El Rincon de Alfonso y Emilia. No concibo mi vida sin ti.

Aqui va mi primer fic, espero estar a la altura de los vuestros y que os guste aunque sea un poquito. No tiene título, no sabía cuál ponerle.




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Cuenta una leyenda que a principios del siglo XX, en un pueblecito situado al norte de España llamado Puente Viejo, vivía el matrimonio más feliz y bienaventurado que se había conocido nunca. Él se llamaba Alfonso Castañeda, hombre de carácter noble y tímido; y ella era Emilia Ulloa, mujer apasionada por la lectura con un carácter fuerte y orgulloso. El amor que se profesaban era tan grande que todavía hoy se recuerda.

Su historia de amor no fue ni mucho menos fácil, pues tuvieron que sortear demasiados obstáculos que los hicieron desesperar hasta casi rendirse. Pero su amor era tan profundo y puro que hizo derribar todas las barreras que los mantenían separados.

Cuentan que al principio solo eran amigos, más que amigos eran como hermanos, pues desde que nacieron se criaron juntos. Pero un día Alfonso Castañeda, sin saber cómo, cuándo ni por qué se enamoró perdidamente de esa mujer que tenía como hermana, y en ese mismo instante se dió cuenta que podría dar su vida por ella, y que su existencia no tendría sentido si no era para vivirla a su lado. Se dice que por miedo a ser rechazado nunca se atrevió a declarar su amor. Él sabía que no tenía los arrestos suficientes para ello, y no pocas veces se maldijo por su cobardía. La única manera que se le ocurrió para expresar ese amor fue a través de presentes que escondía furtivamente en la casa de su amada. La conocía tanto que sabía perfectamente cuáles eran sus gustos y aficciones y, por ello estaba convencido de que iban a ser de su agrado. No se equivocó, pues a Emilia, que era una mujer soñadora, por un momento se le olvidaron todas sus desgracias familiares. Su mayor deseo era ser amada y correspondida, y gracias a los obsequios de su admirador secreto volvió a ser una chiquilla que se le iluminaba el alma al saberse querida. Desgraciadamente esa ilusión de adolescente se hizo añicos, pues esas desgracias pesaban demasiado en su alma sintiendose culpable al haberse dejado llevar por esas fantasias de cuento de adas, y así se lo hizo saber a su querido amigo Alfonso.

Pasaron los días, y animado por los consejos de su hermano Ramiro, se armó de valor y decidió desvelar a Emilia la identidad de su admirador secreto. Pero en esta ocasión tampoco pudo al saberse querido sólo como a un hermano.
Cuentan que, para olvidarse de ella se mantuvo alejado, y para evadirse de ese dolor que le atormentaba se iba de parranda a Villalpanda. El destino quiso que se tropezara con un amigo al que no veía desde hacía tiempo. Él aún lo desconocía mas en ese mismo instante comenzó su mayor pesadilla, pues "el guapo", que era como se le conocía, fue a parar a los brazos de su amada. Esa mujer, deseosa por ser correspondida creyose amada entregándose en cuerpo y alma al que ella tenía por su príncipe azul, lo que no sabía era que ese "principe" al que le había entregado tanto, no era más que un hijo de mala madre que, aprovechándose de sus desgracias, le robó sin compasión su inocencia.
Se cuenta que Alfonso Castañeda se enteró de aquello por "el guapo" y fue tan grande el dolor que no pudo articular palabra alguna descargando su rabia contenida hacia a aquel hombre que le había quitado lo que más amaba. Emilia supo de las infidelidades de su novio, pero era mujer orgullosa y por más que su amigo quiso abrirle los ojos, no dió su brazo a torcer aunque en lo más hondo de su corazón sabia del error tan grande que estaba cometiendo.

Pero esta vez el destino le hizo un favor a la bella Emilia, pues al parecer "el guapo" se marchó de Puente Viejo para siempre y no se supo nada más de él. Unos dicen que huyó por miedo a más represarias por parte de Raimundo, padre de la muchacha, y por el mayor de los Castañeda; y otros dicen que simplemente se fue porque ya había conseguido lo que quería de la Ulloa.

