Foro El secreto de Puente Viejo
Creemos nuestro propio Puente Viejo. ¡TODOS JUNTOS!
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07/03/2012 15:08
Fann3 me ha dado la idea de hacer esto, consiste en elaborar nuestra propia historia de Puente Viejo todos juntos. Cada forer@ va a ser un personaje de Puente Viejo.
Espero que os guste esta idea, me parece que lo podemos pasar muy bien.Si teneis alguna duda me lo deciis, y antes que nada si os parece bien, decidme que personaje quereis cada unos y yo los iré poniendo antes de empezar a elaborar la historia. Yo me pido Pepa si no os parece mal, si alguien quiereel personaje de Pepa yo me cojo otro y no pasa nada. Muchas gracias.



PERSONAJES PARA LA HISTORIA:
miri1309- Raimundo
Ruthlovetristan-Pepa
musicintheair13-Emilia
emshdopv-Soledad
Mariaesdpv-Tristán
Fann3-Alfonso
CristinaESDPV- Gregoria Casas
Franrai-Francisca
Triestrellasara-Mariana
Jessicavalido-Rosario
Laury93-Salvador Castro
Nhgsa- Sebastian Ulloa
Esdpvluna- D.Anselmo
¡PODEIS SEGUIR UNIENDOOS AUNQUE YA HAYAMOS EMPEZADO!
Aviso!! Por favor si os comprometeis a hacer un personaje, intentad escribir regularmente para darle continuidad a la historia y no quedar estancados. Muchas Gracias.
Y si quereis participar , informadnos con antelación, sino esto se desmadra y sería un caos. GRACIAS.
Espero que os guste esta idea, me parece que lo podemos pasar muy bien.Si teneis alguna duda me lo deciis, y antes que nada si os parece bien, decidme que personaje quereis cada unos y yo los iré poniendo antes de empezar a elaborar la historia. Yo me pido Pepa si no os parece mal, si alguien quiereel personaje de Pepa yo me cojo otro y no pasa nada. Muchas gracias.



PERSONAJES PARA LA HISTORIA:
miri1309- Raimundo
Ruthlovetristan-Pepa
musicintheair13-Emilia
emshdopv-Soledad
Mariaesdpv-Tristán
Fann3-Alfonso
CristinaESDPV- Gregoria Casas
Franrai-Francisca
Triestrellasara-Mariana
Jessicavalido-Rosario
Laury93-Salvador Castro
Nhgsa- Sebastian Ulloa
Esdpvluna- D.Anselmo
¡PODEIS SEGUIR UNIENDOOS AUNQUE YA HAYAMOS EMPEZADO!
Aviso!! Por favor si os comprometeis a hacer un personaje, intentad escribir regularmente para darle continuidad a la historia y no quedar estancados. Muchas Gracias.
Y si quereis participar , informadnos con antelación, sino esto se desmadra y sería un caos. GRACIAS.
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#561

13/04/2012 21:08
Tristán se despidió de mí y se fue a hablar con Raimundo, del tema que tenían que tratar.
También apareció Soledad, y Sebastián bajando por las escaleras.
Mauricio me avisó de que la calesa para ir al pueblo estaba lista. Me despedí de todos, pero en ese momento Sebastián me preguntó si podía ir conmigo, accedí con una sonrisa.
Nos montamos en la calesa y le pregunté por como estaba su pierna. Me dijo que iba mejorando poco a poco. Tuvimos una charla cordial durante todo el trayecto. Siempre me había llevado muy bien con Sebastián, pero lo cierto es que esta vez le notaba extraño, preocupado, como si algo no hiciera más que rondarle por la cabeza una y otra vez.
Así que le pregunté. Me contestó con una sonrisa y prometiendome que no le ocurría nada. Me quedé dudando si creerle pero finalmente lo hice, bastantes problemas tenía yo ya, como para preocuparme de uno más. También el me preguntó por mi relación con Tristán, alo que yo contesté con una sonrisa y diciéndole que iba bien, como la de dos hermanos normales. No podía contarle nada de lo ocurrido.
Llegamos al pueblo, ayudé a Sebastián para bajar de la Calesa, pude comprobar como de nuevo, las gentes murmuraban a mi paso, pero no les di ni la más mínima importancia, así se lo hice ver a Sebastián. Le dije que prefería estar sola, y accedió a mi petición.
Estuve atendiendo a Manuela y a Justa, dos de mis parturientas. Esto me llevó poco tiempo, pues los embarazos iban muy bien y no había ningún problema. Pensé en pasarme por la Casona, pero supuse que Tristán estaría hablando con Raimundo y no quería molestarle, así que decidí darme un paseo por el campo.
Al principio inteté quitar esta idea de mi cabeza, pues me daba miedo que alguien pudiera intentar hacerme daño por el tema de mi embarazo. Pero luego me di cuenta de que, después de la charla que les dio Tristán a los pueblerinos, ninguno más intentaría hacerme daño. Tenía claro que, si oía algún murmullo a mi paso, haría oídos sordos y pasaría de largo, sin darle la más mínima importancia, quizás así la gente se cansaría.
Me llevé una pequeña cesta y una navaja, para cortar y recoger las hierbas que encontara por el camino. Ya lista, me dispuse a dar mi paseo.
También apareció Soledad, y Sebastián bajando por las escaleras.
Mauricio me avisó de que la calesa para ir al pueblo estaba lista. Me despedí de todos, pero en ese momento Sebastián me preguntó si podía ir conmigo, accedí con una sonrisa.
Nos montamos en la calesa y le pregunté por como estaba su pierna. Me dijo que iba mejorando poco a poco. Tuvimos una charla cordial durante todo el trayecto. Siempre me había llevado muy bien con Sebastián, pero lo cierto es que esta vez le notaba extraño, preocupado, como si algo no hiciera más que rondarle por la cabeza una y otra vez.
Así que le pregunté. Me contestó con una sonrisa y prometiendome que no le ocurría nada. Me quedé dudando si creerle pero finalmente lo hice, bastantes problemas tenía yo ya, como para preocuparme de uno más. También el me preguntó por mi relación con Tristán, alo que yo contesté con una sonrisa y diciéndole que iba bien, como la de dos hermanos normales. No podía contarle nada de lo ocurrido.
Llegamos al pueblo, ayudé a Sebastián para bajar de la Calesa, pude comprobar como de nuevo, las gentes murmuraban a mi paso, pero no les di ni la más mínima importancia, así se lo hice ver a Sebastián. Le dije que prefería estar sola, y accedió a mi petición.
Estuve atendiendo a Manuela y a Justa, dos de mis parturientas. Esto me llevó poco tiempo, pues los embarazos iban muy bien y no había ningún problema. Pensé en pasarme por la Casona, pero supuse que Tristán estaría hablando con Raimundo y no quería molestarle, así que decidí darme un paseo por el campo.
Al principio inteté quitar esta idea de mi cabeza, pues me daba miedo que alguien pudiera intentar hacerme daño por el tema de mi embarazo. Pero luego me di cuenta de que, después de la charla que les dio Tristán a los pueblerinos, ninguno más intentaría hacerme daño. Tenía claro que, si oía algún murmullo a mi paso, haría oídos sordos y pasaría de largo, sin darle la más mínima importancia, quizás así la gente se cansaría.
Me llevé una pequeña cesta y una navaja, para cortar y recoger las hierbas que encontara por el camino. Ya lista, me dispuse a dar mi paseo.
#562

