El Rincón de Francisca y Raimundo:ESTE AMOR SE MERECE UN YACIMIENTO (TUNDA TUNDA) Gracias María y Ramon
#0

08/06/2011 23:44
Vídeos FormulaTV
#1681

08/09/2011 16:03
odio en el alma a esa Carmen 

Paca,pónte las pilas que te levantan a tu hombre


Paca,pónte las pilas que te levantan a tu hombre

#1682

08/09/2011 16:43
Bien... seguimos con Eres mi verdad, jejeje
Francisca reía divertida mientras se entretenía en deshojar una margarita despreocupadamente. Raimundo a su lado comía una manzana y sus ojos brillaban burlones. Avanzaban tranquilos por el sendero desierto, mientras el río sonaba cerca de allí. Ella le miró.
- Y... ¿Dices que mi padre apareció detrás de Alicia cuando ella estaba soltando todas esas lindezas?
- Así es.
Francisca se carcajeó a gusto.
- Vaya, lo que hubiera dado por verlo.- miró a Raimundo con irresistible curiosidad. - ¿Y qué pasó después?
- Francamente, no lo sé.- Raimundo hizo una mueca irónica.- Mi tío y yo preferimos despejar el terreno antes de que la batalla explotase.- mordió la manzana y le guiñó un ojo a Francisca.- Lo último que pude advertir era que el aire estaba... bastante caldeado.
La joven ensanchó más su sonrisa.
- ¡Será posible que nunca esté yo presente cuando ocurren las cosas interesantes!- se quejó. Vio la mueca traviesa que le estaba dedicando Raimundo y le atizó un leve capón en la cabeza.- No tiene gracia.
Raimundo sonrió.
- Eres peor que todas las cotillas juntas del pueblo, mi pequeña.- se burló él.
Ella le miró de reojo un tanto enfadada. Después, sin más le arrebató la manzana que estaba comiendo y la mordió ella.
- ¡Oye... que esa era mi manzana!- se quejó él.
- Tú lo has dicho. Era.- sin más siguió andando.
Raimundo meneó la cabeza. Sonrió travieso y en un descuido, tomó a Francisca de la cintura y le robó el cuarto de manzana que aún quedaba, sujetando a la joven con firmeza y suavidad y manteniendo la manzana fuera de su alcance.
- ¡Devuélvemela!- exigió ella medio en broma medio en serio.
- Quien roba a un ladrón...- él le guiñó un ojo y mordió la manzana, casi terminándola.
Francisca se revolvió furiosa intentando arrebatarle el último bocado de la mano. Raimundo lo advirtió y se llevó el bocado a la boca, sujetándolo entre los dientes mientras se reía divertido por aquella absurda batalla. Pero no contó con que el trozo era demasiado grande para tomarlo entero. La joven se dio cuenta y riendo maliciosa, se acercó a él y mordió una buena parte del trozo que sostenía entre sus dientes. Intentó comerse el último trozo pero Raimundo lo advirtió e introdujo rápido en su boca el último bocado, terminándolo. Francisca bufó a dos centímetros de su boca. Él sonrió cautivador.
- No pongas ese mohín, mi pequeña... que todavía hay algo mucho más delicioso que probar...- dijo con voz acariciadora.
Francisca sintió el demasiado familiar vuelco en el estómago. Él la sujetó por el mentón y atrapó sus labios en un beso que casi la hizo desvanecerse. La rodeó con sus brazos, evitando que cayera y saboreó a su antojo la deliciosa boca de Francisca. Sabía a manzana y a miel. La devoró hambriento, robándole la respiración. Francisca le abrazó, intentando devolverle el beso y sobrevivir a la vez. Poco a poco y con demasiado esfuerzo fueron separándose. Raimundo le sonrió.
- ¿Te ha gustado la merienda?- preguntó burlón y tierno a la vez.
- Sí... no ha estado mal.- respondió ella revolviéndole el cabello en un amoroso gesto.
Raimundo la tomó de la mano y continuaron felices la senda. Estaban acercándose al remanso del río. Francisca seguía lamentándose de no haber podido pillar a su padre y a Alicia en una escena comprometida cuando, de pronto, Raimundo se quedó paralizado.
- ¿Qué te pasa Raimundo?- preguntó ella preocupada.
- Que... me parece que... tus deseos se han convertido en realidad.- dijo casi sin aire mirando al frente.
Ella le observó sin comprender. Siguió su mirada y la mandíbula se le descolgó.
Francisca reía divertida mientras se entretenía en deshojar una margarita despreocupadamente. Raimundo a su lado comía una manzana y sus ojos brillaban burlones. Avanzaban tranquilos por el sendero desierto, mientras el río sonaba cerca de allí. Ella le miró.
- Y... ¿Dices que mi padre apareció detrás de Alicia cuando ella estaba soltando todas esas lindezas?
- Así es.
Francisca se carcajeó a gusto.
- Vaya, lo que hubiera dado por verlo.- miró a Raimundo con irresistible curiosidad. - ¿Y qué pasó después?
- Francamente, no lo sé.- Raimundo hizo una mueca irónica.- Mi tío y yo preferimos despejar el terreno antes de que la batalla explotase.- mordió la manzana y le guiñó un ojo a Francisca.- Lo último que pude advertir era que el aire estaba... bastante caldeado.
La joven ensanchó más su sonrisa.
- ¡Será posible que nunca esté yo presente cuando ocurren las cosas interesantes!- se quejó. Vio la mueca traviesa que le estaba dedicando Raimundo y le atizó un leve capón en la cabeza.- No tiene gracia.
Raimundo sonrió.
- Eres peor que todas las cotillas juntas del pueblo, mi pequeña.- se burló él.
Ella le miró de reojo un tanto enfadada. Después, sin más le arrebató la manzana que estaba comiendo y la mordió ella.
- ¡Oye... que esa era mi manzana!- se quejó él.
- Tú lo has dicho. Era.- sin más siguió andando.
Raimundo meneó la cabeza. Sonrió travieso y en un descuido, tomó a Francisca de la cintura y le robó el cuarto de manzana que aún quedaba, sujetando a la joven con firmeza y suavidad y manteniendo la manzana fuera de su alcance.
- ¡Devuélvemela!- exigió ella medio en broma medio en serio.
- Quien roba a un ladrón...- él le guiñó un ojo y mordió la manzana, casi terminándola.
Francisca se revolvió furiosa intentando arrebatarle el último bocado de la mano. Raimundo lo advirtió y se llevó el bocado a la boca, sujetándolo entre los dientes mientras se reía divertido por aquella absurda batalla. Pero no contó con que el trozo era demasiado grande para tomarlo entero. La joven se dio cuenta y riendo maliciosa, se acercó a él y mordió una buena parte del trozo que sostenía entre sus dientes. Intentó comerse el último trozo pero Raimundo lo advirtió e introdujo rápido en su boca el último bocado, terminándolo. Francisca bufó a dos centímetros de su boca. Él sonrió cautivador.
- No pongas ese mohín, mi pequeña... que todavía hay algo mucho más delicioso que probar...- dijo con voz acariciadora.
Francisca sintió el demasiado familiar vuelco en el estómago. Él la sujetó por el mentón y atrapó sus labios en un beso que casi la hizo desvanecerse. La rodeó con sus brazos, evitando que cayera y saboreó a su antojo la deliciosa boca de Francisca. Sabía a manzana y a miel. La devoró hambriento, robándole la respiración. Francisca le abrazó, intentando devolverle el beso y sobrevivir a la vez. Poco a poco y con demasiado esfuerzo fueron separándose. Raimundo le sonrió.
- ¿Te ha gustado la merienda?- preguntó burlón y tierno a la vez.
- Sí... no ha estado mal.- respondió ella revolviéndole el cabello en un amoroso gesto.
Raimundo la tomó de la mano y continuaron felices la senda. Estaban acercándose al remanso del río. Francisca seguía lamentándose de no haber podido pillar a su padre y a Alicia en una escena comprometida cuando, de pronto, Raimundo se quedó paralizado.
- ¿Qué te pasa Raimundo?- preguntó ella preocupada.
- Que... me parece que... tus deseos se han convertido en realidad.- dijo casi sin aire mirando al frente.
Ella le observó sin comprender. Siguió su mirada y la mandíbula se le descolgó.
#1683

