El Rincón de Francisca y Raimundo:ESTE AMOR SE MERECE UN YACIMIENTO (TUNDA TUNDA) Gracias María y Ramon
#0

08/06/2011 23:44
Vídeos FormulaTV
#581

12/08/2011 18:58
Bueno por lo menos se verán los dos la semana que viene, aunque solo sea para discutir

#582

12/08/2011 21:16
Yo es que no he visto después de los anuncios, pero vamos que si que me han contado que hay escena, da igual que sea para discutir, cuando se entere Rai que la Paca ha pagado la operación, comenzara la operación reconquista. Me parece inaudito que solo tengan escenas cada veinte capítulos.
#583

12/08/2011 21:20
Lo que debería ocurrir es que la discursión de turno fuera del palo a ver quién insulta mejor y llegara un momento que la Doña soltase que pagó la Operación y que él entendiera que aún lo quiere y Besazooooooooooooooooooooo!!!
Pues si al Sebas lo encierran no creo que sea la única escena que veamos fijo hay varias...
Pues si al Sebas lo encierran no creo que sea la única escena que veamos fijo hay varias...
#584

12/08/2011 21:49
Emilia cerró las contraventanas de la casa de comidas, dando por finalizado un largo día. Después se volvió hacia una mesa, curiosa, para ver el recién llegado al que había invitado su padre. Sebastián acercó una silla y se sentó con ellos. La chica terminó apresuradamente y le imitó.
- Hijos,- empezó Raimundo.- Éste es vuestro tío-abuelo, Esteban Ulloa.
Los dos jóvenes se miraron sorprendidos y después miraron al anciano. Éste les sonrió.
- Veo que tienes unos hijos estupendos, Raimundo.- le guiñó un ojo.- Estarás orgulloso.
Raimundo sonrió.
- Lo estoy, en efecto. Ellos son Sebastián y Emilia.
Esteban les dirigió una sonrisa. Sebastián enseguida se repuso tras la sorpresa.
- Es todo un honor conocerle, tío. Y una auténtica sorpresa.
- Padre nos ha hablado de usted en alguna ocasión, pero… nunca imaginamos que… volviera a Puente Viejo.- dijo Emilia.
El anciano miró cariñoso a la muchacha.
- Bueno… no pensaba regresar. He pasado toda la vida batallando, sin que existiese algo que pudiese definir como hogar.- miró el aire, pensativo.- Pasaron… muchas cosas en nuestra familia. Cosas en las que no estuve de acuerdo. Y preferí marcharme.
Los muchachos escuchaban atentamente. Raimundo le miró. Era la primera vez que lo veía serio. Su anciano tío le devolvió la mirada.
- Fuiste mi único sobrino, Raimundo, y siempre te quise como si fueses mi hijo. A tu padre también lo quería con toda mi alma, pero… - meneó la cabeza, como si la fatalidad del destino lo sacudiera.- Tu padre casó con tu madre por obligación, y quiso que tú hicieras lo mismo. Él nunca me perdonó que yo… desafiase lo que él había aceptado sin oponer resistencia.
- ¿Qué quiere decir, tío?- preguntó Raimundo, sin comprender.
El anciano le atravesó con sus profundos ojos.
- Hace muchos años, cuando tu padre y yo éramos unos muchachos, me enamoré…de Esperanza Montenegro, la hermana del padre de Francisca.
Los presentes se quedaron boquiabiertos.
- Esa relación… no fue nada bien recibida por parte de los Ulloa. Simplemente, querían a alguien de mejor posición. Nos separaron… sin concedernos ni tiempo para luchar por nuestro amor. A Esperanza la iban a internar en un convento pero…- se le quebró la voz.- …el día anterior a su partida, apareció ahogada en el río.
Una lágrima brilló en los ojos del anciano. Emilia se llevó una mano a la boca, intentando contener un gemido. Raimundo apoyó una mano en el hombro de Esteban. El viejo Ulloa inspiró.
- Tras aquella desgracia, los Montenegro y los Ulloa quedaron marcados para siempre por un odio mutuo. Los Montenegro siempre culparon a nuestra familia de aquella tragedia. El tiempo pasó y yo me negué a casarme con nadie. Mi padre quiso obligarme a contraer matrimonio, pero yo me mantuve en mis trece. Elegí la carrera militar. Mi hermano casó con tu madre.- miró a Raimundo.- Años más tarde, cuando supe que tú andabas tras la hija de los Montenegro, temí que se repitiese la historia. Por eso tuve una tremenda discusión con mi hermano. Le dije que… no podía condenarte a vivir el horror que viví yo. Pero él estaba cegado por la ambición y el rencor. No atendió a razones y yo en ese momento le juré que para él había muerto como hermano.- cerró los ojos con fuerza.- Y esas fueron las últimas palabras que nos dijimos en vida.
Emilia y Sebastián intercambiaron una mirada llena de horror. No podían ni imaginar el dolor de enemistarse con un hermano y que la muerte apareciese antes de la reconciliación. El anciano apoyó su arrugada mano en el brazo de Raimundo.
