Foro El secreto de Puente Viejo
Creemos nuestro propio Puente Viejo. ¡TODOS JUNTOS!
#0

07/03/2012 15:08
Fann3 me ha dado la idea de hacer esto, consiste en elaborar nuestra propia historia de Puente Viejo todos juntos. Cada forer@ va a ser un personaje de Puente Viejo.
Espero que os guste esta idea, me parece que lo podemos pasar muy bien.Si teneis alguna duda me lo deciis, y antes que nada si os parece bien, decidme que personaje quereis cada unos y yo los iré poniendo antes de empezar a elaborar la historia. Yo me pido Pepa si no os parece mal, si alguien quiereel personaje de Pepa yo me cojo otro y no pasa nada. Muchas gracias.



PERSONAJES PARA LA HISTORIA:
miri1309- Raimundo
Ruthlovetristan-Pepa
musicintheair13-Emilia
emshdopv-Soledad
Mariaesdpv-Tristán
Fann3-Alfonso
CristinaESDPV- Gregoria Casas
Franrai-Francisca
Triestrellasara-Mariana
Jessicavalido-Rosario
Laury93-Salvador Castro
Nhgsa- Sebastian Ulloa
Esdpvluna- D.Anselmo
¡PODEIS SEGUIR UNIENDOOS AUNQUE YA HAYAMOS EMPEZADO!
Aviso!! Por favor si os comprometeis a hacer un personaje, intentad escribir regularmente para darle continuidad a la historia y no quedar estancados. Muchas Gracias.
Y si quereis participar , informadnos con antelación, sino esto se desmadra y sería un caos. GRACIAS.
Espero que os guste esta idea, me parece que lo podemos pasar muy bien.Si teneis alguna duda me lo deciis, y antes que nada si os parece bien, decidme que personaje quereis cada unos y yo los iré poniendo antes de empezar a elaborar la historia. Yo me pido Pepa si no os parece mal, si alguien quiereel personaje de Pepa yo me cojo otro y no pasa nada. Muchas gracias.



PERSONAJES PARA LA HISTORIA:
miri1309- Raimundo
Ruthlovetristan-Pepa
musicintheair13-Emilia
emshdopv-Soledad
Mariaesdpv-Tristán
Fann3-Alfonso
CristinaESDPV- Gregoria Casas
Franrai-Francisca
Triestrellasara-Mariana
Jessicavalido-Rosario
Laury93-Salvador Castro
Nhgsa- Sebastian Ulloa
Esdpvluna- D.Anselmo
¡PODEIS SEGUIR UNIENDOOS AUNQUE YA HAYAMOS EMPEZADO!
Aviso!! Por favor si os comprometeis a hacer un personaje, intentad escribir regularmente para darle continuidad a la historia y no quedar estancados. Muchas Gracias.
Y si quereis participar , informadnos con antelación, sino esto se desmadra y sería un caos. GRACIAS.
Vídeos FormulaTV
#341

05/04/2012 12:58
- No creo que a Francisca Montenegro le agradé mucho la idea de verme en su casa, y menos en tu habitación, soldado- dije sonriendo
#342