08/09/2011 17:51
Me he quedado muerta con la frase de Mauricio
A ver si va a ser cierto que está enamorado de la Doña...
Edito: Rollazo total de capítulo.No me ha hecho gracia ni el hombre eléctrico.Estoy saturada con la trama del secuestro,en serio NO PUEDO MAS. Abrazo Rai-Sebas en la conservera,ternura total.Soledad igual que el sombrerero loco
La paca q no quiere a Sebas.A lo mejor si Rai se lo agradeciera de alguna manera...(ideas:ver páginas anteriores)
Avances: Paca discutiendo con Sebas
lna,genial.Han pillado a Alejandro y a Alicia.me meo de la risa
A ver si va a ser cierto que está enamorado de la Doña...
Edito: Rollazo total de capítulo.No me ha hecho gracia ni el hombre eléctrico.Estoy saturada con la trama del secuestro,en serio NO PUEDO MAS. Abrazo Rai-Sebas en la conservera,ternura total.Soledad igual que el sombrerero loco

Avances: Paca discutiendo con Sebas

lna,genial.Han pillado a Alejandro y a Alicia.me meo de la risa
#1684

08/09/2011 19:13
Rollo de capitulo...pero me barrunto que despues de la discusion de la paca con sebastian habra encuentro rai-paca..seguro que raimundo va a echarle en cara que le hable asi a su hijo..
aaaaaggg no avanzamos nada...pero srs. guionistas estamos de chanza o que?
dejaros de tonterias y dadnos una alegriaaa!!
aaaaaggg no avanzamos nada...pero srs. guionistas estamos de chanza o que?
dejaros de tonterias y dadnos una alegriaaa!!
#1685

08/09/2011 19:35
De verdad...que aburrido se me está haciendo ver ESDPV!!!! No sé, desaprovechan momentos con tonterías...que tampoco están mal, pero un ratito nada más. Ahora con el cinturón eléctrico...jolines, lo dicho: que salgan un rato está bien porque no me disgustan pero lo ponen tanto que terminamos hasta las narices. El secuestro ya ni intriga da, lo han alargado demasiado y cansa!!!!!
Lo mejor para mí ha sido la conversación Rai-Sebas y también la de Sole con Mauricio......de resto, nada destacable. Eso sí, alegre estoy porque ahora que Sebastián está en la conservera habrá encuentro de Rai y Paca.....si o si....o al menos, eso espero.
Chicas, los relatos...como siempre: estupendos. Seguid cuando podáis.
Lo mejor para mí ha sido la conversación Rai-Sebas y también la de Sole con Mauricio......de resto, nada destacable. Eso sí, alegre estoy porque ahora que Sebastián está en la conservera habrá encuentro de Rai y Paca.....si o si....o al menos, eso espero.
Chicas, los relatos...como siempre: estupendos. Seguid cuando podáis.
#1686

08/09/2011 20:23
Pues yo siendo sincera hoy me lo he pasado bastante bien, sobretodo viendo a Sole 2.0 y a los hermanos Castañeda vacilando a Mauricio. El que me da mucha pena es Alfonso, que al pobre lo están hundiendo más y más, porque mira que ir a agradecerle que le haya presentado a Severiano es muy mala leche por parte de los guionistas...
Pero vamos, que yo en esa discusión Sebas-Paca que ponen en el avance con la mención de la Virtusosa no me extrañaría que Sebas le soltara algo sobre su padre... y yo quiero ver la cara de la Doña en ese momento! jajajaja
Por cierto, que después de leer los relatos (todos geniales como siempre) y cuando Mauricio en el capítulo dice que le tiene que decir algo más no he podido evitar acordarme del relato y pensar "Que le dice algoooo" pero no.
Nos sugestionamos aquí con los relatos, claro, luego que nos decepcionan las escenas que nos dan en la serie jajajaja
Pero vamos, que yo en esa discusión Sebas-Paca que ponen en el avance con la mención de la Virtusosa no me extrañaría que Sebas le soltara algo sobre su padre... y yo quiero ver la cara de la Doña en ese momento! jajajaja
Por cierto, que después de leer los relatos (todos geniales como siempre) y cuando Mauricio en el capítulo dice que le tiene que decir algo más no he podido evitar acordarme del relato y pensar "Que le dice algoooo" pero no.
Nos sugestionamos aquí con los relatos, claro, luego que nos decepcionan las escenas que nos dan en la serie jajajaja
#1687

08/09/2011 20:41
Crippy es verdad!!! se me pasó por alto el momento de los Castañeda con Mauricio....tremendos!!!! Y me pasó lo mismo con la conversación entre Mauricio y la Doña....nos sugestionamos con los relatos, jajaja!!!
Realmente no disfruto tanto de los capítulos porque el tema Rai-Paca lo tienen algo parado....y son tantas las ganas de ver algo que me quedo desilusionada. En fin, a ver si la próxima semana hay encuentro de esta gran pareja porque mañana me da a mí que nada de nada.
Realmente no disfruto tanto de los capítulos porque el tema Rai-Paca lo tienen algo parado....y son tantas las ganas de ver algo que me quedo desilusionada. En fin, a ver si la próxima semana hay encuentro de esta gran pareja porque mañana me da a mí que nada de nada.
#1688

08/09/2011 20:58
¿Queréis mi versión sobre la conversación de mañana entre Sebas y la Paca?¿O ya ha sido suficiente por hoy? 




















#1689

08/09/2011 21:06
¡Ver! ¡Ver! ¡Ver! ¡Ver!
Algún día yo también me animaré, que uno de mis hobbies con tiempo es escribir
Algún día yo también me animaré, que uno de mis hobbies con tiempo es escribir
#1690

08/09/2011 21:08
Siiii lna, claro que si.....seguro que estamos todas encantadas de leerlo!!!! Aquí te esperamos, jeje!!!
#1691

08/09/2011 21:45
hola chicas! en serio que menos mal que nos tenemos a nosotras,porque si es por la serie...me reitero en que hoy me ha resultado SOPORÍFERO 

si,lo de los castañeda con Mauricio ha estado bien,pero en serio que hoy debia estar yo apática porque es que tampoco me hizo demasiado gracia...
En fin,mañana viernes,espero algo!! el avance revela una discusión Paca-Sebas que puede prometer.Espero que no me defraude (que hablen de las estupideces que se hacen por amor,y esas cosas...y de ahí,que tiren de todo el hilo hasta que salga la madeja
)
lna,por dios te lo imploro!!!!!! dáme lo que tu ya sabes!
lo necesito.Son demasiados días sin que el "montenegro" comparta espacio vital con el "ulloa" (léase entre lineas)


si,lo de los castañeda con Mauricio ha estado bien,pero en serio que hoy debia estar yo apática porque es que tampoco me hizo demasiado gracia...
En fin,mañana viernes,espero algo!! el avance revela una discusión Paca-Sebas que puede prometer.Espero que no me defraude (que hablen de las estupideces que se hacen por amor,y esas cosas...y de ahí,que tiren de todo el hilo hasta que salga la madeja

lna,por dios te lo imploro!!!!!! dáme lo que tu ya sabes!
lo necesito.Son demasiados días sin que el "montenegro" comparta espacio vital con el "ulloa" (léase entre lineas)
#1692

08/09/2011 23:01
Chicas... he vuelto, jeje. En breve... veremos la tensión en la conservera...
#1693

