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Foro El secreto de Puente Viejo

Ojalá fuera cierto...

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#0
Artemisilla
Artemisilla
29/06/2011 00:38
Bueno, pues aquí voy a ir colgando y recopilando mis guiones alternativos, espero que la inspiración me dure tiempo!
#481
Artemisilla
Artemisilla
15/10/2011 13:53
Gracias, Monkey! Espero sacar algo de rato para seguir con el final de la historia.
#482
verrego
verrego
15/10/2011 15:00
Arte de artista!!!!!!!! Dónde te has metido tanto tiempo???!!!!!!!!!!! Jooooo!!!!!!!!!! Como te he echado de menos y tus relatos y esos diálogos tuyos tan simpaticones!!!!!!!!!!!!!! Un besazo ARTISTA
#483
Artemisilla
Artemisilla
17/10/2011 12:44
No sabía cuánto tiempo llevaría andando a semejante velocidad, pero sabía que ya no podía más y antes de que pudiera darse cuenta, estaba apoyada sobre el viejo tronco de un árbol, con la firme convicción de que si hubiera seguido dos minutos más, el corazón se le hubiese salido por la boca y sus ancianas piernas, la hubieran abandonado.

Cuando recobró el resuello se preguntó el por qué de su precipitada marcha. Sí, vale, don Julio le había tocado la mano. ¿Y qué? Pepa, Tristán, incluso Sebastián o Alfonso le habían tocado alguna vez la mano, y no pasaba nada. Pero nunca había sentido ese... no sabía como calificarlo ¿escalofrío? ¿calambre? No sabía lo que era, pero sabía que tenía la necesidad de salir corriendo de aquella casona y de volver a su ama para decirle que dejaba de trabajar para ella.

*************************************

Pepa: ¿Dónde está Teófila, padre?

Don Julio: Ni idea, Pepa. De pronto salió corriendo como alma que lleva el diablo.

Susana: Qué raro, eso no es propio de ella...

Pepa: Desde luego que no... ¿seguro que no ha pasado nada, padre?

Don Julio: No, que yo sepa...

Pepa: Bueno, Susana y yo habíamos decidido acercarnos al campo a ver a mis soldados, ¿nos acompaña?

Don Julio: No, hija, id tranquilas. Yo prefiero quedarme aquí, mis huesos no son los de antaño...

Susana: Como quiera, don Julio, pero usted se lo pierde.

Cuando las dos muchachas marcharon, Don Julio quedó pensativo. ¿Qué le habría pasado a Teófila para irse así? ¿Por qué le afectaba tanto su espantada? ¿Por qué algo le decía que había sido su culpa y eso le destrozaba? ¿Por qué no podía dejar de pensar en la vieja partera, tan lozana a sus ojos?
#484
Artemisilla
Artemisilla
19/10/2011 01:04
Cuando Pepa y Susana se disponían a salir en busca del capitán y el pequeño soldado cuando un mozo llegó con un telegrama urgente destinado a Don Julio. Al parecer, era un aviso proveniente de la capital para hacer efectivo el legado del noble.

Don Julio: Vaya, hija, nos toca hacer un pequeño viaje a Madrid.

Pepa: ¿Y eso por qué?

Don Julio: Reclaman nuestras rúbricas para hacer efectivo mi nuevo testamento en el que te nombro mi heredera y futura grande de España.

Susana: ¡Qué bien, Pepa! No sabes cuánto me alegro.

Pepa: Gracias, Susana. Y dígame, padre, ¿cuándo partimos?

Don Julio: Si todo sale bien, pasado mañana deberíamos salir de aquí al alba.

Pepa: Tengo que avisar a Tristán.

Don Julio: Como gustes, sería bueno que viniera él contigo. A fin de cuentas es tu marido y por extensión, futuro duque. Debería ir haciéndose a la idea.

Susana: Id tranquilos, que ya cuido yo de los pequeños.

Pepa: No quiero cargarte con más responsabilidades, Susana. A fin de cuentas, tú estás aún buscando braceros y doncellas para tu hogar, y tienes que ponerte al día con cuentas, pagos, proveedores y más asuntos que me marean. Mejor que se queden al cuidado de mis suegros o de mi fiel Rosario.

Don Julio: Buena elección, hija. Anda, vamos a organizarlo todo, que cuarenta y ocho horas a veces, pasan más rápido que un suspiro y tendremos que estar fuera de casa algunos días.

