El Rincon de Alfonso y Emilia. No concibo mi vida sin ti.

Puenteovejeros y Puentevejeras todos debido a la ausencia de aqueste nuestro amadisimo alcalde y alcaldesa consorte en busqueda del sentido de la vida en los bajos del colmado,yo Hipolito Mirañar como secretario suplente,interino o transitorio y en vista que no tienen intencion de salir del sotano tengo a bien informar a estos nuestros ciudadanos de lo acontecido esta semana.

El anima que azota nuestro pueblo pronto sera descubierto.Todo parecia apuntar a Don Tristan Castro pero que pronto veremos que el anima no va a ser lo que creiamos y Don Tristan solo pena por las hechuras de la partera.

Por otra parte anunciar a nuestros ciudadanos el casorio de la bella Emilia con Alfonso Castañeda.Un fortuito accidente con mi crecepelo y la imposibilidad de encontrar unos anillos al punto,tuvimos que recurrir al habil Paquito que llego tarde a la ceremonia con ellos.

Una ceremonia preciosa en la que la bella Emilia lucia radiante y feliz,con un Alfonso preocupado por los anillos y con la satisfacción de ver a mi ex novia feliz con un buen hombre que sera un buen marido y padre para el niño de esta.

La post boda aunque en off fue un momento memorable en el que hasta Sebastián el hermano conserverista de la novia dejo abandonadas las latas de conserva con las que pretende intoxicar al ejercito español y que se caguen por las patas abajo a cambio de un importante contrato con un malandrin.

Todo en off fue maravilloso.El padre de la novia bailo incansablemente con Doña Agueda que se mostraba encantada con el ajetreo.Don Anselmo se cogio tambien una buena moña subiendose a lo alto de una mesa a felicitar a los novios que no veian la hora de irse a pasar su noche de bodas.

Azuzados por Juan Castañeda y Paquito,quien presiento que me quiere arrebatar a mi dulce Mariana,cuando se retiraron al cuarto les dimos una serenata bajo la ventana cogiendo todos los cacharros de la cocina y aporreandolos debajo de esta.

Poco duro nuestra alegria cuando en la ventana aparecio la bella Emilia y nos tiro un cubo de agua fria que remojo los cuerpos pero no los espiritus y con un Paquito metido a torero de un Juan bastante achispado en su papel de toro con unos cuernos que encontramos de mi epoca de torero comenzaron una corrida de toros en la misma plaza.

Se formo una buena algarabía en la plaza que ya definitivamente fue aplacada con otro caldero de agua fria esta vez tirado por el novio que nos mando a dormir la mona a casa mientras el hermano del novio mojado gritaba:

-Alfonso demuestra para lo que servimos los Castañeda.

Seguido por gritos de viva los novios y vitores otros la cosa empezo a altas horas de la madrugada a despejarse.

La vida de casados debe sentar de maravilla a la pareja por que mi bella Emilia,ahora la bella Emilia de Alfonso irradia felicidad por el pueblo.E incluso Salud se maravilla de lo guapa que la ve últimamente aunque ella añade que sera el cazar al mayor de los Castañeda un hombre sin parangon.

El anima seguia dandonos sustos y esta vez fue con mi dulce Mariana que salio con Paquito a cazarla.No me gusta mucho eso de que se pase el dia tras Paquito.Pero el anima fue espantada y Mariana me espanto a mi con su terrible relato.

Un grave enfrentamiento tuvo la doña con los destripaterrones,como dijo ella del pueblo tanto que tuvo que ser atendida por la doctora Casas y llevada en el carruaje de su archienemiga doña Agueda y acompañada por Pepa.

¿Me preguntan por Soledad y Olmo?.Pues no se muy bien que contar…mas bien que son un poco tostones y poco interesantes.

Alfonso y su suegro metidos a Sherlock y Watson investigaron el caso de ‘La misteriosa fuga de los quemadores escacharrados’ llegando a la conclusión que Sebastián aparte de ser tonto entrena con ahinco en quitarle el titulo de tonto a Juan Castañeda.

Este ultimo promete abrir un Casino en Puente Viejo en una venta abandonada.Ya tiene los planos y el capital y promete que va a ser entretenido.Aunque Don Anselmo no ha puesto muy buena cara yo estoy contento por que el lupanar de la Puebla queda un poco a desamano para ir a ver chicas bonitas.

Y de alli mismo parece ser que se avecina un frente borrascoso que se cernira sobre la casa de comidas y la felicidad de los señores Castañeda-Ulloa.Ya que Paquito vio mirar por la ventana a un embozado que parecia ser el Vispris tambien conocido por mi madre como pocopolloparatanpocoarroz.¿A que volvera el que creiamos en las americas?.

