en esas cosas.
ADELA: Enséñame la mano, que yo sé leer el futuro. He estudiao’ en “Uston”.
CECILIA: Señora, que no me haga perder el tiempo.
ADELA: ¿Pues sabes lo que te digo? Que mala suerte pa’ ti y pa’ los que te rodean.
CECILIA: Circule señora, que no tengo todo el día.
GENTE DE LA COLA: ¡Venga!
ADELA: ¡Mala suerte pa’ tos’!
Adela no dudó en ir de inmediato al despacho de Sara, descontenta con el trato de Cecilia.
ADELA: (Fingiendo llorar) ¡Ay niña! Que la muchacha de la cajera me ha faltao’ el respeto.
SARA: ¿Quién es usted?
ADELA: ¡Una bruja mu’ malvá’!
SARA: ¿Qué ha pasado?
ADELA: La muchacha de la entrada, que me ha faltao’ el respeto porque quería leerle las manos.
SARA: ¿Y quién es esa muchacha, como dice usted?
ADELA: Pos una pelirroja con unas pintas de puta.
SARA: ¡Huuum! ¡Cecilia! Ya tengo alguna prueba para echarla. ¡Falta de respeto a un cliente!
ADELA: ¡Vale, vale! Pero antes una cosa… Mira niña, que yo este año me he propuesto venir a un parque de cacharros de estos para que me dejéis que yo monte mi propio tarot. Les atiendo aquí que viene mucha gente, y me voy a llamar… ¡La bruja Adela!
SARA: Por probar no pasa nada, pero solo lo hago porque gracias a usted podré echar a Cecilia.
ADELA: ¡Ay niña! ¡Muchas gracias! Ven, ven, que te leo las manos.
SARA: (Con asco) No, gracias, gracias. En otro momento, si eso.
ARTURO: ¿Pero qué haces? ¡Ese no es ningún motivo para echar a Cecilia! La culpa es de esta señora barriobajera, a la que encima le dejas que haga eso.
SARA: Tranquilo, si eso no va a durar mucho, en cuanto despida a Cecilia echo a la bruja.
ARTURO: ¿Pues sabes lo que te digo? Que si despides a Cecilia, primero tendrás que despedirme a mí.
SARA: ¿Cómo?
ARTURO: Lo que has oído, buenos días.
Almudena intentaba todos los días ponerse en contacto con la familia de Paula, pero era imposible. Estaba muy claro que Paula cada vez estaba más loca.
ALMUDENA: (Llega de la compra) ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!
PAULA: ¡Sorpresa!
ALMUDENA: ¿Qué hacéis? ¡Qué asco! En mi propia cosa.
PAULA: No es tuya, es alquilada.
ALMUDENA: (Irónica) ¡Anda! ¡No me digas!
PAULA: Oooooooh siiiii, sigueeee, sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee.
ALMUDENA: ¡Paula, por dios! Por lo menos podías haberte ido a tu habitación, no en el sofá.
PAULA: ¡Déjame! Oooooooh siiiiiii, sigueeeeeeeeeeeeeeeee, sigueeeeeeeeee.
ALMUDENA: ¡Venga tú! Fuera de aquí. Paula está mal de la cabeza, ¿no sabes que puede matarte? ¡Venga, fuera!
PAULA: ¡Qué no estoy loca! ¡Qué no estoy loca! (Se choca la cabeza contra las paredes) Me voy a mi cuarto a llorar.
ALMUDENA: Pues adiós.
A los minutos Paula sale riéndose de su cuarto.
PAULA: ¡Almu! ¡Me he tocado!
ALMUDENA: ¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaah!!!!!! ¡Qué me dejes en paz! ¡Loca!
PAULA: ¡Envidiosa! ¡Yo ligo más que tú!
ALMUDENA: Pero si estás loca.
PAULA: (Coge un cuchillo) Que no estoy loca… que no estoy loca.
ALMUDENA: ¡Paula! Deja eso ahora mismo. Voy a llamar a tu psiquiatra.
PAULA: ¡Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooo! ¡No, por favor!
ALMUDENA: ¡Pues deja eso!
PAULA: Vale, vale.
La bruja ya tenía su “chiringuito” montado… Pasó una persona…
ADELA: ¡Anda! ¡La de antes! Tu jefa te va a despedir.
CECILIA: (Llorando) Por favor, quítame el mal de ojo. Me he caído por las escaleras… ¡y he reñido con mi novio!
RAÚL: Te damos lo que sea, por favor, quítaselo.
ADELA: Por doscientos euros te doy este licor, tan especial, que quitará todos tus maleficios.
CECILIA: Tome, tome. ¡Venga, démelo!
ADELA: No se si valdrá de algo, pero vamos, pruébalo.
CECILIA: (Se lo bebe) ¡Uuuuuuh! Que malo está esto.
ADELA: Niño, deja que te lea las manos. (Raúl le da una mano) Veo que vas a tener dos hijos… lo que no se es con quien.