13/04/2012 21:19
Siento escribir por una tercera vez pero es que estoy enganchaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa que no veas. Y es que cada vez que escribo mi sebas (que no el niñato cabezón que nos han metido en la serie) me enamora. Gracias a las autoras/-es de esta idea. La verdad es que está quedando genial. Por lo menos a mí me mola más que la propia serie en estos momentos. Enhorabuena a todas/-os.
- Gracias don Julián. En verdad significa mucho para mí poder contar con usted. Necesito defender a mi familia de la ira de salvador y sólo lo conseguiré encerrándole de por vida.
Don Julián me tendió la caja pero yo no llevaba nada para guardarlo así que me dijo que me lo darí estando en la casona.
- Y ¿cuál es la mala noticia? - pregunté.
- La mala noticia tiene que ver con tu enfermedad Sebastián. - sentí como mis piernas empezaban a temblar por el miedo, expectantes a lo que el doctor diría. - He enviado un cable a La Puebla y desgraciadamente no cuentan en estos momentos con el equipo adecuado para saber si es o no cáncer de pulmón. Ten en cuenta que es una enfermedad que se acaba de descubrir. Tendrías que... o bien ir a la capital lo cual implica dinero que no sé si tienes o... pagar los gastos del traslado del equipo nuevo hasta la Puebla.
En ese momento entendi el problema. Hiciera lo que hiciera necesitaba dinero... bastante dinero. Y si me iba a la capital retrasaría mis planes contra Salvador y no lo podía permitir ya que el tiempo corría en mi contra y no sabía de cuánto disponía.
- ¿Cuánto cuesta el traslado del equipo?
- Ten en cuenta que es un equipo de última generación.
- Dígalo sin miedo doctor. - le insté inquieto.
- Desgraciadamente... 50 duros.
¡50 duros!... ¡eso era una fortuna! En un primer momento pensé en Francisca pero al instante deseché la idea. Con Salvador aquí él era el hombre de la casa. Para tener ese dinero tendría que contar con su consentimiento. Ya no valdría la opinión de Francisca. Tiré la muleta con rabia al suelo.
Don Julián intentó tranquilizarme diciendo que me ayudaría a conseguir el dinero de la manera que le fuera posible. Mientras yo me levanté... necesitaba desesperadamente tomar el aire. Don Julián me dio, mientras tanto, unas pastillas por si volvía a tener otro ataque. Agarré el frasco, le di las gracias de todo corazón, y me fui.
- Gracias don Julián. En verdad significa mucho para mí poder contar con usted. Necesito defender a mi familia de la ira de salvador y sólo lo conseguiré encerrándole de por vida.
Don Julián me tendió la caja pero yo no llevaba nada para guardarlo así que me dijo que me lo darí estando en la casona.
- Y ¿cuál es la mala noticia? - pregunté.
- La mala noticia tiene que ver con tu enfermedad Sebastián. - sentí como mis piernas empezaban a temblar por el miedo, expectantes a lo que el doctor diría. - He enviado un cable a La Puebla y desgraciadamente no cuentan en estos momentos con el equipo adecuado para saber si es o no cáncer de pulmón. Ten en cuenta que es una enfermedad que se acaba de descubrir. Tendrías que... o bien ir a la capital lo cual implica dinero que no sé si tienes o... pagar los gastos del traslado del equipo nuevo hasta la Puebla.
En ese momento entendi el problema. Hiciera lo que hiciera necesitaba dinero... bastante dinero. Y si me iba a la capital retrasaría mis planes contra Salvador y no lo podía permitir ya que el tiempo corría en mi contra y no sabía de cuánto disponía.
- ¿Cuánto cuesta el traslado del equipo?
- Ten en cuenta que es un equipo de última generación.
- Dígalo sin miedo doctor. - le insté inquieto.
- Desgraciadamente... 50 duros.
¡50 duros!... ¡eso era una fortuna! En un primer momento pensé en Francisca pero al instante deseché la idea. Con Salvador aquí él era el hombre de la casa. Para tener ese dinero tendría que contar con su consentimiento. Ya no valdría la opinión de Francisca. Tiré la muleta con rabia al suelo.
Don Julián intentó tranquilizarme diciendo que me ayudaría a conseguir el dinero de la manera que le fuera posible. Mientras yo me levanté... necesitaba desesperadamente tomar el aire. Don Julián me dio, mientras tanto, unas pastillas por si volvía a tener otro ataque. Agarré el frasco, le di las gracias de todo corazón, y me fui.
#563

14/04/2012 00:30
La verdad es que me encanta pasar el tiempo con Sebastián, es tan divertido y tan... tan guapo... además es muy amable conmigo. Por lo que me ha hecho muy feliz poder desayunar con él.
PD: esta quedando genial, yo me meto por aquí porque no sé por dónde meterme o sea que aquí dejo mi granito de arena :)
PD: esta quedando genial, yo me meto por aquí porque no sé por dónde meterme o sea que aquí dejo mi granito de arena :)
#564