08/09/2011 23:09
lna,te espero!!!!
chicas,os subo el último trocito por hoy.Mañana si me da tiempo,más
El camino hacia la casa de comidas se le hizo inusualmente largo.No podía quitarse de la cabeza la posible enfermedad de su madre.Ella,Francisca Montenegro,siempre había sido fuerte,dura…a veces hasta había dudado de que tuviera corazón.Bien es cierto que nunca se había mostrado especialmente cariñosa con él o con Soledad,pero no siempre había sido así.Recordó escenas del pasado,cuando él no era mas que un mocoso de 7 años.Su madre, estaba protegiéndole de una buena tunda que Salvador Montenegro pretendía propinarle por haber roto uno de los jarrones de la casona mientras jugaba con otros niños del pueblo. Él sabía,que a su manera,ella les quería.Aunque era una manera muy particular de querer.”Hay amores que matan” pensó.Pero sin embargo,no podía dejar de sentir dolor por ella.Después de todo,era su madre.
Alejó por un momento sus pensamientos cuando vio luz encendida en una de las habitaciones de la posada.Bajó de su caballo y encaminó sus pasos hacia allí.Cuando estuvo frente a la puerta,la golpeó suavemente.
-”Pepa,abre.Soy yo”
Pepa escuchó la voz de su capitán y enseguida percibió que algo no iba bien.Corrió hacia la puerta y se encontró a un apesadumbrado Tristán.
-“¿Qué ocurre amor mio? Es tarde y ya nos habíamos despedido al atardecer junto al rio”
-“Pepa,tengo algo que contarte.Es importante”
Pasaron a la habitación y se sentaron en la cama.Pepa observó detenidamente a Tristan.Sabía que había ido a contarle algo,pero las palabras no salían de su boca.
-“Habla soldado.¿Qué es lo que te inquieta?” le dijo mientras tomaba suavemente su mano entre las suyas.
-“Se trata de mi madre Pepa.Está enferma,y no sabemos qué es lo que tiene.He venido a despedirme de ti porque mañana partimos temprano hacia la capital.Allí necesitan hacerle más pruebas.Mi amor,la doctora nos da pocas esperanzas,y yo no se cómo encajar esto.Es…mi madre…”
-“No adelantes acontecimientos Tristán.Debemos tener confianza y esperar que esas pruebas de las que hablas no desvelen algo importante.Quizá esa doctora tan amable que nos ha tocado en gracia,está equivocada y solo quiere curarse en salud y ser precavida”
-“Tal vez Pepa,es lo que trato de repetirme continuamente…Pero no he venido únicamente para contarte esto.Necesito que me hagas un favor.Podrías llamar a la puerta de Sebastian y decirle que le espero en la puerta de la posada? Necesito ponerle al día de los asuntos de la conservera,ya que no se cuántos días durará nuestro viaje”.
Pepa se cubrió con su bata y se volvió hacia Tristan.Acarició su cabello y le dijo
-“No penes amor mio.Yo estaré siempre a tu lado”.
Tristán miró con infinito amor ese rostro que tanto amaba y no pudo mas que besarla con todo su corazón.Un beso que encerraba también la angustia e incertidumbre que atenazaba su alma.
- “Te quiero Pepa.Se que estoy en este mundo solo para amarte”.
Pepa besó dulcemente sus párpados y salió de la habitación.
chicas,os subo el último trocito por hoy.Mañana si me da tiempo,más
El camino hacia la casa de comidas se le hizo inusualmente largo.No podía quitarse de la cabeza la posible enfermedad de su madre.Ella,Francisca Montenegro,siempre había sido fuerte,dura…a veces hasta había dudado de que tuviera corazón.Bien es cierto que nunca se había mostrado especialmente cariñosa con él o con Soledad,pero no siempre había sido así.Recordó escenas del pasado,cuando él no era mas que un mocoso de 7 años.Su madre, estaba protegiéndole de una buena tunda que Salvador Montenegro pretendía propinarle por haber roto uno de los jarrones de la casona mientras jugaba con otros niños del pueblo. Él sabía,que a su manera,ella les quería.Aunque era una manera muy particular de querer.”Hay amores que matan” pensó.Pero sin embargo,no podía dejar de sentir dolor por ella.Después de todo,era su madre.
Alejó por un momento sus pensamientos cuando vio luz encendida en una de las habitaciones de la posada.Bajó de su caballo y encaminó sus pasos hacia allí.Cuando estuvo frente a la puerta,la golpeó suavemente.
-”Pepa,abre.Soy yo”
Pepa escuchó la voz de su capitán y enseguida percibió que algo no iba bien.Corrió hacia la puerta y se encontró a un apesadumbrado Tristán.
-“¿Qué ocurre amor mio? Es tarde y ya nos habíamos despedido al atardecer junto al rio”
-“Pepa,tengo algo que contarte.Es importante”
Pasaron a la habitación y se sentaron en la cama.Pepa observó detenidamente a Tristan.Sabía que había ido a contarle algo,pero las palabras no salían de su boca.
-“Habla soldado.¿Qué es lo que te inquieta?” le dijo mientras tomaba suavemente su mano entre las suyas.
-“Se trata de mi madre Pepa.Está enferma,y no sabemos qué es lo que tiene.He venido a despedirme de ti porque mañana partimos temprano hacia la capital.Allí necesitan hacerle más pruebas.Mi amor,la doctora nos da pocas esperanzas,y yo no se cómo encajar esto.Es…mi madre…”
-“No adelantes acontecimientos Tristán.Debemos tener confianza y esperar que esas pruebas de las que hablas no desvelen algo importante.Quizá esa doctora tan amable que nos ha tocado en gracia,está equivocada y solo quiere curarse en salud y ser precavida”
-“Tal vez Pepa,es lo que trato de repetirme continuamente…Pero no he venido únicamente para contarte esto.Necesito que me hagas un favor.Podrías llamar a la puerta de Sebastian y decirle que le espero en la puerta de la posada? Necesito ponerle al día de los asuntos de la conservera,ya que no se cuántos días durará nuestro viaje”.
Pepa se cubrió con su bata y se volvió hacia Tristan.Acarició su cabello y le dijo
-“No penes amor mio.Yo estaré siempre a tu lado”.
Tristán miró con infinito amor ese rostro que tanto amaba y no pudo mas que besarla con todo su corazón.Un beso que encerraba también la angustia e incertidumbre que atenazaba su alma.
- “Te quiero Pepa.Se que estoy en este mundo solo para amarte”.
Pepa besó dulcemente sus párpados y salió de la habitación.
#1694

