|[PANGEA TV]|------ ¡¡¡Nos mudamos de frecuencia!!!

Q pesada con el principe de cristina...

Oye puedo poner la cancion ''Come and get it'' de Selena Gomez en Music World esque la estoy escuchando ara mismo

A mí Muñeca de Trapo me gusta pero objetivamente las tienen mejores. :S

Laxene, es que esa canción no me hace nada de gracia y toda la Natalia de ahora, sorry, pero como digo lo respeto. :S

Me encanta amaia lo mejor q hizo fue salirse del grupo desde mi punto de vista, es una artistaza

La semana q viene Natalia estará en el n1 vereís

Dejó el grupo en 2007 para comenzar su carrera en solitario. Desde entonces la canción que más éxito ha sido Quiero Ser aunque también podemos destacar otras como 4", Mirando al mar o Tu Mirada.

laxene lo he puesto porque Parca me ha dicho que lo comunique

ANHQV, has repetido Mirando al Mar dos veces. xD

Yo también creo que hizo bien dejando el grupo, se luce mucho más!

A continuación, a las 21h30, un nuevo capítulo de 'PLANETA KEPLER'

Para finalizar el primer programa de Music World, me gustaría que escucharais esta canción que hizo en colaboración con Mikel Erentxun. Es una canción en Euskera y probablemete no entenderéis la letra pero es preciosa, una de mis favoritas. Se llama Lau Teilatu ¡Espero que os guste!

¿De verdad preferís LOVG con Leire? A mí me gusta más con Amaia pero con Leire han funcionado bien. O¨O

Gracias, Gerardo! Era Tu Mirada. Ahora lo corrigo!

No, yo prefiero a Amaia Montero en solitario!

ANHQV, soy Gerardo, no Cris O¨O

¿Y no mencionas también Caminando? Ese es otro single más actual de Amaia sola. :S

Víctor presentó a Adán oficialmente ante todos los demás tripulantes de la nave Kosmos. Adán pudo observar cómo los demás ponían una cara de desconfianza o simplemente desviaban la mirada hacia otra parte cuando él les miraba.

VÍCTOR: Como ya sabéis, él es Adán.
PACO: ¡Como el de la Biblia!
ADÁN: Sí, más o menos. Se pronuncia igual.
ÁLVARO: ¿Y se puede saber de dónde has salido tú?

ADÁN: Estaba en la nave, oculto desde que comenzó el viaje.

Víctor interrumpió.

VÍCTOR: Da igual de dónde haya salido. Solo sé que esta persona me ha salvado la vida. Ahora centrémonos en el platillo.
ÁLVARO: ¿De dónde creéis que vendrá esta nave? ¿Qué intenciones tendrán?
CARMEN: No lo sabemos aún, pero puede que guarde relación con los innombrables. ¿No, Víctor?
VÍCTOR: Así es. O al menos, eso creemos nosotros.
PACO: O puede que ellos no tengan nada que ver en esto…

Cuando todos se marcharon, Paco agarró a Álvaro.

ÁLVARO: ¿Y a tí que te pasa ahora?
PACO: Dios, no me vas a creer.

Álvaro comprobó que no hubiera nadie más por allí y le miró.

ÁLVARO: A ver, cuéntame.
PACO: Creo que el Adán este es uno de los que me secuestró aquella vez.
ÁLVARO: (Sorprendido) ¿Un innombrable?
PACO: Sí, ¡su voz es la misma!
ÁLVARO: A ver, Paco, tranquilízate. ¿Estás seguro de lo que estás diciendo?
PACO: ¡Que sí! ¡Que yo no olvido una voz! Gozo de una buena memoria auditiva.
ÁLVARO: ¿Y qué vamos a hacer? Si es cierto lo que dices, tenemos un infiltrado en la nave.
PACO: Tengo una idea. Vamos a ir a hablar con él. ¿Te acuerdas del viejo grabador de mi abuelo? ¿Ese que te enseñé un día?
ÁLVARO: ¡Ah, sí! El MP5 ese, ¿no?
PACO: Sí, en el siglo veintiuno era la bomba en tecnología.
ÁLVARO: Y para lo que se ha quedado...
PACO: Bueno, lo que te iba a decir, que nos vamos por los lares. Vamos a hacer que confiese. Iremos a su habitación, haremos preguntas incómodas y le pillaremos. ¿Vale?
ÁLVARO: Bien, espero que nos dé resultado.
PACO: Después, cuando ya tengamos todas las pruebas, se lo mostraremos todo a los demás.



