El Rincon de Alfonso y Emilia. No concibo mi vida sin ti.
#0
22/06/2011 18:43
“Si de tanto que te quiero me duele.”

Canales






Sandra Cervera y Fernando Coronado.









Mundo fan.


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#20261
26/06/2013 22:59
hola chicas !!!! respecto a lo del bebe me gustaria comentar que a mi lo que me gustaria que pasara fuera que se quedaran el bebe una o dos semanas y que luego pues por casualidades de la vida los familiares lo encontraran y justo ese dia, despues de haberselo entregado y que a alfonso le vuelva a dar por asi decirlo el bajon y la pena vuelva a apoderarse de el emilia le diga que esta embarazada.
seguimos confabulando hermanas???
seguimos confabulando hermanas???
#20262
27/06/2013 05:19
Icmogo...yo apunto...se quedan el bebe unas semanas.Emilia se empieza a encontrar mal y zas la mira Don Pablo y bebe setero.Sera por setas...
Miedo me dan estos guionistas..mucho...pero veamos que pasa.
Por cierto en la pagina de italia estan juntando a Sandra con Alex...para morirse...me van a perdonar las fans de Alex...pero esa cosa peluda....pos no...que da yuyu...no le veo atractivo por ningun lado.
Miedo me dan estos guionistas..mucho...pero veamos que pasa.
Por cierto en la pagina de italia estan juntando a Sandra con Alex...para morirse...me van a perdonar las fans de Alex...pero esa cosa peluda....pos no...que da yuyu...no le veo atractivo por ningun lado.
#20263
27/06/2013 21:22
Una duda, ¿soy yo o Sandra lleva el mismo conjunto en la fiesta Cosmopolitan y en "EL hombre de acero"?
Por cierto, Sandra y Carlota van a hacerse inseparables, pues veo a Carlota por ahí al fondo, y no es la primera (ni la ultima) vez que van juntas a una "gala"
Por cierto, Sandra y Carlota van a hacerse inseparables, pues veo a Carlota por ahí al fondo, y no es la primera (ni la ultima) vez que van juntas a una "gala"
#20264
28/06/2013 12:54
Music, si que es el mismo traje que en la premier del hombre de acero, que por cierto le sienta de maravilla y es una preciosidad.
Croquep tu no te cortes, pon montajes que repetidos o no son todos preciosos. Estas chicas son unos genios haciendo diabluras con las capturas y les quedan de guinda.
Ay porfa, porfa, que el proyecto del Sujeto Darwin llegue a buen puerto. Confio en que sí
Pues ya tiene Emilia el bebé en sus brazos ¿y ahora qué?.
Pánico me da. Espero disfrutar de momentos dulces de Alfonso y Emilia con el niño pero tengo un no sequequeseyo...
Icmogo, ojala se quedaran con el bebe. Pero creo que no, aparecerá la madre, lo entregaran a las autoridades y me apunto a la teoría de Cuquina, tras el disgusto embarazo.
Me encantó la cara de resignación de Alfonso después de oir al suegro sus planes con las tierras de León. Si es que ya estamos escamados .... Raimundo con asuntos entre manos él solo y la Montenegro por medio, algo pasará que los salpicará, seguro y eso Alfonso lo tiene meridianamente claro. Pero el gesto de Alfonso "de que Dios nos pille confesados", impagable.
Ayer no tuvimos cuki momento, pero tuvimos cotidianidad.... Alfonso preocupado por la economía familiar que nada de melones para el menú, que aun están caros y mejor seguir con las manzanas. Pobre parroquianos, que no les dan variedad en el postre. Ainnss Alfonso, que también te estas volviendo despistado... (si es que el pobre tiene la cabeza en otro sitio, anda mohino últimamente y entre setas, flores y siestas...... recados y pasar por casa, las cuentas olvidadas. Redios, con lo que trajina él con ese libro como se le puede olvidar)
Mariana, por fin la Mariana casi parecida a la Marianita de antes. Sin ser el paño de lágrimas de nadie, sin ser la protectora y la guardiana de su sobrina. Solo Mariana, vivaracha y alegre... que hecha la hebra con su cuñada, que hay complicidad, familiaridad entre ellas, que son amigas.... Que sonrisa, cuando Emilia le dice que "amo con locura a tu hermano", ainss, orgullosa de su hermano como siempre lo ha estado, feliz por ellos... casi, casi como antaño.
Y Emilia.... pues que como Croquep, tampoco entiendo ese vacío interior. Entiendo que le diga a Mariana que ahora quiere vivir la vida, apurar cada sorbo de la vida, ser feliz... porque si es cierto la de sinsabores que han tenido a lo largo de la vida. Ahora son felices, las cosas van bien con el negocio, parece que han pasado las amarguras (y menos mal que no tienen idea de todo lo de Maria y su esposo) y es lógico que quiera vivir este momento de la vida plenamente... Pero ¿vacia?
Yo creo que ha sido todo muy rápido, demasiado rápido... Hemos pasado de no tener ni idea de que habían intentado tener más hijos y cuando digo intentar es intentar (se supone y me entendeís ¿no?).
Y un inciso ¿cuando?. Al principio de casados ella estaba embarazada, luego como el perro y el gato. Pues me imagino que entre la muerte de Pepa y el aciago día. Porque tras el salto... recuerdo una siesta que no acudió Alfonso, conversaciones que le reprochaba que le rehuia por no tocarlo, y tirantez, frialdad y distanciamiento.....
Pero bueno, de repente sacar el tema de no haberle dado más hermanos a Maria, a la pena y la culpabilidad de Alfonso por no engendrar, a este vacio de Emilia. En fin que todo ha sido muy rápido para llegar al tema del Bebé
De todos modos estoy encantada que les den una trama para ellos... y también quiero ver como se desarrolla. Espero que los guionistas, si no nos van a dejar con el bebé no enturbien esta trama.
Ah! ahora entiendo porque Emilia sólo lleva la blusa gris, la rosa y la verde..... porque vaya desastre que hace con la plancha. Las camisas blancas se las carga o hay que ir a lavarlas al río....
(Esto es por un cambio de vestuario a Emilia... que ya va siendo hora)

Croquep tu no te cortes, pon montajes que repetidos o no son todos preciosos. Estas chicas son unos genios haciendo diabluras con las capturas y les quedan de guinda.
Ay porfa, porfa, que el proyecto del Sujeto Darwin llegue a buen puerto. Confio en que sí
Pues ya tiene Emilia el bebé en sus brazos ¿y ahora qué?.
Pánico me da. Espero disfrutar de momentos dulces de Alfonso y Emilia con el niño pero tengo un no sequequeseyo...
Icmogo, ojala se quedaran con el bebe. Pero creo que no, aparecerá la madre, lo entregaran a las autoridades y me apunto a la teoría de Cuquina, tras el disgusto embarazo.
Me encantó la cara de resignación de Alfonso después de oir al suegro sus planes con las tierras de León. Si es que ya estamos escamados .... Raimundo con asuntos entre manos él solo y la Montenegro por medio, algo pasará que los salpicará, seguro y eso Alfonso lo tiene meridianamente claro. Pero el gesto de Alfonso "de que Dios nos pille confesados", impagable.
