El Rincón de Francisca y Raimundo:ESTE AMOR SE MERECE UN YACIMIENTO (TUNDA TUNDA) Gracias María y Ramon
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08/06/2011 23:44
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#1121

30/08/2011 10:53
Bueno pues aquí está mi humilde continuación XD. Me alegro que os gustara mi relato. Espero no defraudar a nadie. Ah, y me llamo Natalia que no me he presentado bien XD.
Emilia sabía que en ese momento estaba de más pero se quedó paralizada. Su mente quería encontrar una excusa para salir de ahí y dejarles solos pero de repente se quedó en blanco. De repente se le ocurrió algo:
- Padre, cierro y voy a casa de los Castañeda que Rosario quería que… que le echara una mano con no sé qué…
Ni Raimundo ni Francisca dijeron nada. Ambos se habían quedado clavados en el suelo mirándose fijamente con los corazones a punto de estallar. Emilia comprendió, dejó el delantal, cerró y se fue.
Ambos estuvieron unos segundos incapaces de decir nada. Finalmente Raimundo se atrevió:
- Francisca… yo…
Pero Francisca se adelantó poniendo la mano en su boca acariciando sus labios y luego su barba. Seguidamente le enseñó un libro que llevaba consigo... Aquel libro que había sido testigo de su amor juvenil y que Raimundo le regaló con todo su amor.
- Ssiempre fue mi mayor tesoro…
- Nno… no puede ser.
Raimundo se quedó de piedra. Nunca pensó que Francisca conservara ese libro. Siempre dio por sentado que había sido pasto de las llamas en algún momento de furia. No lo podía creer. Cogió el libro con las manos temblorosas por la emoción y leyó la dedicatoria que él había escrito hace tanto tiempo para su pequeña y no pudo evitar una sonrisa.
- Pensé que… había desaparecido al igual que… nuestro amor.
Francisca se acercó más a él quedándose a pocos centímetros y le puso la mano en la mejilla. Raimundo no pudo evitar cerrar los ojos al volver a sentir el contacto con su piel.
- No puedes imaginar… cómo te… te he echado de menos… Mi pequeña…
En ese momento Francisca empezó a golpearle el pecho con desesperación. Raimundo le abrazó fuerte hasta que Francisca se rindió… y lloró. Lloró 30 años de lágrimas reprimidas. 30 años de lágrimas desde que se enteró que el amor de su vida se casaba con otra.
- ¡Por qué! – dijo Francisca con el rostro apoyado en el pecho de Raimundo, volviendo a golpearle y sin dejar de llorar de dolor.- ¡Por qué! ¡Por qué… me dejaste… con él! ¡Por qué!
Raimundo sentía que cada palabra le rompía el corazón pero no supo qué hacer salvo abrazarla con más fuerza.
- Lo siento tanto… mi pequeña… Siento todo lo que… pasaste con él...Pero no podía evitar que mi familia te hiciera daño como pretendían… Te amaba tanto que… Y cuando vi tu odio en tus ojos… Mi vida entera se desvaneció. Por eso me entregué a la bebida… Porque pensé que me odiabas profundamente…
Francisca le miró y Raimundo pasó la mano por su rostro para secar sus lágrimas.
- Te odié… te odié muchísimo. Pensé que… que lo nuestro no significó nada para ti. Y cuando te veía en brazos de Natalia feliz y sonriente… pensé… que me habías olvidado. Pero lo que más me dolió no fue eso… Fue… - Francisca cerró los ojos para coger fuerzas. Había llegado el momento. Tenía que decírselo.- Tener un trozo de ti a mi lado y… defenderlo sola de… de él.
Raimundo sintió como en aquel momento se le heló la sangre. ¿Estaba insinuando lo que creía?
- ¿Qqué… qué quieres decir?
- Que cuando me enteré de…tu boda… Estaba embarazada… de Tristán.
Raimundo la miró con todo el amor que tenía y la abrazó. La abrazó con fuerza como si su propio padre o Salvador pudieran entrar por la puerta y arrebatársela de nuevo.
- ¿Por qué no me lo dijiste?
- Estaba convencida de que… no signifiqué nada para ti. Me sentía… engañada y destrozada. Poco después mi padre anunció el compromiso con… Salvador y decidí ocultarlo… hasta ahora.
- ¿Y… él nunca lo supo?
- No… siempre creyó que fue suyo. Pero eso no le impidió… hacer de mi vida un infierno. Pero… lo peor fue… tener un trozo de ti cerca de mí y saber que… que ya no eras mío.
Raimundo le levantó el mentón y la miró. Las lágrimas no desaparecían de sus rostros cargados de emoción. Raimundo la rodeó por el cuello con su brazo izquierdo para atraerla hacia sí y con su mano derecha acarició la boca de su pequeña. Francisca le miró y dejando que su alma hablara por primera vez en mucho tiempo dijo profundamente:
- Te… quiero.
Y Raimundo, después de tanto tiempo, se rindió a esa fuerza que le atraía a ella y la besó. Francisca se aferró a él y se dejó querer después de tanto tiempo. Con cada beso Francisca se sentía libre, amada, deseada,… Le devolvió el beso con ese amor que anidaba en su alma desde siempre. Después de 30 años separados volvían a sentirse completos.
Raimundo se rindió ante el volcán que comenzaba a activarse en él y sin dejar de besarla y abrazarla la condujo hasta su habitación. Su corazón parecía un caballo desbocado. Cerró la puerta con pestillo y la miró. Dios, estaba tan hermosa y la necesitaba tanto… Volvieron a fundirse en un beso profundo mientras él comenzaba a buscar los botones del vestido. Francisca no pudo evitar estremecerse ante esa sensación. En aquel momento no había nada que deseara más. Después Francisca comenzó a besar el cuello de Raimundo mientras le desabrochaba lentamente los botones de la camisa. Raimundo cerró los ojos intentando no enloquecer de amor y de deseo.
Cuando se hubieron despojado de la ropa Raimundo la depositó en la cama como si Francisca fuera de cristal y comenzó a besar su cuerpo terminando por devorar la piel de su cuello. Francisca creyó morir de placer. Le rodeó el cuello con sus brazos y se volvieron a perder uno en los ojos del otro a escasos centímetros. Entonces Raimundo dijo con la voz rota por la emoción:
- Te… amo mi pequeña.
Y por fin, después de tanto tiempo separados, Raimundo la hizo suya con tanto amor como si quisiera borrar del alma de Francisca todo recuerdo que no fuera él, sus besos y sus caricias. Francisca se aferró a él con fuerza mientras le devolvía sus besos y le acariciaba la espalda. Después del infierno vivido, volvía a sentirse…mujer.
Emilia sabía que en ese momento estaba de más pero se quedó paralizada. Su mente quería encontrar una excusa para salir de ahí y dejarles solos pero de repente se quedó en blanco. De repente se le ocurrió algo:
- Padre, cierro y voy a casa de los Castañeda que Rosario quería que… que le echara una mano con no sé qué…
Ni Raimundo ni Francisca dijeron nada. Ambos se habían quedado clavados en el suelo mirándose fijamente con los corazones a punto de estallar. Emilia comprendió, dejó el delantal, cerró y se fue.
Ambos estuvieron unos segundos incapaces de decir nada. Finalmente Raimundo se atrevió:
- Francisca… yo…
Pero Francisca se adelantó poniendo la mano en su boca acariciando sus labios y luego su barba. Seguidamente le enseñó un libro que llevaba consigo... Aquel libro que había sido testigo de su amor juvenil y que Raimundo le regaló con todo su amor.
- Ssiempre fue mi mayor tesoro…
- Nno… no puede ser.
Raimundo se quedó de piedra. Nunca pensó que Francisca conservara ese libro. Siempre dio por sentado que había sido pasto de las llamas en algún momento de furia. No lo podía creer. Cogió el libro con las manos temblorosas por la emoción y leyó la dedicatoria que él había escrito hace tanto tiempo para su pequeña y no pudo evitar una sonrisa.
- Pensé que… había desaparecido al igual que… nuestro amor.
Francisca se acercó más a él quedándose a pocos centímetros y le puso la mano en la mejilla. Raimundo no pudo evitar cerrar los ojos al volver a sentir el contacto con su piel.
- No puedes imaginar… cómo te… te he echado de menos… Mi pequeña…
En ese momento Francisca empezó a golpearle el pecho con desesperación. Raimundo le abrazó fuerte hasta que Francisca se rindió… y lloró. Lloró 30 años de lágrimas reprimidas. 30 años de lágrimas desde que se enteró que el amor de su vida se casaba con otra.
- ¡Por qué! – dijo Francisca con el rostro apoyado en el pecho de Raimundo, volviendo a golpearle y sin dejar de llorar de dolor.- ¡Por qué! ¡Por qué… me dejaste… con él! ¡Por qué!
Raimundo sentía que cada palabra le rompía el corazón pero no supo qué hacer salvo abrazarla con más fuerza.
- Lo siento tanto… mi pequeña… Siento todo lo que… pasaste con él...Pero no podía evitar que mi familia te hiciera daño como pretendían… Te amaba tanto que… Y cuando vi tu odio en tus ojos… Mi vida entera se desvaneció. Por eso me entregué a la bebida… Porque pensé que me odiabas profundamente…
Francisca le miró y Raimundo pasó la mano por su rostro para secar sus lágrimas.
- Te odié… te odié muchísimo. Pensé que… que lo nuestro no significó nada para ti. Y cuando te veía en brazos de Natalia feliz y sonriente… pensé… que me habías olvidado. Pero lo que más me dolió no fue eso… Fue… - Francisca cerró los ojos para coger fuerzas. Había llegado el momento. Tenía que decírselo.- Tener un trozo de ti a mi lado y… defenderlo sola de… de él.
Raimundo sintió como en aquel momento se le heló la sangre. ¿Estaba insinuando lo que creía?
- ¿Qqué… qué quieres decir?
- Que cuando me enteré de…tu boda… Estaba embarazada… de Tristán.
Raimundo la miró con todo el amor que tenía y la abrazó. La abrazó con fuerza como si su propio padre o Salvador pudieran entrar por la puerta y arrebatársela de nuevo.
- ¿Por qué no me lo dijiste?
- Estaba convencida de que… no signifiqué nada para ti. Me sentía… engañada y destrozada. Poco después mi padre anunció el compromiso con… Salvador y decidí ocultarlo… hasta ahora.
- ¿Y… él nunca lo supo?
- No… siempre creyó que fue suyo. Pero eso no le impidió… hacer de mi vida un infierno. Pero… lo peor fue… tener un trozo de ti cerca de mí y saber que… que ya no eras mío.
Raimundo le levantó el mentón y la miró. Las lágrimas no desaparecían de sus rostros cargados de emoción. Raimundo la rodeó por el cuello con su brazo izquierdo para atraerla hacia sí y con su mano derecha acarició la boca de su pequeña. Francisca le miró y dejando que su alma hablara por primera vez en mucho tiempo dijo profundamente:
- Te… quiero.
Y Raimundo, después de tanto tiempo, se rindió a esa fuerza que le atraía a ella y la besó. Francisca se aferró a él y se dejó querer después de tanto tiempo. Con cada beso Francisca se sentía libre, amada, deseada,… Le devolvió el beso con ese amor que anidaba en su alma desde siempre. Después de 30 años separados volvían a sentirse completos.
Raimundo se rindió ante el volcán que comenzaba a activarse en él y sin dejar de besarla y abrazarla la condujo hasta su habitación. Su corazón parecía un caballo desbocado. Cerró la puerta con pestillo y la miró. Dios, estaba tan hermosa y la necesitaba tanto… Volvieron a fundirse en un beso profundo mientras él comenzaba a buscar los botones del vestido. Francisca no pudo evitar estremecerse ante esa sensación. En aquel momento no había nada que deseara más. Después Francisca comenzó a besar el cuello de Raimundo mientras le desabrochaba lentamente los botones de la camisa. Raimundo cerró los ojos intentando no enloquecer de amor y de deseo.
Cuando se hubieron despojado de la ropa Raimundo la depositó en la cama como si Francisca fuera de cristal y comenzó a besar su cuerpo terminando por devorar la piel de su cuello. Francisca creyó morir de placer. Le rodeó el cuello con sus brazos y se volvieron a perder uno en los ojos del otro a escasos centímetros. Entonces Raimundo dijo con la voz rota por la emoción:
- Te… amo mi pequeña.
Y por fin, después de tanto tiempo separados, Raimundo la hizo suya con tanto amor como si quisiera borrar del alma de Francisca todo recuerdo que no fuera él, sus besos y sus caricias. Francisca se aferró a él con fuerza mientras le devolvía sus besos y le acariciaba la espalda. Después del infierno vivido, volvía a sentirse…mujer.
#1122