No se sabe pero si Alfonso y Emilia me lo piden conseguiremos entre todos que salga de una patada ipso facto del pueblo.O quiza le encarguemos a Pardo que le liquide metiendole por agujeros que ni sabia que tenia en el cuerpo un liquido elemento que me dio una aparicion del futuro llamado Tate diciendome que era lo ultimo en armas de destrucción masiva.Bueno viene en sobres monodosis asi que no metere en un frasco grande.

El anima tras las pesquisas de Tristan y Pepa ha sido descubierto.Se llama Efrén y estaba escondido en las mazmorras de la doña..teniendo a Mauricio como el amo del calabozo…¿Quién sera Efrén y que secreto escondera?¿Tendra un torrido romance con Calvario ya que los dos dan tanto miedo?.

Seguire infomando mientras la doctora cura la locura transitoria de mis padres en el colmado.

Hipolito Mirañar. secretario suplente,interino o transitorio en funciones de alcalde.

jajajaja...CUQUINA, que buena eres...

haber lo que yo escribí del chantaje no era por silencio, sino lo siguiente y pongo un ejemplo, según la trayectoria de don Seve, que no tiene porque ser este:

dinero a cambio de que no se lleve al niñ@, que era lo que antes tanto Emilia temía, que viniera a llevarse al niñ@; vamos que sólo viniera para conseguir más dinero...

en fin, no sé si se me entiende, porque lo del silencio pa qué???

Cuquina, buenísimo!!!!!!!!

jajajjajajajaja.........ay cuquina me acabas de alegrar la tarde, muy bueno.

¡¡ Genial Cuquina !! Jejeje ¡¡que bueno!!

Que bueno Cuquina!!! me ha encantado!

Creo que ya habeis comentado todo del capi, la escena y el regreso del innombrable.

Asi que cuento brevemente mi opinión. Coincido en que Emilia no se va a dejar engañar, esta hasta las trancas por Alfonso, y es su marido (y ya nos han intentado dejar claro que no se ha casado por compromiso, sino porque le quiere, aunque no hayamos oido la bendita frase..). En fin, que yo creo que los problemas vendrán del lado de las inseguridades de Alfonso, y que ella tendrá que demostrar que lo quiere con locura. Y sip, a mi también me ha entrado un escalofrío con lo de "no me lo voy a quitar nunca"... que miedito señores guionistas, que miedito!!! sobre todo porque es decir Alfonso que no tendrá el niño más que un padre... y zas! innombrable al canto!!!

Me intriga sobremanera como van a meterle en la historia, porque ya habeis comentado por ahí que sin niño no hay mucho chantaje posible.... en fin, supongo que la semana que viene veremos algo más.

De lo demás, no he visto el capi entero, asi que no puedo opinar.

Pasad buena tarde!!!!

Lo que el off nos llevo.


-Puedes besar a la novia.

Esas fueron las ultimas palabras que escucho mientras la iglesia prorrumpía en aplausos y vitores.Se sentia la mujer mas feliz del mundo,a su lado el hombre a quien mas amaba en el mundo,al unico que desde siempre y aunque no lo supo hasta ser demasiado tarde era el amor de su vida.

Le miro y le vio sonrojarse ante los vitores de los asistentes.La ofrecio su brazo para encaminarse juntos fuera de la iglesia donde los jóvenes de la ceremonia ya esperaban fuera.Echo el ultimo vistazo a la iglesia y a Don Anselmo que sonreia feliz mientras les daba la enhorabuena.

Su padre orgulloso y emocionado la miraba salir del brazo de su marido,miro tambien a Rosario,su suegra que emocionada tendia la mano a su hijo dandole la enhorabuena.El la miro y sintio que siempre serian tan felices como en este momento por que le amaba y el la amaba a ella.Recordo las palabras de Pepa:’’A veces los cuentos de hadas se hacen realidad’’.

Y era su cuento de hadas,el no era un principe azul,pero era su principe azul,no iba en un caballo blanco pero era su caballero andante,no le adornaban grandilocuentes palabras ni gestos ensayados en otras,el era parco en palabras pero grande en gestos y su mirada,esa mirada que tanto habia tardado en ver le demostraba cuanto la amaba.

Fuera la algarabía de los mas jóvenes gritando y arrojandoles arroz lo que la hizo bajarse de la nube en la que llevaba subida desde que salio de casa.

Se acercaron a la taberna donde seria en convite.Se sentia tan orgullosa de aquel marido del que caminaba por la plaza ante las beatas que dias antes la insultaban y ahora la miraban con disimulada envidia y aunque alguna cuchicheo otras aplaudieron a la pareja quizas contagiadas del espiritu que la comitiva de la boda desprendia.

Las viandas estaban dispuestas en las mesas.Todo el munco comia pero ella solo tenia una idea en mente.Escabullirse para estar con su marido a solas.El permanecia agarrandola de la mano mientras la hacia sentar en una silla,acercandola un vaso de mosto para que bebiera.Comieron y bebieron riendo con las ocurrencias de Paquito y Juan un tanto achispados y con una Mariana sonrojada por los piropos del primero.

