El Rincon de Alfonso y Emilia. No concibo mi vida sin ti.

Bueno chicas (se que se podría mejorar pero por algo se empieza)

Aquí esta la pagina de Wikipedia, (ahora mejor informada) de nuestra querida Sandra

Wikipedia Sandra

He de admitir que Kumita me ahorró mucha faena juntándolo todo..


Cuando pueda (seguramente ahora) me pondré ha hacer la de Fernando!

Os dejo que me mateis.Hace un monton que no entro pero en el trabajo es cuando mas jaleo tenemos y cuando llego a casa solo tengo ganas de tirarme a la bartola.

Os debo un fic...podria ser cochinote ...pero las musas me llevan por caminos inesperados.

Musi eres una joya,niña...el video precioso y lo de la wikipedia...un hacha.

De la novela poco que decir.Me encanta verles medio locos con Alfonsito,aunque la etapa fornicadora me encantaba.Creo que todo va conducido a que se queden con el chiquitin,por supuesto sufriendo por el.Ayudar a los Buendia,el haber ayudado a los Mirañar al amen del cariño que Hipolito les tiene y que son muy queridos en el pueblo aunque Paca este en plan incordion...creo que les hara que todo el mundo se vuelque en ayudarles a quedarse con el niño...aunque no desisto de pensar que tengan uno de sorpresa.

El fic de Iresila estupendo como siempre..yo quiero mas y mas.

Prometo volver mas a menudo.

hola chicas!!!! musi te a quedado super bien!!!!

respecto al cap he de decir que no lo he podidio ver asi que porfavor alguien me lo podria reducir sobre todo que a pasado con alfonsoo y emilia porfa!!! :)

lo unico que he podido ver han sido los avances y la verdad es que estan super interesante ya estoy esperando a los avances de la proxima semana a la siguiente por que??? porque y aunque vaya a echar de menos a alfonsito dire que me gustaria que:
el viernes viniera el abuelo de alfonsito y se queda ahi donde alfonso esta donde encontraron al niño... y entonces para los avances semanales seria el lunes van a huir alfonso y emilia pero esta ultima se empieza a encontrar mal...(no se si sabreis por donde van os tiros) y entonces le dice a alfonso que no se pueden ir, que no pueden dejar todo a su familia a sus amigos a todo lo que han construido en tantos años...y todo lo que les queda por vivir y aunque les duela perderlo saben que es lo correcto....y cuando entregan al niño pues el abuelo de este les cuenta la historia y mas tarde se despiden entre lagrimas en una escena muy emotiva y cuando ya se han marchado pues pasan unos dias emilia va al medico.... y bueno ya sabreis como continua la historia.

Soñar es gratis asi que chicas os propongo poner como querrias que terminara o empezara la historia de alfonsito animaros a ver si alguna acertamos!!!!

¿Alguien sabe el segundo apellido de Fernando Coronado? #MisiónWikipediaFernando

Chicas, tal y como prometí, aquí esta:

Fernando Coronado ya tiene Wikipedia!!!!!

Por cierto, si quereis que modifique algo en cualquier apartado (de estos dos chicos o de otro tema que queráis) decídmelo.. estaré encantada, ¡ahora que ya se como va hay que aprovechar!

Muchisimas gracias por el detalle.. Yo no lo sabía porque no veía Doctor Mateo así que si nos ponemos, hagamoslo bien!

Sí, hoy al fin sabemos los dos nombre completos de los chicos

Ahora ya podemos decir que apoyamos a

SANDRA CERVERA PERIS
y a
FERNANDO CORONADO MARTÍNEZ

[/h1]

(Lo próximo que tendrá que averiguar Kumi es su DNI ) ¡¡¡gracias Kumi!!!!

A ver si sirve de penitencia...

VUELTA AL PASADO

No me puedo quejar de mi vida.No ha sido mala…pero me siento vacia aquí en esta ciudad llena de gente.Me lo han dado todo en la vida,he sido feliz…hasta ahora.

Se que mis padres se han desecho en atenciones hacia mi despues de que mi hermano muriera de aquella forma tan inesperada.Y en parte me siento vacia por ello tambien.Debe de ser eso de la conexión de los gemelos que perdura atraves del tiempo y el espacio.

Pero no es eso lo que me duele ahora.Un imbecil sin sangre me ha roto el corazon y lo peor es que parece que soy masoca por que no paro de pensar en el…si lo soy.

