El Rincon de Alfonso y Emilia. No concibo mi vida sin ti.
#0

22/06/2011 18:43
“Si de tanto que te quiero me duele.”

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Sandra Cervera y Fernando Coronado.









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#10461

23/09/2011 23:45
Que guasa tienen los guionitas, lo primero que pasa en el capitulo es la bienvenida del Mesia y va el alcalde y no tiene otra cosa mejor que decir "ME LLENA DE ORGULLO Y SATISFACCIÓN" me han echo reir ¡coño ya era hora!
ZORRA!! RAMERA!! FURCIA BARATA!! POKEPAKA!! ASKEROSA!! RASTRERA!! QUITA LAS ZARPAS DE MI HOMBRE O TE LAS ARRANCO!!!
¿¡Pero quien os ha dicho a vosotros que yo quiero olvidar a Emili!? ¡¡Celestinos de pacotilla!! -- La mejor escena del capitulo -- Tres actorazos que derrochan, talento, naturalidad y simpatia!
Dolores me ha sorprendido pero para bien!!!
Adelfa que grande es!!
Uy tristan descubriendo las mentiras de Pepa por la tonta de la medica! k askete!
Las argucias de Rai me parecen tontas a mas no poder, mas tarde mas temprano se lo tiene que contar y si no se lo cuenta él sera peor se enterara por otro lado!
Y a la Emi que le saquen bien los cuartos!!! Que se lo merece por cegata!!
Al mascachapas le pienso meter un conejo por el culo "Alfonso es mas de campo que los conejos" dice el gilipollas y tu eres un buitre carroñero, sabandija, sangijuela, paria!!! k asco te tengo #meamargalavida!
Y la carita de mi Alfonso yendose al darse cuenta de k Emi lo mantiene....
Uffff la escena de pablo-jonas y adelfa me ha puesto los pelos como escarpias, se han salido!!!!! Y Rosario mirando a Ramiro, porque sabe que es mas cabal que Juan, y pidiendole que lo haga por ella y que se marche....demasiado lejos va a marcharse me temo. Nada sera igual despues de eso!!
Y esa mano en el vientre y esa manera de llorar, coño no me canso de decirlo QUE GRANDE ES ADELFA CALVO!!!
y por el avance, me intriga que habra echo esta vez juan para que rosario este asi, porque habra sio juan verdad?? Sera cuando lo encarcelan, ese pasa la noche en el calabozo por borracho y al final paga los duros pa sacarlo de alli Ramiro con lo que gana con Soledad, o le pide adelanto o algo!!!
Ramiro va a cortar por lo sano con la pokepaka verdad?? no se va a enamorar de ella verdad??? como digan k se enamora de la pokepaka juro matar a alguien!!!
Y me gusta lo de la viuda de Cosme que valla la Dolores rápido con el chisme!!!!
Lo de Pepa y Carlos lo siento pero me cansa horrores!
Y entierran la chaquetilla de Martin, aiiis que hombres de poca Fe, si el niño esta en los pasadizooooss!
Sera un sueño lo de Pepa, yo creo que no.
Que me estoy dejando....ummm a si! Sebastian, ya era hora de que saliera no??' que lo tienen de vacaciones o que??? Pues se va a enterar de to el fregao ya!
No se si me dejo algo mas!
A la voy a ver bandolera!
ZORRA!! RAMERA!! FURCIA BARATA!! POKEPAKA!! ASKEROSA!! RASTRERA!! QUITA LAS ZARPAS DE MI HOMBRE O TE LAS ARRANCO!!!
¿¡Pero quien os ha dicho a vosotros que yo quiero olvidar a Emili!? ¡¡Celestinos de pacotilla!! -- La mejor escena del capitulo -- Tres actorazos que derrochan, talento, naturalidad y simpatia!
Dolores me ha sorprendido pero para bien!!!
Adelfa que grande es!!
Uy tristan descubriendo las mentiras de Pepa por la tonta de la medica! k askete!
Las argucias de Rai me parecen tontas a mas no poder, mas tarde mas temprano se lo tiene que contar y si no se lo cuenta él sera peor se enterara por otro lado!
Y a la Emi que le saquen bien los cuartos!!! Que se lo merece por cegata!!
Al mascachapas le pienso meter un conejo por el culo "Alfonso es mas de campo que los conejos" dice el gilipollas y tu eres un buitre carroñero, sabandija, sangijuela, paria!!! k asco te tengo #meamargalavida!
Y la carita de mi Alfonso yendose al darse cuenta de k Emi lo mantiene....
Uffff la escena de pablo-jonas y adelfa me ha puesto los pelos como escarpias, se han salido!!!!! Y Rosario mirando a Ramiro, porque sabe que es mas cabal que Juan, y pidiendole que lo haga por ella y que se marche....demasiado lejos va a marcharse me temo. Nada sera igual despues de eso!!
Y esa mano en el vientre y esa manera de llorar, coño no me canso de decirlo QUE GRANDE ES ADELFA CALVO!!!
y por el avance, me intriga que habra echo esta vez juan para que rosario este asi, porque habra sio juan verdad?? Sera cuando lo encarcelan, ese pasa la noche en el calabozo por borracho y al final paga los duros pa sacarlo de alli Ramiro con lo que gana con Soledad, o le pide adelanto o algo!!!
Ramiro va a cortar por lo sano con la pokepaka verdad?? no se va a enamorar de ella verdad??? como digan k se enamora de la pokepaka juro matar a alguien!!!
Y me gusta lo de la viuda de Cosme que valla la Dolores rápido con el chisme!!!!
Lo de Pepa y Carlos lo siento pero me cansa horrores!
Y entierran la chaquetilla de Martin, aiiis que hombres de poca Fe, si el niño esta en los pasadizooooss!
Sera un sueño lo de Pepa, yo creo que no.
Que me estoy dejando....ummm a si! Sebastian, ya era hora de que saliera no??' que lo tienen de vacaciones o que??? Pues se va a enterar de to el fregao ya!
No se si me dejo algo mas!
A la voy a ver bandolera!
#10462

23/09/2011 23:51
Compro compro niño en los pasadizos de la Casona que haberlos Haylos como hay puerta secreta en el despacho/biblioteca de la Doñaaaaaaaaaaaaa!!!
Yo creo que está con Sanz y que Carlos anda por ahí perdido pero que aparecerá pa tocar lo que ya hace siglos que no suena
!!!
Tristán está mega preocupado por Pepa debe creer que ella mintió a Raimundo pobre Tristán resignado con Martín y se siente frustrado por no poder ayudar a Pepa... Que vaya con ella y se quede con ella a dormir hombre ya que ambos necesitan abrazos!!!
Yo creo que está con Sanz y que Carlos anda por ahí perdido pero que aparecerá pa tocar lo que ya hace siglos que no suena

Tristán está mega preocupado por Pepa debe creer que ella mintió a Raimundo pobre Tristán resignado con Martín y se siente frustrado por no poder ayudar a Pepa... Que vaya con ella y se quede con ella a dormir hombre ya que ambos necesitan abrazos!!!
#10463

