El Rincon de Alfonso y Emilia. No concibo mi vida sin ti.

No se si la había dejado por aquí (porque es bastante antigua).. Pero si la había dejado, da igual... Disfrutadla..




De Blanca Parés (Quintina): ¿Buen rollo entre compis de curro? No, que va... #aupaPuenteViejo #estoesunequipo #goodtime

Bueno, parece que "Alfonsito" como Emilia lo llama, Alias "ricura mía" para su abuelo nos tiene a todas enganchadas a la tele... porque poco y escaso movimiento hay por estos lares.

¿¿Hola?? ¿¿Hay alguien o me he quedado yo sola??

gif capitulo 602:

SI ES TAN SOLO AMOR IV

Pues ya está listo. Acabo de hacer un puchero que quita el hipo. En cuanto Carmencita lo tenga preparado, me llegaré a casa de Encarna. –dijo Emilia mientras salía a la recepción donde Alfonso trajinaba con sus cuentas.

-¿No importunaremos en demasía, Emilia?, mira que a veces las buenas voluntades pueden ser mal interpretadas.

-Le he estado dando vueltas toda la noche. No me he podido quitar de la cabeza a esa muchacha, a Paula. A su tristeza y su amargura cuando debería de sentirse feliz por llevar un niño en sus entrañas, ese resentimiento y desconfianza en sus ojos. Y esa pequeña, Alfonso, tan bonita, tan chiquita con esa sonrisa tan inocente, que le dibuja dos hoyuelos en las mejillas. Por más que me estrujo la sesera, no puedo llegar a conclusión alguna, ¿Qué hacen tantos retratos de críos en esa casas? ¿Quiénes son los que viven ahora ahí?, ¿Quién es Paula?. Hija suya, convencida estoy de qué no lo es, y la niña pequeña, ¿de quién es?. En ese hogar hay un vínculo que los une por encima de todo. Realmente no se qué tipo de relación les une, pero estoy segura que en esa casa hay algo que los mantiene juntos y fuertes. Lo sé, y punto. No me preguntes porqué ni como lo sé, pero estoy segura de ello.

-Emilia tienes un corazón de oro y temo que salgas lastimada de esta. Pero ¡rediez! Yo tampoco he pegado ojo esta noche. Lo que me contaste ayer, me dejo intranquilo. Los niños son una responsabilidad grande, y por lo que referiste, me da que Encarna la ha asumido en grado sumo. Si no a santo de qué, esos libros y pizarras. A la amanecida he estado un rato hablando con Paco el cabrero. Tú ya sabes que no soy de entrometerme en vidas ajenas, pero me hecho el encontradizo y le he estado sonsacando acerca de la granja de Ambrosio. El pasa a menudo cerca de allí con el rebaño hacia los pastos, y me ha contado que casi todos los días ve a un zagal con dos muchachitos trajinando por un huerto que tienen a espaldas de la granja. Y el otro día tuvo que echarle una mano al más pequeño con una vaca a la que no había forma de ordeñar.

-Alfonso Castañeda, echando la hebra como una comadre –se burló Emilia llena de orgullo. La chanza siempre había sido entre ellos un motivo de diversión y complicidad.

-¡Y cómo no! Tus inquietudes me afectan más de lo que te puedas imaginar. Si tú ves la necesidad de ayudar a esa gente, pues yo te ayudo a ayudarles. Me contagias todo lo bueno que hay en ti

-Gracias por confiar en mí y por estar a mi lado, en mis cabezonerias y presentimientos. Entonces no ves mal que les lleve ese puchero. A esa muchacha le vendrá bien una comida en condiciones y ya sabes lo mano de santo que son mis calditos. Además me muero por ver otra vez a esa niñita…

-No creo que sea necesario. Por ahí viene Encarna.

Encarna entró con su habitual cansancio a cuestas, su tristeza y preocupación reflejadas en el rostro. De repente dejaron de ver en ella esa huraña y seca mujer que aparentaba ser. Orgullosa y obstinada, pero con buen fondo es lo que descubrías si te parabas a verla un instante.

-Buenos días, Encarna –saludó Alfonso con alegre simpatía- Veo que nos trae la comanda, deje que le ayude, traiga esa cesta –dijo quitándosela de las manos- y siéntese un momento, Emilia les tiene preparado algo. Ahora se lo acercó

-En realidad, venía a pedirles disculpas por no haberles traído la comanda ni darles aviso en el día de ayer.