14/04/2012 10:04
Vi el sol aparecer en lo alto del firmamento sin que hubiera conseguido pegar ojo, y mucho menos olvidar sus caricias. En el frío y la soledad de la noche, fueron muchos los momentos en los que me asaltó la duda, el remordimiento, en los que me creí a punto de alzarme para ir a buscarla de nuevo… pero no podía. ¿Por qué, maldito terco, te empeñas en estar separado de ella? Me decía una y otra vez, una y otra vez hasta que me gritaba a mí mismo la razón y me obligaba a recordar cómo me traicionó, aunque aquel recuerdo lograra desgarrar mi alma.
Pasaron varias semanas desde el día en que vi a mi madre por primera vez en años. Unas semanas en las que me enfrasqué en mí mismo, en las que no volví a verla porque el peso de la culpa sobre sus ojos me torturaba demasiado. Yo la amaba y no quería decepcionarla, pero aquello era por lo que había luchado toda mi vida, mi verdadera meta, mi objetivo. Había sido un monstruo durante todos aquellos años, había desperdiciado mi juventud en su búsqueda, en mi venganza y ahora que la tenía tan cerca… no, no podía rendirme, no podía fallarles a mis hermanos. Rosario no lo entendía, ella no había visto a las dos únicas personas a las que amaba morir lentamente, y en su agonía, clamar a gritos el nombre de su madre, de aquella madre que los había abandonado, de aquella madre que había preferido una nueva familia a la suya.
Me preparé, lo dispuse todo, la espié durante días, aprendí sus caminos, sus costumbres, su vida, vi al que debía ser mi hermano, ese tal Raimundo, y no pude evitar que la envidia y los celos me corroyesen por dentro, envidia de una vida de fortuna y felicidad, celos de un amor que nunca tuve, el de mi madre. Hasta que un día llegó el momento, la esperé en el camino, agazapado tras un arbusto, con el arma cargada, todo a punto. Esperé durante horas preguntándome a cada minuto si acaso sabía lo que hacía, si disparaba, si presionaba aquel pequeño gatillo renunciaría a lo único bueno de mi vida, a ella, a mi Rosario. Me entenderá, me decía, pero sabía que mentía, no me lo perdonaría. Pero entonces apareció, mi madre, con aquel semblante de felicidad y no pude contener la rabia. Mi mente era un caos de voces y gritos que no podía controlar. Creía escuchar a mis hermanos clamando venganza y aquello era lo único que podía entender.
La observé y coloqué el arma dispuesto a disparar cuando estuviese a mi alcance. Solo unos pasos más, me dije. Acaricié el gatillo, esperando, ansiando que avanzara solo unos pasos más, un poco más. Y justo entonces, cuando estaba en mi objetivo, la escuché a ella: “Que Dios me perdone, pero te quiero” “No podré perdonarte” “Abel”… y no, no pude disparar. Maldita sea, cuando quise darme cuenta, mi madre había escapado y aún así me dio igual. Por primera vez me di cuenta de que podía ser feliz con ella y de que no quería renunciar a su amor por nada del mundo, ni siquiera mi venganza valía el perderla.
Salí corriendo a buscarla, pero al llegar a la casa donde trabajaba me dieron la peor noticia que había recibido hasta el momento.
- Rosario no está, hoy tiene el día libre… para su boda
Creí que moriría de dolor en aquel mismo instante, fue como si un puñal candente me atravesara el corazón, ese corazón que creía a prueba de dolor. Salí corriendo, sin esperar mayor explicación, corrí con todas mis fuerzas, corrí hasta que mi corazón comenzó a latir con ferocidad, hasta que mis piernas me suplicaron clemencia. Corrí, corrí hacia ella y hacia una boda sin sentido… Pero fue demasiado tarde. Cuando, destrozado, sudoroso, exhausto llegué a la iglesia, ella ya salía del brazo de otro hombre, ya era de otro. Una lágrima de impotencia recorrió mi rostro, un dolor lacerante recorrió mi cuerpo. Siempre había sabido que no debía fiarme de las mujeres, que solo causaban dolor, que te henchían de promesas para después traicionarte. Yo había estado dispuesto a cambiar por ella, había dejado escapar a mi madre y ella… no había tardado ni tres semanas en encontrar a otro
No podía soportar más aquella imagen, la de ella saliendo feliz de la iglesia, y decidí salir a tomar el aire, quería apartarme de ella aunque sabía que nunca lo haría de su recuerdo.
Pd: siento mucho la parrafada! conste qeu yo intento controlarme, pero no puedo!! es qeu mi amor de amores y yo hemos vivido mucho.
Pasaron varias semanas desde el día en que vi a mi madre por primera vez en años. Unas semanas en las que me enfrasqué en mí mismo, en las que no volví a verla porque el peso de la culpa sobre sus ojos me torturaba demasiado. Yo la amaba y no quería decepcionarla, pero aquello era por lo que había luchado toda mi vida, mi verdadera meta, mi objetivo. Había sido un monstruo durante todos aquellos años, había desperdiciado mi juventud en su búsqueda, en mi venganza y ahora que la tenía tan cerca… no, no podía rendirme, no podía fallarles a mis hermanos. Rosario no lo entendía, ella no había visto a las dos únicas personas a las que amaba morir lentamente, y en su agonía, clamar a gritos el nombre de su madre, de aquella madre que los había abandonado, de aquella madre que había preferido una nueva familia a la suya.
Me preparé, lo dispuse todo, la espié durante días, aprendí sus caminos, sus costumbres, su vida, vi al que debía ser mi hermano, ese tal Raimundo, y no pude evitar que la envidia y los celos me corroyesen por dentro, envidia de una vida de fortuna y felicidad, celos de un amor que nunca tuve, el de mi madre. Hasta que un día llegó el momento, la esperé en el camino, agazapado tras un arbusto, con el arma cargada, todo a punto. Esperé durante horas preguntándome a cada minuto si acaso sabía lo que hacía, si disparaba, si presionaba aquel pequeño gatillo renunciaría a lo único bueno de mi vida, a ella, a mi Rosario. Me entenderá, me decía, pero sabía que mentía, no me lo perdonaría. Pero entonces apareció, mi madre, con aquel semblante de felicidad y no pude contener la rabia. Mi mente era un caos de voces y gritos que no podía controlar. Creía escuchar a mis hermanos clamando venganza y aquello era lo único que podía entender.
La observé y coloqué el arma dispuesto a disparar cuando estuviese a mi alcance. Solo unos pasos más, me dije. Acaricié el gatillo, esperando, ansiando que avanzara solo unos pasos más, un poco más. Y justo entonces, cuando estaba en mi objetivo, la escuché a ella: “Que Dios me perdone, pero te quiero” “No podré perdonarte” “Abel”… y no, no pude disparar. Maldita sea, cuando quise darme cuenta, mi madre había escapado y aún así me dio igual. Por primera vez me di cuenta de que podía ser feliz con ella y de que no quería renunciar a su amor por nada del mundo, ni siquiera mi venganza valía el perderla.
Salí corriendo a buscarla, pero al llegar a la casa donde trabajaba me dieron la peor noticia que había recibido hasta el momento.
- Rosario no está, hoy tiene el día libre… para su boda
Creí que moriría de dolor en aquel mismo instante, fue como si un puñal candente me atravesara el corazón, ese corazón que creía a prueba de dolor. Salí corriendo, sin esperar mayor explicación, corrí con todas mis fuerzas, corrí hasta que mi corazón comenzó a latir con ferocidad, hasta que mis piernas me suplicaron clemencia. Corrí, corrí hacia ella y hacia una boda sin sentido… Pero fue demasiado tarde. Cuando, destrozado, sudoroso, exhausto llegué a la iglesia, ella ya salía del brazo de otro hombre, ya era de otro. Una lágrima de impotencia recorrió mi rostro, un dolor lacerante recorrió mi cuerpo. Siempre había sabido que no debía fiarme de las mujeres, que solo causaban dolor, que te henchían de promesas para después traicionarte. Yo había estado dispuesto a cambiar por ella, había dejado escapar a mi madre y ella… no había tardado ni tres semanas en encontrar a otro
No podía soportar más aquella imagen, la de ella saliendo feliz de la iglesia, y decidí salir a tomar el aire, quería apartarme de ella aunque sabía que nunca lo haría de su recuerdo.
Pd: siento mucho la parrafada! conste qeu yo intento controlarme, pero no puedo!! es qeu mi amor de amores y yo hemos vivido mucho.
#565