30/08/2011 11:29
Francisca estaba leyendo sentada en su sillón favorito del salón. Su padre ojeaba el periódico a su lado y su madre seguía con su interminable charla mientras bordaba. Charla que, a decir verdad, no estaba siendo muy escuchada por ninguno de sus interlocutores. Pero eso no parecía importarle demasiado. El chisme del que se había enterado era tan interesante que simplemente, no podía dejar de repetirlo una y otra vez.
- Es realmente una gran noticia. Doña Elisa me ha confirmado que en breve recibiremos la visita de la distinguida familia de los Castro. Son grandes terratenientes de Asturias que han venido a celebrar la boda de su hijo primogénito a Puente Viejo, lugar de procedencia del padre.- sus ojos brillaron codiciosos.- Al parecer, es una muy adinerada familia. Sus propiedades son enormes. Y según tengo entendido, su otro hijo es un buen mozo sin compromiso.
Dirigió una significativa mirada a su hija pero ésta estaba tan absorta en la lectura que ni la oyó. Alejandro reprimió una sonrisa mientras miraba de soslayo a Francisca. Elena suspiró con impaciencia.
- Hija, ¿me estás escuchando?
Alejandro carraspeó. Francisca pareció despertar. Miró a su madre sin comprender.
- ¿Eh?
- Por el amor de Dios, Francisca. Te estaba hablando.- le increpó su madre.
- Perdone madre.- dijo la joven, intentando recuperar la compostura.- ¿Qué… estaba diciendo?
- Estaba diciendo que los Castro vendrán a Puente Viejo para celebrar en enlace de su primogénito.
- Ah… muy… interesante.- Francisca procuró que la ironía no saliera a la vez que sus palabras, pero a juzgar por la divertida mirada de su padre y la furibunda de su madre, no lo había conseguido.
- Es una rica y distinguida familia asturiana.- prosiguió Elena con enfado.- Sus propiedades son impresionantes.
- También lo son las de los Montenegro.- replicó Francisca, como si no hubiese lugar a réplica.
Alejandro miró con mal disimulado orgullo a su hija. Elena meneó la cabeza.
- Hija, eres imposible. Tu deber es casarte con un buen partido. Y deberías empezar a preocuparte por cumplir ese deber.
Francisca la miró como si su madre hubiese perdido de pronto medio cerebro.
- Madre… no quiero ser sarcástica pero… ¿Usted es consciente de que Raimundo y yo llevamos casi tres años como novios?
- Eso son chiquilladas hija.- repuso su madre. – No tengo nada en contra de Raimundo, pero su familia deja bastante que desear. Admito que su fortuna es enorme pero… la reputación es algo tan valioso como la fortuna. Y esa familia la perdió desde aquel desagradable asunto con Esteban Ulloa y tu tía Esperanza.
Alejandro sintió que sus ojos relampagueaban ante la mención de su hermana. Francisca le dirigió una mirada de apoyo y después fulminó con sus ojos a su madre.
- Madre, es usted la delicadeza personificada.- le dijo con furia contenida. Su madre se quedó atónita ante el arranque de su hija.
- Sólo he dicho la verdad.- repuso Elena muy digna.- Así que deberías dejarte de juegos infantiles con Raimundo y dedicarte a buscar alguien apropiado para que lleve las riendas de esta finca cuando nosotros no estemos.
Francisca necesitó todo su dominio para no arrebatar el bastidor de las manos de su madre y arrearle con él en toda la cabeza. ¿Juegos infantiles?? Por un momento, estuvo tentada de enseñarle a su madre la marca del cuello que disimuladamente había ocultado tras el encaje de su blusa, producto de una pérdida de juicio transitoria por parte de Raimundo. Así le daría en las narices. Pero por otro lado, sabía que a su padre no le haría ninguna gracia. Apretó los puños.
- Madre, no necesito buscarme a nadie apropiado para llevar las riendas de lo que me pertenecerá en un futuro.- se levantó llena de orgullo.- Porque yo me encargaré personalmente de eso. No he nacido para quedarme sentada bordando y diciendo… estupideces.
Su madre la miró horrorizada. Francisca no lo soportó más y sin más preámbulos se encaminó escaleras arriba y se encerró en su alcoba, azotando la puerta furiosa. Elena se volvió a su marido.
- ¿Vas a… permitir que me hable así?- le increpó.
- Mi querida esposa… Creo que Francisca ha sido bastante comedida. Juraría que hasta se ha contenido. No tenías ningún derecho a insinuar que su relación con Raimundo es una tontería. Doy fe de que para ninguno de ambos lo es.
- Esto es increíble. ¿Tú apoyas esa relación?
- ¿Por qué no habría de hacerlo? Raimundo es un excelente joven.
- Es el hijo de nuestro peor enemigo, y el sobrino de quien, de un modo u otro, fue responsable de la muerte de tu propia hermana.
Los ojos de Alejandro volvieron a relampaguear. Dobló el periódico y fulminó con la mirada a su esposa.
- Es inútil hablar contigo, Elena. Para ti sólo existe una única verdad. La tuya. Pero claro… ¿cómo vas a comprender lo que sienten dos jóvenes que se aman? En toda tu vida no has sabido lo que es amor.
- ¿Y tú sí?- preguntó ella hiriente.
- No, ciertamente.- él la miró con dureza.- Pero yo al menos puedo hacerme una idea y ponerme en el lugar de los demás. Cosa que por tu egoísmo, jamás podrás hacer.
Alejandro se irguió, dejando sobre la mesa el periódico. Antes de seguir su camino le dedicó una seria mirada a su esposa.
- Nunca me he metido en tus tejemanejes, Elena. Y lo sabes. Pero como te interpongas en la felicidad de Francisca, te aseguro que sabrás quien es Alejandro Montenegro.
Ella tragó saliva. Alejandro abandonó la estancia con un paso elegante y peligroso.
- Es realmente una gran noticia. Doña Elisa me ha confirmado que en breve recibiremos la visita de la distinguida familia de los Castro. Son grandes terratenientes de Asturias que han venido a celebrar la boda de su hijo primogénito a Puente Viejo, lugar de procedencia del padre.- sus ojos brillaron codiciosos.- Al parecer, es una muy adinerada familia. Sus propiedades son enormes. Y según tengo entendido, su otro hijo es un buen mozo sin compromiso.
Dirigió una significativa mirada a su hija pero ésta estaba tan absorta en la lectura que ni la oyó. Alejandro reprimió una sonrisa mientras miraba de soslayo a Francisca. Elena suspiró con impaciencia.
- Hija, ¿me estás escuchando?
Alejandro carraspeó. Francisca pareció despertar. Miró a su madre sin comprender.
- ¿Eh?
- Por el amor de Dios, Francisca. Te estaba hablando.- le increpó su madre.
- Perdone madre.- dijo la joven, intentando recuperar la compostura.- ¿Qué… estaba diciendo?
- Estaba diciendo que los Castro vendrán a Puente Viejo para celebrar en enlace de su primogénito.
- Ah… muy… interesante.- Francisca procuró que la ironía no saliera a la vez que sus palabras, pero a juzgar por la divertida mirada de su padre y la furibunda de su madre, no lo había conseguido.
- Es una rica y distinguida familia asturiana.- prosiguió Elena con enfado.- Sus propiedades son impresionantes.
- También lo son las de los Montenegro.- replicó Francisca, como si no hubiese lugar a réplica.
Alejandro miró con mal disimulado orgullo a su hija. Elena meneó la cabeza.
- Hija, eres imposible. Tu deber es casarte con un buen partido. Y deberías empezar a preocuparte por cumplir ese deber.
Francisca la miró como si su madre hubiese perdido de pronto medio cerebro.
- Madre… no quiero ser sarcástica pero… ¿Usted es consciente de que Raimundo y yo llevamos casi tres años como novios?
- Eso son chiquilladas hija.- repuso su madre. – No tengo nada en contra de Raimundo, pero su familia deja bastante que desear. Admito que su fortuna es enorme pero… la reputación es algo tan valioso como la fortuna. Y esa familia la perdió desde aquel desagradable asunto con Esteban Ulloa y tu tía Esperanza.
Alejandro sintió que sus ojos relampagueaban ante la mención de su hermana. Francisca le dirigió una mirada de apoyo y después fulminó con sus ojos a su madre.
- Madre, es usted la delicadeza personificada.- le dijo con furia contenida. Su madre se quedó atónita ante el arranque de su hija.
- Sólo he dicho la verdad.- repuso Elena muy digna.- Así que deberías dejarte de juegos infantiles con Raimundo y dedicarte a buscar alguien apropiado para que lleve las riendas de esta finca cuando nosotros no estemos.
Francisca necesitó todo su dominio para no arrebatar el bastidor de las manos de su madre y arrearle con él en toda la cabeza. ¿Juegos infantiles?? Por un momento, estuvo tentada de enseñarle a su madre la marca del cuello que disimuladamente había ocultado tras el encaje de su blusa, producto de una pérdida de juicio transitoria por parte de Raimundo. Así le daría en las narices. Pero por otro lado, sabía que a su padre no le haría ninguna gracia. Apretó los puños.
- Madre, no necesito buscarme a nadie apropiado para llevar las riendas de lo que me pertenecerá en un futuro.- se levantó llena de orgullo.- Porque yo me encargaré personalmente de eso. No he nacido para quedarme sentada bordando y diciendo… estupideces.
Su madre la miró horrorizada. Francisca no lo soportó más y sin más preámbulos se encaminó escaleras arriba y se encerró en su alcoba, azotando la puerta furiosa. Elena se volvió a su marido.
- ¿Vas a… permitir que me hable así?- le increpó.
- Mi querida esposa… Creo que Francisca ha sido bastante comedida. Juraría que hasta se ha contenido. No tenías ningún derecho a insinuar que su relación con Raimundo es una tontería. Doy fe de que para ninguno de ambos lo es.
- Esto es increíble. ¿Tú apoyas esa relación?
- ¿Por qué no habría de hacerlo? Raimundo es un excelente joven.
- Es el hijo de nuestro peor enemigo, y el sobrino de quien, de un modo u otro, fue responsable de la muerte de tu propia hermana.
Los ojos de Alejandro volvieron a relampaguear. Dobló el periódico y fulminó con la mirada a su esposa.
- Es inútil hablar contigo, Elena. Para ti sólo existe una única verdad. La tuya. Pero claro… ¿cómo vas a comprender lo que sienten dos jóvenes que se aman? En toda tu vida no has sabido lo que es amor.
- ¿Y tú sí?- preguntó ella hiriente.
- No, ciertamente.- él la miró con dureza.- Pero yo al menos puedo hacerme una idea y ponerme en el lugar de los demás. Cosa que por tu egoísmo, jamás podrás hacer.
Alejandro se irguió, dejando sobre la mesa el periódico. Antes de seguir su camino le dedicó una seria mirada a su esposa.
- Nunca me he metido en tus tejemanejes, Elena. Y lo sabes. Pero como te interpongas en la felicidad de Francisca, te aseguro que sabrás quien es Alejandro Montenegro.
Ella tragó saliva. Alejandro abandonó la estancia con un paso elegante y peligroso.
#1123