Carmen, la doctora de la nave Kosmos, salió a dar un paseo. Necesitaba respirar la atmósfera del planeta, desconectar un poco de todos los problemas acontecidos. Habían sido unas semanas muy intensas, pues desde que llegaron a Kepler no habían parado de ocurrir sucesos trágicos. Decidió ir hacia la cárcel que habían encontrado. Cuando llegó, se quedó mirándola pensativa durante unos minutos.

CARMEN: (Piensa) ¿Quiénes son realmente los innombrables? ¿Quién construyó este lugar? ¿Por qué están estos seres tan interesados en nosotros? ¿Qué buscan de unos simples terrícolas?

Había llegado el momento de dar una respuesta científica a todos los sucesos extraños ocurridos: la grieta, las jaulas, el lago, la meseta, el edificio, los innombrables, la cueva, los robots, la tormenta...

CARMEN: (Piensa) Voy a descubrirlo, al fin y al cabo soy científica. Puedo hacerlo.

Carmen caminó hacia el edificio, aún sumida en sus pensamientos.

CARMEN: (Piensa) Al menos ya hemos descubierto algo que siempre se preguntó la humanidad. Efectivamente, hay vida en otros planetas. Aunque aún falta por ver qué seres se esconden tras ella.

Al llegar junto al edificio, un hallazgo la dejó impresionada. En el suelo, junto al muro, había unas hojas. Las examinó y descubrió que estaban llenas de extrañas inscripciones. ¿Qué significaba aquello?



Mientras tanto, dentro del mismo Onix 3.000 y lejos de las sospechas de Carmen, Priscilla se encontraba sola y pensativa. La niña recordó cómo había perdido su ilusión por los Reyes Magos pocos años atrás, cuando aún estaba en la Tierra.

Flashback.

Era la noche de Reyes y Priscilla decidió salir al patio trasero de su casa a jugar. Dentro estaba toda su familia cenando. Nevaba y la niña vio por encima de la valla la cabeza de un hombre. Éste se paró y la llamó entre dientes.

HOMBRE: Chst, ¡niña!

Al principio no le hizo caso, pero ante la insistencia del hombre Priscilla se acercó algo temerosa.

HOMBRE: Tengo algo muy importante que decirte.
PRISCILLA: (Fría) Pues dígamelo.
HOMBRE: Los Reyes Magos no existen.
PRISCILLA: (Grita) ¡Mamá!

La madre de Priscilla salió al patio. El hombre misterioso aprovechó los pocos segundos que tuvo para marcharse.

MADRE: ¿Qué ocurre, hija?
PRISCILLA: Mami, había un hombre…
MADRE: Anda, pasa que continuemos con la cena. Creo que tu tío quería decirte algo.

Priscilla quedó pensativa. ¿Existían los Reyes Magos, o aquel hombre le había dicho la verdad?

Sara abrió los ojos. Se encontraba en una playa. Estaba con la cabeza asomada en el agua. Al parecer, había ido flotando a la deriva durante muchos metros. Lo último que recordaba, era haberse tirado al abismo de la lava cuando la perseguían los dinosaurios, pero ¿por qué estaba ahí ahora, en la Tierra? ¿Era todo un sueño?

SOCORRISTA: ¡Eh, chica! (Suena un silbato) ¡Hombre al agua!

De inmediato, el socorrista saltó al agua y nadó hasta ella. La sacó lo más rápido que pudo. En la orilla, decenas de curiosos que pasaban por allí se acercaron a ver qué había pasado.

SOCORRISTA: ¿Estás bien?
SARA: Sí.
SOCORRISTA: ¿Seguro?
SARA: Sí, sí. ¿Dónde estoy?
SOCORRISTA: En la playa de Benidorm, ¿dónde si no?
SARA: (Sorprendida) ¿Benidorm? ¿Cómo?
SOCORRISTA: ¿De qué te sorprendes? ¿Qué te pasó para que estuvieras en mitad del mar?
SARA: Nada, nada...

