El Rincón de Francisca y Raimundo:ESTE AMOR SE MERECE UN YACIMIENTO (TUNDA TUNDA) Gracias María y Ramon


Es que esa escena es lo más, cada detalle, es que me la se de memoria ya. Si me veis viendo la tele en mi casa, estaba alucinando y muriendo de amor, cada cosa que pasaba soltaba un AY, y ya cuando le agarro y le dijo "Creeme Raimundo" POR FAVOR ya ahi me desmantele enterita,y ya rematamos con lo que vino después, no me podia creer que algo asi estuviera pasando por fin!!!!Luego solo pensaba cuando la iban a subir los de Antena3 para volver a verla xD
Por cierto que mala me puse al principio del capi que no habia manera de que saltarán a ellos,a dentro del despacho xDDDDDDDDDD y yo pero ponermelos de una vez POR DIOS.

Ya la escena (en el capítulo anterior) prometía cuando ella lo llamó cobarde, unas palabras desgarradas, llenas de dolor al decirle que permitió que se casara con S. Castro....bueno, supongo que querría decir al permitir que los separaran porque cuando ella volvió a Puente Viejo ya volvió casada. En fin...esas palabras me llegaron porque reflejaba el dolor que ella ha pasado.
La verdad que cuando ella lo coje de la mano me dije "dios mío, que están muyyy cerca".....y ya cuando lo acarició, uffffffff, que rabia que Raimundo se apartara...pero le asustó, tenía una mezcla de sentimientos que no podía con ellos, entre darse cuenta que la sigue queriendo y el daño que le provocaba el haber matado a una persona....la verdad, se entiende.
En fin, esperemos que la escena de hoy (mañana para mí....que aquí es una hora menos, jaja) esté a la altura....y todas necesitemos esos inhaladores, jajajaja

Bueno... otro poquito.
Raimundo Ulloa aguantó la respiración mientras su tío extraía el minúsculo balín que tenía incrustado en la piel bajo la última costilla. Ahogó un grito de dolor. Esteban sonrió sosteniendo el perdigón con la punta de su navaja.
- Bueno, pues esto ya está. Parece mentira que algo tan pequeño pueda fastidiar tanto.
- Y que lo diga, tío.- resopló Raimundo.
Esteban revolvió el pelo a su sobrino en una cariñosa y desenfadada caricia. Después procedió a desinfectarle la herida. Procuró ir con cuidado, pero sabía que por mucho tiento que tuviera, le dolería. Raimundo soportó estoico, sin quejarse ni una sola vez. Esteban sonrió meneando la cabeza.
- Hay que ver…- dijo divertido.- Lo tuyo ya es mala suerte. A esto le llamo yo ir por lana y salir trasquilado. ¿Cómo diablos se te ocurrió “enredarte” con Francisca en mitad del campo? ¿No pensaste que cualquiera os podría ver?
Raimundo miró sorprendido a su tío. Sabía que Esteban no se andaba con estúpidos eufemismos y llamaba a las cosas por su nombre y sin rodeos. Pero que lo supiera no evitaba que siempre se sintiera un poquito incómodo por esa naturalidad aplastante. Esteban rió a gusto al ver que las mejillas de su sobrino se teñían de escarlata. Meneó la cabeza.
- Claro, claro… ¿cómo ibas a pensar? – siguió burlón.- En esas situaciones los procesos mentales suelen estar poco… “finos”.
Siguió limpiando la herida mientras la sonrisa socarrona no dejaba de asomar a su rostro. Raimundo deseó por un momento que la tierra se lo tragase.
- Tío, por favor…
- No te avergüences, hombre. No eres el primero ni serás el último en caer en esa locura llamada amor. Aunque… he de reconocer que te ha dado realmente fuerte, ¿eh?
Raimundo le miró con una mezcla de enfado y resignación. Esteban terminó la cura y le vendó la herida.
- Bueno, esto ya está. En un par de días, como nuevo.- le guiñó un ojo y apoyó una mano en su hombro.- Y, si quieres un consejo, la próxima vez procura buscar un lugar… apropiado. No sé…- miró al aire pensativo.- ¿Tal vez el cortijo?- sugirió con una mueca irónica.
Raimundo miró con resignación a su tío y resopló.
- En realidad, cuando Alejandro Montenegro apareció hecho un basilisco, nos disponíamos a entrar al cortijo.- dijo Raimundo, sosteniendo un particular duelo de miradas con su tío.- El problema es que…
- Que Francisca te estaba poniendo bastante difícil abrir la puerta.- terminó su tío con una risita divertida.
El joven le fulminó con la mirada. Pero la risa de Esteban era realmente contagiosa. Meneó la cabeza derrotado y finalmente tío y sobrino no pudieron evitar echarse a reír. Esteban apoyó un brazo cariñoso en su hombro.
- Me alegro de verte tan feliz con Francisca, hijo.- le dijo con una franca sonrisa.- Esa chica no sabe la suerte que tiene.
Raimundo sonrió a su tío. Siempre habría deseado que más que su tío fuese su verdadero padre.
- Prométame una cosa.- pidió el joven.
- Lo que quieras.
- Que mi padre no… se entere de nada de esto. Es muy capaz de presentarse a tiros en la Casona… pero no con una escopeta de perdigones.
- No te preocupes. Nada sabrá. Palabra de Ulloa.- dijo guiñándole un ojo cómplice.