Ayer no tuvimos cuki momento, pero tuvimos cotidianidad.... Alfonso preocupado por la economía familiar que nada de melones para el menú, que aun están caros y mejor seguir con las manzanas. Pobre parroquianos, que no les dan variedad en el postre. Ainnss Alfonso, que también te estas volviendo despistado... (si es que el pobre tiene la cabeza en otro sitio, anda mohino últimamente y entre setas, flores y siestas...... recados y pasar por casa, las cuentas olvidadas. Redios, con lo que trajina él con ese libro como se le puede olvidar)
Mariana, por fin la Mariana casi parecida a la Marianita de antes. Sin ser el paño de lágrimas de nadie, sin ser la protectora y la guardiana de su sobrina. Solo Mariana, vivaracha y alegre... que hecha la hebra con su cuñada, que hay complicidad, familiaridad entre ellas, que son amigas.... Que sonrisa, cuando Emilia le dice que "amo con locura a tu hermano", ainss, orgullosa de su hermano como siempre lo ha estado, feliz por ellos... casi, casi como antaño.
Y Emilia.... pues que como Croquep, tampoco entiendo ese vacío interior. Entiendo que le diga a Mariana que ahora quiere vivir la vida, apurar cada sorbo de la vida, ser feliz... porque si es cierto la de sinsabores que han tenido a lo largo de la vida. Ahora son felices, las cosas van bien con el negocio, parece que han pasado las amarguras (y menos mal que no tienen idea de todo lo de Maria y su esposo) y es lógico que quiera vivir este momento de la vida plenamente... Pero ¿vacia?
Yo creo que ha sido todo muy rápido, demasiado rápido... Hemos pasado de no tener ni idea de que habían intentado tener más hijos y cuando digo intentar es intentar (se supone y me entendeís ¿no?).
Y un inciso ¿cuando?. Al principio de casados ella estaba embarazada, luego como el perro y el gato. Pues me imagino que entre la muerte de Pepa y el aciago día. Porque tras el salto... recuerdo una siesta que no acudió Alfonso, conversaciones que le reprochaba que le rehuia por no tocarlo, y tirantez, frialdad y distanciamiento.....
Pero bueno, de repente sacar el tema de no haberle dado más hermanos a Maria, a la pena y la culpabilidad de Alfonso por no engendrar, a este vacio de Emilia. En fin que todo ha sido muy rápido para llegar al tema del Bebé
De todos modos estoy encantada que les den una trama para ellos... y también quiero ver como se desarrolla. Espero que los guionistas, si no nos van a dejar con el bebé no enturbien esta trama.
Ah! ahora entiendo porque Emilia sólo lleva la blusa gris, la rosa y la verde..... porque vaya desastre que hace con la plancha. Las camisas blancas se las carga o hay que ir a lavarlas al río....
(Esto es por un cambio de vestuario a Emilia... que ya va siendo hora)

#20265
29/06/2013 09:17
Allá por el mes de mayo empece un fic, la primera parte está en la página 1067.....
Se parece, hay similitud y algo en común con la historia de ahora en Puente Viejo, con la trama del bebé, pero palabra de alfonsoemilista que lo tenia pensado, tramado e hilvanado desde hace mucho tiempo.
Emilia y Candela caminaban hacia la granja de Ambrosio, con la esperanza de encontrar a Encarna en casa. Desde que Emilia le refirió sus planes el día anterior, Candela no tuvo ningún reparo en ofrecerle su ayuda.
-Espero que se tome a bien nuestra visita –dijo Candela- No he tratado con esa mujer, pero tal y como la describen las comadres parece una de esas brujas que habitan en los bosques de los cuentos infantiles. Dicen que es arisca, seca y huraña. Rodeada de niños que no son suyos..
-Habladurías Candela, habladurías. Es una buena mujer, orgullosa y reservada, pero buena y honrada. Si no a santo de qué cuidaría de esos críos y andaría tan cansada de arriba abajo. Sé que necesita ayuda, pero es orgullosa. Y algo esconde, algún secreto que no quiere que conozcamos. Pero todo eso es pura fachada, te lo digo yo, que sé bien de que hablo.
-¿Sabes cuántos niños tiene a su cargo? Antonia la del herrero dice que tres, pero Serafina barrunta que como mínimo siete. Otras dicen que si los ha robado, otras refieren que tanto niño junto en su casa es a fin de que trabajen para ella.
-¡Pero cómo son estas comadres! Me enciende la sangre, mucho barruntar y teorizar pero nadie se preocupa por ellos. ¡Candela no darás pábulo a esas ideas!
-No Emilia, no. Andaba pensando en ellos. Eso es todo. El otro día, sorprendí a dos mocosos que no había visto antes por el pueblo, mirando el escaparate de la Confitería. Emilia, no te puedes imaginar sus caritas…. Estaban los dos embelesados, sus ojos chisporroteaban y parecía que la boca se les hacia agua de ver los dulces. Salí de la tienda y les dije que pasaran, que les invitaba a unas rosquillas. El más mayor que no tendría más de nueve años me dijo muy serio: “Se lo agradecemos señora, pero no podemos aceptar. Buenas tardes”. Cogió al otro niño de la mano y se fueron calle abajo, haciéndose bromas y jugueteando entre ellos. Pensé para mí, que tenían claro lo que pueden y lo que no pueden tener, aunque sueñen con ello.
-A eso me refiero Candela…. Esos modales, ese orgullo, esa forma de hablar no se corresponde con los rufianes o con los desarrapados que dicen que son. Algo hay debajo de todo eso, y quiero saber que es.
-¿Pero haremos bien entrometiéndonos donde no nos llaman?
-Alfonso también tiene sus recelos, pero sabe que obro de buena fe. Pronto lo averiguaremos. Ahí está la granja…
Emilia y Candela llegaron a la cerca que delimitaba la entrada de la casa. La granja de Ambrosio se veía como esas mujeres mayores a las que los huesos apenas las sostienen, pero su elegancia y coquetería les dan el toque de distinción y dignidad que se merecen. Los años y la falta de cuidados habían hecho mella en la casa, con paredes y ventanas desvencijadas, goznes chirriantes y contraventanas que se movían al compás del viento por no cerrar correctamente. Pero la casa se veía limpia, ventanas con cristales transparentes y suelos barridos, la puerta recién pintada de un azul cobalto con su aldaba reluciente de tan bien bruñida que estaba y tiestos con flores de alegres colores en los alfeizares de las ventanas.
Se parece, hay similitud y algo en común con la historia de ahora en Puente Viejo, con la trama del bebé, pero palabra de alfonsoemilista que lo tenia pensado, tramado e hilvanado desde hace mucho tiempo.
SI ES TAN SOLO AMOR II
Emilia y Candela caminaban hacia la granja de Ambrosio, con la esperanza de encontrar a Encarna en casa. Desde que Emilia le refirió sus planes el día anterior, Candela no tuvo ningún reparo en ofrecerle su ayuda.
-Espero que se tome a bien nuestra visita –dijo Candela- No he tratado con esa mujer, pero tal y como la describen las comadres parece una de esas brujas que habitan en los bosques de los cuentos infantiles. Dicen que es arisca, seca y huraña. Rodeada de niños que no son suyos..