05/04/2012 13:12
Sebastián me preguntó si estaba segura en continuar con la investigación sobre Salvador.
-Sebastián, no es que quiero, sino que lo necesito, necesito enterrar todos los fantasmas de mi pasado.
Me dijo que estaba conforme y que antes de desenterrar la “tumba” de mi padre, primero sería mejor que hablásemos con Raimundo para saber que sabía.
La tensión volvió entre los dos. La verdad es que desde que nos besamos la noche anterior, que casi no nos podemos ni mirar a los ojos.
-Sebastián… yo… quería decirte que… respecto a lo ocurrido ayer… No quiero volver a sufrir en una relación y tampoco quiero perderte como amigo. Creo que lo mejor es que seamos solo…am… “amigos”.
Se le apagó el rostro de golpe, pero aceptó mi propuesta de ser solo amigos. Aunque me doliese sabía que era lo mejor.
Mientras Sebastián y yo estábamos hablando de nuestra investigación, oímos unos pasos que corrían en el pasillo. Salí presto a ver qué ocurría y se me cayó el alma al suelo. Entré dentro de la habitación y Sebastián me preguntó que me ocurría.
-No hace falta que busquemos más a Salvador. Está aquí.
Sebastián con los ojos llenos de rabia se levantó rápidamente pero yo se lo impedí y le ayudé a levantarse y a coger el bastón. Cuando salimos de la habitación nos encontramos con madre y Raimundo. Ellos también se habían percatado de la presencia de Salvador en la Casona. Un escalofrío recorrió mi cuerpo solo con pensar en ese demonio. Sebastián se percató de mi miedo y me abrazó con fuerza. Me dijo que él me protegería y que no dejaría que Salvador me hiciera daño. Me sonrió y me besó en la frente. Sonreí y bajamos al salón donde se encontraban todos.
-Sebastián, no es que quiero, sino que lo necesito, necesito enterrar todos los fantasmas de mi pasado.
Me dijo que estaba conforme y que antes de desenterrar la “tumba” de mi padre, primero sería mejor que hablásemos con Raimundo para saber que sabía.
La tensión volvió entre los dos. La verdad es que desde que nos besamos la noche anterior, que casi no nos podemos ni mirar a los ojos.
-Sebastián… yo… quería decirte que… respecto a lo ocurrido ayer… No quiero volver a sufrir en una relación y tampoco quiero perderte como amigo. Creo que lo mejor es que seamos solo…am… “amigos”.
Se le apagó el rostro de golpe, pero aceptó mi propuesta de ser solo amigos. Aunque me doliese sabía que era lo mejor.
Mientras Sebastián y yo estábamos hablando de nuestra investigación, oímos unos pasos que corrían en el pasillo. Salí presto a ver qué ocurría y se me cayó el alma al suelo. Entré dentro de la habitación y Sebastián me preguntó que me ocurría.
-No hace falta que busquemos más a Salvador. Está aquí.
Sebastián con los ojos llenos de rabia se levantó rápidamente pero yo se lo impedí y le ayudé a levantarse y a coger el bastón. Cuando salimos de la habitación nos encontramos con madre y Raimundo. Ellos también se habían percatado de la presencia de Salvador en la Casona. Un escalofrío recorrió mi cuerpo solo con pensar en ese demonio. Sebastián se percató de mi miedo y me abrazó con fuerza. Me dijo que él me protegería y que no dejaría que Salvador me hiciera daño. Me sonrió y me besó en la frente. Sonreí y bajamos al salón donde se encontraban todos.
#343