Sigue así, campeona!
Por cierto, ¿qué tal por París?

La verdad es que sí que es mala suerte oye, ya que se habían puesto a ello pero oye, así pueden estar solitos, a cubierto con una cama y en fin, tener todo el tiempo del mundo para conocerse, pero muuuuuuuuuuuuuy a fondo, despacito y sin prisas y sin guapísimos y enfadadísimos Alejandros (reitero la petición de que lo dejes viudo cuanto antes) que interrumpan con escopeta al canto


Ya me imaginaba yo que en Telenovela no iba a salir nada. Joe, nos han de tener ochenta escenas con el no-coche de los Mirañar cuando ya sabemos para que podian aprovechar los minutos mejor =(

Sobre el lunes dejandonos de imaginaciones y a mi pesar siendo realista creo que nos va a dejar un mal sabor de boca, no olvidemos que por los adelantos Raimundo le va a decir que siguen siendo enemigos, aunque la quiera. Francisca no creo que se quede detras de él ni que le suplique nada, no olvidemos que la Paca es mucha Paca, asi que supongo que le soltara alguna fresca. Me dio por pensar estos días que quizás el libro de Rosalia de Castro saliera mencionado, o me gustaria que ocurriese, por ejemplo que ella en un arebato lo coja y se lo de a él diciendole que haga lo que le plazca con el libro, que lo tire al rio o lo queme como hizo ella con las cartas y sin más se valla haciendo pensar a Raimundo.
Pase lo que pase y se digan lo que se digan, que la conversación por la frase de Raimundo parece muy intensa, Francisca saldra de ella enfadada con Raimundo y consigo y Raimundo saldra triste porque al fin y al cabo ella es su pequeña y la quiere aunque su orgullo y su cabezoneria impidan que lo vea.
No se si estais conmigo pero no creo que esto lo resuelva Raimundo solito, quiero decir que quizás Emilia o Sebastián tengan que hacer de celestinos o al menos abrirle los ojos a su padre.

Aunque me encantaria ver algo bonito yo creo que va acabar la cosa muy mal, los dos dolidos y cada uno pa su casa (bueno Raimundo pa su casa que la otra ya esta en ella xD), que la escena se saldra seguro pero vamos....ya me veo yo lo que va a pasar por desgracia xD. Le va a decir que la quiere y eso no tiene precio pero que le recuerde que son enemigos le va a doler a nuestra Francisca mucho, hasta a él mismo le va a doler.Esta claro que quien debe de mover ficha ahora es Raimundo y abrir los ojos, le doy esta semana pa reflexionar xD, para la siguiente espero adelantos ;)
Yo creo que Sebastián aparte de ser noble le perdona porque sabe toda la historia que hay detrás y porque era lógico que si tenia que elegir en una situación de vida o muerte por quien se iba a decantar.
Lo del libro estaria muy bien que volviera a salir,cruzo los dedos.