30/08/2011 11:35
Bienvenidaaa otra veeez, Natalia. Yo soy Lourdes... o lnaeowyn, como prefieras ;-)
No sabes qué alegríaaa ver tu relato completo. ME HA ENCANTADOOO. Precioso y tierno a más no poder. En serio, tienes muchísimo talento. A ver si te arrancas con otra escenita pronto, jejeje.
Parece que hemos publicado casi a la vez, jejejeje. Cuando le estaba dando a "añadir respuesta", fue cuando ví tu relato y me puse presta a devorarlo.
Sigue así, campeona ;-)
No sabes qué alegríaaa ver tu relato completo. ME HA ENCANTADOOO. Precioso y tierno a más no poder. En serio, tienes muchísimo talento. A ver si te arrancas con otra escenita pronto, jejeje.
Parece que hemos publicado casi a la vez, jejejeje. Cuando le estaba dando a "añadir respuesta", fue cuando ví tu relato y me puse presta a devorarlo.
Sigue así, campeona ;-)
#1124

30/08/2011 11:47
Joer, no se ni por donde empezar, bueno, como el tuyo ha salido primero te digo Natalia que me ha parecido precioso, cuanto amor y cuanto dolor, de verdad que Francisca me da mucha pena, por que vale que Raimundo imagino que no sería feliz con una mujer a la que no amaba pero por lo menos era una persona normal que supo estar a su lado pero Francisca, casada con un sádico loco, viendo al amor de su vida en apariencia feliz...que duro, el final perfecto, como los que nos gustan je je
Ina, lo haces a propósito, cuando Alejandro se ha enfrentado a Elena (que asco me da por favor), he llenado de babas el teclado, ya veo a la pedorra esa con el Fernando confabulándose para separar a nuestra pareja pero mi chico y Esteban no lo van a consentir, por lo menos de momento.
Que asquerosa cuando le dice que el tampoco a conocido el amor ¿se puede ser más mala?
Y sigo a lo mío PLATAFORMA POR UN ALEJANDRO MONTENEGRO ENAMORADO Y CORRESPONDIDO, UN HoMBRE ASÍ NO PUEDE QUEDARSE SIN CONOCER EL AMOR
Ina, lo haces a propósito, cuando Alejandro se ha enfrentado a Elena (que asco me da por favor), he llenado de babas el teclado, ya veo a la pedorra esa con el Fernando confabulándose para separar a nuestra pareja pero mi chico y Esteban no lo van a consentir, por lo menos de momento.
Que asquerosa cuando le dice que el tampoco a conocido el amor ¿se puede ser más mala?
Y sigo a lo mío PLATAFORMA POR UN ALEJANDRO MONTENEGRO ENAMORADO Y CORRESPONDIDO, UN HoMBRE ASÍ NO PUEDE QUEDARSE SIN CONOCER EL AMOR
#1125

30/08/2011 11:52
Primeramente siento las descripciones tan exactas (brazo izquierdo... XD) pero es que cuando me sale una escena en mi cabeza que me gusta la intento describir minuciosamente. Ah, y gracias por los comentarios de nuevo ;)
Lo del libro era por el libro de Rosalía de Castro que sale en los relatos de Ina XD.
Y bueno... si queréis sigo... que he mandado a Emilia a casa de los Castañeda jejejejeje.
Lo del libro era por el libro de Rosalía de Castro que sale en los relatos de Ina XD.
Y bueno... si queréis sigo... que he mandado a Emilia a casa de los Castañeda jejejejeje.
#1126

30/08/2011 11:52
Natalia bienvenida :D has hecho que con tu relato se me empapen los ojos de lagrimas que bonito, esque esto es lo que deberian de hacer los guionistas aprovechar todos los sentimientos que encierran estos dos.
Lna como siempre fantastica, miedo me da que hayas metido ya a los Castro, con solo oir ese apellido se me pone un mal cuerpo....La conversación de Esteban y Alejandro es buenisima, menudos personajes, aunque yo sigo prefiriendo a Raimundo que si algún día te cansas de él no me importaria quedarmelo.
Lna como siempre fantastica, miedo me da que hayas metido ya a los Castro, con solo oir ese apellido se me pone un mal cuerpo....La conversación de Esteban y Alejandro es buenisima, menudos personajes, aunque yo sigo prefiriendo a Raimundo que si algún día te cansas de él no me importaria quedarmelo.
#1127

30/08/2011 14:04
Natalia,precioso tu relato!! sigue escribiendo,me gusta mucho,me has emocionado
lna,oigo "Castro" y me pongo mala,y encima con esa madre que tiene Paquita,a mi ya me habría dado un ataque,¡qué mujer mas *%&+# ! no quiero a esa mujer para Alejandro,asi que dale un pinchazo con la aguja esa con la que borda y que se desangre o algo,que ese hombre se merece a una buena mujer
P.D: PLATAFORMA PON UN RAI EN TU VIDA
lna,oigo "Castro" y me pongo mala,y encima con esa madre que tiene Paquita,a mi ya me habría dado un ataque,¡qué mujer mas *%&+# ! no quiero a esa mujer para Alejandro,asi que dale un pinchazo con la aguja esa con la que borda y que se desangre o algo,que ese hombre se merece a una buena mujer
P.D: PLATAFORMA PON UN RAI EN TU VIDA
#1128

30/08/2011 14:34
Kerala, también podríamos crear un "Pon un Esteban Ulloa en tu vida"
Ina, Natalia, no sabéis cómo me gustan vuestras historias. Son la caña!
Ina, Natalia, no sabéis cómo me gustan vuestras historias. Son la caña!
#1129

30/08/2011 14:39
¡Bienvenida de nuevo Natalia!Me ha fascinado tu historia, me ha emocionado un montón,tu sigue todo lo que quieras que yo encantada. Por cierto yo soy Silvia :)
Lna ayyyyyyyyyyy que mal rollo que aparecen los Castro xD =S, más vale que cómo dices la continuación sera tu otro relato ;) siguelo guapa!
Ruth hija si ya lo digo yo, estoy de los Mirañar con el coche, se han de tirar toda la semana, desaprovechando minutos con tremenda tonteria ¬¬ y a los demás a pan y agua (nunca mejor dicho xD)
Lna ayyyyyyyyyyy que mal rollo que aparecen los Castro xD =S, más vale que cómo dices la continuación sera tu otro relato ;) siguelo guapa!
Ruth hija si ya lo digo yo, estoy de los Mirañar con el coche, se han de tirar toda la semana, desaprovechando minutos con tremenda tonteria ¬¬ y a los demás a pan y agua (nunca mejor dicho xD)
#1130

30/08/2011 16:30
Chicas, después de ver por 30ª vez el vídeo de ayer, os resumo mis conclusiones.
- Que la Paca a la próxima visita del Rai acabará desmayándose de lo nerviosita que se pone.
- Que el condenado tabernero cada vez está más bueno.
- Que cuando ella le suelta lo de "confío que en esta ocasión estés desarmado", él la devora con los ojos como si pensase... Bueno, mejor no lo pongo, que no es apto para menores.
- Que tras decir lo de "no siempre nos enamoramos de quien más nos conviene..." Rai la ha mirado con una cara de depredador que... uff, qué sofoco.
- Que cuando la Paca se acerca por la espalda para decirle que seguirá agradeciéndole que le salvara la vida, se le vieron las ganitas de lanzarse sobre él.
- Que cuando él le dice que no ha olvidado las tropelías que ella había cometido, su lenguaje corporal y sus palabras son muy diferentes.
- Que cuando le susurra lo de "los sentimientos que todavía me inspiras" la atmósfera está tan caldeada que a Rai se le oye perfectamente cómo toma aire.
- Que tras soltar esa bomba, Rai la mira con cara de... "será mejor que me vaya antes de que..."
- Que la Paca le mira marcharse con cara de..."¿pero a dónde puñetas va este ahora???"
Seguro que lo siguiente que dijo la Paca tras esta escena fue:- "¡Rosario, prepárame ahora mismo un baño de agua helada!"
- Que la Paca a la próxima visita del Rai acabará desmayándose de lo nerviosita que se pone.
- Que el condenado tabernero cada vez está más bueno.
- Que cuando ella le suelta lo de "confío que en esta ocasión estés desarmado", él la devora con los ojos como si pensase... Bueno, mejor no lo pongo, que no es apto para menores.
- Que tras decir lo de "no siempre nos enamoramos de quien más nos conviene..." Rai la ha mirado con una cara de depredador que... uff, qué sofoco.
- Que cuando la Paca se acerca por la espalda para decirle que seguirá agradeciéndole que le salvara la vida, se le vieron las ganitas de lanzarse sobre él.
- Que cuando él le dice que no ha olvidado las tropelías que ella había cometido, su lenguaje corporal y sus palabras son muy diferentes.
- Que cuando le susurra lo de "los sentimientos que todavía me inspiras" la atmósfera está tan caldeada que a Rai se le oye perfectamente cómo toma aire.
- Que tras soltar esa bomba, Rai la mira con cara de... "será mejor que me vaya antes de que..."
- Que la Paca le mira marcharse con cara de..."¿pero a dónde puñetas va este ahora???"
Seguro que lo siguiente que dijo la Paca tras esta escena fue:- "¡Rosario, prepárame ahora mismo un baño de agua helada!"
#1131

