El Rincon de Alfonso y Emilia. No concibo mi vida sin ti.
#0
22/06/2011 18:43
“Si de tanto que te quiero me duele.”

Canales






Sandra Cervera y Fernando Coronado.









Mundo fan.


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#8301
10/09/2011 15:24
Joder brutal Bonilla de Amar vaya papelón me han encantado los dos!!!
#8302
10/09/2011 15:36
Madre mia que papelon el de Sandra en Hospital Central....esta chica siempre tiene problemas con las parejas,eh..jajajaja!
#8303
10/09/2011 15:38
aiiss yo lo de sandra en hospital lo vi en directo en hc pensaba k lo habiais visto!!
me voy ya k si no me pillan besitos a ver si luego vuelvo o no, no se!
me voy ya k si no me pillan besitos a ver si luego vuelvo o no, no se!
#8304
10/09/2011 15:38
Hola chicas!!
Veo que la cosa está tranquila por aquí...es normal. Yo sigo diciendo que hay que tomárnoslo con calma.
Como ya sabemos que el lunes Juan se pelea con Severiano, ahora sólo nos queda saber si en esas palabras que se digan saldrá a relucir algo de los sentimientos de Alfonso por Emilia. Yo creo que no.
La cuestión es que yo creo que, de momento, Emilia le recriminará a Juan y también a Alfonso. Alfonso intentará prevenir a Emilia y ésta no le hará caso, bien porque piense que está celoso (si es que se entera de algo) o bien porque entiende que es normal que Al defienda a su hermano.
Si ahora Alfonso piensa que diciéndole a Emilia que tenga cuidado con Seve, va a verlo con otros ojos, y va a cambiar de opinión sobre su Seve, Alfonso estará comeitendo un error. Emilia le reprochará a Alfonso que está celoso y que por eso malmete contra Seve.
En fin........que nos queda mucho por ver y cabrearnos.
Hace unos días hice una apuesta: beso entre Emilia y Alfonso en la página 999... Caminando vamos hacia ella.
Voy a echarme la siesta... Hasta lueguito.
Veo que la cosa está tranquila por aquí...es normal. Yo sigo diciendo que hay que tomárnoslo con calma.
Como ya sabemos que el lunes Juan se pelea con Severiano, ahora sólo nos queda saber si en esas palabras que se digan saldrá a relucir algo de los sentimientos de Alfonso por Emilia. Yo creo que no.
La cuestión es que yo creo que, de momento, Emilia le recriminará a Juan y también a Alfonso. Alfonso intentará prevenir a Emilia y ésta no le hará caso, bien porque piense que está celoso (si es que se entera de algo) o bien porque entiende que es normal que Al defienda a su hermano.
Si ahora Alfonso piensa que diciéndole a Emilia que tenga cuidado con Seve, va a verlo con otros ojos, y va a cambiar de opinión sobre su Seve, Alfonso estará comeitendo un error. Emilia le reprochará a Alfonso que está celoso y que por eso malmete contra Seve.
En fin........que nos queda mucho por ver y cabrearnos.
Hace unos días hice una apuesta: beso entre Emilia y Alfonso en la página 999... Caminando vamos hacia ella.
Voy a echarme la siesta... Hasta lueguito.
#8305
10/09/2011 16:00
Pues yo dudo de si Juan la liará delante de gente y de si Emilia sabrá porqué es la pelea que lo mismo está Sebastián o es en un callejón o a saber... el problema es que le curará las heridas y eso lo hemos elucubrado para Alfonso
!!!! En fin Me Indigno
!
!!!! En fin Me Indigno
!
#8306
10/09/2011 16:09
Aviso que estoy bajo los efectos del Frenadol y lo he mezclado con ibuprofeno y habiando sufrido un pasmo al ver al Vispris en la farmacia.
¿Y si Alfonso cae enfermo por tanto trabajo y el mal comer y la doctora le recomienda reposo absoluto y vigilancia y Emilia se ofrece a cuidarle lo que hace que tenga una monumental bronca con Severiano y ella le mande a paseo por no dejarla ir a cuidar de Alfonso?.
Y como en casa de Rosario nunca hay nadie salvo Juan que esta borracho Raimundo le ofrece la posada para que se quede hasta que se reponga por todo lo que ha hecho por ellos.Y Emilia cuidadole se de cuenta de que como dice Belen es su men.
Fijate que facil es hacer una historia sin meter a nadie en medio.
¿Y si Alfonso cae enfermo por tanto trabajo y el mal comer y la doctora le recomienda reposo absoluto y vigilancia y Emilia se ofrece a cuidarle lo que hace que tenga una monumental bronca con Severiano y ella le mande a paseo por no dejarla ir a cuidar de Alfonso?.
Y como en casa de Rosario nunca hay nadie salvo Juan que esta borracho Raimundo le ofrece la posada para que se quede hasta que se reponga por todo lo que ha hecho por ellos.Y Emilia cuidadole se de cuenta de que como dice Belen es su men.
Fijate que facil es hacer una historia sin meter a nadie en medio.
#8307
10/09/2011 16:13
Rosa completamente de acuerdo contigo, creo que es mucho mas facil hacer una historia asi que no meter a una 3º persona que, para colmo, luego te puede dejar la trama que querias hacer, coja..
Ains si es que a los que no hay por donde cogerlos es a los guionistas!
Ains si es que a los que no hay por donde cogerlos es a los guionistas!
#8308
10/09/2011 16:40
Bueno chicas, yo sigo con los fics, porque no sé por dónde saldrá la serie... Ahora resulta que el papanatas es buen tío??? no lo entiendo, pero bueno, aquí os dejo otro
“Sentimientos encontrados” PARTE 1
La noche ya había caído y la casa de comidas hacía rato que estaba cerrada. Sebastián y Raimundo ya se habían ido al catre a descansar de otra dura jornada de trabajo, mientras Emilia acababa de secar los últimos platos y vasos que quedaban para el día siguiente.
Estaba contenta, Severiano le había dicho ese mismo día que se quedaría en Puente Viejo mientras ella quisiera estar con él. Estaba dispuesto a renunciar a su sueño por ella, y eso era mucho más de lo que ningún hombre había hecho por ella nunca.
Ensimismada en sus pensamientos estaba cuando la sobresaltaron unos golpes en la puerta.
Otro rezagado que viene buscando alpiste… pensó sin ir a abrir. Pero, de nuevo, golpearon a la puerta, con más insistencia que la primera vez.
- Emilia, ¿estás ahí? – la voz de Severiano se escuchaba desde el otro lado.
Dejó el trapo en la barra y se apresuró a ir a abrir.
- Seve, ¿pero que haces aquí? Es muy tarde y… - cuando acabó de abrir vio como Severiano traía un corte en el labio – pero, por Dios Severiano, ¿qué ha ocurrido? – dijo con tono preocupado.
- ¿Que qué ha pasado? Pues si te digo la verdad no lo sé… - dijo sentándose en una mesa – Juan ha llegado a casa de los Castañeda más bebido que nunca y me comenzó a soltar un sinfín de sinsentidos. Que si era un desgraciado, que si he venido a quitarles lo que es suyo, que si soy un mal amigo para Alfonso…
- Pero ¿qué le has hecho para que te diga todas esas cosas?