-Habladurías Candela, habladurías. Es una buena mujer, orgullosa y reservada, pero buena y honrada. Si no a santo de qué cuidaría de esos críos y andaría tan cansada de arriba abajo. Sé que necesita ayuda, pero es orgullosa. Y algo esconde, algún secreto que no quiere que conozcamos. Pero todo eso es pura fachada, te lo digo yo, que sé bien de que hablo.
-¿Sabes cuántos niños tiene a su cargo? Antonia la del herrero dice que tres, pero Serafina barrunta que como mínimo siete. Otras dicen que si los ha robado, otras refieren que tanto niño junto en su casa es a fin de que trabajen para ella.
-¡Pero cómo son estas comadres! Me enciende la sangre, mucho barruntar y teorizar pero nadie se preocupa por ellos. ¡Candela no darás pábulo a esas ideas!
-No Emilia, no. Andaba pensando en ellos. Eso es todo. El otro día, sorprendí a dos mocosos que no había visto antes por el pueblo, mirando el escaparate de la Confitería. Emilia, no te puedes imaginar sus caritas…. Estaban los dos embelesados, sus ojos chisporroteaban y parecía que la boca se les hacia agua de ver los dulces. Salí de la tienda y les dije que pasaran, que les invitaba a unas rosquillas. El más mayor que no tendría más de nueve años me dijo muy serio: “Se lo agradecemos señora, pero no podemos aceptar. Buenas tardes”. Cogió al otro niño de la mano y se fueron calle abajo, haciéndose bromas y jugueteando entre ellos. Pensé para mí, que tenían claro lo que pueden y lo que no pueden tener, aunque sueñen con ello.
-A eso me refiero Candela…. Esos modales, ese orgullo, esa forma de hablar no se corresponde con los rufianes o con los desarrapados que dicen que son. Algo hay debajo de todo eso, y quiero saber que es.
-¿Pero haremos bien entrometiéndonos donde no nos llaman?
-Alfonso también tiene sus recelos, pero sabe que obro de buena fe. Pronto lo averiguaremos. Ahí está la granja…
Emilia y Candela llegaron a la cerca que delimitaba la entrada de la casa. La granja de Ambrosio se veía como esas mujeres mayores a las que los huesos apenas las sostienen, pero su elegancia y coquetería les dan el toque de distinción y dignidad que se merecen. Los años y la falta de cuidados habían hecho mella en la casa, con paredes y ventanas desvencijadas, goznes chirriantes y contraventanas que se movían al compás del viento por no cerrar correctamente. Pero la casa se veía limpia, ventanas con cristales transparentes y suelos barridos, la puerta recién pintada de un azul cobalto con su aldaba reluciente de tan bien bruñida que estaba y tiestos con flores de alegres colores en los alfeizares de las ventanas.
#20266
29/06/2013 09:20
......
-Bueno Candela, aquí estamos… -dijo Emilia delante de la puerta y con la aldaba en su mano a punto de llamar- Te presentaré a Encarna y le diré que andas interesada comprar huevos para tus pasteles, para la Confitería. Estás a tiempo. Si quieres damos media vuelta y nos vamos.
-No mujer… ahora también yo estoy intrigada. Esta casa no se corresponde en absoluto con las habladurías de las comadres ni con el aspecto de Encarna. Se ve vieja y deteriorada, pero al menos este porche está cuidado y le da calidez a la casa.
Emilia golpeó la aldaba. Cuando la puerta se abrió al cabo de un ratito, las dos mujeres se miraron sorprendidas. A Emilia se le hizo un nudo en la garganta. Ante ellas estaba una joven no mucho mayor que María en avanzado estado de gestación. Su cuerpo delgado apenas podía soportar la enorme tripa que portaba. Se apoyaba en el quicio de la puerta con una mano, mientras con la otra se sujetaba los riñones, en un intento de mantenerse en firme.
Era tal la palidez de su rostro y de su cuerpo que dejaba casi al descubierto el azul de sus venas. Las profundas ojeras que bordeaban sus ojos, denotaban falta de sueño y un cansancio profundo. Respiraba con dificultad y sus gestos eran lentos. Pero lo que más sorprendió a Emilia, lo que la dejó sin habla y profundamente preocupada era ver la tristeza que asomaba en su rostro. Ese semblante serio y triste no se correspondía con la felicidad que se suponía que embargaba a todas las mujeres ante la llegada de una criatura.
Contemplar a esa muchacha a Emilia le removió el alma. Sentimientos y deseos que creía olvidados salieron a flote, sin aviso, como una descarga que la dejo paralizada. ¿Por qué ante esta desconocida? ¿por qué ahora cuando el tiempo, la comprensión y el amor habían sepultado ese desasosiego? Un pensamiento desterrado ya de su mente, arrinconado y apartado de sus vidas le martilleaba con fuerza las sienes: “!Ojalá, me hubiera quedado otra vez en cinta. Ojalá le hubiera dado ese hijo que tanto deseábamos,…!”.
-¿Quién son Ustedes y que desean?- dijo la joven con apenas un hilo de voz, pero con una firmeza y una contundencia que sacaron a Emilia de sus pensamientos
-Buenos días, me llamo Candela y ella es Emilia Ulloa
-¡Váyanse, fuera de mi casa! ¡Largo de aquí!. No necesitamos que santurronas y beatas vengan a decirnos como llevar nuestras vida, ni que ninguna comadre venga a fisgar en nuestros asuntos –dijo la joven tratando de cerrar la puerta.
-¿Hija, estás bien? –interrumpió Emilia a la joven. La voz de Emilia era dulce y tranquilizadora, denotaba preocupación y el cariño propio de una madre. Vamos Candela, ayúdame a llevarla dentro, necesita sentarse… Tranquila muchacha, solo queríamos hablar con Encarna, no somos ese tipo de mujeres entrometidas, pero tú no estás bien y creo que necesitas nuestra ayuda. Déjanos que te llevemos dentro y cuidemos de tí….
-La verdad señora, es que esté embarazo me está matando.-respondió la joven con gran amargura, convencida por la actitud cariñosa y el tono sincero de Emilia.
-No digas eso, niña. Una criatura siempre es motivo de felicidad –dijo Emilia mientras le pasaba su brazo por la espalda y la ayudaba a entrar en la casa. Ya verás cuando veas su carita, cuando lo acunes entre tus brazos, darás por bueno todos estos sinsabores. Un niño es una bendición del cielo
-Se equivoca señora. Este hijo es una condena…
Continuara..
-Bueno Candela, aquí estamos… -dijo Emilia delante de la puerta y con la aldaba en su mano a punto de llamar- Te presentaré a Encarna y le diré que andas interesada comprar huevos para tus pasteles, para la Confitería. Estás a tiempo. Si quieres damos media vuelta y nos vamos.
-No mujer… ahora también yo estoy intrigada. Esta casa no se corresponde en absoluto con las habladurías de las comadres ni con el aspecto de Encarna. Se ve vieja y deteriorada, pero al menos este porche está cuidado y le da calidez a la casa.