Para Emilia Ulloa, los principes azules dejaron de existir, nunca más volvería a confiar en ningun hombre. Ella que se creía mujer adelantada a su tiempo, se sentía tan dolida y avergonzada que nada ni nadie podría curar su alma. Sólo el tiempo le quitaría la razón, pues se cuenta que un día sin saber cómo, cuándo ni por qué se enamoró como nunca del hombre que siempre se mantuvo a su lado y nunca le habia fallado. Ese hombre, que siempre vió como a un hermano, esta vez supo lo equivocada que estaba, y en ese mismo instante se dió cuenta que el principe azul con el que siempre habia soñado no era otro que Alfonso Castañeda.

Cuenta la leyenda que no hubo matrimonio más fértil y feliz en todo Puente Viejo. Su historia de amor fue tan hermosa que con el paso del tiempo sirvió de inspiración a los muchos admiradores de la pareja, entre los que una servidora se encuentra.

FIN.

LadyG.... mordiéndome las uñas me dejas! ejjeje sigue porfavoreeee!

Edito: Martileo, qué bonito!!! Graciasss

Martielo....que bonito!!!Así contado en plan historia parece mas bonito...jajajajaja!!

Os dejo otro fic que he escrito...hoy me han visitado las musas..jajajaja!!

***AMIGAS***

Raimundo sonreía al ver la eterna sonrisa que tenia Emilia. Lejos quedaban ya los tiempos de miedo por perderla y las preocupaciones por el desgastado de Severiano. Ahora, su niña era feliz y por ello le estaría eternamente agradecido a Alfonso, ya que con su paciencia y constancia, supo guiar a Emilia hacia el camino de la tan ansiada felicidad.

Tanto Emilia como Alfonso, aprovechaban cualquier momento de libertad para poder estar juntos y cada vez les costaba mas separase. Se necesitaban, y eran sin duda la pareja mas feliz de todo Puenteviejo. Ella tenía el carácter y la decisión que a él le faltaba y por lo contrario él era el único capaz de tranquilizar y aguantar el tremendo carácter de ella. Eran complementarios, así lo veían ellos y todos los de su alrededor.

Era Domingo y como día festivo la Casa de Comidas estaba llena de parroquianos. Emilia limpiaba los vasos mientras no dejaba de mirar fijamente hacia la mesa donde estaba Alfonso.

-E-MI-LIA!!!-Dijo pepa, intentando captar la atención de su amiga.
-Pepa, por dios!!! A que se deben semejantes aspavientos para llamar mi atención??Algo gordo tiene que ser!-Dijo una Emilia, bastante sorprendida por la manera en como Pepa la había nombrado.
-Amiga! Siempre me han dicho que el amor te ciega, pero a los Ulloa también os deja sordos- Dijo Pepa con un tono burlón.
-Se puede saber que memez estas diciendo???-Le contestó Emilia, un tanto molesta.
-No te apures mujer, era solo un comentario. Llevo un buen rato intentando captar tu atención pero parece que tienes cosas mas interesantes que hacer.- Le dijo Pepa a Emilia señalando discretamente la mesa de Alfonso.

Emilia se sonrojó. Inocente, pensó hacia sus adentros. Como puedo pretender que trabajando en una Casa de comidas nadie se fije en que no puedo dejar de mirar a Alfonso.

-Pepa…es que es superior a mi. No se que le pasa a mi sesera que no puedo pensar en otra cosa que no sea Alfonso Castañeda! Y cuando lo tengo delante, es que se me nubla el entendimiento. Suerte que el es un hombre honesto, leal y muy correcto sino a saber que habría hecho. Pepa, no me estaré volviendo loca, verdad? Tu no tendrás alguna planta para calmar estos impulsos.-Dijo Emilia un tanto acalorada.

Pepa soltó una enorme carcajada, al mismo tiempo que ponía su mano sobre la de Emilia.

