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Foro El secreto de Puente Viejo

Puente Viejo: UN lugar donde Soñar

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#0
musicintheair13
musicintheair13
03/04/2012 17:12
Este es mi historia. Dejad un comentario. Gracias!!

puenteviejounlugardondesonar Franrai

puenteviejounlugardondesonar Kumita23



CAPITULO 1: LOS INVENTOS DE HIPÓLITO

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Amanecía en Puente Viejo. Emilia se había levantado temprano. Desde que Alfonso había recuperado la casa de comidas a ella no le importaba faenar todas las horas que hicieran falta. Aunque Alfonso y Pepa le habían aconsejado que no hiciera grandes esfuerzos, ella seguía trabajando como si nada. Al final su padre tendría razón, y a cabezota no la ganaba nadie.

-Buenos días Emilia.- La saludo Mariana. Pese haber recuperado la casa de comidas Mariana seguía trabajando allí. Mariana necesitaba un sueldo para no tener que volver a trabajar para la Doña y ella, que había sufrido lo que era para trabajar para Francisca, le quería ayudar. Además , necesitaba alguien que le ayudara en la cocina mientras esperaba a su primer hijo, y después del nacimiento de este.

-Buenos días Mariana. ¿Qué hay en la plaza para que estén todos allí?

-Hipólito, que ha vuelto hacer de las suyas.- Le explicó Mariana mientras sonreía y barría el suelo del patio.

-¿Qué le pasa a este ahora?- Preguntó Emilia. Y es que de sobras era conocido que Hipólito cambiaba de trabajo como de camisa.

-Inventor. Ahora dice que quiere ser inventor. Como un tal Julio Cervera.

-¿Y ese quien es?

-Es un hombre que ha hecho que de un aparato sin hilos saliera la voz de un hombre. Una tal radio le llaman.

-¿Pero a este muchacho se le ha destornilladlo la sesera?

En aquel instante llegó Hipólito con un cacharro en las manos.

-Bella Emilia, dulce Mariana. Os presento mi nuevo invento.

-Hipólito no tengo tiempo para tus tonterías.- Mariana le cortó-Tengo que ir a la cocina. ¿Qué
piensas, que estos parroquianos se alimentan solos? Alguien tiene que llenarles el buche.

-Claro dulce Mariana. Ve. ¿Con que delicia vas a conquistar hoy mi paladar?

-Hipólito no seas embaucador. Hoy creo que tocan lentejas ¿verdad Emilia?

Emilia estaba contemplando la plaza. Sabía que no podía ser verdad, pero le había parecido ver a Sebastián a lo lejos.

-¿Emilia que te tiene tan enfrascada en otros quehaceres?- Preguntó Hipólito mirando en
dirección a la plaza intentando atisbar que era aquello que desconcertaba a la bella Emilia.

-Nada. Miraba el escándalo que has montado por nada, botarate. Mariana vamos a la cocina. Hasta más ver Hipólito.

-Ve con Dios Bella Emilia. Mariana, ¿tu también piensas que no sirve para nada? Te voy a enseñar como..

-Hipólito, hasta luego- le dio un beso en la mejilla. Aquello si que lo dejo sin palabras para explicar su nuevo invento.

Hipólito se giró de nuevo y fue hacia la plaza.

-Señoras les presento el invento que revolucionara sus casas.

Capitulo 2: Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida.

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En ese instante, Alfonso entró por la puerta de la casa de comidas con cara de sorprendido.

-¿Y este Hipólito que ha hecho ahora?- preguntó Alfonso que venía cargado con el vino que había encargado a Marcial, el de la puebla.

-Nada, dice que quiere ser inventor.- respondió Mariana que empezaba a preparar la barra para la tanda de desayunos.

-Este muchacho cada vez esta peor. Aún que con los padres que tiene…

En aquel momento Emilia salió cargada con dos botijos y el firme propósito de ir a llenarlos a la fuente. Aunque tras aquello se encontrara el propósito de comprobar si la vista le había engañado o en aquella plaza se encontraba su hermano Sebastián.

-Pero Emilia, amor. ¿Donde vas?

-Es que no se ve. Pues a la fuente a llenar estos botijos.

-Emilia, deja que te ayude.- le pidió Alfonso.

