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El Rincón de Francisca y Raimundo:ESTE AMOR SE MERECE UN YACIMIENTO (TUNDA TUNDA) Gracias María y Ramon

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samureta
samureta
08/06/2011 23:44
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No existe amor en paz. Siempre viene acompañado de agonías, éxtasis, alegrías intensas y tristezas profundas.

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#641
lnaeowyn
lnaeowyn
14/08/2011 01:10
En medio de la lucha, Alonso se zafó en un momento de Raimundo y el muy cobarde echó a correr. Raimundo se recompuso y le persiguió. No pudo ir muy lejos. Ulloa le hizo tropezar y caer. De nuevo volvieron a pelear. Tristán vio la refriega y corrió hacia ellos, con intención de ayudar a su padre. Los demás ya habían reducido a los secuaces de Castro. En ese momento, Francisca y Pepa aparecieron. Miraron horrorizadas cómo Tristán avanzaba hacia Alonso y Raimundo, que descargaban su odio mutuo a puñetazos. De pronto, el traidor Castro se zafó un instante de Raimundo y miró a Tristán. Sacó la mano de su chaleco, llevando consigo una pistola. Pepa ni lo pensó y echó a correr hacia Tristán con todas sus fuerzas, abalanzándose sobre él. Resonó un disparo. Tristán y Pepa se abrazaron en el suelo. Alzaron la vista atónitos. Raimundo estaba delante de ellos, soportando el punzante dolor. La bala le había alcanzado en el hombro izquierdo. Pese a todo, no retrocedió ni un ápice.
- ¡Padre!- exclamó Tristán.
- Estoy bien, hijo.- le tranquilizó Raimundo, sujetándose con la mano el hombro herido y sin dejar de mirar con odio a Alonso.

Castro miró a Raimundo, meneando la cabeza.
- Tienes mucho valor, Ulloa. Eso hay que reconocerlo.- le apuntó de nuevo, esta vez a la cabeza.- Pero eso no te salvará.
- No lo haga.- suplicó Tristán.- ¿De qué le va a servir? Está perdido. Baje el arma y tendremos consideración con usted. Le doy mi palabra.
Pepa miró un tanto incrédula a Tristán. Todos contemplaban la escena angustiados. Alonso sonrió demencialmente.
- No me importa morir… si con ello acabo con tu vida, Raimundo Ulloa.- le encañonó, directo en la sien.

Nadie podía moverse ni respirar. Bueno, casi nadie. Francisca simplemente tenía muy claro lo que debía hacer. Aferró con fuerza una de las pistolas caídas.
- ¡Castro!- gritó Francisca fuera de sí.

Alonso se sobresaltó y la miró. Esa cara… Francisca sintió un trallazo en el alma. Era la misma cara que la de Salvador. La de aquel malnacido que la había maltratado y violado, que había torturado a sus hijos. De pronto pareció revivir aquella tortura de nuevo. Vio otra vez esos ojos destilando maldad y la boca curvada en esa maldita sonrisa. Francisca apretó el arma con todas sus fuerzas. Alonso dejó de apuntar a Raimundo y se dispuso a encañonarla, pero ella fue más rápida. Tragó todas las lágrimas del dolor, empuñó el arma y disparó. Alonso cayó al suelo, con un humeante agujero entre sus cejas.

Todos quedaron absolutamente mudos. Tristán miró a su madre como si no lo pudiera creer. ¿Desde cuándo Francisca Montenegro tenía tal puntería? Francisca dejó caer el arma de sus manos, presa de un súbito temblor. Pepa se levantó.
- Doña Francisca…- empezó preocupada.
- Estoy bien.- dijo ella, firme.

Se quedó mirando a Raimundo, que todavía sujetaba la herida de su hombro. Él le devolvió la mirada. Francisca se acercó hasta él, con los ojos arrasados en lágrimas. No pudo soportarlo más y le soltó una bofetada. Todos enmudecieron.
- La próxima vez que… me des un susto así, te mataré, Raimundo Ulloa.

