El Rincón de Francisca y Raimundo:ESTE AMOR SE MERECE UN YACIMIENTO (TUNDA TUNDA) Gracias María y Ramon
#0

08/06/2011 23:44
Vídeos FormulaTV
#1001

27/08/2011 18:45
Jeje, buenoo, voy a terminar cómo sería la escenita ideal, que creo que lo dejé en lo mejor. Mmm, en la serie, si pasase eso, probablemente serían interrumpidos por Rosario, Mauricio, Mariana, el cura, Tristán, Pepa... Joeee, esto parece un jubileo. Pero en mi relato... no señor. De interrupciones nada ;-)
Por cierto, esto ya no es spoiler, porque todo el mundo sabe que terminará pasando,






- No soy ningún cobarde… mi pequeña.
Ella empezó a abrir la boca y él aprovechó para atraparla con sus labios. Francisca gimió en una mezcla de júbilo, tristeza, felicidad y asfixia. Raimundo tomó su nuca tierno y profundizó más el beso, acorralando su lengua con la suya, sin darle tregua. La pasión prendió como la pólvora y antes de que Francisca supiera cómo, Raimundo había tirado todos los papeles al suelo y la había tendido sobre la mesa, sin dejar de besarla. Francisca creyó morir ante su ataque. Él empezó a desabrochar la hilera de botones a su espalda a la vez que la llevaba a la locura. Enterró el rostro en su cuello, mordiendo delicadamente la sensible piel y arrancándole un gemido a Francisca.
- Rai… Raimundo…
Oír su nombre pronunciado de aquella forma lo enloqueció por completo. Sin embargo, se separó un instante de ella. Si alguien los interrumpía, fuese quien fuese, le mataría. Así que para evitar otro crimen se acercó a la puerta y cerró con llave. Francisca se incorporó sorprendida sobre la mesa. Él se volvió, devorándola con la mirada. La deseaba tanto que le dolía. Se acercó a ella como un depredador, disfrutando con el hecho de que estaba allí, encerrada, sin posibilidad de escapatoria. Se volvió loco al verla con el moño deshecho, el vestido casi a la altura de su pecho, el cuál ascendía y bajaba rápidamente intentando tomar algo de oxígeno. Ella casi retrocedió al ver su mirada de fuego. Él dio otro paso amenazador hacia ella. Ahora la miraba al rostro. Estaba tan condenadamente hermosa con las mejillas encendidas y la boca hinchada y enrojecida por sus besos…
- Raimundo…- ella pronunció su nombre con una mezcla de temor y deseo.
No pudo decir nada más. Él se había adueñado de su boca otra vez, mientras sus hábiles manos la despojaban completamente del vestido. Los jadeos de Francisca empezaron a ser incontenibles, pese a que trataba por todos los medios de acallarlos mordiéndose el labio inferior. Raimundo la besó en el cuello y descendió hasta su pecho. Ella acarició su espalda por debajo de la camisa, arrancándole a su vez un jadeo a Raimundo. Se deshizo de la camisa y ambos se abrazaron, piel con piel.
- Mi pequeña…- jadeó él.- Te… necesito…- susurró contra sus labios.
Francisca ahogó un grito cuando él empezó a introducirse delicadamente en ella. La pasión alcanzó cotas insospechadas. Francisca se removió torturada por ese avasallador placer. Raimundo soltó un gemido de placentera agonía, sujetándola contra la mesa.
- Francisca… espera… O no podré contenerme…
- No… lo hagas.- jadeó ella.
Raimundo la miró, con los ojos velados por el salvaje deseo. Sus cuerpos comenzaron a moverse al ritmo de una incontenible pasión hasta que por fin alcanzaron la cumbre del éxtasis. Se besaron, intentando acallar el grito que salió imparable por sus gargantas. Ambos quedaron rendidos sobre la mesa, agotados de placer, vencidos definitivamente por algo mucho más poderoso que el orgullo y el rencor.
Por cierto, esto ya no es spoiler, porque todo el mundo sabe que terminará pasando,







- No soy ningún cobarde… mi pequeña.
Ella empezó a abrir la boca y él aprovechó para atraparla con sus labios. Francisca gimió en una mezcla de júbilo, tristeza, felicidad y asfixia. Raimundo tomó su nuca tierno y profundizó más el beso, acorralando su lengua con la suya, sin darle tregua. La pasión prendió como la pólvora y antes de que Francisca supiera cómo, Raimundo había tirado todos los papeles al suelo y la había tendido sobre la mesa, sin dejar de besarla. Francisca creyó morir ante su ataque. Él empezó a desabrochar la hilera de botones a su espalda a la vez que la llevaba a la locura. Enterró el rostro en su cuello, mordiendo delicadamente la sensible piel y arrancándole un gemido a Francisca.
- Rai… Raimundo…
Oír su nombre pronunciado de aquella forma lo enloqueció por completo. Sin embargo, se separó un instante de ella. Si alguien los interrumpía, fuese quien fuese, le mataría. Así que para evitar otro crimen se acercó a la puerta y cerró con llave. Francisca se incorporó sorprendida sobre la mesa. Él se volvió, devorándola con la mirada. La deseaba tanto que le dolía. Se acercó a ella como un depredador, disfrutando con el hecho de que estaba allí, encerrada, sin posibilidad de escapatoria. Se volvió loco al verla con el moño deshecho, el vestido casi a la altura de su pecho, el cuál ascendía y bajaba rápidamente intentando tomar algo de oxígeno. Ella casi retrocedió al ver su mirada de fuego. Él dio otro paso amenazador hacia ella. Ahora la miraba al rostro. Estaba tan condenadamente hermosa con las mejillas encendidas y la boca hinchada y enrojecida por sus besos…
- Raimundo…- ella pronunció su nombre con una mezcla de temor y deseo.
No pudo decir nada más. Él se había adueñado de su boca otra vez, mientras sus hábiles manos la despojaban completamente del vestido. Los jadeos de Francisca empezaron a ser incontenibles, pese a que trataba por todos los medios de acallarlos mordiéndose el labio inferior. Raimundo la besó en el cuello y descendió hasta su pecho. Ella acarició su espalda por debajo de la camisa, arrancándole a su vez un jadeo a Raimundo. Se deshizo de la camisa y ambos se abrazaron, piel con piel.
- Mi pequeña…- jadeó él.- Te… necesito…- susurró contra sus labios.
Francisca ahogó un grito cuando él empezó a introducirse delicadamente en ella. La pasión alcanzó cotas insospechadas. Francisca se removió torturada por ese avasallador placer. Raimundo soltó un gemido de placentera agonía, sujetándola contra la mesa.
- Francisca… espera… O no podré contenerme…
- No… lo hagas.- jadeó ella.
Raimundo la miró, con los ojos velados por el salvaje deseo. Sus cuerpos comenzaron a moverse al ritmo de una incontenible pasión hasta que por fin alcanzaron la cumbre del éxtasis. Se besaron, intentando acallar el grito que salió imparable por sus gargantas. Ambos quedaron rendidos sobre la mesa, agotados de placer, vencidos definitivamente por algo mucho más poderoso que el orgullo y el rencor.
#1002

