Fan-fic de Gran Hotel: El fin

Muchísimas gracias, en serio!! Qué bien que os haya gustado y estoy deseando leer vuestros fics :D Ya he visto una por ahí así que ahora mismo lo leo. Como voy a estar de viaje toda la semana que viene os dejo la segunda parte!


Estaba sola cuando despertó, sola y dolorida, y sedienta. Echó un vistazo a la habitación en busca de agua, y encontró un vaso sobre la mesilla de noche. Lo bebió con rapidez y ya no supo que más hacer. Aquella no era su habitación, pero estaba en el hotel, eso seguro. Tampoco era la habitación en la que... ¿Qué pasó realmente? Intentó hacer memoria, pero las cosas que recordaba no tenían sentido. Entonces todas aquellas imágenes borrosas se mezclaron y solo supo una cosa con seguridad.
-Julio...-susurró.
Saltó de la cama, buscándole a él. Necesitaba verle, lo necesitaba de verdad, necesitaba mirarle a los ojos y que la explicase todo lo que había pasado. Salió de la habitación, no le importó ir en camisón ni que los pasillos del Gran Hotel estuviesen repletos de clientes, ni siquiera respondió a los saludos de ellos, ni a los grititos escandalizados de ellas. Quería sentir que seguía allí, con ella.
Lloraba, no se percató hasta que las lagrimas le inundaron los ojos nublándole la vista. Entonces empezó a sentir su cuerpo como antes, sus piernas adormecidas pero rápidas, sus dedos agarrotados, las uñas clavándose en las palmas de sus manos. Sintió la cara empapada, y los pies descalzos. Tenía frío, pero no importaba. Algo había cambiado, lo sentía. Ya no era la misma. Sin duda, le faltaba medio corazón.
Impacto. Algo la golpeó, como una bola de demolición, la desmoronó. La sacó el aire de los pulmones de golpe.
-Disculpe señora.-Escuchó junto a unos cuantos gritos de asombro.
Pero Alicia no se detuvo, siguió andando hacia las cocinas, atrayendo las miradas de todos con los que se cruzaba en su camino. Cruzó el salón a toda prisa, corría como nunca antes había corrido. Todos los allí presentes exclamaron escandalizados, pero nadie la detuvo, quizás advirtieron la desesperación en sus ojos y decidieron no interponerse.
Abrió la puerta de la cocina y allí todo le resultó extraño, era la misma cocina en la que había jugado de niña, pero algo había cambiado, la esencia de aquel sitio. Incluso las personas le eran desconocidas. Todos la miraban, entre atemorizados y confundidos. Estaba segura, aún no había despertado.
-Julio...-susurró de nuevo, mareada, fatigada, profundamente dolida. Sus piernas ya no podían sostenerla.
-Señora...-susurraban todos a su alrededor, mientras intentaban levantarla del suelo. Estaba a punto de desmayarse.
Entonces, entre aquel mar de desconocidos, un amigo. Andrés se acercó a ella, haciéndose paso entre los cocineros y el resto de camareros.
-Señorita Alicia...-dijo él, preocupado y tembloroso.
Un rayo de luz blanca rasgó el negro que la envolvía y que la asfixiaba.
-Andrés, llévame con Julio...-susurró, mientras las lágrimas seguían escapando despavoridas de sus ojos- ¿Dónde está Julio, Andrés?, llévame con Julio...
Haciendo acopio de todas las fuerzas que le quedaban, abrió los ojos y le miró fijamente. Quería asegurarse de escuchar su respuesta. No, no querría olvidarle.
-¿Julio?-preguntó Andrés. Alguien se acercaba para llevársela, Andrés tenía que darse prisa en responder.-Señorita Alicia, yo no conozco a ningún Julio.

No me esperaba ese final. ¿Habrá sido todo un sueño? Que ganas del siguiente. Y de verdad escribes de maravilla, me lo he imaginado incluso, por el hotel con la musiquita... De 10.

Espero ansiosa la tercera parte. Felicidades por esta historia :)

Me tienes enganchada, a ver como sigue, lo haces de maravilla.