05/04/2012 13:37
Sonreí y asentí como respuesta. Tomé su mano mientras él, cariñoso, depositaba un suave beso en mi frente.
-Vamos.- le susurré.
Coloqué mi mano en su espalda tratando de ayudarle en todo lo posible a caminar.
-Espera.- lo paré. –Y si nuestros hijos no…-pronuncié verdaderamente temerosa por la reacción de los muchachos ante nuestra relación. Él me calló dedicándome una mirada de absoluta tranquilidad. Haciendome entender que pasara lo que pasara seguiríamos juntos, y que de todas formas nuestros hijos estarían encantados de vernos felices. Dudé más de la segunda que de la primera afirmación pero aún así logró tranquilizarme.
Salimos de la habitación y no tardamos mucho en encontrarnos a Sebastián y a Soledad. Quedamos todos parados instintivamente. Y lejos de separarme de Raimundo, lo apreté contra mí, con cuidado claro de no dañar su herida.
Raimundo me miró, tan sorprendido quizás por mi gesto, como por que Soledad estuviese ayudando tan… atentamente a Sebastián.
Meneé la cabeza y sonreí mientras los chicos tomaron rumbo hacia las escaleras.
Aprovechamos su despiste para seguir haciéndonos carantoñas. Como si de dos jóvenes quinceañeros se tratase. Unas voces se escucharon provenientes de la planta baja. Mas, supusimos que serían los chicos y continuamos a lo nuestro.
-Para.- dije colocando mis manos sobre su pecho para separarlo de mí. –Que no quiero que por mi culpa acabes…- reflexioné. -¿Dónde era?- hice una pausa.- Bajo tierra.- me contesté a mí misma. Sonreí al ver como Raimundo meneaba la cabeza dándome, quizás, por imposible.
-Vamos, anda.- esta vez lo dejé agarrarse a mí, pues las escaleras estaban próximas y necesitaría mi sujeción para bajarlas.
-Vamos.- le susurré.
Coloqué mi mano en su espalda tratando de ayudarle en todo lo posible a caminar.
-Espera.- lo paré. –Y si nuestros hijos no…-pronuncié verdaderamente temerosa por la reacción de los muchachos ante nuestra relación. Él me calló dedicándome una mirada de absoluta tranquilidad. Haciendome entender que pasara lo que pasara seguiríamos juntos, y que de todas formas nuestros hijos estarían encantados de vernos felices. Dudé más de la segunda que de la primera afirmación pero aún así logró tranquilizarme.
Salimos de la habitación y no tardamos mucho en encontrarnos a Sebastián y a Soledad. Quedamos todos parados instintivamente. Y lejos de separarme de Raimundo, lo apreté contra mí, con cuidado claro de no dañar su herida.
Raimundo me miró, tan sorprendido quizás por mi gesto, como por que Soledad estuviese ayudando tan… atentamente a Sebastián.
Meneé la cabeza y sonreí mientras los chicos tomaron rumbo hacia las escaleras.
Aprovechamos su despiste para seguir haciéndonos carantoñas. Como si de dos jóvenes quinceañeros se tratase. Unas voces se escucharon provenientes de la planta baja. Mas, supusimos que serían los chicos y continuamos a lo nuestro.
-Para.- dije colocando mis manos sobre su pecho para separarlo de mí. –Que no quiero que por mi culpa acabes…- reflexioné. -¿Dónde era?- hice una pausa.- Bajo tierra.- me contesté a mí misma. Sonreí al ver como Raimundo meneaba la cabeza dándome, quizás, por imposible.
-Vamos, anda.- esta vez lo dejé agarrarse a mí, pues las escaleras estaban próximas y necesitaría mi sujeción para bajarlas.
#344