Hipolito saco la guitarra del colmado y canto una cancion dedicada exclusivamente a los novios provocando las risas de los comensales.

Sebastián hablaba con la doctora que reia de la jarana montada por Hipolito mientras el le contaba sus planes para su conservera y ella asentia.

Pepa atendia a su madre llevandole un plato con comida mientras hablaba con su padre y luego uniendose a los canticos del grupo mas bullicioso.

Paquito y Juan estaban desaparecidos hasta que al final volvieron del patio anunciando que habian hecho sitio para poder bailar.

La nota comica fue el ver a Don Anselmo subirse a lo alto de una mesa a cantar una cancion tipica de la comarca mientras Hipolito animado por el alcohol y desoyendo a su madre se subio a acompañarle gritando a pleno pulmon en vez de cantar.

Ya en el patio comenzo la musica con una banda que la alcaldesa consorte habia contratado como regalo de bodas.Un consuelo para Hipolito que estaba ya ronco de tanto cantar y beber.Alli bailaron todos.La alcaldesa consorte a falta de su marido dio una leccion magistral de baile acompañada de su hijo quien miraba de reojo a Mariana que bailaba muy agarrado a Mariana.

Alfonso la cogio de la mano y la llevo al centro del patio mientras la orquestina tocaba un vals.No tenian mucha idea,el la susurro que le perdonara los pisotones pero la verdad es que no sintio ninguno.

Mientras los demas aplaudian mientras ellos giraban en torno a las caras complacidas de sus familiares.Les siguió Don Anselmo que bailo con Rosario un tanto avergonzada y su padre con Doña Agueda.

Cuando se sintio cansada fue a beber agua a la taberna donde la siguió Pepa.

-Sube al cuarto,ahora te mando a Alfonso.Yo te cubro.

Emilia sonrio,hacia tiempo que queria irse de la celebración para estar con su marido.Cuando llego al cuarto se quedo mirando la sorpresa que Pepa le tenia preparada.

En la cama millares de petalos de rosas blancas,en la comoda unas velas alumbraban la estancia.Al rato escucho alguien que abria la puerta.

Un tanto sonrojado alli estaba el.Tambien se quedo mirando la habitación de Emilia,ahora seria la suya.Se quito la chaqueta y el cuello almidonado.

-Yo no he nacido para llevar tanta ropa-dijo mientras peleaba con los puños.

Ella se acerco y le quito los gemelos mientras el aprovecho para acercarla a el y besarla como nunca la habia besado antes.

No hubo mas palabras.Poco a poco se fueron despejando de su ropa.Las orquillas del moño salieron disparadas junto a la mitad de los botones al sacarla el vestido quedandose en enaguas mientras el recorria con sus besos cada curva de su cuello.

Pasado el momento inicial en el que los dos se mostraban nerviosos, ella se acerco a el mientras le despojaba de su camisa nueva, desabotonó cada botón mientras le besaba el pecho que iba descubriendo. Ese que ella había atisbado en numerosas ocaciones.Entonces el se quito la camisa con impaciencia.Tomo sus labios con premura absorbiendo cada suspiro que salía por su boca.

Fuera los canticos de Juan y Paquito rompieron el encanto provocandoles la risa.Juan animaba a su hermano mientras los demas gritaban sus nombres.

-Le mato-dijo el riendo mientras ella callaba a su marido con un beso.

-Alfonso demuestra lo machos que somos los Castañeda.Mariana no me pegues.-se oia desde fuera.

Ella rio la ocurrencia de su cuñado pero le pidio un momento a su marido yendo al la palangana que habia en el cuarto y llenandola de agua se puso la camisa de el y salio a la ventana a tirarles el agua.

-Viva la novia.-se escucho a Pepa gritar mientras los juerguistas seguian soltando bobadas y sacando las cacerolas a la plaza y dando buena cuenta de ellas.

Los dos se rieron.

-Espera-dijo el saliendo sin camisa fuera de la habitación.

Al rato volvio a la habitación con un cubo de agua.Fuera Juan seguia gritando consignas a favor de su hermano seguidos por oles y vivan los novios.

Abrio la ventana y les remojo de nuevo esta vez cayendo el agua a Don Anselmo que intentaba acallar a los que habian dispuesto una corrida de toros en la puerta de la taberna.

Cerro la ventana riendo.Emilia se acerco a el y le despojo de la ropa que le quedaba haciendo el lo mismo.

Los besos se hicieron mas intensos, dejando su bello cuerpo a su merced, la cogio suavemente y la tendió en la cama.Ese blanco lecho que les estaba esperando.