Emilia golpeó la aldaba. Cuando la puerta se abrió al cabo de un ratito, las dos mujeres se miraron sorprendidas. A Emilia se le hizo un nudo en la garganta. Ante ellas estaba una joven no mucho mayor que María en avanzado estado de gestación. Su cuerpo delgado apenas podía soportar la enorme tripa que portaba. Se apoyaba en el quicio de la puerta con una mano, mientras con la otra se sujetaba los riñones, en un intento de mantenerse en firme.
Era tal la palidez de su rostro y de su cuerpo que dejaba casi al descubierto el azul de sus venas. Las profundas ojeras que bordeaban sus ojos, denotaban falta de sueño y un cansancio profundo. Respiraba con dificultad y sus gestos eran lentos. Pero lo que más sorprendió a Emilia, lo que la dejó sin habla y profundamente preocupada era ver la tristeza que asomaba en su rostro. Ese semblante serio y triste no se correspondía con la felicidad que se suponía que embargaba a todas las mujeres ante la llegada de una criatura.
Contemplar a esa muchacha a Emilia le removió el alma. Sentimientos y deseos que creía olvidados salieron a flote, sin aviso, como una descarga que la dejo paralizada. ¿Por qué ante esta desconocida? ¿por qué ahora cuando el tiempo, la comprensión y el amor habían sepultado ese desasosiego? Un pensamiento desterrado ya de su mente, arrinconado y apartado de sus vidas le martilleaba con fuerza las sienes: “!Ojalá, me hubiera quedado otra vez en cinta. Ojalá le hubiera dado ese hijo que tanto deseábamos,…!”.
-¿Quién son Ustedes y que desean?- dijo la joven con apenas un hilo de voz, pero con una firmeza y una contundencia que sacaron a Emilia de sus pensamientos
-Buenos días, me llamo Candela y ella es Emilia Ulloa
-¡Váyanse, fuera de mi casa! ¡Largo de aquí!. No necesitamos que santurronas y beatas vengan a decirnos como llevar nuestras vida, ni que ninguna comadre venga a fisgar en nuestros asuntos –dijo la joven tratando de cerrar la puerta.
-¿Hija, estás bien? –interrumpió Emilia a la joven. La voz de Emilia era dulce y tranquilizadora, denotaba preocupación y el cariño propio de una madre. Vamos Candela, ayúdame a llevarla dentro, necesita sentarse… Tranquila muchacha, solo queríamos hablar con Encarna, no somos ese tipo de mujeres entrometidas, pero tú no estás bien y creo que necesitas nuestra ayuda. Déjanos que te llevemos dentro y cuidemos de tí….
-La verdad señora, es que esté embarazo me está matando.-respondió la joven con gran amargura, convencida por la actitud cariñosa y el tono sincero de Emilia.
-No digas eso, niña. Una criatura siempre es motivo de felicidad –dijo Emilia mientras le pasaba su brazo por la espalda y la ayudaba a entrar en la casa. Ya verás cuando veas su carita, cuando lo acunes entre tus brazos, darás por bueno todos estos sinsabores. Un niño es una bendición del cielo
-Se equivoca señora. Este hijo es una condena…
Continuara..
#20267
30/06/2013 10:47
SI ES TAN SOLO AMOR III
-¡Emilia! ¡Emilia! –la llamó Alfonso alegremente, buscándola por la casa. Volver a casa y saber que ella estaba allí le producía alboroto en el corazón y un estado de felicidad embriagadora. No recordaba cómo había empezado, pero cada día se sorprendían el uno al otro con pequeños detalles: flores, guisos, dulces y pequeños regalos que avivaban con fuerza la llama de ese amor tranquilo y sereno que se profesaban pero que se transformaba de pronto en pasión desbordada, en deseo difícil de controlar. Que se convertía en la necesidad y en la urgencia de estar juntos, de unir sus cuerpos en uno sólo tal y como estaban unidos sus corazones, en traspasar la piel del otro, sentir la calidez, el aroma y el sabor del otro.
Al no encontrarla dentro de la casa, supuso que estaría en el patio. La vio sentada en el balancín, serena, tranquila, inmóvil. Con la vista fija al frente, perdida en el vacío, sin ver nada en concreto y abarcando con la mirada todo. Tan quieta estaba que el corazón le dio un vuelco. La llamó despacio, con miedo a molestarla, “¿Emilia?”, casi susurró. Ella al oírlo se giró hacia él, tratando de secar con un gesto rápido las lágrimas que se escapaban de sus ojos a la vez que le ofrecía su sonrisa sincera y abierta, feliz de tenerlo ahí, junto a ella.
-Hola amor, -dijo ella.
-¿Qué tienes Emilia, que pasa? –corrió él presto a sentarse a su lado, deseoso de aliviar cualquier mal que le acechase.
-No es nada. Pero ven aquí y abrázame. Abrázame fuerte
Corrió a sentarse junto a ella, le pasó el brazo por los hombros y la atrajo hacia sí. Ella se dejó atrapar y se acurrucó junto a su pecho. Respiró su aroma, sintió su pecho junto a ella y pensó que este momento y otros tantos iguales a este eran su recompensa, el logro alcanzado y su premio a los sinsabores y obstáculos que la vida les había puesto por delante.
-Anda, dime que te ocurre, ¿qué te ha puesto así de mohína?. Estas lágrimas son por algo –le dijo mientras sus dedos pasaban suaves por el contorno de sus ojos, tratando de secar los restos de lágrimas olvidadas.
Emilia se giró hacia él. Lentamente puso la mano sobre la mejilla de él y acarició su rostro. Sus bocas se buscaron con ternura y todavía él pudo alcanzar el sabor salado de sus labios.
-No es nada, tontunas mías –respondió ella volviendo a acurrucarse en su pecho- Esta mañana he conocido a una muchacha. Emilia no pudo seguir hablando, el llanto que había tratado de esconder quebró su voz. Lo siento, Alfonso, lo siento tanto –le dijo mientras se reflejaba en los ojos profundos de él
-¿Pero qué es lo que sientes Emilia?
-No haberte hecho plenamente feliz. No haber podido darte el hijo que tanto ansiabas. Un hijo de los dos, nuestro.
-¿Y por qué ahora, por qué hoy te amohína tanto eso?
-Esa muchacha que he conocido…., Alfonso. Es tan joven, está embarazada y está tan sola…. que me ha hecho pensar en lo afortunada que fui. En como hubiera sido mi vida si tu no hubieras estado junto a mí. Con tu entrega, con tu amor incondicional desde siempre. En qué hubiera sido de mí, de nosotras si tú… –a Emilia se le rasgó y no pudo seguir-
-Jamás te hubiera dejado –siguió él. Mi vida sin ti nunca ha tenido sentido, bien lo sabes. Te hubiera seguido allá donde fueras, de la forma que tú hubieses querido, pero siempre a tu lado.
-Tú me has hecho dichosa todos los días de mi vida. Eres mi fuerza, mi apoyo y mi refugio. Pero siento que no te he correspondido de la misma manera. ¡Me duele tanto no haberte dado hijos! ¡Sé cuanto anhelas un hijo tuyo, como deseabas tener la casa llena de niños! Pero no he podido… y siento que has perdido algo importante, que te falta algo, lo veo en tus ojos cuando miras a los críos jugar en la plaza, a las madres que acarrean a sus bebes en brazos y entonces pienso que no eres completamente feliz, que te falta lo más importante.