-Que no hombre. Que yo puedo. Esto lo llevo haciendo desde pequeña y no me ha pasado nada.
Tu quédate aquí ayudando a Mariana.

- Pero nunca habías estado preñada, amor. En tu estado no puedes faenar tanto.

-Pero mira que es pesado tu hermano Mariana.- Miró a Mariana esperando complicidad. Pero no fue eso lo que encontró.

-Emilia. Por una vez tiene razón. Déjame que ya voy yo a por el agua.- Mariana le cogió los botijos y salió hacia la fuente.

-¡Pero bueno! Parece que todos os habéis puesto de acuerdo para que tenga que estar todos los días sentada mano sobre mano. – Se sentó en la silla más próxima.

-Emilia, mujer. No te enfades que lo hacemos por tu bien y por el bien de el hijo que viene en camino.

-Lo sé Alfonso. Pero es que yo no estoy hecha para ver como los demás trabajan mientras yo estoy sentada sin nada que hacer.

-Bueno. Yo si que tengo que faenar. Voy a la barra que ya vienen los primeros parroquianos. –Le dijo un beso en la frente y le susurró cariñosamente en el oído- Descansa Emilia. Hazlo por los
dos.

Alfonso se encaminó hacia la barra mientras saludaba a los paisanos.

- A los buenos días Fermín. Buenas Julián. Váyanse sentando que ahora les traigo un chato de vino y un poco de pan con chorizo y queso que nos han traído de Requejo. – Mientras de reojo miraba a su mujer que cada día estaba más guapa.

Capitulo 3: La peor prisión es un corazón cerrado.

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Aquella misma mañana Pepa desayunaba en el Jaral junto a Tristán. Desde que Soledad y Olmo habían sido condenados a cárcel ambos necesitaban tapar el hueco que Olmo y Soledad habían dejado en sus vidas. A Soledad no le quedaba mucho para salir ya que tan solo había sido condenada a tres semanas por ocultar un robo, que ella en principio no sabia. A eso también había que sumarle que Francisca había removido Roma con Santiago para que su hija saliera de la cárcel lo antes posible.

-Felicita a la cocinera del Jaral de mi parte- Dijo Tristán para romper el silencio que se había establecido entre ellos desde que, al ir a coger la jarra sus manos se habían tocado.

-La verdad es que las pastas son del Colmado. A Feliciana, la cocinera, le he dado la mañana libre. Y es que no me acabo de acostumbrar a tener a gente que trabaja para mi. Ni tener tres cucharas….- Aquello le hizo recordar a Águeda, su madre. La misma madre que Olmo había matado y por eso cumplía condena. Se derrumbó. Pensó que se iba a caer en cima el plato pero la cálida mano de Tristán la cogió justo a tiempo.

-¿Pepa? ¿Pepa estas bien?

-Si, Tristán , no te preocupes. La verdad es que desde que Olmo no esta me planteado en serio despedir a las criadas. La única razón por lo que no o he hecho es porque se que es la única forma que tienen de llevarse algo caliente a la boca y la única forma de mantener a sus familias.

-Eso te honra Pepa. – Se la quedó mirando. Deseaba tanto besarla. Pero sabía que no era lo correcto. Era su hermana. Por mucho que les pesara.

-Bueno, ¿y que tal con Gregoria?- Preguntó Pepa, quería cambiar de tema.

-Pero que le ha dado a todo el mundo con preguntar por ella. Ayer fui al colmado y Dolores también me preguntó. Mi madre también esta pesada con el tema. Pero si hasta cuando fui a visitar a mi hermana se preocupó más por ella que por mi.

-Es normal Tristan. Es tu prometida. Y esta en coma.
#21
musicintheair13
musicintheair13
10/04/2012 19:03

Capitulo 13:Perdonar es el valor de los valientes

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Raimundo llegó a la casa de comidas con una sonrisa de atontado, que últimamente no se podía quitar de la cara. Aunque tuvo que disimularla una vez entró en la casa de comidas.

-¿Pero Mariana que ha pasado?- Fue lo único que Raimundo se atrevió a preguntar cuando al entrar vio a Emilia medio llorando el patio y a Alfonso con ella. Alfonso lo vio y se dirigió dentro.

-Tranquila Marianita. Ves con Emilia. Ya hablo yo con Raimundo.