Gracias de nuevo!! Ahí va la tercera parte:

Oscuridad. Mucho más profunda que antes, infinitamente más pesada y dolorosa. Aquella oscuridad no era negra como la que la cubría mientras dormía, no. Aquella oscuridad no tenía color en absoluto. Porque en su alma ya no había lienzo sobre el que pintar.
-Alicia, cariño.-Susurraba alguien junto a ella. Era una voz conocida, masculina, grave.
Abrió los ojos, esta vez más lentamente, porque los párpados le pesaban más ahora.
-Alicia, ¿Qué tal te encuentras amor mío?
No respondió, se limitó a girar la cabeza hacia su marido. Estaban solos y eso la alegró.
La pregunta invadió de nuevo su mente, la pregunta de la que ya conocía la respuesta, pero se negaba a creer. Intentó hablar, su garganta no emitió sonido alguno. Diego le acarició el pelo con suavidad.
-Tranquila cariño, no hay prisa. Ahora descansa.-Sonrió.
Pero ella no se rindió. La pregunta la estaba matando. Sintió como la voz conseguía abrirse paso por su garganta, y algo se rasgó dentro de ella mientras, de nuevo, susurraba:
-Julio...
Rompió a llorar. Como llora un niño, como lloran los valientes, o los que no tienen nada que perder. Y permaneció asi unos minutos, sollozando en posición fetal sobre una cama que no era la suya.
Cuando se calmó, Diego volvió a acariciarle el pelo con cariño.
-¿Dónde...?-comenzó de nuevo.
-Cariño, no se quién es ese Julio del que hablas.
El peso del edificio se desplomó sobre ella, de nuevo. Intentó controlarse, pero el aire se negaba a entrar en sus pulmones.
-Has hablado mucho de él mientras dormías, cariño. ¿Quién es?
No quería hablar de Julio, quería verle, quería otro beso robado de los suyos, quería tocar la campanita y que apareciese allí para traerle las últimas noticias. Nada tenía sentido. Sin él, ella no era ella.
-¿Qué ha pasado?
-Te caíste por las escaleras.-respondió Diego.-Te diste un buen golpe en la cabeza. El doctor so sabía si sobrevivirías... Pero lo has hecho, ya estás de vuelta.- Sonrió.
-¿Por las escaleras?-preguntó Alicia confusa.
Diego asintió.
-¿No lo recuerdas?
-No.-respondió.-Y entonces... Julio... Él... es camarero, trabaja aquí desde hace algún tiempo. Tienes que conocerle.
La voz se le quebró y una lágrima resbaló por su mejilla.
-No conozco a ningún Julio- dijo elevando sospechosamente el tono, irritado.
La vista se le nubló de nuevo y se olvidó de respirar, ya no valía la pena, nada valía la pena. Ya no lloraba, ya no sentía nada. ¿Estaba loca?, ¿Era eso? Dejó que esa oscuridad descolorida la envolviese en su totalidad, quería dormir, dormir para poder soñar con él para siempre. Quería dormir y no despertar. Todas las luces a su alrededor se apagaron gradualmente, y, con los ojos abiertos de par en par, ya no vió nada. Definitivamente estaba loca.
-Alicia cariño, ¿te encuentras bien?-preguntó alguien, no sabría decir quien. La voz le sonaba hueca y lejana.-Alicia, ¡Alicia!
Quiso hacer callar aquella voz, pero no podía hablar, la oscuridad había llenado su garganta.
Sintió como alguien la zarandeaba con fuerza. Ella seguía intentando hablar, pero solo consiguió mover los labios con la mirada perdida. Estaba enferma. La cabeza le ardía a rabiar y que la zarandearan no ayudaba en absoluto.
Por fin gritó, pestañeó, y volvió a la vida.
Estaba rodeada de desconocidos de nuevo, pestañeó varias veces y, poco a poco, empezó a reconocer a su familia.
-Alicia, hija.-Comenzó doña Teresa, aliviada-¿Cómo te encuentras?
Alicia no quería hablar, quería volver a irse, quería dejar que la oscuridad la envolviese de nuevo, y también quería buscar a Julio. Debía fingir que estaba bien si quería salir de allí.
-Mucho mejor, madre- sonrió, en un intento fallido por corroborar sus palabras.
-Te hemos echado de menos hermanita-dijo Javier, con aquella ternura fraternal con la que la trataba siempre.-Muchísimo.
-¿Cuánto tiempo he dormido?- preguntó.
Todos los allí presentes se miraron unos a otros, como intentando decidir quién respondería a la pregunta.
-Has estado inconsciente casi un mes, cariño-dijo finalmente doña Teresa.
Todos permanecieron en silencio unos segundos, esperando una reacción de ella, que jamás llegó.
-¿Estás cansada?-preguntó su hermana Sofía. Hablando por primera vez. Parecía asustada, como si hablase con un demente en vez de con su propia hermana.
-Estoy bien,-mintió Alicia.-Tengo hambre.
En parte era cierto, pero la verdad era que no la importaba, no tenía necesidad de comer, igual que no tenía necesidad de respirar. Los muertos no hacen esas cosas, y ella estaba muerta.
Sonrisas, suspiros de alivio, alguien la levantó con suavidad de la cama, y recibió abrazos y caricias de todos los presentes. Ella apenas se molestó en sonreír. Se limitó a mirarles directamente a aquellas cuencas vacías en las que deberían estar sus ojos. Alguien puso una bandeja sobre sus rodillas, no sabría decir que tipo de comida la ofrecían pero la comió con rapidez, repitiendo siempre los mismos movimientos, mirando a ninguna parte.
Cuando terminó no le dejaron levantarse, con suavidad, como siempre, la metieron en la cama y se turnaron para hacerle compañía mientras descansaba. Pasaron los días y nada cambió.