23/09/2011 23:51
Veo que esta noche es noche de fics! Yo también os dejo lectura! Voy a ver que nos han dejado Rosa y Pepa ;-)
UN CORAZÓN QUE LATE POR TI
Alfonso se sirvió otro vino. Se alegraba de estar solo en casa para no tener que disimular ante nadie y mostrarse frente al mundo con aquella cara de “aquí no ha pasado nada”. Pasaba y mucho; la pena lo corroía por dentro sin que ya pudiera hacer nada por remediarlo.
Porque podía tratar de convencerse de que no podía perderse lo que nunca se había tenido, pero Emilia lo conocía desde niño, y le dolía en el alma que esa amistad de tantos años, que todo el tiempo que había estado a su lado, apoyándola a ella y a su familia de forma incondicional, hubieran quedado en el olvido.
Golpeó la mesa con rabia. Había bastado que llegara Severiano con su cara bonita para hacer desaparecer la imagen que Emilia tenía de él, maldita fuera su estampa. Tan embelesada la tenía que era capaz de hacerle creer cualquiera de sus mentiras, y era tan mezquino que no sólo la engañaba a ella sino que no tenía reparo alguno en arrastrarlo a él en su engaño. Así se las gastaba el que mal se hacía llamar amigo. Pero ella, ella era su Emilia y no podía soportar que lo creyera tan ruin, acusándolo de querer su infelicidad y creyendo que su intención al hablarle de la naturaleza díscola de Severiano eran meros embustes para entrometerse en su relación. ¡Pero si lo había visto medio pueblo, por Dios Santo! ¿Qué más hacía falta para arrancarle la venda de los ojos?
Y estaba harto, harto de intentar que viera la verdad, que se diera cuenta de que el amor que decía sentir por Severiano no lo convertía en un hombre fiel y decente. Al contrario, exponía su amor de muchacha ingenua e inocente a los caprichos de Severiano, que jugaba con él pasándoselo de mano en mano, como hacían los malabaristas, y sin importarle el dejarlo caer al suelo y hacerlo añicos. Y su papel en toda aquella pantomima era la de ser testigo de las mofas de Severiano al urdir la nueva trampa en la que haría caer a Emilia sin poder hacer otra cosa más que morderse la lengua y ver cómo la hacía sufrir. Porque Emilia no quería escucharlo, al contrario, era capaz de poner en entredicho sus palabras y las del pueblo entero antes de culpar a Severiano y él tenía que morderse la lengua de nuevo para no gritarle a los cuatro vientos que nadie en el mundo la amaría como lo hacía él. Pero estaba cansado de ir contracorriente y lo que en un principio fue decepción, ahora era ira por haber sido tan tonto como para haberse dejado pisotear por los dos. Eso sí, ella era una causa perdida, pero a Severiano le había prohibido volver a su casa; a Emilia podría engañarla, a él no.
Llamaron a la puerta. Alfonso no hizo ademán alguno por ir a abrir pero quien aguardaba afuera insistía. Dando un resoplido de fastidio, finalmente se levantó. Era Emilia la que aguardaba en el umbral. Tenía el rostro bañado en lágrimas, la trenza desgreñada y la boca llena de congoja. Alfonso se puso en guardia, dolido; apoyó los dedos en su cincho y alzó la barbilla.
-¿Puedo pasar? –preguntó ella entre sollozos.
Alfonso se apartó dejándole entrar y haciendo un gran esfuerzo por mantener la compostura y no lanzarse a consolarla. Hacía varios días que no la veía, desde que discutieron en la casa de comidas a causa de los escarceos de Severiano con la viuda de Cosme. Ella no quiso escuchar lo evidente y él tuvo que escuchar aquellas palabras tan duras de sus labios, aquellos que, a pesar de todo, se moría por besar.
-Alfonso, necesito hablarte –la escuchó decir.
Él se cruzó de brazos haciendo gala de todo su orgullo tantas veces vapuleado.
-¿Conmigo? –preguntó con ironía. –¿Hace sólo unos días era de lo peor y ahora quieres hablar conmigo?
-Alfonso, ya sé que fui injusta contigo, pero…
-Injusta –se mofó él.
Emilia lo miró con ojos llorosos y de culpabilidad.
-Es que Severiano…
Alfonso alzó su mano y la hizo callar.
-¿Qué me vas a decir? –se le encaró con el rictus endurecido. -¿Que te tiene tan enamorada que no ves más que por sus ojos y no oyes más que por sus oídos?
-Escúchame…
-¡No! –exclamó furibundo. –Escúchame tú a mí. Estoy harto de vuestras cuitas. Él ya no es mi amigo y tú me dejaste muy claro que no lo soy para ti. Si tu novio te hace llorar, busca otro hombro en el que apoyarte.
Emilia lo miró boquiabierta.
-Ti... tienes razón -alcanzó a decirle. -Perdona la molestia.
Y Emilia salió con premura por la puerta que había quedado abierta. Alfonso la cerró tras su marcha, golpeando con el puño sobre la madera.
-Maldita sea -masculló entre dientes. Se sentó de nuevo a la mesa, apoyando su frente en sus manos.
La desesperación parecía querer apoderarse de él. ¿Hasta cuándo debía durar aquello? Ella amaba a otro y aún así, su corazón se empeñaba en seguir latiendo sólo por ella. Y no contento con eso, debía aguantar que Emilia quisiera convertirlo en su paño de lágrimas.
Se sirvió otro vino y se lo bebió de un solo trago y, después, se bebió otro más. Quería que su mente se nublara, dejar de pensar en lo que pudo haber sido y en lo que en realidad era. Volvió a servirse otro vino…
continuará
UN CORAZÓN QUE LATE POR TI
Alfonso se sirvió otro vino. Se alegraba de estar solo en casa para no tener que disimular ante nadie y mostrarse frente al mundo con aquella cara de “aquí no ha pasado nada”. Pasaba y mucho; la pena lo corroía por dentro sin que ya pudiera hacer nada por remediarlo.
Porque podía tratar de convencerse de que no podía perderse lo que nunca se había tenido, pero Emilia lo conocía desde niño, y le dolía en el alma que esa amistad de tantos años, que todo el tiempo que había estado a su lado, apoyándola a ella y a su familia de forma incondicional, hubieran quedado en el olvido.
Golpeó la mesa con rabia. Había bastado que llegara Severiano con su cara bonita para hacer desaparecer la imagen que Emilia tenía de él, maldita fuera su estampa. Tan embelesada la tenía que era capaz de hacerle creer cualquiera de sus mentiras, y era tan mezquino que no sólo la engañaba a ella sino que no tenía reparo alguno en arrastrarlo a él en su engaño. Así se las gastaba el que mal se hacía llamar amigo. Pero ella, ella era su Emilia y no podía soportar que lo creyera tan ruin, acusándolo de querer su infelicidad y creyendo que su intención al hablarle de la naturaleza díscola de Severiano eran meros embustes para entrometerse en su relación. ¡Pero si lo había visto medio pueblo, por Dios Santo! ¿Qué más hacía falta para arrancarle la venda de los ojos?
Y estaba harto, harto de intentar que viera la verdad, que se diera cuenta de que el amor que decía sentir por Severiano no lo convertía en un hombre fiel y decente. Al contrario, exponía su amor de muchacha ingenua e inocente a los caprichos de Severiano, que jugaba con él pasándoselo de mano en mano, como hacían los malabaristas, y sin importarle el dejarlo caer al suelo y hacerlo añicos. Y su papel en toda aquella pantomima era la de ser testigo de las mofas de Severiano al urdir la nueva trampa en la que haría caer a Emilia sin poder hacer otra cosa más que morderse la lengua y ver cómo la hacía sufrir. Porque Emilia no quería escucharlo, al contrario, era capaz de poner en entredicho sus palabras y las del pueblo entero antes de culpar a Severiano y él tenía que morderse la lengua de nuevo para no gritarle a los cuatro vientos que nadie en el mundo la amaría como lo hacía él. Pero estaba cansado de ir contracorriente y lo que en un principio fue decepción, ahora era ira por haber sido tan tonto como para haberse dejado pisotear por los dos. Eso sí, ella era una causa perdida, pero a Severiano le había prohibido volver a su casa; a Emilia podría engañarla, a él no.
Llamaron a la puerta. Alfonso no hizo ademán alguno por ir a abrir pero quien aguardaba afuera insistía. Dando un resoplido de fastidio, finalmente se levantó. Era Emilia la que aguardaba en el umbral. Tenía el rostro bañado en lágrimas, la trenza desgreñada y la boca llena de congoja. Alfonso se puso en guardia, dolido; apoyó los dedos en su cincho y alzó la barbilla.
-¿Puedo pasar? –preguntó ella entre sollozos.
Alfonso se apartó dejándole entrar y haciendo un gran esfuerzo por mantener la compostura y no lanzarse a consolarla. Hacía varios días que no la veía, desde que discutieron en la casa de comidas a causa de los escarceos de Severiano con la viuda de Cosme. Ella no quiso escuchar lo evidente y él tuvo que escuchar aquellas palabras tan duras de sus labios, aquellos que, a pesar de todo, se moría por besar.
-Alfonso, necesito hablarte –la escuchó decir.
Él se cruzó de brazos haciendo gala de todo su orgullo tantas veces vapuleado.
-¿Conmigo? –preguntó con ironía. –¿Hace sólo unos días era de lo peor y ahora quieres hablar conmigo?
-Alfonso, ya sé que fui injusta contigo, pero…
-Injusta –se mofó él.
Emilia lo miró con ojos llorosos y de culpabilidad.
-Es que Severiano…
Alfonso alzó su mano y la hizo callar.
-¿Qué me vas a decir? –se le encaró con el rictus endurecido. -¿Que te tiene tan enamorada que no ves más que por sus ojos y no oyes más que por sus oídos?
-Escúchame…
-¡No! –exclamó furibundo. –Escúchame tú a mí. Estoy harto de vuestras cuitas. Él ya no es mi amigo y tú me dejaste muy claro que no lo soy para ti. Si tu novio te hace llorar, busca otro hombro en el que apoyarte.
Emilia lo miró boquiabierta.
-Ti... tienes razón -alcanzó a decirle. -Perdona la molestia.
Y Emilia salió con premura por la puerta que había quedado abierta. Alfonso la cerró tras su marcha, golpeando con el puño sobre la madera.
-Maldita sea -masculló entre dientes. Se sentó de nuevo a la mesa, apoyando su frente en sus manos.
La desesperación parecía querer apoderarse de él. ¿Hasta cuándo debía durar aquello? Ella amaba a otro y aún así, su corazón se empeñaba en seguir latiendo sólo por ella. Y no contento con eso, debía aguantar que Emilia quisiera convertirlo en su paño de lágrimas.
Se sirvió otro vino y se lo bebió de un solo trago y, después, se bebió otro más. Quería que su mente se nublara, dejar de pensar en lo que pudo haber sido y en lo que en realidad era. Volvió a servirse otro vino…
continuará
#10464

