El Rincón de Francisca y Raimundo:ESTE AMOR SE MERECE UN YACIMIENTO (TUNDA TUNDA) Gracias María y Ramon

Chicas, he estado pensando que, además de los magníficos relatos que pueblan este hilo... también podríamos ambientarlo con canciones. Canciones que parezcan hablar de estos dos, pa hacer más amena esta condenada sequía por parte de los guionistas. Ya subí algunas en páginas pasadas, como la de hungry eyes, que creo que les va al pelo, jeje. Esta otra, una de mis favoritas, tiene una letra que parece haber sido escrita por nuestro Rai...

¡Hola chicas! Todavía no he podido leer ningún relato de los de ayer pero prometo ponerme al día porque tienen una pintaza...
Por otro lado quería dejar mi pequeña impresión del capítulo de ayer. ¿Soy la única a la que le parece que las tramas están remontando? Ayer me lo pasé muy bien con el capítulo, sinceramente. Y nuestra Paca magnífica con su pacto de brujas, que va a hacer sufrir mucho a Pepa pero que estoy segura de que nos dejará escenas muy grandes de María Bouzas. Por otro lado el pasado de Raimundo me llena de curiosidad, estoy deseando saber que pasó (aunque lo de Emilia me sigue pareciendo una ida de olla total)

Y de verdad, de verdad, quiero ver la estatua de la Francis!!!! Y en la inauguración de tamaño monumento, en plena plaza del pueblo, junto a la Casa de Comidas, conversación de la Doña y Raimundo...

es verdad!! la estatua de la Francis!!
sería un puntazo que estuviera al ladito de la casa de comidas y que Raimundo la viera continuamente desde la puerta xDDDDD
Estoy deseando ver tambien la cara de Francisca cuando el alcalde le comunique tamaña sorpresa xD

lna,me encanta esa cancion!! y es muy apropiada para nuestro Rai.
a mi,para ellos,me gusta muchisimo esta



antes de comer os subo relato,que me ha cundido la mañana jejejeje

Me habéis dejado que ahora no se si estoy triste, contenta, sorprendida… son tantos relatos y tanto talento el que hay aquí en este hilo. Intentare ir por partes:
Ruth tenía una sonrisa de oreja a oreja leyendo tu relato y de repente mi corazón se paró.
Francisca les recorrió con la mirada y dijo: -Perdón… ¿Quiénes son ustedes?-
Justo hay se paró me lleve las manos a la boca porque si no tendría que haberla recogido del piso de abajo. Muerta me has dejado. Sigue. No te digo más.
Mariajo ME ENCANTA. Es precioso. Francisca enfrentándose a sus fantasmas y lo que no son fantasmas…
Lna muy buen final para la fiesta jaja

El capítulo de ayer no lo vi pero tampoco voy a verlo. Antes odiaba perdérmelo pero ahora me da exactamente igual.

Lo de los videos me parece muy bien hay muchas canciones que los reflejan a la perfección.

Chicas en un rato tendré algo escrito siento muchísimo la tardanza pero estos días cogía el ordenador a ratitos y no podía dedicarlos a escribir.

Jajjaa, Crippy, lo cierto es que yo ayer, con el asunto de la estatua de la Paca, empecé a reirme sola pensando que iban a plantar una Paca de bronce en la plaza, frente a la casa de comidas, pa que nada más levantarse el pobre Rai, pues fuese lo primero que pudiera ver cada día. ¡Qué bueno! jajajaja... ¡Veneno de mujeer!