-Tranquila, nos hacemos cargo de ello.

-También quería pedirle disculpas, a Usted y a su amiga, por tratarlas con tanta desconsideración, con tan poca cortesía. No era mi intención, yo no soy así. Pero al verlas allí, pensé que volvía de nuevo, el rencor, los perjuicios y la intolerancia. A ese comadreo insidioso que no deja vivir, a esa santurronería aparente que juzga sin conocer y nos ha hecho la vida imposible infinidad de veces. En fin, no sé si puede entender de qué hablo.

-Claro que la comprendo y no sabe hasta qué punto. Aquí tiene a dos buenas amigas para lo que necesite. No me tome a mal que haya tratado de meterme en su vida, se lo ruego. Me preocupaba usted, y ya se dará cuenta de lo cabezota que puedo llegar a ser cuando algo me ronda la sesera. Tengo claro que su reserva y seriedad son por algo que le preocupa y en gordo y quise saber por qué. Nunca pretendí juzgarla, sólo quise conocerla mejor y tenderle la mano, que supiera que podía contar conmigo y con Alfonso, pero usted no se dejaba, así que idee una treta para ir hasta su casa e involucre en ella a Candela

-¿Y qué treta es esa, si puede saberse? –dijo Encarna aliviada con la sinceridad de Emilia.

-Una excusa tonta. Queríamos proponerle el que sirviera sus huevos también en la Confitería de Candela. Ya ve, nuestro magín no da más de sí… pero ahora que lo pienso ¿por qué no ha tratado de venderle a Candela?

-Por una sencilla razón de economía. Vera usted, todavía nuestras gallinas no ponen muchos huevos y no podemos saber de cuantas docenas dispondremos cada día. En la Confitería sólo puedo vender huevos, mientras que a ustedes a parte de los huevos, les puedo vender pollos y conejos, y espero que cuando el huerto de sus frutos, zanahorias, lechugas, patatas… Jamás he dejado de atender mis obligaciones, y como no podemos saber la cantidad de la que disponemos, prioricé. Simplemente eso. Tener asegurados cada día los cuartos.

Emilia la escuchaba hablar y cada vez más se reafirmaba en su idea de esa mujer seca y cortante era una gran mujer, con un corazón generoso, valiente y osado. Con ideas sólidas, profundas y leales, que luchaba por la vida… y le gustó esa mujer. Supo desde ese instante que nunca le fallaría, siempre la tendría ahí, y con el tiempo llegarían a ser amigas. Le recordaba tanto a Rosario, que sonrió para sí mientras se atrevía a preguntarle:

-¿Qué le pasa a Paula? No me conteste si no quiere, pero me temo que esa muchacha no lleva un buen embarazo..

-Está en lo cierto, ese embarazo desde el inicio ha ido mal. Pero en realidad lo más trágico y cruel es que no le queda mucho tiempo de vida, se muere sin remisión –dijo Encarna con lágrimas en los ojos- Perdóneme, pero no puedo hablar de ella sin echarme a llorar, es tan joven y ha sufrido tanto..

-¿Puedo ayudarla de alguna manera? Dígame ¿necesita que demos aviso al doctor?.

-Gracias Emilia, pero no es necesario. Ya la visitaron los médicos hace un tiempo y ahora me encargo yo de su cuidado. No sufra, está en buenas manos.

La muchacha me refirió que Ustedes la ayudaron ayer sin más. Me contó que nunca había sentido tanta bondad ni tanta amabilidad por parte de unas perfectas desconocidas…, y me pide que les dé las gracias en su nombre, por sentirse querida, arropada y cuidada, para ella esto es muy importante. Tiene que entender que Paula ha endurecido su corazón, la vida no la ha tratado bien. No ha recibido mucho amor en su vida y que alguien sin conocerla se preocupe por ella sin hacerle preguntas, sin reproches., realmente la conmovió. Apenas la sostienen las fuerzas y ahora en la recta final del embarazo está muy asustada. No me gusta dejarla tanto tiempo sola. Siempre hay uno de nosotros cerca de ella, pero ayer fue un verdadero desastre de día. La vaca rompió el cercado y se escapó. Tuvimos que localizarla y llevarla de nuevo al corral, por esos pastos embarrados que nos costó un mundo. Luego reparar la cerca, total que estuvo demasiado rato sola y además con la niña…

-A Alfonso se le da bien la carpintería, le diré que se acerque y les ayude a reparar el vallado.