30/08/2011 21:35
Francisca procuró dominar la rabia que surgía en su pecho y apretó su falda entre sus puños. ¿Cómo demonios se atrevía su madre a ningunear lo que para ella era lo más importante de su existencia? Conocía a su madre y sabía que sus estúpidos convencionalismos sociales eran el único motor de su vida. Hasta entonces, nunca le había dado demasiada importancia. Pero en ese momento, pareció cobrarla de verdad. Para su madre, ella sólo era una pieza más de su retorcido ajedrez. Lo único que le importaba era casarla con un buen partido, fuese quien fuese. Entregarla como un trofeo. Las lágrimas aparecieron en sus ojos producto de la impotencia y la furia. Pero su obstinado e inquebrantable orgullo pudo más. Apretó tanto el puño de su mano derecha que se clavó las uñas, pero no le importó. En su pecho creció una determinación imparable. Se prometió a sí misma que jamás nadie dirigiría su vida. Y mucho menos gente como su madre.
El odio fue finalmente cediendo. Se negó a dedicarle un solo pensamiento más a su madre. Sus ojos se posaron en el libro de Rosalía de Castro, que reposaba en la cama. Una suave sonrisa apareció. Lo tomó, acariciando la tapa, y lo abrió para leer por enésima vez la dedicatoria. Lo besó y lo abrazó contra su corazón, sintiendo el repiqueteo de éste contra el libro. Como si fuese un bálsamo milagroso, notó que toda su pena y rabia se evaporaban para ser sustituidas por amor y felicidad. Apenas un minuto después, Francisca ya ni se acordaba de la escena vivida con su madre. Se levantó feliz con una nueva determinación en el rostro. Era cierto que sólo hacía un par de horas que había visto a Raimundo, pero le daba absolutamente igual. Una sonrisa traviesa se pintó en su rostro. Caminó hacia la puerta, pero se detuvo. Francamente, no le apetecía ver la estirada cara de su madre en el salón. Así que, sin más preámbulos, abrió la ventana de su alcoba y se deslizó, caminando cuidadosa por el tejado. Finalmente, se sentó sobre la parte más baja de éste y saltó al suelo. Miró a ambos lados y desapareció por la portezuela del jardín.
Raimundo estaba recostado tranquilamente contra el tronco de un árbol, junto al cortijo del caserón. Sus ojos se paseaban leyendo sin pausa el libro que tenía entre las manos. De pronto, una minúscula piedra le golpeó en la cabeza. Soltó un respingo por el susto y alzó la mirada. Una risueña Francisca estaba sentada en el pequeño muro, balanceando sus piernas como cuando era una cría y dedicándole una maliciosa mirada. Raimundo se irguió y sonrió, sintiendo ese ya demasiado familiar vuelco en el pecho. Ella se incorporó y de un ágil salto aterrizó en el suelo junto a él.
- Pero ¿qué tenemos aquí?- dijo burlón y encantador.- A una preciosa ladrona…
Ella rió su broma y tomó la mano que le tendía. Se dieron un beso fugaz en los labios.
- Te echaba de menos.- dijo ella.
- Sí, claro… es que dos horas se hacen realmente interminables.- murmuró él con una risita irónica.
Francisca le golpeó el hombro entre enfadada y divertida y le revolvió el pelo como si fuese un chiquillo travieso. Él la sostenía por la cintura mientras se derretía con sus caricias.
- ¿Qué haces aquí leyendo tan solo?- ella miró alrededor.- ¿No hay nadie en casa?
- Pues no. Mi tío acaba de salir. Dijo que iba a enseñarle no sé qué finca a tu padre. Y mi padre salió poco antes que mi tío. A la Puebla. Dijo que tenía que resolver unos asuntos.
Ella asintió y meneó la cabeza. Raimundo le dirigió una mirada divertida.
- ¿Ocurre algo, mi pequeña?
- No… bueno… a decir verdad, lo único que ocurre es que…- soltó un bufido.- … estoy hasta las narices de mi madre.
Raimundo soltó una carcajada. Ella le miró.
- En serio, Raimundo. ¿Te puedes creer que para ella la relación que tenemos es un “juego de niños”? ¿Después de tres años? Y aún por encima, me suelta que ya va siendo hora de que me busque a un buen partido.
Él la miró. A pesar de que esa sugerencia de su madre en un momento le hizo parar el corazón, no pudo evitar que una sonrisa divertida apareciera en su semblante al ver la mueca que estaba poniendo ella. Deslizó la mano por su cintura.
- Amor, no deberías darle más importancia. Tu madre es así. No puede permitir que eches a perder tu distinguida vida con un descastado Ulloa.- dijo burlón.
Francisca gruñó mientras jugueteaba con el cuello de la camisa de él, sin ser realmente consciente de los estragos que estaba causando en el pobre Raimundo.
- Lo sé… tienes razón.- sacudió la cabeza. – ¡Que se vaya al diablo!
La carcajada se apoderó de Raimundo.
- Hay que ver lo deliciosa que es esa boquita… y lo venenosa que puede llegar a ser…- le susurró a escasos centímetros de sus labios.
Francisca empezó a sonreír pero él detuvo la sonrisa atrapando sus labios en un beso cargado de amor. Deslizó lentamente la lengua en una irresistible caricia que obligó a ella a abrir la boca. Francisca reprimió un jadeo. ¿Cómo era capaz de besar así? Se separó un momento para mirarle.
- ¿Dónde… diablos has… aprendido a… besar así?- soltó sin poder evitarlo.
Raimundo rozó su nariz con la suya, sonriendo.
- Es cuestión de… práctica.
Ese susurro velado la hizo derretirse. Él deslizó sus manos por su espalda hasta sujetar su nuca y se apropió de nuevo de su boca. Otra vez su lengua volvía a enloquecerla y a acorralar a la suya propia. Francisca apoyó sus manos en el estómago de Raimundo y fueron ascendiendo por su pecho y cuello hasta llegar a su rostro. Lo acarició mientras él devoraba sus labios con una nueva ansia. Sus respiraciones comenzaron a ser mucho más costosas. Francisca volvió a apoyar una mano en el firme abdomen de Raimundo.
- Francisca…- jadeó él como si la caricia fuese de fuego.
Se miraron. Ella se estremeció al ver sus ojos como dos brasas ardientes. Tenía diminutas gotas de sudor en la frente, los suaves rizos oscuros mojados por ese sudor y sentía su respiración salir costosa de sus labios entreabiertos. Parecía un verdadero príncipe. Jamás pensó que podía verse tan increíblemente atractivo. Creyó que moriría al ver cómo la devoraba con la mirada.
Un temblor se apoderó de la joven. Esta vez fue ella quien lo atrajo y lo besó. Él la adoró con sus labios y descendió por su cuello. Francisca emitió un jadeo. Raimundo intentó recuperar por última vez la cordura.
- Mi pequeña… o… paramos ahora o… - su voz sonaba casi asmática.- O no podré… detenerme.
- ¿Quién… te ha pedido que… lo hagas?- preguntó ella intentando tomar algo de aire.
Raimundo la miró a los ojos, consumiéndola, adorándola. Las rodillas de ella temblaron y él la sujetó contra su cuerpo, ciñéndola por la cintura y sufriendo otra descarga de agónico deseo.
- ¿Estás… segura?
Ella le miró con los ojos velados por el amor. Raimundo creyó morir. Si le contestaba que no… se mataría. Si le contestaba que sí… moriría en sus brazos.