14/04/2012 10:49
Las flores inundaban todo el campo con sus diversos y llamativos colores. El canto de los pajarillos daba una alegría especial a este lugar que me había atrapado de una forma singular. Se notaba la llegada de la primavera a Puente Viejo.
La temperatura era agradable, ni mucho calor y excesivo frío, por lo que los paseos a estas horas se agradecían.
Paseaba tranquila, a ritmo pausado, acariciando con suavidad mi vientre y pensando en lo ocurrido aquella noche, que, en otras circunstancias, hubiera sido la noche más bonita de mi vida. Tenía que intentar olvidarlo y poner todo mi empeño en concentrarme en mi niño, apoyarme en Tristán y valerme de su ayuda cuando lo necesitara, nada más que su incondicional ayuda y su amor de hermano, muy a mi pesar.
Ya había recogido algunas hojas de laurel y manzanilla. Me pareció ver algo de tomillo, así que cogí la navaja y me agaché para cortarlo. Lo metí en la cesta. Cuando fui a alzar la vista para levantarme, vi que una persona se acercaba, parecía que también estaba paseando, era un hombre. Era... ¿Salvador? ¿Salvador Castro?
La temperatura era agradable, ni mucho calor y excesivo frío, por lo que los paseos a estas horas se agradecían.
Paseaba tranquila, a ritmo pausado, acariciando con suavidad mi vientre y pensando en lo ocurrido aquella noche, que, en otras circunstancias, hubiera sido la noche más bonita de mi vida. Tenía que intentar olvidarlo y poner todo mi empeño en concentrarme en mi niño, apoyarme en Tristán y valerme de su ayuda cuando lo necesitara, nada más que su incondicional ayuda y su amor de hermano, muy a mi pesar.
Ya había recogido algunas hojas de laurel y manzanilla. Me pareció ver algo de tomillo, así que cogí la navaja y me agaché para cortarlo. Lo metí en la cesta. Cuando fui a alzar la vista para levantarme, vi que una persona se acercaba, parecía que también estaba paseando, era un hombre. Era... ¿Salvador? ¿Salvador Castro?
#566

14/04/2012 11:22
Por más que caminaba, por más que me obligaba a extenuarme para no pensar, por más que me obligaba a odiarla, no lo conseguía y aquel sentimiento iba a volverme loco. Me había dejado, me había traicionado, me prometió que me querría y no me esperó, y yo, necio de mí, seguía prendado como un muchacho de ella.
Pero no me lo podía permitir, no esta vez, ya hubo un tiempo, uno lejano que ahora parecía borroso como de otra vida, un tiempo en el que estuve dispuesto a renunciar, pero no esta vez. No había desperdiciado mi juventud, mis fuerzas, mi amor... para rendirme ahora que los tenía tan cerca. Me prometí a mí mismo que no volvería a permitir que ningún sentimiento se interpusiese en mi camino, como ya hiciera años atrás. Y en esas me encontraba cuando me topé con ... mi hija. Se me hacía raro llamarla así aunque me extrañaba más el que me gustase pensar que era mi hija. Pero concéntrate Salvador, me dije, no puedes parecer débil ante los demás, no puedes.
- Buenos días, Pepa, veo que no aprendes rápido la lección, ¿acaso quieres que vuelvan a atacarte?
Y me maldije a mí mismo por mostrar más preocupación de la que debería, pero era mi niña...Salvador, concéntrate, no pienses en eso, no lo pienses.
Pero no me lo podía permitir, no esta vez, ya hubo un tiempo, uno lejano que ahora parecía borroso como de otra vida, un tiempo en el que estuve dispuesto a renunciar, pero no esta vez. No había desperdiciado mi juventud, mis fuerzas, mi amor... para rendirme ahora que los tenía tan cerca. Me prometí a mí mismo que no volvería a permitir que ningún sentimiento se interpusiese en mi camino, como ya hiciera años atrás. Y en esas me encontraba cuando me topé con ... mi hija. Se me hacía raro llamarla así aunque me extrañaba más el que me gustase pensar que era mi hija. Pero concéntrate Salvador, me dije, no puedes parecer débil ante los demás, no puedes.
- Buenos días, Pepa, veo que no aprendes rápido la lección, ¿acaso quieres que vuelvan a atacarte?
Y me maldije a mí mismo por mostrar más preocupación de la que debería, pero era mi niña...Salvador, concéntrate, no pienses en eso, no lo pienses.
#567

14/04/2012 11:29
Sí, efectivamente era él, mi padre. Se acercó a mi y me preguntó.
- Estaré alerta. De todas formas, no creo que vuelvan a atreverse a hacerme algo, y por eso te tengo que dar las gracias a ti. Gracias, de verdad.- le respondí y agradecí.
Sentía algo muy extraño. Tenía frente a mi a un hombre que había maltratado, odiado y matado a infinidad de personas, mi madre, sin ir más lejos. Pero... Tenía la extraña sensación de que no me costaba darle las gracias, es más, me sentía bien.
- Estaré alerta. De todas formas, no creo que vuelvan a atreverse a hacerme algo, y por eso te tengo que dar las gracias a ti. Gracias, de verdad.- le respondí y agradecí.
Sentía algo muy extraño. Tenía frente a mi a un hombre que había maltratado, odiado y matado a infinidad de personas, mi madre, sin ir más lejos. Pero... Tenía la extraña sensación de que no me costaba darle las gracias, es más, me sentía bien.
#568