-De nuevo gracias, pero ya lo hemos arreglado. Estamos acostumbrados a hacer las cosas por nosotros mismos…

-Pues eso va a cambiar desde ahora, aquí tiene unos buenos amigos para lo que necesite

-Aquí está este rico puchero. Uhmm! Huele de maravilla –dijo Alfonso llegándose en ese momento hasta las dos mujeres. Había permanecido en silencio tras la puerta de entrada, escuchando las palabras amargas de Encarna, en silencio, con miedo a molestar la dolorosa confesión de la mujer, asombrado de cómo Emilia sabía captar la esencia de las personas, como su corazón pocas veces la engañaba y como conseguía siempre involucrarlo en sus cabezonerías.

-Acepte este caldo –dijo Emilia- les vendrá bien. Está recién hecho y además los ingredientes son suyos… Así que no puede negarse.

-De acuerdo, pero a cambio de la comanda de hoy. Lo que es justo es justo.

-Ni pensarlo, cuando ese huerto de ricas verduras, entonces hablaremos.

-Pues no se diga más. A mas ver Emilia, adiós Don Alfonso.

Encarna salía por la puerta con una sonrisa de agradecimiento, por el guiso, por unos nuevos amigos y sobre todo porque ninguna pregunta había salido de la boca de esa pareja. La aceptaban a ella, y a los suyos tal y como eran. Sin más.

-Aguarde un momento, Encarna –dijo Alfonso poniéndole suavemente la mano en el hombro- Verá, Emilia y yo andábamos dándole vueltas a la idea de contratar a un muchachito para que nos ayudara un poco con la Posada y me preguntaba si alguno de sus zagales estaría dispuesto a ello.

-No es posible, y eso que los cuartos nos vendrían bien. Pero los muchachos ya tienen muchas tareas y no quiero que descuiden sus estudios

-Verá, tampoco nosotros podemos hacer grandes dispendios. Sería un par de horas a lo sumo tres al día.

Emilia miró asombrada a su marido. Era la primera noticia que tenia, no recordaba haber hablado de eso, pero lo miró y descubrió un pequeño guiño en sus ojos, imperceptible para nadie que no fuera ella y asintió emocionada.

-¿Y qué tendría que hacer? –dijo Encarna

-Pues barrer los suelos, ayudar a las chicas con los cestos de ropa blanca, acompañar a Emilia al mercado, pequeñas tareas… y sobre todo echarme una mano a mí. Quiero cambiar unas estanterías desde hace mucho tiempo pero no encuentro el momento de subir y bajar de la escalera, si tuviera a alguien que me ayudara tal vez me decidiera.

Emilia miraba a su marido mientras hablaba y no podía por más que dar las gracias de tener a ese hombre a su lado. Sabía que lo estaba haciendo por ella, capaz de involucrarse hasta la médula por hacer propios sus deseos. Notaba como iba improvisando al hablar, según las palabras de Encarna. ¡Bueno era Alfonso para los temas que concernían a la Posada! los pensaba y repensaba, jamás tomaba una decisión de forma apresurada, media y calculaba los pros y los contras de cada decisión, y ahora de su corazón salían frases apresuradas llenas de razones inconexas con la única intención de que esa mujer aceptara. Y le quiso un poquito más si cabía por eso. Se sentía tan orgullosa de él que le hubiera echado los brazos al cuello en ese instante.

-Si es así, Francisco tal vez podría. Tiene nueve años camino de diez y es un muchachito fuerte y responsable.

-Pues no se hable más. ¿Cuándo podría empezar?

-¿No desean conocerlo antes, hablar con el zagal?

-No es necesario –dijo Emilia. Sabemos con certeza que es un buen muchacho ¿verdad Alfonso?

-Entonces mañana a primera hora lo tendrán aquí ¿les parece bien? A mas ver y gracias de corazón –se despidió Encarna después de ver como el matrimonio asentía al unísono.