Mi madre me ha contado muchas veces la historia de mi tocaya la bisabuela Emilia.Como el bisabuelo sano su corazon despues de que un sinverguenza se aprovechara de ella.Se que de esto hace casi un siglo pero la historia de amor de los abuelos se ha pasado de unos a otros.Mi abuelo la escribio hace tiempo e incluso se la publicaron y todo.No se vendio mucho,por aquel entonces tras la guerra no habia posibles para vender novelas romanticas solo loas al caudillo por lo que la tirada no fue muy grandiosa y ahí acabaron sus tentativas de escribir.

La verdad es que hemos sido una familia un tanto dotada para las artes.Mi madre canta maravillosamente,hasta en su juventud canto en un grupo musical que iba por los pueblos.Dicen que mi bisabuela Emilia tenia una preciosa voz y que un hermano de mi bisabuelo Alfonso,era un gran dibujante.Mi abuelo Juan estaba muy orgulloso de las dotes artisticas de la familia.La hermana gemela de mi abuelo fue una artista reconocidisima durante la republica pero tuvo que huir a America con la dictadura y alli se quedo.Asi que hay Castañedas por el mundo entero,aunque según dice el abuelo yo sali mas al bisabuelo Hipolito que era culo de mal asiento y se dedico toda la vida a las mas variopintas actividades.

Debe de ser por que yo no me centro en ningun trabajo.Dice mi madre que debo encontrar de una vez a donde dirigir mis pasos.Y ya se como.Volvere a Puente Viejo.Asi cuidare del abuelo que aunque mi tio Alfonso lleva el ‘Hotel de Maria’ siempre anda por el medio diciendo que hacer y que no.

De pequeña me gustaba ver como el tio y el abuelo reñian sin parar.El tio le llamaba terco:

-Padre,no puede negar que es un Ulloa,no entra en razon ni queriendo.

-Dicen que quien no se salga a la raza que lo manten-sentenciaba el abuelo-Y yo me parezco a mi madre,terca hasta el final.

Alli en el pueblo me recibirian con los brazos abiertos tanto la abuela que seguia ocupandose del Colmado,el supermercado del pueblo ayudada por la tia Carmen,la hija de la tia abuela Aurora.Como por los demas.

Y es que tengo una familia muy liosa.Casi tengo que hacer un croquis para juntar las ramas de la familia.

Mi bisabuela Emilia y el bisabuelo Alfonso,tuvieron cuatro hijos.Maria que caso con Fernando Mesia y que tuvo a el tio Fernando y del que se divorcio cuando a el le metieron en la carcel.A la muerte de Doña Francisca que sucedió unos años despues mi tia abuela Maria se caso con el tio Martin,de hecho no eran familia ni nada pero es por ponerles un nombre.Tuvieron dos hijos,el tio Gonzalo y la tia Pepa.

El segundo hijo de mis bisabuelos,Alfonsito,como le llamaron hasta bien adulto,mi abuela lo encontro abandonado en mitad de la nada y tras pasar por penalidades para poder adoptarle mi abuela se quedo encinta.No se lo esperaban pero fue una alegria.Casi veinte años sin tener hijos y de pronto se encontraron con tres,mi abuelo Juan,la tia abuela Natalia y el tio abuelo Alfonsito que tenia un año cuando nacieron los gemelos Castañeda.

Mi tio Alfonsito estuvo trabajando con el abuelo hasta que decidieron expandir el negocio y abrieron otro hotel en La Puebla.Mi abuelo se quedo con el bisabuelo hasta que murio.Todavia le recuerdo,era muy viejito pero me daba muchos besos a mi y a mi querido hermano Alfonso que ahora estara con el.

Tambien me acuerdo de la abuela..tan cariñosa,tan testaruda y tan regañona con mama.Que iba muy corta,que nos llevara mas a la casa.El bisabuelo murio de unas fiebres y la abuela al poco tiempo.Dicen que de la pena.Y es que se querian tanto que no podian vivir el uno sin el otro.

Mi abuelo Juan caso con la hija del abuelo Hipolito y la abuela Quintina.Es de mis bisabuelos al que mas recuerdo era muy divertido.En sus ultimos años le dio por pintar frescos y murio de una pulmonía cuando pintando las paredes del colmado se empapo y no pudo superarlo.La abuela Quintina siguió en el colmado escandalizandose de las mejoras que la abuela Lola habia hecho para modernizarlo.

Mi abuela Lola era la mejor informada de la comarca.Sabia las idas y venidas de toda la comarca,decian que si lo habia heredado de la madre del abuelo.

Luego esta la rama de los Ulloa.El hermano de mi bisabuela,el tio Tristan se caso con Candela una mujer muy apañada que llevaba una confiteria.Tenia dos hijos con Pepa,Martin y Aurora y con Candela tuvo otros dos hijos Tristan y Carmen.