- Si lo supiera te lo diría, pero no tengo ni idea… - dijo mientras se tocaba la herida con un gesto de dolor.
- Anda, ven, que te curo ese corte. Es pequeño pero no vaya a ser que se te infecte…
Emilia le desinfectó la herida y le acomodó una de las habitaciones de la posada. Severiano no quería dormir en el pajar de los Castañeda después de lo que había pasado y Emilia lo comprendía.
Cuando Severiano se metió en el cuarto, ella pensó que no era demasiado tarde. Necesitaba saber qué era lo que había pasado para que su nuevo amor y sus amigos de siempre estuvieran disgustados. Además, Severiano le había dicho que Juan insinuó que era mal amigo para Alfonso, y la curiosidad de saber el motivo no la dejaría dormir. Por lo que decidió echarse un chal por encima y encaminarse a casa de Los Castañeda.
Una vez estuvo en el patio de la casa, vio que la puerta estaba entreabierta y, antes de llamar, escuchó para ver quién eran los que estaban hablando al otro lado…
- No tienes perdón Juan, bebes y no sabes ni lo que haces. Si quieres amargarte la vida, allá tú, pero no amargues la de los demás – decía Alfonso dirigiéndose a Juan. Ambos estaban sentados a la mesa, Alfonso tomando un vino y Juan un vaso de agua, que ya suficiente vino había bebido ese día.
- Yo no pretendo amargarte la vida, hermano, pero tienes que tener el valor suficiente para defender lo tuyo.
- No hay nada mío, Juan. ¿Es que no lo entiendes? Emilia nunca ha sido mía y lo único que quiero en la vida es que ella sea feliz, y si lo es con Severiano, lo aceptaré con resignación – dijo agachando la mirada hacia la mesa.
- Alfonso, ¿tanto la quieres? – dijo poniendo su mano sobre el hombro de su hermano.
- Más que a mi vida Juan… Ella es la luz de mi vida, verla sonreír me llena el alma de dicha y si mis días tienen sentido es porque sé que voy a verla…
- Te entiendo hermano – dijo con un tono de tristeza Juan, al que las palabras de su hermano le habían recordado todo el amor que se habían profesado Soledad y él – y porque entiendo ese amor que me describes, no entiendo como puedes tirar la toalla tan pronto.
- ¿Tan pronto? – rió irónico Alfonso – no, Juan, tan pronto no. He estado enamorado de ella toda mi vida, incluso antes de darme siquiera cuenta. He estado a su lado en todo momento, sin ser capaz de confesarle mis sentimientos por miedo a su rechazo y a perderla para siempre. Cuando por fin me decidí a hacer algo, empecé a regalarle obsequios detrás de un supuesto admirador secreto. Ella estaba feliz con aquello, hermano, y yo disfrutaba viéndola sonreír, esos regalos le hacían sentir dichosa y se le notaba un brillo distinto en sus ojos. Intenté muchas veces descubrirle mi amor y confesarle que todos aquellos regalos se los hacía yo, pero cada vez que me decidía pasaba algo que hacía trizas todos mis sueños y me hacía ver que ella me quería como un amigo, como un hermano, y que nunca me vería como a un hombre… - Alfonso estaba abatido, pero el desahogarse con su hermano Juan, con el que hacía tanto que no hablaba, le estaba sentando bien – ahora está con Severiano y, aunque cada vez que los veo besarse mi corazón muere un poco más, no puedo si no alegrarme por verla feliz, por verla sonreír…
Emilia, que lo había escuchado todo detrás de la puerta, pensó en entrar en más de una ocasión, para recriminarle el por qué no le había dicho nada nunca, pero a cada palabra que pronunciaba Alfonso, el corazón le latía más deprisa, como si se le estuviera haciendo más grande por momentos. Se quedó inmóvil, sin ser capaz de traspasar esa puerta, notando como sus ojos se anegaban por las lágrimas que empezaban a brotar.
- Pues, hermano, yo sigo pensando que tendrías que jugártela y hablar con Emilia. Ella tiene que saber todo lo que sientes por ella…
- No! – dijo Alfonso dando un golpe a la mesa – no lo sabrá jamás, y no hay más que hablar.
Alfonso se levantó de la mesa y se dirigió a la puerta. Cuando la abrió vio allí a Emilia y se quedó paralizado. Giró la vista hacia su hermano, con el semblante preocupado, y volvió hacia ella.
(continuación abajo)
“Sentimientos encontrados” PARTE 1
La noche ya había caído y la casa de comidas hacía rato que estaba cerrada. Sebastián y Raimundo ya se habían ido al catre a descansar de otra dura jornada de trabajo, mientras Emilia acababa de secar los últimos platos y vasos que quedaban para el día siguiente.
Estaba contenta, Severiano le había dicho ese mismo día que se quedaría en Puente Viejo mientras ella quisiera estar con él. Estaba dispuesto a renunciar a su sueño por ella, y eso era mucho más de lo que ningún hombre había hecho por ella nunca.
Ensimismada en sus pensamientos estaba cuando la sobresaltaron unos golpes en la puerta.
Otro rezagado que viene buscando alpiste… pensó sin ir a abrir. Pero, de nuevo, golpearon a la puerta, con más insistencia que la primera vez.
- Emilia, ¿estás ahí? – la voz de Severiano se escuchaba desde el otro lado.
Dejó el trapo en la barra y se apresuró a ir a abrir.
- Seve, ¿pero que haces aquí? Es muy tarde y… - cuando acabó de abrir vio como Severiano traía un corte en el labio – pero, por Dios Severiano, ¿qué ha ocurrido? – dijo con tono preocupado.
- ¿Que qué ha pasado? Pues si te digo la verdad no lo sé… - dijo sentándose en una mesa – Juan ha llegado a casa de los Castañeda más bebido que nunca y me comenzó a soltar un sinfín de sinsentidos. Que si era un desgraciado, que si he venido a quitarles lo que es suyo, que si soy un mal amigo para Alfonso…
- Pero ¿qué le has hecho para que te diga todas esas cosas?
- Si lo supiera te lo diría, pero no tengo ni idea… - dijo mientras se tocaba la herida con un gesto de dolor.
- Anda, ven, que te curo ese corte. Es pequeño pero no vaya a ser que se te infecte…
Emilia le desinfectó la herida y le acomodó una de las habitaciones de la posada. Severiano no quería dormir en el pajar de los Castañeda después de lo que había pasado y Emilia lo comprendía.
Cuando Severiano se metió en el cuarto, ella pensó que no era demasiado tarde. Necesitaba saber qué era lo que había pasado para que su nuevo amor y sus amigos de siempre estuvieran disgustados. Además, Severiano le había dicho que Juan insinuó que era mal amigo para Alfonso, y la curiosidad de saber el motivo no la dejaría dormir. Por lo que decidió echarse un chal por encima y encaminarse a casa de Los Castañeda.