Las manos hablaron un lenguaje del que solo ellos tenían la llave.Las caricias y los besos recorrieron cada rincón de su cuerpo.Ella gimió de placer aunque en algun momento recordo aquella su primera vez esta no tenia nada que ver con aquella.Los besos de su marido no tenian nada que ver con la urgencia de aquel,sus caricias eran tiernas y calidas llenas de un infinito amor.

Cada beso de su recién estrenado marido era como una explosión en cada poro de su piel.La union con el tanto en cuerpo como en alma era tan intensa como habia soñado,como habia querido siempre que fuera.No habia torpes caricias urgiendo un desahogo aquello fue lo mejor que la habia pasado en la vida.Al fin se sintio mujer,una mujer preciosa,deseada,amada querida,al fin.

Entonces el acabo mientras la besaba incansablemente y la abrazaba con ternura.Ella se acurruco en sus brazos.Sus miedos se disiparon y sintió que aquello había soñado siempre como tocar el cielo con los dedos.

El comenzó a besarla el cuello, aproximándose a ella.Ella todavía tenia ganas de el,Y se acerco a el buscando mas.El la pidió que le dejara unos momentos para recuperar el aliento pero fue tan solo un momento pronto volvió a sentir como sus besos la ardían dentro.

Y todo comenzó de nuevo, sus dulces besos inundando cada palmo de su cuerpo mientras ella se sentía cada vez mas llena de deseo y amor.Otra vez le sintió dentro con mas energía que la primera vez.Entonces ella sintió como un gemido largo y pronunciado se escapaba de su garganta y los dos llegaron a lo mas intenso que podían sentir.

A la mañana siguiente estaba allí mirándola dormir mientras la acariciaba el pelo.Le sonrió y se acurruco a su lado.Era tan feliz, no solo por estar con el hombre que mas amaba si no por que se sentía llena como nunca.El la beso dulcemente y la apretó contra su pecho.Si aquello era felicidad que nunca se acabara.

-¿Me vas a contar lo de los anillos?.¿Por que pone Emilio y Marcela?.

-Por que Hipolito se encargo de los anillos y al final Paquito trajo unos.

Ella rio.No podia enfadarse con el.No ese dia aunque hizo un mohin de enfado que el acallo con sus besos.

-Hay que recoger la taberna.Con la tajada que llevaban mi padre y mi hermano no haran nada.

Se levanto con intencion de ponerse el camisón pero el la atrajo otra vez a la cama besandola la espalda.Ella se dejo llevar entrando de nuevo en la cama y dando de nuevo rienda a su amor.

Bueno como nos hurtan escenas en off...yo las traigo en on....espero que os gusten.

Cómo no, Cuquina claro que nos gustan, son preciosas, ya nos podrían poner en la serie sólo la mitad de lo que tú nos escribes...

Claro que nos encantas tus escenas en on,... estoy en ON hasta yo jajajaajajajaja.

Ya se xk Emilia salía tan contenta del cuarto el otro día.

Muchísimas gracias Rosa, cielo, te ha quedado preciosa, romántica y divertida. Coincido que es una pena que no nos hayan dado un poco de esto en la serie. Pero bueno, como seguro que no llegaría a la altura de vuestros fics, me conformo con leeros a vosotras.

Buenos, disfrutar de lo que queda de finde y de felicidad marital de nuestra pareja que a partir de mañana vuelven los sinsabores.

Un beso a todas

Gracias Cuquina. Tanto por el bando- resumen que te ha dictado el espíritu de Hipólito, como por el fic, me encanta los cubos de agua y la alegría que se desprende de lo que escribes¡¡ Eres una genia.

Con respecto a la vuelta del innombrable, hoy se me ha ocurrido que quizás busque venganza. No sé, por la forma en que le echaron, por descubrir sus cartas, por arruinarlo, por humillarlo............A ver por donde nos sale, pero yo tb estoy convencida que a nuestra parejita no la separan tan fácil.
Es mas probable que se produzcan equívocos entre ellos al intentar protegerse mutuamente, o al menos, yo lo veo así.

Y ahora chicas, antes que me rompan la ilusión. Un relato mas bien descriptivo, en el que pasan muy poquitas cosas, pero espero que las que pasan os resulten bonitas.

<<<<<<<<Las cosas del querer>>>>>>>>>>>

Una vez cumplidas las exigencias del deseo, llego el momento del disfrute de la compañía mutua, mientras se iban apagando los rescoldos de la pasión. Entretuvieron sus desvelos comparando el tamaño de sus manos y de sus pies, el color de sus pieles y el rubor de sus sonrojos, hasta averiguar su color exacto. Contemplaron sus sonrisas somnolientas y aprendieron el sonido sus respiraciones calmadas. Y hablaron. Haciéndose confidencias hasta que el sueño les asaltaba. Hablaron de cómo habían vivido cada uno la historia de su amor, poniendo el corazón en cada palabra.