Al enviudar la tia Carmen se junto con la abuela y se hicieron socias en el negocio.La tia Carmen hacia reposteria y la abuela vendia las cosas tipicas del colmado aunque fueron modernizandose.Ahora mi tia Pilar,la mujer del tio Alfonso,trabaja con ellas y como no han tenido hijos seguro,dice mi madre que aprovechare para hacer algo de provecho alli.

Miro las maletas.Ahi estan mañana partire a Puente Viejo,a reunirme con el pasado…y a que el abuelo me mime.

Continuara.

sal

Por el poder del castañeding

Chicas, me han borrado las fotos de Wikipedia... Parece ser que no estamos de acuerdo.. intentaré volverlas a poner

Hola a todas

Os dejo otro cacho del fic.

SI ES TAN SOLO AMOR VI

Me crié en el seno de una buena familia, ya sabe renombre y postín. Fui una niña privilegiada a la que nunca le falto de nada, o tal vez le faltó todo. Viví rodeada de comodidades y de lujos bajo la tirantez y la rigidez de las normas de unos padres, a los que les costaba disimular que nunca fui el heredero que ellos querían. No dudo de que me quisieran, pero en mi casa el amor no se demostraba. Vivía sometida a una disciplina férrea, a la severidad de institutrices y profesores, a las normas y a las convenciones sociales, a la falsa moralidad… Siempre rondaban por casa, curas y clérigos que influían en demasía sobre mi madre, con sus amenazas del pecado mortal y el temor de Dios, ideas intransigentes, arcaicas y aprovechadas. Pocas risas oí en mi infancia, y pocos abrazos y besos los sentí reales.

A medida que crecía me di cuenta de que existía otra forma de vivir, con otro tipo de amor más libre y espontáneo. Veía a las criadas de mi casa, como reían con sus hijos, como besaban sus caritas sucias y estrujaban sus cuerpecitos, como jugaban con ellos, reían y cantaban. Como los jóvenes levantaban en brazos a las mozas y las llevaban en volandas para sortear el río, mientras ellas los miraban con embeleso o como corrían a esconderse en la era…., abrazos, besos y piropos se lanzaban al aire todos días. Pero también veía como los hombres casados después de faenar en el campo, volvían a casa enlazando las cinturas de sus mujeres charlando en animada conversación. Por eso cuando apareció aquel joven junto a la nueva cuadrilla de jornaleros, mi corazón quiso vivir todas esas sensaciones con él.

Yo tenía dieciséis años y era muy inocente. Sólo le puedo decir que me descubrió un mundo nuevo, donde me sentía guapa, libre, y sobre todo querida, amada pensaba yo. Me enamoré profundamente, respiraba y vivía por él. Ocupaba mi pensamiento y mi corazón cada instante del día, pero sólo fui la niña rica a la que conquistar ese verano, a la joven inocente a la que engañar y timar, en el corazón y en los cuartos. Fue la primera persona que me trato como a una mujer, no como a la señorita o la hija de los patronos, pero ya ve, Emilia resulto ser un embaucador, un timador y un villano. Terminó el verano y tal como vino se fue, sin despedidas, sin promesas…. Un día desapareció, se esfumó como el humo.

Nunca me quiso, pero yo no me daba cuenta, tan ciega y enamorada estaba….

Poco después descubrí que estaba embarazada. ¡Imagine la reacción de mis padres!, Por entonces todavía pensaba que él volvería a por mí, si sabía que esperábamos un niño, que nos casaríamos y seriamos felices. Mis padres no atendieron a razones y me mandaron a Asturias, a un caserío donde vivían unos parientes lejanos. Para todos los conocidos, para el pueblo, su hija estaba estudiando en un Colegio de Señoritas en la Capital y no volvería hasta el siguiente verano. No podían soportar la deshonra y el deshonor…. No se preocuparon por lo que yo quería, ni por mis deseos o sentimientos. Sólo importaba el buen nombre de la familia y la reputación de la misma.

Tuve un parto complicado y estuve varios días casi inconsciente. Cuando desperté, no había rastro del bebe, me dijeron que el niño había muerto. Pero yo tenía clavado en la mente un llanto, el llanto de mi niño, claro y nítido. Lloré, pataleé y grité pidiendo ver a mi hijo, pero nadie me escuchó.

Un día se presentó mi padre para llevarme de nuevo a casa. Me miró severamente y lo único que me dijo es desde ese momento si quería volver a casa y pertenecer a la familia debía de olvidarme de lo sucedido, nunca había estado en cinta y nunca había parido. Me encontraba profundamente sola, triste y desamparada. No sabía qué hacer. Hasta ese momento de mi vida no tuve ninguna preocupación que me llevara a tomar una decisión importante, no sabía qué hacer, así que volví con ellos y seguí con mi vida.