CECILIA: Pues conmigo, con quien va a ser.
RAÚL: ¡Dos hijos! Ay dios, ni harto de vino. ¡Adiós!
ADELA: ¿No me pagas?
RAÚL: ¡Qué te acabo de dar doscientos euros!
ADELA: Pues mala suer…
RAÚL: ¡Vale, vale! ¡Tome!

SARA: Papá, no puedo dejar que se vaya el hombre al que quiero.
ANTONIO: Hija, no te me pongas dramática, que Arturo es un gilipollas con letras mayúsculas. Despídelo a él y deja a Cecilia.
SARA: ¡Papá! Que con Cecilia no tengo posibilidades de que los hombres vayan detrás de mí.
ANTONIO: Oye, ¿y por qué no sales con Raúl?
SARA: No te enteras de nada. ¡Raúl esta con Cecilia!
ANTONIO: ¡Despídelos a los tres!
SARA: Claro, ¿y el control de Parque Norte quien lo lleva? ¿Mi abuela?
ANTONIO: No metas en medio de una ironía a tu difunta abuela.
SARA: Papá, se acabo, no despido a nadie y ya está. Me va a entrar hoy el instinto de buena persona.
Arturo se encontraba escondido en esa sala.
ARTURO: ¡Sara! Sabía que podías ser una buena persona.
SARA: ¿Nos ha estado espiando? ¡Mamón! ¡Fuera de aquí!
ARTURO: Oye, pero no te enfades…
A Arturo, en ese momento, se le ocurre ir a visitar a la bruja Adela.
ARTURO: Hola Adela, quería hacerte una consulta.
ADELA: Pasa, pasa cariño. Siéntate.
ARTURO: Estoy enamo…
RAÚL: (Pasa en ese momento) ¿Qué coño le has dado a Cecilia? ¡Está vomitando! ¡Me la vas a matar! ¡Bruja hija de puta!
ADELA: ¡Aaaaag! ¡Qué soez vocablo! ¡Hija de puta tu madre!
RAÚL: No te pego porque tengo el orgullo de un caballero. ¡Hija de puta!
ARTURO: ¡Eeeh! ¡Vale ya!
ADELA: Pos’ sabes lo que te digo, que mala suerte pa’ ti y pa’ tos’ los que te rodean.
ARTURO: ¡Vale ya! ¡Ahora mismo que venga Sara y arregle esto!
Almudena lleva por sorpresa a Paula al psiquiátrico.
PAULA: ¿Qué es esto?
ALMUDENA: ¡Un sitio! ¡Te va a encantar!
PAULA: Huele a médico. ¡Nooooo! ¡Odio a los médicos!
ALMUDENA: Tranquila.
PAULA: (Sale corriendo) Me has traído al loquero a traición, ¡yo no estoy loca! ¡Yo no estoy loca! (Se da cabezazos contra las paredes) No os acerquéis, voy armada. (Saca una batidora)
ALMUDENA: ¿Una batidora? ¿Y donde la vas a enchufar?
PAULA: (Sale corriendo) En ningún sitio, porque me voy. Y que sepas Almu, que me has perdido como amiga.
ALMUDENA: (Triste) ¡No! ¡Espera!
Sara llegó al “chiringuito” de la bruja.
SARA: ¿Qué está pasando aquí?
ARTURO: Pues nada, que la brujita que has contratado le ha dado algo malo a Cecilia.
RAÚL: ¡Me libro de Paula y me traes a esta!
ADELA: ¿Quieres otro mal de ojo?
RAÚL: ¡Qué no creo en tus chorradas!
ARTURO: Queréis parar de reñir.
SARA: (Gritando) ¡Valeeeeeeeeeeeeeeeeeeee yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
ARTURO: ¡Joder! ¡Así me gusta!
SARA: Lo primero, Adela, no te necesitamos, ya puedes irte.
ADELA: ¡Mejor! ¡Este no ha sido el mejor lugar para poner mi negocio!
SARA: Lo segundo, Raúl, no te busques peleas, y menos con ancianas de este tipo. ¡Venga, te doy el día libre para que estés con Cecilia! Llévala al hospital si se encuentra muy mal.
RAÚL: ¡Gracias, de verdad!
SARA: Y lo último, Arturo, me ha quedado ya bastante claro que no me quieres, por lo que te dejaré tranquilo, y a partir de ahora cada uno por su lado.
ARTURO: ¡Por fin te das cuenta! (Se va)
Sara comienza a llorar, estaba sola, pero ese instinto de buena persona, era el que quería Arturo en una chica. Arturo solo había ido al “chiringuito” de la bruja, a decirle que estaba enamorado de Sara, y que quería pasar el resto de sus días con ella…
SARA: ¡Nadie me quiere! ¡Nadie me quiere!
ARTURO: (Llega corriendo) ¡Yo sí!