27/08/2011 18:57
Madre del amor hermoso!!!! lna te has lucido....tengo el corazón a mil por hora, jaja!!! de esta nos quedamos asmáticas perdidas. Q bien escribes madre mía. El día que pase esto de verdad morimos al verlo, jaja!!!!!
#1003

27/08/2011 22:02
Buenoo, otro poquito más de relato...
Francisca reía feliz mientras Raimundo seguía narrándole aquella descabellada historia.
- Y resulta que mi tío se fue tan furioso que olvidó decir a mi padre que no había ceñido la cincha de la silla de montar. Cuando montó el caballo, hizo su salto triunfal del seto trasero y… terminó cayendo de cabeza al lodazal que hay al otro lado del camino. Lo cierto es que fue todo un espectáculo ver a su excelencia, don Fernando Ulloa, retozando feliz en el cenagal.- terminó con una graciosa mueca.
Francisca sintió que las carcajadas podían con ella al visualizar la imagen. Raimundo también rió, meneando la cabeza.
- Cuando el tío Esteban lo vio, imagínate…- soltó una carcajada.- En fin… creo que esta noche a la cena se va a preparar una interesante guerra civil entre los Ulloa.- dijo, guiñándole el ojo y tendiéndole la mano.
La joven siguió riendo y le cogió la mano. Pasearon por los límites del Caserón mientras las risas se iban apagando. Francisca le miró, un tanto apenada.
- Siento que tengas que soportar las querellas entre tu tío y tu padre.
- Bah, uno acaba por acostumbrarse.- le guiñó el ojo pícaro.- Además, ¿quién te ha dicho a ti que yo no me lo paso bien con esas disputas? Soy un Ulloa.- dijo, hinchando pecho cómicamente.- Y las disputas van en nuestra sangre.
Francisca se rió a gusto.
- ¿Tú pasártelo bien discutiendo? Vamos, hombre. Nunca he visto a nadie que intentase poner paz en medio de una riña tan rápido como tú.
Él sonrió.
- Mmm, cierto. Me gusta resolver las cosas pacíficamente. Pero hay una excepción a esa regla.- la miró pícaro y malicioso. Francisca sintió que se ruborizaba y bufó.
- Sí, claro… ¡Menuda excepción!- replicó enfureciéndose consigo misma tanto como con él al sentir que su rostro ardía.- Nunca acabaré de entender por qué te encanta tanto sacarme de quicio. No es propio de un caballero atacar así a una dama indefensa.- terminó muy digna.
Raimundo se carcajeó sin poder evitarlo. La atrajo por la cintura.
- ¿Una dama indefensa?- preguntó divertido.- ¿Dónde?- miró cómicamente a su alrededor.- ¿Te refieres a esa deliciosa dama que es capaz de hacer rebotar tres veces la piedra sobre el agua y alcanzar un blanco como mi frente a quince metros de distancia?
Francisca le miró componiendo una mueca entre tímida, enfadada y divertida. Esa combinación le pareció tan adorable a Raimundo que la besó en la frente. Ella resopló.
- Vale, puede que no sea tan indefensa, pero sí es cierto que soy una dama.- replicó alzando la cabeza orgullosa.- Y tú deberías comportarte conmigo como un caballero. Los caballeros no se dedican a sacar de quicio a las damas.
- Muy bien.- Raimundo se separó de ella, fingiendo una cómica seriedad.- Mi hermosa dama, a partir de ahora, no la haré rabiar y…- la soltó, colocándose a una más que respetuosa distancia de ella.- … tampoco cometeré ninguna acción que ponga en peligro su respetabilidad.
Francisca de pronto se sintió tremendamente apenada. Al sentirle tan lejos parecía como si una parte de sí misma se hubiese desgajado y se hubiese marchado con él. Raimundo intentó dominar el impulso de besarla al ver esa carita de pena.
- Eso quiere decir que…¿no me vas a besar?
La joven se arrepintió casi en el acto al darse cuenta de que había pensado en voz alta. su orgullo la reprendió mientras se ruborizaba. Raimundo la miró cuidadosamente, reprimiendo la risa.
- Un caballero no puede besar a una dama en público.- dijo muy digno.- A menos que la dama sea su esposa.
- ¿En público?- Francisca miró a su alrededor.- ¿Qué público? ¡Pero si estamos en medio del prado!
Raimundo estalló en carcajadas. Ella le miró furibunda. Otra vez, de nuevo, la estaba haciendo rabiar. Bueno, no. En realidad se estaba riendo de ella.
- ¡Eres imposible, Raimundo Ulloa!
Empezó a caminar alejándose de él, digna y orgullosa. Raimundo la detuvo a los dos pasos, riéndose travieso. La hizo girar hasta que pudo ceñirla de nuevo por la cintura.
- ¿Quieres saber por qué me encanta hacerte rabiar?- le preguntó tierno.
- ¿Por qué?
- Porque, mi distinguida dama, está usted irresistible cuando se enfada.- dijo él, devorándola con los ojos.
Francisca sintió un nudo en el estómago. Esperó anhelante su beso, pero no llegó. Ella hizo una mueca decepcionada que causó estragos en el corazón de Raimundo.
- Esto de ser una dama es un verdadero asco.- murmuró.
Esta vez, a Raimundo le dio tal ataque de risa que tuvo que soltarla para sujetarse el estómago. Francisca bufó al verlo, pero finalmente, tan contagiosa era su risa que acabó por sonreír. Meneó la cabeza al ver que el joven reía hasta las lágrimas.
- Raimundo, como no respires, te va a dar un ataque.- dijo ella, abanicándolo cómicamente con una mano.
Eso causo más risas por parte de Raimundo. Finalmente, pudo recomponerse y atrapó de nuevo a Francisca entre sus brazos. Ella le sonrió divertida.
- ¿Te he dicho ya que te adoro?- le preguntó cuando logró dejar de reír.
Un escalofrío la recorrió. Miró aquellos ojos que tenían el don de sembrar estremecimientos en cada partícula de su ser.
- Sí, algo de eso he oído.- contestó entre divertida y embarazada.
Raimundo soltó una risita. Deslizó su mano por su hermoso cuello y levantó su mentón con el índice. Atrapó sus labios con los suyos en un beso infinitamente tierno, dulce y amoroso. Le acarició delicadamente el labio inferior con un toque levísimo de su lengua. Francisca se sintió morir y sin saber por qué separó sus labios. Raimundo luchó consigo mismo por el deseo de probar aquella boca irresistible. Todos sus dilemas se vinieron abajo cuando Francisca se atrevió a introducir su lengua tímidamente en su boca. Él no pudo soportarlo y la atrajo, pegándola a su cuerpo y profundizando el beso. Devoró su boca como un muerto de sed. Francisca intentó no desmayarse ante semejante beso. Nunca hasta ahora la había besado así. La estaba volviendo loca. Estaba despertando en ella un cúmulo de sentimientos y emociones que la asustaban y la atraían a la vez.