- Dios sabe que hice lo que pude porque no te pasase lo que me ocurrió a mí.- dijo con pesar. Sonrió – pero, parece que al final, no existe nada, salvo la muerte, que no pueda arreglarse. No sabes cuánto me alegro de que el amor entre Francisca y tú haya sido tan fuerte como para soportar… todo.
- Yo también me alegro.- Raimundo apretó su mano.- Y, gracias…- le miró emocionado.- Jamás hubiera imaginado… - meneó la cabeza, incapaz de terminar la frase.
Esteban sonrió con cansancio.
- Nuestra familia es una caja de sorpresas… Porque todavía hay más.
Raimundo le miró fijamente. Pero de pronto, alguien apareció por la puerta. Alguien que no había sido invitado.
- Hijos,- empezó Raimundo.- Éste es vuestro tío-abuelo, Esteban Ulloa.
Los dos jóvenes se miraron sorprendidos y después miraron al anciano. Éste les sonrió.
- Veo que tienes unos hijos estupendos, Raimundo.- le guiñó un ojo.- Estarás orgulloso.
Raimundo sonrió.
- Lo estoy, en efecto. Ellos son Sebastián y Emilia.
Esteban les dirigió una sonrisa. Sebastián enseguida se repuso tras la sorpresa.
- Es todo un honor conocerle, tío. Y una auténtica sorpresa.
- Padre nos ha hablado de usted en alguna ocasión, pero… nunca imaginamos que… volviera a Puente Viejo.- dijo Emilia.
El anciano miró cariñoso a la muchacha.
- Bueno… no pensaba regresar. He pasado toda la vida batallando, sin que existiese algo que pudiese definir como hogar.- miró el aire, pensativo.- Pasaron… muchas cosas en nuestra familia. Cosas en las que no estuve de acuerdo. Y preferí marcharme.
Los muchachos escuchaban atentamente. Raimundo le miró. Era la primera vez que lo veía serio. Su anciano tío le devolvió la mirada.
- Fuiste mi único sobrino, Raimundo, y siempre te quise como si fueses mi hijo. A tu padre también lo quería con toda mi alma, pero… - meneó la cabeza, como si la fatalidad del destino lo sacudiera.- Tu padre casó con tu madre por obligación, y quiso que tú hicieras lo mismo. Él nunca me perdonó que yo… desafiase lo que él había aceptado sin oponer resistencia.
- ¿Qué quiere decir, tío?- preguntó Raimundo, sin comprender.
El anciano le atravesó con sus profundos ojos.
- Hace muchos años, cuando tu padre y yo éramos unos muchachos, me enamoré…de Esperanza Montenegro, la hermana del padre de Francisca.
Los presentes se quedaron boquiabiertos.
- Esa relación… no fue nada bien recibida por parte de los Ulloa. Simplemente, querían a alguien de mejor posición. Nos separaron… sin concedernos ni tiempo para luchar por nuestro amor. A Esperanza la iban a internar en un convento pero…- se le quebró la voz.- …el día anterior a su partida, apareció ahogada en el río.
Una lágrima brilló en los ojos del anciano. Emilia se llevó una mano a la boca, intentando contener un gemido. Raimundo apoyó una mano en el hombro de Esteban. El viejo Ulloa inspiró.
- Tras aquella desgracia, los Montenegro y los Ulloa quedaron marcados para siempre por un odio mutuo. Los Montenegro siempre culparon a nuestra familia de aquella tragedia. El tiempo pasó y yo me negué a casarme con nadie. Mi padre quiso obligarme a contraer matrimonio, pero yo me mantuve en mis trece. Elegí la carrera militar. Mi hermano casó con tu madre.- miró a Raimundo.- Años más tarde, cuando supe que tú andabas tras la hija de los Montenegro, temí que se repitiese la historia. Por eso tuve una tremenda discusión con mi hermano. Le dije que… no podía condenarte a vivir el horror que viví yo. Pero él estaba cegado por la ambición y el rencor. No atendió a razones y yo en ese momento le juré que para él había muerto como hermano.- cerró los ojos con fuerza.- Y esas fueron las últimas palabras que nos dijimos en vida.
Emilia y Sebastián intercambiaron una mirada llena de horror. No podían ni imaginar el dolor de enemistarse con un hermano y que la muerte apareciese antes de la reconciliación. El anciano apoyó su arrugada mano en el brazo de Raimundo.
- Dios sabe que hice lo que pude porque no te pasase lo que me ocurrió a mí.- dijo con pesar. Sonrió – pero, parece que al final, no existe nada, salvo la muerte, que no pueda arreglarse. No sabes cuánto me alegro de que el amor entre Francisca y tú haya sido tan fuerte como para soportar… todo.
- Yo también me alegro.- Raimundo apretó su mano.- Y, gracias…- le miró emocionado.- Jamás hubiera imaginado… - meneó la cabeza, incapaz de terminar la frase.
Esteban sonrió con cansancio.
- Nuestra familia es una caja de sorpresas… Porque todavía hay más.
Raimundo le miró fijamente. Pero de pronto, alguien apareció por la puerta. Alguien que no había sido invitado.
#585