05/04/2012 13:51
Bajamos las escaleras sumergidos en nuestro propio universo. Pero un característico tono de voz logró recorrer mi espalda como un negro presentimiento.
Desde la altura que estar a un par de escalones del suelo nos proporcionaba, dirigí mi mirada hacia el centro de la entrada.
-Salvador.- musitaron mis labios sin sonido.
Raimundo me abrazó con fuerza y yo lo miré mostrándome débil. Quebrada ante él. Mas, su seguridad y convencimiento me hicieron ver que todo saldría bien. Respiré hondo y bajé sola los últimos escalones.
-¿Qué haces aquí?- le espeté acercándome a él. Mostrándole la dureza que solo en la última discusión, hacía ya 8 años, le dediqué. –Creo que ha quedado bastante claro que aquí nadie te quiere.- dirigí mi mirada hacia los chicos. Di un paso más hacia él. –Si vienes a volver a disparar no me hagas perder el tiempo y hazlo ya. Pero esta vez no erres el tiro, Salvador. –di otro paso más. –Te hacia más… valiente. Menos cobarde.- apunté. –Se ve que en el infierno tus habilidades han desmejorado. Ya no pegas, no gritas, no abusas. Ahora te hace falta un arma para demostrar tu hombría.- lo provoqué. Notando como cerraba los puños cabreado. –Dudo que no hayas venido a hacer más daño.- dije separándome un poco. Había jugado demasiado con fuego y no quería terminar quemándome. –Pero si quieres hablar tranquilamente,- con Salvador esa palabra sonaba a chanza. –pasemos al despacho.- terminé ofreciendo. Sin querer hacer partícipe a nuestros hijos de aquello a lo que hubiera venido Salvador.
Raimundo tomó mi mano. Diciéndome a su vez que no se separaría de mí. Y ambos dirigimos nuestras miradas hacia el Castro. Esperando su respuesta.
P.D. Está dividido por que no sé lo que he hecho y me habían salido dos mensajes iguales ;)
Desde la altura que estar a un par de escalones del suelo nos proporcionaba, dirigí mi mirada hacia el centro de la entrada.
-Salvador.- musitaron mis labios sin sonido.
Raimundo me abrazó con fuerza y yo lo miré mostrándome débil. Quebrada ante él. Mas, su seguridad y convencimiento me hicieron ver que todo saldría bien. Respiré hondo y bajé sola los últimos escalones.
-¿Qué haces aquí?- le espeté acercándome a él. Mostrándole la dureza que solo en la última discusión, hacía ya 8 años, le dediqué. –Creo que ha quedado bastante claro que aquí nadie te quiere.- dirigí mi mirada hacia los chicos. Di un paso más hacia él. –Si vienes a volver a disparar no me hagas perder el tiempo y hazlo ya. Pero esta vez no erres el tiro, Salvador. –di otro paso más. –Te hacia más… valiente. Menos cobarde.- apunté. –Se ve que en el infierno tus habilidades han desmejorado. Ya no pegas, no gritas, no abusas. Ahora te hace falta un arma para demostrar tu hombría.- lo provoqué. Notando como cerraba los puños cabreado. –Dudo que no hayas venido a hacer más daño.- dije separándome un poco. Había jugado demasiado con fuego y no quería terminar quemándome. –Pero si quieres hablar tranquilamente,- con Salvador esa palabra sonaba a chanza. –pasemos al despacho.- terminé ofreciendo. Sin querer hacer partícipe a nuestros hijos de aquello a lo que hubiera venido Salvador.
Raimundo tomó mi mano. Diciéndome a su vez que no se separaría de mí. Y ambos dirigimos nuestras miradas hacia el Castro. Esperando su respuesta.
P.D. Está dividido por que no sé lo que he hecho y me habían salido dos mensajes iguales ;)
#345

05/04/2012 14:30
-No te preocupes por mi madre, descansa lo que necesites, cuando te repongas ya podras marchar..
Le sonrei, aunque aun estaba algo confuso por la visita del doctor, temia que me ocultara algo.
Le sonrei, aunque aun estaba algo confuso por la visita del doctor, temia que me ocultara algo.
#346