23/09/2011 23:55
Un ruido afuera lo despertó. Había dormido demasiado porque por la ventana ya se veía que anochecía. La repentina entrada de Ramiro acompañado por Raimundo lo sobresaltó.
-Alfonso…
-Don Raimundo, ¿ha sucedido algo? –quiso saber ante tan inusual visita.
La imagen llorosa de Emilia le vino a la mente, junto a la dolorosa posibilidad de que le hubiera pasado algo tan acongojada como estaba.
-¿Le ha ocurrido algo a Emilia? –preguntó alarmado.
-¿La has visto? –le cuestionó el tabernero con un deje de esperanza en su voz.
La culpabilidad y el temor anegaron el corazón de Alfonso.
-Sí, vino esta tarde, llorando. Supuse que venía a contarme alguna batallita sobre Severiano pero no la he querido escuchar y se ha marchado. ¿Por qué?
-Buena la has hecho –rezongó Ramiro.
-El mismo día que discutiste con Emilia, Severiano desapareció, no sin antes llevarse todo el dinero que teníamos de la recaudación de la taberna –le explicó Raimundo.
-¿Cómo? –Alfonso no daba crédito a lo que oía.
-Y nosotros creyendo que estaba otra vez de farra –le recordó su hermano.
-De ahí su llanto –comprendió él.
-No –lo corrigió Raimundo. -Todo el amor que mi hija podía sentir por ese crápula se esfumó con él –le aseguró.
-No debe ser así si ha acudido a mí llorando –negó el muchacho.
-Hazme caso –insistió Raimundo, cabizbajo. –El motivo de su llanto soy yo.
Alfonso lo miró extrañado, pero en silencio, esperando su explicación.
-Me gustaría narrarte el asunto con lujo de detalles pero ya habrá tiempo –continuó. –Sólo te diré que durante muchos años he guardado un secreto que ahora me he visto obligado a desvelar –hizo una pausa, -y es que no soy el verdadero padre de Emilia.
Alfonso no pudo ocultar el desconcierto que le producía aquella noticia. Miró a su hermano quien asintió en silencio y con rictus grave.
-Don Raimundo –comenzó a decir tras tomarse unos segundo para reaccionar. –Yo no soy quien para juzgarle, pero sólo le diré que padre no es el que engendra sino el que cría.
Raimundo sonrió aunque con tristeza y posó su mano en el hombro del muchacho.
-No me esperaba menos de ti –le agradeció. –Y ojalá Emilia fuera la mitad de comprensiva que tú.
-Salió hecha una furia cuando se enteró de todo –le explicó Ramiro.
-Y vino a mí en busca de sosiego –apretó la mandíbula con rabia. –Un sosiego que no le di. Ni siquiera la he dejado hablar. Si algo le llega a ocurrir…
-No te apures, Alfonso –lo calmó Raimundo. –Confío en la sensatez de Emilia y sé que no habrá hecho ninguna tontería, pero necesito hablarle, conseguir que me comprenda.
-Y yo sé dónde encontrarla –dijo Alfonso de repente acudiendo una idea a su cabeza como una revelación.
-¡Vamos, pues!
-No, Don Raimundo –lo detuvo el muchacho. –Déjeme hablar con ella a mí primero. Vaya para la casa de comidas y en un rato tendrá allí a su hija –le pidió.
-Está bien –accedió. –Confío en ti.
Alfonso asintió con la cabeza, y sin demora, puso rumbo al único lugar que se le ocurría al que podría acudir Emilia. Muchas veces habían ido juntos de chicos, cerca del río, a la sombra del viejo aliso. A Emilia le gustaba sentir la brisa refrescando su cara y él la recordaba cerrando los ojos y disfrutando que aquella paz que, según ella, le transmitía el lugar. Esa paz era lo que ella más necesitaba ahora.
continuará
-Alfonso…
-Don Raimundo, ¿ha sucedido algo? –quiso saber ante tan inusual visita.
La imagen llorosa de Emilia le vino a la mente, junto a la dolorosa posibilidad de que le hubiera pasado algo tan acongojada como estaba.
-¿Le ha ocurrido algo a Emilia? –preguntó alarmado.
-¿La has visto? –le cuestionó el tabernero con un deje de esperanza en su voz.
La culpabilidad y el temor anegaron el corazón de Alfonso.
-Sí, vino esta tarde, llorando. Supuse que venía a contarme alguna batallita sobre Severiano pero no la he querido escuchar y se ha marchado. ¿Por qué?
-Buena la has hecho –rezongó Ramiro.
-El mismo día que discutiste con Emilia, Severiano desapareció, no sin antes llevarse todo el dinero que teníamos de la recaudación de la taberna –le explicó Raimundo.
-¿Cómo? –Alfonso no daba crédito a lo que oía.
-Y nosotros creyendo que estaba otra vez de farra –le recordó su hermano.
-De ahí su llanto –comprendió él.
-No –lo corrigió Raimundo. -Todo el amor que mi hija podía sentir por ese crápula se esfumó con él –le aseguró.
-No debe ser así si ha acudido a mí llorando –negó el muchacho.
-Hazme caso –insistió Raimundo, cabizbajo. –El motivo de su llanto soy yo.
Alfonso lo miró extrañado, pero en silencio, esperando su explicación.
-Me gustaría narrarte el asunto con lujo de detalles pero ya habrá tiempo –continuó. –Sólo te diré que durante muchos años he guardado un secreto que ahora me he visto obligado a desvelar –hizo una pausa, -y es que no soy el verdadero padre de Emilia.
Alfonso no pudo ocultar el desconcierto que le producía aquella noticia. Miró a su hermano quien asintió en silencio y con rictus grave.
-Don Raimundo –comenzó a decir tras tomarse unos segundo para reaccionar. –Yo no soy quien para juzgarle, pero sólo le diré que padre no es el que engendra sino el que cría.
Raimundo sonrió aunque con tristeza y posó su mano en el hombro del muchacho.
-No me esperaba menos de ti –le agradeció. –Y ojalá Emilia fuera la mitad de comprensiva que tú.
-Salió hecha una furia cuando se enteró de todo –le explicó Ramiro.
-Y vino a mí en busca de sosiego –apretó la mandíbula con rabia. –Un sosiego que no le di. Ni siquiera la he dejado hablar. Si algo le llega a ocurrir…
-No te apures, Alfonso –lo calmó Raimundo. –Confío en la sensatez de Emilia y sé que no habrá hecho ninguna tontería, pero necesito hablarle, conseguir que me comprenda.
-Y yo sé dónde encontrarla –dijo Alfonso de repente acudiendo una idea a su cabeza como una revelación.
-¡Vamos, pues!
-No, Don Raimundo –lo detuvo el muchacho. –Déjeme hablar con ella a mí primero. Vaya para la casa de comidas y en un rato tendrá allí a su hija –le pidió.
-Está bien –accedió. –Confío en ti.
Alfonso asintió con la cabeza, y sin demora, puso rumbo al único lugar que se le ocurría al que podría acudir Emilia. Muchas veces habían ido juntos de chicos, cerca del río, a la sombra del viejo aliso. A Emilia le gustaba sentir la brisa refrescando su cara y él la recordaba cerrando los ojos y disfrutando que aquella paz que, según ella, le transmitía el lugar. Esa paz era lo que ella más necesitaba ahora.
continuará
#10465