Cuando solo estaban unidos por sus sueños, se imaginaban unos en brazos del otro, imaginaban besos y caricias, el calor de sus cuerpos unidos, pero nunca tomaron en consideración la importancia de los detalles cotidianos, de las pequeñas caricias, de los gestos y las sonrisas que se dejan caer al azahar. El tremendo placer del descubrimiento mutuo. Su vínculo les estaba proporcionado todo un maravilloso conjunto de nuevos sueños.

Emilia empezaba a entender que solo había intuido una pequeña parte del hombre con que ahora compartía su vida.

Le sorprendió mirando su anillo en más de una ocasión, pensativo, dándole vueltas con el pulgar con una mirada de incredulidad, tratando de atrapar el sueño cumplido en el fino metal.

Emilia contemplaba también su anillo nuevo, esta vez el definitivo, y se maravillaba de la consideración de su marido. Cuando le contó las angustias pasadas por culpa de ese pequeño trozo de metal, no pudo creer haber estado tan ajena a su preocupación, pero él le aseguro que pretendía que a ella ninguna sombra la hiciera perder la sonrisa en ese día tan especial y ella le creyó, claro que le creyó.

Y era esa consideración un motivo para su preocupación. En otras ocasiones le había ocultado el motivo de sus cuitas, por no hacerle mal, le decía, pero ella malinterpretaba sus reacciones cuando esto sucedía, porque él no hablaba, pero no podía evitar que se le reflejara en la cara y en el comportamiento el malestar que le rondaba. Y ella quería poder ayudarlo, consolarlo en sus penas, acompañarlo. Tenía aun que explorar cual era el límite de su aguante, los signos ocultos en sus ojos para poder entenderlo.

Estaba aprendiendo a respetar sus silencios. No servía de nada apremiarle. Pero siempre le recompensaba su paciencia, buscando de nuevo su compañía y su conversación. Y como necesitaba ella su presencia, le hacía bien, la confortaba, la hacía tan feliz.

Le intuía dichoso. Había empezado a preocuparse por su felicidad, por hacerlo sentir a gusto a su lado. Por más que él asegurase que solo era feliz en su sonrisa, ella buscaba modos de embromarle sin mala fe, por recrearse a gusto en la sorpresa de sus ojos y en la curva de sus labios.

También había otros indicios, Rosario le había advertido que su apetito era un buen indicador de su ánimo. Así que cuando se le colaba en la cocina, muerto de hambre, rogándole que le dejara probar los guisos, para comprobar la calidad de lo que servían, le decía, ella se regocijaba por dentro.

Aun así, ella le apartaba las manos y lo echaba diciéndole que no podía dejarlo campar a sus anchas, que los dejaba sin vianda alguna, pero la besaba distrayéndola, mientras alargaba la mano. Y luego se iba muy ufano, con la barba llena de miguitas y una sonrisa en los labios.

La relación con su padre no podía ir mejor, Alfonso había hallado en él al padre ausente por tanto tiempo, y aunque Sebastián estaba como desaparecido, ahora no pensaba preocuparse por esas zarandajas. Que su padre también hubiera acogido a su esposo como a un hijo, no era de extrañar, siempre le tuvo aprecio y las acciones del hombre no hacían sino aumentar esa estima. Le aliviaba la pena de haberlo arrancado de su casa, donde era tan querido.


----Continua----

Una de las cosas que más la asombraban era su humildad. En las pocas ocasiones en que le explicaba cómo le gustaba llevar las cosas en el negocio, procuraba hacerlo con mucho tiento, sabedora por la experiencia con su hermano, que hay que cuidar el amor propio de los hombres. Pero Alfonso la miraba con expresión curiosa, bebiendo de sus palabras, haciendo preguntas cuando lo consideraba necesario, aportando sus propias ideas si lo veía oportuno y luego siempre le agradecía la ayuda y el apoyo.

Era quizás su calma y su calidez lo que más apreciaba. Ella tenía el pronto muy vivo, y le costaba dominarlo. Cuando pasaba, solo le hacía falta mirar su reflejo en los ojos oscuros de él. Al instante, la paciencia y la comprensión que hallaba, le cambiaban el ánimo, relajándola. Haciéndola sonreír avergonzada, al caer en la cuenta de la impulsividad de sus palabras.

Tampoco podía dejar las manos quietas, desocupadas. Desde que empezara a trabajar en la Casa de Comidas, desaparecieron las cosas descalabradas. Las sillas y mesas dejaron de cojear, se arreglaron los candiles, se afilaron todos los cuchillos. No era difícil encontrarlo en los momentos de más calma, reparando cestillos destrenzados o dándole forma a pequeños trocitos de madera a base de navaja.