Francisca reía feliz mientras Raimundo seguía narrándole aquella descabellada historia.
- Y resulta que mi tío se fue tan furioso que olvidó decir a mi padre que no había ceñido la cincha de la silla de montar. Cuando montó el caballo, hizo su salto triunfal del seto trasero y… terminó cayendo de cabeza al lodazal que hay al otro lado del camino. Lo cierto es que fue todo un espectáculo ver a su excelencia, don Fernando Ulloa, retozando feliz en el cenagal.- terminó con una graciosa mueca.
Francisca sintió que las carcajadas podían con ella al visualizar la imagen. Raimundo también rió, meneando la cabeza.
- Cuando el tío Esteban lo vio, imagínate…- soltó una carcajada.- En fin… creo que esta noche a la cena se va a preparar una interesante guerra civil entre los Ulloa.- dijo, guiñándole el ojo y tendiéndole la mano.
La joven siguió riendo y le cogió la mano. Pasearon por los límites del Caserón mientras las risas se iban apagando. Francisca le miró, un tanto apenada.
- Siento que tengas que soportar las querellas entre tu tío y tu padre.
- Bah, uno acaba por acostumbrarse.- le guiñó el ojo pícaro.- Además, ¿quién te ha dicho a ti que yo no me lo paso bien con esas disputas? Soy un Ulloa.- dijo, hinchando pecho cómicamente.- Y las disputas van en nuestra sangre.
Francisca se rió a gusto.
- ¿Tú pasártelo bien discutiendo? Vamos, hombre. Nunca he visto a nadie que intentase poner paz en medio de una riña tan rápido como tú.
Él sonrió.
- Mmm, cierto. Me gusta resolver las cosas pacíficamente. Pero hay una excepción a esa regla.- la miró pícaro y malicioso. Francisca sintió que se ruborizaba y bufó.
- Sí, claro… ¡Menuda excepción!- replicó enfureciéndose consigo misma tanto como con él al sentir que su rostro ardía.- Nunca acabaré de entender por qué te encanta tanto sacarme de quicio. No es propio de un caballero atacar así a una dama indefensa.- terminó muy digna.
Raimundo se carcajeó sin poder evitarlo. La atrajo por la cintura.
- ¿Una dama indefensa?- preguntó divertido.- ¿Dónde?- miró cómicamente a su alrededor.- ¿Te refieres a esa deliciosa dama que es capaz de hacer rebotar tres veces la piedra sobre el agua y alcanzar un blanco como mi frente a quince metros de distancia?
Francisca le miró componiendo una mueca entre tímida, enfadada y divertida. Esa combinación le pareció tan adorable a Raimundo que la besó en la frente. Ella resopló.
- Vale, puede que no sea tan indefensa, pero sí es cierto que soy una dama.- replicó alzando la cabeza orgullosa.- Y tú deberías comportarte conmigo como un caballero. Los caballeros no se dedican a sacar de quicio a las damas.
- Muy bien.- Raimundo se separó de ella, fingiendo una cómica seriedad.- Mi hermosa dama, a partir de ahora, no la haré rabiar y…- la soltó, colocándose a una más que respetuosa distancia de ella.- … tampoco cometeré ninguna acción que ponga en peligro su respetabilidad.
Francisca de pronto se sintió tremendamente apenada. Al sentirle tan lejos parecía como si una parte de sí misma se hubiese desgajado y se hubiese marchado con él. Raimundo intentó dominar el impulso de besarla al ver esa carita de pena.
- Eso quiere decir que…¿no me vas a besar?
La joven se arrepintió casi en el acto al darse cuenta de que había pensado en voz alta. su orgullo la reprendió mientras se ruborizaba. Raimundo la miró cuidadosamente, reprimiendo la risa.
- Un caballero no puede besar a una dama en público.- dijo muy digno.- A menos que la dama sea su esposa.
- ¿En público?- Francisca miró a su alrededor.- ¿Qué público? ¡Pero si estamos en medio del prado!
Raimundo estalló en carcajadas. Ella le miró furibunda. Otra vez, de nuevo, la estaba haciendo rabiar. Bueno, no. En realidad se estaba riendo de ella.
- ¡Eres imposible, Raimundo Ulloa!
Empezó a caminar alejándose de él, digna y orgullosa. Raimundo la detuvo a los dos pasos, riéndose travieso. La hizo girar hasta que pudo ceñirla de nuevo por la cintura.
- ¿Quieres saber por qué me encanta hacerte rabiar?- le preguntó tierno.
- ¿Por qué?
- Porque, mi distinguida dama, está usted irresistible cuando se enfada.- dijo él, devorándola con los ojos.
Francisca sintió un nudo en el estómago. Esperó anhelante su beso, pero no llegó. Ella hizo una mueca decepcionada que causó estragos en el corazón de Raimundo.
- Esto de ser una dama es un verdadero asco.- murmuró.
Esta vez, a Raimundo le dio tal ataque de risa que tuvo que soltarla para sujetarse el estómago. Francisca bufó al verlo, pero finalmente, tan contagiosa era su risa que acabó por sonreír. Meneó la cabeza al ver que el joven reía hasta las lágrimas.
- Raimundo, como no respires, te va a dar un ataque.- dijo ella, abanicándolo cómicamente con una mano.
Eso causo más risas por parte de Raimundo. Finalmente, pudo recomponerse y atrapó de nuevo a Francisca entre sus brazos. Ella le sonrió divertida.
- ¿Te he dicho ya que te adoro?- le preguntó cuando logró dejar de reír.
Un escalofrío la recorrió. Miró aquellos ojos que tenían el don de sembrar estremecimientos en cada partícula de su ser.
- Sí, algo de eso he oído.- contestó entre divertida y embarazada.
Raimundo soltó una risita. Deslizó su mano por su hermoso cuello y levantó su mentón con el índice. Atrapó sus labios con los suyos en un beso infinitamente tierno, dulce y amoroso. Le acarició delicadamente el labio inferior con un toque levísimo de su lengua. Francisca se sintió morir y sin saber por qué separó sus labios. Raimundo luchó consigo mismo por el deseo de probar aquella boca irresistible. Todos sus dilemas se vinieron abajo cuando Francisca se atrevió a introducir su lengua tímidamente en su boca. Él no pudo soportarlo y la atrajo, pegándola a su cuerpo y profundizando el beso. Devoró su boca como un muerto de sed. Francisca intentó no desmayarse ante semejante beso. Nunca hasta ahora la había besado así. La estaba volviendo loca. Estaba despertando en ella un cúmulo de sentimientos y emociones que la asustaban y la atraían a la vez.
#1004