12/08/2011 21:55
Ais el Castro aparece y la tenemos liá otra vez.
Esto está en los escritos o en los Genes los Montenegro y los Ulloa ya viene de lejos jajajaja!
Esto está en los escritos o en los Genes los Montenegro y los Ulloa ya viene de lejos jajajaja!
#586

12/08/2011 21:58
o_O Pero no nos dejes así!!! Madre mía, qué nudo tengo en el estómago, pobre Esteban!! ¿Y quién será el misterioso no-invitado?
Sigue así!!
Sigue así!!
#587

12/08/2011 22:34
Esteban sonrió con cansancio.
- Nuestra familia es una caja de sorpresas… Porque todavía hay más.
Raimundo le miró fijamente. Pero de pronto, alguien apareció por la puerta. Alguien que no había sido invitado. Los ojos de todos los Ulloa presentes relampaguearon. Alonso Castro estaba en el umbral de la puerta, inclinándose en un gesto que, más que caballerosidad, parecía una bofetada. Raimundo se puso en pie automáticamente. Enseguida Emilia y Sebastián le imitaron.
- ¿Qué estás haciendo aquí?- preguntó Raimundo.
- Vaya, qué recibimiento más “caluroso”.- contestó Castro burlón.
Emilia adelantó un paso hecha una furia.
- Creo que la última vez que estuvo aquí, se le dijo de una manera muy gráfica que no era bien recibido. ¿Necesita acaso que se lo recuerden otra vez? Porque yo en su lugar, procuraría tener mejor memoria si quiere conservar algún diente.
Castro sonrió. Vaya, aquella muchacha tenía agallas, ciertamente. Esteban disimuló una sonrisa. No cabía duda de que llevaba sangre de su sangre. Alonso miró a Emilia de pies a cabeza dedicándole una lasciva mirada que encendió todos los instintos asesinos de Raimundo.
- Eres muy valiente, muchacha, casi tanto como hermosa.- alargó la mano en dirección a la mejilla de Emilia. Raimundo se interpuso.
- Toca a mi hija y te quedarás sin mano.- le advirtió.
Alonso meneó la cabeza, sonriendo como una víbora.
- ¡Qué violentos sois los Ulloa!- dijo mofándose.- Todo lo resolvéis así. Sólo he venido a anunciar educadamente que mañana me personaré en la Casona con mis abogados para tratar los asuntos que me han traído aquí. Ya le he dejado margen de tiempo a mi querida cuñada para que arregle su… traslado, y no quiero demorar más tomar posesión de mi nueva residencia.
Esteban arqueó imperceptiblemente una ceja mientras evaluaba cuidadosamente la situación. Raimundo tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para no rebanarle el cuello con el cuchillo jamonero que estaba en la barra. Alonso sonrió. De pronto, reparó en el anciano desconocido que le miraba fijamente.
- ¿Nos conocemos?- preguntó.
El sagaz anciano esbozó una astuta sonrisa.
- No… aún no tenemos ese placer.
Alonso le miró despreciativamente. Sería algún pueblerino recién llegado. Olvidó rápidamente al viejo y clavó de nuevo sus ojos en Raimundo.
- Recuérdalo, Ulloa, mañana… por fin, los Castro, recuperaremos lo que nos pertenece… ¡Qué curioso! ¿No crees? El patrimonio de los Castro, de los Montenegro y de los Ulloa reunidos bajo mi mano.- sonrió burlón.- La vida da muchas vueltas… En fin, hasta mañana pues.- se giró hacia Emilia.- Buenas noches, preciosa.
Emilia trató de serenar a su padre apoyando sus brazos en sus hombros. Al tocarle, sintió que estaba más tenso que las cuerdas de un violín.
- Ese imbécil es un Castro, ¿me equivoco?- preguntó de repente el viejo Ulloa.
Los demás se volvieron un tanto sorprendidos.
- No me miréis así. La estupidez Castro es conocida en toda esta comarca desde que yo era un crío. Y hay que ser muy estúpido para decir que el patrimonio Ulloa está unido al Castro y al Montenegro.
Raimundo le miró sin comprender.
- En realidad, lo que ha dicho es cierto. Todas mis posesiones pasaron a manos de… Salvador Castro en venganza.