Encarna salió, había recobrado la confianza en el mundo. Si no en todo, al menos en ese pedacito de cielo que era la Posada. Esa pareja era oro molido y su amor resplandecía alrededor. Ella lo había visto y una infinita esperanza la empujo a ver la vida de otra forma.

-¿Por qué hace todo eso por ellos, Encarna? – susurró Emilia.

Encarna se giró lentamente, levanto su cabeza y la miró a los ojos. Una sonrisa como no le habían visto nunca resplandeció en su rostro.

-¿Y qué razón más poderosa que el amor, Emilia? Es tan sólo amor.

Continuara.

¿Dónde esta la pagina matarilerilerile? ¿Dónde esta la pagina matarilerilero?

Y otro mensajito cutre para que salga la pagina!

Music, reina no estas sola.... yo no abandono el barco pero estoy confinada a galeras.

No te apures que seguimos por aquí, he subido un momento a cubierta y he visto un montón de cosas que tengo que ver con detenimiento.

En serio, yo también ando liada y mis horarios son casi de sol a sol. Pero no aquí seguimos de una forma u otra....

besos a todas...

SI ES TAN SOLO AMOR V

Alfonso y Emilia la vieron partir. Mientras la veían caminar calle abajo, Alfonso pasó su brazo por la cintura de ella y la atrajo hacia él. Cuando dobló la esquina y desapareció de su vista, volvieron a sus tareas con la certidumbre de que con amor, y ambos sabían que el amor era capaz de todo, la vida era más bella y fácil de vivir.

Iban pasando los días con sus rutinas habituales. Francisco, al que el nombre le venía grande, era un muchachito rápido de movimientos y veloz en el aprendizaje. Era de palabra amable y trato cortés, siempre dispuesto a ayudar y al que no le importaba que tarea realizar. Barría suelos del mismo modo que ayudaba a las mozas a bajar grandes cestos llenos de ropa blanca pendiente de lavar, acompañaba a Emilia a hacer recados por el pueblo o limpiaba con esmero cristales. Poco a poco su simpatía y alegría se fueron manifestando de forma continua, contagiando con su risa a todo el que por allí andaba. Pero cuando de verdad era feliz era cuando Alfonso requería su ayuda para lijar, serrar, medir y cepillar aquellos trozos de madera que poco a poco iban tomando forma de estantes. El muchacho pensaba con cautela, que aquello tenía que ser parecido a tener un padre, pero por lo que él recordaba, los padres nunca tenían cerca a sus hijos…

Emilia seguía acercándose hasta la granja todos los días. Cada mañana, después de dejar listas sus tareas en la Posada y en la Casa de Comidas se llegaba hasta allí con un potaje, un guiso o un caldo que según decía era lo que había sobrado del día anterior, aunque todos callaban la mentira, cautivados por lo que a ellos les parecían exquisitos manjares.

Los primeros días Emilia se llegaba hasta la casa con cierto reparo, poniendo excusas, tratando de no molestar ni de entrometerse en unas vidas que querían permanecer distantes. Al principio sólo cruzaba unas pocas frases con Paula. Frases llenas de amargura y de dolor que se le clavaban en el pecho a Emilia. Se sentía impotente ante esa joven a la que sólo podía dar su cariño y su afecto. La animaba con palabras llenas de esperanza, de futuro y de ilusión a las que ella respondía con callado silencio. Le partía el alma pensar que Paula no podría disfrutar de su hijo durante mucho tiempo y el no saber si la muchacha era consciente de su situación la acongojaba.

Pero día a día la situación mejoraba entre ellas. Paula entendió que Emilia no juzgaba ni adoctrinaba, no esperaba respuestas y no hacía preguntas inquisitorias. Era la persona con el corazón más generoso que conocía. Sin contar a Encarna, por supuesto, pero es que Encarna era su madre, su norte, su guía y casi hasta su vida. Así que un día, dejo que Emilia le cepillara el pelo, otro que la sacara un rato al sol, “la mejor fuente de vitaminas” decía Emilia, un día se atrevieron con un pequeño paseo. Pequeñas cosas y pequeños detalles que se transformaron en confianza mutua, en cariño y ternura. Un día Emilia se atrevió tímidamente a poner la mano en la abultada tripa de la muchacha, la retiro casi de inmediato pero Paula puso la suya encima y la retuvo allí. Sentir moverse a esa criatura, notar sus pataditas volvió a asumir a Emilia en el estado de infinita tristeza por no haber engendrado ese hijo que tanto habían deseado.