- Nunca… podría estar más segura.- susurró acariciando con infinita ternura la comisura de sus labios.
Las rodillas de Francisca cedieron definitivamente. Raimundo la levantó en brazos. Se besaron como si fuesen dos condenados que no verían un nuevo día. La llevó por instinto hasta el cortijo y abrió la puerta sin saber cómo. Entró y la cerró de nuevo tras él, mientras no dejaba de devorar sus labios y su cuello.
El odio fue finalmente cediendo. Se negó a dedicarle un solo pensamiento más a su madre. Sus ojos se posaron en el libro de Rosalía de Castro, que reposaba en la cama. Una suave sonrisa apareció. Lo tomó, acariciando la tapa, y lo abrió para leer por enésima vez la dedicatoria. Lo besó y lo abrazó contra su corazón, sintiendo el repiqueteo de éste contra el libro. Como si fuese un bálsamo milagroso, notó que toda su pena y rabia se evaporaban para ser sustituidas por amor y felicidad. Apenas un minuto después, Francisca ya ni se acordaba de la escena vivida con su madre. Se levantó feliz con una nueva determinación en el rostro. Era cierto que sólo hacía un par de horas que había visto a Raimundo, pero le daba absolutamente igual. Una sonrisa traviesa se pintó en su rostro. Caminó hacia la puerta, pero se detuvo. Francamente, no le apetecía ver la estirada cara de su madre en el salón. Así que, sin más preámbulos, abrió la ventana de su alcoba y se deslizó, caminando cuidadosa por el tejado. Finalmente, se sentó sobre la parte más baja de éste y saltó al suelo. Miró a ambos lados y desapareció por la portezuela del jardín.
Raimundo estaba recostado tranquilamente contra el tronco de un árbol, junto al cortijo del caserón. Sus ojos se paseaban leyendo sin pausa el libro que tenía entre las manos. De pronto, una minúscula piedra le golpeó en la cabeza. Soltó un respingo por el susto y alzó la mirada. Una risueña Francisca estaba sentada en el pequeño muro, balanceando sus piernas como cuando era una cría y dedicándole una maliciosa mirada. Raimundo se irguió y sonrió, sintiendo ese ya demasiado familiar vuelco en el pecho. Ella se incorporó y de un ágil salto aterrizó en el suelo junto a él.
- Pero ¿qué tenemos aquí?- dijo burlón y encantador.- A una preciosa ladrona…
Ella rió su broma y tomó la mano que le tendía. Se dieron un beso fugaz en los labios.
- Te echaba de menos.- dijo ella.
- Sí, claro… es que dos horas se hacen realmente interminables.- murmuró él con una risita irónica.
Francisca le golpeó el hombro entre enfadada y divertida y le revolvió el pelo como si fuese un chiquillo travieso. Él la sostenía por la cintura mientras se derretía con sus caricias.
- ¿Qué haces aquí leyendo tan solo?- ella miró alrededor.- ¿No hay nadie en casa?
- Pues no. Mi tío acaba de salir. Dijo que iba a enseñarle no sé qué finca a tu padre. Y mi padre salió poco antes que mi tío. A la Puebla. Dijo que tenía que resolver unos asuntos.
Ella asintió y meneó la cabeza. Raimundo le dirigió una mirada divertida.
- ¿Ocurre algo, mi pequeña?
- No… bueno… a decir verdad, lo único que ocurre es que…- soltó un bufido.- … estoy hasta las narices de mi madre.
Raimundo soltó una carcajada. Ella le miró.
- En serio, Raimundo. ¿Te puedes creer que para ella la relación que tenemos es un “juego de niños”? ¿Después de tres años? Y aún por encima, me suelta que ya va siendo hora de que me busque a un buen partido.
Él la miró. A pesar de que esa sugerencia de su madre en un momento le hizo parar el corazón, no pudo evitar que una sonrisa divertida apareciera en su semblante al ver la mueca que estaba poniendo ella. Deslizó la mano por su cintura.
- Amor, no deberías darle más importancia. Tu madre es así. No puede permitir que eches a perder tu distinguida vida con un descastado Ulloa.- dijo burlón.
Francisca gruñó mientras jugueteaba con el cuello de la camisa de él, sin ser realmente consciente de los estragos que estaba causando en el pobre Raimundo.
- Lo sé… tienes razón.- sacudió la cabeza. – ¡Que se vaya al diablo!
La carcajada se apoderó de Raimundo.
- Hay que ver lo deliciosa que es esa boquita… y lo venenosa que puede llegar a ser…- le susurró a escasos centímetros de sus labios.
Francisca empezó a sonreír pero él detuvo la sonrisa atrapando sus labios en un beso cargado de amor. Deslizó lentamente la lengua en una irresistible caricia que obligó a ella a abrir la boca. Francisca reprimió un jadeo. ¿Cómo era capaz de besar así? Se separó un momento para mirarle.
- ¿Dónde… diablos has… aprendido a… besar así?- soltó sin poder evitarlo.
Raimundo rozó su nariz con la suya, sonriendo.
- Es cuestión de… práctica.
Ese susurro velado la hizo derretirse. Él deslizó sus manos por su espalda hasta sujetar su nuca y se apropió de nuevo de su boca. Otra vez su lengua volvía a enloquecerla y a acorralar a la suya propia. Francisca apoyó sus manos en el estómago de Raimundo y fueron ascendiendo por su pecho y cuello hasta llegar a su rostro. Lo acarició mientras él devoraba sus labios con una nueva ansia. Sus respiraciones comenzaron a ser mucho más costosas. Francisca volvió a apoyar una mano en el firme abdomen de Raimundo.
- Francisca…- jadeó él como si la caricia fuese de fuego.
Se miraron. Ella se estremeció al ver sus ojos como dos brasas ardientes. Tenía diminutas gotas de sudor en la frente, los suaves rizos oscuros mojados por ese sudor y sentía su respiración salir costosa de sus labios entreabiertos. Parecía un verdadero príncipe. Jamás pensó que podía verse tan increíblemente atractivo. Creyó que moriría al ver cómo la devoraba con la mirada.
Un temblor se apoderó de la joven. Esta vez fue ella quien lo atrajo y lo besó. Él la adoró con sus labios y descendió por su cuello. Francisca emitió un jadeo. Raimundo intentó recuperar por última vez la cordura.
- Mi pequeña… o… paramos ahora o… - su voz sonaba casi asmática.- O no podré… detenerme.
- ¿Quién… te ha pedido que… lo hagas?- preguntó ella intentando tomar algo de aire.
Raimundo la miró a los ojos, consumiéndola, adorándola. Las rodillas de ella temblaron y él la sujetó contra su cuerpo, ciñéndola por la cintura y sufriendo otra descarga de agónico deseo.
- ¿Estás… segura?
Ella le miró con los ojos velados por el amor. Raimundo creyó morir. Si le contestaba que no… se mataría. Si le contestaba que sí… moriría en sus brazos.
- Nunca… podría estar más segura.- susurró acariciando con infinita ternura la comisura de sus labios.
Las rodillas de Francisca cedieron definitivamente. Raimundo la levantó en brazos. Se besaron como si fuesen dos condenados que no verían un nuevo día. La llevó por instinto hasta el cortijo y abrió la puerta sin saber cómo. Entró y la cerró de nuevo tras él, mientras no dejaba de devorar sus labios y su cuello.
#1132