Se levantó del suelo y caminó durante varios segundos. Allí había una mujer mayor con un periódico. En la portada ponía: “21 de diciembre, falta un día”. Sara se extrañó.

SARA: Señora, ¿me puede decir a qué día estamos?
BELINDA: Hoy estamos a día veinte, querida.
SARA: ¿De diciembre?
BELINDA: Así es.
SARA: ¿De qué año?
BELINDA: Uy, sí que está usted perdida, ¿eh? Ya tiene delito no saber el año en el que vives.
SARA: ¿Me puede decir en qué año estamos, por favor?
BELINDA: Claro, claro... estamos en el 2012. Mañana es el día veintiuno de diciembre, ¡el fin del mundo!
SARA: Ehh...
BELINDA: ¿Usted de qué parte está?
SARA: ¿De parte de qué?
BELINDA: ¿De los que se creen la chorrada del fin del mundo o de los que no?
SARA: No va a pasar nada mañana. Lo sé perfectamente.
BELINDA: ¡Anda, otra como yo! Si es que esas viejas profecías no tienen ni pies ni cabeza. A saber a lo que se referían los mayas cuando la escribieron.
SARA: No, no me entiende. Yo vivo en el 2103 y le puedo decir que no le ha pasado nada al mundo.
BELINDA: Uy, una loca. ¿De dónde te has escapado, cariño?
SARA: ¿Perdona? ¡Yo no estoy loca!
BELINDA: Ya, claro... y yo tampoco estoy en la esquina de los ochenta, no te digo.
SARA: Bueno, déjelo…

El plan de Paco y Álvaro para hacer que Adán confesara ser un infiltrado quedó sin éxito.

ÁLVARO: Lo siento, estaba muy nervioso.
PACO: Sí, yo también. Creíamos que eras un traidor, pero hemos podido comprobar que no es así. Espero que nos pueda perdonar.
ADÁN: No pasa nada, es normal. Acabo de llegar en un planeta desconocido, no es extraño pensar que puedo tener malas intenciones.
CARMEN: ¿Entonces lo dejamos estar en la nave?
VÍCTOR: En principio sí. Pero antes quiero hablar con él.
ADÁN: Pues adelante, dígame qué quiere.
VÍCTOR: Quiero hablar contigo a solas, no aquí con todo el mundo. Vayamos a mi compartimento.

Así pues, Víctor y el recién llegado fueron a un lugar apartado de la nave para hablar. Comenzó el interrogatorio.

VÍCTOR: ¿De dónde has salido?
ADÁN: Ya se lo he dicho. Soy un polizón, me metí en la nave antes de que comenzara el viaje sin permiso de nadie.
VÍCTOR: ¿Dónde te escondiste exactamente?
ADÁN: En un compartimento de la quinta planta.
VÍCTOR: ¿Me lo podrías enseñar?

Adán se quedó pensativo, pues lo estaba improvisando todo. Pero ahí le habían pillado.

VÍCTOR: Esta nave no tiene quinta planta.
ADÁN: Algún sitio tenía que decir, no quería revelarlo. Pero no me dejas otra opción…

En aquel momento, Carmen entró en la estancia con las hojas que había encontrado junto al Onix 3.000. Lo había escuchado todo.

CARMEN: Es imposible que entraras en la nave sin que nadie te viera. Estaba todo muy vigilado y controlado cuando despegamos, como comprenderás.
VÍCTOR: Carmen, ¿quieres dejar de acosarlo? Estaba a punto de decirme dónde se escondió.
CARMEN: ¿Crees que nos va a decir la verdad? Pero por favor, si acaba de llegar. Yo hasta que no me demuestre que estaba aquí, no me creo nada.
ADÁN: Creo que puedo hacerlo. Conozco a Eva, una de vuestras tripulantes. Coincidí con ella.
VÍCTOR: ¿Cómo?
ADÁN: Yo me escondí en el mismo compartimento donde la encerrasteis. Compartí con ella la comida que le proporcionabais cuando pensabais que estaba loca, así fue cómo sobreviví.
CARMEN: ¿Y por qué le acabas de decir a Víctor que estabas en un compartimento de la quinta planta? ¿Acaso no sabes que esta nave solo tiene tres plantas?
ADÁN: Estaba desorientado. No conozco la nave, al llegar fui vagando por aquí y por allá hasta que encontré ese compartimento vacío.
CARMEN: Buen intento, pero no hay quien se lo crea.
VÍCTOR: Pues yo le creo, ¿por qué iba a mentirnos? Sólo es un chaval joven que se asustó y acabó en la nave. Pudo entrar en un descuido.
CARMEN: Víctor, ¿cómo puedes ser tan ingenuo? ¿Estás ciego o qué te pasa?
VÍCTOR: ¿De qué otro sitio puede haber salido, Carmen? Este chico me ha salvado la vida. Además, soy el capitán de la nave, así es que digo que se queda y no hay más que hablar.