-Ojalá no hubiera sido engendrado –La voz de Paula sacó a Emilia de su dolor.

-Oh niña! Pronto veras su carita, lo acunaras y lo amantarás y esta pena que ahora te persigue, pasará. Será un niño feliz, sano y fuerte, orgulloso de su madre. –Trataba de animarla Emilia

-No señora, se equivoca. Este niño nunca tendrá una madre que lo quiera.
Las palabras de la muchacha se le clavaron en el corazón. Cuánto dolor encerraban, pensaba Emilia. Ella creía que la muchacha era consciente de su final, que le aterrorizaba pensar en que ese niño no tendría quien lo cuidase y amase, que se quedaría sólo y se hizo el firme propósito de que esa niña cuando le llegará su final, se iría con la tranquilidad de saber que su bebe era querido por un sinfín de personas, que lo cuidarían y protegerían durante toda su vida.

Emilia cuidaba de Paula como una madre haría, pero se desvivía por la pequeña Clara. Cada noche le contaba a Alfonso como había bañado, o como había jugado con esa niña, como le cantaba canciones que creía olvidadas y como ella se reía feliz, ajena a todo mal. Como se hacía entender con su media lengua y como la colmaba de felicidad.
Alfonso se preocupaba del entusiasmo desbordado de Emilia cuando hablaba de esa niñita. Pero realmente se alarmó y en gordo, cuando bajó del desván el viejo baúl donde guardaba con celo, toda la ropita, su canastilla y los juguetes de María con la esperanza secreta de que un día volvieran a ser necesarios para ese hijo que nunca llegaba.

-¿Emilia que es todo esto? –dijo Alfonso al entrar en casa y ver desperdigados por la sala, vestidos, blusas y camisones, pañales, y toquillas. Diminutos patucos y jerséis tejidos a mano de todos los tamaños.

-He pensado que toda esta ropa de María ya no la vamos a necesitar y es una lástima que se quede encerrada en el baúl. ¿Recuerdas lo primorosa que andaba María con este vestido?-dijo mostrándole a su marido un trajecito blanco,- ¿y cuando le pusimos este gorrito que le tapaba los ojos y movía la cabecita para quitárselo? Cuantos recuerdos ¿verdad, Alfonso?

-Amor, ¿estás segura de querer desprenderte de todo esto? Te he visto infinidad de veces arrodillada delante de este baúl, revisando con infinita tristeza cada paño, cada tela, aspirando su aroma, el olor a nuestra hija. Me asusta el pensar que lo que puedas sentir por esa niñita, y no quisiera pensar que la estás haciendo tuya. Esa niña no sabemos que hace con Encarna, tal vez esté a su cargo mientras sus padres faenan lejos. Nadie abandona a un hijo sin más, Emilia, y temo que tu encariñamiento con ella te rompa el corazón.

-Tranquilo mi amor. Me he encariñado con ella y mucho, soy consciente y sé que tiene unos padres en algún lugar que la adoran, pero mientras tanto puedo disfrutar de ella, la mimo, la beso con besos gordos llenos de ruido, le hago cosquillas, la abrazo, la alimento, juego con ella y le cuento cuentos y todo eso me hace mucho bien. Me hace sentir madre de nuevo.
Como bien dices tú si la vida no nos ha dado más hijos es porque tiene un plan superior reservado para nosotros. Y si este baúl no entra en los planes que la vida nos reserva, es de recibo que forme parte de la vida de otros.

-¿Me llevarás un día a conocer a esa niña? –dijo Alfonso, estrechándola entre sus brazos.

-¿Mañana estaría bien?

Y se fundieron en el beso más tierno, sincero y lleno de amor que recordaban.