-Muchacha!!Que cosas tienes!!No te estas volviendo loca, ni mucho menos! Eso es amor!- Le dijo con dulzura a Emilia.
-Si tu lo dices me lo tendré que creer. Pero vamos que el amor será todo lo hermoso que tu quieras pero de productivo no tiene nada. Que no doy una derechas!.
-Eso tiene una fácil solución.-Dijo una Pepa un tanto divertida.
-Pues a que tardas tanto en soltarla!-Le dijo una Emilia impaciente ante la solución que le iba a plantear su amiga.
-Le dices a tu querido Alfonso que no venga a verte en las horas de mas trabajo. Así no perderás tiempo mirándolo y serás todo lo productiva que tu quieras.-Contestó Pepa en un tono medio burlón.
-Ya esta bien, como te chanceas de mi!

En ese momento Alfonso se acerco a la barra. Donde estaban las dos muchachas parlamentando.

-Que os traéis entre manos? Miedo me dan esas risas.
-Nada malo, el amor que es poco productivo según tu querida Emilia.-Le dijo Pepa a Alfonso, dejándolo un tanto descolocado.
-Emilia, mi amor tienes unas ocurrencias!
-Alfonso razón no le falta a la muchacha, que cuando estas aquí no deja de mirarte y como la cosa siga así a Raimundo lo va a arruinar de tanto comprar vasos!- Pepa se estaba divirtiendo con esa situación.
-Pepa…hombre!!-Le contesto una Emilia enrojecida ante tal confesión.- Aunque razón no le falta a Pepa- Dijo vencida por la situación.
- En fin que le he dicho que te prohíba entrar a la casa de comidas en las horas de mas trabajo. Así ahorramos en vasos.-Dijo Pepa aguantándose la risa, ante semejante disparate.
-Pues todo sea por los vasos de Raimundo, mi amor cuando puedas me facilitas un horario para saber a que hora puedo visitarte.- Contesto Alfonso, siguiendo la broma de Pepa y haciendo el tremendos esfuerzos para no reírse.

Emilia, consciente de que ambos se estaban riendo de ella, levanto la deja y se los quedó mirando fijamente

-Me voy con los pucheros, que al menos ellos no se chancean de mi- Dijo un tanto ofendida.

Alfonso se acercó hacia ella, intentando hacer que la ofensa acabara en ese mismo instante.

-Ni te acerques Castañeda!!No me vas a tocar un solo pelo, hasta la noche de bodas!- Dijo Emilia con un tono muy seco a la vez que escondía un punto de burla.

Emilia se giro y se fue hacia la cocina, sabia perfectamente que Alfonso iría tras ella. Le daría un tierno beso y ella le perdonaría al mismo tiempo que le servia una ración mas que generosa del potaje.

-Emilia….-Dijo un Alfonso, de pie, con los brazos caídos.
-Alfonso, es una gran mujer con un gran carácter- le dijo Pepa mientas le daba unas palmaditas en la espalda.- Así que, se paciente. El amor puede con todo.

FIN

oooohhhh gespa! me encantan estos fics con su toque de humor!! graciassss

Gespa gracias por el cumplido he querido hacer algo diferente... jajajaj
Lo tuyo si es un fic en condiciones, ¿pero porque has puesto FIN? ¡¡anda animate y sigue la historia!!.

Chicas estais que os salis.Me han encantado todos los fics.Y que narices,seran los primeros pero son buenisimos...ayss que estoy mosqueada con mi madre y me habeis hecho echar unas sonrisas..

Y MAÑANA VIDEOENCUENTRO.A ver si tenemos suerte y nos leen alguna pregunta.Yo creo que en alguna me he pasado tres pueblos...pero bueno...que se enteren que al Seve le llamamos Vispris.

El viernes estuvo conectado Fernando por lo que deduzco que va ilustrado sobre el tema y que no le asustaremos mucho con las preguntas.

Marchispitas,yo le he dejado en el muro a Sandra la direccion de aqui y el del facebook.A ver si nos mandan un saludito.

Bueno, bueno, qué domingo tan productivo desde el punto de vista literario....Me lo paso en grande leyendo todos y cada uno de los fics.