Después de semejante frase, Francisca sintió que se derrumbaba por tanta angustia contenida. Se abalanzó sobre Raimundo y le besó con desesperación mientras las lágrimas rodaban por su rostro. Raimundo se olvidó por completo de su herida y la abrazó con toda su alma, devolviéndole el beso.
#642
mariajo76
mariajo76
14/08/2011 01:17
OLE TUS OVARIOS PACAAAAAAAAAA y la leche que le ha soltado a Raimundo merecidísima por ir de héroe, que ademas de Tristán va a tener dos niños, como ha molado lo del disparo. PACA TE QUIEROOOOOOO
#643
lnaeowyn
lnaeowyn
14/08/2011 12:04
En la Casona, don Julián atendía la herida de Raimundo. Pepa colocó un trozo de carne sobre el moratón que Tristán tenía en una ceja. Mientras tanto, Francisca no hacía más que bufar. Miró la cara de su hijo.
- ¡Menudo panorama!- dijo entre irónica, enfadada e inquieta.- Hijo, ¿cómo pudiste dejar que ese desgraciado de Castro te pusiera así la cara?
- No es nada, madre.- la tranquilizó Tristán.- Además… en realidad… no fue Castro.- casi balbuceó.

Raimundo y Tristán intercambiaron una mirada de culpabilidad como dos chiquillos a los que habían pillado con las manos en la masa de una buena travesura.
- Lo siento en el alma, Tristán.- dijo Raimundo pesaroso.- Pero en ese momento no cabía otra solución.
- No se preocupe, padre.- Tristán le sonrió.- Además, es usted realmente bueno dando “falsos puñetazos”- dijo risueño.

Francisca les miró boquiabierta. Su mirada fue de su hijo a su marido.
- ¿Has…Le has soltado tú ese mamporro a nuestro hijo??
- Madre, le repito que no es nada.- replicó Tristán.- Padre me salvó la vida. Esa bala que tiene en el hombro podía haber acabado fácilmente en mi cabeza.

Francisca meneó la cabeza.
- Sí, claro, ¡menudo par de héroes que estáis hechos! ¡Si es que lo mejor que sabéis hacer es sacarme de quicio!
- Suegra, cálmese de una buena vez.- intervino Pepa.- No sé cómo esa criatura sigue tan sana y saludable en su vientre con la mala leche que se gasta.- Francisca la fulminó con la mirada.- No, señora, no me mire así, que no he dicho ninguna mentira. En cuanto termine con Tristán, voy a examinarla, a ver qué tal marcha todo. Y no es una petición. Es una orden.

La ilustre cacique miró furibunda a su nuera. Iba a contestarle pero en ese momento, don Julián localizó la bala y la extrajo, arrancándole un grito ahogado a Raimundo. Francisca sintió un zarpazo en su corazón al oírlo. Miró preocupada.
- Bueno, Raimundo, aquí está la bala. Ha tenido mucha suerte de que le alcanzase en el hombro. Le desinfectaré la herida y la vendaré. No creo que haya ninguna complicación.

Raimundo asintió mientras el médico terminaba de curarle. Pepa terminó de aplicar una cataplasma en el golpe de Tristán.
- Bueno, en dos días, como nuevo soldado.- le dijo cariñosa antes de darle un beso tierno. Tristán sonrió, sintiéndose en la gloria por los cuidados de su mujer. Raimundo sonrió al ver la escena y luego miró a Francisca.
- ¿Y tú..? ¿No me vas a dar ningún mimo después de todo lo que he pasado?- le preguntó remedando una divertida cara de pena. Francisca le fulminó con la mirada. Raimundo contuvo una risa y le guiñó un ojo.- Bueno… sabré esperar a esta noche.

Tristán y Pepa procuraron no reírse mientras una ruborizada Francisca miraba a Raimundo con cara de querer matarlo. Don Julián miró nervioso a la pareja y no pudo evitar sentirse preocupado al ver que se encontraba en medio de los dos. Terminó el vendaje a toda prisa.
- Esto ya está.- dijo el médico.- Calculo que en una semana, la herida estará completamente cerrada.
- Gracias doctor.