08/09/2011 23:13
-“Sebastian! Soy Pepa,ábreme por favor,es urgente”
Sebastian se incorporó sobresaltado en su cama.”¿Pepa?” Le costó unos segundos reaccionar. “Un momento,enseguida estoy contigo”. Se levantó rápidamente y abrió el cerrojo de la puerta.
-“¿Ocurre algo malo Pepa? Es muy tarde…Un momento…¡¿padre está bien? ¿Emilia?!”
-“Cálmate muchacho,ellos están bien.Duermen plácidamente.Se trata de Tristán.Está abajo y necesita hablar contigo,así que dáte prisa”.
-“Si si,claro.Vamos”
Ambos llegaron a la puerta de la posada,donde se encontraba Tristan apoyado en la pared.Cuando este les vio,enseguida se acercó a ellos.
-“Sebastián amigo,gracias por recibirme tan tarde.Pero necesito ponerte al corriente de los últimos acontecimientos”
-“Claro amigo,habla abiertamente.¿Acaso ocurre algo malo?”
Tristan y Pepa se miraron y ella corrió hacia él aferrandose fuertemente a su brazo.Era su manera de hacerle sentir que estaba junto a él en estos momentos.
-“Verás Sebastian…mañana mismo salgo de viaje hacia la capital.Mi madre necesita hacerse unas pruebas en el hospital y no se cuánto tiempo se demorará nuestra vuelta.Quiero que te encargues de todos los asuntos de la conservera.Confio en ti amigo.Tienes plenos poderes para tomar las decisiones que consideres oportunas en mi ausencia”
-“Claro amigo,confia en mi.Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras.”
---------------------------------------------------------
Raimundo estaba realmente desesperado.No hacia mas que revolverse en la cama,muerto de inquietud por Francisca.Esos pensamientos le desconcertaban.”Después de todo lo que me ha hecho esa maldita mujer,¿a qué viene ese miedo a perderla para siempre? ¿Acaso no la perdí hace 30 años?” 30 años…de repente se convirtieron en 30 segundos y fue como si el tiempo no hubiera pasado.A quién quería engañar.Su corazón seguía latiendo cada día por una única razón.Francisca.Su pequeña…
No aguantó mas en la cama y fue hacia la ventana.Necesitaba aire que le refrescara el rostro,cerró los ojos un instante dejando que sus pulmones se llenaran con el frio aire de la noche,cuando de repente un sonido de voces le hizo abrir los ojos de repente.
-“¿Y es grave lo que tiene Doña Francisca,Tristán?”
-“No lo se amigo mio.Pero la doctora no nos ha dado muy buenas perspectivas”
-“Lo siento de veras amigo.Espero que a tu vuelta las noticias sean mas esperanzadoras”
Sebastian pensó por un instante en su padre,en Raimundo.¿Que sentiría cuándo supiera la gravedad de Francisca? Él conocía su secreto.Sabía que su padre aún la amaba,y de repente sintió temor al tener que darle la noticia.Lo que él no sabía es que no iba a ser necesario.Un roto Raimundo apretaba fuertemente los puños hasta hacerse sangre en las manos.Había escuchado la conversación entre su hijo y Tristan.
-”No puedo perderla.No otra vez…”.
Lágrimas de impotencia se derramaron lentamente por sus ojos quemándole el alma
Sebastian se incorporó sobresaltado en su cama.”¿Pepa?” Le costó unos segundos reaccionar. “Un momento,enseguida estoy contigo”. Se levantó rápidamente y abrió el cerrojo de la puerta.
-“¿Ocurre algo malo Pepa? Es muy tarde…Un momento…¡¿padre está bien? ¿Emilia?!”
-“Cálmate muchacho,ellos están bien.Duermen plácidamente.Se trata de Tristán.Está abajo y necesita hablar contigo,así que dáte prisa”.
-“Si si,claro.Vamos”
Ambos llegaron a la puerta de la posada,donde se encontraba Tristan apoyado en la pared.Cuando este les vio,enseguida se acercó a ellos.
-“Sebastián amigo,gracias por recibirme tan tarde.Pero necesito ponerte al corriente de los últimos acontecimientos”
-“Claro amigo,habla abiertamente.¿Acaso ocurre algo malo?”
Tristan y Pepa se miraron y ella corrió hacia él aferrandose fuertemente a su brazo.Era su manera de hacerle sentir que estaba junto a él en estos momentos.
-“Verás Sebastian…mañana mismo salgo de viaje hacia la capital.Mi madre necesita hacerse unas pruebas en el hospital y no se cuánto tiempo se demorará nuestra vuelta.Quiero que te encargues de todos los asuntos de la conservera.Confio en ti amigo.Tienes plenos poderes para tomar las decisiones que consideres oportunas en mi ausencia”
-“Claro amigo,confia en mi.Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras.”
---------------------------------------------------------
Raimundo estaba realmente desesperado.No hacia mas que revolverse en la cama,muerto de inquietud por Francisca.Esos pensamientos le desconcertaban.”Después de todo lo que me ha hecho esa maldita mujer,¿a qué viene ese miedo a perderla para siempre? ¿Acaso no la perdí hace 30 años?” 30 años…de repente se convirtieron en 30 segundos y fue como si el tiempo no hubiera pasado.A quién quería engañar.Su corazón seguía latiendo cada día por una única razón.Francisca.Su pequeña…
No aguantó mas en la cama y fue hacia la ventana.Necesitaba aire que le refrescara el rostro,cerró los ojos un instante dejando que sus pulmones se llenaran con el frio aire de la noche,cuando de repente un sonido de voces le hizo abrir los ojos de repente.
-“¿Y es grave lo que tiene Doña Francisca,Tristán?”
-“No lo se amigo mio.Pero la doctora no nos ha dado muy buenas perspectivas”
-“Lo siento de veras amigo.Espero que a tu vuelta las noticias sean mas esperanzadoras”
Sebastian pensó por un instante en su padre,en Raimundo.¿Que sentiría cuándo supiera la gravedad de Francisca? Él conocía su secreto.Sabía que su padre aún la amaba,y de repente sintió temor al tener que darle la noticia.Lo que él no sabía es que no iba a ser necesario.Un roto Raimundo apretaba fuertemente los puños hasta hacerse sangre en las manos.Había escuchado la conversación entre su hijo y Tristan.
-”No puedo perderla.No otra vez…”.
Lágrimas de impotencia se derramaron lentamente por sus ojos quemándole el alma
#1695

08/09/2011 23:28
Chicas de verdad, que amargura, ni me molesto en ver el capitulo , por lo visto a vuelto a ser una auténtico coñazo, esta semana nos quedamos sin escena, que bien que alegría.
Que guay Natalia, ver a la Paca celosa no tiene precio, me encanta pero eso sí la CARMEN ESA ME DA ASQUITO, que tía más plasta, que se vaya a tomar por saco pero yaaaaaaaaaaaa y como toque al Rai...en fin
Kera, que chulada tu historia, me tienes con el corazón en un puño, pobre di mi Paca y lo que va a sufrir mi Rai ¿va a ir a la capital con ella? dime que si, anda, la paca malita y lejos de él será demasiado para su corazoncito.
Ina, me meo, también es mala suerte con lo grande que es el campo que te vaya a pillar tu hija, je je, ¿qué hacían de paseo estos dos que no estaban de chozoencuentro?.
ay quiero saber que pasara cuando se despeguen del morreo ¿tendrán vegüenza, asumiran lo que todas ya sabemos(que estan loquitos el uno por el otro), intentarán negar sus sentimientos?. Por dios que intriga SIGUEEEEEEEEEEEEE
Que guay Natalia, ver a la Paca celosa no tiene precio, me encanta pero eso sí la CARMEN ESA ME DA ASQUITO, que tía más plasta, que se vaya a tomar por saco pero yaaaaaaaaaaaa y como toque al Rai...en fin
Kera, que chulada tu historia, me tienes con el corazón en un puño, pobre di mi Paca y lo que va a sufrir mi Rai ¿va a ir a la capital con ella? dime que si, anda, la paca malita y lejos de él será demasiado para su corazoncito.
Ina, me meo, también es mala suerte con lo grande que es el campo que te vaya a pillar tu hija, je je, ¿qué hacían de paseo estos dos que no estaban de chozoencuentro?.
ay quiero saber que pasara cuando se despeguen del morreo ¿tendrán vegüenza, asumiran lo que todas ya sabemos(que estan loquitos el uno por el otro), intentarán negar sus sentimientos?. Por dios que intriga SIGUEEEEEEEEEEEEE
#1696