Según dijo la luz, aunque no se hasta que punto creermela porque escribía mucho para no decir nada y nos toreaba que ni José Tomás al secreto de Francisca le quedaba poco tiempo y de ahí vendría un acercamiento con Rai, pero son sólo suposiciones además ahora mismo no veo de que forma ese secreto puede salir.
De momento pienso que vamos a tener que soportar tramas chorras y cansinas, se me ocurren por ejemplo la de que Sebastián no perdone a su padre, que si se va que si no y Rai penando por los rincones, la de Emilia con Alfonso ahora que viene un tercero a meter discordias, la del nuevo que compra tierras con lo que la Paca estará ocupadísima en su faceta de empresaria cacique y no estará para nada más, la de si aparece Martín o no en fin, que no veo a estos dos juntos.
Por último, ya se que a muchas de vosotras os encantan pero no puedo con los Mirañar, me parecen unos personajes tontos y cansinos y me agotan a más no poder, cada vez que aparecen directamente me los salto, no me hacen ni pizca de gracia.
Y dicho esto disfrutemos de la escena de esta tarde a mi me da igual que discutan o que se morreen con pasión, con tal de ver a esta pareja junta soy feliz. (Aunque si se morrean mejor, claro)

Yo tambien apuesto porque Sebastian lo perdona, se dara cuenta de que si el hubiera estado en esa tesitura tambien lo hubiera hecho.
No

Se me olvido comentar antes sobre Soledad, he visto los avances de telenovela y queria saber que opinabais sobre ella las que lo hayais leido.

SPOILER (puntero encima para mostrar):cuando lo he leído la primera cosa que me ha venido a la cabeza es que Paca se va a quedar echa puré, vamos que me he montado una película increible, por que me he imaginado que cuando le dice a su madre que quiere ser igual de dura que ella Francisca se va a dar cuenta de en que esta intentado convertir a Soledad, que la está llevando a su misma infelicidad y le va a decir que no tiene que ser como ella, que ser así no lleva a nada, que por ser así había perdido definitivamente y para siempre jamás al amor de su vida y que todo esto lo estaba escuchando Raimundo que venía a hablar con ella y ahí se le quebraba un poquito la coraza y...bueno esta parte se le da muy bien a Ina, que por cierto no estaría mal que hicieras un relato de los tuyos sobre esta escena. Total que por mi ojala que la Paca le diga que ser como ella no lleva a nada bueno, solo a estar sola, pero sospecho que se va a reventar de orgullo por que por fin ha conseguido lo que quería