Una vez estuvo en el patio de la casa, vio que la puerta estaba entreabierta y, antes de llamar, escuchó para ver quién eran los que estaban hablando al otro lado…
- No tienes perdón Juan, bebes y no sabes ni lo que haces. Si quieres amargarte la vida, allá tú, pero no amargues la de los demás – decía Alfonso dirigiéndose a Juan. Ambos estaban sentados a la mesa, Alfonso tomando un vino y Juan un vaso de agua, que ya suficiente vino había bebido ese día.
- Yo no pretendo amargarte la vida, hermano, pero tienes que tener el valor suficiente para defender lo tuyo.
- No hay nada mío, Juan. ¿Es que no lo entiendes? Emilia nunca ha sido mía y lo único que quiero en la vida es que ella sea feliz, y si lo es con Severiano, lo aceptaré con resignación – dijo agachando la mirada hacia la mesa.
- Alfonso, ¿tanto la quieres? – dijo poniendo su mano sobre el hombro de su hermano.
- Más que a mi vida Juan… Ella es la luz de mi vida, verla sonreír me llena el alma de dicha y si mis días tienen sentido es porque sé que voy a verla…
- Te entiendo hermano – dijo con un tono de tristeza Juan, al que las palabras de su hermano le habían recordado todo el amor que se habían profesado Soledad y él – y porque entiendo ese amor que me describes, no entiendo como puedes tirar la toalla tan pronto.
- ¿Tan pronto? – rió irónico Alfonso – no, Juan, tan pronto no. He estado enamorado de ella toda mi vida, incluso antes de darme siquiera cuenta. He estado a su lado en todo momento, sin ser capaz de confesarle mis sentimientos por miedo a su rechazo y a perderla para siempre. Cuando por fin me decidí a hacer algo, empecé a regalarle obsequios detrás de un supuesto admirador secreto. Ella estaba feliz con aquello, hermano, y yo disfrutaba viéndola sonreír, esos regalos le hacían sentir dichosa y se le notaba un brillo distinto en sus ojos. Intenté muchas veces descubrirle mi amor y confesarle que todos aquellos regalos se los hacía yo, pero cada vez que me decidía pasaba algo que hacía trizas todos mis sueños y me hacía ver que ella me quería como un amigo, como un hermano, y que nunca me vería como a un hombre… - Alfonso estaba abatido, pero el desahogarse con su hermano Juan, con el que hacía tanto que no hablaba, le estaba sentando bien – ahora está con Severiano y, aunque cada vez que los veo besarse mi corazón muere un poco más, no puedo si no alegrarme por verla feliz, por verla sonreír…
Emilia, que lo había escuchado todo detrás de la puerta, pensó en entrar en más de una ocasión, para recriminarle el por qué no le había dicho nada nunca, pero a cada palabra que pronunciaba Alfonso, el corazón le latía más deprisa, como si se le estuviera haciendo más grande por momentos. Se quedó inmóvil, sin ser capaz de traspasar esa puerta, notando como sus ojos se anegaban por las lágrimas que empezaban a brotar.
- Pues, hermano, yo sigo pensando que tendrías que jugártela y hablar con Emilia. Ella tiene que saber todo lo que sientes por ella…
- No! – dijo Alfonso dando un golpe a la mesa – no lo sabrá jamás, y no hay más que hablar.
Alfonso se levantó de la mesa y se dirigió a la puerta. Cuando la abrió vio allí a Emilia y se quedó paralizado. Giró la vista hacia su hermano, con el semblante preocupado, y volvió hacia ella.
(continuación abajo)
#8309
10/09/2011 16:40
- Emilia… ¿Qué… qué haces aquí? ¿Cuánto rato llevas aquí fuera? – Alfonso se moriría si Emilia lo hubiera descubierto todo.
- Hola Alfonso… - Emilia miraba hacia el suelo intentando secar las lágrimas que habían emergido a sus ojos – no… acabo de llegar… iba a llamar cuando has aparecido por la puerta – disimuló Emilia.
- ¿Y qué se te ofrece? – pregunto Alfonso con alivio sabiendo que Emilia seguía sin saber de sus sentimientos hacia ella– Eres una irresponsable, muchacha… ya es muy noche para que vengas hasta aquí tú sola.
- Bueno, es que Severiano me ha contado lo que ha pasado, y no podía aguantar a saber el motivo por el que Juan le ha golpeado – Emilia levantó la vista y lo miró a los ojos. Por primera vez, la mirada penetrante de Alfonso la traspasó, haciendo que sintiera temblar sus piernas. Nunca antes se había sentido así…
- Ah… pues nada… - dijo Alfonso girándose hacia su hermano. Con su mirada le estaba diciendo que no dijera una palabra, a lo que Juan se levantó y se fue para su cuarto – Juan ha venido algo bebido, y ya sabes cómo se pone… - intentó quitarle hierro al asunto – mañana hablaré con Severiano y arreglaré las cosas…
- ¿De verdad no hay nada más? – Emilia querría decirle a Alfonso que lo había escuchado todo, que sabía de su amor por ella, pero no pudo… Ella, que enfrentaba todos los problemas de frente y que no se achantaba ante nada, se sintió indefensa y cobarde, sin ser capaz de revelarle nada.
- No, no…de verdad Emilia, ya sabes que Juan está pasando por un mal momento. El otro día mismo se peleó con otro parroquiano en la plaza sin venir a cuento de nada… Tú no te preocupes, que mañana se arreglará todo… Pero, ¿quieres pasar? ¿quieres tomar algo?
- No, no… - Emilia quería marcharse de allí, la presencia de Alfonso la turbaba demasiado – es tarde y he de volver a casa. Si mi padre se da cuenta de que he salido se preocupará…
- Bueno, pues entonces vamos, te acompaño. Estas no son horas para que andes tú sola por ahí.
Sin decir una palabra más Alfonso cerró la puerta y cogieron el camino rumbo a la casa de comidas. Caminaron en silencio, sin saber qué decirse el uno al otro. Emilia no podía creer su falta de valor para afrontar la situación y se limitaba a andar al lado de Alfonso, mirándolo de reojo en alguna ocasión.
Cuando iban por mitad del camino, Emilia tropezó con una piedra. La oscuridad de la noche hacía que no pudiera ver por donde caminaba y, más aún, teniendo en cuenta lo turbada que la tenían los nuevos sentimientos que comenzaban a aflorar en su corazón.
Alfonso la cogió al vuelo y evitó la caída, quedándose sus rostros a milímetros de distancia el uno del otro. Emilia sintió un cosquilleo en el estómago y deseó como nunca que Alfonso la besase. Pero no lo hizo, Alfonso se retiró despacio, luchando consigo mismo para no tomar esos labios que tanto deseaba...
- Ten cuidado Emilia… - dijo Alfonso esforzándose para que su voz fuera lo más natural posible – no se ve mucho y hay que ir con cuidado.
- Sí, sí… - dijo con una risa nerviosa ella, sintiendo en su corazón una gran desilusión por ese beso que no había llegado.
Siguieron caminando en silencio y, sin darse apenas cuenta, ya estaban en la puerta de la casa de comidas. A Emilia se le antojó que el camino se había hecho más corto que nunca…
- Bueno Emilia, pues ya estamos. Que descanses.
- Muchas gracias, Alfonso… - se acercó a él y le besó en la mejilla, sintiendo como le ardían los labios al estar en contacto con su piel.