- Lo sé, sobrino.- Esteban le miró cómplice.- Pero lo que tú no sabes, ni ese imbécil tampoco, es que lo que tu heredaste era sólo una parte del patrimonio Ulloa… y no la parte mayoritaria, precisamente.
Raimundo se quedó repentinamente sin aire.
- ¿Qué…? ¿Cómo que sólo una parte…?
- Nuestra familia es una caja de sorpresas… Porque todavía hay más.
Raimundo le miró fijamente. Pero de pronto, alguien apareció por la puerta. Alguien que no había sido invitado. Los ojos de todos los Ulloa presentes relampaguearon. Alonso Castro estaba en el umbral de la puerta, inclinándose en un gesto que, más que caballerosidad, parecía una bofetada. Raimundo se puso en pie automáticamente. Enseguida Emilia y Sebastián le imitaron.
- ¿Qué estás haciendo aquí?- preguntó Raimundo.
- Vaya, qué recibimiento más “caluroso”.- contestó Castro burlón.
Emilia adelantó un paso hecha una furia.
- Creo que la última vez que estuvo aquí, se le dijo de una manera muy gráfica que no era bien recibido. ¿Necesita acaso que se lo recuerden otra vez? Porque yo en su lugar, procuraría tener mejor memoria si quiere conservar algún diente.
Castro sonrió. Vaya, aquella muchacha tenía agallas, ciertamente. Esteban disimuló una sonrisa. No cabía duda de que llevaba sangre de su sangre. Alonso miró a Emilia de pies a cabeza dedicándole una lasciva mirada que encendió todos los instintos asesinos de Raimundo.
- Eres muy valiente, muchacha, casi tanto como hermosa.- alargó la mano en dirección a la mejilla de Emilia. Raimundo se interpuso.
- Toca a mi hija y te quedarás sin mano.- le advirtió.
Alonso meneó la cabeza, sonriendo como una víbora.
- ¡Qué violentos sois los Ulloa!- dijo mofándose.- Todo lo resolvéis así. Sólo he venido a anunciar educadamente que mañana me personaré en la Casona con mis abogados para tratar los asuntos que me han traído aquí. Ya le he dejado margen de tiempo a mi querida cuñada para que arregle su… traslado, y no quiero demorar más tomar posesión de mi nueva residencia.
Esteban arqueó imperceptiblemente una ceja mientras evaluaba cuidadosamente la situación. Raimundo tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para no rebanarle el cuello con el cuchillo jamonero que estaba en la barra. Alonso sonrió. De pronto, reparó en el anciano desconocido que le miraba fijamente.
- ¿Nos conocemos?- preguntó.
El sagaz anciano esbozó una astuta sonrisa.
- No… aún no tenemos ese placer.
Alonso le miró despreciativamente. Sería algún pueblerino recién llegado. Olvidó rápidamente al viejo y clavó de nuevo sus ojos en Raimundo.
- Recuérdalo, Ulloa, mañana… por fin, los Castro, recuperaremos lo que nos pertenece… ¡Qué curioso! ¿No crees? El patrimonio de los Castro, de los Montenegro y de los Ulloa reunidos bajo mi mano.- sonrió burlón.- La vida da muchas vueltas… En fin, hasta mañana pues.- se giró hacia Emilia.- Buenas noches, preciosa.
Emilia trató de serenar a su padre apoyando sus brazos en sus hombros. Al tocarle, sintió que estaba más tenso que las cuerdas de un violín.
- Ese imbécil es un Castro, ¿me equivoco?- preguntó de repente el viejo Ulloa.
Los demás se volvieron un tanto sorprendidos.
- No me miréis así. La estupidez Castro es conocida en toda esta comarca desde que yo era un crío. Y hay que ser muy estúpido para decir que el patrimonio Ulloa está unido al Castro y al Montenegro.
Raimundo le miró sin comprender.
- En realidad, lo que ha dicho es cierto. Todas mis posesiones pasaron a manos de… Salvador Castro en venganza.
- Lo sé, sobrino.- Esteban le miró cómplice.- Pero lo que tú no sabes, ni ese imbécil tampoco, es que lo que tu heredaste era sólo una parte del patrimonio Ulloa… y no la parte mayoritaria, precisamente.
Raimundo se quedó repentinamente sin aire.
- ¿Qué…? ¿Cómo que sólo una parte…?
#588