-Soy feliz Emilia, somos felices. Siempre lo hemos sido. Tengo todo lo que quiero, todo lo que necesito. Miles de veces lo hablamos, tenernos el uno al otro colma nuestras vidas. La naturaleza es así: caprichosa y esquiva. Si no ha tenido a bien darnos hijos, es porque tiene un plan superior reservado para nosotros. Te quiero, te he querido siempre y siempre te querré. Te juro Emilia que no cambiaria ni un segundo de nuestra vida juntos. Me diste una hija a la que…
-Pero tú no la concebiste y te la arrebaté tan pronto que…
-Shiss, -dijo poniendo su dedo sobre sus labios para hacerla callar- Es mi hija, lo fue desde el momento en que supe que estaba en tu vientre, la quise y la quiero como nada en este mundo.
-¡Emilia! ¡Emilia! –la llamó Alfonso alegremente, buscándola por la casa. Volver a casa y saber que ella estaba allí le producía alboroto en el corazón y un estado de felicidad embriagadora. No recordaba cómo había empezado, pero cada día se sorprendían el uno al otro con pequeños detalles: flores, guisos, dulces y pequeños regalos que avivaban con fuerza la llama de ese amor tranquilo y sereno que se profesaban pero que se transformaba de pronto en pasión desbordada, en deseo difícil de controlar. Que se convertía en la necesidad y en la urgencia de estar juntos, de unir sus cuerpos en uno sólo tal y como estaban unidos sus corazones, en traspasar la piel del otro, sentir la calidez, el aroma y el sabor del otro.
Al no encontrarla dentro de la casa, supuso que estaría en el patio. La vio sentada en el balancín, serena, tranquila, inmóvil. Con la vista fija al frente, perdida en el vacío, sin ver nada en concreto y abarcando con la mirada todo. Tan quieta estaba que el corazón le dio un vuelco. La llamó despacio, con miedo a molestarla, “¿Emilia?”, casi susurró. Ella al oírlo se giró hacia él, tratando de secar con un gesto rápido las lágrimas que se escapaban de sus ojos a la vez que le ofrecía su sonrisa sincera y abierta, feliz de tenerlo ahí, junto a ella.
-Hola amor, -dijo ella.
-¿Qué tienes Emilia, que pasa? –corrió él presto a sentarse a su lado, deseoso de aliviar cualquier mal que le acechase.
-No es nada. Pero ven aquí y abrázame. Abrázame fuerte
Corrió a sentarse junto a ella, le pasó el brazo por los hombros y la atrajo hacia sí. Ella se dejó atrapar y se acurrucó junto a su pecho. Respiró su aroma, sintió su pecho junto a ella y pensó que este momento y otros tantos iguales a este eran su recompensa, el logro alcanzado y su premio a los sinsabores y obstáculos que la vida les había puesto por delante.
-Anda, dime que te ocurre, ¿qué te ha puesto así de mohína?. Estas lágrimas son por algo –le dijo mientras sus dedos pasaban suaves por el contorno de sus ojos, tratando de secar los restos de lágrimas olvidadas.
Emilia se giró hacia él. Lentamente puso la mano sobre la mejilla de él y acarició su rostro. Sus bocas se buscaron con ternura y todavía él pudo alcanzar el sabor salado de sus labios.
-No es nada, tontunas mías –respondió ella volviendo a acurrucarse en su pecho- Esta mañana he conocido a una muchacha. Emilia no pudo seguir hablando, el llanto que había tratado de esconder quebró su voz. Lo siento, Alfonso, lo siento tanto –le dijo mientras se reflejaba en los ojos profundos de él
-¿Pero qué es lo que sientes Emilia?
-No haberte hecho plenamente feliz. No haber podido darte el hijo que tanto ansiabas. Un hijo de los dos, nuestro.
-¿Y por qué ahora, por qué hoy te amohína tanto eso?
-Esa muchacha que he conocido…., Alfonso. Es tan joven, está embarazada y está tan sola…. que me ha hecho pensar en lo afortunada que fui. En como hubiera sido mi vida si tu no hubieras estado junto a mí. Con tu entrega, con tu amor incondicional desde siempre. En qué hubiera sido de mí, de nosotras si tú… –a Emilia se le rasgó y no pudo seguir-
-Jamás te hubiera dejado –siguió él. Mi vida sin ti nunca ha tenido sentido, bien lo sabes. Te hubiera seguido allá donde fueras, de la forma que tú hubieses querido, pero siempre a tu lado.
-Tú me has hecho dichosa todos los días de mi vida. Eres mi fuerza, mi apoyo y mi refugio. Pero siento que no te he correspondido de la misma manera. ¡Me duele tanto no haberte dado hijos! ¡Sé cuanto anhelas un hijo tuyo, como deseabas tener la casa llena de niños! Pero no he podido… y siento que has perdido algo importante, que te falta algo, lo veo en tus ojos cuando miras a los críos jugar en la plaza, a las madres que acarrean a sus bebes en brazos y entonces pienso que no eres completamente feliz, que te falta lo más importante.
-Soy feliz Emilia, somos felices. Siempre lo hemos sido. Tengo todo lo que quiero, todo lo que necesito. Miles de veces lo hablamos, tenernos el uno al otro colma nuestras vidas. La naturaleza es así: caprichosa y esquiva. Si no ha tenido a bien darnos hijos, es porque tiene un plan superior reservado para nosotros. Te quiero, te he querido siempre y siempre te querré. Te juro Emilia que no cambiaria ni un segundo de nuestra vida juntos. Me diste una hija a la que…
-Pero tú no la concebiste y te la arrebaté tan pronto que…
-Shiss, -dijo poniendo su dedo sobre sus labios para hacerla callar- Es mi hija, lo fue desde el momento en que supe que estaba en tu vientre, la quise y la quiero como nada en este mundo.
#20268
30/06/2013 10:49
Es tan solo amor lo que se necesita para ser padre. Y yo siempre lo he tenido por ti y por ella. Nada ni nadie me haría cambiar un ápice de mi vida junto a vosotras. Soy feliz Emilia, muy feliz y cada día más. Doy infinitas gracias todos los días porque estás a mi lado, por seguir haciéndome sentir como aquel muchacho enamorado que no sabía decirte cuanto te quería, porque cada vez que te tengo cerca se me acelera el pulso y cuando no te tengo te extraño y te echo de menos y quiero correr hasta tu lado. Me hace feliz tu risa, tus ojos brillantes y tu cuerpo estremeciéndose junto al mío. Me sigue haciendo feliz ver la luna reflejada en tu cuerpo cuando te desnudas cada noche… cada beso, cada abrazo me vuelve loco.
-¿Te he dicho que te quiero?, y en su voz apenas quedaba ya rastro de tristeza.
-Pues déjame pensar… Efectivamente, desde hace unas cuantas horas no me lo has dicho –bromeó Alfonso.
-Te quiero, te quiero, te quiero. Te quiero más allá de lo que soy capaz de expresar. Te quiero con todo mi corazón, con infinita pasión y con locura desbordada.