Adán aprovechó la discusión de los dos tripulantes para ponerse en contacto mental con el resto de innombrables.

ADÁN: Ya han picado, estoy dentro.
FARUDOM: Perfecto, buen trabajo, estoy muy orgulloso de ti.

Carmen puso sobre la mesa las inscripciones. Nadie dijo nada.

CARMEN: ¿Alguna idea?
ÁLVARO: No, ¿de dónde las has sacado?
CARMEN: Ya se lo he dicho a Víctor, fui a dar una vuelta por Kepler. Llegué hasta el edificio aquel y me las encontré en el suelo.
PACO: ¿Y cómo podemos averiguar lo que pone ahí?
CARMEN: No lo sé... para eso lo he puesto en común.
ADÁN: (Miente) A mí no me suenan de nada.
PACO: ¿Seguro que no?
ADÁN: Sí, seguro. ¿Por qué iba a mentir?
ÁLVARO: No nos fiamos de ti.
CARMEN: ¡Chicos, por favor! ¡No empecéis!
ÁLVARO: Perdón.
ADÁN: Yo no sé nada de esas hojas.



Adán se marchó de esa estancia muy ofendido. Cerró la puerta de un golpe y se apoyó contra ella. Entonces, un duro recuerdo asaltó su mente.

Flashback:
Unas personas parecían estar triunfantes ante el edificio al que habían bautizado como “Onix 3.000”. Eran personas normales y corrientes. Acababan de terminar de construir el edificio. Entre ellas, Adán se acercó hasta donde estaban dos hombres firmando unos papeles.

FARUDOM: ¡Bien! Ya está.
HOMBRE: Este edificio, queda bautizado como la Onix 3.000, el primer gran edificio del planeta Kepler.

La gente comenzó a aplaudir alegremente. Por fin habían conseguido reconstruir una parte de sus vidas desde que todo lo que pasó les hizo llegar a ese planeta y empezar de cero.

ANDRÓMEDA: ¡Empezaremos de cero!
ADÁN: Sí, ¡qué alegría!
ISABEL: Aquí no tendremos problemas con nadie.
ADÁN: Eso esperemos.
NIÑO: ¡Y volveré a tener una habitación entera para mi!
ANDRÓMEDA: ¡Claro que sí, pequeño! Eso y mucho más.
FARUDOM: Me alegro de que tanto esfuerzo tenga su recompensa. Estoy muy feliz.

Andrómeda abrazó al hombre.

ANDRÓMEDA: Y yo. Estoy muy orgullosa de ti, Farudom.

Si había algo muy destacable de estas personas, era que tenían una vestimenta demasiado futurista, además de un acento extravagante y chocante para cualquier persona que los oyera.

Una niña se acercó a Andrómeda y le habló.

ANDRÓMEDA: Dime, cariño.
NIÑA: ¡Voy a casa a por la cena!
ADÁN: ¿Quieres que te acompañe?
NIÑA: ¡No! En seguida vengo.

La niña se acercó a una gran máquina. Entró en ella y pulsó un botón. En un abrir y cerrar de ojos, su cuerpo se desvaneció. Aquello era una máquina del tiempo.

ADÁN: A ver si me ha traído algo...
ANDRÓMEDA: Ella es muy colaboradora.

Al cabo de varios minutos, la niña apareció en la máquina con una bandeja de comida. Se sentó en las mesas de fuera del edificio con los demás a comer.

ANDRÓMEDA: ¿Has apagado la máquina, cariño?
NIÑA: Sí, Andrómeda.

Todo iba perfectamente hasta que una gran sombra tapó la claridad que había en el lugar. Entonces, todos comenzaron a gritar desesperadamente.