27/08/2011 22:43
ja,ja, por Dios, por Dios... ina hace ya días que no te leía y hijaaaa hoy te has superadooooo, vaya escenónnnnnn!!!!!!
#1005

27/08/2011 22:47
lna,espera q bajo a buscar mi mandíbula al piso de abajo que es donde se m ha ido de tanto abrir la boca al leer tu relato.Madre del amor hermoso!!! Cuando Rai salga del despacho q venga a mi casa,por favor... Qué calores!! Imagina q dan esto el lunes... hay q llamar al 112 porque estaremos todas con taquicardias.En fin,no pasará,al menos nos quedan tus relatos
A ver esta noche cómo pretendes que duerma después de esto
A ver esta noche cómo pretendes que duerma después de esto
#1006

27/08/2011 23:11
ja ja que fuerte lo que me ha pasado, como en el iphone no puedo leer los spoilers he leído el final de tu relato Ina y me he confundido pensando que era la primera vez de esos dos, casi me quedo bizcaaaaaaaaa ja ja, joer te juro que he pensado que si esa era su primera vez como sería la última, hasta que no he leído que era la continuación me he quedado flipando.
Bueno el relato precioso, pasa directamente a mi colección, si la escena del lunes es así no me espereís por que estaré ingresada de un infarto.
Así que Francisca empieza a descubrir los placeres del "beso con filete", ahora si que Raimindo va a tener que hacer cursos de autocontrol por que al pobre le va a dar algo, yo voto por que Paca lo...mmmmmm no se como decirlo por que todas las palabras que se me ocurren suenan fatal pero bueno hablando pronto y mal se lo trajine, que leches.
Por cierto Ina, te lanzo un desafío: ¿qué tal una escena como la del lunes pero en la que sea Paca la que se curre al Rai?, ya sabes miraditas, que lo ponga entre la espada y la pared, o mejor entre ella y la pared, que le coma el morro... en fin, esas cositas
Bueno el relato precioso, pasa directamente a mi colección, si la escena del lunes es así no me espereís por que estaré ingresada de un infarto.
Así que Francisca empieza a descubrir los placeres del "beso con filete", ahora si que Raimindo va a tener que hacer cursos de autocontrol por que al pobre le va a dar algo, yo voto por que Paca lo...mmmmmm no se como decirlo por que todas las palabras que se me ocurren suenan fatal pero bueno hablando pronto y mal se lo trajine, que leches.
Por cierto Ina, te lanzo un desafío: ¿qué tal una escena como la del lunes pero en la que sea Paca la que se curre al Rai?, ya sabes miraditas, que lo ponga entre la espada y la pared, o mejor entre ella y la pared, que le coma el morro... en fin, esas cositas
#1007

27/08/2011 23:54
ay, ay, ayyy..que esto empieza a ponerse calentito!!!! besitos con lengua...ufff, estos dos no tardarán mucho, jaja!!!
mariajo....si....bueno idea lo del desafío....a mí también me gustaría esa escena. A ver si lna se anima y disfrutamos de ello!!!
mariajo....si....bueno idea lo del desafío....a mí también me gustaría esa escena. A ver si lna se anima y disfrutamos de ello!!!
#1008