- Buenas… buenas noches – dijo Alfonso algo turbado.
Alfonso giró y se encaminó de vuelta a su casa. Ese inocente beso no le dejaría dormir en toda la noche.
Emilia se quedó en la puerta, mirando cómo aquel maravilloso hombre se alejaba. Ahora sabía que lo que había querido toda la vida, lo había tenido delante sin darse cuenta. Ella quería ese amor que había escuchado describir a Alfonso y no quería que se lo diera ningún otro que no fuera él.
Esa noche no pudo pegar ojo, por una parte estaba Severiano, que se había portado bien con ella y que le había demostrado en muchas ocasiones su amor, y por la otra… por la otra estaba Alfonso, que la amaba en silencio, ese amor que la hacía temblar por dentro y del que nunca se había percatado, estando dispuesto a renunciar a su propia felicidad por la de ella…
No quería hacerle daño a Severiano, pero el descubrimiento del amor que sentía Alfonso por ella trastocaba sus pensamientos, sus sentimientos, su razón… llenando su corazón con infinidad de sentimientos encontrados, unos sentimientos que nunca podría haber imaginando que llegaría a sentir…
- Hola Alfonso… - Emilia miraba hacia el suelo intentando secar las lágrimas que habían emergido a sus ojos – no… acabo de llegar… iba a llamar cuando has aparecido por la puerta – disimuló Emilia.
- ¿Y qué se te ofrece? – pregunto Alfonso con alivio sabiendo que Emilia seguía sin saber de sus sentimientos hacia ella– Eres una irresponsable, muchacha… ya es muy noche para que vengas hasta aquí tú sola.
- Bueno, es que Severiano me ha contado lo que ha pasado, y no podía aguantar a saber el motivo por el que Juan le ha golpeado – Emilia levantó la vista y lo miró a los ojos. Por primera vez, la mirada penetrante de Alfonso la traspasó, haciendo que sintiera temblar sus piernas. Nunca antes se había sentido así…
- Ah… pues nada… - dijo Alfonso girándose hacia su hermano. Con su mirada le estaba diciendo que no dijera una palabra, a lo que Juan se levantó y se fue para su cuarto – Juan ha venido algo bebido, y ya sabes cómo se pone… - intentó quitarle hierro al asunto – mañana hablaré con Severiano y arreglaré las cosas…
- ¿De verdad no hay nada más? – Emilia querría decirle a Alfonso que lo había escuchado todo, que sabía de su amor por ella, pero no pudo… Ella, que enfrentaba todos los problemas de frente y que no se achantaba ante nada, se sintió indefensa y cobarde, sin ser capaz de revelarle nada.
- No, no…de verdad Emilia, ya sabes que Juan está pasando por un mal momento. El otro día mismo se peleó con otro parroquiano en la plaza sin venir a cuento de nada… Tú no te preocupes, que mañana se arreglará todo… Pero, ¿quieres pasar? ¿quieres tomar algo?
- No, no… - Emilia quería marcharse de allí, la presencia de Alfonso la turbaba demasiado – es tarde y he de volver a casa. Si mi padre se da cuenta de que he salido se preocupará…
- Bueno, pues entonces vamos, te acompaño. Estas no son horas para que andes tú sola por ahí.
Sin decir una palabra más Alfonso cerró la puerta y cogieron el camino rumbo a la casa de comidas. Caminaron en silencio, sin saber qué decirse el uno al otro. Emilia no podía creer su falta de valor para afrontar la situación y se limitaba a andar al lado de Alfonso, mirándolo de reojo en alguna ocasión.
Cuando iban por mitad del camino, Emilia tropezó con una piedra. La oscuridad de la noche hacía que no pudiera ver por donde caminaba y, más aún, teniendo en cuenta lo turbada que la tenían los nuevos sentimientos que comenzaban a aflorar en su corazón.
Alfonso la cogió al vuelo y evitó la caída, quedándose sus rostros a milímetros de distancia el uno del otro. Emilia sintió un cosquilleo en el estómago y deseó como nunca que Alfonso la besase. Pero no lo hizo, Alfonso se retiró despacio, luchando consigo mismo para no tomar esos labios que tanto deseaba...
- Ten cuidado Emilia… - dijo Alfonso esforzándose para que su voz fuera lo más natural posible – no se ve mucho y hay que ir con cuidado.
- Sí, sí… - dijo con una risa nerviosa ella, sintiendo en su corazón una gran desilusión por ese beso que no había llegado.
Siguieron caminando en silencio y, sin darse apenas cuenta, ya estaban en la puerta de la casa de comidas. A Emilia se le antojó que el camino se había hecho más corto que nunca…
- Bueno Emilia, pues ya estamos. Que descanses.
- Muchas gracias, Alfonso… - se acercó a él y le besó en la mejilla, sintiendo como le ardían los labios al estar en contacto con su piel.
- Buenas… buenas noches – dijo Alfonso algo turbado.
Alfonso giró y se encaminó de vuelta a su casa. Ese inocente beso no le dejaría dormir en toda la noche.
Emilia se quedó en la puerta, mirando cómo aquel maravilloso hombre se alejaba. Ahora sabía que lo que había querido toda la vida, lo había tenido delante sin darse cuenta. Ella quería ese amor que había escuchado describir a Alfonso y no quería que se lo diera ningún otro que no fuera él.
Esa noche no pudo pegar ojo, por una parte estaba Severiano, que se había portado bien con ella y que le había demostrado en muchas ocasiones su amor, y por la otra… por la otra estaba Alfonso, que la amaba en silencio, ese amor que la hacía temblar por dentro y del que nunca se había percatado, estando dispuesto a renunciar a su propia felicidad por la de ella…
No quería hacerle daño a Severiano, pero el descubrimiento del amor que sentía Alfonso por ella trastocaba sus pensamientos, sus sentimientos, su razón… llenando su corazón con infinidad de sentimientos encontrados, unos sentimientos que nunca podría haber imaginando que llegaría a sentir…
#8310
10/09/2011 16:47
Rosa dónde firmo? Ais si es que mejoramos nosotras la serie!!!
#8311
10/09/2011 18:06
¿Veis que fácil sería arreglar la parejita sin necesidad de tonterías?
Cualquier idea vuestra, vale más que todas las cabezas de los lionistas juntas.
Me despido ayer con un cabreo monumental, y hoy vengo y me encuentro un posible spoiler...Eso de que Emilia cura las heridas del Visprin y que se empiezan a besar apasionadamente,...!me da taaaaaaaaaaaaanta mala espina! En cuanto lo leí, pensé en Gema y en su abuela.
Me tienen "amargá" la vida. A ver si Alfonso va a tener que soportar hasta un bebé de otro, !`por favor!
Yo no hago caso a cualquier spoiler, pero es que este, es de los que nos temíamos...y siempre que pensamos mal, acertamos.
En fin, el tiempo dirá.
Por otro lado, yo estoy deseando "recuperar" a Juan, a ver si le entra algo de cordura en su cabezota, pero creo que como no lo "larguen" un tiempo del pueblo, no va a conseguir nada.