Emilia buscó con ansía su boca, la encontró como siempre a medio camino y se fundieron en una sola. Tenía la urgencia y la necesidad de sentir su cuerpo junto al de ella. “Vamos” fue la única palabra que pronunció.
La luz tenue de la tarde, los descubrió abrazados y dormidos. Las ropas desperdigadas por la alcoba daban fe de la pasión que les desbordaba, de la urgencia y de la necesidad de explorarse, de descubrirse de nuevo y de sentirse uno.
Emilia despertó y lentamente, con miedo a despertarlo se giró hacia él, busco su mano y la puso junto a su pecho. Esbozo una sonrisa mientras lo contemplaba dormir, mientras sentía su respiración acompasada y rítmica junto a ella. Sonrío al rememorar cada instante anterior, como todavía, aún y después de tantos años podía sentirse liviana, como podía sentir que volaba, que se elevaba cada vez que sentía su cuerpo en ella y los besos recorriéndole la piel.
-Hola – pronunció él un rato después, todavía adormilado
-Hola
Se quedaron largo rato mirándose, perdiéndose en los ojos del otro, sin palabras que rompieran la magia del momento, mientras sus corazones se daban las gracias por ser uno sólo.
-Me muero de hambre –dijo él tras un buen rato.
-¡Madre mía!, debe de ser tardísimo. Vamos Alfonso apúrate –respondió ella, mientras trataba de salir de la cama impulsada por el resorte que le hizo volver a la realidad. Tenemos que volver a la Posada.
Sentada en el borde de la cama tratando de volver a ponerse las medias, sintió su brazo alrededor de la cintura desnuda, atrayéndola de nuevo hacia él. Mientras oía sus palabras, volvió a relajarse a abandonarse entre esos brazos fuertes y vigorosos, pero tan protectores y tiernos al mismo tiempo, que la rodeaban ahora con delicadeza e infinita ternura.
-Templa, Emilia. No hay prisa…
-Nos estamos volviendo unos holgazanes. –dijo ella con la felicidad en la voz- Desaparecemos de repente, abandonamos nuestras tareas, descuidamos el negocio ¿Qué van a pensar de nosotros?
-La Posada y la Casa de Comidas están en buenas manos, no padezcas por eso. Y que piensen los que quieran. Lo más seguro es que piensen que los patrones andan tan ocupados, tienen que hacer tantas cosas que no paran por el negocio. O tal vez…., piensen con envidia, que los patrones tienen cosas mucho más importantes y mejores en las que gastar su tiempo, que estar faenando todo el día.
Un rato, después y después de dar cuenta a unos huevos con jamón, Alfonso quiso indagar los verdaderos motivos que habían llevado a Emilia al estado de inquietud en que la había encontrado cuando llegó a casa.
-¿Te he dicho que te quiero?, y en su voz apenas quedaba ya rastro de tristeza.
-Pues déjame pensar… Efectivamente, desde hace unas cuantas horas no me lo has dicho –bromeó Alfonso.
-Te quiero, te quiero, te quiero. Te quiero más allá de lo que soy capaz de expresar. Te quiero con todo mi corazón, con infinita pasión y con locura desbordada.
Emilia buscó con ansía su boca, la encontró como siempre a medio camino y se fundieron en una sola. Tenía la urgencia y la necesidad de sentir su cuerpo junto al de ella. “Vamos” fue la única palabra que pronunció.
La luz tenue de la tarde, los descubrió abrazados y dormidos. Las ropas desperdigadas por la alcoba daban fe de la pasión que les desbordaba, de la urgencia y de la necesidad de explorarse, de descubrirse de nuevo y de sentirse uno.
Emilia despertó y lentamente, con miedo a despertarlo se giró hacia él, busco su mano y la puso junto a su pecho. Esbozo una sonrisa mientras lo contemplaba dormir, mientras sentía su respiración acompasada y rítmica junto a ella. Sonrío al rememorar cada instante anterior, como todavía, aún y después de tantos años podía sentirse liviana, como podía sentir que volaba, que se elevaba cada vez que sentía su cuerpo en ella y los besos recorriéndole la piel.
-Hola – pronunció él un rato después, todavía adormilado
-Hola
Se quedaron largo rato mirándose, perdiéndose en los ojos del otro, sin palabras que rompieran la magia del momento, mientras sus corazones se daban las gracias por ser uno sólo.
-Me muero de hambre –dijo él tras un buen rato.
-¡Madre mía!, debe de ser tardísimo. Vamos Alfonso apúrate –respondió ella, mientras trataba de salir de la cama impulsada por el resorte que le hizo volver a la realidad. Tenemos que volver a la Posada.
Sentada en el borde de la cama tratando de volver a ponerse las medias, sintió su brazo alrededor de la cintura desnuda, atrayéndola de nuevo hacia él. Mientras oía sus palabras, volvió a relajarse a abandonarse entre esos brazos fuertes y vigorosos, pero tan protectores y tiernos al mismo tiempo, que la rodeaban ahora con delicadeza e infinita ternura.
-Templa, Emilia. No hay prisa…
-Nos estamos volviendo unos holgazanes. –dijo ella con la felicidad en la voz- Desaparecemos de repente, abandonamos nuestras tareas, descuidamos el negocio ¿Qué van a pensar de nosotros?
-La Posada y la Casa de Comidas están en buenas manos, no padezcas por eso. Y que piensen los que quieran. Lo más seguro es que piensen que los patrones andan tan ocupados, tienen que hacer tantas cosas que no paran por el negocio. O tal vez…., piensen con envidia, que los patrones tienen cosas mucho más importantes y mejores en las que gastar su tiempo, que estar faenando todo el día.
Un rato, después y después de dar cuenta a unos huevos con jamón, Alfonso quiso indagar los verdaderos motivos que habían llevado a Emilia al estado de inquietud en que la había encontrado cuando llegó a casa.
#20269
30/06/2013 10:52
Ella quiso quitar hierro al asunto haciéndole ver que no era nada importante, “tontunas” como ella decía pero que ya habían pasado. Alfonso que la conocía bien, que leía en ella como en un libro abierto y que le dolía tanto o más que a ella cualquier mal o desazón que la acechara, ciertamente sabía que no eran tontunas.
Largo tiempo atrás había sido para Emilia un gran pesar y un gran dolor el no haber tenido más hijos. Ambos lo deseaban con fuerza, pero la naturaleza no quiso convertir cada intento en un bebé. Ella manifestaba una culpabilidad abierta, por creer que su vientre quedó yermo después del parto de María, mientras que él asumía con callada resignación su incapacidad. Pensaba que el tiempo, la vida y el amor habían hecho su camino, dejando atrás que no olvidando ese gran deseo de tener niños revoloteando por una casa llena de dicha.
Pero mientras él aceptó poco a poco que la vida no les iba a dar más niños, Emilia nunca había superado esa obligación que se supone a toda mujer, la de concebir. Ambos habían vivido la vida con intensidad, con devoción por el otro, por su hija, sin reproches y con mutua compresión, con el callado deseo dar al otro lo que más deseaba.
Pero ahora, hoy, ¿qué había sucedido para que Emilia volviera a ese abismo del que ya creía que había salido para siempre?