28/08/2011 00:20
Chicas... acepto el desafío. jejejeje... en breve lo tendréis.
Dentro de un ratito cuelgo algo..
Dentro de un ratito cuelgo algo..
#1009

28/08/2011 00:37
Q grande eres lna!!! Aceptando desafíos y todo!!! Graciassss.....pues por aquí estaré esperando :D
#1010

28/08/2011 00:44
Yo que me vengo tan tranquila de tomar unas cervezas.............y me encuentro esto.
MADRE DEL AMOR HERMOSO. INA ¿TU QUIERES QUE ME DE A MI UN TELELE?
Menudo sofocon xDDDDDD,pero tu has visto lo que has escrito?Madre mia que escenon, pasa eso el Lunes y no aparecemos por el foro ninguna, que esto nos cuesta una semana asimilarlo. Menudo fin de escenon, MENUDO FIN................OMGGGGGGGGG. Y este Raimundo es más listo que el aire cerrando la puerta jajajajaja, solo falta que después de 30 años vaya alguien y les interrumpa. Es que me los imagino y todo, daria dinero por ver a la Paca con el moño y el vestido a medio atar xDDDDDDDD.
Ay por Dios y luego me cuelgas otro trozo de tu maravillos relato que esto ya se empieza a poner interesante tambiéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen. Y ahora me dices que has aceptado el reto de Mariajo (te queremos Mariajo hija :) ) y que me lo vas a subir en nadaaaaaaaaaaaaaaaa???¿¿¿¿YO HOY NO DUERMO.
Ya esta,aqui me tienes esperando jajajaj
MADRE DEL AMOR HERMOSO. INA ¿TU QUIERES QUE ME DE A MI UN TELELE?
Menudo sofocon xDDDDDD,pero tu has visto lo que has escrito?Madre mia que escenon, pasa eso el Lunes y no aparecemos por el foro ninguna, que esto nos cuesta una semana asimilarlo. Menudo fin de escenon, MENUDO FIN................OMGGGGGGGGG. Y este Raimundo es más listo que el aire cerrando la puerta jajajajaja, solo falta que después de 30 años vaya alguien y les interrumpa. Es que me los imagino y todo, daria dinero por ver a la Paca con el moño y el vestido a medio atar xDDDDDDDD.
Ay por Dios y luego me cuelgas otro trozo de tu maravillos relato que esto ya se empieza a poner interesante tambiéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen. Y ahora me dices que has aceptado el reto de Mariajo (te queremos Mariajo hija :) ) y que me lo vas a subir en nadaaaaaaaaaaaaaaaa???¿¿¿¿YO HOY NO DUERMO.
Ya esta,aqui me tienes esperando jajajaj
#1011

28/08/2011 00:45
Aquí te espero Ina, y que sepas que tengo muchísima curiosidad por leer cómo te las apañas...
#1012