Pepa se liberó de los brazos de Tristán y se levantó de su regazo.
- Vamos suegra. Quiero comprobar qué tal marcha ese niño o niña.

Francisca la miró. Odiaba que le diese órdenes. Pero finalmente capituló y la siguió.
#644
Abril 22
Abril 22
14/08/2011 14:01
Tomaaaaaa ya la Paca jajajaja!
#645
mariajo76
mariajo76
14/08/2011 14:46
ja ja menuda leche le debió de meter el Rai al Tristán, sin querer eso si, pobre Paca que embarazo más movido.
Sigue pronto Ina que quiero leer la gran sorpresa que nosotras ya sabemos, a ver que cara se le queda, je je
#646
lnaeowyn
lnaeowyn
14/08/2011 20:54
Pepa Balmes miró a su suegra mientras examinaba su abultado vientre. Francisca odiaba aquellas revisiones, pero sabía que no podía hacer otra cosa más que aguantarlas con resignación. No era por Pepa, que al fin y al cabo, era realmente buena en su trabajo. Era simplemente que no le gustaba estar en una situación en la que no fuese ella la que llevase las riendas. La muchacha palpó con suavidad y con esa expresión tan típica de concentración en su hermoso rostro. Francisca la observaba. De pronto recordó el bofetón que le había soltado hacía sólo un par de horas. Hizo una mueca entre malvada y arrepentida. Pepa lo advirtió y la miró alzando una ceja.
- ¿A qué viene esa cara, señora?- le preguntó sin rodeos.

Francisca la miró un tanto enfadada. Después resopló.
- Siento…- Dios, siempre le costaba horrores pronunciar esa palabra, y más a su nuera. Respiró hondo.- Siento haberte pegado ese bofetón antes, pero sencillamente, no había tiempo para discutir.

Pepa la miró fijamente a los ojos.
- No se preocupe. Me hago cargo. A veces un bofetón soluciona más rápido las cosas que una larga parrafada.- la chica siguió su exploración.- Lo que nos dejó a todos de piedra fue su… puntería. Tristán siempre dice que el blanco más difícil es el que está situado entre las cejas. Pareciera que ha estado entrenando.- añadió con sorna.

Francisca reprimió a duras penas una sonrisa.
- A decir verdad, todavía no sé cómo lo hice.- vio la mirada de Pepa.- No me malinterpretes, no lo lamento en absoluto. Volvería a descerrajarle un tiro en la cabeza a ese desgraciado. No me importa ir al infierno por ello.
- No creo que vaya al infierno por eso, suegra. Era la vida de Raimundo o la de ese maldito. Yo tampoco sentí ni sentiré remordimientos jamás por haber matado a Carlos.

Las dos mujeres se miraron, comprendiéndose mutuamente en silencio y, aunque les costara reconocerlo, sintiendo admiración recíproca. Pepa terminó su exploración con una expresión un tanto… peculiar.
- Ya puede cubrirse.
Francisca lo hizo. Después la miró interrogante.
- Bien, señora, el embarazo marcha perfectamente. Está usted más saludable que muchas mozas del pueblo. Y las criaturas están igual de sanas.

La sonrisa de Francisca se congeló en su rostro.
- ¿Criatur…criaturas??
La joven partera la miró cuidadosamente. Siempre suponía un verdadero reto comunicar sorpresas a Francisca Montenegro.
- Sí señora.- respiró hondo.- Está embarazada de… gemelos. Su vientre ha crecido más de lo que suele ser normal en un embarazo de seis meses. Y he podido comprobar que son dos.
Francisca creyó desmayarse. Su rostro la miró lívido.
- ¡¿Dos?!!- repitió.
Pepa puso los ojos en blanco.
- Cálmese, suegra, que no es para tanto.
- ¿Qué no es para tanto??

Finalmente, una furiosa Pepa la encaró.
- ¿Quiere dejar de repetir de una vez lo que yo digo?- preguntó irritada.- Se lo repito. No pasa nada. Los niños están perfectamente sanos y su estado progresa con normalidad. Calculo que en unos tres meses escasos, saldrá de cuentas. No se preocupe, suegra, que un parto doble… bueno.- intentó suavizar aquello.- no es cosa del otro mundo.