Se me habia olvidado lo de la estatua xDDD,no se porque me da que a manos del alcalde a saber que estatua le hacen. Lo mejor va a ser cuando Raimundo se entere, ojála se la pongan enfrente de la puerta para que la vea todos los dias

Que canciones más bonitas!
Dejo yo algunas:



Enemigo
Conocido amigo
Mi principio y mi final
Mi irrefutable verdad
Susurrando mentiras
Y me duele otra vez

Lo que temo
Lo que intento
Las palabras que digo y las que escondo
Todo el dolor
Quiero que esto termine
Pero lo quiero otra vez

Y me encuentra
La lucha interior corre por mis venas
Y se dispara
La lucha interior me esta destrozando otra vez

Es lo mismo siempre
Persiguiendo el dolor
No fue suficiente la luz que gane contigo
Los dos sabemos
Cómo esto va a terminar
Pero lo hago otra vez

Y me encuentra
La lucha interior corre por mis venas
Y se dispara
La lucha interior me esta destrozando otra vez
Y me encuentra
Nuestra guerra interna me hunde
Y sin ti
La lucha interior me esta destrozando otra vez

Es nada
(Lo es todo)
Es nada
(Lo es todo)
Es nada
(Lo es todo)
Es nada
(Lo es todo)

Y me encuentra
La lucha interior corre por mis venas
Y se dispara
La lucha interior me esta destrozando otra vez
Y me encuentra
Nuestra guerra interna me hunde
Y sin ti
La lucha interior me esta destrozando otra vez

Me esta destrozando
Me esta destrozando

Me derrumbo
Me derrumbo






Esta va al pelo si nos imaginamos a la Paca de vuestras historias borracha xD

"Amor,lucha y rendición"

Raimundo sintió que el corazón se le detenía al escuchar esas palabras. ¿Qué clase de broma es esta? . Como si Tristán hubiera escuchado sus pensamientos, se volvió hacia el doctor Palacios.

-Doctor, ¿qué significa esto? ¿Por qué mi madre no recuerda nada?

-Caballeros, eso es lo que estaba tratando de decirles hace un momento antes de que ustedes entraran corriendo en la habitación. Si lo prefieren- añadió bajando el tono de voz –podemos seguir hablando fuera-

Raimundo seguía clavado en el sitio sin poder dejar de mirar a Francisca. Ella le miraba con una mezcla de asombro y confusión. Ninguno de los dos entendía nada, aunque las razones de ambos eran bien distintas. En ese momento entró Soledad que trató de acercarse a su madre, pero Tristán le sujetó unos instantes del brazo y le puso brevemente al corriente de lo que había sucedido. Ella ahogó un jadeo entre sus manos, y volvió su mirada a su madre, que seguía mirándoles con cara de no entender nada.

-Hablad tranquilos con el doctor, Tristán. Yo me quedaré con madre-

-Es importante que no la presionen Señorita Castro- el doctor se dirigió a Soledad. –Es mejor no tratar de obligarle a que recuerde, podría ser un shock muy fuerte para ella. Quédese con ella y hágale compañía- prosiguió –pero procure que no se canse demasiado. Necesita reposo- Soledad hizo un leve asentimiento de cabeza y fue junto al cabecero de la cama de su madre.

Tristán se acercó a Raimundo, que no reaccionaba. –Raimundo, ¿quiere acompañarme fuera para seguir hablando con el doctor?-

Él se volvió hacía él y le miró. -¿Qué…?...Si…vamos-

Los tres hombres salieron del cuarto, pero Raimundo no pudo evitar dirigir una última mirada a Francisca antes de abandonar la habitación.

*********************************************************

-Comprendo su sorpresa, Señor Castro- comenzó hablándoles el doctor –pero…-

-¡¿Sorpresa?! – Interrumpió Tristán con enfado –Dígame que esto que le está pasando a mi madre es pasajero. Ella no…-

El doctor prosiguió –Se trataba de una operación muy complicada Señor Castro- intentó explicarles la situación como mejor pudo. –Hemos conseguido salvarle la vida, que era nuestra principal prioridad-

Raimundo pareció regresar de su particular mundo de tinieblas. –Doctor, disculpe…- Tristán y el Doctor Palacios se volvieron hacía él. –Ella…Francisca… ¿cuánto tiempo puede permanecer en este estado?- las palabras se negaban a salir de su boca.