Pepa: ¿Por qué algunos días? ¿No basta con firmar y volvernos?

Don Julio: Pepa, mi bien, estamos hablando de ir a la capital, eso no se hace en un rato libre. Y cuando estemos allí espero alargar nuestra estancia apenas unos días, lo suficiente para presentarte a algunos buenos amigos míos, a los que acudir en caso de apuros, enseñarte el patrimonio familiar, así como una buena zarzuela o una buena obra de teatro, que aquí en Puente Viejo escasean.

Pepa: No sé, padre, eso significaría estar varias días sin ver a mis hijos.

Susana: No te preocupes, Pepa, que aquí se lo pasarán mejor que en la capital, y a vosotros os irá bien un cambio de aires y una segunda luna de miel. Anda, sube a hacer el equipaje que ya me ocupo yo de todo.

Continuará...
#485
Artemisilla
Artemisilla
20/10/2011 22:10
Cuando bajaron del tren, Don Julio, Tristán y Pepa se encaminaron a subir a una calesa que les llevara a la mansión del noble en Madrid. Ya en la calesa, los tres callaron, pues no sabían muy bien qué decir. Don Julio miraba las calles de la capital con una sonrisa bobalicona más propia de un muchacho que recuerda su primer amor. Pepa, por su parte, estaba nerviosa. Iba a presentarse ante todos como la hija de un noble. Ella, una partera corre caminos que hasta hace dos días pensaba que dormir en una posada era el mayor de los lujos. Ya le asustaba ver a la mujer del alcalde persiguiéndola por el pueblo cuando se casó con Tristán alegando que "las fuerzas vivas" tenían que estar unidas y bien informadas y si esa meticona le molestaba tanto, y la conocía bien, ¿cómo no iban a inquietarla personas que eran mucho más poderosas que ella y que no conoce?

Estaba en sus pensamientos cuando su marido la sacó de sus pensamientos.

Tris: Pepa, mi amor, ¿qué te atormenta?

Pepa: Nada, estoy bien.

Tris: No me mientas, Pepa, que no sirve de nada.

Pepa: Es que me da miedo no estar a la altura de los amigos de mi padre. Me da miedo crearme más enemigos que amigos por mi futura condición. Me da miedo dejar de ser Pepa, la partera. Ni si quiera me acostumbro a estas vestimentas. Tu madre puede decir misa y criticar mis harapos, pero son los que he llevado toda la vida.

Tris: No le hagas caso, Pepa, ya sabes cómo es ella...

Don Julio: Ya lo sabemos todos, hijo. Perdona mi sinceridad, yerno, pero es que a tu madre a veces hay que darle de comer con tirachinas...

Tris: Qué me va a contar, Don Julio. Aún creo que mi madre se la tiene jurada a la partera que le dio el cachete en las posaderas para incitarla a llorar.

Pepa: Mira, igual es por eso por lo que me tiene tanta inquina, le recordaré a esa partera...

Tris: Ya sé que mi madre puede parecer un ogro, pero también tiene cosas buenas, eso no se puede negar.

Pepa: Eso también lo podemos discutir.

Don Julio: Bueno, bueno, mejor no discutir nada. Vamos primero a dejar el equipaje en mi casa y luego nos vamos al ayuntamiento.

Tristán: Disculpe mi ignorancia, suegro, pero tenía entendido que estas cosas se hacían ante notario.

Don Julio: Y así es, pero en el ayuntamiento trabaja un buen amigo mío notario y allí podemos estar tranquilos. Y no es ignorancia, es interés en seguir aprendiendo.

Cuando llegaron al ayuntamiento, Don Julio apenas podía avanzar de la gente que le paraba para saludarle, pero al final pudieron llegar a la puerta del alcalde, quien le esperaba para saludarle. Al llegar ante la puerta del despacho salió su secretario dejando boquiabiertos a Tristán y a Pepa.

Tris: ¿Don Pedro? ¿Qué hace usted aquí? ¿No era usted la mano derecha del alcalde?

Don Pedro: Y así es, Don Tristán... -dijo el ex alcalde abochornado- el alcalde no puede dar un paso sin mí... siempre le tengo que recordar la agenda...

Tris: Ya... ¿Y qué tal su mujer y su hijo?