-¿Nunca supo de su hijo?

-No, nunca. Jamás encontré una pista, oí una palabra por dónde empezar a buscar, un papel o un documento que me sirviera de indicio. Fue como si nada hubiera sucedido. Años después volví a aquel caserío pero los parientes de mi padre ya no vivían allí. Supongo que marcharon con los cuartos que les entregó por sus servicios...

-¿Y cómo conoció a mi suegra?

-Seguí con mi vida. Pero me convertí en una joven amargada y triste que no vivía la vida, solo pasaba por ella. Un día hubo una fiesta en la Casona, y me obligaron a ir. Debía relacionarme con la gente, ya estaba en edad casadera y era necesario encontrarme un marido. La fiesta era por el nacimiento del primogénito del matrimonio Castro-Montenegro. La fiesta me agobiaba, ver al bebé tan primoroso, de mano en mano, me partía el alma, me faltaba el aire, me ahogaba entre tanta conversación fingida y absurda. Me escabullí por la primera puerta que vi y baje las escaleras, pensando que salía al exterior. Pero me encontré en la cocina y me escondí en un rincón para llorar por mi bebé. Al poco rato, entró por la puerta una mujer con un niño en brazos de pocos meses. Le cantaba una nana para que se durmiera y lo acunaba con tanto amor que no pude dejar de mirarlos. Cuando se durmió lo dejó en un cesto y le susurró algo, lo besó y lo dejó durmiendo para seguir con sus quehaceres. Esa imagen me ha perseguido toda la vida, pensé que ese niño era el más afortunado del mundo por tener esa una madre que le daba tanto amor con solo mirarlo. Y en ese momento tomé una decisión.

-La Casona…Alfonso tenía que ser ese bebé.-dijo Emilia pensativa- Entonces usted se crió por aquí.

-Por la edad, supongo que era su marido. Conocí a Rosario faenando en la Casona, recuerdo de ella su bondad, su amabilidad, pocas palabras cruzamos en aquel entonces. Yo iba de visita con mis padres y ella, bueno, ella trabajaba para Francisca Montenegro. Como bien dice me crié en estas tierras. Mi hogar era el Jaral, ¿Sorprendida?

-¿El Jaral? –exclamó Emilia sin poder dar crédito. Nunca lo hubiera sospechado, ¿Nadie en Puente Viejo la ha reconocido, ni se ha dado cuenta de quién es usted? Mi familia llegó poco tiempo después a Puente Viejo…, y me es imposible recordar quien habitaba El Jaral antes de que la madre de mi amiga Pepa lo comprara.

-Fue en otra época y yo era otra persona. Fue la mansión de mis padres y tras su muerte, vendí a Doña Agueda de Mesía El Jaral, las tierras, los pastos y todo lo que le rodeaba. Desde que me fui de la comarca con diecisiete años, hasta hace tres meses que regresé nunca volví a pisar estas tierras.
Después de esa fiesta y de ver lo que era querer a un hijo con toda el alma, tomé una decisión. Así que hice un pacto con mis padres: Me marchaba del Jaral para siempre, a cambio de una asignación mensual y me dejaban hacer mi vida. En caso contrario removería cielo y tierra para buscar a mi hijo, hablaría, preguntaría, investigaría sin importar las consecuencias. Podían decir de mí que me había ido a las Américas, me había casado o me había encerrado en un convento, o incluso que había muerto, no me importaba nada. Me vieron tan convencida y segura de lo que haría, que pienso que se sintieron aliviados al perderme de vista y no desmoronarles su vida hipócrita y convencional.

Marché a la capital y me hice enfermera. Empecé trabajando en un hospital. Por entonces ya tenía clara mi idea y un proyecto aunque no sabía cómo iba a hacerlo, sólo sabía que todos mis esfuerzos iban a ir encaminados a lograrlo.
Hay veces que la vida te da una oportunidad cuando menos te lo esperas y de la manera más insospechada. Un día estaba trabajando en el hospital cuando llegó un muchachito de unos seis años, andrajoso, sucio y mal nutrido, pidiendo a gritos ver a Don Joaquín. Casi lo echaron a patadas del hospital. Yo me acerqué a él, y entre sollozos, lágrimas y un miedo atroz en el cuerpo logró decirme que le ocurría: su madre necesitaba a Don Joaquín porque el bebé ya llegaba y había mucha sangre y mamá gritaba y chillaba mucho.