-Es difícil de precisar. - Raimundo percibió la seriedad de su tono. –Sabíamos de los riesgos que entrañaba esta operación. La amnesia es un efecto secundario de la misma- prosiguió – No voy a engañarles. Puede que sea algo que dure unos días, unos meses, o… - les miró detenidamente. –puede que dure toda su vida. Lo siento mucho- El doctor les dejó solos para que pudieran asimilar la noticia que acababa de darles.

Tristán se llevó las manos a la cabeza, desesperado por lo que acababa de escuchar. Raimundo procesaba las últimas palabras del doctor. ¿Para siempre? No, no podía ser posible…. Se volvió hacia Tristán.

-No desesperes hijo, ya oíste al doctor. Puede…que sea pasajero- Quería repetir esas palabras en voz alta para poder creérselas el mismo. –Lo importante es que Francisca está viva, con nosotros- palmeó su hombro, animándole. –Y ahora, vayamos con ella-

Tristán miró a Raimundo con admiración. Asintió con la cabeza y ambos entraron de nuevo en el cuarto de Francisca.

Pasaron varios días que fueron necesarios para que Francisca cogiese las fuerzas suficientes para poder realizar un viaje tan largo como era el regreso a Puente Viejo. Durante ese tiempo, ni Tristán, ni Soledad, y mucho menos Raimundo se habían separado de su lado. Él se había comportado de forma cortés y amable con ella, y Francisca se sentía cómoda a su lado, a pesar de no “reconocer” a ese hombre. Él le hablaba de literatura, le leía poemas…y a veces notaba su mirada sobre ella, despertando un leve cosquilleo en la parte baja de su nuca. ¡Qué hombre más atento! Pensaba ella. Y se descubría observándole en secreto mientras él divagaba sobre algún tema que le narraba para entretenerla.

El viaje de vuelta se hizo en un cómodo silencio. Raimundo iba sentado al lado de Francisca y los suaves movimientos de la calesa provocaban que en determinados momentos, sus muslos se rozaran sin querer. Raimundo estaba soportando una verdadera tortura con esos “simples roces”. Deseaba girarse y atrapar su boca en un beso tan abrasador que les robara el aliento a ambos. Sonrió al pensar en la cara que pondría ella. No te recuerda Raimundo se decía. Aunque tal vez, “eso” le hiciera recordar. En fin, no podría ser, así que volvió su mirada hacia la ventana de la calesa, con el fin de distraerse de esos pecaminosos pensamientos. Pero si hubiera vuelto su rostro hacia ella, habría comprobado que Francisca estaba viviendo la misma tortura que él Hace demasiado calor aquí pensó. Y tomó su abanico dejando que la suave brisa resultante de su aleteo, aliviara el sofoco que sentía.

-Para no recordar nada…- se giró Soledad hacía Tristán y le susurró en el oído –se comportan como siempre- Tristán miró a su hermana y luego volvió la cabeza hacía ese par. Ambos hermanos no pudieron más que sonreír ante la situación.

Llegaron al fin a Puente Viejo, a la enorme Casona de Francisca.

-¿Yo vivo aquí?- preguntó asombrada cuando estuvo en su interior.

-Así es madre, aquí vivimos nosotros tres- habló Soledad, señalando también a Tristán.

-¿y usted…?- Francisca se volvió hacia Raimundo -¿…también vive aquí…?- preguntó suavemente. Raimundo sonrió de medio lado, provocando un dulce cosquilleo en ella.

-No Francisca, yo vivo en el pueblo- se acercó muy despacio a ella. –Pero…- tomó suavemente su mano –vendré a visitarte mañana, si estás de acuerdo- y le depositó un cálido beso en la palma.

-Co…como…desee…Señor Ulloa…- apenas le salía la voz ante el simple contacto de sus labios en su mano.

-Puedes llamarme Raimundo- susurró de nuevo junto a su mano, antes de besarla de nuevo.