28/08/2011 01:16
Bueno, chicas... la otra versión. ;-)
Francisca estaba leyendo, procurando poner todo su interés en las cuentas de la conservera. Bufó furiosa al darse cuenta de que estaba repasando la misma suma por sexta vez. –“Por todos los…” Alzó la cabeza. Era inútil. Su mente no era capaz de pensar porque simplemente, no dejaba de recrear una y otra vez la escena vivida allí mismo hacía veinticuatro horas. Seguía viendo a Raimundo delante de ella, salvándole la vida en el último instante. Seguía viendo sus hermosos ojos torturados. Un momento. ¿Hermosos?
- Por Dios, Francisca…- se dijo en voz alta.- ¿Qué demonios te está pasando?
Se levantó, paseando nerviosa por el despacho, como si eso pudiera solucionar la tormenta que rugía en su interior. Sentía que su corazón redoblaba su ritmo, golpeando con furia contra su pecho. Intentó reprimir las imágenes de su mente, pero no podía. Ella tomándole de la mano… Él diciendo que habría dado todo por ella… La caricia… El beso que… no llegó.
Se sentó derrotada en el sofá. Era inútil negarlo y luchar contra su orgullosa conciencia. Era completamente inútil. Le amaba con todas las fuerzas de su ser. Jamás dejó de hacerlo. Ni siquiera cuando había proclamado a los cuatro vientos que era su mortal enemigo y que le odiaba. Ni siquiera cuando la abandonó. Su corazón siempre había sangrado por esa llaga incurable. Esa herida que se abrió en él cuando apenas era una chiquilla. Alzó los ojos al cielo, desesperada. De pronto, la puerta se abrió.
- Mariana, te tengo dicho un millón de veces…- empezó ella furiosa.
Toda su furia se evaporó al ver a Raimundo frente a ella. Se levantó como un resorte del sofá. Él la miraba fijamente, sin pestañear. Francisca tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para seguir respirando al ver esos hermosos ojos que parecían devorarla. Dominó a duras penas el impulso de echar a correr.
- Buenas noches, Francisca.- saludó él.
- Vaya, últimamente transitas bastante el camino a la Casona.- dijo ella, soltando lo primero que se le pasó por la cabeza.
- No lo hago por placer…- contestó Raimundo sin dejar de mirarla.
Francisca tragó saliva.
- Entonces, ¿a qué has venido? Creí que… todo había quedado aclarado ayer.- continuó, irguiendo la cabeza.
- Todo no.
Ella bufó. Le miró sintiendo que su furia crecía debido a la frustración.
- Te di las gracias por salvarme la vida y además, Sebastián ya está libre. No veo qué queda por aclarar.
- Lo que queda es decirte por qué actué como lo hice.- él no dejaba de mirarla.
Francisca sintió un escalofrío.
- Eso también está muy claro.
Raimundo alzó una ceja.
- ¿En serio? Pues será un placer oír tu hipótesis.- añadió con un deje irónico.
Francisca le fulminó con los ojos.
- Es muy sencillo. Me salvaste la vida porque en el fondo, mal que te pese, sigues queriéndome.- se encaró a él, sacando un valor que no creyó tener.
Raimundo clavó sus ojos en los de ella.
- El amor es antojadizo, es un sentimiento que está por encima de la lógica. No siempre nos enamoramos de quien más nos conviene. Nadie lo sabe mejor que yo. – la atravesó con la mirada.- Es cierto. Mi corazón no hace más que torturarme, pero sigues siendo mi enemiga, aquella que no dudó en desposeerme de todo lo que alguna vez fue querido para mí. Sí, incluso me desposeíste de ti misma al casarte con Salvador.
- ¡Todo lo que hice lo hice porque tú…!- Francisca sintió que las lágrimas le impedían hablar.- Tú me traicionaste…
- Nunca quisiste escuchar la verdad.- Raimundo la miró amargo.- Nunca se te ocurrió pensar que amándote como te amaba, debía haber una razón inmensamente poderosa para que obrara como lo hice.
- ¿Pensar?- Francisca casi escupió la palabra.- ¿Crees que podía pensar cuando tenía el alma rota?
Raimundo meneó la cabeza, derrotado.
- Estas palabras no nos llevan a ningún fin. Sólo a lanzarnos veneno mutuamente. Ya he dicho lo que tenía que decir.
Francisca alzó la cabeza. Raimundo sintió que el corazón acabaría saltando de su lugar.
- ¿Así que el señor ha dicho todo lo que tenía que decir?- repitió ella, avanzando hacia él amenazadora.- Pues yo no.
Se acercó a él otro paso. Raimundo procuró tomar oxígeno al ver que había invadido su espacio vital y sin darse cuenta, retrocedió un paso. Eso pareció dar ánimos al orgullo de Francisca.
- Vaya… - dijo, saboreando las palabras mientras le miraba fijamente.- Mi teoría se confirma. No solo me amas. También eres lo bastante cobarde para no hacer nada al respecto.
- Francisca… - Raimundo reprimió un jadeo ronco al verla demasiado cerca. Dio otro paso hacia atrás pero la estantería le cortó el camino.- … te aconsejo que… te detengas.
- ¿Por qué?- preguntó ella desafiante. Sin más preámbulos se acercó otro paso.- Eres un cobarde, Raimundo Ulloa.
Raimundo sintió que una llamarada de deseo le consumía al verla a cuatro centímetros de distancia.
- Fran…cisca. No… juegues con… fuego.- casi jadeó.
Ella siguió con su juego. Alzó la mano y deslizó su índice desde su frente hasta sus labios en una caricia torturadora.
- No me asusta jugar con fuego.- dijo Francisca con un susurro.- Jugaré con él hasta que… te consumas.
Raimundo creyó morir. Entreabrió los labios como si no fuese capaz de respirar. Ella se acercó y atrapó su labio inferior entre los suyos, jugueteando con él. Todas las barreras de Raimundo se fueron al infierno. La tomó por el rostro y la besó con tal salvaje pasión que perdieron la cordura en medio segundo. Francisca le devolvía el beso desesperadamente, mientras se deshacía de los botones de su camisa y la arrojaba lejos. Él la levantó, apoyándola en sus caderas, y la trasladó hacia la mesa. Arrancó los botones del vestido a su espalda, mientras devoraba su cuello. Francisca no podía parar de gemir ante la apasionada acometida, intentando a su vez acariciarlo y besar su pecho. Parecían dos contendientes en una batalla. Raimundo enloqueció y la colocó sobre la mesa, aprisionándola con su cuerpo.
- ¿Qué demonios me has hecho… mi pequeña?- susurró loco de deseo.- ¿Qué veneno me has dado?
Francisca sintió morir de placer cuando, sin previo aviso, él la hizo suya. Un gemido atravesó su garganta mientras pronunciaba a duras penas el nombre de Raimundo. Enardecido de deseo, la poseyó despacio, fundiéndose con ella, adorándola como si el tiempo se hubiese detenido. Los jadeos subieron de intensidad. Finalmente, el éxtasis les alcanzó. Ninguno pudo evitar que un grito saliera de sus gargantas mientras el placer les hacía temblar, sucumbir y renacer.