Un día, lo vio cruzar la plaza y detenerse. Un chiquillo de los que jugaba en la plaza, lloraba desconsolado. El se agachó, poniéndose a la altura del niño y le hablo. Ella se asomo curiosa a espiar lo que ocurría.

El mocoso se mostro reticente un momento, cesando su llanto conteniendo la respiración. Pero la sonrisa del hombre lo ganó y volviendo a hipar le explico que el regalo que le habían traído los Reyes, se había ahogado. Lo puso a beber de un cuenco y el pobre juguete se deshizo, y dicho esto le mostró un montón de cartón empapado que alguna vez tuvo forma de caballo.

- Ven- le dijo, acompañándolo hasta el banco de la puerta, mientras aguantaba con esfuerzo la risa que le provocaba la situación. Alfonso se sentó y el niño quedó en pie, con los ojos arrasados en lágrimas, expectantes.

- Por tu jaca ya no vamos a poder hacer nada, pequeño. Pero, quizás…..- pensativo, miró hacia el interior de la Casa de Comidas y descubrió a Emilia observándolo- Mira, lo que vamos a hacer. Esta bella posadera te va a traer un zumo y mientras yo voy a buscar una cosa…..-se levanto dejando al chiquillo al cuidado de Emilia.

Ella le puso un vaso en la mano y le limpio la cara con un paño. El niño, se tranquilizo un poco ante tantas atenciones.

Pasado un momento, apareció Alfonso con un pequeño caballito que habría tallado en cualquier rato libre. Se sentó a la vera del chiquillo, mientras este sorbía el liquido de su vaso, mirándolo muy serio.

- Este regalo se les extravió a los Reyes Magos en la posada- dijo, dándole el último repaso con su navaja- Pero estoy seguro que lo trajeron para ti.- Los ojos del zagal brillaron de alegría.- Pero este tendrás que cuidarlo más, para que no se te ahogue.

El niño agarro el juguete con ímpetu y echo a correr. Y ellos se miraron, compartiendo la ilusión. No vieron volver a chiquillo, que se paró a su vera.

- Señor – atrajo su atención –… Gracias.
- De nada, pequeño. Disfrútalo.

Y corrió a reunirse con los amigos que se encontraban en la plaza. Mostrando orgulloso su nuevo juguete.

Como no iba a querer a un hombre que se comportaba de ese modo, nadie podría dejar de hacerlo. Era ella la afortunada. Le agradecía a Dios que entre todas las mujeres, él, precisamente él, la hubiera escogido a ella.

Alfonso, además, consideraba que ella merecía un poco de solemnidad en las pequeñas celebraciones, era su modo de mostrar el compromiso que adoptaba para con ella, quería que todos los pasos que dieran fueran firmes y que contuvieran la promesa de continuidad, de lo definitivo. Y sellarlo junto a los que más amaba. Así lo hizo con la pedida de mano, con la entrega de los anillos y con cada beso y caricia que le prodigaba. Le proporcionaba una seguridad infinita, un punto de referencia al que acudir, siempre. Aunque ella temerosa, aun intentaba rebajar la intensidad de esos momentos….quizás, con el tiempo, se acostumbraría al penetrante sabor de lo autentico.

Él conocía cosas de ella que ni ella misma se atrevía a reconocer. Sabía por ejemplo que escondía su miedo a no merecerle, a que despertara de su sueño de amor y la abandonara. Protegía su corazón no dejándose llevar por completo, poniendo barreras a su entrega. Callando lo que su piel ya no era capaz de negar, lo que sus manos desmentían buscando su contacto como si se tratara de un imán. Lo comprendía y pretendía derribarlas a fuerza de repetirle todos los días lo mucho que la amaba, sin exigirle más, tal como había prometido. Confiando.


----continua---

Cuquina, eres genial!!!!

Acabo de leer tus fic y no sé cual me gusta más. Me encanta cómo eres capaz de pasar de un relato cómico a otro romántico y tierno. Qué haríamos nosotras sin estas escenas en ON.
Muchas gracias gracias por alegrarme el fin de semana.

Alfonso por su parte atesoraba los pequeños momentos compartidos que le hacían más feliz.

No era solo el hecho de saber que el cuerpo de ella respondía al suyo. Sino también el que lo buscara con ansia, el que se mostrara impetuosa, vehemente, apremiante incluso. Esto había sido una sorpresa inesperada, pero recibida con inmensa gratitud. Porque quería que lo quisieran, como lo hacia él, con todo su ser, con toda su alma, con todo su cuerpo.

Era el saberse responsable de la sonrisa que no la abandonaba, de sus ganas de cantar, de la alegría de sus ojos…….¿quién necesitaba más que eso?