30/08/2011 21:56
Lna suscribo todo tu análisis del video,punto por punto
Arte,hacemos la plataforma tb por Esteban,pero mi corazon es de Rai xddd
Lna,por lo q mas quieras......sigueeeeeeeeeee
Esto es lo único que vamos a tener hoy,nos han acostumbrado a escenas sublimes y claro,hoy nada,solo destacar la escena de Rai con el tonto de su hijo,q ha dicho la gran frase
En serio a Sebastian se le ha olvidado q la otra NO le quería,q se lo soltó en su cara,y q aunque se hubiera salvado NO tendría nada q hacer??? Yo pensé q era mas listo...m han destrozado al personaje de Sebastian.ahora repetición de trama Rai-Sebastian enfadados....
Y la Paca hoy con Sole,alias mini-paca?????
Lna! Aquí espero....
Arte,hacemos la plataforma tb por Esteban,pero mi corazon es de Rai xddd
Lna,por lo q mas quieras......sigueeeeeeeeeee
Esto es lo único que vamos a tener hoy,nos han acostumbrado a escenas sublimes y claro,hoy nada,solo destacar la escena de Rai con el tonto de su hijo,q ha dicho la gran frase
En serio a Sebastian se le ha olvidado q la otra NO le quería,q se lo soltó en su cara,y q aunque se hubiera salvado NO tendría nada q hacer??? Yo pensé q era mas listo...m han destrozado al personaje de Sebastian.ahora repetición de trama Rai-Sebastian enfadados....
Y la Paca hoy con Sole,alias mini-paca?????
Lna! Aquí espero....
#1133