Emilia sabía que Alfonso no pararía hasta que le dijera lo que realmente le pasaba. Era testarudo, persistente y hasta podía ser cansino, la conocía tan bien que era imposible engañarlo, tampoco ella sabía porque habían vuelto a su vida de pronto, deseos tan escondidos.
-Cuando llegamos a la granja de Ambrosio –empezó a contar Emilia- nos abrió la puerta una muchacha. Cuando la vi allí con su embarazo, tan joven y tan triste, de repente mi cabeza empezó a pensar en cuanto deseaba tener más hijos, en lo injusto que era que esa chica estuviera en cinta y yo no pudiera concebir. Desee ¡te lo juro Alfonso!, ser yo esa muchacha, que fuera mi vientre el que daba la vida a ese niño. Creí que me volvía loca por unos segundos,
Todo eso pasó en un instante, cuando mi mente volvió a la realidad vi a esa muchacha tan desvalida que quise protegerla, ayudarla sin conocerla, sin haber hablado con ella.
¿Qué esconde Encarna? ¿Quiénes son los que viven allí?
Candela y yo entramos con Paula, se llama Paula esa chica, y la sentamos en una vieja mecedora. Está enferma y ese embarazo no va bien
-¿Te lo refirió ella?
-No, no quiso hablar de ella, de nada. Pero Alfonso la casa estaba limpia, con muebles viejos y algo desgastados, pero las ventanas tenían cortinas, flores en pequeños tiestos, un costurero con prendas para remendar. Bajo el ventanal una larga mesa de pino con cuadernos, lápices y tinteros, libros de lengua y algebra. Una pizarra con restos de operaciones matemáticas, novelas y libros de literatura. Parecía el aula de una escuela. Y lo más sorprendente, lo que hizo que Candela y yo nos quedáramos boquiabiertas fue una pared llena de retratos de niños, niños de todas las edades, desde bebés de pecho hasta pilluelos de ocho o nueve años, unos con unas caritas sonrientes y picaruelas, otros con una tristeza infinita en los ojos…
-¡Caray Emilia!, ahora entiendo lo que querías decir con que Encarna escondía algo…
-Pero aún hay más. La muchacha se quedó sentada, sin apenas fuerzas para moverse. No consintió que la lleváramos a la cama. De la cocina salía un tufillo a comida quemandose, así que fui hasta allí para quitar el puchero del fuego y ¡Oh Alfonso!, debajo de la mesa de la cocina, ajena a todo, jugando con vieja muñeca, estaba la niña más bonita que te puedas imaginar. –Emilia destilaba ternura a cada palabra que decía sobre esa niña- Se llama Clara, tiene dos años y una cabecita llena de rizos rubios. Me miró con esos ojos color miel y me tendió una manita regordeta, la cogí en brazos, la abrace y sentí su cuerpecito junto a mí. Olía a limpio, a bebé como olía María, y entonces me desmoroné. Lloré y lloré por todo lo que no tuvimos, por todo lo que nos ha faltado en esta vida.
-Emilia, en esta vida lo tenemos todo. Nos tenemos el uno al otro y eso es todo. Así que no vuelvas a pensar más en eso. –dijo él apretando con fuerza sus manos.- ¿Y que hicisteis luego?
-Nada, llegó Encarna. Nos miró de la misma manera que nos recibió Paula, con resquemor y en alerta. Nos dio las gracias y nos marchamos. De vuelta, Candela me miraba asustada, sin comprender nada de lo visto en esa casa y sin comprender mi reacción. Tendré que hablar con ella.
Continuara
Largo tiempo atrás había sido para Emilia un gran pesar y un gran dolor el no haber tenido más hijos. Ambos lo deseaban con fuerza, pero la naturaleza no quiso convertir cada intento en un bebé. Ella manifestaba una culpabilidad abierta, por creer que su vientre quedó yermo después del parto de María, mientras que él asumía con callada resignación su incapacidad. Pensaba que el tiempo, la vida y el amor habían hecho su camino, dejando atrás que no olvidando ese gran deseo de tener niños revoloteando por una casa llena de dicha.
Pero mientras él aceptó poco a poco que la vida no les iba a dar más niños, Emilia nunca había superado esa obligación que se supone a toda mujer, la de concebir. Ambos habían vivido la vida con intensidad, con devoción por el otro, por su hija, sin reproches y con mutua compresión, con el callado deseo dar al otro lo que más deseaba.
Pero ahora, hoy, ¿qué había sucedido para que Emilia volviera a ese abismo del que ya creía que había salido para siempre?
Emilia sabía que Alfonso no pararía hasta que le dijera lo que realmente le pasaba. Era testarudo, persistente y hasta podía ser cansino, la conocía tan bien que era imposible engañarlo, tampoco ella sabía porque habían vuelto a su vida de pronto, deseos tan escondidos.
-Cuando llegamos a la granja de Ambrosio –empezó a contar Emilia- nos abrió la puerta una muchacha. Cuando la vi allí con su embarazo, tan joven y tan triste, de repente mi cabeza empezó a pensar en cuanto deseaba tener más hijos, en lo injusto que era que esa chica estuviera en cinta y yo no pudiera concebir. Desee ¡te lo juro Alfonso!, ser yo esa muchacha, que fuera mi vientre el que daba la vida a ese niño. Creí que me volvía loca por unos segundos,
Todo eso pasó en un instante, cuando mi mente volvió a la realidad vi a esa muchacha tan desvalida que quise protegerla, ayudarla sin conocerla, sin haber hablado con ella.
¿Qué esconde Encarna? ¿Quiénes son los que viven allí?
Candela y yo entramos con Paula, se llama Paula esa chica, y la sentamos en una vieja mecedora. Está enferma y ese embarazo no va bien
-¿Te lo refirió ella?
-No, no quiso hablar de ella, de nada. Pero Alfonso la casa estaba limpia, con muebles viejos y algo desgastados, pero las ventanas tenían cortinas, flores en pequeños tiestos, un costurero con prendas para remendar. Bajo el ventanal una larga mesa de pino con cuadernos, lápices y tinteros, libros de lengua y algebra. Una pizarra con restos de operaciones matemáticas, novelas y libros de literatura. Parecía el aula de una escuela. Y lo más sorprendente, lo que hizo que Candela y yo nos quedáramos boquiabiertas fue una pared llena de retratos de niños, niños de todas las edades, desde bebés de pecho hasta pilluelos de ocho o nueve años, unos con unas caritas sonrientes y picaruelas, otros con una tristeza infinita en los ojos…
-¡Caray Emilia!, ahora entiendo lo que querías decir con que Encarna escondía algo…
-Pero aún hay más. La muchacha se quedó sentada, sin apenas fuerzas para moverse. No consintió que la lleváramos a la cama. De la cocina salía un tufillo a comida quemandose, así que fui hasta allí para quitar el puchero del fuego y ¡Oh Alfonso!, debajo de la mesa de la cocina, ajena a todo, jugando con vieja muñeca, estaba la niña más bonita que te puedas imaginar. –Emilia destilaba ternura a cada palabra que decía sobre esa niña- Se llama Clara, tiene dos años y una cabecita llena de rizos rubios. Me miró con esos ojos color miel y me tendió una manita regordeta, la cogí en brazos, la abrace y sentí su cuerpecito junto a mí. Olía a limpio, a bebé como olía María, y entonces me desmoroné. Lloré y lloré por todo lo que no tuvimos, por todo lo que nos ha faltado en esta vida.