12/08/2011 22:45
Raimundooooooooooooooo millonarioooooooooooooooooo Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii Brutal!!!!
Esto pasará en la Serie? Molaríaaaaaaaaaaaaa jajajajaja!
Esto pasará en la Serie? Molaríaaaaaaaaaaaaa jajajajaja!
#589

12/08/2011 22:47
Ais nos lo pones a cuenta gotas. Si es que es leer los relatos e imaginar las caras de los personajes de la serie. Momentazo el Esteban diciéndole al Castro que no se va a llevar ni una perra chica jajajaja!
#590

12/08/2011 23:12
Toma ahí con el tabernero del tres al cuarto!! Esteban me cae mejor por momentos, oyes xDDD
#591

12/08/2011 23:23
Por fin siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, gracias guionistas, 20 episodios para tener una escena, cuanta generosidad, sólo espero que sea larga, ESTOY FELIZZZZZZZZZZZZZ, por cierto o me lo parece a mi o Francisca tiene una cara de acongoje bastante interesante y que guapo que esta Rai mirándola con esa cara de mala leche, igualico que en tu historia Ina.
Bueno definitivamente al Castro hay que darle una paliza, se la lleva ganando desde hace ratos y reitero mi deseo de ponerme la primera en la fila, que tío mas tonto por Dios.
Así que Rai es millonario, que puntazo, pero jo, no quiero que Francisca pierda la casona, es como su alma, forma parte de ella, que penica me da, menudo disgusto si ve al castro entrar con los abogados y embarazada además, que mal rollo
HABEMUS ESCENAAAAAAAAAAAAAAA SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
Bueno definitivamente al Castro hay que darle una paliza, se la lleva ganando desde hace ratos y reitero mi deseo de ponerme la primera en la fila, que tío mas tonto por Dios.
Así que Rai es millonario, que puntazo, pero jo, no quiero que Francisca pierda la casona, es como su alma, forma parte de ella, que penica me da, menudo disgusto si ve al castro entrar con los abogados y embarazada además, que mal rollo
HABEMUS ESCENAAAAAAAAAAAAAAA SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
#592