Bueno... un poquito de relato pa sobrellevarlo.
Francisca giró por décima vez en su lecho. Refunfuñó contra la almohada. Nada, que no había manera. No hacía más que dar vueltas en la cama sin encontrar la postura adecuada para dormir. Se tumbó boca arriba y suspiró. Eran cerca de las dos de la madrugada y seguía sin conciliar el sueño. ¿Cómo iba a hacerlo, después de todo lo ocurrido aquel día? Tembló de pies a cabeza al ver en su mente la imagen de Raimundo ardiendo de deseo por ella, besándola y acariciándola mientras la acorralaba entre el verde prado y su cuerpo. Después sintió una oleada de vergüenza cuando recordó la aparición de un indignadísimo Alejandro Montenegro con la escopeta en ristre. El horror ante la herida de Raimundo y después el alivio al ver que su padre, pese a la delicada situación, supo demostrar que tenía el corazón más grande de Puente Viejo. Se dibujó una sonrisa en su rostro. Su padre había guardado el más absoluto de los silencios y cuando su madre le había preguntado inquisidora el motivo del desorden de su vestido y su peinado, Alejandro la había cortado tajantemente con un:-“No es de tu incumbencia, querida”.
La sonrisa de Francisca se amplió. Adoraba a su padre. Sabía que aquella situación no debía ser nada fácil para él, pero una vez más, Alejandro le demostraba que haría cualquier cosa por ella, por su felicidad. De pronto, la sonrisa desapareció. ¿Qué pasaría si… Fernando Ulloa se enteraba de todo? El padre de Raimundo muy bien podía ser capaz de cualquier cosa… no precisamente por el aprecio que le tuviese a su hijo, sino por el placer de enfrentarse a Alejandro, a quien odiaba sin reservas. El corazón se le paró. Si ese desgraciado se atrevía a hacer daño a su padre… Pero pronto sacudió la cabeza. Alejandro Montenegro era el mejor tirador de toda la comarca, pensó orgullosa. No le cabía duda sobre quién saldría vencedor en un duelo, llegado el caso.
Francisca se quedó mirando al techo. Finalmente se levantó y salió de su alcoba. Tal vez si tomaba un poco de leche tibia, podría conciliar el sueño. Avanzó silenciosa por el oscuro corredor y bajó las escaleras hacia la cocina. Abrió la despensa y tomó la jarra de leche y un vaso. Se volvió y se sentó junto a la mesa. De pronto, un leve ruido la sobresaltó. Parecía provenir del pequeño patio que comunicaba con la puerta trasera de la cocina. Por un momento, su loca imaginación pensó que se trataba de Fernando Ulloa, que venía a cobrar su venganza. Dejó la jarra y el vaso y, sus manos empuñaron casi con voluntad propia una enorme sartén que estaba recién lavada en la pila. Apretó con fuerza la improvisada arma y, respirando hondo, abrió de repente la puerta a la vez que alzaba la sartén.
- ¿Quién anda ahí?- preguntó amenazadora.
Estaba a punto de descargar la pesada sartén contra las cabezas de los desconocidos cuando de pronto, éstos se giraron aterrorizados. A Francisca casi se le escurre la sartén entre las manos al reconocerlos.
- ¿¡Rosario!?- miró atónita a su fiel doncella. Su mandíbula se descolgó al ver que estaba acompañada por José Castañeda, que la miraba como si fuese una aparición.- Pero… ¿Qué diablos…estáis haciendo aquí?
La pobre Rosario bajó la cabeza queriendo que se la tragara el suelo. Su bondadoso rostro se tiñó de escarlata. En ese momento, Francisca pareció darse cuenta de la situación. José Castañeda todavía abrazaba a Rosario en una posición… bastante comprometedora. La joven Montenegro puso los ojos en blanco.
- No contestéis… que ya me lo figuro.- dijo mordaz.- ¿Os habéis vuelto locos? ¿Cómo se os ocurre…?
De pronto calló. Para ser honestos, ella no era la persona más indicada para criticar el lugar ni el momento elegido por dos jóvenes enamorados para dar rienda suelta a su amor. Puso una mueca entre incrédula, irónica y divertida que terminó por arrancar una tímida sonrisa a la buena de Rosario.
- Lo… sentimos en el alma, señorita.- dijo la joven, con cara de pena.- Pero es que… Bueno, nosotros…
Francisca meneó la cabeza.
- No necesito que me lo expliques, Rosario.- la cortó.
- Es que, señorita, no tenemos ni un momento a solas…- se empeñó la joven criada.- Y si mi padre nos descubre… Es muy capaz de salir con la escopeta.
- No me digas…- soltó una irónica Francisca.
Rosario la miró sin comprender. Francisca apartó la mirada un tanto inquieta. Finalmente les miró.
- Bueno, será mejor que os marchéis. Si alguien más de la casa os descubre…
- ¿No va a decir nada?- preguntó Rosario con una sonrisa esperanzadora.
- No, no voy a decir nada.- la tranquilizó.- Pierde cuidado. Pero marchaos ya.
- Gracias señorita.- Rosario en un impulso le apretó la mano a Francisca.
Francisca le sonrió. Rosario y José desaparecieron a toda prisa por el patio trasero de la Casona. La joven Montenegro cerró la puerta y se dispuso a beber el abandonado vaso de leche cuando al girarse, se quedó sin respiración. Alejandro Montenegro estaba apoyado en el marco de la puerta de la cocina, con los brazos cruzados y dedicándole una profunda mirada con sus ojos oscuros.