14/04/2012 11:40
- ¿Gracias?- dije extrañado
Creo que era la primera vez en mi vida que me daban las gracias, todos aquellos años vividos con el odio como único compañero, con la soledad como mejor amiga, con la rabia como única aliada... en todos aquellos años no había sembrado más que mi propia maldad, no había hecho más que daño. Y ahora de repente, me daban las gracias... Di un paso para acercarme a ella, perdiéndome en aquellos ojos que tanto me recordaban a mis hermanos, los únicos que alguna vez pudieron sentir algo qeu no fuera repulsión hacia mí.
- ¿Me das las gracias? Es extraño... yo no suelo ser el héroe precisamente. - dije amargamente, mi voz teñida por la melancolía de aquellos días de infancia en los que me entretenía en salvar a mis hermanos de sus trastadas, los días en los que fui unhéroe para ellos y me miraban como me miraba Pepa en aquel momento, no como se mira a un monstruo, ni como a un demonio al que temes... si no como a alguien que...¿quieres? No podía ser, no podía creerlo.
Creo que era la primera vez en mi vida que me daban las gracias, todos aquellos años vividos con el odio como único compañero, con la soledad como mejor amiga, con la rabia como única aliada... en todos aquellos años no había sembrado más que mi propia maldad, no había hecho más que daño. Y ahora de repente, me daban las gracias... Di un paso para acercarme a ella, perdiéndome en aquellos ojos que tanto me recordaban a mis hermanos, los únicos que alguna vez pudieron sentir algo qeu no fuera repulsión hacia mí.
- ¿Me das las gracias? Es extraño... yo no suelo ser el héroe precisamente. - dije amargamente, mi voz teñida por la melancolía de aquellos días de infancia en los que me entretenía en salvar a mis hermanos de sus trastadas, los días en los que fui unhéroe para ellos y me miraban como me miraba Pepa en aquel momento, no como se mira a un monstruo, ni como a un demonio al que temes... si no como a alguien que...¿quieres? No podía ser, no podía creerlo.
#569

14/04/2012 12:02
Se extrañó mucho al oír mi respuesta.
-Bueno, es de bien nacido ser agradecido. Me salvaste de esos cerdos, y eso yo, lo tengo en cuenta.- le respondí.
¿Pero qué hacía? Me estaba ablandando. No,no podía. Salvador había matado a mi madre, cuando apenas me había dado tiempo a conocerla. No podía ablandarme ni perdonarle así como así. Tenía que mantenerme firme.
-Bueno, es de bien nacido ser agradecido. Me salvaste de esos cerdos, y eso yo, lo tengo en cuenta.- le respondí.
¿Pero qué hacía? Me estaba ablandando. No,no podía. Salvador había matado a mi madre, cuando apenas me había dado tiempo a conocerla. No podía ablandarme ni perdonarle así como así. Tenía que mantenerme firme.
#570