Después, se despidió de Tristán y Soledad, que contemplaban asombrados y sonrientes la escena, y salió de la Casona.

Francisca sintió que la estancia se había quedado de pronto vacía. No conseguía recordar nada, pero cuando estaba con él, se sentía como…como si al fin, estuviera en casa.

-¿Necesitas un ayudante nuevo, Emilia?- Raimundo entró por la puerta de la casa de comidas haciendo que Emilia soltase de sus manos una jarra de vino y corriese feliz a sus brazos.

-¡Padre!- le besó –al fin está de nuevo con nosotros. ¡Sebastián! ¡Sebastián!- soltó a su padre y fue hacia la cocina saliendo a los poco segundos acompañada de su hermano mayor.

-¡Padre! ¡Qué bueno tenerle de nuevo con nosotros! –Padre e hijo se fundieron en un caluroso abrazo -¿Cómo ha ido todo?-

Raimundo les relató brevemente todo lo acontecido estos últimos días. Sebastián y Emilia le miraron apesadumbrados. –Vaya padre, lo siento mucho- habló Sebastián. Emilia tomó las manos de su padre –todo se solucionará, ya lo verá- Raimundo sonrió agradecido a sus hijos.

-Bueno, y si ahora disculpáis a vuestro viejo padre, me iré a descansar- se levantó de la silla para irse camino de su habitación. Justo en ese momento, Emilia recordó algo -¡Espere padre!- y salió escaleras arriba camino de su habitación. Al poco tiempo apareció con un paquete en sus manos

-El mismo día que se fueron, Rosario trajo este paquete para usted- Emilia se lo entregó.

Raimundo reconoció la letra de Francisca en la carta que acompañaba el paquete y sintió que se le cortaba la respiración, -Gracias hija…hasta mañana a los dos- y subió hasta su habitación.

Una vez que hubo cerrado la puerta tras de sí, se sentó en el borde de la cama y tocó levemente la carta de Francisca. Abrió el sobre y una lágrima furtiva descendió por su rostro mientras la leía. –Mi pequeña…-

Abrió el paquete para descubrir en su interior el libro de poemas de Rosalía de Castro que él mismo le había regalado hace ya tanto tiempo. Lo aferró contra su pecho mientras las lágrimas seguían cayendo incesantes por su rostro. Abrió con sumo cuidado el libro por la primera página y justo debajo de la dedicatoria que él escribió, aparecía escrito lo siguiente: “Por si no vuelvo…

-Pero afortunadamente has vuelto Francisca- susurró Raimundo.

De repente, un brillo travieso atravesó sus ojos a pesar de las lágrimas. Una idea tomó forma ante él.

-Voy a reconquistarte Francisca. Voy a hacer que te vuelvas a enamorar de mí, que me recuerdes…- sonrió mientras comenzaba a desvestirse. Después, se acostó en su cama

-Y voy a comenzar mañana mismo- Sopló la vela y se durmió sonriente pensando en su futuro “ataque”

hola chicas buenos días tardes o o que sea, es que me acabo de levantar, voy de juerga en juerga y no puedo con la vida, parezco Elena Montenegro en la fiesta de los Castro sólo que dandole al mojito, (poz zi amparo fumeta un porro y ponme otro de esos), en fin que vacaciones sólo se tienen una vez al año.

En primer lugar deciros que sois unos soletes y que gracias por vuestros comentarios, así da gusto escribir.

Crippy de mi alma que optimismo el tuyo, de verdad que me gustaría que las tramas remontasen pero hija, yo sólo veo más de lo mismo, lo que dice Samu podría escribirlo yo y lo firmo, Tristan y Pepa para mi se han convertido en el antimorbo, cuando una no llora el otro esta de mala virgen, cuando no los intenta separar la Paca aparece la greogor a dar por saco y da la impresión que a Tristan se le pone firme el mastil de la bandera, luego a la Emilia le ponen al putero ese que ya se podía haber quedado haciendo anuncios de pasta de dientes por que es insufrible y ver a un hombretón como Alfonso hacer el gilipollas en vez de pillarla y empotrarla contra la pared y...bueno sobre eso todas hemos escrito y dejarle las cositas claras no, ahí está que parece la lirio (la lirio la lirio tiene, tiene una pena la lirio....)
De Juan ni hablo, si por cada vez que he dejado o me han dejado tuviera que hacer lo que hace el ya estaría muerta de cirrosis hace años, venga ya, que la culpa fue de él por meter el pajarito en jaula ajena y ahora parece que fue la Sole la que se trajinó a su hermano, pongo por ejemplo.

