Creemos nuestro propio Puente Viejo. ¡TODOS JUNTOS!

No podía soportar más aquello, era demasiado para mí, no podía soportar la idea de que mi madre, la persona a la que más había odiado, la culpable de todas mis desgracias seguía viva, no podía ser que hubiese dedicado mi vida a buscarla, a destruirla y que justo cuando pensaba que lo había conseguido… volviese a mí para torturarme, volviera a mi mente su risa, su mirada, su cáliuda voz. No, no podía más. Todo a mi alrededor se volvió borroso, oscuro y ante mí creí verla a ella, a Flora, a mi madre, llamándome, riéndose de mí.
- No se lo permitiré- grité
Y alcé el arma, dispuesto a disparar para acabar con ella de una vez por todas. La rabia me cegaba, lágrimas de impotencia anegaban mis ojos e iba a disparar, estaba a punto de disparar cuando un atronador estrépito resonó a mi alrededor y la figura de Flora se disipó permitiéndome volver a la realidad. Un disparo, había sido un disparo, pero no mío como todos pensaron. Sus miradas se dirigieron a mí, Tristán se abalanzó golpeándome, luchando conmigo, y yo no respondí pues había visto el verdadero origen de la bala. Oculta por las columnas, Rosario había disparado desde la entrada dispuesta a matarme, pero había errado y sin quererlo, Raimundo había salvado mi vida. No podía creerlo, no podía ser que Rosario hubiera intentado matarme. A mí, Rosario… mi Rosario. Presa de la rabia, la furia y la confusión, golpeé a Tristán con fuerza, zafándome de su mortal abrazo y huí golpeando la ventana con mi ya herida mano en un intento por escapar de la locura que comenzaba a poseerme. Salté a través de los afilados cristales sintiendo como el frío filo de uno desgarraba mi piel provocando que la sangre manase de mí y que mi pierna derecha de jase de responder, pero aún así corrí, corrí queriendo dejar atrás los fantasmas de mi pasado y mi presente.

Senti los golpes de Salvador en mi cara, mi pecho, intente defenderme agarrandolo pero no hubo manera, al final despues de golpearme sin cesar, me desplome en el suelo, comenzandolo a ver todo bastante borroso.

Raimundo no dejaba de sangrar y yo... ¿Que podía hacer? Intentaba taponarla la herida pero era inutil. Dios mio, entonces Salvador consigui separarse de Tristán y empezó a golpearle varias veces, hasta que finalmente salio por la ventana huyendo, eso sí, herido. Francisca se había desvanecido, Raimundo estaba herido, y Tristán...
¡Dios mio, no me respondía!
-¡Tristán!¡Tristan! -Dije cogiendole la cara
-Por favor, mi amor no me hagas esto!- me salió del alma

Pero seguía sin responderme. Intentaba hacer reaccionar a Francisca y a Tristán mientras trataba de ayudar a Raimundo, y veía como " mi padre" huía corriendo. Solo se me ocurrió gritar:

-¡AYUUUUUUUDA!

Oia a Pepa, oia como me gritaba para que despertase,pero no tenia fuerzas para hablar, intente abrir los ojos, pero tampoco podia, comence a verlo todo negro , hasta que al final, me desmaye.

Nadie atendía a mi ayuda. Supuse que Rosario se habría ido. Necesitaba a Tristán para llevar a Raimundo al consultorio, allí tendría los utensilios para atenderle, pero no tenía mucho tiempo, asi que intenté que se depertara y le hice el boca a boca.

- Tristán despierta, mi amor!!!

El movió la cabeza y abrió un poco los ojos, me dijo:

-Pepa, estas aquí...

¡Conseguí que se despertara!

Sentir sus labios junto a los mios, sentir su aliento, me hizo despertar de nuevo, abri los ojos, y mi mirada aun debilitada se clavo en los bellos ojos de Pepa, no pude mas que susurrar:

-Pepa, estas aqui...

Cuando ya vi que estaba consciente, le ayudé a levantarse y me dirigi a él:
-Rapido Tristán, tienes que ayudarme a llevar a Raimundo al consultario, esta inconsciente y ha perdido mucha sangre, tu madre se ha desmayado y no puede ayudarnos, y no hay nadie en la Casona, Salvador a huído.

Me levante, aun un poco aturdido, y bastante dolorido, mire a mi madre y a Raimundo, y volvi a la cruda realidad, me agache y cogi de la cara a mi madre, mientras una lagrima me caia sobre la mejilla,despues agarre a raimundo, apoyando su brazo sobre mi hombro, tratandolo con la mayor delicadeza.

Esta bien vamos..pero y mi madre, que pasa con ella?

Tristán consiguió coger a Raimundo, pero ¿y Francisca? - me preguntó

-Vete llevando a Raimundo al consultorio, yo voya despertar a tumadre, iré lo antes que pueda. ¡Corre Tristán!

Vi como Tristán salia de la casona lo mas rapido que podía, aun estaba aturdido. Yo fui ala cocina, no había nadie, cogí un poco de vinagre y se lo puse Francisca en la nariz para que lo oliera. Ella reaccionó.