Contemplaba como cada noche ella cepillaba su cabello, sentada en el tocador, al reflejo de un espejo y una vela. Esa melena que al calor de su pasión se asemejaba a los campos de trigo maduro movidos por los vientos, como si fueran olas doradas en un mar calmo. Algún día se lo diría – Mi trigueña….

O aquel día que ella le curó un corte que se hizo preparando unas viandas. La vio saltar preocupada cuando se quejo y suspirar de alivio al comprobar que no había sido nada, luego con cariño lavo la mano y sopló en la herida para aliviarla, como se hace con los niños pequeños. Contemplar su cabeza gacha, ocupada en sostener mi mano y la sonrisa que le regalo al acabar. Le hacía querer ser capaz de detener el tiempo.

En una madrugada de ese Enero destemplado, Emilia despertó sintiendo frio en la espalda. Estaba sola en la cama. Paseo la mirada por la alcoba buscándome. Yo miraba el amanecer desde la ventana.

- ¿Qué miras? – Se levantó envolviéndose en una manta, acercándose a mi cuerpo.

- Nada – le dije – El sol, los pájaros despertando, los sembrados…….-Y le pasé un brazo por los hombros, acercándola más.

Emilia callo un momento siguiendo mi mirada, y la sentí revolverse bajo mi abrazo.

- ¿Echas de menos el trabajo en el campo? – Y contuvo la respiración un momento mientras esperaba la respuesta.

- Si….-de pronto ella se separó presurosa y se sentó de golpe en la cama, cruzando las piernas debajo de su cuerpo.

La seguí, sabiendo que la había herido sin querer. Me senté despacio enfrente de ella, cruzando también las piernas.

- Emilia – la llamé. –Mujer, no te des tanta prisa en enfadarte – Lo que quiero decir es que echo de menos algunas cosas. El olor del rocío sobre las flores, ver florecer los campos…….

- Pues entonces...- Me miró a través de sus pestañas- quizás debas ir…

- Déjame acabar- le cogí el mentón con una mano para dirigir su mirada hacia mis ojos- Pero nada se puede comparar, a verte florecer……. a ti- y le sonreí divertido, colocando una mano en su vientre.

Ella no las tenía todas consigo aun. Y me dirigió una mirada llena de desconfianza, que redobló al verme sonreír. Así que continué.

- Ni tampoco puede nada compararse a oler tu aroma- dije acercando mi nariz a su cuello.

Emilia ya había abandonado toda reticencia para entonces y volvía a sonreír feliz, relajada.

- Aunque ahora no huelas a flores precisamente- rematé.

- Serás…serás…¡mal marido!- Alterada, se había erguido sobre la cama con la almohada en mano y todos los rizos desordenados-Retíralo ahora mismo, o te atizo.

Pero no pudo hacer mas, porque abrazándola por la cintura, la tumbe en la cama, mientras nos deshacíamos en carcajadas.

Nunca creyó en una vida conyugal mejor. Nunca imagino que fuera a ser tan bueno.


----continua----

Descubrió que Emilia dormía inquieta, dando vueltas, pero sin abandonar nunca el calor de su cuerpo y de sus brazos. Una noche suspiró en sueños su nombre- Alfonso…- lo nombró dulcemente y luego intuyó su sonrisa en la oscuridad de la alcoba. Saberse dueño de sus sueños tanto como de sus despertares le hizo saltar el corazón en el pecho y esa noche no pudo dormir mas, maravillado del milagro presenciado.

Aunque le inquietaba un poco lo que podría llegar a contarle a su amiga Pepa, cuando ella venia se encerraban en la habitación que usaba de consultorio y desde allí le llegaban las risas de las muchachas. Luego salían cogidas de la mano y le lanzaban miradas pícaras. Ella siempre lo tranquilizaba- No te inquietes, esposo, que siempre te dejo en buen lugar- le decía. Y le dejaba mas confundido si cabe, después de plantarle un pequeño beso en los labios, como verificando sus palabras.

Le entristecía un poco el no tener más tiempo para ellos solos. Sobre todo cuando ella se lo reclamaba, pero por eso mismo, buscaba la complicidad de Raimundo para conseguir pequeños ratitos de intimidad. Y se sentía tan orgulloso de sus desvelos cuando al fin ella le sonreía, a él, solo a él. Y le besaba, solo a él.

Para redondear la felicidad, las cosas en su nueva ocupación no podían ir mejor. Se alegraba de la confianza de su suegro, no muy seguro de merecer tanto. Siempre procuraría no defraudarle, era importante que aquel hombre, que quería como a un padre, se sintiera orgullo de él. Se sentía muy bien acogido, en su propio hogar.

Estaba aprendiendo como sobrellevar el carácter impulsivo de su esposa. No le molestaba en absoluto, las reprimendas airadas y los mohines molestos en cuanto algo le torcía el gusto. Más bien le parecía divertido comprobar como ella se encendía, para acto seguido recapacitar y comportarse con más calma. Le conmovía verla disculparse, cuando lo único que hacía era demostrar la vida que hervía en su ser. Y como admiraba esa vida y esa fuerza.