23/09/2011 23:56
Apuró el paso y no tardó en llegar. Para su tranquilidad, Emilia esta allí, sentada al pie del aliso, con la espalda descansando en su amplio tronco y los brazos cruzados sobre las rodillas, donde apoyaba su rostro. Ya desde lejos veía el temblor de sus hombros a causa del llanto, motivos no le faltaban para llorar y él… Emilia había acudido a él en busca de apoyo y consuelo y no había estado a la altura. Casi le daba vergüenza acercarse a ella y, aunque lo hizo despacio, ella se sobresaltó al oírlo llegar.
-Alfonso, ¿qué haces aquí? –preguntó, secando sus lágrimas con rapidez y conteniendo los sollozos.
-Vengo a pedirte perdón por la forma en la que te traté antes –se disculpó mientras se sentaba a su lado.
-Me lo merezco por desagradecida –sentenció ella, limpiando los rastros húmedos de sus mejillas.
-¿Por qué dices eso? –susurró él con tristeza.
-Porque tú siempre estás ahí y yo me aprovecho de ello.
-Eso no es verdad –negó él. –Yo…
-Tú estás aquí a pesar de las frescas que te solté el otro día en la taberna –le recordó. -¿Por qué, Alfonso? –preguntó atormentada. –Será que te da lástima lo idiota que soy –bajó la mirada como si temiera su respuesta. –Y yo soy tan egoísta que me dará igual con tal de que estés ahí cuando te necesite, como ahora.
La vio como tomaba aire y él contuvo el aliento sabiendo lo que venía.
-Alfonso, no soy una Ulloa –le dijo.
Y ahogando un sollozo se lanzó a los brazos de Alfonso que estaban dispuestos para recibirla, como siempre. Y Alfonso también se sintió egoísta por disfrutar de ese abrazo, del tacto de su piel, deseando ser el único que enjugase sus lágrimas, borrándolas a besos. Pero no sería esta vez. La separó un poco de él y sujetó sus mejillas con sus manos, repasando con sus pulgares sus pómulos húmedos.
-¿Y qué importancia tiene un apellido? –le susurró comprensivo.
-Ya lo sabías, ¿verdad? –supuso ella al no ver sorpresa en él.
Alfonso soltó su rostro para sostener sus manos entre las suyas.
-Ha venido a buscarte a mi casa –le confirmó. –Y ya sólo por el amor que te dado todos estos años, merece que lo escuches.
-Pero yo me siento perdida, Alfonso –le confesó abrumada. –Es como si todo se tambalease bajo mis pies. Todo mi mundo es una mentira, primero Severiano, ahora mi padre…
Alfonso fue incapaz de aguantarle la mirada. Él era el primero que mentía ocultando tras una fachada de amistad todo el amor que sentía por ella.
-Al menos estás tú –la escuchó continuar. –Y aunque te haya dicho lo contrario, sé que nunca querrías mi mal, eres demasiado bueno. Siempre velarás por mí, ¿verdad? –sonreía entre lágrimas.
Alfonso asintió varias veces, apenas levantando el rostro y en silencio.
-Y sin embargo callas… -lo miró ella con cierta desilusión. –No tienes nada que decirme, no hay nada que pueda salir de tus labios para confortarme…
Ahora si alzó el rostro para mirarla. Claro que podía decirle miles de cosas… Asegurarle que todo iba a ir bien, que pasara lo que pasara jamás estaría sola, que la protegería con su vida con tal de que nada la dañara y que su único cometido en este mundo era que fuera feliz... que la amaba con todo el alma…
Sin embargo, no fue capaz de articular palabra y vio como en ella la decepción iba en aumento al igual que en él la angustia de volver a perder la ocasión. La besó. Dejó a un lado todo el miedo y la cobardía y la besó, entregando en aquel beso todo su ser por si era el primero y el último. Y, aunque hubo cierto titubeo, pronto notó como Emilia se abandonaba a ese beso, así que Alfonso bebió de sus labios a más no poder, devorándola, y robándole el aliento.
Cuando se separaron, ella lo miraba azorada, con las mejillas teñidas en rubor y la boca trémula y sonrosada a causa de su impetuosa caricia.
-Alfonso… -susurró con apenas un hilo de voz. -¿Por qué…?
-Porque no soy tan bueno como tú dices, ocultándote mi verdad hasta ahora –le confesó con un tono que casi acariciaba el lamento. –Formo parte de ese mundo tuyo que se está desmoronando, en el que tú buscarías el consuelo de mi amistad, cuando yo ya sólo puedo darte mi amor de hombre. Puedes apoyarte en mi pecho cuantas veces quieras, pero sabe que en él habita un corazón que late por ti.
Tras aquella confesión, lo mínimo que Alfonso esperaba era que Emilia saliese corriendo de allí. Sin embargo, haciendo eco de sus palabras, Emilia se inclinó y apoyó la mejilla en su pecho, allá donde el corazón latía con más fuerza. Él apenas se atrevía a respirar, temiendo que en cualquier momento reaccionara a sus palabras de la peor forma.
-Ahora lo comprendo –la escuchó decir sin embargo.
-¿El qué? –preguntó aún con inquietud y pensando que se refería a él y a su mentira.
Emilia alzó el rostro y lo miró a los ojos, brillando los suyos con una luz que Alfonso jamás había visto en ella.
-Ahora sé qué es esto que vibra en mi interior que, aún viviendo el peor de mis días, hace que sea la mujer más feliz de este mundo.
A Alfonso no le hicieron falta más explicaciones. Volvió a besarla con todo aquel fervor que había reprimido durante tanto tiempo, fundiéndola contra su cuerpo en un cálido abrazo. Hubiera querido hacer ese beso eterno, no separarse de sus labios jamás. Sin embargo, sonrió su alma ante la certeza de que, esta vez, ese beso, no sería el último.
-Alfonso, ¿qué haces aquí? –preguntó, secando sus lágrimas con rapidez y conteniendo los sollozos.
-Vengo a pedirte perdón por la forma en la que te traté antes –se disculpó mientras se sentaba a su lado.
-Me lo merezco por desagradecida –sentenció ella, limpiando los rastros húmedos de sus mejillas.
-¿Por qué dices eso? –susurró él con tristeza.
-Porque tú siempre estás ahí y yo me aprovecho de ello.
-Eso no es verdad –negó él. –Yo…
-Tú estás aquí a pesar de las frescas que te solté el otro día en la taberna –le recordó. -¿Por qué, Alfonso? –preguntó atormentada. –Será que te da lástima lo idiota que soy –bajó la mirada como si temiera su respuesta. –Y yo soy tan egoísta que me dará igual con tal de que estés ahí cuando te necesite, como ahora.
La vio como tomaba aire y él contuvo el aliento sabiendo lo que venía.
-Alfonso, no soy una Ulloa –le dijo.
Y ahogando un sollozo se lanzó a los brazos de Alfonso que estaban dispuestos para recibirla, como siempre. Y Alfonso también se sintió egoísta por disfrutar de ese abrazo, del tacto de su piel, deseando ser el único que enjugase sus lágrimas, borrándolas a besos. Pero no sería esta vez. La separó un poco de él y sujetó sus mejillas con sus manos, repasando con sus pulgares sus pómulos húmedos.
-¿Y qué importancia tiene un apellido? –le susurró comprensivo.
-Ya lo sabías, ¿verdad? –supuso ella al no ver sorpresa en él.
Alfonso soltó su rostro para sostener sus manos entre las suyas.
-Ha venido a buscarte a mi casa –le confirmó. –Y ya sólo por el amor que te dado todos estos años, merece que lo escuches.
-Pero yo me siento perdida, Alfonso –le confesó abrumada. –Es como si todo se tambalease bajo mis pies. Todo mi mundo es una mentira, primero Severiano, ahora mi padre…
Alfonso fue incapaz de aguantarle la mirada. Él era el primero que mentía ocultando tras una fachada de amistad todo el amor que sentía por ella.
-Al menos estás tú –la escuchó continuar. –Y aunque te haya dicho lo contrario, sé que nunca querrías mi mal, eres demasiado bueno. Siempre velarás por mí, ¿verdad? –sonreía entre lágrimas.
Alfonso asintió varias veces, apenas levantando el rostro y en silencio.
-Y sin embargo callas… -lo miró ella con cierta desilusión. –No tienes nada que decirme, no hay nada que pueda salir de tus labios para confortarme…
Ahora si alzó el rostro para mirarla. Claro que podía decirle miles de cosas… Asegurarle que todo iba a ir bien, que pasara lo que pasara jamás estaría sola, que la protegería con su vida con tal de que nada la dañara y que su único cometido en este mundo era que fuera feliz... que la amaba con todo el alma…
Sin embargo, no fue capaz de articular palabra y vio como en ella la decepción iba en aumento al igual que en él la angustia de volver a perder la ocasión. La besó. Dejó a un lado todo el miedo y la cobardía y la besó, entregando en aquel beso todo su ser por si era el primero y el último. Y, aunque hubo cierto titubeo, pronto notó como Emilia se abandonaba a ese beso, así que Alfonso bebió de sus labios a más no poder, devorándola, y robándole el aliento.
Cuando se separaron, ella lo miraba azorada, con las mejillas teñidas en rubor y la boca trémula y sonrosada a causa de su impetuosa caricia.
-Alfonso… -susurró con apenas un hilo de voz. -¿Por qué…?
-Porque no soy tan bueno como tú dices, ocultándote mi verdad hasta ahora –le confesó con un tono que casi acariciaba el lamento. –Formo parte de ese mundo tuyo que se está desmoronando, en el que tú buscarías el consuelo de mi amistad, cuando yo ya sólo puedo darte mi amor de hombre. Puedes apoyarte en mi pecho cuantas veces quieras, pero sabe que en él habita un corazón que late por ti.
Tras aquella confesión, lo mínimo que Alfonso esperaba era que Emilia saliese corriendo de allí. Sin embargo, haciendo eco de sus palabras, Emilia se inclinó y apoyó la mejilla en su pecho, allá donde el corazón latía con más fuerza. Él apenas se atrevía a respirar, temiendo que en cualquier momento reaccionara a sus palabras de la peor forma.
-Ahora lo comprendo –la escuchó decir sin embargo.
-¿El qué? –preguntó aún con inquietud y pensando que se refería a él y a su mentira.
Emilia alzó el rostro y lo miró a los ojos, brillando los suyos con una luz que Alfonso jamás había visto en ella.
-Ahora sé qué es esto que vibra en mi interior que, aún viviendo el peor de mis días, hace que sea la mujer más feliz de este mundo.
A Alfonso no le hicieron falta más explicaciones. Volvió a besarla con todo aquel fervor que había reprimido durante tanto tiempo, fundiéndola contra su cuerpo en un cálido abrazo. Hubiera querido hacer ese beso eterno, no separarse de sus labios jamás. Sin embargo, sonrió su alma ante la certeza de que, esta vez, ese beso, no sería el último.
#10466