Francisca Montenegro apretó la falda en sus dos puños. Le dirigió una mirada asesina a Pepa y después salió de su habitación hecha una furia.

- ¡Raimundo!!
#647
risabella
risabella
14/08/2011 21:06
jajajajaja, y no me extraña Ina, es un no parar esta pareja, la mujer no gana para disgustos, el pobre Raimundo pagará todos los platos rotos.

Ay, Raimundo no sabes lo que se te viene encima!!!!

¡qué envidia te tengo! ¡qué bien escribes!
#648
mariajo76
mariajo76
14/08/2011 21:08
Joer pobre Rai, de esta lo capa lesionado y todo pobrecico mío, pero seguro que le echa una miradita y nuestra Paca se derrite. ahora la duda que tengo es como se las va a apañar Rai (y tu que lo escribes) para tener una casonaencuentro con una preñada de seis meses y de gemelos ja ja, eso si que es un reto. Sigue por fa que esto está demasiado divertido
#649
lnaeowyn
lnaeowyn
14/08/2011 21:09
Jejejje, estoy rumiando la antológica bronca que le va a caer al pobre Rai, jajajja. Prometo no defraudar.

Gracias, como siempre chicas. Y Risa, que tú también eres una artistaza, que me he enteraoo guiño
#650
Artemisilla
Artemisilla
14/08/2011 21:50
Jajajajaja ostras, lo que me he podido reír... la Paca abofeteando a Pepa, y descerrajándole un tiro a Alonso. Ahora, el que puede ir llevando cuidado es Raimundo, que ahora que su pequeña sabe que son gemelos, igual le pega otro tiro... xDDD

Gracias por regalarnos estas escenas, crack!!!
#651
lnaeowyn
lnaeowyn
14/08/2011 22:00
Joee, Miri, yo también me acabo de enamorar de Raai... si es que, está como un queso!

Jaja, la Paca me mataa. Continuemoss.
______________________________________

En el salón, Esteban, Raimundo, Sebastián, Tristán y Emilia charlaban distendidamente mientras Rosario y Mariana preparaban la mesa para la cena. Sebastián miraba su hermano entre incrédulo y sorprendido cuando Tristán le narraba punto por punto cómo su madre había empuñado la pistola y le había acertado entre ceja y ceja al Castro. Era el tema de conversación preferido. De pronto, todos oyeron el grito de Francisca. Raimundo y los demás alzaron la cabeza. Francisca estaba en pie en la entrada del salón con una cara parecida a la que tenía cuando le disparó a Alonso Castro. Pepa bajó las escaleras corriendo detrás de ella.
- Doña Francisca, cálmese.- le dijo la chica.
- ¿Ocurre algo?- Raimundo pareció preocupado.- ¿Qué tal marcha todo?
- Oh, todo marcha estupendamente.- recalcó Francisca, poniendo tal énfasis en la última palabra que todos empezaron a sentir un poquito de temor. Francisca se acercó, amenazadora.- ¿Qué si ocurre algo? ¡Que si ocurre algo! Yo te diré si ocurre algo, condenado tabernero. Estoy embarazada de gemelos, ¡de gemelos!!

Todos se quedaron boquiabiertos mirando la escena. Raimundo sintió una salvaje alegría.
- ¡Eso es…- empezó, eufórico. De pronto advirtió la furibunda mirada de su mujer.
- Como termines esa frase…- avanzó amenazadora hacia él.

Raimundo miró cuidadosamente a Francisca, eligiendo las palabras.
- Bueno, mi pequeña… tampoco es para ponerse así.
- ¿Qué no es para ponerse así, maldito tabernero?- Francisca explotó y sin más, le cogió amenazante de las solapas de la camisa.- ¡Estoy embarazada de gemelos a mi edad y por tu culpa! ¿Tienes idea de lo que es parir dos criaturas? ¡No!! ¡Evidentemente que no!!!
- Madre…- empezó Tristán, levantándose de su asiento conciliador. Se calló automáticamente ante la mirada de su madre y, tragando saliva, se volvió a sentar al lado de Sebastián.
- Creo que… - empezó Sebastián, en voz baja.- Es mejor que nos vayamos…
- Pues ve tú.- contestó burlón el tío Esteban.- Esto yo no me lo pierdo.