Gespa, me encanta ese toque de humor. Es que me estaba imaginando la cara de Pepa tomándole el pelo a Emilia de ese modo. Señores guionisntas ¿por qué no ponen de vez en cuando una escena de este estilo?. Que ya estamos algo cansadas de ver a estas dos muchachas llorar y lamentarse.....

He dejado la continuación del mío en la biblio (página 44, creo). Siento poner el toque triste en medio del humor, la ternura, el romanticismo y el optimismo que destilan nos vuestros.

Hola chicas! Yo no iba a continuar el mío, pero he escrito una última parte... No me ha gustado mucho como ha quedado, pero aquí os la traigo.

Lapuebla, voy ansiosa a leer el tuyo!

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ABRE LOS OJOS Parte 5

Habían pasado ya tres meses y Emilia se sentía más enamorada que nunca. Al fin se decidió a escuchar su corazón y darse a aquel amor que sentía por Alfonso. No se arrepentía en absoluto, más bien bendijo aquella conversación que había mantenido con Pepa y que había escuchado Alfonso, pues a lo mejor si no hubiera pasado todavía seguiría empeñada en darle la espalda a la felicidad.

Sin poder esperar ni siquiera al día siguiente, Alfonso le hizo despertar a Raimundo para pedirle que fueran novios. Por mucho que al principio protestó por haberlo sacado del catre, al tabernero se le pasó en seguida el enfado, viendo divertido como el mayor de los Castañeda, tímidamente y titubeando, le pedía que le permitiera ser novio de su hija…

- Ra…Raimundo… yo… siento que le hayamos despertado pero es que… yo… - balbuceaba Alfonso mientras Emilia lo miraba frotándose las manos nerviosa.
- Alfonso, hijo… arranca o se nos hará de día… - dijo Raimundo.
- Sí, sí… es que bueno… yo le quería pedir que… si a usted le parece bien…
- Que seamos novios padre – acortó Emilia decidida.
Raimundo se giró, para que la pareja no pudiera ver cómo sonreía.
- No sé… - dijo serio Raimundo intentando hacer chanza.
- Padre… le parece mal ¿verdad?
- ¡No, hija, no…! - dijo girándose con una sonrisa de oreja a oreja, por más que intentó no pudo seguir la broma, pues lo que más deseaba era felicitar a su hija – es la mejor noticia que podíais darme. ¡Claro que podéis ser novios!

Emilia lo abrazó con fuerza, pues cada vez veía su vida más encaminada hacia la felicidad.

Sí… la felicidad… Por fin sabía lo que significaba esa palabra. Nunca llegó a imaginar que la había tenido tan cerca durante toda su vida sin darse ni cuenta, pues los últimos tres meses habían sido los más hermosos de su vida.

Alfonso la visitaba a diario, cada momento que tenía libre corría hasta la casa de comidas simplemente para verla, según él, pero ella no podía resistirse a arrastrarlo hacia cualquier rincón donde no pudieran verlos para deleitarse con esos besos que sólo Alfonso sabía dar.

Desde entonces, cada semana había seguido encontrando regalos escondidos por la taberna, a veces bajo la barra, otras en la estantería de los vinos o hasta en alguna olla de la cocina. Cada domingo a primera hora de la mañana, y como si de un ritual se tratara, Emilia miraba por la ventana y lo veía aparecer por la plaza, con su mejor traje y el pelo peinado hacia un lado, portando consigo un ramillete de flores silvestres, las mejores que encontraba. Salían de paseo durante todo el día, siempre en dirección a algún pueblo donde hubiera fiestas.

Durante todo el día se la pasaban mirándose de reojo, acariciándose tímidamente la mano, para a última hora de la tarde acabar paseando junto al río. Allí daban rienda suelta a su amor, a esa pasión que ambos sentían… Se besaban, se acariciaban… acabando siempre con las ropas y el pelo cubierto de hierba. Pero por mucho que desearan fundirse el uno con el otro, nunca pasaban el límite que en mala hora se había marcado Alfonso.