24/09/2011 00:03
Joer qué bonito jejeje!!! Emilia siente algo por Alfonso vamos que si siente sólo que lo mira y no lo ve. Claro que ha sido irse Alfonso y ella ponerse Triste mmm por algo será jejeje!
Buenas Noches!
Buenas Noches!
#10467

24/09/2011 00:39
Que bonitoooo...aysss...estamos todas con unas ganas de beso que tela...
Bueno me voy a la cama.Esta mañana les enseñe una cancion a los peques y estoy tarareandola todo el rato..el pato y la pata,tuvieron un patito...aysss por dios no se me quita.
Voy a ver si durmiendo se me pasa.
Hasta mañana
Bueno me voy a la cama.Esta mañana les enseñe una cancion a los peques y estoy tarareandola todo el rato..el pato y la pata,tuvieron un patito...aysss por dios no se me quita.
Voy a ver si durmiendo se me pasa.
Hasta mañana
#10468

24/09/2011 00:54
Rionaaaaa, qué bonitooooooooooo!!!! Me encanta, me encanta, me encantaaaaaaaaaa!!!!
Gracias wapisimaaa!!!
Gracias wapisimaaa!!!
#10469

24/09/2011 01:06
Después de leer el fic de Riona me da un poco de vergüenza poner el mío.... pero bueno, aquí os lo dejo.
Buenas nochessss
...................
Despidiendo a un crápula
Era un día triste. Hasta las nubes que cubrían el cielo desde por la mañana empezaban a llorar por el entierro del pequeño Martín. Aunque no había aparecido su cuerpo, todo apuntaba a que alguna alimaña salvaje había acabado con él y tanto la familia Montenegro como Don Anselmo se empeñaron en hacer una misa en su memoria.
Había asistido todo el pueblo, incluso Pepa, que en un principio se negó. Emilia la había convencido de que asistiera y no la dejó ni un segundo sola. No podía ni imaginarse lo mal que lo estaba pasando su amiga, ya que ella no era madre, pero tenía por seguro que estaría al pie del cañón para todo lo que necesitara.
A la misa había asistido casi todo el pueblo y uno de los pocos que faltaron fue Severiano. Emilia no podía creerse que se hubiera escaqueado así, pues la que más estaba sufriendo era Pepa y él bien sabía que era como una hermana para ella. Le había dicho que tenía una cita con Eugenio el aceitunero, que tenía un trabajo para él. Aunque le insistió para que las acompañara en ese amargo trance, cierto era que ya llevaba varios días sin trabajar y que le iría bien que alguien lo contratara para lavar su nombre en el pueblo, después de lo que pasó con el Castrón.
Ya volvían hacia la casa de comidas, pues Pepa necesitaba descansar un poco, cuando vieron que los Mirañar, que iban delante de ellas, se habían detenido en la plaza y que cuchicheaban entre ellos mirando hacia el callejón.
Sin saber lo que se iba a encontrar, desvió la mirada hacia allí, sin quitar el brazo de los hombros de su amiga, y lo que vieron sus ojos la hicieron derrumbarse. Allí estaba Severiano, intentando cortejar a la viuda de Cosme, como lo había hecho con ella, en el mismo lugar, con los mismos gestos y, seguramente, utilizando la misma palabrería que tanto dominaba.
Apretó sus mandíbulas y los ojos se le encendieron de rabia. Deseó acercarse, no sólo para gritarle lo malnacido que era, si no para prevenir a aquella muchacha que sabía de buena tinta que era de buena ley. Pero se reprimió, pues su amiga la necesitaba más que nunca y no la dejaría sola por un desgraciado como “El guapo”. Ya ajustaría cuentas con él más tarde…
Siguieron su camino ante la atenta mirada del alcalde y su señora.
- Madre mía Pedro, qué poca sangre tiene esta zagala. Si estuviera en su situación, lo hubiera enganchao de la oreja y lo hubiera paseao por todos los callejones del pueblo…
- Ya sé que a ti te gustan mucho los tirones de orejas, Dolores, pero no todo el mundo es igual. Anda, vamos, que poco nos interesa esto a nosotros…
- Será que no te interesa a ti… - renegaba la alcaldesa consorte mientras su marido le tiraba del brazo.
Severiano se quedó con la viuda de Cosme, totalmente ajeno a lo que pasaba a pocos metros de él.
(continúa)
Buenas nochessss
...................
Despidiendo a un crápula
Era un día triste. Hasta las nubes que cubrían el cielo desde por la mañana empezaban a llorar por el entierro del pequeño Martín. Aunque no había aparecido su cuerpo, todo apuntaba a que alguna alimaña salvaje había acabado con él y tanto la familia Montenegro como Don Anselmo se empeñaron en hacer una misa en su memoria.
Había asistido todo el pueblo, incluso Pepa, que en un principio se negó. Emilia la había convencido de que asistiera y no la dejó ni un segundo sola. No podía ni imaginarse lo mal que lo estaba pasando su amiga, ya que ella no era madre, pero tenía por seguro que estaría al pie del cañón para todo lo que necesitara.
A la misa había asistido casi todo el pueblo y uno de los pocos que faltaron fue Severiano. Emilia no podía creerse que se hubiera escaqueado así, pues la que más estaba sufriendo era Pepa y él bien sabía que era como una hermana para ella. Le había dicho que tenía una cita con Eugenio el aceitunero, que tenía un trabajo para él. Aunque le insistió para que las acompañara en ese amargo trance, cierto era que ya llevaba varios días sin trabajar y que le iría bien que alguien lo contratara para lavar su nombre en el pueblo, después de lo que pasó con el Castrón.
Ya volvían hacia la casa de comidas, pues Pepa necesitaba descansar un poco, cuando vieron que los Mirañar, que iban delante de ellas, se habían detenido en la plaza y que cuchicheaban entre ellos mirando hacia el callejón.
Sin saber lo que se iba a encontrar, desvió la mirada hacia allí, sin quitar el brazo de los hombros de su amiga, y lo que vieron sus ojos la hicieron derrumbarse. Allí estaba Severiano, intentando cortejar a la viuda de Cosme, como lo había hecho con ella, en el mismo lugar, con los mismos gestos y, seguramente, utilizando la misma palabrería que tanto dominaba.
Apretó sus mandíbulas y los ojos se le encendieron de rabia. Deseó acercarse, no sólo para gritarle lo malnacido que era, si no para prevenir a aquella muchacha que sabía de buena tinta que era de buena ley. Pero se reprimió, pues su amiga la necesitaba más que nunca y no la dejaría sola por un desgraciado como “El guapo”. Ya ajustaría cuentas con él más tarde…
Siguieron su camino ante la atenta mirada del alcalde y su señora.
- Madre mía Pedro, qué poca sangre tiene esta zagala. Si estuviera en su situación, lo hubiera enganchao de la oreja y lo hubiera paseao por todos los callejones del pueblo…
- Ya sé que a ti te gustan mucho los tirones de orejas, Dolores, pero no todo el mundo es igual. Anda, vamos, que poco nos interesa esto a nosotros…
- Será que no te interesa a ti… - renegaba la alcaldesa consorte mientras su marido le tiraba del brazo.
Severiano se quedó con la viuda de Cosme, totalmente ajeno a lo que pasaba a pocos metros de él.
(continúa)
#10470