30/08/2011 22:51
Lna suscribo todas tus palabras yo también
habia momentos en que se notaba una tensión brutal, no se si soy yo o las ganas tengo de que haya tema que ya lo veo por todos los lados xDDDDD.
En el último momento cuando el se va, la cara de Francisca también era un poco de alivio, de alegrarse de que él tiene el mismo sufrimiento que ella, que todavia la ama ;)
Por dios sigue con tu relato, más vale que nos quedas tu con estas maravillas =)
Arte (¿me dejas llamarte asi?) a Estebán se le hace una plataforma y lo que haga falta :D
Sobre el capi de hoy,ya estoy harta de Sebastián, la Virtuosa era una mala pecora pero este Sebas cómo es tonto pues en tontooooooooo y que le vamos a hacer, le ha soltado una verdad como un puño eso si. Y que Francisca se acerque a Soledad me parece bien, pero que ella se este convirtiendo en la Paca 2 como que no, que parece que esta tonta, no quiero que vuelva con Juan ni mucho menos,entiendo que este enfadada por lo que le hizco pero no le pega ese cambio de personalidad tan brusco, que ni quiera ver a Rosario y Mariana me parece muy fuerte....Si ha perdido a su hijo y es muy duro pero se esta pasando la Sole.
Fijaros en Raimundo lo guapo que se pone para ver a Francisca en comparación a como aparece en la taberna, si se pone hecho un pincel!!!Estaria bien que fuera a darle sus condolencias por el aborto de su hija.

En el último momento cuando el se va, la cara de Francisca también era un poco de alivio, de alegrarse de que él tiene el mismo sufrimiento que ella, que todavia la ama ;)
Por dios sigue con tu relato, más vale que nos quedas tu con estas maravillas =)
Arte (¿me dejas llamarte asi?) a Estebán se le hace una plataforma y lo que haga falta :D
Sobre el capi de hoy,ya estoy harta de Sebastián, la Virtuosa era una mala pecora pero este Sebas cómo es tonto pues en tontooooooooo y que le vamos a hacer, le ha soltado una verdad como un puño eso si. Y que Francisca se acerque a Soledad me parece bien, pero que ella se este convirtiendo en la Paca 2 como que no, que parece que esta tonta, no quiero que vuelva con Juan ni mucho menos,entiendo que este enfadada por lo que le hizco pero no le pega ese cambio de personalidad tan brusco, que ni quiera ver a Rosario y Mariana me parece muy fuerte....Si ha perdido a su hijo y es muy duro pero se esta pasando la Sole.
Fijaros en Raimundo lo guapo que se pone para ver a Francisca en comparación a como aparece en la taberna, si se pone hecho un pincel!!!Estaria bien que fuera a darle sus condolencias por el aborto de su hija.
#1134

30/08/2011 23:01
Las rodillas de Francisca cedieron definitivamente. Raimundo la levantó en brazos. Se besaron como si fuesen dos condenados que no verían un nuevo día. La llevó por instinto hasta el cortijo y abrió la puerta sin saber cómo. Atravesó el umbral y la cerró de nuevo tras él, mientras no dejaba de devorar sus labios y su cuello. Atravesó raudo la estancia y sus pasos le llevaron a la habitación que había a un lado. Entró llevando en brazos a Francisca, adorándola mientras ella se dedicaba a volverle loco besándole en el cuello.
- Francisca…- gimió él.
La depositó en la cama como si fuese de cristal. Se miraron como si no pudiesen dejar de hacerlo. Raimundo sintió que el corazón se le paraba. No podía creer que aquello estuviera pasando en la realidad y no sólo en sus sueños. La miró como si fuese un espejismo. Murió de deseo por ella, al verla con el peinado deshecho, los ojos como dos estrellas, las mejillas ardiendo y los deliciosos labios hinchados y enrojecidos. Ella le devolvió la mirada y en un impulso, se incorporó y le abrazó. Raimundo acarició su espalda con una enloquecedora caricia y de pronto, sus dedos encontraron los botones de su blusa. Los desabrochó arrancando millones de escalofríos en la espalda de ella. La blusa finalmente cayó. Raimundo se estremeció al verla sólo con el delicado corsé. Francisca sintió de pronto una ola de pudor al ver cómo la miraba. Él no la dejó ni pensar y atrapó de nuevo su boca. Las manos de Francisca parecieron cobrar vida y antes de que supiera cómo, descubrió que había desabotonado la camisa de Raimundo. Él se la acabó de quitar y la prenda terminó en el suelo.
Francisca sintió que se quedaba sin aire al ver a Raimundo sin camisa. Deslizó una mano por su pecho y terminó acariciando la diminuta cicatriz del perdigón. Él enloqueció sólo con esa caricia y la atrajo para aliviar su tormento en su cuello. Pronto el corsé y la falda se reunieron con las demás prendas. Raimundo la contempló. Tenía que ser un sueño. Francisca creyó morir al ver su mirada.
- Mi pequeña…- dijo en un jadeo.- Eres… tan… hermosa…
Ella tembló. Por primera vez, un rastro de temor se mezcló en sus ojos con el deseo. Raimundo lo advirtió. Acarició su rostro con devoción y la besó tierno en los labios para después mirarla a los ojos.
- Amor…- susurró.- No tengas miedo… Yo… moriría por ti.
Francisca sintió que la emoción se atravesaba en su garganta. Cualquier miedo que pudiera haber sentido se esfumó al ver esos ojos castaños que la adoraban. Con él… jamás podría haber temor.
- Te quiero… Raimundo.
Él le expresó lo mismo con un apasionado beso. Acarició su piel desnuda como si fuese un tesoro, arrancándole gemidos a cada centímetro cuadrado que tocaba. Ella también le acarició. No podían separarse ni dejar de sentir el calor del otro. Sus respiraciones se convirtieron pronto en jadeos ahogados. Raimundo no podía aguantar más.
- Mi pequeña… te necesito…
Acarició su vientre y su mano se perdió peligrosa cerca de su intimidad. Francisca ahogó un jadeo. Él la besó y poco a poco, empezó a introducirse en ella con tanto cuidado como si fuese a romperse. Percibió la barrera de su virginidad y la atravesó con delicadeza. Francisca gimió ante el leve dolor. Raimundo la abrazó, permaneciendo inmóvil. Sus labios acariciaron el pecho de ella, arrancándole nuevos jadeos y sustituyendo el dolor por un placer asfixiante. Francisca creía morir. Le necesitaba. En un arrebato, se apretó contra él, haciendo que su unión fuese completa.
- Raimundo…- jadeó ella.
Se estaba retorciendo de placer, arrastrando a Raimundo en una locura sin fin. Él la sujetó, procurando controlar el ritmo. Sus cuerpos se acoplaron a ese ritmo. La pasión creció imparable. Los jadeos pronto llenaron el aire. El placer alcanzó un punto infinito que los hizo sucumbir rendidos. Raimundo cayó derrotado en el lecho, abrazando a una temblorosa Francisca, que se aferró a él desesperadamente. Se miraron sintiendo millones de emociones en su interior.
- Te amo… mi pequeña…- susurró él, acunándola contra su corazón.
- Francisca…- gimió él.
La depositó en la cama como si fuese de cristal. Se miraron como si no pudiesen dejar de hacerlo. Raimundo sintió que el corazón se le paraba. No podía creer que aquello estuviera pasando en la realidad y no sólo en sus sueños. La miró como si fuese un espejismo. Murió de deseo por ella, al verla con el peinado deshecho, los ojos como dos estrellas, las mejillas ardiendo y los deliciosos labios hinchados y enrojecidos. Ella le devolvió la mirada y en un impulso, se incorporó y le abrazó. Raimundo acarició su espalda con una enloquecedora caricia y de pronto, sus dedos encontraron los botones de su blusa. Los desabrochó arrancando millones de escalofríos en la espalda de ella. La blusa finalmente cayó. Raimundo se estremeció al verla sólo con el delicado corsé. Francisca sintió de pronto una ola de pudor al ver cómo la miraba. Él no la dejó ni pensar y atrapó de nuevo su boca. Las manos de Francisca parecieron cobrar vida y antes de que supiera cómo, descubrió que había desabotonado la camisa de Raimundo. Él se la acabó de quitar y la prenda terminó en el suelo.
Francisca sintió que se quedaba sin aire al ver a Raimundo sin camisa. Deslizó una mano por su pecho y terminó acariciando la diminuta cicatriz del perdigón. Él enloqueció sólo con esa caricia y la atrajo para aliviar su tormento en su cuello. Pronto el corsé y la falda se reunieron con las demás prendas. Raimundo la contempló. Tenía que ser un sueño. Francisca creyó morir al ver su mirada.
- Mi pequeña…- dijo en un jadeo.- Eres… tan… hermosa…
Ella tembló. Por primera vez, un rastro de temor se mezcló en sus ojos con el deseo. Raimundo lo advirtió. Acarició su rostro con devoción y la besó tierno en los labios para después mirarla a los ojos.
- Amor…- susurró.- No tengas miedo… Yo… moriría por ti.
Francisca sintió que la emoción se atravesaba en su garganta. Cualquier miedo que pudiera haber sentido se esfumó al ver esos ojos castaños que la adoraban. Con él… jamás podría haber temor.
- Te quiero… Raimundo.
Él le expresó lo mismo con un apasionado beso. Acarició su piel desnuda como si fuese un tesoro, arrancándole gemidos a cada centímetro cuadrado que tocaba. Ella también le acarició. No podían separarse ni dejar de sentir el calor del otro. Sus respiraciones se convirtieron pronto en jadeos ahogados. Raimundo no podía aguantar más.
- Mi pequeña… te necesito…
Acarició su vientre y su mano se perdió peligrosa cerca de su intimidad. Francisca ahogó un jadeo. Él la besó y poco a poco, empezó a introducirse en ella con tanto cuidado como si fuese a romperse. Percibió la barrera de su virginidad y la atravesó con delicadeza. Francisca gimió ante el leve dolor. Raimundo la abrazó, permaneciendo inmóvil. Sus labios acariciaron el pecho de ella, arrancándole nuevos jadeos y sustituyendo el dolor por un placer asfixiante. Francisca creía morir. Le necesitaba. En un arrebato, se apretó contra él, haciendo que su unión fuese completa.
- Raimundo…- jadeó ella.
Se estaba retorciendo de placer, arrastrando a Raimundo en una locura sin fin. Él la sujetó, procurando controlar el ritmo. Sus cuerpos se acoplaron a ese ritmo. La pasión creció imparable. Los jadeos pronto llenaron el aire. El placer alcanzó un punto infinito que los hizo sucumbir rendidos. Raimundo cayó derrotado en el lecho, abrazando a una temblorosa Francisca, que se aferró a él desesperadamente. Se miraron sintiendo millones de emociones en su interior.
- Te amo… mi pequeña…- susurró él, acunándola contra su corazón.
#1135