Busqué a Don Joaquín por el hospital, lo encontré en su despacho entre un montón de libros y papeles. Le conté lo que un niño le buscaba y lo que decía. Se levantó de su silla casi de un salto, se quitó su bata, cogió el maletín y sin más me dijo: “Vamos, necesito su ayuda”.

Le seguí sin preguntar, subimos a una calesa junto al niño y partimos hacia los arrabales de la ciudad. El mundo que allí vi nunca lo hubiera imaginado ni en mis peores pesadillas. La pobreza, la suciedad y la miseria se apropiaban de todo. Familias hacinadas en casas, en las que el frío y la humedad se colaban por cada rendija, niños malnutridos, pobreza y miseria por todas partes.

Entramos en una casa medio derruida y allí en un camastro una mujer se desangraba, mientras un pequeñín venia a este mundo. Don Joaquín ocupó el lugar de aquella mujer que ejercía de partera y consiguió parar la hemorragia. Me dio indicaciones, precisas y concretas de lo que tenía que hacer y en aquel momento y en aquella casa destartalada, sucia y fría empezó a tomar forma la decisión que adopté un par de años atrás.

Hasta ese día no supe quien era Don Joaquín en realidad. Lo veía en el hospital pero no tenía trato con él. Era un era un médico callado y reservado. Rondaba por aquel entonces la cincuentena y llevaba media vida trabajando en el hospital. Era de trato amable con los pacientes y un profesional diligente. Poco tiempo después supe que sus colegas no trataban con él, no se relacionaban y casi le ignoraban. La selecta clase médica de aquellos años no podía tolerar, no comprendían y no aceptaban que él tuviera una vida al margen de ese hospital de postín.
En su tiempo libre visitaba prostíbulos, burdeles y arrabales, cuidaba de las prostitutas embarazadas, de las rameras y de sus enfermedades, de mujeres solas y abandonadas con niños a su cargo, de zagales que apenas levantaban un palmo del suelo, pero que ya tenían una responsabilidad a sus espaldas. Trajo al mundo a muchos más niños de los que hubieran nacido sin su ayuda. Nunca hizo preguntas, ni juzgó la forma de vida de esas gentes, sólo cuidaba de todos con infinita ternura y bondad.

Desde ese día acompañé a don Joaquín en sus visitas. Sanamos enfermedades, trajimos al mundo niños amados y deseados, pero también a otros inesperados y no queridos, curamos heridas y dimos consuelo, esperanza y apoyo. Intentábamos mejorar las condiciones sanitarias de esas personas, pero siempre topamos con la intolerancia, la intransigencia y la falsa moral. Quise cambiar todo eso desde el hospital, pero no pude. Mejor dicho, no me dejaron. Así que cuando murieron mis padres, vendí todas sus posesiones, excepto la Granja y empecé a hacer realidad mi sueño.

-Puedo ir haciéndome una idea, pero dígame ¿Qué se proponía?- preguntó Emilia asombrada y maravillada por la historia de esa mujer.

-Desde el día que vi a su marido en brazos de Rosario, me dije que si yo no podía tener a mi hijo junto a mí, haría todo lo posible por conseguir un hogar para cada niño abandonado que pasara por mis manos, donde se sintiera amado y querido por unos padres, cariñosos, buenos y generosos, que lo desearan como a nada el mundo. Buscaría para cada uno de ellos un hogar donde el amor fuera lo importante, por encima de dinero, bienes o cualquier otra cosa. Imaginaba que mi hijo estaba con unos padres que lo adoraban, lo querían como si hubiera salido de sus entrañas y que estaban haciendo de él o de ella una personita, feliz, sana, valiente y decidida, y ese pensamiento me salvó de no volverme loca.

Con el dinero de la venta compré un viejo Caserón y lo transformé en una casa acogedora y bonita, con luz a raudales y habitaciones caldeadas. Don Joaquín se vino conmigo. Vicenta, la mujer de don Joaquín, que regia la casa con mano firme e infinita alegría, se convirtió en enfermera, cocinera, secretaria y lo que hiciese falta a cada momento. Los tres juntos, empezamos a construir una realidad, donde sin preguntas ni juicios, nos ocupábamos de aquellas mujeres marginadas por la vida y por la sociedad. Fue duro y difícil pero también reconfortante. Durante todos estos años, muchas mujeres solas, abandonadas y consideradas escoria por la sociedad, tuvieron unos bebes sanos, fuertes y queridos.