Le dijo que ella era demasiado importante en su vida, que no se la jugaría por calmar sus bajos instintos y que quería que aquel momento fuera el más especial de sus vidas. Alguna vez se había sentido culpable y llegó a pensar que no quería hacerla suya por haberse encamado con Severiano, pero Alfonso siempre encontraba las palabras exactas para sacarle aquella absurda idea de la cabeza y hacerle sentir la mujer más especial del mundo.

Aquel día ya habían cerrado la casa de comidas y estaba angustiada. Alfonso no había pasado por allí en todo el día y, por un instante, se le pasó por la cabeza que, quizás, ya se había cansado de ella, que posiblemente se había replanteado su relación o que ella le había decepcionado.
Con esos pensamientos no pudo más que estar malhumorada toda la tarde. Estaba intranquila, amohinada por no saber nada de él, temiéndose lo peor. Si sus presentimientos eran ciertos, ahora sí que no podría soportarlo, no podría arrancar ese sentimiento que se había anclado en su corazón ni borrar aquellos apasionados besos de sus labios ni de su alma…

(continúa)

Ya había acabado de colocar las sillas sobre las mesas, mientras Raimundo apagaba la mayor parte de las velas, dejando únicamente una tenue luz, cuando se sorprendió al ver la cajita de música sobre la barra.

- ¡Padre! ¿Se puede saber qué hace esto aquí? – preguntó enfadada.
- No tengo ni la más remota idea… - respondió Raimundo sonriendo.
- ¿Ah no? – preguntó posando sus manos en la cintura, a modo de reprimenda – ¡esta cajita es muy importante para mí y no creo que haya venido solita de mi habitación hasta aquí! – la congoja que había sentido durante todo el día desató su enfado al ver aquello.
- Yo de ti buscaría por dentro… A lo mejor le han salido patas…

Raimundo se perdió sonriendo por el pasillo de las habitaciones, cerrando la puerta tras de sí.

Emilia miró extrañada la cajita… ¿qué había querido decir su padre? Lentamente la abrió, mientras volvía a sonar aquella melodía que tantas veces había escuchado en las últimas semanas, invadiéndole un olor intenso a lavanda.

Allí, en su interior, había varias hojitas de su planta favorita y, sobre ellas, un anillo, modesto pero precioso, con tres perlitas que brillaban como gotas de agua.

- Cásate conmigo…

La voz de Alfonso a sus espaldas hizo que mil mariposas revolotearan por su estómago y sintió que el corazón le estallaría de dicha, sabiendo que aquello no podía ser más perfecto.

Alfonso se acercó a ella y tomó el anillo de dentro de la caja, para suavemente introducir su dedo anular, y clavando luego su mirada en ella, aquella mirada que todavía la seguía poniendo tan nerviosa. Ella lo miró con lágrimas en los ojos.

- Te quiero más que a mi vida, Emilia Ulloa, y si me concedieras el privilegio de casarme contigo sería el hombre más feliz de la tierra…
- Sí…. Sí…. ¡Sí, sí y sí!

Emilia se echó a sus brazos, pues no podía ser más feliz. Por fin podría unirse al hombre que amaba, que admiraba, que adoraba… aunque le hubiera costado tanto tiempo darse cuenta.

- No puedes llegar a imaginar cuánto te amo… - le susurró Alfonso al oído mientras la abrazaba con fuerza.

Emilia se separó y lo miró, perdiéndose en sus ojos, en sus labios, en aquella sonrisa que le decía que él era tan feliz como ella. Lo besó, intentando transmitirle en aquel beso todos los sentimientos que había descubierto junto a él, pero no hacía falta, hacía tiempo que esos sentimientos se habían instalado en el corazón de Alfonso. Allí, teniéndola entre sus brazos, saboreando sus labios, oliendo su pelo… aquello lo merecía todo. La larga espera había merecido mucho la pena…

(FIN - Ahora sí que sí jeje)

Pepa si llevara sombrero me lo quitaba..por dios que maravilla por triste que sea..pero es que creo que no andas descaminada.