Por favor!! Escribe más, estoy enganchadisimo :)) escribes muy bien

Me encanta. Me los imagino a todos, es como si estuviese viendo un capítulo, con la música y todo.
Yo creo que es todo un paripé que ha ordenado Diego y tiene a Julio en algún sitio.

Me encanta tu historia. Estoy deseando leer la cuarta parte

Anfrjaun la tuya también esta muy bien :))

Estaba mejor. Alicia seguía sumida en la oscuridad, pero se había acostumbrado a ella, al fin y al cabo "había vuelto". Todos la miraban con lástima, como se mira a un lisiado o a un loco, como se mira a un enfermo.
Hacía semanas que la dejaban salir de la habitación, aunque aún no se había mudado con Diego, porque no sabían si podría controlarse.
Estaba mejor, no la importaba que cuchicheasen a sus espaldas, ni que las mujeres se negaran a hablar con ella después del incidente del salón. Y Julio... Julio permanecía allí, en su mente, constantemente. Había llegado a un acuerdo consigo misma, no se olvidaría de él. Le recordaría como a un amigo imaginario, como a un fantasma de su pasado, de cuando podía sentir algo.Estaba mejor, Alicia seguía sumida en la oscuridad, pero se había acostumbrado a ella. Hacía semanas que no tenía ataques de pánico, y apenas le dolía la cabeza. Todos se alegraban de que "hubiese
Aquel día llovía, y no la dejaron salir a pasear por los jardines, por lo que pasó la mañana recorriendo los pasillos sola, bajo las miradas inquisitivas de los huéspedes.
Subió escaleras arriba hasta que ya no hubo mas pisos que recorrer.
Una puerta. Un torbellino de imágenes inundaron la cabeza de Alicia. Era la puerta que daba a las habitaciones del servicio, aquella puerta que había atravesado incontables veces. Él estaba tras esa puerta, podía sentirlo. La adrenalina corrió por sus venas, y la emoción que creía que jamás volvería a sentir se apoderó de ella. Atravesó el umbral de aquella puerta, de La puerta, y se vio a si misma en otro mundo. En aquel en el que Julio existía y ella seguía viva. Había vuelto atrás en el tiempo, y eso la alegró profundamente. Alicia resurgió de sus cenizas y la luz volvió a ella mientras recorría el largo pasillo que la llevaría hasta él. Por fin llegó a su habitación, abrió la puerta rápidamente, como quien se quita una espina. Cuanto más rápido lo hiciese, menos dolería. Allí no había nadie, y solo la cama de Andrés estaba hecha. La que había sido la cama de Jullio ahora se reducía a un fino colchón desnudo sobre un tosco armazón de hierro. Corrió hacia el armario, cerrando la puertas tras de sí. Buscaba sus ropas, un viejo paquete de cigarrillos, cualquier cosa... entonces recordó lo que Julio le había dicho una vez sobre su gorra. Fue su padre quién se le regaló, siendo aún un crío en Blancaró. Él solía guardarla... ¿Dónde? Observó cada rincón de la habitación, en un silencio sepulcral, hasta que recordó. Caminó hasta el armario y alzó la mano, palpando el techo del éste. La suavidad de aquel material tan usado y gastado por el tiempo le rozó los dedos, y muy suavemente, tiró de aquel tesoro que era la prueba de que no estaba loca. Él existía. No había sido un sueño, no se había inventado su propia felicidad. Había sido feliz de verdad, había amado profundamente, y seguía haciéndolo, ahora más que nunca. Se sentó en la cama de Ándrés. Las lágrimas resbalaban por sus mejillas mientras se acercaba aquella gorrita azul grisácea a la cara. Inspiró profundamente, y su olor la llenó por dentro.