Encarna agradecía la presencia de Emilia en casa. Al principio con reserva, pero día a día se cercioraba que Emilia lo hacía de corazón lo que le permitía a la mujer cierto desahogo con sus tareas. Sabía que Paula estaba bien cuidada y ella podía faenar con más tranquilidad, aunque a medida que pasaban los días la intranquilidad crecía por la llegada del parto. Era consciente de que iba a ser difícil y el corazón de Paula no podía resistir mucho, pero que ¡carajo!, hasta que llegara ese día se sentía dichosa del cambio que había experimentado esa muchacha y eso se lo agradecía a Emilia a cada instante. Así que hoy, terminaría antes sus labores y charlaría un rato con Emilia, se dejaría atrapar por la voz de esa sensata mujer que contaba unas historias divertidas sobre su juventud, tal y como le refería Paula cada tarde.

Entro en la casa y descubrió a las dos mujeres, inmersas en la lectura de un libro. Contempló el rostro de Paula, tan cetrino con los ojos que se iban apagando, su respiración lenta y cansada y no pudo por menos que maldecir interiormente a todos esos dioses que permitían que sucediera una desgracia como esta. Se recompuso y entro en la sala tratando de aparentar una alegría que no le sobraba.

-Así que hoy toca lectura –dijo Encarna con un tono alegre en la voz- ¡Que bien!

-Emilia ha visto este libro de Julio Verne en la estanteria y me ha referido que su marido se lo regaló hace muchos años pero que ella creía que era de un admirador secreto y hasta muchos meses después no supo que era él quien le hacía regalos. Es una historia tan bonita…. –pero la muchacha ya no pudo seguir, las fuerzas la abandonaban por momentos.

-Pues tendrá que contármela un día, Emilia. Pero ahora será mejor que te echas un rato, Paula. Vamos ¡arriba! –dijo Encarna, tirando de ella para levantarla, le toco la tripa y le dijo- Este niño tiene ganas de venir al mundo pronto, no falta mucho. Emilia, por favor ayúdeme a llevarla a la cama.

Emilia cogió a Paula por el otro lado y entre ambas la llevaron al dormitorio. La dejaron tumbada en la cama y Emilia busco una manta par echársela por encima. Mientras se agachaba sobre ella para arroparla como a una niña pequeña y mullirle la almohada, sintió en un susurro su voz que le decía: “Quédese con mi niña, por favor cuide de Clara y quiérala como yo no podré hacerlo”

Emilia se quedó paralizada. No sabía si había oído lo que creía haber oído, murmuro unas atropelladas palabras sobre que todo iría bien y salió rápidamente de la habitación. Tuvo que apoyarse contra la pared para recomponerse, había oído Clara, Clara esa niña a la que le suponían unos padres pero que jamás repararon en que su madre estaba ahí, junto a ella.

-Emilia, ¿está bien?

-Sí, si claro. Es que ver a Paula así y no poder hacer nada me descompone y me ha dicho una cosa que me ha conmovido profundamente. Será mejor que me marche

-Emilia, -dijo Encarna mientras la acompañaba a la puerta- Hace unas semanas me preguntó porque hacía yo esto… y ahora me gustaría preguntarle porque hace usted esto.

Emilia de pronto tuvo una visión general de lo que ocurría en esa casa. Como si un destello fugaz, iluminara su mente, comprendió qué hacían todos ellos allí. No sabía por qué ni como, y no le importó. Sólo sabía que esa mujer había querido, cuidado y protegido a unos desconocidos durante toda su vida.

-Yo también me encontré una vez en la vida sola, incomprendida, injuriada y despreciada por la gente. Gente que me conocía de toda la vida, que eran mis amigos y que de pronto me trataron como una apestada al quedar en cinta. Pero yo fui afortunada, Alfonso me aceptó sin reservas, quiso al niño que crecía en mis entrañas como a su propio hijo y desde entonces hasta ahora nuestras vidas han permanecido unidas por un amor infinito.
Sí Encarna, no me mire así. María no es hija de Alfonso, quedé embarazada de un sinvergüenza que me deslumbró, me embaucó y me engañó. No quiero ni pensar que hubiera sido de nuestra vida si él no hubiera estado ahí, queriéndome desde el principio sin reservas y para siempre. Se enfrentó al mundo por mí sin importarle las consecuencias y yo le quise sin remisión desde ese momento. En realidad siempre le he querido, aunque no lo sabía. Tenía un concepto del amor tan infantil y tan romántico, que no supe valorar lo que es el amor callado, entregado y sincero hasta que mi marido me lo demostró.