12/08/2011 23:28
Raimundo se quedó repentinamente sin aire.
- ¿Qué…? ¿Cómo que sólo una parte…?
Sebastián y Emilia intercambiaron una rápida mirada. Después volvieron a clavar sus ojos en su tío- abuelo, como si no pudiesen respirar si no oían lo que venía a continuación. Esteban respiró hondo.
- Raimundo, cuando tú te prometiste con Francisca, desobedeciendo a tu padre, él se enfureció tanto que decidió no hacerte su único heredero. Me nombró albacea y me hizo jurar que yo me encargaría de casi todo el patrimonio. En resumidas cuentas, me designó como su otro heredero. A mí me confió el palacete que está en lo alto de la colina y las tierras y bosque que lo rodean.
Raimundo creyó desmayarse.
- ¿Esa… propiedad pertenecía a… los Ulloa?- no podía creerlo.
- Así es, sobrino.- Esteban prosiguió.- Cuando al final tu padre se salió con la suya y abandonaste a Francisca, estaba dispuesto a reconsiderar su testamento y otorgártelo todo. Pero antes de que pudiese hacerlo, la muerte se lo llevó demasiado rápido. Yo quedé con el grueso del patrimonio, mientras que tú heredaste el caserón y las tierras colindantes.
Nadie podía decir absolutamente nada. Esteban inspiró y miró a Raimundo.
- Yo guardé ese secreto. Nadie debía saber que todo aquello era de los Ulloa. Me encargué de la propiedad en la distancia, a través de personas del servicio de mi padre que tenían mi total confianza. Nunca viví realmente allí. Me he dedicado a la milicia toda mi vida. Y, la cuestión es que, a lo largo de mi carrera militar, hice bastantes méritos como para que la corona de España me recompensase. Me otorgaron un título, el de conde de Ulloa.
- ¿¡Quéee?!
Emilia sintió que enrojecía hasta la raíz del pelo tras haber soltado ese grito. Intentó balbucear una disculpa pero no le salía la voz. Raimundo miró a su tío. Apenas podían salirle las palabras. Esteban le sonrió.
- ¿Está queriendo decir…?
- Que, al contrario de lo que mi humilde apariencia demuestra, soy todo un señor conde.- sonrió burlón, guiñándole un ojo a su sobrino.- Y, que, además… tú, Raimundo, eres mi único heredero.
Raimundo sintió que el suelo se movía a sus pies. “-Cálmate, Raimundo, es Francisca la que está embarazada, no tú”- le dijo su conciencia. Emilia le sujetó, pensando que acabaría desmayándose. Raimundo se apoyó en su hija y después decidió que lo más inteligente era sentarse. Esteban le miró preocupado.
- Vaya, hijo, si supiese que te iba a sentar tan mal, te habría dicho que no soy más que un vulgar destripaterrones.- dijo, entre inquieto y burlón.- ¿Estás bien?
Raimundo asintió, meneando la cabeza.
- Sí, pero… esto no puede ser cierto.- dijo, clavando su mirada en su tío.
- Y tanto que lo es. Por eso he venido hasta aquí. Ya tengo demasiados años y no quería morir sin que supieses la verdad.- le sonrió travieso.- Y mira tú por dónde, parece que he venido en un buen momento.
Sebastián y Emilia parecieron digerir más rápido que Raimundo semejante noticia. Emilia empezó a sentir que le estallaba una burbuja de alegría en el pecho.
- Padre…¿Se da cuenta de lo que todo esto significa?- preguntó emocionada.- Ese desgraciado de Alonso Castro se va a tragar todas y cada una de sus amenazas.
- No pongas el arado antes que los bueyes, hija.- dijo un prudente Raimundo.- La cosa no es tan sencilla.
- Pero ¿qué dice, padre?- repuso Sebastián.- Emilia tiene razón. ¿No se da cuenta? Ese maldito no podrá arrebatar nada. Por muy Castro que sea, no podrá querellarse contra un conde. Sus abogados lo dejarán en la estacada. Esto cambia absolutamente todo.
Raimundo resopló, tozudo.
- Parecéis olvidar que yo no soy ningún conde ni marqués ni historias. Es el tío Esteban quien tiene las propiedades y el título, no yo.
Esteban meneó la cabeza.
- ¿Y para qué las quiero?- apoyó una mano en su brazo.- Tú eres mi sucesor, mi único heredero. Si ese Alonso Castro quiere querellarse contra ti, tendrá que enfrentarse también a mí. Y saldrá realmente muy mal parado.
Raimundo miró a su anciano tío, admirado.
- ¿Por qué… hace todo esto por mí?
- Porque ya te dije que siempre te he querido. Eres el hijo que nunca tuve y al que no pude ayudar en su momento. Y ahora que sí puedo, lo haré.
Raimundo sintió que la grandeza de corazón de su tío le estaba emocionando de verdad. Apoyó la mano en su hombro. Esteban la apretó firme y tío y sobrino se fundieron en un abrazo.