Don Pedro: Hipólito es responsable del cuarto de limpieza y Dolores... trabaja cuidando y paseando por el Retiro a una anciana adinerada...

Tris: Sea como fuere, dele recuerdos de nuestra parte, alc... Don Pedro.

Don Pedro: De su parte. Don Tristán...

Tris: ¿Sí?

Don Pedro: Me gustaría pedirle un favor... me gustaría pedirle que no dijera allá en Puente Viejo que nos ha visto... a Dolores le dolería mucho saber del rechazo de las que fueron sus paisanas...

Tris: No tema. Y díganos, ¿está el alcalde?


Continuará...
#486
Irene07
Irene07
20/10/2011 23:19
Escribes muy bien Artemisilla,tu historia me gusta mucho!!
Sigue cuando tengas un ratito.
#487
Artemisilla
Artemisilla
20/10/2011 23:21
Gracias, Irene!
#488
Triestrellasara
Triestrellasara
21/10/2011 18:21
Me encanta
#489
Artemisilla
Artemisilla
22/10/2011 00:53
Muchas gracias, guapísima!
#490
Triestrellasara
Triestrellasara
22/10/2011 23:28
De na
#491
Artemisilla
Artemisilla
23/10/2011 14:30
No se lo podía creer... había conseguido salir de aquella casa en la que tanto mal le hacían, primero su señora y luego algunas de sus compañeras. Teófila se tumbó en el catre mientras pensaba que en sus ratos libres haría un tapete para la mesita de su cuarto. Doña Susana le había procurado un cuarto para ella sola y que dispusiera de este como mejor quisiera, podría cambiar muebles de sitio o cambiar las cortinas y ropa de cama, siempre y cuando lo pagara ella. Pero aquello era lo que menos le importaba. Tenía una cama cómoda, un armario donde dejar sus escasas pertenencias, una mesita de noche donde dejar un vaso de agua cada noche y una mesa camilla con su correspondiente silla para poder hacer sus labores.

Estaba feliz, pero al mismo tiempo estaba nerviosa. Primero porque doña Susana había confiado en ella y no le quería defraudar y segundo, porque aún podía notar la mano de Don Julio rozando la suya, su cara hirviendo de vergüenza al imaginar la cara que pondría Candelaria si supiera el escalofrío que le recorrió de arriba a abajo al notar aquella mano acariciándola...

En cuanto llegó, Susana le había dado el día libre para que se acomodase en su habitación, para que conociese cada rincón de la casa en la que trabajaría, le explicó las reglas convenientes y le presentó al poco personal que allí había, a saber, la cocinera, una doncella y el jardinero.

Cuando doña Susana volvió a su alcoba el personal se acercó a saludarla como si fuese una gran amiga a la que no veían desde hacía años. Frases como "Para lo que necesites, aquí me tienes" "Ya verás lo bien que nos trata la señora" o "Si quieres, te pongo al día de todo lo que necesitas saber de la casa" eran bastante repetidas y siempre acompañadas de una sonrisa. "Igualito que antes" pensaba la vieja partera.

-Teófila, te buscan -dijo la otra doncella detrás de la puerta. -Y parece importante.

-Voy, Aurora.

Teófila se adecentó todo lo que pudo y al bajar las escaleras no podía creerse lo que estaba viendo. Delante de ella se encontraba Don Julio, con un ramo de flores silvestres y su mejor sonrisa.

Don Julio: Tengo entendido que hoy es tu día libre, ¿me equivoco?

Teo: No, señor.

Don Julio: Venía a invitarte a un chocolate con churros. Emilia Ulloa cada día se supera haciéndolos. Y el chocolate ha alcanzado la categoría de manjar de dioses. ¿Qué me dices?

Teo: Bueno... no sé si debería, Don Julio.

Don Julio: ¡Que no me vuelvas a llamar de usted, por Dios, Teófila, que ya son muchos años! A ver, ¿y por qué no ibas a poder?

Teo: De los cuales llevaba casi veinte sin verle. Y no es que no pueda, es que no deba...

Don Julio: Es tu día libre, así que no veo qué te lo impide. Pero no te aflijas, que no te molestaré más. Buenos días.

Teo: No debo por lealtad. Por Candelaria. Ella siempre le quiso, aún cuando despotricaba contra usted y el género masculino. Y ella fue siempre mi mejor amiga.