Fermaría, por una vez, no estoy de acuerdo contigo con algo: Mauricio jajajaja...Ese hombre no lo quiero ni para mi peor enemiga jajajaja...pero todo no van a ser acuerdos jajajaja
En cuanto a Soledad, pues creo que es otro personaje recuperable, y que de hecho, en algún punto volverá a ser la chica encantadora que era.
La doctora: borde. Tiene que darse cuenta que eso no es ir de "segura" por la vida, sino de antipática, y como no la cambien, se da el tortazo del siglo, pero cambiará, aunque mi pregunta es ¿por el amor de quién?Pienso que el candidato es el Sebastotonto, así que sería una pareja de lo más "alegre" jajjaja
El nuevo personaje entra, en aproximadamente dos semanas, por lo que estas tramas tienen que estar encaminadas para darle protagonismo al "nuevo", que seguro trastocará el pueblo.
Tiene pinta de ir destinado para Soledad, porque ya no quedn más mujeres en PV.
Me temo que si no se arregla lo de Alfonso y Emilia en este tiempo, la relación se estancará con lo que quieran los lionistas.
Por cierto ¿Cúando se acaba la primera temporada?¿Era fiable lo del salto temporal?¿Salto temporal para qué?¿embarazo de Emilia, salida de Juan del pueblo?¿qué pensais?
Cualquier idea vuestra, vale más que todas las cabezas de los lionistas juntas.
Me despido ayer con un cabreo monumental, y hoy vengo y me encuentro un posible spoiler...Eso de que Emilia cura las heridas del Visprin y que se empiezan a besar apasionadamente,...!me da taaaaaaaaaaaaanta mala espina! En cuanto lo leí, pensé en Gema y en su abuela.
Me tienen "amargá" la vida. A ver si Alfonso va a tener que soportar hasta un bebé de otro, !`por favor!
Yo no hago caso a cualquier spoiler, pero es que este, es de los que nos temíamos...y siempre que pensamos mal, acertamos.
En fin, el tiempo dirá.
Por otro lado, yo estoy deseando "recuperar" a Juan, a ver si le entra algo de cordura en su cabezota, pero creo que como no lo "larguen" un tiempo del pueblo, no va a conseguir nada.
Fermaría, por una vez, no estoy de acuerdo contigo con algo: Mauricio jajajaja...Ese hombre no lo quiero ni para mi peor enemiga jajajaja...pero todo no van a ser acuerdos jajajaja
En cuanto a Soledad, pues creo que es otro personaje recuperable, y que de hecho, en algún punto volverá a ser la chica encantadora que era.
La doctora: borde. Tiene que darse cuenta que eso no es ir de "segura" por la vida, sino de antipática, y como no la cambien, se da el tortazo del siglo, pero cambiará, aunque mi pregunta es ¿por el amor de quién?Pienso que el candidato es el Sebastotonto, así que sería una pareja de lo más "alegre" jajjaja
El nuevo personaje entra, en aproximadamente dos semanas, por lo que estas tramas tienen que estar encaminadas para darle protagonismo al "nuevo", que seguro trastocará el pueblo.
Tiene pinta de ir destinado para Soledad, porque ya no quedn más mujeres en PV.
Me temo que si no se arregla lo de Alfonso y Emilia en este tiempo, la relación se estancará con lo que quieran los lionistas.
Por cierto ¿Cúando se acaba la primera temporada?¿Era fiable lo del salto temporal?¿Salto temporal para qué?¿embarazo de Emilia, salida de Juan del pueblo?¿qué pensais?
#8312
10/09/2011 18:11
Si lo de que se besan apasionadamente da miedo no quiero bombo, ni que el Seve se fugue porque lo hará ni que Alfonso apechugue Argggggg
!!!
Yo quiero que pase lo del Relato a ver si Juan hostia al Calavera y Emilia oye lo que no debe y que Flipe en Colores sería tan grande fijo así se daría cuenta de que también quiere a Alfonso!!!
!!!Yo quiero que pase lo del Relato a ver si Juan hostia al Calavera y Emilia oye lo que no debe y que Flipe en Colores sería tan grande fijo así se daría cuenta de que también quiere a Alfonso!!!
#8313
10/09/2011 18:17
El problema es, que lo que nosotras queremos está claro, pero intento meterme en la cabeza hueca de los lionistas, para ver por dónde nos pueden salir.
Y me asusta muchoooooooooooo.
Y me asusta muchoooooooooooo.
#8314
10/09/2011 18:24
Yo creo que Alfonso se irá a Madrid en serio y en ese tiempo Emilia abrirá los ojos y se dará cuenta de que le quiere de verdad. Entonces en un momento de desolación ella sentada en el banco llorando, donde le enseño a su Alfonsito el libro de "su admirador", el aparecerá por detrás y le dirá Emilia te amo y se darán un beso de impresión. Y el Severiano estará ya en las Americas o en la conchinchhina tras un vocinazo de Emilia. Despues de esto en 15 dias boda. En 1 mes Emilia embarazada. Y a los dos meses o así una dulzura de nena fruto dee su amor.
#8315
10/09/2011 18:25
Si si asustan y mucho porque yo me voy a lo peor a lo que jodería más a lo que putearía más a los personaje y claro Me Indigno
!!! La teoría del Pajar+Bombo+arrejuntamiento con Alfonso no es lo peor que podrían hacerles a este par que haya pensado y me Indigno
!!!
!!! La teoría del Pajar+Bombo+arrejuntamiento con Alfonso no es lo peor que podrían hacerles a este par que haya pensado y me Indigno
!!!
#8316
10/09/2011 18:54
Chicas de pasada a la cama por que no estoy cristiana os repito lo que dice Yari,no puede haber frungimiento..eso es made in Alfonso,ellos son la pareja no el mascachapas.Ese esta de paso en cuanto llegue el burges rico le mandaran a paseo.Viene ha hacer el papel que hizo en la otra serie.A meterse en medio hasta que salga ahostiado del pueblo.
No se si habreis visto o leido Orgullo y Perjuicio,pues viene a ser Mr,Wickham.Al final mientras busca trabajo alli y aca o en la conservera se dedicara a seducir alguna otra sin que Emilia se entere y cuando tengo el dinero del billete si te he visto no me acuerdo.Por que tengo entendido que no le ha dicho a Emilia que se quiere ir a America y que no va a cambiar de idea.
Y sigo pensando que esa rapidez de largarse de Villalpanda asi por las buenas es por que algun asunto turbio tiene del que viene huyendo y ahora en cuanto pueda se da el piro.Fijaros en el resumen que le dice a Emilia que si no tiene trabajo se tiene que ir.Una de dos le ofrezcan trabajo en la posada o en la conservera..va a meter mano para sacar el dinero del billete.Darle una semana mas o a lo sumo hasta final de mes.No tiene mas tramas con nadie es un personaje de transito.
No se si habreis visto o leido Orgullo y Perjuicio,pues viene a ser Mr,Wickham.Al final mientras busca trabajo alli y aca o en la conservera se dedicara a seducir alguna otra sin que Emilia se entere y cuando tengo el dinero del billete si te he visto no me acuerdo.Por que tengo entendido que no le ha dicho a Emilia que se quiere ir a America y que no va a cambiar de idea.