-Claro Alfonso.- Dijo Mariana mientras salía fuera consolar a Emilia. Una vez llegó fuera empezó apartarle el pelo de la cara a Emilia.- Emilia, no debes estar así.

- Mariana, ha vuelto. Y por lo visto no ha cambiado. Yo he llegado a perdonar a mi padre pero si vuelve y le vuelve a pedir algo y mi padre se lo da estoy segura de que no lo podría perdonar. Mariana, no podría. No podría volver a confiar en mi padre.

Mariana no sabía que hacer. Sabía todo lo que Emilia había pasado cuando, por culpa de Sebastián su padre lo había hipotecado todo. Así que tan solo la abrazó y le dijo susurrando.

-Tranquila Emilia, nosotros estamos contigo.


En aquel mismo momento Alfonso le estaba ofreciendo a Raimundo un asiento.

-Raimundo, Sebastián ha vuelto.

-¿Y eso es un motivo por el que penar?

-Si. Se ha presentado aquí y en cuanto le hemos explicado que ahora la posada y la casa de comidas eran nuestras me ha acusado de embaucar a mi esposa por los bienes. Y no contento con eso ha dicho que éramos unos egoístas. Yo le he explicado la verdad y le he hecho ver que el egoísta era él. Lo he hecho de mala manera y eso es de lo único de lo que me arrepiento, por que el contenido era el mismo que pienso ahora.

-¿Y donde esta ahora Sebastián?

-Después de eso se ha marchado. Ni Emilia ni yo sabemos donde ha ido.

-¿Y habéis dejado que marche sin más? Voy a ir a su busca.

-Pero Raimundo… - Alfonso se quedo a medias porque Raimundo ya había salido del local- Emilia esta mal…- Acabo la frase aunque solo le escucharon las cuatro paredes de la taberna.
#22
sandramatilla
sandramatilla
10/04/2012 19:08
enhorabuena me encanta!!! con ganas de haber k pasa entre tristán y pepa jejejeje
#23
Kumita23
Kumita23
10/04/2012 19:32
Me encanta, Music¡¡ Gracias...aunque Sebas siga ganando puntos en el ranking de los mas odiados...
#24
Ruthlovetristan
Ruthlovetristan
10/04/2012 19:46
Muy bien jajaja. Ya sabes que me gusta cada vez más.
#25
musicintheair13
musicintheair13
11/04/2012 20:02

Capitulo 14: Si precisas una mano, recuerda que yo tengo dos.

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Pepa y Tristán ya habían bajado de su alcoba. Nada más bajar las escaleras, Cándida les avisó de que un tal Sebastián les estaba esperando en la sala de estar.

-¿Sebastián? Cándida, ¿estas segura?

-Si señorita, así dijo llamarse. ¿Le indico que se marche?

-No. No será necesario. ¿Ha dicho que quería?

-No lo sé. Pero al verlo cargado con la muchacha rubia con la que frecuentaba el señor Mesía en brazos, pensé que lo mejor sería que entrara.

-¿Soledad? ¿Qué hace con ella Sebastián, si es Sebastián realmente?- Tristán sentía que le faltaba alguna pieza de aquel puzle confuso.

-No lo sé, pero creo que es un buen momento para descubrirlo, ¿no crees?-Pepa le dio aviso a Cándida de que se dirigiera al salón.

Pepa y Tristán se fueron hacia la sala de estar detrás de Cándida.

-Señor Sebastián aquí están Pepa y Tristán.

Y al apartarse Cándida y retirarse, Pepa y Tristán pudieron comprobar que realmente si que era Sebastián aquel hombre que les aguardaba en la sala de estar.

-¡Sebastián, viejo amigo! ¿Que haces tu aquí?- Le saludo Tristán mientras Pepa observaba a Soledad.

-Luego ya habrá tiempo para que nos expliques como es que has vuelto. Ahora lo fundamental es ver como esta Soledad. ¿Qué le ha pasado?

-No lo sé Pepa. Yo estaba dando una vuelta para despejar mi mollera y me la encontré bajo un fresno, tal y como esta ahora. Luego, al verla, me ha confundido con Tristán.- Pepa Y Tristán se miraron. Soledad sin saberlo había confundido a dos hermanos.- ¿Qué os pasa?

-Nada, nada. Sigue Sebastián.- Respondió Pepa volviéndose a fijar en Soledad.