14/04/2012 12:04
Salí del consultorio como si de un zombie se tratara con la vista en el horizonte y aguantándome las ganas de derrumbarme. Tener a la muerte cerca era demasiado para mí. Pero lo peor de todo era contárselo a mi familia, especialmente a mi padre. Ahora que tenía que lidiar con Salvador pero que a la vez era feliz por tener a Francisca tendría que enfrentarse a esto. A mi posible muerte. ¡¿Por qué la vida era tan injusta?!
Sin poder aguantarlo más fui a la posada, me senté en una silla y, apoyé mi frente en mis manos que sujetaban el bastón. Emilia me vio y se acercó a mi. Primero me saludó con normalidad pero su rostro cambió a preocupación cuando me vio secarme las lágrimas. Se sentó a mi lado inquieta.
- Emilia ¿cómo va todo? - pensé en decírselo pero recordé que está embarazada y que sufrió no hace mucho un amago de aborto. No podía permitir que volviera a ocurrir. - Padre y yo te echamos mucho de menos. - añadí intentando sonreír.
Emilia contestó con rapidez diciendo que había mucho lío en la casa de comidas para luego preguntar inquieta sobre lo que pasaba.
- Nada Emilia es que... saber que está Salvador cerca no es fácil... - intenté decir deseando que se lo creyera. - Además... sabes que odio estar mano sobre mano. - dije bromeando.
Ella se quedó preocupada pero yo volví a insistirle en que no pasaba nada. Emilia lo creyó o al menos eso me pareció. Me ofreció entrar para comer algo y yo accedí. Necesitaba algo que calmara mi estómago. Me acomodé en una mesa y pregunté:
- ¿Sabéis cuándo volverá Pepa? Necesito hablar con ella.
Emilia me dijo que la había visto salir de su habitación con la cesta así que estaría en el monte recogiendo hierbas. Volvería por la tarde. Decidí esperarla ahí. Vi que ella le decía algo a Alfonso antes de volver a la cocina. Después Alfonso se acercó a mí y me preguntó si necesitaba algo. Al verle me derrumbé. Necesitaba contarle lo que me pasaba a alguien antes de que me volviera loco.
- Alfonso siéntate por favor. - le dije serio. Él accedió. - Alfonso... no le he contado esto a Emilia porque sufriría mucho y ya ha sufrido un amago de aborto. Tengo miedo de que vuelva a ocurrir. Sobretodo si sabe que es algo en lo que... nadie puede ayudarme. - dije triste. Alfonso me miró preocupado preguntándome que si de verdad era tan grave. Asentí. - No sé si Emilia te ha contado lo que me pasó en su presencia cuando Salvador amenazaba a Pepa con un cuchillo en el consultorio. - Alfonso asintió y me dijo que de repente me faltó el aire y de que me llevé una mano al pecho. - Pues... me ha pasado otras veces. Hoy he ido a ver a don Julián y me ha dicho que... - me costaba decirlo. No encontraba las palabras exactas. Alfonso me miró impaciente. Respiré hondo antes de seguir. - me ha dicho que son los mismos síntomas que tuvo mi madre.
Alfonso se quedó a cuadros. Sabía la historia de mi madre y de su enfermedad. Si era la misma enfermedad... era terminal. Me dijo si lo sabía alguien más. Negué con la cabeza.
- La parte buena es que puede ser un simple soplo ya que tienen los mismos síntomas en sus primeros momentos pero para saberlo seguro necesito dinero. Dinero para traer el equipo necesario a La Puebla y hacerme las pruebas o irme a Madrid. Pero para ninguna de las dos cosas tengo suficiente.
Alfonso me preguntó si Francisca, ya que tanto había cambiado, podría prestarme ese dinero. Negué con la cabeza.
- El traslado del equipo son 50 duros. Francisca no puede disponer de ese dinero ahora que Salvador vuelve a ser el cabeza de familia. Legalmente sigue siendo su esposo. - Alfonso me miró derrotado. - Debería decírselo a mi padre pero no sé cómo hacerlo especialmente ahora que vuelve a ser feliz.
Los dos cambiamos la cara cuando Emilia hizo acto de entrada con su delicioso puchero.
- ¡Ay hermana! ¡Qué hubiera sido de nosotros sin tus guisos! - exclamé bromeando. Algunos parroquianos me miraron sonriendo. Emilia me sirvió con una sonrisa y me dio un beso en la mejilla. Después siguió sirviendo a los clientes. Alfonso se quedó conmigo.
Sin poder aguantarlo más fui a la posada, me senté en una silla y, apoyé mi frente en mis manos que sujetaban el bastón. Emilia me vio y se acercó a mi. Primero me saludó con normalidad pero su rostro cambió a preocupación cuando me vio secarme las lágrimas. Se sentó a mi lado inquieta.
- Emilia ¿cómo va todo? - pensé en decírselo pero recordé que está embarazada y que sufrió no hace mucho un amago de aborto. No podía permitir que volviera a ocurrir. - Padre y yo te echamos mucho de menos. - añadí intentando sonreír.
Emilia contestó con rapidez diciendo que había mucho lío en la casa de comidas para luego preguntar inquieta sobre lo que pasaba.
- Nada Emilia es que... saber que está Salvador cerca no es fácil... - intenté decir deseando que se lo creyera. - Además... sabes que odio estar mano sobre mano. - dije bromeando.
Ella se quedó preocupada pero yo volví a insistirle en que no pasaba nada. Emilia lo creyó o al menos eso me pareció. Me ofreció entrar para comer algo y yo accedí. Necesitaba algo que calmara mi estómago. Me acomodé en una mesa y pregunté:
- ¿Sabéis cuándo volverá Pepa? Necesito hablar con ella.
Emilia me dijo que la había visto salir de su habitación con la cesta así que estaría en el monte recogiendo hierbas. Volvería por la tarde. Decidí esperarla ahí. Vi que ella le decía algo a Alfonso antes de volver a la cocina. Después Alfonso se acercó a mí y me preguntó si necesitaba algo. Al verle me derrumbé. Necesitaba contarle lo que me pasaba a alguien antes de que me volviera loco.
- Alfonso siéntate por favor. - le dije serio. Él accedió. - Alfonso... no le he contado esto a Emilia porque sufriría mucho y ya ha sufrido un amago de aborto. Tengo miedo de que vuelva a ocurrir. Sobretodo si sabe que es algo en lo que... nadie puede ayudarme. - dije triste. Alfonso me miró preocupado preguntándome que si de verdad era tan grave. Asentí. - No sé si Emilia te ha contado lo que me pasó en su presencia cuando Salvador amenazaba a Pepa con un cuchillo en el consultorio. - Alfonso asintió y me dijo que de repente me faltó el aire y de que me llevé una mano al pecho. - Pues... me ha pasado otras veces. Hoy he ido a ver a don Julián y me ha dicho que... - me costaba decirlo. No encontraba las palabras exactas. Alfonso me miró impaciente. Respiré hondo antes de seguir. - me ha dicho que son los mismos síntomas que tuvo mi madre.
Alfonso se quedó a cuadros. Sabía la historia de mi madre y de su enfermedad. Si era la misma enfermedad... era terminal. Me dijo si lo sabía alguien más. Negué con la cabeza.
- La parte buena es que puede ser un simple soplo ya que tienen los mismos síntomas en sus primeros momentos pero para saberlo seguro necesito dinero. Dinero para traer el equipo necesario a La Puebla y hacerme las pruebas o irme a Madrid. Pero para ninguna de las dos cosas tengo suficiente.
Alfonso me preguntó si Francisca, ya que tanto había cambiado, podría prestarme ese dinero. Negué con la cabeza.
- El traslado del equipo son 50 duros. Francisca no puede disponer de ese dinero ahora que Salvador vuelve a ser el cabeza de familia. Legalmente sigue siendo su esposo. - Alfonso me miró derrotado. - Debería decírselo a mi padre pero no sé cómo hacerlo especialmente ahora que vuelve a ser feliz.
Los dos cambiamos la cara cuando Emilia hizo acto de entrada con su delicioso puchero.
- ¡Ay hermana! ¡Qué hubiera sido de nosotros sin tus guisos! - exclamé bromeando. Algunos parroquianos me miraron sonriendo. Emilia me sirvió con una sonrisa y me dio un beso en la mejilla. Después siguió sirviendo a los clientes. Alfonso se quedó conmigo.
#571

14/04/2012 12:17
No podía hablar, no sabía qué decir porque aquella mirada me había hipnotizado porque en el brillo de sus ojos veía el rostro de mis hermanos y veía... veía la vida que nunca podría tener. Porque hubo un momento, un instante en el qeu pensé que yo podía haber sido feliz con Rosario y qeu aquella preciosa muchacha podría haber sido nuestra niña, mi pequeña... Sin saber cómo, mi mano se acercó a su rostro bajo su mirada anonadada, yo tampoco sabía lo que me pasaba. Pero era tan fuerte el dolor y tan grande mi necesidad de escapar de mi triste realidad, qeu por un momento, creí ver en ella el rostro de Rosario, creí verla como una niña que tiraba de mis pantalones y me decía: "Papá vamos a jugar, venga", creí ver a mis hermanos cuando corría hacia el río y me retaban "Abel a que no nos pillas"... creí ver el mundo, un mundo qeu se me había negado contenido en la profundiad de aquellos oscuros ojos.
Pero justo cuando mi mano estaba a punto de rozar su piel, me detuve, consciente de lo qeu pretendía hacer y me obligué a separarme algo de ella.
- Te daré un consejo muchacha, no pienses qeu puedo cambiar o qeu podría llegar a ser un buen padre... no intentes acercarte a mí porque todo el qeu lo hace... sale mal parado. Tómalo como un consejo de padre.
Pero justo cuando mi mano estaba a punto de rozar su piel, me detuve, consciente de lo qeu pretendía hacer y me obligué a separarme algo de ella.
- Te daré un consejo muchacha, no pienses qeu puedo cambiar o qeu podría llegar a ser un buen padre... no intentes acercarte a mí porque todo el qeu lo hace... sale mal parado. Tómalo como un consejo de padre.
#572