En cuanto a la Sole, si todas las veces que le he gritado al Mauricio tiratela cooooooo a ver si se le bajan los humos y la relajas un poquito, me dieran un euro, la juerga de esta noche me salía gratis.

En cuanto a los relatos:
Kera va a ser una pasada ver al Rai volviendo a conquistar a su pequeña aunque si yo fuera él con una paredencuentro seguro que le volvía la memoria enseguida.

Ina, que me has dejado a mi chico sin despedida, pobrecico tener que volver a casa con la pozí, mira a ver si consegue juntarse con Alicia y mi chica le da las suyas y las de un bombero que el setoencuentrointerruptis no puede quedar así, bueno por lo menos en la fiesta han podido hablar que a veces las palabfras también tienen su puntito.

Bueno que me voy a comprar algo de comer, luego os leo.

Hay lo dejo chicas, siento que no sea un LOQUESEAENCUENTRO pero bueno ya llegara.


Los tonos anaranjados se habían adueñado de la naturaleza. El naranja junto a una pequeña variedad de morados y rosas teñían el cielo. El sol se ponía entre las montañas. Los árboles y las flores también habían adquirido ligeramente estos tonos. Era un paisaje hermoso. No muy lejos se escuchaba el sonido del rio. Francisca cerró los ojos. Estaba embriagada de tal maravilla de la naturaleza. Miró a Raimundo. Que la llevaba casi a rastras. La tenía cogida de la mano. Sin soltarla. Sonrió. Y se paró.

Raimundo sintió como la mano de Francisca se escapaba de la suya. Se detuvo. Y se giró. Vio como Francisca lo miraba. Realmente era preciosa. El paisaje que los rodeaba no era ni la mitad de hermoso que ella. Era una flor. Una flor que con el paso de los años se había transformado. Sin perder el encanto.
-¿Sabes ya a dónde vamos?- le preguntó Raimundo sin apartar la vista de sus ojos.

Francisca movió levemente la cabeza en señal de afirmación. –Sí.- contesto mientras sonreía. Retomó el paso. Avanzando. Dejando a Raimundo quieto. Mirándola. Adorándola.

Lo amaba. Lo amaba con todas sus fuerzas. Con todo su corazón. Dio una vuelta completa. Lentamente. Observando cada detalle del paisaje. Su mirada se detuvo. Sus pies caminaron solos. Alzó la cabeza. Pudiendo así contemplar el enorme árbol que se encontraba justo enfrente. Cerró los ojos. Miles de recuerdos aparecieron en la mente de Francisca. Aquel árbol los había visto crecer. Había sido testigo de sus besos. Testigo de sus miradas. Testigo de su amor. Ese árbol había escuchado las palabras de amor más sinceras. Pero también apoyados en él habían llorado. Habían derramado lágrimas de sangre por la ausencia del otro. Suspiró. Intentando calmar su tristeza. Ahora de nuevo estaba allí. Los dos. Juntos. Francisca acarició suavemente el tronco de aquel árbol con una suave caricia. Raimundo la agarró por detrás. Deslizando su mano por la cintura de ella. Con ternura.

-¿De verdad llevas todos estos días aquí?- preguntó Francisca tiernamente.