En fin,lna,qué te puedo decir que no te haya dicho ya...sigue!!!!!! me tienes enganchada con tu historia,ya que los guionistas nos lo dan con cuentagotas,tus relatos son como agua para nosotras las sedientas de mas xdd
mariajo,yo te dejo a Alejandro para ti,yo sigo queriendo a Raimundo...por dios si es que me tiene loca!! el de tus relatos y el de la tele.Como un dia pille a Ramón Ibarra por la calle me le traigo para mi casa jajajaja esa barbita m eenloquece!
Y coincido con vosotras en que hoy a parte de ser una escena triste,que va a dejar a mi Paca dolida otra vez,y cerrándose en banda de nuevo,no va a haber morreo con segundo plato y postre...(eso solo nos lo da lna) Pero vamos,que con tal de verles juntos en escena me conformo! todo lo q venga a mayores bienvenido sea.Pero que no nos hagan desear escenas entre ellos,que le den mas importancia a su trama personal...
En cuanto al video,ni se la de veces que le he visto!!! y sigo con lo mismo:

y cuando den la escena de esta tarde me volveré a quedar

Ya queda menos......

Francisca le sonrió. Rosario y José desaparecieron a toda prisa por el patio trasero de la Casona. La joven Montenegro cerró la puerta y se dispuso a beber el abandonado vaso de leche cuando al girarse, se quedó sin respiración. Alejandro Montenegro estaba apoyado en el marco de la puerta de la cocina, con los brazos cruzados y dedicándole una profunda mirada con sus ojos oscuros.
- Padre…- Francisca tragó saliva. Madre de Dios… ¿es que no dejaría nunca de meterse en líos?- ¿Desde… cuándo está ahí?
- Desde que te he visto empuñar esa sartén dispuesta a matar a cualquiera.- Alejandro parecía serio, pero la diversión en sus palabras estaba fuera de toda duda.
Francisca no pudo evitar abrir la boca.
- Yo… yo… pensé que…
Alejandro no pudo mantener por más tiempo su pose severa. No supo cómo, pero acabó riendo a carcajadas, procurando con esfuerzo mantener un tono bajo en ellas. Francisca estaba completamente clavada en su sitio. Se sintió morir de vergüenza y por otro lado, creyó que su padre estaba guapísimo cuando reía, algo que no solía hacer muy a menudo. Finalmente su padre terminó de reír y meneó la cabeza al ver todas las expresiones que estaban cruzando por la cara de Francisca.
- No te preocupes, hija. No pasa nada.
Ella pareció aliviarse.
- ¿Va a… regañar a Rosario?- preguntó un tanto preocupada.
- No, no voy a hacerlo. En este caso, quien tiene que coger la escopeta es su padre, no yo.- dijo con una mueca irónica.
Francisca procuró disimular la sonrisa que se estaba dibujando en su rostro. Alejandro miró el vaso sobre la mesa.
- ¿Qué haces aquí tan tarde, Francisca?
- No… podía dormir.- dijo la chica.
- Vaya… parece que esto es contagioso.
Alejandro se sentó a la mesa y se sirvió otro vaso de leche. Francisca tomó asiento junto a él y bebió del suyo despacio. Su padre la observó. Sintió una daga en el corazón al ver un rastro de tristeza en los preciosos ojos de su niña.
- ¿Qué te ocurre princesa?- dijo, levantando tierno su mentón como cuando era una niña y quería consolarla tras una caída. Ella bajó un momento los ojos y después le miró con culpabilidad.
- ¿Está… enfadado conmigo?
Alejandro le sonrió tierno.
- ¿Cómo voy a estar enfadado contigo, si eres mi debilidad?- dijo cariñoso.- No, no lo estoy. – puso una irónica expresión.- Pero la próxima vez que vea a Raimundo besando otra cosa que no sea tu mano, el perdigón… o más bien, los perdigones le alcanzarán en zonas más dolorosas que el abdomen.