Raimundo empezó a temer seriamente por su integridad física al ver que los ojos de su pequeña empezaban a echar chispas. Sabía que nada de lo que dijera podría aplacar ese torbellino de furia Montenegro. Ella empezó a soltar de nuevo sapos y culebras por aquella boca. Raimundo la miró y, sin más, avanzó hacia ella, sujetó sus manos a su espalda y la silenció robándole todo el aliento en un apasionado beso. Todos miraron con la boca abierta el espectáculo. A pesar de que la estaba besando como si fuese la vida en ello, Francisca no parecía querer rendirse y forcejeaba para soltar sus manos. Tristán, Sebastián y Emilia tenían literalmente la mandíbula en el suelo. Nunca pudieron siquiera imaginar que existiese tal pasión entre sus padres. Francisca jadeó buscando oxígeno. Finalmente, se liberó del agarre de Raimundo. Todo el mundo temió que lo ahogase cuando llevó las manos a su cuello. Pero volvieron a quedarse boquiabiertos cuando Francisca, en lugar de ahogarle, lo rodeó y lo atrajo hacia ella, profundizando el beso. Pepa meneó la cabeza.
- ¿Nadie va a decirles que… tienen público?- preguntó la joven partera.

Tristán y Sebastián la miraron antes de mirarse entre ellos. Ninguno dijo nada y volvieron a clavar los ojos en semejante espectáculo. De pronto, la puerta de la casona se abrió y apareció Don Anselmo.
- Perdón que haya entrado sin llamar, pero estaba abier…

El honrado sacerdote se quedó sin aire al ver a Raimundo y a Francisca besándose como si no hubiese un mañana. Se santiguó horrorizado.
- ¿Pero qué clase de Sodoma y Gomorra es esto?

Esa conocida voz pareció devolverles a la realidad. Rompieron el beso. Francisca miró horrorizada a don Anselmo. Raimundo también le miró. Después miró a su mujer. Estaba extremadamente ruborizada, sofocada y con los labios enrojecidos. Sintió un latigazo de deseo. Condenado don Anselmo… Después contempló a todo el interesado público que les había estado observando. Esteban sonreía pícaro. Tristán y Sebastián le clavaban los ojos con una admiración mal disimulada. Pepa y Emilia, simplemente no despegaban la vista de semejante situación.
#652
mariajo76
mariajo76
14/08/2011 22:16
ay que me meoooooooo ¿cómo se sale de una situación así?, conociendo a la Paca lo mismo los echa a todos a la calle, tio esteban y cura incluidos, por que ese calentón no puede quedar sin refresco, sigue anda que mi Raimundo particular me ha abandonado por el futbol y con tus relatos me divierto y me rio mogollón
#653
Artemisilla
Artemisilla
14/08/2011 22:25
Jajajajaja buenísimo!!

Miri, no me digas que también eres malagueña!!! Pásalo bien en la feria!!
#654
lnaeowyn
lnaeowyn
14/08/2011 22:44
Pásalo muuuuuu bieeen, Miri, jejeje... Mira tú por donde, gallega, igual que yo, carcajadacarcajadacarcajadacarcajada Tal vez por eso me encanta ponerme en la piel de la Montenegro, jaja.