Sali de la casa, lo mas rapido que pude, subi a Raimundo a la caalesa de mi madre y luego subi yo, le intentaba taponar la herida con mis manos, pero no dejaba de salir sangre, yo le susurraba una y otra vez:

-Vamos raimundo, aguante, aguante, sea fuerte..

Al fin llegamos al consultorio, estaba abierto pero no habia nadie.

MADICION! *pense* no sabia que hacer, puse a Raimundo en la camilla y lo observe unos instantes, estaba solo con el, tenia que ayudarle, si no moriria ahi mismo, y yo no podia permitirlo.

Un fuerte y agudo olor me hizo removerme. Sentía como si alguien o algo presionase mis sienes. Y notaba flácido mi cuerpo, aunque quisiera no moverme, pues las fuerzas habían flaqueado en mí. Sumida en aquella oscuridad solo aquel olor y las palabras de Pepa me hicieron entre abrir los ojos. Viendo vagamente como una sonrisa se posaba en sus labios al saberme despierta.

Los bultos fueron dando paso, paulatinamente, a formas que cada vez me resultaban más reconocibles. Notando como la energía volvía a fluir en mi cuerpo.

Me moví intentando levantarme de los brazos de Pepa pero aun no era capaz de erguirme por mi misma.

-¿Qué ha pasado?- pregunté confundida.

Pepa quedó mirándome pensativa, mientras que una serie de imágenes pasaban rápidamente por mi mente.

Salvador. Cerré los ojos al creerme loca por pensar que lo que veía en aquella tira fotográfica pudiera haber pasado de verdad. No podía haber sido más que un sueño. Un terrible sueño del que acababa de despertar, o aquello crei en mi absoluta inocencia.

Por fin Francisca despertó. Me preguntó que había pasado. No creí que fuera conveniente alterarla puesto que aun estaba débil asi que la dije que descansara y que subiera a su alcoba. Ella accedió.

Fui con la calesa de doña Francisca hasta el pueblo y por fin llegue al consultorio. Allí estaba Tristán, se le veía muy angustiado, ya no sabía que hacer. Yo no tenía los conocimientos suficientes, pero varias veces había visto estas operaciones. Por suerte la bala le había dado en un costado del vientre y no había dañado ningún órgano importante.

Le operé. Tristán me ayudó en todo lo que necesitaba, y aunque pasamos 2 horas muy duras, había momentos que pensabamos que se nos iba, conseguí extraer la bala y operar.

La operación había salido bien pero las próximas horas eran claves. Si despertaba, habría sido un milagro (ya es bastante extraño que yo lo diga) pero si no despertaba, todo estaba perdido.

Aguarde sentado con Pepa, observando a Raimundo, esperando que despertara, que no muriera, el era un hombre fuerte y no dudaba que lo conseguiria. Yo aun seguia dolido, ahora mientras estaba sentado la parte del costado me estaba empezando a doler mas de la cuenta, tal vez me habria roto alguna costilla o tal vez solo fuera un moraton, no queria que Pepa se enterase de aquel dolor, ella ya tenia bastante, me puse la mano en el costado intentando disimular el gesto de dolor.

Aguardamos unas 3 o 4 horas a que Raimundo depertara, pero no lo hacía. Tristán no se separaba de mí en ningún momento, me cogía la mano. Me pareció elmoemnto oportuno parahalar de todo lo que nos había ocurrido.
-Asi que fue tu padre... -le dije
- Te secuestro tu... nuestro propio padre- aunque me doliera rectifiqué

Si..fu el *dije sin demasiado impetu, en ese instante oi un leve susurro de Raimundo pidiendo agua, me levente al instante y le ofreci un vaso de agua

-Raimundo, como se encuentra? soy Tristan..

Cuando me encontraba hablando con Tristán, oí un suave hilo de voz que decía: -Aguaa...
-¡Raimundo, se ha despertado! ¡Que gran noticia!- dije
Tristán fue a por agua y se la dio a beber poco a poco.
Y digame Raimundo, ¿Como se encuentra?- le pregunté

-Mi madre esta bien Raimundo, sosieguese y vuelva a dormirse, necesita descansar..

Me apoye en la silla volviendome a llevar la mano a el costado derecho, no dejaba de dolerme, y cada vez iba en aumento.

-Francisca esta bien Raimundo- le aseguré
-Yo misma conseguí que despertara y la llevé a su alcoba, esta descansando.
Noté como Tristán se llevaba la mano al costado derecho y con el rostro hacía un gesto de dolor que intentaba disimular.
Le mire y le pregunté:
Tristán, ¿Estas bien?

-Si,si..

Asenti con la cabeza, intentando que Pepa no se preocupara, pero aquel dolor casi era imposible de disimular, me sente en la silla para ver si apaciguaba aquel maldito dolor.

Aun no sabia de donde saque el valor para disparar pero tenia que hacerlo,no podia dejar que salvador en su locura terminara con todo.Aun temblando recorde que pepa habia dejado a la señora en su alcoba y me encamine hacia alli por si necesitaba algo.