Y sigo pensando que esa rapidez de largarse de Villalpanda asi por las buenas es por que algun asunto turbio tiene del que viene huyendo y ahora en cuanto pueda se da el piro.Fijaros en el resumen que le dice a Emilia que si no tiene trabajo se tiene que ir.Una de dos le ofrezcan trabajo en la posada o en la conservera..va a meter mano para sacar el dinero del billete.Darle una semana mas o a lo sumo hasta final de mes.No tiene mas tramas con nadie es un personaje de transito.
#8317
10/09/2011 18:57
TATAGUAPA,lo de que se va a Madrid no es un spoiler real.Me lo invente yo para que os dierais cuenta de lo facil que es mentir en un foro sin registrarse.Que yo sepa no se va a ningun lado.Espeerar a las revistas.
#8318
10/09/2011 18:59
“ Sentimientos encontrados” PARTE 2
Ya estaba amaneciendo. Emilia no había pegado ojo en toda la noche y no podía seguir dando vueltas en la cama. Decidió levantarse y comenzar a prepararlo todo para cuando tuvieran que abrir la casa de comidas y comenzar a servir los desayunos. Había sido la noche más larga de su vida y pensó que distraerse en los quehaceres diarios la alejaría de los pensamientos que le habían invadido desde que escuchó la conversación de Alfonso con Juan.
Pero se equivocaba, esos pensamientos no se alejaron. No se podía quitar de la cabeza las palabras de Alfonso; había estado enamorado de ella toda la vida y ella había estado ciega durante todo ese tiempo. El amor que le profesaba Alfonso era el más tierno y puro que jamás había soñado. Recordó los regalos que recibía del admirador y cómo se había sentido con todos y cada uno de ellos. ¿Cómo no lo había visto? Esos regalos eran de un alma pura, noble, tierna… como la de Alfonso… Recordó también cómo éste había estado en todos los momentos duros por los que había pasado, apoyándola en silencio a su lado sin pedir nada a cambio, así como los abrazos que se habían dado. Entre sus brazos se había sentido segura, protegida… feliz, y ahora comprendía por qué. Sin darse apenas cuenta se había enamorado de Alfonso y sintió que lo quería desde siempre. Se maldijo a sí misma una y mil veces por haber sido tan tonta de no darse cuenta antes…
Esos pensamientos hicieron que estuviera torpe en sus obligaciones, tardando el doble de lo normal en cada tarea que emprendía. Agradeció el hecho de haberse levantado antes, si no, no lo hubiera tenido todo preparado para la hora de abrir…
- Muy buenos días, amada mía – Severiano se metió en la barra, donde estaba faenando Emilia, y se acercó con una sonrisa en los labios.
- Ah… buenos días, Severiano… - Emilia no podía mirarlo a la cara. Los sentimientos que había descubierto que sentía por Alfonso le llenaban el corazón, pero no podía dejar de sentir culpa por Severiano.
- Qué bien huelen esos buñuelos, mi amor. Estoy hambriento.
Se acercó a ella para darle un beso, pero Emilia no pudo y giró lentamente su rostro hacia los buñuelos, con lo que Severiano tuvo que conformarse con darle un beso en la mejilla.
- ¿Ocurre algo Emilia?
- Eh… no… nada, pero tengo que terminar de preparar esto. Pronto llegaran los parroquianos a desayunar y tengo que afanarme… - disimuló ella, pensando que aquél no era el momento de hablar con él.
- Está bien, te dejo que termines, voy a ver si están preparados todos los materiales para poder seguir con la obra – dijo él sin percatarse de las dudas que invadían a Emilia.
Era ya mediodía y, durante toda la mañana, Emilia había esquivado a Severiano. Quería contarle de los sentimientos que su corazón albergaba, pero estaba buscando las palabras adecuadas… Estaba sirviendo dos platos en una mesa cuando vio aparecer por la puerta a Alfonso y Ramiro. Se quedó paralizada por un momento, notando como sus mejillas se ruborizaban y dio gracias de haber dejado ya los platos sobre la mesa; si los sostuviera todavía el temblor que sentía por todo su cuerpo los habrían hecho caer.
- Buenas Emilia, ¿con qué plato nos vas a deleitar hoy? – dijo Ramiro.
- Hola.... – rió Emilia nerviosa – pues he preparado lentejas…
- Lentejas, tus lentejas son las mejores de toda la comarca Emilia y sólo pensarlo se me hace la boca agua – dijo Alfonso.
- Pues sentaros, que enseguida os traigo un buen plato a cada uno.
Emilia entró a la cocina, y, mientras servía los dos platos, se instó a sí misma a calmarse, no podía estar así de nerviosa cada vez que lo viera… Se preguntó cómo Alfonso podía disimular tan bien su amor, cuando ella se creía desfallecer cada vez que la miraba… Salió de la cocina…
- Espero que os guste.
Cuando dejó los platos en la mesa, notó como su brazo rozaba el de Alfonso y sintió como su cuerpo se estremecía. Pensó que no podía esperar más y que cuanto antes hablara con Severiano, mucho mejor. Así que se dirigió a donde éste estaba faenando.
- Hola, mi amor, ya casi está la obra finiquitada – dijo Severiano mirando hacia el techo.
- Severiano, tengo que hablar contigo…
- ¿Qué… qué ocurre? – él notó el desasosiego en la voz de Emilia.
- Pues que… no sé cómo decirlo, pero lo voy a intentar… - decía entre dientes como si estuviera hablando consigo misma - Creí haberme enamorado de ti Severiano, pero me he dado cuenta de tal cosa no ha ocurrido…
- Pero, ¿de qué hablas Emilia? – dijo él incrédulo acercándose a ella.
- Que me confundí, confundí el sentimiento de querer ser amada con el amor. Creo que me embelesé por cómo me hacías sentir con tus zalamerías, pero eso no significa que esté enamorada de ti. No sería justo que renunciaras a tu sueño de irte a América por una mujer que no te corresponde.
- No lo dices en serio, Emilia, estás confundida…
Diciendo esto la besó, intentando hacer que recapacitara con ese beso, pero no lo consiguió. Emilia se apartó y miró hacia el comedor, en busca de Alfonso, al que vio marchar presto después de ver la escena y dejando su plato de lentejas lleno sobre la mesa. Desde el otro lado Ramiro miró a Emilia con gesto de preocupación, cogió la gorra de encima de la mesa y se apresuró a salir detrás de su hermano.
Emilia se giró hacia Severiano…
- Lo siento, pero no siento nada por ti y nada de lo que hagas o digas podrá hacerme cambiar de opinión…
Salió rauda hacia la plaza, tenía que buscar a Alfonso. Aunque le costara la vida descubrir sus sentimientos, tenía que enfrentar la situación y hablar con él. No quería perder más tiempo del que había perdido ya…
(continúa)
Ya estaba amaneciendo. Emilia no había pegado ojo en toda la noche y no podía seguir dando vueltas en la cama. Decidió levantarse y comenzar a prepararlo todo para cuando tuvieran que abrir la casa de comidas y comenzar a servir los desayunos. Había sido la noche más larga de su vida y pensó que distraerse en los quehaceres diarios la alejaría de los pensamientos que le habían invadido desde que escuchó la conversación de Alfonso con Juan.