Voy a cenaar y luego continuamoss
#655
mariajo76
mariajo76
14/08/2011 22:56
anda y yo gallega por parte de madre, la otra mitad es aragonesa así que tengo a las dos regiones con los caracteres más tercos de toda España reunidas en mi propio ser, igual por eso adoro la terquedad y la mala leche de nuestra Paca
#656
neca12
neca12
14/08/2011 23:19
Yo soy asturiana jajajajj pero con raíces gallegas jejejje norteñas unidas!!! :)
Cuando están empezando a discutir y Esteban les dice a pepa, tris, Sebastian y Emilia si queréis iros vosotros yo esto no me lo pierdo (o algo así)jajaj. lna continua cuando puedas a ver como termina la bronca ;)
#657
lnaeowyn
lnaeowyn
14/08/2011 23:39
Esa conocida voz pareció devolverles a la realidad. Rompieron el beso. Francisca miró horrorizada a don Anselmo. Raimundo también le miró. Después miró a su mujer. Estaba extremadamente ruborizada, sofocada y con los labios enrojecidos. Sintió un latigazo de deseo. Condenado don Anselmo… Después contempló a todo el interesado público que les había estado observando. Esteban sonreía pícaro. Tristán y Sebastián le clavaban los ojos con una admiración mal disimulada. Pepa y Emilia, simplemente no despegaban la vista de semejante situación.
- Don… Anselmo…- logró decir Francisca.- Nosotros…

Raimundo la miró risueño. Ella le devolvió una mirada asesina, suplicándole ayuda.
- Nosotros sólo estábamos celebrando que… vamos a ser padres de dos criaturas.- terminó Raimundo.
- Vaya, es una gran noticia.- dijo el párroco. Pero enseguida les miró severo.- Pero eso no justifica esa lascivia desatada.

Raimundo recurrió a toda su fuerza de voluntad para contener la risa que pugnaba por salir de su garganta. Al ver las caras que estaba poniendo su mujer se le antojó extremadamente difícil.
- Lo… sentimos, padre.- dijo finalmente Francisca.
- Eso espero.- dijo don Anselmo.- Y espero ese mismo arrepentimiento cuando la visite en confesión.

Raimundo tuvo que girar la cara para que don Anselmo no viese la sonrisa que estaba asomando a sus labios. Francisca sí la vio y tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no matarle allí mismo. Le fulminó con la mirada. Pero finalmente, se volvió hacia los presentes.
- Bueno, creo que… es hora de…- iba a soltar algo así como “de que todo el mundo se marche ya a su condenada casa”, pero finalmente, se contuvo.- …cenar. Así que, si lo desean, pueden… pasar al comedor.
- ¡Estupendo, Paquita!- Esteban se puso en pie sorprendentemente ágil para su edad y sin más se fue directo a la mesa. Francisca le asesinó con la mirada. Don Anselmo también pareció olvidarse rápidamente de sus discursos sobre la moral y le siguió.
- Yo… se lo agradezco, doña Francisca, pero mañana tengo que levantarme temprano y prefiero irme ya a mi casa.- dijo Sebastián.
- Sí, yo también. Alfonso me está esperando.- Coincidió Emilia.

Francisca miró con cansancio a los dos hermanos Ulloa. Parecía que eran los únicos que habían salido con algo de sentido común en aquella desquiciante familia.
- Como gustéis, aunque sabéis que esta es vuestra casa.

Sebastián sonrió. Se acercó a Francisca y en un impulso le tomó la mano, caballeroso.
- Gracias. Y no sabe cuánto me alegro de… la feliz noticia.

Francisca bufó por lo bajo, pero finalmente, le devolvió una sonrisa al joven. Tras despedirlos, se volvió. Todos estaban ya alrededor de la mesa. Excepto Raimundo, que la miraba sonriente en su lugar. Francisca le fulminó con la mirada.
- Esto no ha terminado.- le amenazó.
- Desde luego que no…- contestó él, mirándola malicioso.
#658
mariajo76
mariajo76
15/08/2011 00:13
Vale Francisca, a tu edad y preñada de gemelos es una faena pero bueno, podrías alegrarte un poco hija, que parece que te han condenado a muerte, que en vez de los hijos de Raimundo parece que vas a traer al mundo al anticristo, un poquito de porfavor
#659
Artemisilla
Artemisilla
15/08/2011 00:20
Madre mía con la Paquita, si ya de normal da miedo, con las hormonas revolucionadas.... xDDDD
#660
lnaeowyn
lnaeowyn
15/08/2011 00:20
Jajajjaa, Mariajo... es que nuestra Paca, es mucha Paca... Pero bueno... ya verás como perdona a Rai, jejejeje
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