09/09/2011 00:13
Sebastián Ulloa trabajaba a destajo, como si le hubiesen inyectado nuevas energías al estar otra vez sentado tras aquella mesa. Sus sagaces ojos celestes no descansaban mientras murmuraba para sí largas sumas de números. Apuntó una cifra mientras una fugaz sonrisa bailaba en su rostro y continuó ensimismado. Tan absorto estaba que ni oyó que el pestillo de la puerta se abría despacio. Francisca se quedó inmóvil, medio escondida, mientras miraba el arduo trabajo de Sebastián. Le estudió cuidadosa. El ceño del joven Ulloa estaba en ese momento fruncido de concentración en un gesto que le recordó de pronto a Raimundo. Francisca procuró dominar un aleteo de inquietud. Estaba claro que ese muchacho sabía trabajar. A decir verdad, nunca había dudado de sus capacidades. En lo más hondo de ella misma, siempre supo que Sebastián era tan capaz como honrado. Apretó los dientes, enfadándose con su propia conciencia. Finalmente, alzó la cabeza, abriendo la puerta de par en par. Sebastián vio perturbada bruscamente su atención y levantó los ojos para encontrarse con la orgullosa pose de Francisca Montenegro, que le miraba fijamente con su familiar aire de superioridad. Sebastián al principio se sintió un poco turbado, pero se recuperó rápidamente. Siempre se había llevado bien con Francisca, y siempre la había tratado con educada cortesía y admiración, pero por primera vez sintió el rencor hacia ella. Por su culpa lo habían metido en la cárcel. Por su culpa le habían dado palizas siendo inocente. Y también por su culpa Virtudes estaba muerta.
Francisca advirtió la mirada de Sebastián y supo que algo había cambiado. Sus ojos azules ya no le observaban con esa mirada honesta, tan típica de él. Sintió un estremecimiento. Ahora eran tan fríos como dos témpanos de hielo. Por su mente cruzó una mirada parecida. La que siempre le dedicaba Fernando Ulloa, el padre de Raimundo. Sintió un latigazo en el alma ante tan lejano recuerdo. Sebastián pareció darse cuenta de su cambio de expresión y algo de la frialdad de su mirada cedió. Francisca se repuso, enterrando obstinada el recuerdo, y le miró.
- Buenas tardes.- le saludó.
- Buenas tardes.- contestó él.
- Veo que te ha faltado tiempo para instalarte otra vez aquí.- repuso Francisca con sarcasmo, echando una ojeada a la mesa.
- Y antes que debí hacerlo.- Sebastián la desafió con la mirada.- Esto estaba completamente a la deriva.
Francisca le fulminó con los ojos.
- ¿Insinúas que mi hijo Tristán no es tan competente como tú?- le espetó.- Pues deberías estarle muy agradecido. Si no fuese por él, jamás hubieras vuelto a poner los pies en esta empresa.
- Yo jamás insinuaría algo así.- él la miró fijamente, sosteniendo su mirada con tanta intensidad que Francisca se sorprendió.- Tristán es mi mejor amigo... mi casi hermano. Le conozco desde que ambos aprendimos a andar y sé de sobras que posee grandes capacidades. Pero no se le puede pedir que esté pendiente de absolutamente todo. Bastante tiene... con lo que tiene.- repuso casi irónico.
Francisca le fulminó con los ojos. No daba crédito. No reconocía a ese Sebastián. Le hablaba con una ironía tan hiriente que rayaba en el sarcasmo. Iba a contestarle pero él continuó.
- Y ya sé que si estoy aquí es gracias a él.- Sebastián seguía mirándola.- Y se lo agradeceré haciendo que esta empresa produzca el triple de lo que lo está haciendo ahora. Lo haré por él y también porque yo creé esta conservera y es mi sueño que prospere. Esas son dos razones muy poderosas. Y tiene suerte de que lo sean, doña Francisca, porque de no ser así, no movería ni un dedo por esto... y muchísimo menos por usted.
Ella le miró indignada.
- ¿Quién demonios te has creído que eres para hablarme así? ¿Cómo te...?
- Me atrevo, señora, porque francamente, me importa un soberano comino lo que piense.- él la fulminó con la mirada.- Para mí, usted ha perdido toda la credibilidad y todo el aprecio que algún día llegué a tenerle.- la miró con desdén.- Sí, doña Francisca, porque antes le tenía aprecio y la admiraba por ser una mujer inteligente y decidida. Lástima que no adorne esas virtudes con la honestidad, precisamente.
- ¿Honestidad?- escupió ella.- ¿Y tú te atreves a hablarme de honestidad? Me fie de tí y a cambio tú metiste en mi casa a dos anarquistas, a dos asesinos.- le miró indignada.- No eres precisamente el más indicado para dar lecciones de honestidad. Encubriste a dos malnacidos y a toda su panda.
Sebastián sintió un pinchazo doloroso en el alma al recordar a Virtudes. Meneó la cabeza desesperado.
- ¿No se le ocurrió pensar que debía tener una razón muy poderosa para hacer eso? Usted me conoce de sobras. Sabe que yo no soy ningún delincuente, ni ningún truhán.
- Claro, claro.- replicó ella irónica e hiriente.- La razón es que los hombres pensáis más con la entrepierna que con el cerebro.- le espetó. Meneó la cabeza. - ¿En qué diablos estabas pensando cuando te fijaste en esa loca de Virtudes? ¿Qué clase de amor es ese que te hace cometer cualquier locura en su nombre? Pensé que eras más cabal, francamente.
Sebastián la miró fijamente.
- Lo cabal que es uno se va al diablo frente a la mujer que se ama.- dijo despacio.- Sí, es cierto. Hice un montón de estupideces por culpa de Virtudes y sé racionalmente que ella no era en absoluto digna de ese amor.- sonrió amargo.- No se imagina lo que me ha costado acabar aceptando esa gran verdad. He pagado carísimo por ella. He estado completamente ciego, sin poder ver claramente, sabiendo que estaba cometiendo una locura, pero sin poder tener ni fuerzas para remediarlo.- meneó la cabeza, desesperado.- Incluso he estado a punto de perder a mi padre de nuevo.
Francisca sintió que su cólera disminuía al ver el enorme tormento de Sebastián. Algo de su dolorosa expresión pareció conmover el interior de Francisca. Ella tragó saliva.
- Me alegra ver que al menos, te arrepientes.- dijo.
Sebastián la miró.
- Sí, me arrepiento. Y, a decir verdad, todo esto me ha hecho comprender muchísimas cosas.- dijo casi misterioso.
Francisca sintió un aleteo de inquietud y curiosidad.
- ¿Qué... cosas?
Sebastián meneó la cabeza.
- Cuando mi padre me contó lo ocurrido con... Virtudes, creí que jamás podría perdonarle. Pero... francamente, el paso de los días me ha hecho ver la verdad. Si yo hubiera estado en su lugar... habría hecho exactamente lo mismo.- confesó.- Si yo tuviera que elegir entre la vida de la mujer a la que amo y cualquier otra cosa... no habría dudado ni un segundo.
Francisca sintió que se quedaba helada.
- ¿Qué... estás insinuando?
- No estoy insinuando nada, doña Francisca. Sólo estoy diciendo la verdad.- dijo él como si estuviera diciendo que dos más dos eran cuatro.
- ¿Acaso él... dijo... algo?
Sebastián sintió que el rencor que creía tener hacia Francisca disminuía. Verla ahora así, tan vulnerable ante algo que no podía o quería creer, le hizo pensar que tal vez aquellos sentimientos tuvieran mucho que ver en esa coraza que se había construido. La examinó. Nadie que tuviese un fondo de negrura podía poner esa expresión a la vez dolida y sensible.