-Emilia, en esta vida lo tenemos todo. Nos tenemos el uno al otro y eso es todo. Así que no vuelvas a pensar más en eso. –dijo él apretando con fuerza sus manos.- ¿Y que hicisteis luego?
-Nada, llegó Encarna. Nos miró de la misma manera que nos recibió Paula, con resquemor y en alerta. Nos dio las gracias y nos marchamos. De vuelta, Candela me miraba asustada, sin comprender nada de lo visto en esa casa y sin comprender mi reacción. Tendré que hablar con ella.
Continuara
#20270
30/06/2013 22:15
hola chicas!!! q tal el verano q agusto jeje
iresila tu fic me encanta es genial!!! de seguro que esa encarna esconde algo y emi tambien me sigues jeje continua please
que decir de nuestra chica como siempre guapisima!!!!
os avecino que el capitulo del lunes es super tierno y os va a gustar!!!
un besazo
posdata.:intento encontrar inspiracion para terminar un fic espero que no me lleve mucho jeje
iresila tu fic me encanta es genial!!! de seguro que esa encarna esconde algo y emi tambien me sigues jeje continua please
que decir de nuestra chica como siempre guapisima!!!!
os avecino que el capitulo del lunes es super tierno y os va a gustar!!!
un besazo
posdata.:intento encontrar inspiracion para terminar un fic espero que no me lleve mucho jeje
#20271
01/07/2013 01:28
Buenas madrugadas serranas:
Paso por aquí rapidito para despedirme por unos días.
Marcho de vacaciones dos semanas y eso conlleva desconexión puentevejera .
Pero no os confiéis ,os vigilaré tras el visillo del móvil, cuándo pueda.
Iresila, compañera, me voy con las ganas de saber como continúa tu historia. Estaré pendiente.
Gracias a Croquep por traernos tan bonitas imágenes. Siempre tan generosa
Saludos para todas las Alfonsoemilistas, en este momento en que los guionistas se han acordado de nuestros chicos y les han dado trama.
¡Que bebé tan mono, nuestro mini Alfonso! y que penas nos va a acarrear, que estos malvados no van a escatimar en meter el dedo en la llaga de la paternidad mal resuelta.
Los papás, o él o ella , o los dos volverán a por el crío. Eso está cantado ... pero¿ les dejarán quedárselo? ¿sucumbirán Emilia y Alfonso a sus deseos de ser padres y harán cosas indebidas por quedarse el niño?
A sufrir toca, que ya era mucha la miel que saboreábamos.
En cuanto al resto de tramas, parece que tras meses de parálisis insufrible, la cosa se mueve y todo a la vez. Ya era hora y casi no puedo creer que se desvele la identidad del curita y que la de Aurora se sepa con tal celeridad. Hasta la muerte de León me resultó sorprendentemente rápida. Fue un visto y no visto y ahora además aparece el bebé- ¡No estamos acostumbradas a tanta emoción junta señores guionistas! ¿Es que quieren matarnos de un ataque de estrés ahora que es veranito por fín?
Bueno para mi despedida os dejo un regalito musical.
La danza de G.Rossini interpretada a un ritmo de vértigo por Rolando Villanzón-
El hombre explica lo que siente al bailar, Inspirada en una tarantela italiana-
Ya veis que conciertos montan en Centro Europa de música clásica - Impensable en España. Que se le va a hacer. Espero que os levante el ánimo.
Paso por aquí rapidito para despedirme por unos días.
Marcho de vacaciones dos semanas y eso conlleva desconexión puentevejera .
Pero no os confiéis ,os vigilaré tras el visillo del móvil, cuándo pueda.

Iresila, compañera, me voy con las ganas de saber como continúa tu historia. Estaré pendiente.

Gracias a Croquep por traernos tan bonitas imágenes. Siempre tan generosa

Saludos para todas las Alfonsoemilistas, en este momento en que los guionistas se han acordado de nuestros chicos y les han dado trama.
¡Que bebé tan mono, nuestro mini Alfonso! y que penas nos va a acarrear, que estos malvados no van a escatimar en meter el dedo en la llaga de la paternidad mal resuelta.
Los papás, o él o ella , o los dos volverán a por el crío. Eso está cantado ... pero¿ les dejarán quedárselo? ¿sucumbirán Emilia y Alfonso a sus deseos de ser padres y harán cosas indebidas por quedarse el niño?
A sufrir toca, que ya era mucha la miel que saboreábamos.
En cuanto al resto de tramas, parece que tras meses de parálisis insufrible, la cosa se mueve y todo a la vez. Ya era hora y casi no puedo creer que se desvele la identidad del curita y que la de Aurora se sepa con tal celeridad. Hasta la muerte de León me resultó sorprendentemente rápida. Fue un visto y no visto y ahora además aparece el bebé- ¡No estamos acostumbradas a tanta emoción junta señores guionistas! ¿Es que quieren matarnos de un ataque de estrés ahora que es veranito por fín?
Bueno para mi despedida os dejo un regalito musical.
La danza de G.Rossini interpretada a un ritmo de vértigo por Rolando Villanzón-
El hombre explica lo que siente al bailar, Inspirada en una tarantela italiana-
Ya veis que conciertos montan en Centro Europa de música clásica - Impensable en España. Que se le va a hacer. Espero que os levante el ánimo.
#20272
01/07/2013 01:37
Y especialmente para Cuquina que se decanta por el Pop británico.
Un tema de Mika, que me parece un músico con un gran talento y cualidades vocales muy notables.
Él es de origen libanés, pero está muy hecho a la Gran Bretaña , o a mí me lo parece...
A más ver compañeras-
Un tema de Mika, que me parece un músico con un gran talento y cualidades vocales muy notables.
Él es de origen libanés, pero está muy hecho a la Gran Bretaña , o a mí me lo parece...
A más ver compañeras-
#20273
01/07/2013 16:36
Iresila.. ¡¡sigue, sigue!! No nos puedes dejar así.. Eso es pecado seguro!
o tiene una pena de cárcel!
o tiene una pena de cárcel!
#20274
02/07/2013 13:04
#20275
02/07/2013 21:52
#20276
02/07/2013 22:31
gifs capitulo 599:














#20277
03/07/2013 14:36
Bueno, foto de los hombre de Puente Viejo (Gracias a @JordiCollCf)

Y una ración de mujeres (DEl face de Carlota, aunque la usurpadora ha sido alguien de el Face de Alfonso y Emilia)

Y una ración de mujeres (DEl face de Carlota, aunque la usurpadora ha sido alguien de el Face de Alfonso y Emilia)
#20278
03/07/2013 20:51
gif capitulo 600:
#20279
04/07/2013 18:44
Os dejo el en enlace de Los Pasos del Camino" Es un mini fan-fic sobre un posible final de María-Gonzalo-fernando, por eso no lo dejo escrito completamente
Espero vuestros comentarios 
Los Pasos del Camino
Espero vuestros comentarios 
Los Pasos del Camino
#20280
04/07/2013 22:31
gifs capitulo 601:



