~La Caura Romana [JUEGO DE ROL] [*CANCELADO*]

Este juego es como una historia inventada por los usuarios que quieran entrar aquí a este post. Yo escribo un principio, y vosotros seguís con otro párrafo que tenga algo que ver con el anterior, el siguiente hace lo mismo...etc

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Si pudieras sumergirte en la serie de Hispania:

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-> ¿De qué bando serías? ¿Hispanos o romanos?

-> ¿Qué personaje serías? ¿O serías un personaje a tu manera?

-> ¡Ahora tienes la oportunidad de entrar en la serie!

-> ¿A que esperas?

Alejo, Claudia, Tirso, Marco, Helena, Fabio, Altea, Gaia, Stena, Césaro, Galba, Paulo, Nerea, Héctor, Aldara, Teodoro, Sandro, Navia, Sabina, Viriato, Bárbara, un legionario anónimo, un hispano anónimo...etc...

¿Quién serías y qué harías? [/cita]

¡¡Dejemos volar nuestra imaginación!!

AVISO!:[/u] En la historia que hagas, tiene que haber una relación entre Marco y Andrica que empiece por amor imposible, y luego poco a poco se vayan uniendo (en la serie, pues como si fuera Marco y Claudia). Es opcional, que aparte de esta relación, haya otras que te apetezca, por ejemplo: Galba y Helena, Pepito y Juanita...


Por ahora vamos así:[/u]

Siglo VI, en el poblado de Caura de Hispania, que en estos momentos está ocupado por los romanos...Galba y sus tropas llegan a Caura en sus caballos, con el escudo de Roma. Cuando... a lo lejos escuchan un grito. Era un grito de guerra de uno de los hispanos que, encolerizado por los abusos de Roma, se dirige con una lanza hacia el último miembro de la patrulla romana dispuesto a todo. De repente... el general Marco se dirige junto al hispano encolerizado, y en un instante, le cotra la cabeza, mientras a el le queda la cara salpicada de sangre. Galba le da las gracias, y empieza a hablar... Galba les dice, mientras señala al hispano matado hace pocos minutos, que el pueblo está en manos de los romanos y que no permitirá que ningún hispano se rebele contra ellos. También les advierte de que quien lo haga acabará como su compañero. Pero...de repente cientos de flechas caen desde el cielo, dándole a muchos legionarios de las tropas romanas. Galba asustado vuelve al Campamento romano, y Marco siguiendo con la cara ensangrentada le sigue igual que el, con los caballos negros y los escudos de Roma a su paso. Un encapuchado escapa con un arco y su caballo por el amplio bosque, los hispanos intentan seguirle el paso con la mirada, pero es imposible; ha desaparecido. Mientras tanto en el campamento romano...Claudia está echada sobre su cama y Nerea dándole un masaje ante la mirada recelosa de Sabina. El ambiente es muy apacible y todo está aparentemente calmado. De pronto se oye explotar la ira del Pretor contra todos sus soldados. Algo parece que no va bien, entonces Claudia decide ir a averiguar el por qué de tanto griterio...Claudia entra en la tienda del pretor malhumorada. Dentro está Galba también malhumorado por los resultados de la visita a Caura. Los legionarios están todos desilusionados y malhumorados, y uno se adelanta y le explica a Galba lo sucedido. Galba malhumorado aún más con los nuevos rebeldes de Caura, coje su espada de su mesa y se la clava sin piedad a uno de sus legionarios. Los otros, asustados, le piden salir de la tienda y el les deja.

Claudia: -¿Qué ha pasado, mi amor?-Le dice al pretor-
Galba: - Esos malnacidos hispanos nos han tendido una trampa en nuestra visita al poblado.
C: -¿Y qué se supone que harás ahora? -Le dice a su marido con cierto tono de reproche.
G: -He enviado a Marco y su tropa Alfa a Caura, con la orden de destruir y quemar todo lo que encuentren, masacrar y robar al pueblo para que vean a quién se están enfrentando y, que contra Roma, nadie puede luchar.
Claudia se queda preocupada por lo que le pudiera pasar a su buen amigo Marco. Si esos bárbaros habían atacado una vez, podrían repetirlo.
Mientras tanto en el poblado hispano, hacen vida normal, Viriato, Darío, Sandro y Paulo.
De pronto se oye el sonido de montones de caballos al galope... El sonido de los caballos se va acercando más y más a ellos, hasta que consiguen verlos de cerca. Los hispanos esperan encontrarse a las tropas romanas yendo hacia ellos, pero para su sorpresa ven que los que vienen montando en sus caballos son hispanos de los poblados vecinos. Estos llegan al poblado y bajan de sus caballos. Uno de ellos se acerca a Darío y empieza a hablar con él. Después de un rato hablando, Darío se dirige a los habitantes de Caura. El hispano le cuenta a Dario lo que acababa de suceder en su poblado:

-Llegaron un montón de romanos y empezaron a incendiar las casas, mataron gente del pueblo, nos robaron toda la comida y los poco que conseguimos escapar vinimos lo mas rápido que pudimos para avisaros que están haciendo lo mismo con todos los pueblos del valle. Pronto llegarán y la masacre de Caura ¡será un hecho!
Darío, sorprendido y encolerizado ante la impotencia de no poder hacer nada contra tales injusticias se lo va comunicando a los miembros del consejo para elaborar una solucion. Es demasiado tarde.
Viriato oye un ruido, como cuando se parte una rama de madera. Entonces se da cuenta, están completamente rodeados por los romanos y lo que es peor aún, ¡sin escapatoria! El general Marco levantó la mano indicando a sus soldados que estuvieran atentos y preparados para el ataque al consejo. Viriato, que se olía lo que pasaba, se agachó y le dijo a Darío al oído:
-Estamos rodeados Darío ¿qué hacemos?
En la oscuridad un miembro del consejo, secreto hasta ahora habló con voz potente
-Es tan simple como luchar
-Esto no es una discursión de mujeres - la interrumpió Teodoro.
-Creo haber oído que es una discursión del consejo y, por mucho que no te agrade mi presencia aquí- oyo algunas risillas al final de la sala- tengo todo el derecho a opinar.
-Exactamente- dijo Césaro.- Elegimos a Andrica hace mucho como miembro del consejo, por sus facultades como estratega en las batallas, es una eleccion de la que yo no me arrepiento ¿y vosotros?
-No- contestaron los miembros sentados a su alrededor
-Entonces... piensas que deberíamos luchar.
-Como estratega...-dijo mirando a Teodoro burlonamente- opino que es lo único que podemos hacer en estas circunstancias.
-Es un suicidio...- farfulló el por lo bajo
Viriato defendió a su prima.
-Callate por un momento Teodoro-y añadió- haznos ese favor
Teodoro le replicó.
-A ver... en mi opinión deberíamos...
Andrica no terminó la frase, los romanos acababan de entrar en la cabaña, y ella, muy cerca de su cuello, encontró la espada del general. ...