- Mi padre no dijo nada. Pero no necesita hacerlo. Es más que evidente que todavía la ama.- dijo Sebastián simplemente.- Tanto Emilia como yo nos hemos dado cuenta hace ya mucho tiempo. Por más que él quiera negarlo. Y ahora, ya ni siquiera es capaz de hacerlo.
Francisca creyó morir.
- No... eso... no puede ser posible.
- Pues le aseguro que lo es.- Sebastián la miró.- A veces tengo la sensación de que mi padre, realmente, jamás ha dejado de quererla. A pesar de todas las perrerías que usted le ha hecho.- el joven meneó la cabeza.- No lo entiendo. Si realmente usted le quería... ¿Cómo es posible que fuese capaz de hacerle tanto daño? Yo jamás hubiera podido... hacerle daño a Virtudes, aunque quisiera.
Francisca cerró los ojos un instante, intentando controlar el dolor.
- Vosotros no lo entendéis.
- Pues explíquemelo.- dijo él ya sin paciencia.
Francisca advirtió la mirada de Sebastián y supo que algo había cambiado. Sus ojos azules ya no le observaban con esa mirada honesta, tan típica de él. Sintió un estremecimiento. Ahora eran tan fríos como dos témpanos de hielo. Por su mente cruzó una mirada parecida. La que siempre le dedicaba Fernando Ulloa, el padre de Raimundo. Sintió un latigazo en el alma ante tan lejano recuerdo. Sebastián pareció darse cuenta de su cambio de expresión y algo de la frialdad de su mirada cedió. Francisca se repuso, enterrando obstinada el recuerdo, y le miró.
- Buenas tardes.- le saludó.
- Buenas tardes.- contestó él.
- Veo que te ha faltado tiempo para instalarte otra vez aquí.- repuso Francisca con sarcasmo, echando una ojeada a la mesa.
- Y antes que debí hacerlo.- Sebastián la desafió con la mirada.- Esto estaba completamente a la deriva.
Francisca le fulminó con los ojos.
- ¿Insinúas que mi hijo Tristán no es tan competente como tú?- le espetó.- Pues deberías estarle muy agradecido. Si no fuese por él, jamás hubieras vuelto a poner los pies en esta empresa.
- Yo jamás insinuaría algo así.- él la miró fijamente, sosteniendo su mirada con tanta intensidad que Francisca se sorprendió.- Tristán es mi mejor amigo... mi casi hermano. Le conozco desde que ambos aprendimos a andar y sé de sobras que posee grandes capacidades. Pero no se le puede pedir que esté pendiente de absolutamente todo. Bastante tiene... con lo que tiene.- repuso casi irónico.
Francisca le fulminó con los ojos. No daba crédito. No reconocía a ese Sebastián. Le hablaba con una ironía tan hiriente que rayaba en el sarcasmo. Iba a contestarle pero él continuó.
- Y ya sé que si estoy aquí es gracias a él.- Sebastián seguía mirándola.- Y se lo agradeceré haciendo que esta empresa produzca el triple de lo que lo está haciendo ahora. Lo haré por él y también porque yo creé esta conservera y es mi sueño que prospere. Esas son dos razones muy poderosas. Y tiene suerte de que lo sean, doña Francisca, porque de no ser así, no movería ni un dedo por esto... y muchísimo menos por usted.
Ella le miró indignada.
- ¿Quién demonios te has creído que eres para hablarme así? ¿Cómo te...?
- Me atrevo, señora, porque francamente, me importa un soberano comino lo que piense.- él la fulminó con la mirada.- Para mí, usted ha perdido toda la credibilidad y todo el aprecio que algún día llegué a tenerle.- la miró con desdén.- Sí, doña Francisca, porque antes le tenía aprecio y la admiraba por ser una mujer inteligente y decidida. Lástima que no adorne esas virtudes con la honestidad, precisamente.
- ¿Honestidad?- escupió ella.- ¿Y tú te atreves a hablarme de honestidad? Me fie de tí y a cambio tú metiste en mi casa a dos anarquistas, a dos asesinos.- le miró indignada.- No eres precisamente el más indicado para dar lecciones de honestidad. Encubriste a dos malnacidos y a toda su panda.
Sebastián sintió un pinchazo doloroso en el alma al recordar a Virtudes. Meneó la cabeza desesperado.
- ¿No se le ocurrió pensar que debía tener una razón muy poderosa para hacer eso? Usted me conoce de sobras. Sabe que yo no soy ningún delincuente, ni ningún truhán.
- Claro, claro.- replicó ella irónica e hiriente.- La razón es que los hombres pensáis más con la entrepierna que con el cerebro.- le espetó. Meneó la cabeza. - ¿En qué diablos estabas pensando cuando te fijaste en esa loca de Virtudes? ¿Qué clase de amor es ese que te hace cometer cualquier locura en su nombre? Pensé que eras más cabal, francamente.
Sebastián la miró fijamente.
- Lo cabal que es uno se va al diablo frente a la mujer que se ama.- dijo despacio.- Sí, es cierto. Hice un montón de estupideces por culpa de Virtudes y sé racionalmente que ella no era en absoluto digna de ese amor.- sonrió amargo.- No se imagina lo que me ha costado acabar aceptando esa gran verdad. He pagado carísimo por ella. He estado completamente ciego, sin poder ver claramente, sabiendo que estaba cometiendo una locura, pero sin poder tener ni fuerzas para remediarlo.- meneó la cabeza, desesperado.- Incluso he estado a punto de perder a mi padre de nuevo.
Francisca sintió que su cólera disminuía al ver el enorme tormento de Sebastián. Algo de su dolorosa expresión pareció conmover el interior de Francisca. Ella tragó saliva.
- Me alegra ver que al menos, te arrepientes.- dijo.
Sebastián la miró.
- Sí, me arrepiento. Y, a decir verdad, todo esto me ha hecho comprender muchísimas cosas.- dijo casi misterioso.
Francisca sintió un aleteo de inquietud y curiosidad.
- ¿Qué... cosas?
Sebastián meneó la cabeza.
- Cuando mi padre me contó lo ocurrido con... Virtudes, creí que jamás podría perdonarle. Pero... francamente, el paso de los días me ha hecho ver la verdad. Si yo hubiera estado en su lugar... habría hecho exactamente lo mismo.- confesó.- Si yo tuviera que elegir entre la vida de la mujer a la que amo y cualquier otra cosa... no habría dudado ni un segundo.
Francisca sintió que se quedaba helada.
- ¿Qué... estás insinuando?
- No estoy insinuando nada, doña Francisca. Sólo estoy diciendo la verdad.- dijo él como si estuviera diciendo que dos más dos eran cuatro.
- ¿Acaso él... dijo... algo?
Sebastián sintió que el rencor que creía tener hacia Francisca disminuía. Verla ahora así, tan vulnerable ante algo que no podía o quería creer, le hizo pensar que tal vez aquellos sentimientos tuvieran mucho que ver en esa coraza que se había construido. La examinó. Nadie que tuviese un fondo de negrura podía poner esa expresión a la vez dolida y sensible.
- Mi padre no dijo nada. Pero no necesita hacerlo. Es más que evidente que todavía la ama.- dijo Sebastián simplemente.- Tanto Emilia como yo nos hemos dado cuenta hace ya mucho tiempo. Por más que él quiera negarlo. Y ahora, ya ni siquiera es capaz de hacerlo.
Francisca creyó morir.
- No... eso... no puede ser posible.
- Pues le aseguro que lo es.- Sebastián la miró.- A veces tengo la sensación de que mi padre, realmente, jamás ha dejado de quererla. A pesar de todas las perrerías que usted le ha hecho.- el joven meneó la cabeza.- No lo entiendo. Si realmente usted le quería... ¿Cómo es posible que fuese capaz de hacerle tanto daño? Yo jamás hubiera podido... hacerle daño a Virtudes, aunque quisiera.
Francisca cerró los ojos un instante, intentando controlar el dolor.
- Vosotros no lo entendéis.
- Pues explíquemelo.- dijo él ya sin paciencia.
#1697