- ¿Qué…? ¿Cómo que sólo una parte…?
Sebastián y Emilia intercambiaron una rápida mirada. Después volvieron a clavar sus ojos en su tío- abuelo, como si no pudiesen respirar si no oían lo que venía a continuación. Esteban respiró hondo.
- Raimundo, cuando tú te prometiste con Francisca, desobedeciendo a tu padre, él se enfureció tanto que decidió no hacerte su único heredero. Me nombró albacea y me hizo jurar que yo me encargaría de casi todo el patrimonio. En resumidas cuentas, me designó como su otro heredero. A mí me confió el palacete que está en lo alto de la colina y las tierras y bosque que lo rodean.
Raimundo creyó desmayarse.
- ¿Esa… propiedad pertenecía a… los Ulloa?- no podía creerlo.
- Así es, sobrino.- Esteban prosiguió.- Cuando al final tu padre se salió con la suya y abandonaste a Francisca, estaba dispuesto a reconsiderar su testamento y otorgártelo todo. Pero antes de que pudiese hacerlo, la muerte se lo llevó demasiado rápido. Yo quedé con el grueso del patrimonio, mientras que tú heredaste el caserón y las tierras colindantes.
Nadie podía decir absolutamente nada. Esteban inspiró y miró a Raimundo.
- Yo guardé ese secreto. Nadie debía saber que todo aquello era de los Ulloa. Me encargué de la propiedad en la distancia, a través de personas del servicio de mi padre que tenían mi total confianza. Nunca viví realmente allí. Me he dedicado a la milicia toda mi vida. Y, la cuestión es que, a lo largo de mi carrera militar, hice bastantes méritos como para que la corona de España me recompensase. Me otorgaron un título, el de conde de Ulloa.
- ¿¡Quéee?!
Emilia sintió que enrojecía hasta la raíz del pelo tras haber soltado ese grito. Intentó balbucear una disculpa pero no le salía la voz. Raimundo miró a su tío. Apenas podían salirle las palabras. Esteban le sonrió.
- ¿Está queriendo decir…?
- Que, al contrario de lo que mi humilde apariencia demuestra, soy todo un señor conde.- sonrió burlón, guiñándole un ojo a su sobrino.- Y, que, además… tú, Raimundo, eres mi único heredero.
Raimundo sintió que el suelo se movía a sus pies. “-Cálmate, Raimundo, es Francisca la que está embarazada, no tú”- le dijo su conciencia. Emilia le sujetó, pensando que acabaría desmayándose. Raimundo se apoyó en su hija y después decidió que lo más inteligente era sentarse. Esteban le miró preocupado.
- Vaya, hijo, si supiese que te iba a sentar tan mal, te habría dicho que no soy más que un vulgar destripaterrones.- dijo, entre inquieto y burlón.- ¿Estás bien?
Raimundo asintió, meneando la cabeza.
- Sí, pero… esto no puede ser cierto.- dijo, clavando su mirada en su tío.
- Y tanto que lo es. Por eso he venido hasta aquí. Ya tengo demasiados años y no quería morir sin que supieses la verdad.- le sonrió travieso.- Y mira tú por dónde, parece que he venido en un buen momento.
Sebastián y Emilia parecieron digerir más rápido que Raimundo semejante noticia. Emilia empezó a sentir que le estallaba una burbuja de alegría en el pecho.
- Padre…¿Se da cuenta de lo que todo esto significa?- preguntó emocionada.- Ese desgraciado de Alonso Castro se va a tragar todas y cada una de sus amenazas.
- No pongas el arado antes que los bueyes, hija.- dijo un prudente Raimundo.- La cosa no es tan sencilla.
- Pero ¿qué dice, padre?- repuso Sebastián.- Emilia tiene razón. ¿No se da cuenta? Ese maldito no podrá arrebatar nada. Por muy Castro que sea, no podrá querellarse contra un conde. Sus abogados lo dejarán en la estacada. Esto cambia absolutamente todo.
Raimundo resopló, tozudo.
- Parecéis olvidar que yo no soy ningún conde ni marqués ni historias. Es el tío Esteban quien tiene las propiedades y el título, no yo.
Esteban meneó la cabeza.
- ¿Y para qué las quiero?- apoyó una mano en su brazo.- Tú eres mi sucesor, mi único heredero. Si ese Alonso Castro quiere querellarse contra ti, tendrá que enfrentarse también a mí. Y saldrá realmente muy mal parado.
Raimundo miró a su anciano tío, admirado.
- ¿Por qué… hace todo esto por mí?
- Porque ya te dije que siempre te he querido. Eres el hijo que nunca tuve y al que no pude ayudar en su momento. Y ahora que sí puedo, lo haré.
Raimundo sintió que la grandeza de corazón de su tío le estaba emocionando de verdad. Apoyó la mano en su hombro. Esteban la apretó firme y tío y sobrino se fundieron en un abrazo.
#593