Cada foto que ve es una historia diferente, la mayoría de ellas con final feliz aunque otras no tanto. Nos ocupábamos principalmente de prostitutas, y rameras, pero también mujeres solas y enfermas que no podían hacerse cargo sus hijos. Nos ocupábamos de los niños huérfanos, de niños abandonados porque sus padres pensaban que estarían mejor en otro hogar. Pero también nos dejaron algún que otro niño no deseado procedente de buenas familias. Se sorprendería de cuantos hombres respetables nos dejaban a sus bastardos…

Así que ya ve, por aquella vieja casa pasaron muchos niños unos simplemente se quedaban a nuestro cuidado mientras sus padres trabajaban duro y otros a los que sus padres abandonaban. Nunca preguntamos sus motivos ni nunca juzgamos sus decisiones. Cuidé, amé y protegí a todos ellos hasta que les encontrábamos un hogar adecuado. Nuestro principal problema eran los zagales que ya eran algo mayorcitos para ser adoptados. Tratamos de darles educación, de que fueran a la escuela y de que aprendieran un oficio. Con muchos lo conseguimos e hicimos de ellos y ellas jóvenes fuertes, independientes y capaces de salir a flote en esta vida. Algunos de ellos ya son adultos que tienen sus propias familias, pero también debo confesarle que con otros fracasamos….. Ambrosio y su mujer fueron los primeros a los que entregué un niño. Eran un matrimonio un poco mayor que no habían visto colmado su amor con hijos. Así que se hicieron cargo de unos hermanos, con una edad bastante difícil para ser adoptados. Mantener a dos críos era imposible para ellos y separar a los hermanos impensable, pero vi en ellos un deseo tan grade de ser padres que no dude en cederles la granja, para que trabajaran la tierra y tuvieran un porvenir.

-Oh! Y nosotros creíamos que la granja era de Ambrosio, así le hemos llamado siempre. Puede estar orgullosa, Encarna, los hijos de Ambrosio siempre han sido buenos muchachos y ahora con sus propias familias, son excelentes maridos y abnegados padres.

-Me consta Emilia. De alguna manera he seguido la vida de todos ellos. Cada retrato que ve en esta pared tiene su propia historia que le podría contar.

-¿Y cómo acabó aquí, en la granja con Paula, la niña y los zagales?

-Se me acabó el dinero y las fuerzas. Gasté en el dinero de mi herencia, con prudencia pero sin escatimar y llegó un día en que ya no hubo más. Nunca tuvimos ayuda de ningún tipo. Ni de las instituciones o de la gente de dinero, que con su intransigencia e intolerancia nos trataba como a marginados. Habladurías y la falsa moralidad nos condenaron a vivir casi como apestados.
Después de muchos años de duro trabajo, no quedaban cuartos y Don Joaquín ya era muy mayor para seguir con ello, así que yo sola no podía continuar. Volví a trabajar en un hospital pero seguí involucrada con la gente del arrabal. Un día, hace siete años vino a buscarme Vicente, entonces tenía doce años y la madurez, responsabilidad y sesera que tiene ahora.

-¿Vicente es ese mozo tan apuesto que tiene con usted? –preguntó Emilia fascinada con la vida de Encarna

-Yo lo traje al mundo, como traje a su hermano Francisco y al pequeño Carlitos.

-Entonces ellos tres…

-Son hermanos. Son mis niños. Verá, -siguió contando su historia Encarna- Vicente vino a buscarme porque su madre estaba de parto del pequeño. El padre los había abandonado hacía unos meses y nadie sabía de su paradero. El estaba asustado, estaban solos y no sabía qué hacer, su hermano apenas tenía dos años, así que me busco por la ciudad y me pidió ayuda.

El parto fue bien. Nació un niño sano y regordete y la madre se recuperó pronto. Pero al invierno siguiente, el frío, la humedad y la falta de alimento se cebó con Teresa, la madre. Cogió una pulmonía y no se recuperó. Recuerdo su mano apretando con una fuerza intensa que no tenía la mía, pidiéndome que me ocupara de sus hijos, que los cuidara, que se iba tranquila sabiendo que conmigo iban a estar bien…

-¡Oh Dios mío! –suspiró Emilia- lo mismo que me ha dicho Paula

-Paula…mi pobre niña ¡que sabia es! Ya ve Emilia tan solo se necesita amor para ser padres, y usted y su marido creo que tienen y mucho. Ella lo ha visto en ustedes y yo creo que es la decisión más dura, valiente y generosa que una madre pueda tomar. Hable con su marido, piénselo y si aceptan convencida estoy de que esos niños serán felices y dichosos el resto de su vida.

-Encarna no diga eso, Paula se recuperará, verá crecer a sus niños y…

-Se equivoca Emilia. Su corazón está tan débil que probablemente no resista el parto. Paula siempre ha sido una muchacha enfermiza y el criarse en condiciones pésimas no ayudó a su salud. Ella sabe de su situación. Lo tiene asumido, por eso estamos aquí.