09/09/2011 00:26
Francisca sintió que su corazón se rompía.
- Yo quería a tu padre más que a mi propia vida. Le entregué mi corazón y mi alma desde que éramos unos críos. Y después de pedirme que me casara con él, después de decirme un millón de veces que me amaba... no tuvo reparos en... abandonarme pocos días antes de nuestra boda y aceptar casarse con una rica heredera de Madrid.
Sebastián se quedó sin habla. Francisca le miró con los ojos arrasados en lágrimas.
- ¿Cómo fui capaz de hacerle daño? ¿Me preguntas que cómo fui capaz?- ella apretó el puño, intentando evitar que su corazón estallase de nuevo.- Hacerle daño era lo único que podía hacer para no morir desgarrada por el dolor que sentía. Por el dolor que me causaba saber que... se había marchado para siempre, llevándose mi corazón con él y dejándome vacía y muerta por dentro.
El joven Ulloa tragó saliva. Jamás hubiera imaginado que Francisca Montenegro guardase en su interior semejante agonía, semejante tortura infinita. Por vez primera sintió una verdadera empatía hacia ella, después de todo lo que había ocurrido.
- Lo siento... de veras.- dijo conmovido.- No pensé que... - sacudió la cabeza.- Pero, ¿cómo es posible que mi padre hiciera algo así?
- Tu padre se justifica diciendo que lo hizo por mi propio bien.- dijo con amargo sarcasmo.- Con la burda excusa de que su padre le amenazó con acabar con los Montenegro, en especial conmigo, si no aceptaba ese compromiso.
- ¿Y eso le parece una burda excusa?- Sebastián la miró perplejo.- ¿No se da cuenta de la verdad?
- ¿De qué maldita verdad? Aunque fuera cierto, tu padre ni siquiera consideró la opción de contarme lo que estaba ocurriendo. Me abandonó sin más explicaciones, sin luchar en absoluto. Como un maldito cobarde.- estalló furiosa y dolida.
- Si lo hizo sería por algo.- Sebastián la miró serio.- Por el amor de Dios, doña Francisca, usted conoce a mi padre. Sabe que no hay un gramo de cobardía en ninguna gota de su sangre. Y lo demostró el otro día, salvándole la vida a riesgo de perder la suya.
Francisca no supo qué responder. Sólo sabía que el dolor y la incredulidad la torturaban. Sebastián se levantó, apoyando las manos en la mesa.
- Sabe que tengo razón. Si obró de esa forma... lo haría por una enorme razón. Sería la única salida que vería en ese momento para no perjudicarla. ¿Es que no se da cuenta? Que fuese capaz de renunciar a usted significa que su amor por usted no tiene límites.
Francisca se quedó inmóvil. No... se resistía a creerlo. Sebastián meneó la cabeza, desesperado.
- ¿Sabe qué le digo? Que ya estoy muy harto de esta situación entre ustedes. No se mueva de aquí, doña Francisca. Enseguida vuelvo.
Antes de que ella pudiera preguntarle a dónde iba, Sebastián desapareció tras la puerta.
- Yo quería a tu padre más que a mi propia vida. Le entregué mi corazón y mi alma desde que éramos unos críos. Y después de pedirme que me casara con él, después de decirme un millón de veces que me amaba... no tuvo reparos en... abandonarme pocos días antes de nuestra boda y aceptar casarse con una rica heredera de Madrid.
Sebastián se quedó sin habla. Francisca le miró con los ojos arrasados en lágrimas.
- ¿Cómo fui capaz de hacerle daño? ¿Me preguntas que cómo fui capaz?- ella apretó el puño, intentando evitar que su corazón estallase de nuevo.- Hacerle daño era lo único que podía hacer para no morir desgarrada por el dolor que sentía. Por el dolor que me causaba saber que... se había marchado para siempre, llevándose mi corazón con él y dejándome vacía y muerta por dentro.
El joven Ulloa tragó saliva. Jamás hubiera imaginado que Francisca Montenegro guardase en su interior semejante agonía, semejante tortura infinita. Por vez primera sintió una verdadera empatía hacia ella, después de todo lo que había ocurrido.
- Lo siento... de veras.- dijo conmovido.- No pensé que... - sacudió la cabeza.- Pero, ¿cómo es posible que mi padre hiciera algo así?
- Tu padre se justifica diciendo que lo hizo por mi propio bien.- dijo con amargo sarcasmo.- Con la burda excusa de que su padre le amenazó con acabar con los Montenegro, en especial conmigo, si no aceptaba ese compromiso.
- ¿Y eso le parece una burda excusa?- Sebastián la miró perplejo.- ¿No se da cuenta de la verdad?
- ¿De qué maldita verdad? Aunque fuera cierto, tu padre ni siquiera consideró la opción de contarme lo que estaba ocurriendo. Me abandonó sin más explicaciones, sin luchar en absoluto. Como un maldito cobarde.- estalló furiosa y dolida.
- Si lo hizo sería por algo.- Sebastián la miró serio.- Por el amor de Dios, doña Francisca, usted conoce a mi padre. Sabe que no hay un gramo de cobardía en ninguna gota de su sangre. Y lo demostró el otro día, salvándole la vida a riesgo de perder la suya.
Francisca no supo qué responder. Sólo sabía que el dolor y la incredulidad la torturaban. Sebastián se levantó, apoyando las manos en la mesa.
- Sabe que tengo razón. Si obró de esa forma... lo haría por una enorme razón. Sería la única salida que vería en ese momento para no perjudicarla. ¿Es que no se da cuenta? Que fuese capaz de renunciar a usted significa que su amor por usted no tiene límites.
Francisca se quedó inmóvil. No... se resistía a creerlo. Sebastián meneó la cabeza, desesperado.
- ¿Sabe qué le digo? Que ya estoy muy harto de esta situación entre ustedes. No se mueva de aquí, doña Francisca. Enseguida vuelvo.
Antes de que ella pudiera preguntarle a dónde iba, Sebastián desapareció tras la puerta.
#1698