24/09/2011 01:07
Era casi la hora de cenar y Emilia ya lo tenía todo listo para cuando llegaran los parroquianos. Tenía tanta rabia por dentro que necesitaba mantenerse ocupada para no acabar enloqueciendo.
Por la puerta entró Severiano, como si no hubiera pasado nada…
- Buenas tardes mi vida… ¿Cómo ha ido el entierro?
- Bien… ¿cómo ha ido la cita con Eugenio? – aunque le costaba disimular el enfado quería que él solito cayera en su mentira.
- Ah… sí… bien, bien… me ha dicho que ya me dirá algo… ¿me pones un vino?
- ¿Ah que te ha ido bien? ¿Y cuando os habéis visto si él estaba en el entierro?? No será que te ha ido bien con la viuda de Cosme? – cada vez levantaba más la voz, captando la atención de todos los que estaban en la casa de comidas, incluido Alfonso, que acababa de llegar con Ramiro.
- Eh? Quién te haya dicho eso está mintiendo, ni siquiera sé quién es esa que nombras…
- ¡Nadie me lo ha dicho Severiano! ¡Te he visto con mis propios ojos! ¡Atrévete a negármelo otra vez!
- Ah… ya sé… a esa le estaba hablando de Alfonso, que está loquito por ella… - mintió él sin darse cuenta que el interesado estaba escuchando la conversación.
- ¡¿Me crees estúpida o qué?! No, si ya me lo advirtió Alfonso, que eras un crápula de lo peor…
- ¡¿Qué?! ¡¿Qué te dijo qué?! Mira Emilia, te voy a dar un consejo, y lo hago porque te quiero con toda el alma, pero ándate con ojo con Alfonso… Es un mal amigo, sólo intenta hacernos daño porque tiene envidia de lo que tenemos tú y yo, de que nos amemos como lo hacemos…
Severiano no pudo proseguir, las fuertes manos de Alfonso lo engancharon bruscamente por los hombros, empujándole hacia atrás y cayendo encima de una de las mesas.
- ¡¿Cómo te atreves hijo de mala madre?!
- Alfonso, yo no…
- ¡Cállate desgraciado! – estaba lleno de ira, había estado aguantando carros y carretas durante los últimos días, pero escuchar aquello, intentar romper hasta la amistad que tenía con Emilia pudo con él y estalló – ¡quiero que te vayas de Puente Viejo y que no regreses nunca más! No sólo tengo que tragar con que enamores a la mujer de mi vida, si no que tengo que callar cuando la engañas con otras o cuando chuleas contando que te mantiene… y más cuando quieres acabar con lo único que me une a ella, la sincera y honesta amistad que tenemos… ¡pero eso se acabó! ¡No permitiré que te sigas burlando de la mujer más maravillosa que conocerás jamás!
La casa de comidas se había quedado en silencio y fue ese mismo silencio el que hizo que Alfonso reparara en lo que acababa de soltar. Tantos meses callando, llevando su amor en secreto, para que en un momento de rabia lo acabara confesando todo y de aquella manera… Giró lentamente y se le partió el alma al ver a Emilia con los ojos anegados en lágrimas. Hizo ademán de ir tras la barra con ella, de explicarle claramente sus palabras, pero de pronto sintió un fuerte golpe en la cabeza y lo vio todo negro.
(continúa)
Por la puerta entró Severiano, como si no hubiera pasado nada…
- Buenas tardes mi vida… ¿Cómo ha ido el entierro?
- Bien… ¿cómo ha ido la cita con Eugenio? – aunque le costaba disimular el enfado quería que él solito cayera en su mentira.
- Ah… sí… bien, bien… me ha dicho que ya me dirá algo… ¿me pones un vino?
- ¿Ah que te ha ido bien? ¿Y cuando os habéis visto si él estaba en el entierro?? No será que te ha ido bien con la viuda de Cosme? – cada vez levantaba más la voz, captando la atención de todos los que estaban en la casa de comidas, incluido Alfonso, que acababa de llegar con Ramiro.
- Eh? Quién te haya dicho eso está mintiendo, ni siquiera sé quién es esa que nombras…
- ¡Nadie me lo ha dicho Severiano! ¡Te he visto con mis propios ojos! ¡Atrévete a negármelo otra vez!
- Ah… ya sé… a esa le estaba hablando de Alfonso, que está loquito por ella… - mintió él sin darse cuenta que el interesado estaba escuchando la conversación.
- ¡¿Me crees estúpida o qué?! No, si ya me lo advirtió Alfonso, que eras un crápula de lo peor…
- ¡¿Qué?! ¡¿Qué te dijo qué?! Mira Emilia, te voy a dar un consejo, y lo hago porque te quiero con toda el alma, pero ándate con ojo con Alfonso… Es un mal amigo, sólo intenta hacernos daño porque tiene envidia de lo que tenemos tú y yo, de que nos amemos como lo hacemos…
Severiano no pudo proseguir, las fuertes manos de Alfonso lo engancharon bruscamente por los hombros, empujándole hacia atrás y cayendo encima de una de las mesas.
- ¡¿Cómo te atreves hijo de mala madre?!
- Alfonso, yo no…
- ¡Cállate desgraciado! – estaba lleno de ira, había estado aguantando carros y carretas durante los últimos días, pero escuchar aquello, intentar romper hasta la amistad que tenía con Emilia pudo con él y estalló – ¡quiero que te vayas de Puente Viejo y que no regreses nunca más! No sólo tengo que tragar con que enamores a la mujer de mi vida, si no que tengo que callar cuando la engañas con otras o cuando chuleas contando que te mantiene… y más cuando quieres acabar con lo único que me une a ella, la sincera y honesta amistad que tenemos… ¡pero eso se acabó! ¡No permitiré que te sigas burlando de la mujer más maravillosa que conocerás jamás!
La casa de comidas se había quedado en silencio y fue ese mismo silencio el que hizo que Alfonso reparara en lo que acababa de soltar. Tantos meses callando, llevando su amor en secreto, para que en un momento de rabia lo acabara confesando todo y de aquella manera… Giró lentamente y se le partió el alma al ver a Emilia con los ojos anegados en lágrimas. Hizo ademán de ir tras la barra con ella, de explicarle claramente sus palabras, pero de pronto sintió un fuerte golpe en la cabeza y lo vio todo negro.
(continúa)
#10471