Pero se equivocaba, esos pensamientos no se alejaron. No se podía quitar de la cabeza las palabras de Alfonso; había estado enamorado de ella toda la vida y ella había estado ciega durante todo ese tiempo. El amor que le profesaba Alfonso era el más tierno y puro que jamás había soñado. Recordó los regalos que recibía del admirador y cómo se había sentido con todos y cada uno de ellos. ¿Cómo no lo había visto? Esos regalos eran de un alma pura, noble, tierna… como la de Alfonso… Recordó también cómo éste había estado en todos los momentos duros por los que había pasado, apoyándola en silencio a su lado sin pedir nada a cambio, así como los abrazos que se habían dado. Entre sus brazos se había sentido segura, protegida… feliz, y ahora comprendía por qué. Sin darse apenas cuenta se había enamorado de Alfonso y sintió que lo quería desde siempre. Se maldijo a sí misma una y mil veces por haber sido tan tonta de no darse cuenta antes…
Esos pensamientos hicieron que estuviera torpe en sus obligaciones, tardando el doble de lo normal en cada tarea que emprendía. Agradeció el hecho de haberse levantado antes, si no, no lo hubiera tenido todo preparado para la hora de abrir…
- Muy buenos días, amada mía – Severiano se metió en la barra, donde estaba faenando Emilia, y se acercó con una sonrisa en los labios.
- Ah… buenos días, Severiano… - Emilia no podía mirarlo a la cara. Los sentimientos que había descubierto que sentía por Alfonso le llenaban el corazón, pero no podía dejar de sentir culpa por Severiano.
- Qué bien huelen esos buñuelos, mi amor. Estoy hambriento.
Se acercó a ella para darle un beso, pero Emilia no pudo y giró lentamente su rostro hacia los buñuelos, con lo que Severiano tuvo que conformarse con darle un beso en la mejilla.
- ¿Ocurre algo Emilia?
- Eh… no… nada, pero tengo que terminar de preparar esto. Pronto llegaran los parroquianos a desayunar y tengo que afanarme… - disimuló ella, pensando que aquél no era el momento de hablar con él.
- Está bien, te dejo que termines, voy a ver si están preparados todos los materiales para poder seguir con la obra – dijo él sin percatarse de las dudas que invadían a Emilia.
Era ya mediodía y, durante toda la mañana, Emilia había esquivado a Severiano. Quería contarle de los sentimientos que su corazón albergaba, pero estaba buscando las palabras adecuadas… Estaba sirviendo dos platos en una mesa cuando vio aparecer por la puerta a Alfonso y Ramiro. Se quedó paralizada por un momento, notando como sus mejillas se ruborizaban y dio gracias de haber dejado ya los platos sobre la mesa; si los sostuviera todavía el temblor que sentía por todo su cuerpo los habrían hecho caer.
- Buenas Emilia, ¿con qué plato nos vas a deleitar hoy? – dijo Ramiro.
- Hola.... – rió Emilia nerviosa – pues he preparado lentejas…
- Lentejas, tus lentejas son las mejores de toda la comarca Emilia y sólo pensarlo se me hace la boca agua – dijo Alfonso.
- Pues sentaros, que enseguida os traigo un buen plato a cada uno.
Emilia entró a la cocina, y, mientras servía los dos platos, se instó a sí misma a calmarse, no podía estar así de nerviosa cada vez que lo viera… Se preguntó cómo Alfonso podía disimular tan bien su amor, cuando ella se creía desfallecer cada vez que la miraba… Salió de la cocina…
- Espero que os guste.
Cuando dejó los platos en la mesa, notó como su brazo rozaba el de Alfonso y sintió como su cuerpo se estremecía. Pensó que no podía esperar más y que cuanto antes hablara con Severiano, mucho mejor. Así que se dirigió a donde éste estaba faenando.
- Hola, mi amor, ya casi está la obra finiquitada – dijo Severiano mirando hacia el techo.
- Severiano, tengo que hablar contigo…
- ¿Qué… qué ocurre? – él notó el desasosiego en la voz de Emilia.
- Pues que… no sé cómo decirlo, pero lo voy a intentar… - decía entre dientes como si estuviera hablando consigo misma - Creí haberme enamorado de ti Severiano, pero me he dado cuenta de tal cosa no ha ocurrido…
- Pero, ¿de qué hablas Emilia? – dijo él incrédulo acercándose a ella.
- Que me confundí, confundí el sentimiento de querer ser amada con el amor. Creo que me embelesé por cómo me hacías sentir con tus zalamerías, pero eso no significa que esté enamorada de ti. No sería justo que renunciaras a tu sueño de irte a América por una mujer que no te corresponde.
- No lo dices en serio, Emilia, estás confundida…
Diciendo esto la besó, intentando hacer que recapacitara con ese beso, pero no lo consiguió. Emilia se apartó y miró hacia el comedor, en busca de Alfonso, al que vio marchar presto después de ver la escena y dejando su plato de lentejas lleno sobre la mesa. Desde el otro lado Ramiro miró a Emilia con gesto de preocupación, cogió la gorra de encima de la mesa y se apresuró a salir detrás de su hermano.
Emilia se giró hacia Severiano…
- Lo siento, pero no siento nada por ti y nada de lo que hagas o digas podrá hacerme cambiar de opinión…
Salió rauda hacia la plaza, tenía que buscar a Alfonso. Aunque le costara la vida descubrir sus sentimientos, tenía que enfrentar la situación y hablar con él. No quería perder más tiempo del que había perdido ya…
(continúa)
#8319
10/09/2011 19:01
Alcanzó a Ramiro en la plaza y lo cogió por el brazo…
- Ramiro, ¿dónde está Alfonso?
- ¿Es que acaso lo sé? Ha salido como un rayo y parece como si se lo hubiera tragado la tierra.
- Voy a buscarlo, tengo que hablar con él – dijo Emilia con tono de preocupación en su voz.
- ¿Pasa algo Emilia? ¿Te ha hecho algo Severiano?
- No, no… Severiano y yo ya no estamos juntos– Emilia buscaba a su alrededor nerviosa, buscando a Alfonso sin éxito.
- Entonces, te ha hecho algo ¿no?
- Ramiro, ya te lo explicaré, ahora tengo que buscar a tu hermano.
Salió a prisa de la plaza, cogiendo el camino que llevaba hacia la casa de los Castañeda, dejando a un Ramiro extrañado… ¿Cómo que ya no estaban juntos, si los acababa de ver besándose?
Emilia lo buscó por todas partes, en su casa no había encontrado a nadie, ni por los caminos colindantes. Tampoco en los terruños de su padre, donde pensó que podría encontrarlo. Cuando ya llevaba horas caminando, decidió volver a la casa de comidas. Aunque deseaba hablar con Alfonso con toda su alma, ya estaba anocheciendo y pronto no se vería nada.