Francisca se sintió morir. Alejandro no pudo evitar una risita al ver su cara de espanto.
- Era una broma, Francisca.- dijo divertido. – Me cae bien ese muchacho. Pero procurad que… no vuelva a ver una escenita como la de esta tarde.- dijo meneando la cabeza desesperado.
La joven sintió que se le coloreaban las mejillas y apartó la mirada, contemplando el vaso como si fuese lo más interesante del mundo. Después alzó de nuevo los ojos a su padre.
- ¿Usted…? ¿Está… enamorado de madre?- le preguntó, casi sin pensar. En el acto se arrepintió de haber hecho semejante pregunta. Alejandro la miró cuidadoso.- Lo… lo siento, padre. Yo…
- No te preocupes, hija. No pasa nada.- la tranquilizó.- De hecho, es una buena pregunta.- contempló a su hija.- Tu madre… ha sido educada para que sus sentimientos jamás se demuestren al exterior. Al igual que ese ha sido su propósito al educarte a ti. Sólo que tú eres un hueso bastante duro de roer.- le sonrió tierno.- En cuanto a si estoy enamorado… - meneó la cabeza.- Nunca he tenido realmente tiempo ni circunstancias apropiadas para el amor. Aprecio a tu madre, pero…- sus ojos se perdieron en el vacío.- Muchas veces, cuando veía a Esperanza…- tuvo que reprimir una mueca de dolor.- … con Esteban, no podía evitar envidiarles.
Francisca abrió mucho los ojos.
- La tía Esperanza… ¿con Esteban Ulloa?- preguntó asombrada.
- Así es…- Alejandro sonrió dolorosamente.- Se amaban con toda su alma. Pero el destino cruel y las querellas familiares los separaron. Por desgracia, para siempre.
Francisca sintió un estremecimiento de puro horror. Conocía a medias la historia de su tía. Sabía su trágico fin. Pero hasta ahora había ignorado que Esteban, el tío de Raimundo, había sido su gran amor. No quería seguir pensando en aquello. Sentía que le hacía demasiado daño sin saber por qué. Miró a su padre. Él advirtió su tristeza en sus ojos oscuros.
- No te aflijas, mi niña. Toda mi felicidad se resume a ver la tuya.- acarició cariñoso su mejilla.- No deseo otra cosa. Eres el único tesoro que tengo y no necesito más.
Francisca sintió que un sollozo de emoción se atravesaba en su pecho. No pudo decir nada. Sólo apoyó la cabeza en el pecho de su padre y se apretó contra él. Alejandro la abrazó contra su corazón.

Ese Alejandro es un cielin! qué tierno es con su princesa...qué bonito!
gracias lna,menos mal que tu sacas al padre Castañeda jeje en la serie se olvidaron de él...
sigue!!!!



Por cierto, me he quedado un poquito descolocada al ver a Alejandro Montenegro en foto. Jajajajjaa, qué buena eres jodía. Ya veremos qué hacemos con este pedazo de hombre, jeje...
Y no pasa nada, Kerala, maja. Los comentarios siempre son bienvenidos.




En cuanto a la foto...ja ja te juro que me lo imagino así sólo que vestido con traje del 1900, alto, moreno pero canoso guapo de la muerte , con una sonrisa tierna, ains es que me encanta ese tipo de hombre que parece duro pero luego son unos bizcochines, y me encanta el papel que hace en tu historia, me tiene loca desde el momento de la escena del cementerio con Esteban que por cierto, me encanta el duo que hacen estos dos, la seriedad de Alejandro con el cachondeo de Esteban es muy divertido, me encantaría que de verdad fueran cuñados y reitero...
PLATAFORMA POR UN ALEJANDRO MONTENEGRO ENAMORADO, POR QUE NO TODO EN LA VIDA VA A SER UN BACALAO SECO...

Bravo, Ina, bravísimo. ¡Sigue escribiendo, campeona!