Don Julio: Vamos a ver, Teófila, sólo te estaba proponiendo que fuésemos a tomar chocolate con churros, no a casarnos. No creo que a Candelaria le importase mucho que compartiésemos mesa.

Teófila pudo notar perfectamente cómo la sangre abandonaba todo su cuerpo para reunirse en su cara, que seguramente estaría más roja que un tomate maduro. Intentó hablar, pero no le salían las palabras, así que tuvo que ser el noble quien hablase.

Don Julio: No te pongas colorada, mujer, que la lealtad que sientes hacia tu amiga te honra, y mucho. Bueno, qué, me como los churros yo solo o me acompañas.

Teo: Le acompaño. Si me da dos minutos, cojo el abrigo y marchamos.

Continuará...
#492
monkeygirl
monkeygirl
26/10/2011 10:52
Ay Arte, qué buenos ratos paso leyéndote! Ojalá pronto puedas seguir. Me encanta la historia Teo - Don Julio (bueno, creo q ya lo he dicho mil veces jajaja) y q ganas de saber como le va a la Pepa duquesa!! Puede q nos sirva para hacernos una idea de lo q venga en la serie... o no, quien sabe? lengua

Sigue así, wapa!
#493
thirdwatch
thirdwatch
26/10/2011 17:16
Arte esto se avisa. Si no llega a subir el hilo María ni me entero que habías continuado la historia.. Esperando más ración
#494
Artemisilla
Artemisilla
05/11/2011 19:27
El tiempo ha pasado y las hojas del calendario anuncian la inminente llegada del año de nuestro Señor de 1906. Martín, que acaba de cumplir 10 años, empieza a darse cuenta de que algo no marcha bien en la casona. Todos andan con prisas, nerviosos y casi se atrevería a decir que asustados, aunque siempre que le ven ponen una sonrisa enorme en sus rostros, y casi todas las conversaciones acaban en "Anda, Martincillo, ve a la cocina a que Mariana te de un trozo de ese bizcocho tan bueno que ha hecho" Él sabe que la intención de su familia no es cebarle, sino protegerle, pero no puede evitar sentirse un poco desplazado, así que decide ir al dormitorio de su abuelo materno a ver lo que pasa.

Martin: Hola, abuelo. ¿Qué es lo que haces?

Don Julio: Hola, soldado. No hago nada.

Martín: Algo harás.

Don Julio: No, hijo. Los viejos como yo (tose) no valemos para nada. Aunque cuando fui joven hice muchas cosas.

Martín: ¿Sí? ¿Y qué hiciste.

En ese momento entra Pepa, que al ver al niño, inmediatamente intenta sacarle de allí.

Pepa: Martín, cariño, ve a la cocina, que Rosario ha preparado una tarta de chocolate que está deliciosa. Anda, ve, y guárdame un trozo, que luego voy yo.

Martín: Madre, son las tres de la tarde...

Pepa: Pues por eso, el postre. Anda, ve a comer, que para ser capitán hay que comer mucho y bien.

Martín: Madre, ¿es que ya no me quieres?

Pepa: (desarmada ante la pregunta de su retoño) Claro que te quiero, mi bien. ¿Por qué preguntas eso?

Martín: No sé... como no me cuentas lo que pasa...

Pepa: No pasa nada, mi cielo.

Martín: (enfadado) ¡Sí, sí que pasa! ¡Pero no me lo queréis decir!

Pepa: Está bien, cariño, pero vamos a la cocina y allí te lo cuento todo.

Una vez que los vasos de leche y un trocito de tarta estuvieron frente a ellos, Pepa se atrevió a hablar.

Pepa: Verás, mi bien... el abuelo Julio no se encuentra bien.

Martín: ¿Qué le pasa? ¿Está enfermo?

Pepa: Sí, mi bien. Está con medicinas y necesita mucho descanso.

Martín: ¿Se va a morir, madre?

Pepa: Aún no lo sabemos, cariño. Pero no te preocupes, que vamos a intentar que no se muera de esta. ¿Estás bien?

Martín: Sí, madre.

Pepa: Anda, ve a jugar con tu hermana, que está sola en su cuarto y me fío más si tú la cuidas.

Cuando su hijo salió de la cocina, Pepa se quedó pensando algún modo de ayudar a su padre...

Continuará...
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