Olsi...es preciosos!!!De verdad...si es que hay un talento en este foro!!Aisss!!!

Gespa me matas!!! es genial, me has hecho reír un montón!! Sigue por favor te lo suplicoo
Y martileo, muy bonito, como un cuento de hadas.
Madre mía, me tenéis tan enganchadita al foro que no puedo ni trabajar!! ;)
Olsi ahora voy a por el tuyo, pff me encantan tus fics.

Olsi me dejas siempre sin palabras... maravilloso, perfecto, precioso, excelente, exquisito, hermoso...

Hola chicas! por favor... llevo un rato largo en el foro... y no he dejado de leer fic, que gustazo entrar aqui y poder disfrutar de todo este talento
Me encantan todos y cada uno, porque todas teneis algo especial que trasmitis en vuestros escritos:
Ladyg, martileo, pepa, gespa, olsi , rosa....... gracias a todas por estos momentos!!

Muchas gracias chicassss!! Me alegro de que os guste! Ya que nos dan tan poquito en la serie (aunque espero que eso cambie) al menos nos quedan los fics.

Me encanta entrar y leer esos maravillosos relatos y me alegro de que cada vez haya más!

Graciasssssss

¡¡QUE GRANDES SOIS CHICAS!!............. me vais a matar de sueño un día de estos, que mañana hay que madrugar......... nunca un lunes va a ser tan esperado como este, que ganas de que lleguen las 6.

Ahora si que me voy al catre, que paseis buena noche.

Y el ultimo de mis dedos por hoy..mañana igual despues del VE se me desaten los dedos.

****La vida continua***

Ya hacia unos meses que Severiano aunque todavía aparecia a molestar no osaba acercarse mucho cuando Alfonso rondaba por la casa de comidas sobre todo después de la manta de palos que habia recibido de Sebastián y Alfonso.Aparte queria no permanecer mucho en un sitio no fuera a ser que Pardo diera con el después de enterarse de que a Juan le habian propinado una buena paliza.

Aquel dia como todos los dias Emilia se acerco al colmado.Rosario la habia ayudado a elegir un regalo que le hiciera mucha ilusion a Alfonso.Dolores lo tuvo que encargar por que cosas asi no eran de uso comun en la comarca.Se alegraba por Emilia que hubiera mandado a volar al impresentable de Severiano quien dejo deudas por toda la comarca.

-Aquí lo tengo,niña-le dijo Dolores-La verdad es que no habia visto en mi vida cosa tan bonita.Le va a gustar mucho.Y tus reales te han costado.Pero ese muchacho es el mejor de la comarca,después de mi Hipolito.Cuidalo Emilia,que no se te escape..que es un tesoro.

-Bien que lo sabe Dolores,no es un tesoro,es mas.Es perfecto,el mas bueno del mundo.Ojala si nos casamos seamos tan felices como ustedes.

-Pues si hija.Aunque tenemos nuestras broncas mi marido me ha salido bueno.

Se despidio de Dolores con el regalo en el mandil.Canturreaba feliz camino de la casa de comidas cuando alguien tiro de ella hacia una esquina.

-¿Dónde vas caperucita?-dijo riendo Alfonso después de ver la cara de susto de ella.

-Tonto,que susto me has dado.Casi se me cae la cesta.Anda..por lo menos alivame el susto que me has dado dandome un beso,despegado que me tienes poco atendida-rio picaramente poniendole morritos.

El la beso mirando alrededor.El no era de efusiones publicas de afecto por que le daba vergüenza pero no podia evitar que le pusiera pucheros y deshacerse de amor.Asi que la agarro por la cintura y le dio un buen beso.

-Asi me gusta-dijo ella intentando coger aire tras el impetuoso beso.-Que seas obediente.Llevame la cesta anda que pesa.

-A sus ordenes,guapa.

Entraron riendo en la taberna.El la metio las cestas dentro de la cocina mientras ella se acercaba a su padre y le susurraba algo al oido.