-Y cayó desplomada. A mitad del camino ha recuperado el habla y me ha dicho que viniera aquí, que Gregoria no está. ¿Dónde esta Gregoria, amigo mío?- Le preguntó a Tristán.

- Esta en coma…

-Lo siento mucho, yo…- Sebastián no sabía que decir. Fue una gran suerte que Pepa le ayudase y lo interrumpiese.

-Tristán será mejor que me ayudes. Hay que levantarla. Tenemos que llevarla a la casa de comidas. Allí tengo todo el material necesario para ver que le sucede. ¡Cándida!

Cándida apareció por la puerta.

-¿Me ha llamado señora?

-Efectivamente, así es. Haz llamar a Gerónimo. Necesito que me ayude a llevar a Soledad. Ah, y di también que preparen una calesa.

-Así lo haré señorita. ¿Algo más?

-No, puedes retirarte, gracias Cándida.

Cándida asintió con la cabeza. Y salió disparada a buscar a Gerónimo.

-Yo no voy a ir a la casa de comidas.- Sebastián había sacado la vena cabezota de los Ulloa.

-¿Por qué no, amigo? Todas las manos serán pocas.- Tristán también la había heredado.

-¿Te ha pasado algo con Emilia?-Preguntó Pepa

-¿Es verdad que perdieron el negocio por culpa de que mi padre hipotecó el negocio?

Tristán y Pepa se miraron. Ninguno sabía que responder.
#26
Ruthlovetristan
Ruthlovetristan
11/04/2012 20:06
Muy bien muy bien. Pero... ¿Qué ha pasado en esa alcoba? ¡Que ansias tengo! `carcajada
#27
Kumita23
Kumita23
13/04/2012 16:30
Uy,uy,uy..que le pasa a Soledad¡¡ Pa mi que tenemos otro bebe en camino.carcajada
#28
LoreProteyonki
LoreProteyonki
14/04/2012 16:09
Me encantaa! Siguee sigue!
#29
musicintheair13
musicintheair13
14/04/2012 17:18

Capitulo 15: Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, esto ya es una elección.

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El aire aún era tenso en la casa de comidas. Pese a que Raimundo había vuelto poco después, nadie le dirigía la palabra. Todos habían creído aquello como una elección y el ganador había sido Sebastián.

-Emilia, hija..- Raimundo intentó hablar con ella pero Emilia se giró de espaldas sin pensarlo mucho.-Alfonso…- Alfonso recogió los vasos de la mesa en la que estaba atendiendo, los lleno de vino y los devolvió sin prestar atención alguna a las palabras de su suegro.- Mariana…

-Claro que si Julián, ahora mismo le traigo un caldo que hará que te recuperes del todo- Mariana siguió hablando con un parroquiano sin escuchar a Raimundo.

-Mariana no exagera. Tiene una mano para el caldo.- le explicó Alfonso a Julián mientras iba detrás de la barra a cortar un poco de pan para los dos vecinos que acaban de llegar.

-Buenos días Fernando. Hola Demetrio. ¿Cómo sigue Segunda?- Emilia fue atender a los hombres que acaban de llegar.

-Bien. Gracias por preguntar.

-No es nada. ¿Qué les sirvo hoy?


En aquel momento la puerta se abrió y Sebastián, Tristán, Pepa y Soledad entraron en la taberna.

-Tristán, Sebastián, dejadla en mi alcoba. Mariana por favor pon agua a hervir y échale esto- dijo mientras le extendía un bote con una mezcla de plantas sanadoras.

-Claro Pepa, ahora mismo.- Mariana salió corriendo hacía la cocina.

Pepa mientras tanto se acercó a Emilia.

-¿Emilia que ha pasado con Sebastián?

-Es una cosa muy larga de explicar. ¿Necesitas ayuda con Soledad?

-Toda la ayuda que tenga es poca. Pero alguien tendría que avisar en la casona, sobretodo a Francisca.

En oír aquel nombre Raimundo se dio por aludido.

-Ya voy yo Pepa.- Raimundo fue a coger su gorro y su chaqueta.

-Claro Raimundo.-Pepa le guiñó un ojo. Emilia no entendió aquel gesto, pero se debía que Pepa sabía quién se iba a ofrecer voluntario.
#30
musicintheair13
musicintheair13
14/04/2012 20:49

Capitulo 16: De poetas, tontos y locos, todos tenemos un poco.