Adán cerró los ojos y dejó escapar una lágrima. Recordar el día que se firmaron esas escrituras era muy duro, porque ese día empezó una guerra de la cual no quería recordar nada más.

Jorge estaba entrenando con Barrax una vez más, como últimamente solía hacer todas las mañanas. Quería llegar lejos, aprender a controlar las cualidades que había adquirido desde que se hubiera convertido en innombrable. A Priscilla también le hubiera gustado aprender, pero no estaba de humor para dar clases, además de que aún no había conseguido siquiera el primer paso, hacerse visible.

BARRAX: ¿Tu amiga no viene?
JORGE: No le apetecía dar clase, estará enfadada. ¿Podemos empezar? Quiero acabar cuanto antes e ir a verla.
BARRAX: Estúpidos sentimientos humanos, no hacen más que bloquearles. Mec.
JORGE: (Receloso) ¿Podemos empezar?
BARRAX: Está bien. Hoy Barrax volverá a la primera lección. Luchar con los demás. ¿Recuerdas cómo se hace?
JORGE: Sí, había que dejar la mente en blanco e intentar comunicarse con ellos.
BARRAX: Bien, lo has entendido. Pues ahora inténtalo, ha llegado la hora de practicar.
JORGE: ¿De veras es necesario que haga daño a mis amigos?
BARRAX: ¿Sin practicar lo suficiente? Podrías matarlos, y eso no es algo que a Barrax le interese. Barrax ha comunicado a los demás innombrables que estás en prácticas, así es que sólo servirás para cambiar el estado de ánimo de tu amiga.
JORGE: Está bien. ¿Y cómo dejo la mente en blanco?
BARRAX: Igual que si fueras a dormir. Mec.
JORGE: ¿Quieres parar de decir eso?
BARRAX: Mec.
JORGE: En fin, voy a intentarlo.

Jorge aunó todas sus fuerzas para concentrarse al máximo. Pero por más que lo intentaba, el niño no conseguía dejar su cabeza en blanco, tal y como le había pedido Barrax. En su lugar, no paraba de preguntarse por qué su amiga Priscilla estaría tan triste.

JORGE: (Decaído) No me sale, ¡es muy difícil!
FARUDOM: De difícil nada.

En efecto, Farudom acababa de entrar en la sala. Había acudido para ver el progreso del niño.

FARUDOM: Barrax, ¿cómo va?
BARRAX: El niño no aprende a ponerse en contacto con innombrables. Mec.
FARUDOM: ¿Es eso cierto, Jorge? ¿No te estás esforzando lo suficiente?

Jorge temblaba de miedo.

JORGE: Señor, hago lo que puedo, lo siento… Me gustaría ver a mi profesora, la echo mucho de menos.
FARUDOM: Aún no estás preparado. Y como no dejes de lloriquear la verás, pero muerta. A partir de ahora yo mismo me encargaré de entrenaros, a ti y a Priscilla.

Jorge quedó petrificado. ¿Cómo podía ser tan cruel? ¿Qué le había hecho él? Si quería pertenecer a los innombrables, tenía que serles de utilidad. De lo contrario, acabarían por despreciarle, a él y a su amiga.

Farudom había llamado a varios de los suyos para convocar una misión de espionaje al platillo volante que había sido avistado.

FARUDOM: A ver, vamos a ir siempre por grupos. No podemos separarnos.
ANDRÓMEDA: Yo también voy.
FARUDOM: No, es mejor que no. Puede ser muy peligroso.
ANDRÓMEDA: Sabes perfectamente que me sé defender muy bien yo solita.
FARUDOM: Está bien.
PRISCILLA: ¡Vamos ya!
FARUDOM: Muy importante chicos, no os separéis. Por favor.

Los innombrable salieron del Onix 3.000. Se miraron todos entre sí.

FARUDOM: ¡Invisibles!

Todos se volvieron invisibles.

ANDRÓMEDA: ¡Vamos, rápido!

Entonces corrieron veloz mente hacia el platillo, que había aterrizado unos cuantos metros más allá del edificio.

FARUDOM: Es importante que sigáis invisibles. Nosotros vamos a mirar por este lado. Vosotros por el otro, ¿vale?