Cuando Alfonso salio de la cocina escucho a Sebastián llamandole al patio.

-Ven,Alfonso.Tengo que preguntarte algo.

-Ahora vengo Emilia.Sebastian y yo que tenemos un asunto con la conservera.

-Si pero luego cuando acabes con mi hermano eres todo mio.

-Siempre soy todo tuyo,mi amor.-dijo besandola.

Entro al patio y se pusieron a cuchichear.

-¿Lo tienes?.-pregunto Alfonso.

-Si pero te dije que no lo pagaras todo que me dejaras ayudarte.Es mucho dinero.-susurro Sebastián.-¿Has hablado con mi padre?

-Si pierde cuidado,lo sabe todo.Pero no te preocupes tengo unos ahorros por eso he podido pagarlo.El despecho por amor te hace rico.No veas los jornales a costa del desamor que me he hecho.

-Es muy bonito.Le dije que te lo envolviera para regalo.Menos mal que tenia que ir a La Puebla a por maquinaria.Me debes un favor cuñado.Hazla feliz.

-Lo hare no lo dudes.Ahi viene damelo.

Emilia mosqueada se acerco a los hombres que cuchicheaban mientras vio como Alfonso escondia algo en el bolsillo que le daba Sebastián.

-Os andais con secretos…vaya.

-Me llama padre.Ahora vengo.

-¿Qué lios os traeis mi hermano y tu?.

-Sientate Emilia.Tengo algo que decirte.

-Pues yo tambien,tengo una cosa que decirte.

-Si pero primero dejame a mi que lo tengo ensayado con Ramiro aunque no hay punto de comparación contigo.Veras Emilia,después de todo lo pasado y como ya nos conocemos mucho para andarnos con cortejos y esas cosas…y por que sabes que te quiero con toda mi alma y eres mi vida.-se puso de rodillas mientras ella se quedaba asustada mirandole y viendo como media taberna se volvia a ellos.-¿Te casarias conmigo?

-Pues claro que si.Como no me voy a casar contigo si te quiero con todo mi corazon.

-Pues esto es para ti-dijo sacando una pequeña cajita envuelta.

Ella quito el papel nerviosa y abrio la cajita.Contenia un precioso anillo que no tenia nada que envidiar al que Don Tristan le habia enseñado en su dia cuando le pensaba pedir matrimonio a Pepa.

-Esto es muy caro,Alfonso.Te habras gastado una fortuna.

-Nada de lo que tu no te merezcas.

-Yo tambien te tenia un regalo,pero con esta preciosidad..ahora…bueno espero que te guste.

Saco de su bolsillo un paquetito.El lo abrio rompiendo el papel.

-Una navaja suiza.Emilia,es preciosa.

-Y tiene tu nombre grabado.Lo encargue a Madrid.Mira y tiene un monton de cosas para que talles la madera y que uses para lo que quieras.Me la pidio Dolores a Madrid.Pero esto-dijo mirando el anillo.

Raimundo entro con una botella de cava que habia diligentemente preparado para la ocasión sin que ninguno de los dos sospechara.

-Queridos parroquianos y Don Anselmo que veo que huele una celebración a distancia.-dijo bromeando al ver al cura entrar por la puerta.-Por mi futuro yerno,Alfonso Castañeda y mi hija Emilia.Por que tengais toda la felicidad del mundo,por que os la mereceis.

-Y yo propongo otro brindis-dijo Don Anselmo-Por Raimundo que por fin entrara en una iglesia.

Olsi,por dios te juro que no habia leido el fic tuyo pero estamos conectadas.Dos versiones de lo mismo...

Esto se llama cientificamente SIMBIOSISALFONSOEMILISTA por que ha sido casualidad...

Rosa (y todas las demás escritoras): porfa, yo quiero que me contagieis un poquito de vuestra alegría, de vuestro sentido del humor!! Me encanta como describís esas situaciones.

Yo acabo de dejar la última parte del fic. He intentado dejar una puerta abierta a la esperanza......

Pepa,no lo dejes asi..sigue...

Me voy hasta mañana.