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En el colmado Pedro y Dolores seguían ajenos a todo lo que pasaba en la plaza, y en el pueblo en general. Como de costumbre, su hijo Hipólito les traía de cabeza. Ahora que había decidido ser inventor salía y entraba del almacén con cosas en las manos.

-¿Madre usted necesita esto?- Hipólito llevaba la antigua máquina de coser de su madre.

-Si hijo. Algún me convertiré en una reputada modista y para eso tendré que utilizar esta máquina.

-Espero que ese día quede bien lejos- Pedro dijo aquello sin soltar el periódico que tenia entre las manos

-¿Decías algo Pedro? Porque te recuerdo que aún no he pensado que haré para cenar y me quedan acelgas.

-Nada, Dolores, yo no decía nada.- Pedro negó lo que había dicho. Las acelgas podían con él.

-¿Entonces madre puedo coger la máquina de coser?- Hipólito seguía en su mundo.

-¡Que no botarate! Es más, ahora que me acuerdo tengo unos vestidos que necesitan unas
puntadas.

Dolores se giró pero antes de salir dio el punto de gloria.

-Por cierto Pedro, realmente te había escuchado. Esta noche acelgas.

-Pero Dolores…

-Ni pero ni peras. Acelgas, hoy vas a cenar acelgas.

Dolores entró hacia el almacén convencida de que arreglaría aquellos vestidos, pero antes, dejaría las acelgas en el fuego para cenarlas aquella noche.

-Hipólito. –Pedro se levantó por primera vez de la silla- ¡Ven aquí!

-Padre, no me corra a porrazos que luego me quedo medio lelo.

-¿Medio lelo? Del golpe que te voy a dar te vas a quedar más lelo de lo que ya estas…

Hipólito salió corriendo del colmado directo a la casa de comidas esperando que allí Raimundo hiciera entrar a razón a su padre. Pero al llegar allí solo estaba Mariana.

-Hola dulce Mariana. ¿Dónde está el resto de parroquianos?

-Estamos cerrados Hipólito. SI quieres comer vuelve más tarde- Mariana no tenía tiempo para las tontás de Hipólito. Soledad estaba grave y necesitaba todos los cuidados posibles.

-Pero dulce Mariana, ¿Qué está sucediendo?

-Soledad. Que ha salido de la cárcel pero está en un estado crítico. Luego voy hablar contigo, Hipólito.

-Por supuesto, dulce Mariana, no te preocupes. SI necesitas ayuda ya sabes dónde estoy.

-Claro Hipólito. Gracias.- Mariana se le acercó y justo cuando le iba a dar otro beso en la mejilla Emilia la llamó.

-Mariana, pregunta Pepa si ya está el remedio.

-Si Emilia, ahora voy…

Mariana se alejó mientras Hipólito empezaba a barruntar cambiar de trabajo.
#31
Ruthlovetristan
Ruthlovetristan
14/04/2012 20:54
Jajajaaja como me he reído con lo de las acelgas :D
#32
Kumita23
Kumita23
14/04/2012 20:56
¡¡Cuanta intriguilla!! Sigue, sigue....
#33
musicintheair13
musicintheair13
17/04/2012 18:36

Capitulo 17: En un beso, sabrás todo lo que he callado.

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En la botica, al otro lado de la plaza, Paquito tenía problemas.

-María Cristina, no pienso seguir con su juego.

-¿De qué juego hablas bribón?- María Cristina se acercó sugerente a Paquito. Este cambió de sitio.

-María Cristina se lo estoy intentando decir con educación. No la quiero, quiero a Mariana. Y no quiero seguir con esto. No quiero herirla…

-Pues yo no podré soportar la idea de trabajar junto a ti y saber que nunca más serás mío.

-Pues tendrá que hacerse la idea…

-Me temo que no Paquito…

En aquel instante Mariana entró en la botica. Cuando Pepa había pedido que alguien se acercara a la botica ella aceptó encantada.

-¡Mariana!-Paquito fue directo hacia ella no prestando caso a María Cristina. La atrajo hacia él y la besó. Desde que se habían confesado sus sentimientos, no les importaba mostrarlos en público. -
¿Qué haces aquí, mi amor?

-Vengo a buscar un remedio que necesita Pepa. Paquito, ¿puedes darme ácido acetilsalicílico?