Raimundo la beso dulcemente en la mejilla.-Necesitaba recordarte. Recordar cuando éramos felices.- sintió un doloroso latigazo en el corazón al recordar el sufrimiento que había padecido estos últimos años. 30 años de dolor. Y todo desencadenado por su abandono.- Francisca yo…- a ella no le hizo falta que continuase. Sabía lo que iba a decir. Él no tenía la culpa, ella era la que debía disculparse.
Se giró soltándose del agarre de él. –Raimundo. Lo siento.- dijo Francisca arrepentida. Conocedora de todo el mal que le había causado. –sé que estos años no me he portado bien contigo. Pero todo tiene un motivo. Una razón de ser.- le levanto el mentón obligándolo a mirarla.- se todo el mal que te he causado durante estos años. Y me arrepiento. Pero cuando tú…- no quería decir aquella palabra “abandono” no sería más que una forma de aumentar la agonía de él. – Cuando nos separamos.- eso estaba mejor.- me sentía traicionada. Rota por dentro. Sentí que no era más que un juguete roto para ti.- no continuo.

-Francisca tu eres mi vida, ahora y antes. Siempre lo has sido.- dijo él mientras acariciaba su rostro.
Ella sonrió. Lo amaba tanto. Pero tenía que seguir. Él debía comprender sus motivos. Suspiro.-cuando case con Salvador decidí que la única forma de sobrevivir a él era intentando seguir cerca de ti, y eso como únicamente podía ocurrir era… presentándome ante el mundo como tú mayor enemiga.-

Raimundo sonrió. Su mayor enemiga. Habían vestido su amor con abrigos de odio. Manteniendo sus corazones al margen. Con orgullo. Pero ya de nada valía ese orgullo. Solo los había hecho más infelices. Meneo la cabeza. Ahora serían felices.

Francisca lo miraba intentaba saber en qué pensaba. Sonrió. Acaricio su rostro.- Tú y Tristán me manteníais viva.

-Tu hijo.- dijo Raimundo recordando al muchacho. “Un buen muchacho” pensó.

Francisca cerró los ojos. Era el momento. Tenía que ser sincera. Se acercó más a él.
-Nuestro hijo.-le dijo suavemente. Casi susurrando. Raimundo dio un paso atrás. Desconcertado por la noticia.
Francisca sintió morir al ver la reacción de él. –Raimundo yo nunca me atreví a contártelo, nunca era un buen momento.- dijo nerviosa.- Cuando me entere tú ya…- cuanto le costaba decir aquello. –tú ya me habías abandonado. Por eso case con Salvador. Para que no me tacharan de furcia. – las manos le temblaban.-Una señorita embarazada, y sin estar casada. Toda la sociedad me hubiese apuntado con el dedo. A mí y a mi hijo. Tu hijo. – los ojos se le inundaron.-Erre el tiro. Case para protegerlo y Salvador no hizo más que hacer de nuestras vidas un infierno. No sabes cuantos golpes recibí para que no tocase a Tristán.- dijo entre sollozos. Raimundo la abrazo. Calmándola. Reconfortándola con su calor. La abrazaba con fuerza. Protegiéndola. – él era mi niño. El fruto de nuestro amor. Se parece tanto a ti. Cada vez que necesitaba recordarte lo miraba hasta quedar dormida. Siento no habértelo contado antes. No quiero que me odies. Yo no…- se aferró a él. No podía seguir hablando. Se refugió en su pecho.

-cómo voy a odiarte. Te amo. Te adoro. Eres la mujer más maravillosa del mundo- dijo Raimundo separándola para mirarla a los ojos. Sonrió. – y yo soy el hombre más feliz por tenerte a mi lado. Me has dado la mejor noticia que alguien me podía dar. Tener un hijo tuyo es…- no sabía explicarlo. Le había costado creerlo y ahora… ahora la felicidad lo embriagaba. No tenía palabras. La beso con suavidad. Con ternura. Ella sonrió en medio del beso. Él se separó para abrazarla. Miro al cielo. –mi pequeña, será mejor que nos vallamos. Es demasiado tarde.