Francisca estaba leyendo, procurando poner todo su interés en las cuentas de la conservera. Bufó furiosa al darse cuenta de que estaba repasando la misma suma por sexta vez. –“Por todos los…” Alzó la cabeza. Era inútil. Su mente no era capaz de pensar porque simplemente, no dejaba de recrear una y otra vez la escena vivida allí mismo hacía veinticuatro horas. Seguía viendo a Raimundo delante de ella, salvándole la vida en el último instante. Seguía viendo sus hermosos ojos torturados. Un momento. ¿Hermosos?
- Por Dios, Francisca…- se dijo en voz alta.- ¿Qué demonios te está pasando?
Se levantó, paseando nerviosa por el despacho, como si eso pudiera solucionar la tormenta que rugía en su interior. Sentía que su corazón redoblaba su ritmo, golpeando con furia contra su pecho. Intentó reprimir las imágenes de su mente, pero no podía. Ella tomándole de la mano… Él diciendo que habría dado todo por ella… La caricia… El beso que… no llegó.
Se sentó derrotada en el sofá. Era inútil negarlo y luchar contra su orgullosa conciencia. Era completamente inútil. Le amaba con todas las fuerzas de su ser. Jamás dejó de hacerlo. Ni siquiera cuando había proclamado a los cuatro vientos que era su mortal enemigo y que le odiaba. Ni siquiera cuando la abandonó. Su corazón siempre había sangrado por esa llaga incurable. Esa herida que se abrió en él cuando apenas era una chiquilla. Alzó los ojos al cielo, desesperada. De pronto, la puerta se abrió.
- Mariana, te tengo dicho un millón de veces…- empezó ella furiosa.
Toda su furia se evaporó al ver a Raimundo frente a ella. Se levantó como un resorte del sofá. Él la miraba fijamente, sin pestañear. Francisca tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para seguir respirando al ver esos hermosos ojos que parecían devorarla. Dominó a duras penas el impulso de echar a correr.
- Buenas noches, Francisca.- saludó él.
- Vaya, últimamente transitas bastante el camino a la Casona.- dijo ella, soltando lo primero que se le pasó por la cabeza.
- No lo hago por placer…- contestó Raimundo sin dejar de mirarla.
Francisca tragó saliva.
- Entonces, ¿a qué has venido? Creí que… todo había quedado aclarado ayer.- continuó, irguiendo la cabeza.
- Todo no.
Ella bufó. Le miró sintiendo que su furia crecía debido a la frustración.
- Te di las gracias por salvarme la vida y además, Sebastián ya está libre. No veo qué queda por aclarar.
- Lo que queda es decirte por qué actué como lo hice.- él no dejaba de mirarla.
Francisca sintió un escalofrío.
- Eso también está muy claro.
Raimundo alzó una ceja.
- ¿En serio? Pues será un placer oír tu hipótesis.- añadió con un deje irónico.
Francisca le fulminó con los ojos.
- Es muy sencillo. Me salvaste la vida porque en el fondo, mal que te pese, sigues queriéndome.- se encaró a él, sacando un valor que no creyó tener.
Raimundo clavó sus ojos en los de ella.
- El amor es antojadizo, es un sentimiento que está por encima de la lógica. No siempre nos enamoramos de quien más nos conviene. Nadie lo sabe mejor que yo. – la atravesó con la mirada.- Es cierto. Mi corazón no hace más que torturarme, pero sigues siendo mi enemiga, aquella que no dudó en desposeerme de todo lo que alguna vez fue querido para mí. Sí, incluso me desposeíste de ti misma al casarte con Salvador.
- ¡Todo lo que hice lo hice porque tú…!- Francisca sintió que las lágrimas le impedían hablar.- Tú me traicionaste…
- Nunca quisiste escuchar la verdad.- Raimundo la miró amargo.- Nunca se te ocurrió pensar que amándote como te amaba, debía haber una razón inmensamente poderosa para que obrara como lo hice.
- ¿Pensar?- Francisca casi escupió la palabra.- ¿Crees que podía pensar cuando tenía el alma rota?
Raimundo meneó la cabeza, derrotado.
- Estas palabras no nos llevan a ningún fin. Sólo a lanzarnos veneno mutuamente. Ya he dicho lo que tenía que decir.
Francisca alzó la cabeza. Raimundo sintió que el corazón acabaría saltando de su lugar.
- ¿Así que el señor ha dicho todo lo que tenía que decir?- repitió ella, avanzando hacia él amenazadora.- Pues yo no.
Se acercó a él otro paso. Raimundo procuró tomar oxígeno al ver que había invadido su espacio vital y sin darse cuenta, retrocedió un paso. Eso pareció dar ánimos al orgullo de Francisca.
- Vaya… - dijo, saboreando las palabras mientras le miraba fijamente.- Mi teoría se confirma. No solo me amas. También eres lo bastante cobarde para no hacer nada al respecto.
- Francisca… - Raimundo reprimió un jadeo ronco al verla demasiado cerca. Dio otro paso hacia atrás pero la estantería le cortó el camino.- … te aconsejo que… te detengas.
- ¿Por qué?- preguntó ella desafiante. Sin más preámbulos se acercó otro paso.- Eres un cobarde, Raimundo Ulloa.
Raimundo sintió que una llamarada de deseo le consumía al verla a cuatro centímetros de distancia.
- Fran…cisca. No… juegues con… fuego.- casi jadeó.
Ella siguió con su juego. Alzó la mano y deslizó su índice desde su frente hasta sus labios en una caricia torturadora.
- No me asusta jugar con fuego.- dijo Francisca con un susurro.- Jugaré con él hasta que… te consumas.
Raimundo creyó morir. Entreabrió los labios como si no fuese capaz de respirar. Ella se acercó y atrapó su labio inferior entre los suyos, jugueteando con él. Todas las barreras de Raimundo se fueron al infierno. La tomó por el rostro y la besó con tal salvaje pasión que perdieron la cordura en medio segundo. Francisca le devolvía el beso desesperadamente, mientras se deshacía de los botones de su camisa y la arrojaba lejos. Él la levantó, apoyándola en sus caderas, y la trasladó hacia la mesa. Arrancó los botones del vestido a su espalda, mientras devoraba su cuello. Francisca no podía parar de gemir ante la apasionada acometida, intentando a su vez acariciarlo y besar su pecho. Parecían dos contendientes en una batalla. Raimundo enloqueció y la colocó sobre la mesa, aprisionándola con su cuerpo.
- ¿Qué demonios me has hecho… mi pequeña?- susurró loco de deseo.- ¿Qué veneno me has dado?
Francisca sintió morir de placer cuando, sin previo aviso, él la hizo suya. Un gemido atravesó su garganta mientras pronunciaba a duras penas el nombre de Raimundo. Enardecido de deseo, la poseyó despacio, fundiéndose con ella, adorándola como si el tiempo se hubiese detenido. Los jadeos subieron de intensidad. Finalmente, el éxtasis les alcanzó. Ninguno pudo evitar que un grito saliera de sus gargantas mientras el placer les hacía temblar, sucumbir y renacer.
#1013