-Señorita Alicia...
Ella se giró sobresaltada, era Andrés.
-Andrés... - sollozó ella- ¿Dónde está Julio?
Él miraba la gorra atónito, atemorizado.
-Ya le dije que yo no conozco a ningún Julio.
-¿Por qué me mientes?
- No-no lo hago.-tartamudeó.
-No estoy loca- murmuró ella mirando fijamente a la gorrita, a la que acunaba como si de un niño se tratase- No estoy loca.
- Por supuesto que no, Alicia.-Dijo recuperando la compostura y sentándse a su lado.-Solo estás algo confundida. Es normal que...
- ¡No!- Gritó ella.
Andrés se sobresaltó y decidió que lo mejor sería sacarla de allí.
-Ven conmigo Alicia- susurró con cariño. La quería como a una hermana, y hacerle daño de esa forma le dolía. No quería mentirle, pero sabía que era lo mejor para ella. Decir la verdad solo le traería más dolor. Estaba mejor así.
Alicia se dejó guiar por Andrés entre sollozos, aún aferrada a la gorra de Julio. Cuando llegaron a la que se había convertido en la habitación de ella, Andrés la metió en la cama intentando calmarla.
Estaba a punto de abandonar la habitación cuando ella volvió a hablar.
- Esta gorra... era suya, ¿verdad Andrés? Dime que era suya...
Andrés pensó su respuesta unos instantes. Ella lo estaba pasando mal, lo sabía. Pero volvería a ser la de siempre, con el tiempo. Moriría si supiese la verdad.
- Es mía Alicia-dijo por fin.
Ella rompió a llorar de nuevo, y sus sollozos inundaron la habitación. Andrés, que había sido padre hasta hacía poco, comenzó a cantar aquella nana antigua que su padre le había enseñado de niño y con la que él tantas veces había calmado a su bebé Juanito. Se sentó en un silla junto a la cama, y, como el padre que era, esperó hasta que su niña su hubo dormido.

Más más por favor ;)

Como disfruto leyendote, me encanta la historia!

Que tierno el final, con Andrés cantándole. ¿Seguro que no eres guionista de Bambú?

Que va, que va. Muchas gracias por comentar y por darme vuestro apoyo, me alegra mucho que os guste porque me encanta escribir :) en unos dias cuelgo mas, que si no se va a hacer muy corto xD

Libou me encanta. Soy adicta a tu historia :)

Antes de colgar el último capítulo y saber la verdad de todo esto, ¿qué creéis que pasará? Tengo curiosidad. A ver si soy menos predecible de lo que creo y me dais una alegría xD ¿Seguirá Julio vivo?¿Le tiene Diego encerrado en algún sitio o le habrá matado? ¿Está Alicia loca realmente? Teoríaaaas.

Libou, a mi me encantaría que Julio siguiese vivo la verdad, no sé si es lo que pasará, pero es lo que deseo... que me gustan a mi los finales felices. Aunque leyendo tu historia, lo lógico sería pensar que a Julio lo mató Diego.

A mí me gustaría que acabase con Julio vivo, como dice Sandra, me gustan los finales felices :)
Libou, ojalá que cuando pongas esta última parte sigas escribiendo otra cosita de la parejita. Escribes genial :)

Como ya he dicho, yo creo que Julio está encerrado y todo hacen un paripé.

ME ENCANTA pero tengo una duda Diego dispara a Julio ?? espero que no