12/08/2011 23:33
Toma esa, Castro de los coj....!!!
Lo dicho, el tío Esteban me cae genial, ojalá su personaje fuera una realidad en la serie porque me jartaría de reír.
Ina, te lo dicho más de mil veces, pero te lo vuelvo a decir: tienes un don!!
Lo dicho, el tío Esteban me cae genial, ojalá su personaje fuera una realidad en la serie porque me jartaría de reír.
Ina, te lo dicho más de mil veces, pero te lo vuelvo a decir: tienes un don!!
#594

12/08/2011 23:39
Ole ole y olee!! Que bien me cae el tío Esteban. Jejéj veras la cara de Francisca cuando se entere ;)
Pd: la próxima semana porfin tenemos escena!!!! Biennnn
Pd: la próxima semana porfin tenemos escena!!!! Biennnn

#595

12/08/2011 23:48
Conde de Ulloa, suena muy bien, cuando se entere la Paca, …… , de esta pare gemelos. Jajajaj
#596

12/08/2011 23:55
Desde ahora mismo voto por que si el bebe de Francisca es niño se llame Esteban, Raimundo conde, que grande, lo mejor es que sospecho que a Francisca eso es lo que menos le va a importar Ina ¿habra chozoencuentro esta noche para celebrar que el martes tenemos escena? Di que si andaaaaaaaaaaaaa
#597

13/08/2011 00:20
Mariajo... sólo decir que comparto tu opinión. jejejeje. Voy a escribir un poquito más.
#598

13/08/2011 00:24
Ja ja Ina ¿cual de las dos el nombre o el chozoencuentro?.
Bueno para el parto aun queda ¿no? que la Paca debe de andar por los 4 meses aunque cuando se entere de que su Raimundo es conde igual se le adelanta y tiene gemelos de la emoción.
Ina por Dios, considera lo de la paliza, Alonsito no se puede ir sin una buena leche y ya que yo no se la puedo dar, QUE SE LA DE FRANCISCA EN NOMBRE DE TODAS NOSOTRAS POR FAAAAAAAAAAA
Bueno para el parto aun queda ¿no? que la Paca debe de andar por los 4 meses aunque cuando se entere de que su Raimundo es conde igual se le adelanta y tiene gemelos de la emoción.
Ina por Dios, considera lo de la paliza, Alonsito no se puede ir sin una buena leche y ya que yo no se la puedo dar, QUE SE LA DE FRANCISCA EN NOMBRE DE TODAS NOSOTRAS POR FAAAAAAAAAAA
#599

13/08/2011 00:32
Miri, la escena sale como avance del próximo capítulo así que el martes seguro, bueno por lo menos eso me parece a mi.
Pues por mi que tuviera mellizos un niño Esteban en honor al salvador de las propiedades y una niña Natalia como la madre de Sebas y Emilia que al fin y al cabo rescató a Raimundo del pozo y evitó que se volviera alcohólico y sería un guiño a los hujos de Rai
Pues por mi que tuviera mellizos un niño Esteban en honor al salvador de las propiedades y una niña Natalia como la madre de Sebas y Emilia que al fin y al cabo rescató a Raimundo del pozo y evitó que se volviera alcohólico y sería un guiño a los hujos de Rai
#600

13/08/2011 00:36
Tomaaaaaaaaaaaaaa Conde de Ulloaaaaaaaaaaaa Jódete Castro de las narices!!!!
De la Paca y Rai hay dos escenas una en la Casona cuando dice el Ulloa que Sebastián está Detenido por lo de la Conservera y otra en la Posada con Pepa y Raimundo anda por ahí...
De la Paca y Rai hay dos escenas una en la Casona cuando dice el Ulloa que Sebastián está Detenido por lo de la Conservera y otra en la Posada con Pepa y Raimundo anda por ahí...