-Me temo que no. Ya no trabajo aquí. Voy a buscar mis cosas. Que te atienda María Cristina.
Espérame, ahora voy vuelvo. –Y la volvió a besar. Aquello hizo enrabiar a la boticaria que aprovecho
aquella oportunidad a solas con Mariana.

-Marianita, Marianita- María Cristina salió de detrás del mostrador y se acercó a Mariana Mientras le tocaba uno de sus rizos- ¿No te han enseñado que con los juguetes de las demás no se juega?

-No soy ninguna niña pequeña. –Mariana le quitó su rizo de las manos de María Cristina. – Y tampoco sé a qué se refiere.

-¿A no?-Dio una vuelta por detrás de Mariana.-A Paquito me refiero. Él es mío, mío y solo mío. ¿Te ha quedado claro, ramera de tres al cuarto?-El tono de las palabras de María Cristina iba subiendo.

-Señora no voy a consentir que me insulte así...

-A no, ¿y por qué? ¿Quién eres tú para impedírmelo?

-Mi prometida, y si no pasa nada, mi futura mujer. Así que si se atreve a volverle a decir algo mal
sonante, se las tendrá que ver conmigo…- Paquito se puso delante y Mariana se agarró a él como si
fuera un escudo.-Ten Mariana, esto es lo que necesitabas. Aquí tiene sus míseras perras. Hasta más ver.

Paquito y Mariana salieron de la botica. A María Cristina le concomían los celos. Aquella maldita furcia se lo había ganado más de lo que ella creía.
#34
Ruthlovetristan
Ruthlovetristan
17/04/2012 18:43
Sigue, sigue, aver lo que pasa :D
#35
Kumita23
Kumita23
17/04/2012 22:58
Este capi me encanta¡¡¡ Un placer leerte.
#36
musicintheair13
musicintheair13
18/04/2012 19:45

Capitulo 18: Quien espera, desespera.

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Una vez fuera Mariana asimiló los hechos.

-¿Tu prometida? ¿Soy tu prometida?

-Bueno, quizás no ha sido la mejor manera pero…-Paquito buscó en su bolsillo y sacó una cajita.- ¿Quieres casarte conmigo?

Mariana respondió sin pensárselo.

-Sí, sí, sí. Pero no hacía falta que te gastarás tanto dinero. Seguro que te ha valido más de 6 duros.-Mariana no podía parar de mirar aquel anillo.

-¿Y qué? Te quiero, y eso es todo lo importante para mí.

Mariana estaba deseando llegar a la posada para explicárselo todo a Emilia. De un tiempo a esta parte, concretamente, desde que Emilia accedió a que la ayudase en la casa de comidas, ella se había convertido en su confesora, y en algunas veces, incluso en su paño de lágrimas. Más de dos días y de tres había ido llorando a la cocina, preguntándole si realmente creía los rumores que circulaban por el pueblo de que Paquito no la quería. Emilia, cada vez le repetía lo mismo: “Mariana, esto es un pueblo. Aquí hay más cotillas mentirosos que cabras en los prados. Es más, sin ir más lejos, la mismísima “alcaldesa consorte” y su grupo de amigas. Pero no has de creerlos. Paquito te quiere y te lo demuestra.” Acto seguido le explicaba alguna anécdota de Alfonso o de ella, cuando era pequeña mientras le secaba las lágrimas. Como aquella vez que le explicó que para las fiestas del pueblo, Hipólito y ella habían cogido prestados un par de sacos de harina del colmado y los habían dejado delante de la casa de Don Anselmo. En el pueblo se lió una trifulca impensable. Incluso pensaron en excomulgar a Don Anselmo, hasta que todo se aclaró y se quedó en una anécdota de dos chiquillos para contar. Aquello le hacía sonreír y volver a la tarea.

En cuanto entró a la posada comprobó que Pepa había echado fuera a Sebastián, a Raimundo y a Tristán. Siempre decía que en lo que llevaba de partera, nunca permitía que ningún hombre entrara. “Me aturullan. Quieren hacer mil cosas pero no pueden.”

Emilia por supuesto estaba dentro. Llamó a la puerta.

-No seáis pesados. Ya os ha dicho Pepa que no podéis entrar.

-Emilia, soy yo. Mariana.