ANDRÓMEDA: Bien. Priscilla, Jorge, os venís conmigo.

Los tres fueron por la parte trasera del platillo a inspeccionar. Se acercaron hasta una barrera de bajada. La puerta trasera estaba abierta.

PRISCILLA: ¿Qué hacemos?
JORGE: ¿Vamos a entrar?
ANDRÓMEDA: No, es demasiado peligroso. Quedémonos aquí a ver si vemos algo.
PRISCILLA: Con ese humo que sale de la puerta imposible.
JORGE: ¡Aquí no se ve nada!

Cuando ya habían perdido la esperanza por completo de ver algo que les ofreciera la más mínima idea de qué o quiénes podían estar dentro de ese platillo, Andrómeda divisó algo entre el humo.

ANDRÓMEDA: ¡Atrás! ¡Echaros atrás!

Los niños hicieron caso.

JORGE: ¿Qué habrá pasado?
PRISCILLA: No sé.
JORGE: ¡Andrómeda! ¿Qué ocurre? ¿Qué has visto?
ANDRÓMEDA: ¡Chist! ¡Silencio, niños!

La mujer no dijo nada. Se quedó observando unos ojos rojos que miraban sin parpadear hacia la zona donde estaban ellos. A Andrómeda le daba la impresión de que aunque fueran invisibles, lo que hubiera en la puerta del platillo les estaba viendo.

ANDRÓMEDA: ¡Oh! Niños, vámonos de aquí.

Entonces, Andrómeda propició un silbido que solo podían oír los innombrables y en cuestión de segundos, Farudom y los demás de su grupo fueron hasta allí.

FARUDOM: ¿Qué ha pasado?
ANDRÓMEDA: Cambio de planes. Tenemos que dejar esta misión de inspección, Farudom.
FARUDOM: ¿Y eso por qué?

Farudom pudo ver como el cuerpo de Andrómeda se volvía visible en esos mismos instantes. Era de tristeza.

ANDRÓMEDA: Son ellos. Han vuelto.

Éste se quedó petrificado al oír las palabras de Andrómeda.

FARUDOM: Volvamos al edificio.



Mientras tanto, en la nave Kosmos continuaban los problemas. Ahora estaban todos reunidos, pues un nuevo miembro se unía a la tripulación. Adán, el innombrable infiltrado, provocaba cierta sospecha en la mayoría de los tripulantes. Excepto en Víctor, quien lo veía como la persona que le había salvado la vida y, por lo tanto, alguien en quien debía confiar. Adán era el único que no se encontraba allí, aunque escuchaba desde fuera de la nave gracias a sus poderes de innombrable.

VÍCTOR: ¿Pero cómo os lo tengo que decir? Este chico me salvó la vida, ¿acaso no demuestra eso que debemos fiarnos de él?
ÁLVARO: Pues no, para nada.
PACO: En absoluto. Víctor, ¿cómo puedes fiarte? ¡Si no sabemos de dónde ha salido!
VÍCTOR: De la nave, me lo contó todo antes. Estaba con Eva, ¿de dónde iba a salir si no?
ÁLVARO: Pobre Eva, menuda muerte tuvo...
CARMEN: No nos desviemos del tema. Veamos. Si yo veo algo claro aquí es que ahora mismo Víctor no es capaz de razonar. Es lógico por otro lado, Adán le salvó la vida.
PACO: Pues yo no entiendo por qué es él el capitán. Han cambiado muchas cosas desde que salimos de la Tierra, y está claro que Víctor solo se maneja por sus sentimientos.
ÁLVARO: ¿Qué clase de capitán tenemos?

Todos comenzaron a tener recuerdos malos del pasado de su capitán. Mientras tanto, Adán sonreía tras la puerta. El plan estaba saliendo según lo previsto.

Flashback
CARMEN: Yo no soy quien va matando a gente por ahí.

Víctor le lanzó una mirada peligrosa, llena de rencor.

VÍCTOR: ¿Cómo has dicho?
CARMEN: Nada, nada...

(...)

Antes de abandonar la estancia, Carmen se percató de que había manchas de sangre en el suelo. Además, un cuchillo asomaba en el bolsillo de Víctor, curiosamente también manchado de sangre.

CARMEN: ¿Qué ha pasado aquí?