24/09/2011 01:08
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero lo primero que vio al despertar fue aquella cara angelical que tantas veces le había quitado el sueño. Allí, a su lado, estaba Emilia, sentada en la cama donde lo habían recostado, aunque no pudo adivinar en qué habitación se encontraba.
- E… Emilia – dijo con un hilo de voz mientras intentaba incorporarse. La cabeza le dolía como si tuviera piedras dentro – ¿qué ha pasado?
- Alfonso, no te levantes – dijo ella obligándolo a tumbarse de nuevo, hablándole más dulcemente que nunca – Severiano te ha dado un buen golpe en la cabeza… ¡Será desgraciado! Ha aprovechado que te habías girado para atizarte con una jarra. Menos mal que allí estaba tu hermano y los hermanos Acebal, que lo sacaron a patadas del pueblo…
Alfonso recordó lo que había pasado y no sabía como afrontar la situación. Al menos Emilia no le había sacado el tema…
- Me duele mucho la cabeza… - desvió la conversación.
- Ya… Pepa dice que los golpes en la cabeza son peligrosos. Ha ido a buscar a la doctora Casas para que te examine.
- ¿Examinarme? No, no… si estoy bien… - intentó levantarse de nuevo.
- Ni se te ocurra moverte Castañeda. De aquí no sales hasta que no te vea la doctora… - dijo cogiéndole de la mano - Por cierto… -prosiguió bajando la mirada - quería pedirte disculpas por no haberte creído cuando me advertiste de Severiano… yo…
- No me tienes que pedir disculpas Emilia… Me alegro de que te hayas dado cuenta de quién es en realidad antes de que hubieras hecho cualquier locura de la que te pudieras arrepentir…
- Gracias a Dios ha sido así… y… – no sabía cómo preguntarle aquello y los nervios se apoderaron de ella - Alfonso… ¿tus palabras eran ciertas o las has dicho sólo para echar a Severiano?
Alfonso desvió la mirada. Ya no había vuelta atrás, ese era el momento de confesarle el inmenso amor que sentía por ella, de decirle que la adoraba, que se moría por sus huesos… La miró a los ojos, cogiéndole ambas manos y, cuando estaba a punto de abrir la boca, la puerta de la habitación se abrió, dando paso a Pepa y a la doctora Casas.
Emilia, que estaba que se le salía el corazón por la boca de los nervios, deseó echarlas para que Alfonso le dijera la verdad, pero entendió que lo primordial era asegurarse de que el golpe no tendría ninguna consecuencia. Lo miró dulcemente y le sonrió, apartando sus manos de las de él lentamente…
- Emilia, salgamos para que la doctora pueda examinarle – dijo Pepa.
- Sí, vamos… - se agachó y besó a Alfonso en la frente, con lo que a él se le pasó el dolor instantáneamente.
Cuando salieron, Emilia se quedo apoyada sobre la puerta.
- ¿Te ha confirmado si sus palabras eran ciertas? – preguntó Pepa
- Ais… - suspiró- pues no… justo cuando me iba a responder habéis entrado… - dijo Emilia con tristeza.
- Y tú… ¿qué quieres? ¿Qué sean verdad o no?
- No sé Pepa… a Alfonso siempre lo he visto como un amigo… pero…
- ¿Pero? – dijo Pepa sonriendo
- Pero no sé lo que he sentido cuando decía todo aquello sobre mí… En este rato que he estado con él he tenido el estómago encogido y, cuando le he preguntado, mi subconsciente quería que me repitiera cada una de las palabras que le dijo a Severiano…
- Ay, amiga… que creo que te estás enamorando de Alfonso…
- No, mujer, no… será que sus palabras me han pillado por sorpresa…
Aunque intentó disimular, sabía perfectamente que aquellos sentimientos que empezaban a nacer en su corazón no eran debidos a la sorpresa, sino que sintió como florecía un amor que se había cultivado durante años, con cada confidencia, con cada abrazo, con cada beso… y que todo el cariño de amistad que había sentido durante toda su vida por Alfonso se convertía en amor, amor de mujer, un amor que si llegara a darse, sería imposible de quebrantar…
- E… Emilia – dijo con un hilo de voz mientras intentaba incorporarse. La cabeza le dolía como si tuviera piedras dentro – ¿qué ha pasado?
- Alfonso, no te levantes – dijo ella obligándolo a tumbarse de nuevo, hablándole más dulcemente que nunca – Severiano te ha dado un buen golpe en la cabeza… ¡Será desgraciado! Ha aprovechado que te habías girado para atizarte con una jarra. Menos mal que allí estaba tu hermano y los hermanos Acebal, que lo sacaron a patadas del pueblo…
Alfonso recordó lo que había pasado y no sabía como afrontar la situación. Al menos Emilia no le había sacado el tema…
- Me duele mucho la cabeza… - desvió la conversación.
- Ya… Pepa dice que los golpes en la cabeza son peligrosos. Ha ido a buscar a la doctora Casas para que te examine.
- ¿Examinarme? No, no… si estoy bien… - intentó levantarse de nuevo.
- Ni se te ocurra moverte Castañeda. De aquí no sales hasta que no te vea la doctora… - dijo cogiéndole de la mano - Por cierto… -prosiguió bajando la mirada - quería pedirte disculpas por no haberte creído cuando me advertiste de Severiano… yo…
- No me tienes que pedir disculpas Emilia… Me alegro de que te hayas dado cuenta de quién es en realidad antes de que hubieras hecho cualquier locura de la que te pudieras arrepentir…
- Gracias a Dios ha sido así… y… – no sabía cómo preguntarle aquello y los nervios se apoderaron de ella - Alfonso… ¿tus palabras eran ciertas o las has dicho sólo para echar a Severiano?
Alfonso desvió la mirada. Ya no había vuelta atrás, ese era el momento de confesarle el inmenso amor que sentía por ella, de decirle que la adoraba, que se moría por sus huesos… La miró a los ojos, cogiéndole ambas manos y, cuando estaba a punto de abrir la boca, la puerta de la habitación se abrió, dando paso a Pepa y a la doctora Casas.
Emilia, que estaba que se le salía el corazón por la boca de los nervios, deseó echarlas para que Alfonso le dijera la verdad, pero entendió que lo primordial era asegurarse de que el golpe no tendría ninguna consecuencia. Lo miró dulcemente y le sonrió, apartando sus manos de las de él lentamente…
- Emilia, salgamos para que la doctora pueda examinarle – dijo Pepa.
- Sí, vamos… - se agachó y besó a Alfonso en la frente, con lo que a él se le pasó el dolor instantáneamente.
Cuando salieron, Emilia se quedo apoyada sobre la puerta.
- ¿Te ha confirmado si sus palabras eran ciertas? – preguntó Pepa
- Ais… - suspiró- pues no… justo cuando me iba a responder habéis entrado… - dijo Emilia con tristeza.
- Y tú… ¿qué quieres? ¿Qué sean verdad o no?
- No sé Pepa… a Alfonso siempre lo he visto como un amigo… pero…
- ¿Pero? – dijo Pepa sonriendo
- Pero no sé lo que he sentido cuando decía todo aquello sobre mí… En este rato que he estado con él he tenido el estómago encogido y, cuando le he preguntado, mi subconsciente quería que me repitiera cada una de las palabras que le dijo a Severiano…
- Ay, amiga… que creo que te estás enamorando de Alfonso…
- No, mujer, no… será que sus palabras me han pillado por sorpresa…
Aunque intentó disimular, sabía perfectamente que aquellos sentimientos que empezaban a nacer en su corazón no eran debidos a la sorpresa, sino que sintió como florecía un amor que se había cultivado durante años, con cada confidencia, con cada abrazo, con cada beso… y que todo el cariño de amistad que había sentido durante toda su vida por Alfonso se convertía en amor, amor de mujer, un amor que si llegara a darse, sería imposible de quebrantar…
#10472

24/09/2011 01:27
Chicas sois unas artistazas!! Qué fics!! Gracias por endulzar la espera!! Me encantan!!
Dulces sueños...
Dulces sueños...
#10473

24/09/2011 01:38
Buenas noches chicas!
Ay dios los fics me encatan..Pepa,Rosa,Juani,Olsi sois unas artistas que panza me he pegado de leer jeje,estoy deseando leer la conitnuacion.Pepa casi lloro con el tuyo
Yari estoy contigo escenon de Adelfa..
Bueno chicas me voy a la cama,Hasta mañana ;)
Ay dios los fics me encatan..Pepa,Rosa,Juani,Olsi sois unas artistas que panza me he pegado de leer jeje,estoy deseando leer la conitnuacion.Pepa casi lloro con el tuyo
Yari estoy contigo escenon de Adelfa..
Bueno chicas me voy a la cama,Hasta mañana ;)
#10474

24/09/2011 01:42
Olsi maravilloso como todo lo que escribe spor estos lares
#10475

24/09/2011 01:45
Por el amor de dios os habeis propuesto que llore!? Que soy de lagrima facil y estos dias estoy sensible!!! jejeje Me encantan los fics, me declaro fan incondicional de todas vosotras!!
#10476