09/09/2011 01:17
Raimundo intentó quitarse a penas el delantal mientras su hijo lo arrastraba literalmente, llevándolo agarrado de un brazo.
- Pero.. ¿Se puede saber qué mal aire te ha dado, Sebastián? ¿A dónde vamos?
- Tiene que venir conmigo ahora mismo a la conservera. Y punto, padre.
Fue inútil pedir más explicaciones. Sebastián caminaba con paso rápido mientras Raimundo le seguía sin comprender nada en absoluto. Llegaron frente a la puerta y entraron.
- ¿Me vas a explicar...?
Raimundo se quedó con la frase a la mitad al ver a Francisca allí. Ella le miró sorprendida. Finalmente, Raimundo y Francisca clavaron sus ojos inquisidores en Sebastián. El joven les devolvió la mirada.
- Y ahora, lamento decirles que hasta que no tengan una larga conversación, no van a poder salir de aquí. Así que, ya saben.
Raimundo vio con horror cómo su hijo salía a toda prisa por la puerta. Antes de que ninguno pudiera reaccionar, Sebastián la cerró con llave desde fuera. Francisca avanzó desesperada hacia la puerta. Tomó el pestillo y forcejeó.
- ¡Será... condenado!- exclamó furiosa e incrédula.
Maldijo a la puerta y a Sebastián antes de soltar el pestillo. Raimundo le clavó la mirada y se acercó hasta ella. Francisca tragó saliva. Él alzó una ceja inquisidor.
- ¿De qué conversación estaba hablando mi hijo?- preguntó despacio.
- De ninguna.- ella contestó con más prisa de la que le hubiera gustado.- Tenemos que... salir... de aquí.
Raimundo frunció ligeramente el ceño atravesándola con los ojos, como si leyese en su interior. Apoyó una mano suavemente en el marco de la puerta, a un lado de donde estaba Francisca. Ella soltó un respingo involuntario y se alejó en un acto reflejo. Él esbozó apenas una sonrisa.
- ¿A qué viene ese nerviosismo?- susurró casi burlón.
- ¿Qué nerviosismo?- preguntó ella obstinada, intentando dominar el temblor de sus piernas al ver la ardiente mirada de él.- No sé de qué hablas.
Raimundo rió suavemente, arracando escalofríos en la espalda de Francisca.
- Yo creo que sí lo sabes. ¿Me vas a decir que no tienes miedo ahora mismo?- la provocó él, acercándose más.
- ¿Miedo?- su orgullo la espoleó. - Yo jamás tengo miedo... y mucho menos de tí.
- Entonces... ¿Por qué estás temblando?
- No... estoy... temblando.
Francisca se maldijo. No, claro... sólo sentía que sus rodillas se habían convertido en gelatina. Tenía que salir de allí como fuese. Como fuese. Miró desesperada alrededor. Localizó otra puerta en el despacho y se acercó rauda a ella. Aferró el pestillo y lo hizo girar. ¡Sí, estaba abierta! La abrió, pero antes de que pudiese escapar, Raimundo se apoyó sobre la puerta y la cerró de golpe.
- Déjame salir.- casi gritó.
- No.- él la miró obstinado.- No vas a salir de aquí hasta que me contestes. ¿Qué conversación quería que tuviésemos Sebastián?
Francisca bufó.
- Los jóvenes, que son sentimentales hasta la ridiculez. Sebastián tenía la ridícula idea de que solucionásemos de una vez por todas nuestras diferencias.- dijo procurando ocultar la turbación que le causaba su cercanía bajo el sarcasmo.
- ¿En serio?
Raimundo alzó una ceja, atravesándola con la mirada. No podía evitar pensar lo deliciosa que se veía con aquel leve rubor en las mejillas y ese nerviosismo. Luchó contra ese sentimiento, pero por enésima vez fue derrotado. Sabía que era una locura. Pero lo único que podía ver era que deseaba a Francisca con todas sus fuerzas. Necesitaba acorralarla contra la pared, atraparla, rendirla, besarla hasta la locura y hacerla suya hasta arrancarle su nombre de su boca. Francisca sintió que el temor crecía al ver que él la estaba quemando con sus ojos. Raimundo no lo soportó más y avanzó hacia ella. Francisca intentó esquivarle otra vez, pero fue inútil. La tomó del brazo y la sostuvo contra la pared.
- Raimundo... por favor...- casi gimió.- Suéltame.
- Eso no es algo que ninguno de los dos desee.- susurró él en su oído, haciéndola temblar.
- No... puedes... hacerme esto...- casi se quejó ella.
- Eres tú la culpable.- dijo acariciador.- Tuya es la culpa. Me provocas, haces que arda en deseo por tí....- acarició con sus labios su sien derecha. Francisca creyó desmayarse. Él la sujetó.- Haces que no desee otra cosa que arrancarte ese vestido y hacerte mía.- su boca se deslizó por su mejilla.
- N...no.. puedes... hacerme... esto.- repitió ella casi sin voz.
- Lo siento, mi pequeña... - acarició su mentón con su boca.- Pero moriré si no te tengo.
Atrapó la boca de ella, robando su respiración y un jadeo ahogado. Francisca intentó contener su ataque, pero su resistencia duró un segundo. Al cabo de ese tiempo, ella buscaba desesperada su rostro para profundizar el beso. Él la despojó del vestido, acariciando su cuerpo torturador. Deslizó sus labios por el cuello de ella, bajando hasta su pecho y su vientre. Francisca creía morir de pasión y le atrajo, acariciando su espalda y besando su pecho. No podían soportar más esa placentera agonía. Raimundo finalmente la tomó, entrando cuidadoso en ella a la vez que la besaba para ahogar el grito que escapó de su garganta. Ella se aferró a él. Ambos se abrazaron, fundiéndose por completo en un jadeo delirante. Sus cuerpos empezaron a moverse al compás de la pasión, mientras el inmenso placer les consumía. El placer llegó a su límite casi infinito y cayeron rendidos uno en brazos del otro.
- Pero.. ¿Se puede saber qué mal aire te ha dado, Sebastián? ¿A dónde vamos?
- Tiene que venir conmigo ahora mismo a la conservera. Y punto, padre.
Fue inútil pedir más explicaciones. Sebastián caminaba con paso rápido mientras Raimundo le seguía sin comprender nada en absoluto. Llegaron frente a la puerta y entraron.
- ¿Me vas a explicar...?
Raimundo se quedó con la frase a la mitad al ver a Francisca allí. Ella le miró sorprendida. Finalmente, Raimundo y Francisca clavaron sus ojos inquisidores en Sebastián. El joven les devolvió la mirada.
- Y ahora, lamento decirles que hasta que no tengan una larga conversación, no van a poder salir de aquí. Así que, ya saben.
Raimundo vio con horror cómo su hijo salía a toda prisa por la puerta. Antes de que ninguno pudiera reaccionar, Sebastián la cerró con llave desde fuera. Francisca avanzó desesperada hacia la puerta. Tomó el pestillo y forcejeó.
- ¡Será... condenado!- exclamó furiosa e incrédula.
Maldijo a la puerta y a Sebastián antes de soltar el pestillo. Raimundo le clavó la mirada y se acercó hasta ella. Francisca tragó saliva. Él alzó una ceja inquisidor.
- ¿De qué conversación estaba hablando mi hijo?- preguntó despacio.
- De ninguna.- ella contestó con más prisa de la que le hubiera gustado.- Tenemos que... salir... de aquí.
Raimundo frunció ligeramente el ceño atravesándola con los ojos, como si leyese en su interior. Apoyó una mano suavemente en el marco de la puerta, a un lado de donde estaba Francisca. Ella soltó un respingo involuntario y se alejó en un acto reflejo. Él esbozó apenas una sonrisa.
- ¿A qué viene ese nerviosismo?- susurró casi burlón.
- ¿Qué nerviosismo?- preguntó ella obstinada, intentando dominar el temblor de sus piernas al ver la ardiente mirada de él.- No sé de qué hablas.
Raimundo rió suavemente, arracando escalofríos en la espalda de Francisca.
- Yo creo que sí lo sabes. ¿Me vas a decir que no tienes miedo ahora mismo?- la provocó él, acercándose más.
- ¿Miedo?- su orgullo la espoleó. - Yo jamás tengo miedo... y mucho menos de tí.
- Entonces... ¿Por qué estás temblando?
- No... estoy... temblando.
Francisca se maldijo. No, claro... sólo sentía que sus rodillas se habían convertido en gelatina. Tenía que salir de allí como fuese. Como fuese. Miró desesperada alrededor. Localizó otra puerta en el despacho y se acercó rauda a ella. Aferró el pestillo y lo hizo girar. ¡Sí, estaba abierta! La abrió, pero antes de que pudiese escapar, Raimundo se apoyó sobre la puerta y la cerró de golpe.
- Déjame salir.- casi gritó.
- No.- él la miró obstinado.- No vas a salir de aquí hasta que me contestes. ¿Qué conversación quería que tuviésemos Sebastián?
Francisca bufó.
- Los jóvenes, que son sentimentales hasta la ridiculez. Sebastián tenía la ridícula idea de que solucionásemos de una vez por todas nuestras diferencias.- dijo procurando ocultar la turbación que le causaba su cercanía bajo el sarcasmo.
- ¿En serio?
Raimundo alzó una ceja, atravesándola con la mirada. No podía evitar pensar lo deliciosa que se veía con aquel leve rubor en las mejillas y ese nerviosismo. Luchó contra ese sentimiento, pero por enésima vez fue derrotado. Sabía que era una locura. Pero lo único que podía ver era que deseaba a Francisca con todas sus fuerzas. Necesitaba acorralarla contra la pared, atraparla, rendirla, besarla hasta la locura y hacerla suya hasta arrancarle su nombre de su boca. Francisca sintió que el temor crecía al ver que él la estaba quemando con sus ojos. Raimundo no lo soportó más y avanzó hacia ella. Francisca intentó esquivarle otra vez, pero fue inútil. La tomó del brazo y la sostuvo contra la pared.
- Raimundo... por favor...- casi gimió.- Suéltame.
- Eso no es algo que ninguno de los dos desee.- susurró él en su oído, haciéndola temblar.
- No... puedes... hacerme esto...- casi se quejó ella.
- Eres tú la culpable.- dijo acariciador.- Tuya es la culpa. Me provocas, haces que arda en deseo por tí....- acarició con sus labios su sien derecha. Francisca creyó desmayarse. Él la sujetó.- Haces que no desee otra cosa que arrancarte ese vestido y hacerte mía.- su boca se deslizó por su mejilla.
- N...no.. puedes... hacerme... esto.- repitió ella casi sin voz.
- Lo siento, mi pequeña... - acarició su mentón con su boca.- Pero moriré si no te tengo.
Atrapó la boca de ella, robando su respiración y un jadeo ahogado. Francisca intentó contener su ataque, pero su resistencia duró un segundo. Al cabo de ese tiempo, ella buscaba desesperada su rostro para profundizar el beso. Él la despojó del vestido, acariciando su cuerpo torturador. Deslizó sus labios por el cuello de ella, bajando hasta su pecho y su vientre. Francisca creía morir de pasión y le atrajo, acariciando su espalda y besando su pecho. No podían soportar más esa placentera agonía. Raimundo finalmente la tomó, entrando cuidadoso en ella a la vez que la besaba para ahogar el grito que escapó de su garganta. Ella se aferró a él. Ambos se abrazaron, fundiéndose por completo en un jadeo delirante. Sus cuerpos empezaron a moverse al compás de la pasión, mientras el inmenso placer les consumía. El placer llegó a su límite casi infinito y cayeron rendidos uno en brazos del otro.
#1699

09/09/2011 01:32
lna esto pasa mañana....y a todas nos entran taquicardias, jajaja!! FAbuloso...como siempre!!!
La verdad que no estaría nada mal que alguien les echara un cable. Esa idea de dejarlos encerrados me encanta!!!! Podrían pasar tantas cosas que me encantaría verlo.....con tanta tensión que hay entre ellos terminaría explotando por algún lado, jajaja!!!!
La verdad que no estaría nada mal que alguien les echara un cable. Esa idea de dejarlos encerrados me encanta!!!! Podrían pasar tantas cosas que me encantaría verlo.....con tanta tensión que hay entre ellos terminaría explotando por algún lado, jajaja!!!!
#1700

09/09/2011 01:42
ina no te perdono.. Me iba a la cama y entro y veo que ya has escrito dos partes!! me voy a leerlo