Víctor agarró con fuerza a la doctora por la muñeca y la introdujo en la sala. Cerró la puerta de un portazo y la amenazó con el cuchillo.

CARMEN: ¡Por favor! ¡Yo no he hecho nada malo!
VÍCTOR: Ni lo harás. Tú no has visto absolutamente nada. ¿Entendido?

(...)

VÍCTOR: Eres una malnacida, ¡hija de puta! Ojalá no te hubiera conocido nunca.
SARA: (Asustada) ¿Víctor? ¿Qué te pasa? ¿Por qué me hablas así?

(...)

VÍCTOR: (Amenazante) No me subestimes, Carmen. Puedo ser muy peligroso, más de lo que imaginas.
CARMEN: No me amenace, tengo recursos para acabar con usted. Pero no estoy para peleas, ¿qué quiere? Dígamelo ya, no tengo todo el día.

Víctor la agarró del cuello y la acorraló contra la pared.

VÍCTOR: ¿Ah no, no tienes todo el día? Tú tienes todo el tiempo que yo quiera, que por algo soy tu capitán. A lo mejor me respetas un poco más cuando acabe contigo.
CARMEN: Suéltame, por favor, ¡me estás ahogando!
VÍCTOR: Sólo si haces lo que yo te diga.

(...)

En un acto de ira, Víctor empujó a Sara contra el fuego. Inmediatamente, los demás reaccionaron sacándola.

SARA: ¡Ahhhhh! ¡Ayuda!
CARMEN: ¡Al suelo! ¡Vamos, restriégate por el suelo como un rodillo!
ÁLVARO: ¡¿Qué te pasa, estás loco o qué?!

CARMEN: Álvaro y Paco tienen razón. Además, a mí este señor me tuvo acobardada durante meses. Se aprovechó de mí y me amenazó para tomar todas las decisiones.
PACO: Aún recuerdo cuando se presentó ante todos nosotros. Nos trató fatal, de una forma totalmente dictatorial.
ÁLVARO: Entonces, ¿quién es nuestro capitán?

Álvaro se abalanzó sobre la mesa de escritorio de Víctor y removió todo lo que ésta contenía. Hasta que Paco cogió una tarjeta que se le había caído al suelo. Era un pasaporte. Paco lo abrió a la vista de todos.

PACO: Vaya vaya... ¿Alguien sabe quién es Carlos Viella? Porque tiene la misma cara que nuestro capitán.
CARMEN: (Sorprendida) Víctor, no me esperaba esto de ti. Que sepas que me has decepcionado más de lo que pensaba, creía que habías cambiado.
ÁLVARO: Pues está claro que no. ¿Quién coño eres?

De pronto, Adán salió de su escondite ante la sorpresa de todos.

ADÁN: Carlos, Víctor o como te llames. Tú no eres ya el capitán de la nave Kosmos.

Adán sacó una pistola y apuntó a Víctor en la frente.

VÍCTOR: ¿De veras crees que te tengo miedo? Adelante, dispara.

Víctor se acercó a Adán y comenzó un forcejeo con el arma. Finalmente se oyó un disparo y el excapitán de la nave Kosmos cayó al suelo. Carmen salió a defender a Víctor, pues a pesar de lo ocurrido no deseaba su muerte.

CARMEN: ¿Qué le has hecho?

Adán hizo un gesto que hizo a Carmen volar por los aires hasta chocar contra la metálica pared del compartimento.

ADÁN: Es hora de pasar a la acción.
ÁLVARO: (Asustado) ¿Eres un innombrable?
PACO: (Sorprendido) ¿Cómo no podíamos haber caído antes en la cuenta?
ADÁN: Innombrable, bonito nombre.

Adán realizó otro gesto y los astronautas quedaron con los ojos en blanco. Al cabo de unos segundos, volvieron a su apariencia normal.

CARMEN: ¡Ayudadme! Tenemos que reavivar a Víctor.
ÁLVARO: ¿A quién?
ADÁN: A nadie.

Con un simple chasquido de dedos, Adán hizo desaparecer al que antes fuera capitán de la nave Kosmos. Ahora él tenía el control absoluto de sus tripulantes. Y Carmen, la única capaz de recordarlo todo, ni siquiera tenía un cadáver junto al que llorar.