-¿Quería morir en Puente Viejo? No entiendo porque. A esta muchacha jamás la hemos visto por aquí ¿cómo es posible que quisiera venir a morir en este pueblo?.

-Temple Emilia. Estamos aquí por ella, pero también por mí. Le contaré como llegó Paula a mi vida y lo entenderá. Cuando tenía quince años, su madre la metió a faenar en el palacete de unos Condes. Trabajó en la lavandería del palacio, el agua, la humedad y los esfuerzos fueron debilitando su corazón. Era una joven guapa y atractiva que despertaba envidias entre las mujeres y recelos en los hombres. Se crió prácticamente sola y en la calle, su madre casi nunca estaba en casa y a su padre nunca lo conoció. Al poco tiempo de entrar a trabajar en el palacete, el Señorito de la casa se fijó en ella. La buscaba casi todas las noches, y ella ya se puede imaginar… Amenazas, coacción y chantajes debieron de hacer su efecto. Un día descubrió que estaba en cinta, mejor dicho se dio cuenta la cocinera y entre fogones, pucheros y guisos nació Clara.
Cuando descubrió que estaba embarazada, el señorito ya se había cansado de ella y andaba haciendo el servicio militar. Paula era invisible para los Condes y como su trabajo se desarrollaba en el lavadero y por los sótanos del palacio, nadie se enteró de su embarazo a excepción del servicio. La cocinera que había vivido situaciones similares con anterioridad, se ocupó de ella, la cuidó como una madre y la protegió del resto del personal. Cuando nació Clara, la niña se convirtió en el bebé de todos los que trajinaban por los sótanos del palacio.

Pero lo bueno no dura mucho y el Señorito volvió, la buscó de nuevo y Paula cometió el error de decirle que Clara era su hija. El la amenazó con quitarle a la niña, le dijo claro y conciso que si se atrevía a decir de nuevo que esa hija era suya, no volvería a verla más. La pondría en la calle, y si no consentía a sus caprichos por llamarlos de alguna forma, se encargaría él de que todos supieran que su madre era una ramera y no cejaría en su empeño hasta que las autoridades le arrebataran a la niña.

Hay personas a las que la vida no las trata bien y Paula es una de ellas. Cuando descubrió que nuevamente estaba embarazada, no lo pensó dos veces cogió a la niña y abandonó una noche esa Casa. Cogió algo de ropa, sus pocas pertenecías y se llevó un poco de comida de la despensa. Una fría noche de invierno salió por la puerta con su niña, su embarazo y sus pocas fuerzas y no volvió a mirar atrás.

Una mañana andaba yo camino al arrabal, cuando la encontré vagando con la niña cogida de su mano y casi arrastrándose. La fiebre la devoraba y Clara estaba aterida de frío. Habían pasado varias noches a la intemperie. No lo pensé las cogí y como pude la llevé a casa.

Pasaron varias semanas y se recuperó. Para entonces Clarita ya era el centro de atención de los niños, la cuidaban, la mimaban y se encariñaron de ella como si fuera su propia hermana.
Paula se recuperó, pero su corazón volvió a resentirse. El embarazo iba bien pero no su corazón. Los doctores determinaron que su corazón no podría soportar el parto y sugirieron otra cosa. Paula se negó por completo, ese niño era su hijo.

-Pobre niña- dijo Emilia con lágrimas en los ojos- Que injusta es la vida, ¿Por qué tiene que castigarla de ese modo?. Encarna, llamaré a Don Pablo, él sabrá que hacer o con quien contactar. Paula necesita otra opinión, tal vez encuentren un tratamiento que sane su corazón….

-Emilia, acepte las cosas como son. –la interrumpió Encarna- Los últimos cuartos los gasté en doctores, hospitales y tratamientos y todos coincidieron en lo mismo: el parto es su condena. La vida es injusta, sí. Pero ahora lo que tenemos que hacer es que esa muchacha llegue al final de su vida sintiéndose querida y sobre todo que tenga la certeza de que sus hijos formaran parte de una gran familia. Y si ella ha pensado en ustedes es porque ha visto todo el amor que tienen en su corazón, ha comprendido lo que ustedes se quieren y cuanto amor tienen para dar. Es tan solo amor, Emilia lo que se necesita.

-Hablaré con Alfonso ahora mismo. Mejor aún, vendremos los dos y hablaremos con Paula, si no me equivoco y creo que no, a Alfonso esa niña ya le ha arrebatado el corazón. Se que estará encantado de ser padre de nuevo. Encarna, me siento tan egoísta ilusionándome con esos niños. Por una parte me siento mezquina al pensar en que podemos ser padres de nuevo cuando Paula va a morir y por otra estoy tan feliz de que la vida nos puede dar lo que más deseamos, lo que nos falta.