14/04/2012 12:26
Salvador me miraba profundamente a los ojos. Cuando yo menos lo esperaba acercó su mano a mi rostro. ¿Para acariciarlo? Yo le miraba extrañada, con el ceño fruncido, sin saber exactamente lo que pretendía. Justo cuando su mano iba a rozar mi piel, se paró en seco y la separó, arrepintiendose.
Después habló dándome un consejo, que no me acercara a él, porque podía acabar mal parada.
-No espero nada de ti.-le dije
-Bien se quien eres y todo lo que has hecho, solo quería agradecerte tu gesto de ayer, nada más.- le repetí, ahora ya con las ideas más claras y alzando la voz.
Después habló dándome un consejo, que no me acercara a él, porque podía acabar mal parada.
-No espero nada de ti.-le dije
-Bien se quien eres y todo lo que has hecho, solo quería agradecerte tu gesto de ayer, nada más.- le repetí, ahora ya con las ideas más claras y alzando la voz.
#573

14/04/2012 12:33
- Bien, chica lista- le dije recuperando mi pose altiva. No podía volver a descubrirme, no podía volver a fallar, era mucho tiempo esperando cobrarme mi venganza y ni mi amor perdido ni una reciente encontrada hija podrían desviarme esta vez- Aunque no lo quieras, te pareces mucho a mí
#574

14/04/2012 12:39
-¿A ti? Me tendrás que explicar en qué porque no alcanzo a entenderlo- le dije frunciendo el ceño.
#575

14/04/2012 12:48
Sonreí sin poder evitarlo.
- A mí, pero no es tan terrible... bueno por lo que recuerdo está claro que la belleza la has sacado de mí. - antes de que pudiera replicar, la interrumpí. - Pepa, acaso me vas a decir que no has luchado contra todos los obstáculos qeu la vida te ha plantado, qeu nos has peleado con uñas y dientes para salvar a los tuyos, para proteger a la gente qeu quieres. ¿Vas a decirme que eres de las qeu se dejan pisotear por los demás? No, yo sé que eres como yo porque puedo leer en tu mirada el mismo brillo que un día tuve, las misma fuerza, el mismo ímpetu. Sí, quizás yo no he canalizado de la mejor forma posible mi ira siempre... pero eso no cambia la realidad, que eres mi hija, qeu mi sangre corre por tus venas, y qeu en tu interior, por más que intentes negarlo, por más que quieras ocultártelo a ti misma sabes qeu no somos tan distintos.
- A mí, pero no es tan terrible... bueno por lo que recuerdo está claro que la belleza la has sacado de mí. - antes de que pudiera replicar, la interrumpí. - Pepa, acaso me vas a decir que no has luchado contra todos los obstáculos qeu la vida te ha plantado, qeu nos has peleado con uñas y dientes para salvar a los tuyos, para proteger a la gente qeu quieres. ¿Vas a decirme que eres de las qeu se dejan pisotear por los demás? No, yo sé que eres como yo porque puedo leer en tu mirada el mismo brillo que un día tuve, las misma fuerza, el mismo ímpetu. Sí, quizás yo no he canalizado de la mejor forma posible mi ira siempre... pero eso no cambia la realidad, que eres mi hija, qeu mi sangre corre por tus venas, y qeu en tu interior, por más que intentes negarlo, por más que quieras ocultártelo a ti misma sabes qeu no somos tan distintos.
#576

14/04/2012 12:59
Comenzó a explicarmelo. Al empezar a hablar intenté replicarle, pero no me dejó y continuó explicando.
-Sí, es cierto. He luchado con uñas y dientes durante toda mi vida, por lo que me importaba, para defenderlo. No me he dejado pisotear jamás por nadie, y a todo el mundo les he dejado las cosas claras, y estoy orgullosa de ello. Los dos hemos tenido una vida muy dura y difícil, estoy segura, y lo siento. Pero, Salvador, la diferencia entre tu yo esque cuando ante ti se pusieron los obstáculos, del destino de la vida, tu te dejaste llevar por la venganza, el odio y el rencor. Eso es lo que se adueña de tu alma. Y yo, cuando encontré frente a mi esos obstáculos, me armé de valentía e intenté superarlos como pude, no se si lo hice bien, lo que si se es que jamás dejé que el mal se apoderara de mi y permití que la bondad y la verdad dominaran mi vida. No te voy a negar que cuando recuerdo todo ell mal que Carlos y otras muchas personas me hicieron, se despierta en mí, un odio inmenso, pero le intento calmar, porque de nada me sirve condenar mi vida y mi alma por ellos, ya que no lo merecen.- dije con gesto serio
-Sí, es cierto. He luchado con uñas y dientes durante toda mi vida, por lo que me importaba, para defenderlo. No me he dejado pisotear jamás por nadie, y a todo el mundo les he dejado las cosas claras, y estoy orgullosa de ello. Los dos hemos tenido una vida muy dura y difícil, estoy segura, y lo siento. Pero, Salvador, la diferencia entre tu yo esque cuando ante ti se pusieron los obstáculos, del destino de la vida, tu te dejaste llevar por la venganza, el odio y el rencor. Eso es lo que se adueña de tu alma. Y yo, cuando encontré frente a mi esos obstáculos, me armé de valentía e intenté superarlos como pude, no se si lo hice bien, lo que si se es que jamás dejé que el mal se apoderara de mi y permití que la bondad y la verdad dominaran mi vida. No te voy a negar que cuando recuerdo todo ell mal que Carlos y otras muchas personas me hicieron, se despierta en mí, un odio inmenso, pero le intento calmar, porque de nada me sirve condenar mi vida y mi alma por ellos, ya que no lo merecen.- dije con gesto serio
#577