28/08/2011 01:28
Cómo me voy a dormir después de este pedazo de relato??? ayyy Francisca jugando con fuego...jajajaja.....me ha encantado. La verdad que lo leo y las imágenes vienen a mi mente como si fuera real....q pasada!!!! Graciasssssssssss
#1014

28/08/2011 01:31
Por que este foro se lee en horario infantil sino pondría exactamente lo que estoy pensando, tía eres la leche, me encanta, a esta Francisca sí la reconozco, me encanta acojonando al Raimundo y es que de verdad que me la imagino tal que así por que mira, en la escena del desmayo la que lo hace venir a la casona es ELLA, cuando se queda ciego, la que la va a visitar es ELLA, después de la visita de Raimundo cuando lo del fusilamiento de Tris, la que va a devolverle la visita, no como cortesía sino para interesarse por él es ELLA, y en la última escena es ELLA la que se arrodilla ante él y le coge del brazo, es ELLA la que le declara sus sentimientos cuando le agarra la mano y es ELLA la que le acaricia, así que esta Francisca de tu relato sí es mi Francisca, y ahora con vuestro permiso creo que me voy a dar una ducha fría por que menudo subidón
#1015

28/08/2011 01:32
jajajaja estamos fatal de los fatales xDDDD y lo bien que nos lo pasamos o no?:PPP
YA SABIA YO QUE NO ME DEFRAUDARIAS. Si es imposible, mira no se yo ya que versión me gusta más de la dos, me caso con las dos, asi de claro, eso si, ver a la Paca tomando la iniciativa no tiene precio!!!!!!!!!!Pero me la veo total, si es que al final es ella siempre la que ultimamente esta haciendo todo por él.
Es que imaginate, tensión sexual no resuelta durante 30 años, no se cómo no les ha dado algo ya, ni cómo Rai se resiste con la caricia tan mona que le hizo AYYYYYYYYYYYYYY.
Pues nada, menudo bajonazo me va a dar el lunes, cuando Raimundo se vaya por la puerta en mi mente habra vuelto a seguir con tu relato xDDD o Francisca le habra dicho QUIETO PARAOOOOOOOOO MORENO VENTE PA' QUI QUE TENGO TIERRAS (LAS TUYAS) y claro cómo le va a decir que no y ya sabemos lo que sigue
Creo que me voy a ir a la cama que estoy yo ya muy mal.......xD
YA SABIA YO QUE NO ME DEFRAUDARIAS. Si es imposible, mira no se yo ya que versión me gusta más de la dos, me caso con las dos, asi de claro, eso si, ver a la Paca tomando la iniciativa no tiene precio!!!!!!!!!!Pero me la veo total, si es que al final es ella siempre la que ultimamente esta haciendo todo por él.
Es que imaginate, tensión sexual no resuelta durante 30 años, no se cómo no les ha dado algo ya, ni cómo Rai se resiste con la caricia tan mona que le hizo AYYYYYYYYYYYYYY.
Pues nada, menudo bajonazo me va a dar el lunes, cuando Raimundo se vaya por la puerta en mi mente habra vuelto a seguir con tu relato xDDD o Francisca le habra dicho QUIETO PARAOOOOOOOOO MORENO VENTE PA' QUI QUE TENGO TIERRAS (LAS TUYAS) y claro cómo le va a decir que no y ya sabemos lo que sigue

Creo que me voy a ir a la cama que estoy yo ya muy mal.......xD
#1016

28/08/2011 01:39
Jajajajajajajjaajaja, Naryak, sólo de pensar a la Paca diciendo a Rai ... "Mozoo que tengo tierraaas", aay, que me descojono, jajajaajajajajaj. Buenísimaa.
En fin chicas... mañana seguiré con "Eres mi verdad" ... Allí este par también está a puntito de caramelo
Y gracias por vuestros comentarios! Sois geniaales todas. Me he reído muchísimo con ellos.
En fin chicas... mañana seguiré con "Eres mi verdad" ... Allí este par también está a puntito de caramelo

Y gracias por vuestros comentarios! Sois geniaales todas. Me he reído muchísimo con ellos.
#1017

28/08/2011 01:40
Ja ja Silvi muuuuuuuuy bueno, pero para mi la Paca buena buena es la del segundo relato, que va a por él con la navaja en la media como lleva haciendo desde hace ni se cuantos capítulos, adoro a esta Francisca con estos arrestos.
El lunes LO VEO EN DIRECTOOOOOOOOOOOOO si yo fuera guionista o Paca, en su defecto como que lo iba a dejar escapar vivo, y una leche, de perdidos al río y morreo al canto, lo siento pero es que yo soy de las que más que le conquisten le gusta conquistar, bueno gustaba que ahora mi corazón es enterito de un morenazo de ojos verdes que me tiene loca
El lunes LO VEO EN DIRECTOOOOOOOOOOOOO si yo fuera guionista o Paca, en su defecto como que lo iba a dejar escapar vivo, y una leche, de perdidos al río y morreo al canto, lo siento pero es que yo soy de las que más que le conquisten le gusta conquistar, bueno gustaba que ahora mi corazón es enterito de un morenazo de ojos verdes que me tiene loca
#1018

28/08/2011 02:05
... Ahora entiendo por qué algunos capítulos os saben a poco... Jajja!, pero chicas, ésto es Puente Viejo, recién estrenamos el siglo XX, y vale que la Montenegro es de armas tomar (y seguramente en todos los sentidos) pero dudo mucho que se estilaran entre la gente elegante esos arrebatos a lo "El Cartero siempre llama dos veces", sobre la mesa del despacho -en lugar de la cocina-, ella y Rai, y encima la tiene pequeña... la mesa digo!!, menudo cirio iban a formar, jajja.
Sin chanzas :) es un verdadero placer leeros, no sé porqué no entré yo antes en este hilo. Vuestras historias y escritos son maravillosos, como sólo lo pueden ser los de personas verdaderamente hermosas, como lo sois vosotras. Os seguiré leyendo.
Sin chanzas :) es un verdadero placer leeros, no sé porqué no entré yo antes en este hilo. Vuestras historias y escritos son maravillosos, como sólo lo pueden ser los de personas verdaderamente hermosas, como lo sois vosotras. Os seguiré leyendo.
#1019

28/08/2011 09:30
Ja ja Iris, en la intimidad de los hogares vete tu a saber ¿por que no?, igual es ahora con tanta libertad y tanta leche cuando somos unos aburridos y unos muermos, que la necesidad agudiza mucho el ingenio.
#1020

28/08/2011 09:37



qué buen despertar!! esa Paca se merece una ola!!!

Y el lunes no nos darán nada de esto,asi que cuando acabe el capítulo vendré aqui a leerlo otra vez...ese será mi consuelo xddd
sigue el otro relato porfa,que están a puntitooooooooooo!!!!!!
p.d. no quiero un Rai,quiero a ESE Rai