Poco a poco superaba la inquietud de tener poco que ofrecer a Emilia, su Emilia, que lo merecía todo. Compensaba las carencias dando todo lo que tenia, todo lo que era. Y ella le decía que no había nada más importante que su amor, que no era ella mujer de dejarse deslumbrar por las cosas materiales, ella solo se deslumbraba de la generosidad de su corazón- le dijo un día, provocando su sonrojo.

Y aun así era consciente de que aun no estaban ganadas todas las batallas, aunque si las más importantes. Y dejaba que su propia confianza y su paciencia barrieran a su paso todos los obstáculos que se encontrara. Como la marea lamiendo las piedras de un rompeolas, hasta desgastarlas.

La verdad es que no comprendía muy bien como los demás eran capaces de dejar pasar esas oportunidades de la vida que te proporciona el casar bien. Como su hermano Juan, sin ir más lejos, había sido incapaz de apreciar lo que tenia. O quizás fuera que todos los quereres no fueran iguales. Para él, ella era lo más importante, ella y su felicidad, quizás las pasiones de los demás fueran distintas. Pero él estaba dispuesto a agarrarse con todas sus fuerzas a estos regalos del destino.


---FIN----


Espero que os guste. Sed benevolas, os lo ruego¡¡¡

Buenasss:
Gracias Cuquina, eres la alegria de este hilo. Tú crónica Puentevejera en boca de Hipólito genial y tus escenas en ON, divertidas y sensuales como no podría ser de otra manera si se refieren a nuestra parejita en cuestión- Un placer leerte-

Aunque a cuentagotas( demasiado OFF, para nuestro gusto) las escenas post boda son una gozada. Recuerdo que la visión que teníamos en nuestros fics era de una Emilia picarona que gustaba de tentar a Alfonso en cuestiones de cama. Y los guionistas de la serie o mucho coinciden o algo han tomado de esta perspectiva porque nuestra Emilia ansía disfrutar de su marido y así se lo pide en cuanto tiene ocasión- Mimosa que está ella...
Alfonso , por su parte , es un marido ideal que consiente a su mujer y no se cansa de decirle cuanto la quiere a ella y a su hijo.
La escena de los anillos me parece estupenda y hecha con todo mimo por el equipo de la serie:
las palabras de Alfonso lamentando no poder proporcionarle una vida mejor (cuanto trabaja la pobre Emilia ), el detalle de la ambientación de la sala, los halagos a la cocinera que no es otra que ella misma, el tono que emplean en sus bromas , la complicidad que muestran...
¿Habeis visto que sonrisa gasta Alfonso? ains...
Y tampoco creo que el detalle de ponerse cada uno su propia alianza sea banal; pienso que se intenta transmitir que cada uno de los dos ha optado por ese matrimonio totalmente convencido, de su decisión y de su amor por el otro. Emilia está feliz y él añade que ese anillo lo llevará siempre como el amor que le tiene.
Nubarrones se acercan a su relación , pero tenemos bastantes señales... Severiano poco podrá hacer si lo que pretende es separarlos. Estan enamorados y casados. Este revés no hará sino unirlos más-
Ahora bien . ¿Que querrá ahora el mataviudas? y ¿porque se presenta embozado? ¿estará huyendo de la justicia? ¿pretende vengarse de Alfonso por todo lo que pasó? ¿En caso de querer reclamar su paternidad , que puede hacer si Emilia está casada y por tanto el niño se supone de su marido según la ley, y más aún si Alfonso lo reconoce y le da su apellido?
Bueno ... incognitas que se desvelarán en breve-

Lo cierto es que Alfonso en esta semanita que entra , lo tiene crudo: le va a tocar lidiar con el innombrable y con los problemas de su suegro con Gollum-Sebas ,que por los avances ,hasta agrede a su padre fisicamente por el tema de las latas sin garantías sanitarias. Cosa que me parece un despropósito porque creo que el personaje no tenía ese perfil . Todo lo contrario Sebastian siempre pareció honesto y de rectos principios , como Raimundo.
Bueno , no más chapas.
Saludos para todas. Nos leemos por aquí-

Kumita.... ¿benévolas? Es un relato maravilloso. Me ha emocionado, porque desde luego es un retrato precioso de los sentires de Alfonso y Emilia. Enhorabuena y ... ¡ gracias!

Kumita, si Cuquina ya me había alegrado el fin de semana, tú me lo has terminado de rematar. Qué bonito, XD.

Es estupendo tener artistas como vosotras en este foro. Gracias a las dos.

Y por cierto, aprovecho también para dar las gracias a grini por esas capturas preciosas que nos deja, que antes se me había olvidado.