Francisca puso distancia entre sus cuerpo. Sabía que tenía razón. Las estrellas y la luna iluminaban aquella noche. Suspiro. Nada le apetecía más que pasarla con él. Compartir su lecho. Dormir a su lado. Abrazada a él. Meneo la cabeza ante sus pensamientos. –Si será mejor que regreses a casa. Tus hijos al contrario que los míos te echaran en falta.- dijo risueña.

Raimundo sonrió. La beso dulcemente en los labios y deslizo su mano por el brazo de ella. Hasta llegar a su mano. No deseaba soltarla.-Esta noche soñare contigo.- le susurro en el oído. Después la miro por última vez a los ojos y se giró camino al pueblo.

Francisca también se giró. En dirección contraria. Hacia la Casona. Con la certeza de que aquella noche ella también soñaría con él.

Rocío. Lo repito, sigue cuando puedas porque tu historia es realmente hermosa....lo que sea encuentro tarda en llegar pero me gusta, has descrito momentos tan románticos que me han conmovido.

Q talento hay por este hilo!!!!!!

una estatua a la Paca, queeeeeeeeeeeeeeeee????????????? de verdad?? es que no he visto el capítulo...alguien me lo explica please

Yo te lo explico Lua. El alcalde se ha emperrado en que quiere poner una estatua a alguien importante del pueblo en la plaza de Puente Viejo, para pasar a la historia como un alcalde que ha hecho algo importante. Pero buscando entre las figuras ilustres del pueblo, pues no encuentra a nadie y a Dolores no se le ocurre otra cosa que sugerirle que se la haga a Doña Francisca. El problema es que también le ha dicho que no lo comente con la Doña, que directamente la haga y la inaugure para que sea una sorpresa (y ya sabemos como son las sorpresas de esta familia). Total, que el Mirañar se ha ido a la puebla y le ha encargado nada más y nada menos el asunto a un dibujante de carteles de toros, que le ha prometido que la estatua será "original", ni seria, ni ilustre, ni imponente, solo "original".

Tiembla Montenegro, que te van a sacar los colores y Rai va a estar por ahí cerquita para echarse unas risas a tu costa jajaja

Ruth quiero ver a Raimundo conquistando a Francisca :) gracias por sacar de esa desgracia la parte positiva.

Crippy gracias por la aclaración la verdad es que yo tambien andaba un poco perdida en eso.
por lo que cuantas eso no tiene pinta de acabar muy bien jaja veras cuando se entere la Doña. Me gustara verlo.

Me alegro de que el relato os guste seguire en cuanto pueda lo prometo. Aunque no se cuando.

jajajja, q fuerte!!!! Q ocurrencia.....no me quiero perder el momento en el que Francisca la vea!!!! Gracias Crippy

bravo Rocio!! maravilloso,me encanta como expresas los sentimientos de Raimundo y de Francisca.Sigue,me gusta muchisimo,enhorabuena!

Geniaaal Rocíooo, fantástica como siempre. Este hilo es espectacularrrr, jaja. Y las canciones geniales también.

Bueno... otra ida de olla de una servidora.... jejejeje

Raimundo frunció el ceño al ver la algarabía que se estaba formando en la plaza. Acababa de regresar de la Puebla, con el carro cargado de provisiones para la casa de comidas. Había visto mucho movimiento cuando terminó de llenar la despensa de la posada y supuso que ése sería el día elegido por Pedro Mirañar para elevar a las alturas, como él decía, el glorioso nombre de Puente Viejo. Resopló irónico mientras recogía una mesa. Emilia sonrió al ver el gesto de su padre. En ese momento, Ramiro entró sin resuello por la puerta.
- Raimundo, Emilia, vengan rápido, que se lo van a perder.- les apremió.
Emilia miró al joven, arqueando una ceja.
- Ramiro... francamente, los bandos municipales del alcalde, no nos interesan demasiado.- meneó la cabeza.
- Esto no es un simple bando municipal. Van a descubrir la estatua que colocarán en el centro de la plaza. Está todo el mundo afuera.- Ramiro sonrió excitado como un niño ante un caramelo.- Nadie sabe a quién le han dedicado esa estatua. Por fin se desvelará el secreto.
Emilia le miró con un brillo de interés y diversión.
- Eso no me lo pierdo.- la chica avanzó hasta la puerta, seguida de Ramiro. Los muchachos echaron un vistazo entre la multitud.- Vaya, pero si hasta ha venido nada más y nada menos que la Doña.