Emilia quito los dos cerrojos y la silla que habían puesto tapando la puerta, y es que aquellos hombres si se lo proponían eran capaces de tirar la puerta abajo.

-¿Pepa que le pasa?

-Ha vuelto a tener Neumonía. Y esta vez es más fuerte

Cerraron la puerta, pero aquellas palabras ya habían alterado a Tristán.
#37
Kumita23
Kumita23
18/04/2012 22:57
....carcajadacarcajadacarcajada..."hay más cotillas mentirosos que cabras en los prados"...carcajadacarcajadacarcajada...
Y lo de los hombre que no pueden hacer nada poniendo nervioso a la Pepa...que bueno Music¡¡¡
Te superas de capitulo en capitulo.
#38
musicintheair13
musicintheair13
19/04/2012 19:59

Capitulo 19: El Odio se puede mover acciones igualmente. Es la cara opuesta de la moneda del amor.- Francisca Montenegro.

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Se acercó a la rejas igual que había hecho la última vez.

-Todo según el plan.

-Gracias Ruth.

Él no se rendía nunca. Incluso entre rejas seguía con sus planes. Aquello era algo que la enamoraba. Aquella insistencia en seguir con algo. También era cabezón como ella. Y pese a que había sido condenado por asesinato no tenía cara de ser mala persona. Seguro que la vida le había llevado por sendas oscuras, igual que a ella. Una vez le había explicado como de pequeño su madre le hablaba de Alba, su ángel de la suerte. De cómo le explicaba que ella, su hermanastra vivía arriba con su padre. Él había perdido a su padre de pequeño y desde que tenía edad suficiente se dedicó en cuerpo y alma a encontrar, por un presentimiento de su madre, a una niña, su ángel, que llevaba más de quince años desaparecida. “Nunca digas que alguien está muerto porque no puedes verle ni oírle” le decía constantemente su madrastra, a la que él siempre había considerado una madre. Y todo lo que tenía para encontrarla y que su madre estuviera orgullosa de él eran dos nombres y un colgante. UN colgante especial de color azul turquesa con una libérula que tenía una gran historia y que su madre había dado a Josefa Balmes, uno de los nombres, junto a Alba, la otra pista. Aquello era todo lo que tenía. Por eso se sintió orgulloso cuando preguntando por los caminos le hablaron de Josefa, para todos Balmes, una partera que andaba los caminos buscándose el pan y traer niños a este mundo. El nombre coincidía así como el oficio. Preguntando por ella, le llegaron rumores de que estaba en un pequeño pueblo, Puente Viejo. Al comentárselo a su madre, ella se sorprendió ya que allí vivía el padre de Alba. Tras darse unas vueltas por el pueblo conoció a aquella a la que llamaban “la partera”. Pero no era una mujer de cincuenta años como le había dicho su madre sino una preciosa muchacha, la cual en su cuello llevaba algo que le sonaba. Un precioso collar azul con una libélula. Ella era Alba. Su famosa Alba. Tras varios meses Alba y su madre se conocieron. Y a partir de ahí, su madre lo ignoró… También me explicó como luchaba contra sus pensamientos pecaminosos y de cómo decidió envenenarla tras saber que Alba se llevaría los dineros que su padre había hecho en vida. Y de cómo, que intentara casarse con un tabernero le hirvió la sangre. Tras discutirse con ella delante de todos los invitados, incluido el tabernero, se fue a aguardar a la alcoba de su “queridísima” madre, para tras sorprenderla y explicarle su maléfico plan, tirarla por la ventana. Pero aún habiéndome contado todo aquello seguía creyendo que en el fondo, aunque fuera muy fondo de su corazón encharcado de odio, seguía habiendo aquel niño asustado que me había dicho que había estado cuando murió su padre. Quizás me estaba enamorando…

-Ruth. Te necesito para una cosa más.- Aquellas palabras hicieron que mi corazón se desbordase.

-Claro. Como quieras, Olmo.
#39
Ruthlovetristan
Ruthlovetristan
19/04/2012 20:07
Bieeen jajaja. Me encanta. Por fin Ruth en acción. Gracias :D
#40
Kumita23
Kumita23
20/04/2012 16:27
Uy, uy, uy...que malo es Olmo¡¡ Y esta versión en primera persona, me ha sorprendido...le da mucha credibilidad a la trama. Enhorabuena¡¡bravo
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