También tuve una buena maestra que me enseñó a querer a las personas sin más. A darles todo sin esperar nada a cambio, a entregarles el corazón generosamente. Mi suegra me abrió sus brazos y su corazón. Quiere a María como su nieta que es, ha dado la vida entera por sus hijos, los ha hecho felices, buenos y generosos. Su bondad y generosidad alcanza a todos y jamás espera recompensa alguna.

-Rosario –murmuró Encarna

-¿Conoce a mi suegra?

-La conocí en otro tiempo. Creo que ha llegado el momento de que le cuente una historia. ¡Vamos!, haré café y le contaré como he llegado hasta aquí.

Continuará

¡¡¡Anda!!! ¿Encarna conoce a Rosario?

CONTINUA!!!!

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Montaje hecho por @AnadeArmas_Fans

Os dejo un video que he hecho de Alfonso y Emilia (el primero con video!!!! )



Espero que os guste!

Hola chicas perdon por no escribir ultimamente!!!! pero saber que os estoy vigilando jaja en el sentido bueno claro!!!!:)
Iresila tu fic es fantastico, me encanta!!!! y sigue porfa que nos tienes en ascuas!!!!
musicintheair pobrecita mia que la habiamos dejado solita gracias por las imágenes y los gifs son geniales que las setas nos acompañen!!! jajaja
croquep gracias por esas imagenes que nos hacen despertar esa ternura que teníamos guardada y ese video que prometo verme en cuanto tenga internet es decir mañana ya que ahora estoy utilizando un pincho y no puedo pero de seguro que sera genial!!!
quien no se comería a ese niño, nuestro alfonsito!!!
y he oido algo de un entrevista con nuestros chicos???? porfis que sea una en la que salgan juntos y si eso conlleva a un makin off pues mejor aun!!!!!

creo que las vacaciones estan afectando en demasía al rincón no oís el eco chicas jeje es broma esperemos que las que faltan aparezcan pronto
yo tambien estoy ilusionado con el proyecto de fernando en sujeto darwin promete y mucho!!!
al igual que el proyecto de nuestra chica en on fire!!!
por otra parte dire que pensaba que el corto la cruz se estrenaba en junio bueno esperemos que lo podamos difrutar dentro de poco!!!!

sigo conectada asi que hasta luego!!!

Me he pasado por Wikipedia y me he dado cuenta de la poca información que hay de nuestros chicos (Fernando ni siquiera tiene pagina) y he pensado que eso no podía ser.. ¡Así que me hecho una cuenta para informar mejor de los nuestros! Me va a costar mucho manejar Wikipedia, pero bueno...

Mi pregunta era, ¿Qué foto quereis que ponga de los nuestros? Os doy de plazo hasta mañana (sisi, con prisas)

pero tiene que ser juntos o separados????

Buenos días...

Cuanta razón tenéis, las vacaciones afectan en demasía a este rinconcito, pero creo que vigilar vigilamos todas....

Yo sigo al pie del cañón. Me paso y os leo pero tengo poco tiempo para comentar casi nada. Una que creía que con las vacaciones escolares podría ir mas relajada, pero que va... todo al revés.

Music, gracias por dejarnos tu video. Como todo lo que haces, precioso. Sigue que eres una artista. Y será coincidencia o simbiosis alfonsoemilista... pero ayer yo también entre a la Wikipedia, por otras cosas que no tenían nada que ver con esto... pero ya que estaba por ahí también busqué a Fernando y a Sandra y de Fer como si no existiera.
Animo con la Wiki, yo tampoco se nada de todo eso, pero si necesitas alguna ayudita habla por esas teclas. Tema fotos, pues las que te ha dejado Cro son perfectas, elige tu que a mi me gustan todas.

LLevo retraso con ver los capitulos completos. Pero los veré, la serie en general me sigue enganchando. De momento veo las escenas de Alfonso y Emilia y algo que me llame la atención de los otros personajes para no ir perdida del todo.

Menos mal que Croquep, sigue avivando el Rincon con las foticos y con las noticias de todo lo que acontece. Esperemos que el proyecto de Fer salga adelante.... faltan pocos cuartos pero tambien pocos días..

A mas ver serranas .....

Bueno, si os dais una vueltecita por Wikipedia veréis que Sandra ya tiene fotos y todos sus proyectos ordenaditos!!! bien!!! ;)