Raimundo pareció prestar atención ante las últimas palabras de su hija. Se desató el delantal y lo dejó encima de la barra. Emilia y Ramiro ya estaban en la plaza, reunidos con Alfonso, Hipólito y Sebastián. Tristán, que estaba situado al lado de su madre, esbozó una sonrisa al ver a su amigo y se acercó para saludarle.
- Menudas jaranas que monta nuestro alcalde, ¿eh?- Sebastián palmeó el hombro de Tristán mientras sus ojos celestes parecían reír burlones. Tristán meneó la cabeza sonriente.
- Y que lo digas, amigo. Lo cierto es que... estoy intrigado por ver a quién han dedicado esa estatua. Ha habido tanto misterio con ese ridículo tema que hasta mi madre se ha acercado. Ella dice que a regañadientes, pero en el fondo está deseando saber para quién es la estatua.

Los dos jóvenes rieron divertidos. Raimundo sonrió al verlos y se acercó. Tristán se volvió hacia él .
- Buenos días, don Raimundo.- le saludó con una suave sonrisa.
- Buenos días, Tristán.- Raimundo se la devolvió y en un impulso, le dio un cariñoso golpecito en la cabeza, revolviendo sus rizos oscuros, como solía hacer con Sebastián. De pronto, advirtió que aquel gesto... tal vez no hubiera sido el más acertado.- Perdone, Tristán... Yo...
- No tiene qué disculparse.- Tristán le miró con una mezcla de sorpresa, admiración y cariño.- Es que... nunca he estado muy acostumbrado a muestras espontáneas de cariño... paternal.
Una sombra cruzó por el noble rostro de Raimundo. Tristán y Sebastián lo advirtieron.
- ¿Ocurre algo, padre?- inquirió Sebastián.
- No, nada.- Raimundo retomó astuto su compostura. Alzó los ojos.- Vaya, parece que nuestro alcalde nos va a “honrar” con uno de sus emocionantes discursos.

Pedro adelantó un paso, intentando erguirse en su limitada estatura, hinchándose como un pavo. Raimundo tuvo que hacer verdaderos esfuerzos por contener la carcajada. No fue el único. Francisca miraba al alcalde con una ceja levantada, mientras su rostro mostraba una combinación única de diversión, enfado, burla e ironía. En cierto momento, sus miradas se cruzaron en medio de la plaza. Ambos se quedaron inmóviles, sin poder despegar los ojos del otro. Raimundo sentía que su condenado corazón empezaba a resonar con fuerza en el pecho, en la garganta, en los oídos y hasta en las sienes. Francisca tragó saliva ante aquella ardiente mirada. Tomó el abanico con su mano temblorosa y empezó a darse aire. Don Anselmo, que se encontraba a su lado, la miró inquisidor.
- ¿Se encuentra bien, doña Francisca?
- ¿Eh?- soltó un respingo.- Sí, perfectamente.

El sagaz párroco la evaluó disimuladamente, siguiendo la dirección a la que ella miraba... para acabar tropezando con la imagen de Raimundo, que se encontraba casi enfrente de ellos, junto a los Castañeda, Sebastián, Emilia y Tristán. Don Anselmo meneó la cabeza pero no dijo nada.

Lna me encanta jajjajaja deseando estoy de leer la reacción de todo el pueblo ante semejante estatua :) muy buena idea escribir sobre ello.

para todas,pero en especial para mariajo que se pone "malita" solo de verle así