24/09/2011 01:46
PEPA!!! Me ha encantado!!! Lás lágrimas se me han saltado con el destino de la pobre Alicia!!! :'(
ROSA!! Otra genia! Y otro ejemplo que deberían tomar en cuenta los lionistas de cómo hay que hacer las cosas!!!
OLSI!!! No te hubiera perdonado que no hubieras compartido con nosotras algo tan bonito!!! No desmerezcas tus relatos que son mucho mejores de lo que crees!!! Me he quedado con ganas de más!!!
Y las trasnochadoras por donde andan???
ROSA!! Otra genia! Y otro ejemplo que deberían tomar en cuenta los lionistas de cómo hay que hacer las cosas!!!
OLSI!!! No te hubiera perdonado que no hubieras compartido con nosotras algo tan bonito!!! No desmerezcas tus relatos que son mucho mejores de lo que crees!!! Me he quedado con ganas de más!!!
Y las trasnochadoras por donde andan???
#10477

24/09/2011 01:50
Yo ando por aquí haciendo leyendoos en plan espía
#10478

24/09/2011 01:53
Y yo me pregunto, habra segundas partes de todos vuestros fics, no? (Bueno, el de Pepa creo que no tiene una segunda parte obligatoria xD) Porque no se si sabeis que ASI no podeis dejarnos!!!!
Y dicho esto me voy a dormir que estoy empezando a dormirme en el teclado xD
Buenas noches chicas!!
Y dicho esto me voy a dormir que estoy empezando a dormirme en el teclado xD
Buenas noches chicas!!
#10479

24/09/2011 01:55
Buenas noches chicas!!!
Ojala Dolores le vaya con el cuento y a Emilia se le ponga la mosca de la oreja. Alfonso cada día está mas guapo...enserio....Y el nuevo, su voz...puuf jaja
Bueno chicas, que pedazo de fics!!!!!Ains, Rosa por favor continualo!!!!!!Y entre el de Juani y el de Olsi me llevo el corazón mas enternecido a la cama...aiinss
Lo dicho, me voy a dormir. Un besazo guapas!!!
Buenas noches!!!
Sister!Muchas gracias por todo. Que sepas q pienso llevarte a Madrid y toparnos con quien tu sabes en el metro!jajaja.Ains, mi ficha azul!Un besazo muy especial para ti!
Edito: Buenas noches Gema!
Ojala Dolores le vaya con el cuento y a Emilia se le ponga la mosca de la oreja. Alfonso cada día está mas guapo...enserio....Y el nuevo, su voz...puuf jaja
Bueno chicas, que pedazo de fics!!!!!Ains, Rosa por favor continualo!!!!!!Y entre el de Juani y el de Olsi me llevo el corazón mas enternecido a la cama...aiinss
Lo dicho, me voy a dormir. Un besazo guapas!!!
Buenas noches!!!
Sister!Muchas gracias por todo. Que sepas q pienso llevarte a Madrid y toparnos con quien tu sabes en el metro!jajaja.Ains, mi ficha azul!Un besazo muy especial para ti!
Edito: Buenas noches Gema!
#10480

24/09/2011 02:00
Juani aki una trasnochadora pero que se va a dormir.
Aparte de estar cansada y de dolerme todo el cuerpo, el estar en la cama con el portatil hace que me duerma mas aun y no kiero dormirme con el portatil encima, a saber donde acabaria y es nuevo!
Ademas mañana me levanto a las 8 para el curro asi k ya estoy tardando!!
He de decir antes de irme a ABRIL que mi teoria es que sanz esta muerto, que es el cadaver que encontraron en el rio y que martin esta con carlos en los pasadizos, una cosa que me extraña es que el ejercito se supone que vino al desaparecer sanz, y resulta que se encuentran a "carlos" muerto y se van tan trankilos pero no se preocupan por sanz mi no entender!!
Y bueno perdir perdon porque me voy sin leer los fics de aricia, juani y olsi, solo he leido los de ROSA Y PEPA, que me han encantado horrores!!
Rosa muchas muchas gracias por tu optimismo jejjeej
Pepa, me llega y mucho, si ya lo sabes! pa que te lo digo!!
Pos las demas juro leerlo mañana, ademas como tengo un word donde voy apuntando todo lo que hay que actualizar tengo apuntado tambien lo pendiente asi k ....lo prometo mañana lo leo pero esk tengo sueño
Y me voy ya que me he llevado la alegria de que NACHO ALDEGUER otra vez me conteste, esta vez por twitter, que le he dicho que venga a almeria ha darnos un concierto privado (aunque lo de privado no lo sabia el) y el pobre me ha dicho que esta complicado pero que en noviembre da uno con orviz en madrid, y carmen y yo ya estamos soñando despiertas con irnos a madrid que es el cumple de mi novio, le regalo el viaje y que se baje el maromo de carmen de barcelona los metemos en un bar a ver/hablar de futbol nos vamos al concierto conseguimos que nos firmen el disco, nos echamos una foto, les damos dos besos, lo veo en persona, me muero al escucharle y al orviz tambien y luego ya, si eso, nos vamos con nuestros maromos....aiiinnsss quiero vacaciones en noviembre, pero mis jefes no me dejan!!
Buenas noches, la ultima que apague las luces y deje la llave en el felpudo
mil besos!!!
Y no le vallais ninguna con el cuento a mi novio de que amo a NACHO ALDEGUER
a to esto yo no me enterao de na del satelite, pro a las 9,30 me quede sin internet sera por culpa del satelite???? k ha venio pa el ejio!! no tenia otro sitio mejor, fijo que ha caio en las charcas
toa la mierda va pa alli!
EDITO: tata aun tengo que enseñarte la foto de la ficha azul pero sigue sin cargarme tuenti no se por k!!!
Aclaro k lo de encontrarnos a quien yo se en el metro es otro desvario con aldeguer peor que el que he puesto arriba, no se lo digais a nuestros maromos por favor!! k el mio por lo menos es celosillo, esta celosiin de fernando coronado, que mas kisiera yo de k supiera sikiera kien soy!! aiisi ya si k si me voy a dormir!
Aparte de estar cansada y de dolerme todo el cuerpo, el estar en la cama con el portatil hace que me duerma mas aun y no kiero dormirme con el portatil encima, a saber donde acabaria y es nuevo!
Ademas mañana me levanto a las 8 para el curro asi k ya estoy tardando!!
He de decir antes de irme a ABRIL que mi teoria es que sanz esta muerto, que es el cadaver que encontraron en el rio y que martin esta con carlos en los pasadizos, una cosa que me extraña es que el ejercito se supone que vino al desaparecer sanz, y resulta que se encuentran a "carlos" muerto y se van tan trankilos pero no se preocupan por sanz mi no entender!!
Y bueno perdir perdon porque me voy sin leer los fics de aricia, juani y olsi, solo he leido los de ROSA Y PEPA, que me han encantado horrores!!
Rosa muchas muchas gracias por tu optimismo jejjeej
Pepa, me llega y mucho, si ya lo sabes! pa que te lo digo!!
Pos las demas juro leerlo mañana, ademas como tengo un word donde voy apuntando todo lo que hay que actualizar tengo apuntado tambien lo pendiente asi k ....lo prometo mañana lo leo pero esk tengo sueño
Y me voy ya que me he llevado la alegria de que NACHO ALDEGUER otra vez me conteste, esta vez por twitter, que le he dicho que venga a almeria ha darnos un concierto privado (aunque lo de privado no lo sabia el) y el pobre me ha dicho que esta complicado pero que en noviembre da uno con orviz en madrid, y carmen y yo ya estamos soñando despiertas con irnos a madrid que es el cumple de mi novio, le regalo el viaje y que se baje el maromo de carmen de barcelona los metemos en un bar a ver/hablar de futbol nos vamos al concierto conseguimos que nos firmen el disco, nos echamos una foto, les damos dos besos, lo veo en persona, me muero al escucharle y al orviz tambien y luego ya, si eso, nos vamos con nuestros maromos....aiiinnsss quiero vacaciones en noviembre, pero mis jefes no me dejan!!
Buenas noches, la ultima que apague las luces y deje la llave en el felpudo
mil besos!!!
Y no le vallais ninguna con el cuento a mi novio de que amo a NACHO ALDEGUER
a to esto yo no me enterao de na del satelite, pro a las 9,30 me quede sin internet sera por culpa del satelite???? k ha venio pa el ejio!! no tenia otro sitio mejor, fijo que ha caio en las charcas

EDITO: tata aun tengo que enseñarte la foto de la ficha azul pero sigue sin cargarme tuenti no se por k!!!
Aclaro k lo de encontrarnos a quien yo se en el metro es otro desvario con aldeguer peor que el que he puesto arriba, no se lo digais a nuestros maromos por favor!! k el mio por lo menos es celosillo, esta celosiin de fernando coronado, que mas kisiera yo de k supiera sikiera kien soy!! aiisi ya si k si me voy a dormir!