14/04/2012 12:59
A medida que la veía pensé en lo que sufriría con mi fingida muerte.
- Alfonso, tengo que contárselo como sea. Se enterará de que he salido del consultorio y se preocupará.
Alfonso me dijo que no era necesario. Siempre podría decir que era una simple revisión de mi pierna. Tenía razón.
Pensé después en ir a La Puebla a poner un telegrama a mis amigos de Valencia pero primero tendría que saber quiénes eran los amigos de Juan.
- Oye Alfonso. ¿Puedo preguntarte algo sobre Juan?
Él me miró triste al haber nombrado a su fallecido hermano pero accedió.
- ¿Os ha hablado alguna vez de su estancia en Valencia: de sus amigos, dónde estudiaba,...?
Alfonso asintió y quiso saber por qué. No podía decirle que su hermano fue asesinado por Salvador. Era capaz de presentarse en la Casona con el hacha buscando venganza.
- Nada, simple curiosidad. Estaba pensando en renovar las etiquetas de las conservas y pensé en ellos como artistas. - dije disimulando.
Alfonso me habló de los amigos que siempre nombraba Juan: Miguel Sánchez, Tobías Herrero y Joan Carbonell. Me dijo que poco antes de morir se vieron en Madrid y que les contó que tienen sus estudios en Valencia cerca de la Escuela de Bellas Artes. Al parecer eran bastante populares.
Le di las gracias y seguí comiendo. Alfonso me dejó para atender a unos parroquianos y le despedí con una sonrisa. Pensé en coger la diligencia a La Puebla pero dudé. Si llegaba a oídos de mi padre o de Francisca, cosa normal por otra parte, no sabría qué excusa poner.
- Alfonso, tengo que contárselo como sea. Se enterará de que he salido del consultorio y se preocupará.
Alfonso me dijo que no era necesario. Siempre podría decir que era una simple revisión de mi pierna. Tenía razón.
Pensé después en ir a La Puebla a poner un telegrama a mis amigos de Valencia pero primero tendría que saber quiénes eran los amigos de Juan.
- Oye Alfonso. ¿Puedo preguntarte algo sobre Juan?
Él me miró triste al haber nombrado a su fallecido hermano pero accedió.
- ¿Os ha hablado alguna vez de su estancia en Valencia: de sus amigos, dónde estudiaba,...?
Alfonso asintió y quiso saber por qué. No podía decirle que su hermano fue asesinado por Salvador. Era capaz de presentarse en la Casona con el hacha buscando venganza.
- Nada, simple curiosidad. Estaba pensando en renovar las etiquetas de las conservas y pensé en ellos como artistas. - dije disimulando.
Alfonso me habló de los amigos que siempre nombraba Juan: Miguel Sánchez, Tobías Herrero y Joan Carbonell. Me dijo que poco antes de morir se vieron en Madrid y que les contó que tienen sus estudios en Valencia cerca de la Escuela de Bellas Artes. Al parecer eran bastante populares.
Le di las gracias y seguí comiendo. Alfonso me dejó para atender a unos parroquianos y le despedí con una sonrisa. Pensé en coger la diligencia a La Puebla pero dudé. Si llegaba a oídos de mi padre o de Francisca, cosa normal por otra parte, no sabría qué excusa poner.
#578

14/04/2012 13:05
- Sí, tienes razón, pero hay otra diferencia entre nosotros, Pepa. Tú tuviste una madre que te quiso, creciste feliz y pudiste llegar a convertirte en la persona que eres. Pero si no la hubieras tenido a ella, si no hubieras tenido nunca a nadie y te dieras cuenta de que todo aquel en el qeu has creído ver un retazo de amor solo lo fingía, qeu aquellos en los que una vez confiaste te traicionan, qeu aquellos a los que pudiste ... querer, te abandonan... Piensalo, Pepa ¿de verdad somos tan distintos? Sin esas personas, si hubieras estado siempre sola como yo lo he estado, como yo lo estoy y lo único que hubieras conocido es el odio, y lo único que te hiciera ponerte en pie cada mañana fuera la sed de venganza...¿seguirías siendo como eres? Piénsalo...
#579

14/04/2012 13:16
-Bien es cierto que la que actuó como mi madre, fue la responsable, en parte de, como soy ahora. Pero yo también he estado mucho tiempo sola, practicamente toda mi vida, y me he ganado las castañas con el sudor de mi frente. ¿Crees que yo no tenía ganas, cuando Carlos me arrebató a mi niño y mandó apalearme hasta matarme, de volver y saldar todas mis cuentas con él? ¿Crees que no tenía ganas de matarle, de arrasar con su vida? ¡Por lo más sagrado! Él me arrebató a lo más bonito que había tenido en mi vida, a mi niño, pero no, aprendí a vivir con ello. Pasé seis largos años pateandome los caminos, sola, siempre sola, trabajando como partera donde se me necesitara y nunca nadie, excepto mi madre, hasta que llegué a Puente Viejo, se preocupó por mí.
Salvador, tu tuviste la oportunidad de cambiar. Me vas a decir que en todos estos años ¿Nunca pensaste en dejar a un lado todo el rencor y el odio, cambiar y ser feliz? Tenías una familia que te hubiera querido, si tu te hubieras comportado como un buen hombre. Francisca, Tristán, Soledad. ¿Qué hay de ellos? ¿Acaso se merecían el trato que les dispensaste?- seguí hablando.
Salvador, tu tuviste la oportunidad de cambiar. Me vas a decir que en todos estos años ¿Nunca pensaste en dejar a un lado todo el rencor y el odio, cambiar y ser feliz? Tenías una familia que te hubiera querido, si tu te hubieras comportado como un buen hombre. Francisca, Tristán, Soledad. ¿Qué hay de ellos? ¿Acaso se merecían el trato que les dispensaste?- seguí hablando.
#580

14/04/2012 14:22
Me fuí al jardín, me sente en la silla, los pensamientos sobre Pepa habian llegado a mi cabeza, habiamos estado apunto de...no quería ni pensarlo, me levanté y comence a dar vueltas, con las manos en los bolsillos, cuando de repente sin yo percatarme apareció Raimundo, me dijo que disculpara por la tardanza.
-No se preocupe,-y le sonrei-
Me dijo que quería hablar de mi madre, que debia saber varias cosas sobre ella, me desconcertó y le ofrecí asiento.
-Usted dirá,Raimundo,soy todo oídos.
-No se preocupe,-y le sonrei-
Me dijo que quería hablar de mi madre, que debia saber varias cosas sobre ella, me desconcertó y le ofrecí asiento.
-Usted dirá,Raimundo,soy todo oídos.