-¿Puedo preguntar que pasó para que no tuvieran más hijos?

-Realmente no lo sé. Lo intentamos muchas veces pero nunca llegaron los hijos. Yo tuve un parto también difícil y complicado y tal vez esa haya sido la causa o Alfonso… pero ya no importa. No hemos tenido una vida vacía. Nos hemos querido y amado siempre, tenemos a nuestra hija, a María, a la que queremos más que a nada en el mundo, un negocio próspero, familia y amigos. Si algo nos falta, estoy convencida que esos niños nos lo darán. Ahora entiendo cuando mi marido dice que si la vida no nos dio hijos es que tenía un plan superior para nosotros

-Emilia no corra. Gran responsabilidad es un niño, imagine lo que será tener a dos de golpe. Tal vez su marido no esté de acuerdo, no quiera o no puedan hacerse cargo. Hablen y tomen una decisión, pero esos niños van juntos, por ellos y por su madre. Una cosa es encariñarse y otra bien distinta amar, educar y criar a un niño.

-Que poco conoce a Alfonso, Encarna!. Es el hombre más bueno, generoso y con el corazón más grande que existe. El no me lo ha referido jamás, pero sé que será feliz por completo si vuelve a sentirse padre, si puede volver a acunar a un niño en sus brazos. Más de una vez lo he visto ver con infinita tristeza en los ojos como los padres arreglaban triciclos y juguetes de sus hijos, o como los levantaban y lanzaban al aire al tiempo que escuchaban las carcajadas sonoras de los niños… No, Encarna, no. Segura estoy, de que querrá a esos niños con el alma, como hizo con María.

-Y yo estoy feliz de saber que mis dos últimos niños estarán en el mejor hogar que pueda haber.

-Doy gracias a la Providencia de que les pusieran a Ustedes en nuestro camino

-No de las gracias a la providencia, Emilia. Déselas a Ambrosio

-Por eso están aquí, por la Granja de Ambrosio.

-Una mañana, vino a verme el hijo mayor de Ambrosio. Sus padres estaban mayores para estar solos en la granja y ellos tenían una vida en Munia. Dejaban la granja, la familia tenía que estar junta y no era de recibo que sus padres estuvieran solos. Ahora le tocaba a los hijos cuidar de sus padres, igual que habían hecho ellos cuando eran pequeños. Nunca me he sentido tan feliz de ver como el amor de unos padres se ha trasmitido a los hijos, sin importar de donde o como hayan llegado hasta ellos.

Los médicos aconsejaron a Paula un cambio de aires, la granja estaba libre y el susto y el miedo constante en el que vivía Paula por si aparecía el Señorito (que jamás he conseguido saber su nombre) y le arrebataba a su hija no ayudaban a su corazón. Hablé con mis chicos y tomamos una decisión. Nos veníamos a Puente Viejo, no iba a ser fácil pero viviríamos bien, con trabajo y esfuerzo saldríamos adelante. Me siento orgullosa de todos ellos, pero en especial de Vicente, ya es un hombre y podía haber hecho su vida. En la ciudad tenía un trabajo, estaba aprendiendo un oficio y sé que alguna moza le rondaba, pero no lo dudo ni un instante. Se vino con nosotros. Me dijo: “Soy tu hijo y tu mi madre, y yo iré donde vaya mi familia”. Esas palabras me compensaron de un plumazo todos los sinsabores de la vida. Y ya ve Emilia, empaquetamos algunos enseres y aquí estamos.

-Y desde este momento su familia acaba de incrementarse. Seremos siempre parte de su familia, y ustedes serán parte de la nuestra. Por encima de lazos de sangre, el amor es lo que une a las familias y de eso creo que andamos sobrados por todos lados.

En aquella casa, donde el dolor estaba presente a cada momento, un resquicio de felicidad empezaba a asomarse. Encarna y Emilia supieron desde ese momento que sus vidas quedaban unidas para siempre, que siendo tan distintas eran tan iguales en lo fundamental, las dos sabían que tan solo era amor lo que se necesitaba en esta vida.

Continuara.....

Que una anda despitadilla, y eso que son las Fiestas de mi Pueblo... si hay alguna Carmen por ahí Muchas Felicidades, aunque sea con una miaja de retraso.

Chicas, me paso para avisar que me voy de vacaciones y no vuelvo hasta Agosto...

Quizas algún día esté en "Modo MusiAlVisillo" Así que si es urgente, referírmelo! ;)

Y pa' variar...

Me quedo en ON...