Cuando llegó exhausta a la plaza, se quedó paralizada al ver a Alfonso sentado en el banco de la puerta de la casa de comidas. Vio cómo él se percató de su presencia y cómo se levantaba lentamente, sujetando su inseparable gorra en sus manos. Se dio ánimos a sí misma y prometió buscar las fuerzas en lo más hondo de su corazón para declararle su amor a aquel hombre, al que nunca antes había visto de aquel modo. Se acercó lentamente, buscando las palabras con las que dirigirse a él…
- Alfonso… te he estado buscando…
- Lo sé, Emilia… - dijo estrujando cada vez más la gorra – me ha dicho Ramiro que ya no estás con Severiano…
- No… ya no estoy con él – dijo ella sonrojándose y mirando al suelo para disimular la inquietud que le provocaba tenerlo tan cerca.
- ¿Qué es lo que te ha hecho Emilia? Si te ha hecho daño, juro que acabaré con él…
- Tranquilo, Castañeda – dijo cogiéndolo del brazo – no me ha hecho nada…
- No te creo Emilia, sabía que ese desgraciado te haría sufrir, que te haría daño… mira que se lo advertí…- Alfonso no pudo continuar. Sin saber muy bien de dónde había sacado el valor suficiente, Emilia se aproximó a él, posando sus labios a pocos milímetros de los de él…
- Te quiero, Alfonso… - dijo ella respirando sobre su boca.
Alfonso creyó estar en un sueño y sintió que se despertaría en cualquier momento. Se quedó así, sin poder articular palabra y embriagado por aquel aroma a lavanda que sentía al estar tan cerca del amor de su vida, aquel olor que le nublaba las entendederas. Intentó reprimir las ansias de besarla, de tomar aquellos labios que tanto deseaba, pero no pudo. Dejando caer la gorra al suelo, la tomó por la cintura, girando y arrinconando a Emilia entre la pared y él, y la besó, la besó dejando desatada toda aquella pasión que llevaba meses quemándole por dentro. Ella le correspondió el beso, primero tímidamente, y luego, poco a poco, dejándose llevar por esa pasión que transmitía Alfonso y que se iba apoderando de ella por momentos.
De repente, Alfonso se apartó, cogiendo a Emilia por los brazos.
- Emilia – dijo con la respiración agitada – lo siento… yo no debería…
- Alfonso… - le cortó ella dulcemente viendo el desasosiego de él- ni creas que después de mostrarme la felicidad, me la vas a arrebatar… - y diciendo esto lo tomó por las solapas del chaleco. Lo besó con ternura, como pidiéndole perdón por no haberse dado cuenta de todo mucho antes y suplicándole, a la vez, que no se apartara nunca más de ella.
Alfonso tocó el cielo con las manos y correspondió aquel beso con todo el amor de su corazón, que en aquel momento creyó infinito.
Emilia se perdió en los brazos y besos de Alfonso, descubriendo lo que era el amor en cada uno de ellos y recriminándose a sí misma por el tiempo que había perdido…
- Ramiro, ¿dónde está Alfonso?
- ¿Es que acaso lo sé? Ha salido como un rayo y parece como si se lo hubiera tragado la tierra.
- Voy a buscarlo, tengo que hablar con él – dijo Emilia con tono de preocupación en su voz.
- ¿Pasa algo Emilia? ¿Te ha hecho algo Severiano?
- No, no… Severiano y yo ya no estamos juntos– Emilia buscaba a su alrededor nerviosa, buscando a Alfonso sin éxito.
- Entonces, te ha hecho algo ¿no?
- Ramiro, ya te lo explicaré, ahora tengo que buscar a tu hermano.
Salió a prisa de la plaza, cogiendo el camino que llevaba hacia la casa de los Castañeda, dejando a un Ramiro extrañado… ¿Cómo que ya no estaban juntos, si los acababa de ver besándose?
Emilia lo buscó por todas partes, en su casa no había encontrado a nadie, ni por los caminos colindantes. Tampoco en los terruños de su padre, donde pensó que podría encontrarlo. Cuando ya llevaba horas caminando, decidió volver a la casa de comidas. Aunque deseaba hablar con Alfonso con toda su alma, ya estaba anocheciendo y pronto no se vería nada.
Cuando llegó exhausta a la plaza, se quedó paralizada al ver a Alfonso sentado en el banco de la puerta de la casa de comidas. Vio cómo él se percató de su presencia y cómo se levantaba lentamente, sujetando su inseparable gorra en sus manos. Se dio ánimos a sí misma y prometió buscar las fuerzas en lo más hondo de su corazón para declararle su amor a aquel hombre, al que nunca antes había visto de aquel modo. Se acercó lentamente, buscando las palabras con las que dirigirse a él…
- Alfonso… te he estado buscando…
- Lo sé, Emilia… - dijo estrujando cada vez más la gorra – me ha dicho Ramiro que ya no estás con Severiano…
- No… ya no estoy con él – dijo ella sonrojándose y mirando al suelo para disimular la inquietud que le provocaba tenerlo tan cerca.
- ¿Qué es lo que te ha hecho Emilia? Si te ha hecho daño, juro que acabaré con él…
- Tranquilo, Castañeda – dijo cogiéndolo del brazo – no me ha hecho nada…
- No te creo Emilia, sabía que ese desgraciado te haría sufrir, que te haría daño… mira que se lo advertí…- Alfonso no pudo continuar. Sin saber muy bien de dónde había sacado el valor suficiente, Emilia se aproximó a él, posando sus labios a pocos milímetros de los de él…
- Te quiero, Alfonso… - dijo ella respirando sobre su boca.
Alfonso creyó estar en un sueño y sintió que se despertaría en cualquier momento. Se quedó así, sin poder articular palabra y embriagado por aquel aroma a lavanda que sentía al estar tan cerca del amor de su vida, aquel olor que le nublaba las entendederas. Intentó reprimir las ansias de besarla, de tomar aquellos labios que tanto deseaba, pero no pudo. Dejando caer la gorra al suelo, la tomó por la cintura, girando y arrinconando a Emilia entre la pared y él, y la besó, la besó dejando desatada toda aquella pasión que llevaba meses quemándole por dentro. Ella le correspondió el beso, primero tímidamente, y luego, poco a poco, dejándose llevar por esa pasión que transmitía Alfonso y que se iba apoderando de ella por momentos.
De repente, Alfonso se apartó, cogiendo a Emilia por los brazos.
- Emilia – dijo con la respiración agitada – lo siento… yo no debería…
- Alfonso… - le cortó ella dulcemente viendo el desasosiego de él- ni creas que después de mostrarme la felicidad, me la vas a arrebatar… - y diciendo esto lo tomó por las solapas del chaleco. Lo besó con ternura, como pidiéndole perdón por no haberse dado cuenta de todo mucho antes y suplicándole, a la vez, que no se apartara nunca más de ella.
Alfonso tocó el cielo con las manos y correspondió aquel beso con todo el amor de su corazón, que en aquel momento creyó infinito.
Emilia se perdió en los brazos y besos de Alfonso, descubriendo lo que era el amor en cada uno de ellos y recriminándose a sí misma por el tiempo que había perdido…
#8320
10/09/2011 19:34
Ais si es que sois las mejores vaya historias vaya manera de contar las cosas. Quiero ese Beso en la serie YA!!!
Si es que es tan fácil arreglar el lío sin Pajar de por medio miedoooooooooo me dan
!
Si es que es tan fácil arreglar el lío sin Pajar de por medio miedoooooooooo me dan
!