30/08/2011 23:12
Me muero!!!!!!!!! Hoy no hubo coitus interruptus!!! Al fin!!
Cuanto amor desprende tu historia lna,me encanta verles así de novios antes de que todo cambiara....
Gracias lna! Precioso
Silvia,compro tu idea... Que vaya a decirle q siente lo del niño
Y lo de la forma de arreglarse para ver a su Paca y como está luego en la taberna lo he pensado yo también...anda q no se nota q se pone guapete para ella...pero como sea, sigue estando igual de buenorro,yo le hacía un favorcillo sin pensarlo!
Cuanto amor desprende tu historia lna,me encanta verles así de novios antes de que todo cambiara....
Gracias lna! Precioso
Silvia,compro tu idea... Que vaya a decirle q siente lo del niño
Y lo de la forma de arreglarse para ver a su Paca y como está luego en la taberna lo he pensado yo también...anda q no se nota q se pone guapete para ella...pero como sea, sigue estando igual de buenorro,yo le hacía un favorcillo sin pensarlo!
#1136

30/08/2011 23:22
Estaría bien que Raimundo se preocupase por Soledad no sé si irá a verla ojalá pero con la que tiene Raimundo con Sebastián como para ir a la Casona. Igual si la doña va al Pueblo lo mismo una charla en la Casa de Comidas...
Ais Soledad no va a encontrar Cartas de Raimundo y Francisca? Joder eso molaríaaa!!!
Yo en la escena de la muerte de Virtudes no pero en la anterior pensé que Ella le iba a plantar un Beso que Ais se lo comía se lo comía Él en cambio más contenido pero Francisca le faltó el canto un duro para darle un beso del 15!!!!
A ver si vuelven a jugar al a ver quién insulta mejor la cosa se caldea y Zas Besazoooooooo!
Ais Soledad no va a encontrar Cartas de Raimundo y Francisca? Joder eso molaríaaa!!!
Yo en la escena de la muerte de Virtudes no pero en la anterior pensé que Ella le iba a plantar un Beso que Ais se lo comía se lo comía Él en cambio más contenido pero Francisca le faltó el canto un duro para darle un beso del 15!!!!
A ver si vuelven a jugar al a ver quién insulta mejor la cosa se caldea y Zas Besazoooooooo!
#1137

30/08/2011 23:23
Ina felicidades esta era una escena comprometida y te ha quedado ...de P..A MADRE, que pasada, cuanto amor y cuanta ternura me ha encantado, peazo de historia
De tu explicación de la escena de ayer vamos que firmo letra a letra lo que has escrito ja ja.
POR CIERTO:
:
capítulo sin escenas de ellos dos juntos, empieza la cuenta adelante en este caso
De tu explicación de la escena de ayer vamos que firmo letra a letra lo que has escrito ja ja.
POR CIERTO:

capítulo sin escenas de ellos dos juntos, empieza la cuenta adelante en este caso
#1138

30/08/2011 23:28
Jo,esperemos q la cuenta de días no suba demasiado...pero me temo yo tb q mañana nada de nada
Si es q como decíais antes menuda tiene ahora Rai con Sebas como para preocuparse de ver o no a Francis.
Si es q como decíais antes menuda tiene ahora Rai con Sebas como para preocuparse de ver o no a Francis.
#1139

30/08/2011 23:34
Miri ya se que me vas a matar pero no es un poco tonto el papel que los guionistas le están haciendo hacer al pobre Sebastián, si dijeras qie la Virtu era una mala pécora pero que al menos sentía algo por él, pero es que le dijo a la cara que no lo quería, que lo havbía engañado, que estaba enamorada de su marido, vamos que ahí sí que fue clara, entonces lo que no entiendo es la obsesión que tiene con ella, es que no es lógica, por mucho que la frase que le ha soltado a Rai sea una verdad como un templo
#1140

30/08/2011 23:42
Cierto Mariajo,pienso como tu.Todavía si ella le hubiera correspondido...pero es q no es así! Entonces no entiendo esa obsesión y esa falta de amor propio.seguir enamorado obsesivamente de alguien q t lo ha hecho pasar mal y encima t dijo q no t quería...es masoquismo!