05/04/2012 16:30
Pronto aquellos pasos que me habían obligado a alejarme de Rosario dieron paso a una figura, bueno, a varias. Raimundo y Francisca tonteando como si de dos muchachos se tratase, en mi propia casa... la sangre me hervía y hubiera sido capaz de dispararles allí mismo sin ningún tipo de concentración, pero debía sosegarme. En nuestro primer encuentro ya saqué la pistola demasiado a la ligera y esta vez no pensaba precipitarme, esta vez mi plan era mucho más sofisticado, más intrincado, no pensaba volver a fallar. Desde el momento en el que salí de aquella casa derrotado y herido comencé a urdir un nuevo plan y lo había hecho, tendría que tener paciencia pero esta vez todos conocerían la llama ardiente de mi venganza. Estúpidos, habían llegado a creer en algún momento de veras qeu podrían ser felices. No, no mientras yo viviera, y no pensaba dejar que la Parca jugase conmigo arrebatándome mi venganza. No esta vez. Había dedicado mi vida ¡mi vida entera! maldita sea, a aquella venganza y ni la muerte lograría detenerme ahora que los tenía atrapados.
Francisca comenzó a hablar, apenas la escuché, poco importaba lo que quisiera decirme, solo podía pensar en Raimundo, en la desfachatez de aquel engreido, desharrapado, mequetrefe, estúpido tabernero que me había arrebatado todo en la vida. En ese momento, más uqe nunca, lo odié con toda mi alma, poruqe él seguía teniendo a pensar de todo el amor de la mujer que amaba y yo jamás recuperaría a mi Rosario. ¡Maldito mundo, maldita vida, maldito sea él! Pensaba, yo nací puro, igual que él y sin haber cometido ningún pecado sufrí el abandono, la muerte de los que más quería, abusos de todo tipo, vejaciones, miseria...Y él, endemoniado hombre afortunado, lo había tenido todo, dinero, amor y...a mi madre. No, no lo iba a permitir, igualaría las cosas y moriría en el intento si era necesario, pero ajustaría cuentas con el mundo. Solo escuché una frase de Francisca: "Esta vez, no yerres" Tranquila, querida, pensé, no lo haré.
- ¿Piensas callar algún día?- Dije por fin- No pienso sacar la pistola, de hecho creo qeu debería disculparme, me dejé llevar por los nervios y la emoción del reencuentro. Pero ahora haré las cosas bien. Vengo de comunicar a las autoridades qeu sigo vivo tras un complot organizado para apartarme del medio. Y da las gracias, hermanito, - le dije a él- de que no os he denunciado a ti y a tu hijo por amenazas. No, es igual, no te disculpes- dije al ver que quería hablar- ya les he informado de que os disparé en defensa propia y no tomarán más cartas en el asunto. Así que, Francisca querida, organiza una fiesta, porque he vuelto a casa y esta vez, no pienso marcharme.
Tras ella, su perro faldero, mi... bueno ese mequetrefe tabernero comenzó a increparme, ridículo, como si aquel hombre decrépito pudiera achantarme ¿quién se había creído que era?
Recuerda, Salvador, tienes que portarte bien, al menos por ahora.
- ¿La sangre que NO nos une? Negarse a los hecho no es bueno Raimundo, acéptalo, igual que has de aceptar que Francisca es mi esposa ante la ley y ante Dios. Pero me pica la curiosidad ¿por qué lo dices?
Francisca comenzó a hablar, apenas la escuché, poco importaba lo que quisiera decirme, solo podía pensar en Raimundo, en la desfachatez de aquel engreido, desharrapado, mequetrefe, estúpido tabernero que me había arrebatado todo en la vida. En ese momento, más uqe nunca, lo odié con toda mi alma, poruqe él seguía teniendo a pensar de todo el amor de la mujer que amaba y yo jamás recuperaría a mi Rosario. ¡Maldito mundo, maldita vida, maldito sea él! Pensaba, yo nací puro, igual que él y sin haber cometido ningún pecado sufrí el abandono, la muerte de los que más quería, abusos de todo tipo, vejaciones, miseria...Y él, endemoniado hombre afortunado, lo había tenido todo, dinero, amor y...a mi madre. No, no lo iba a permitir, igualaría las cosas y moriría en el intento si era necesario, pero ajustaría cuentas con el mundo. Solo escuché una frase de Francisca: "Esta vez, no yerres" Tranquila, querida, pensé, no lo haré.
- ¿Piensas callar algún día?- Dije por fin- No pienso sacar la pistola, de hecho creo qeu debería disculparme, me dejé llevar por los nervios y la emoción del reencuentro. Pero ahora haré las cosas bien. Vengo de comunicar a las autoridades qeu sigo vivo tras un complot organizado para apartarme del medio. Y da las gracias, hermanito, - le dije a él- de que no os he denunciado a ti y a tu hijo por amenazas. No, es igual, no te disculpes- dije al ver que quería hablar- ya les he informado de que os disparé en defensa propia y no tomarán más cartas en el asunto. Así que, Francisca querida, organiza una fiesta, porque he vuelto a casa y esta vez, no pienso marcharme.
Tras ella, su perro faldero, mi... bueno ese mequetrefe tabernero comenzó a increparme, ridículo, como si aquel hombre decrépito pudiera achantarme ¿quién se había creído que era?
Recuerda, Salvador, tienes que portarte bien, al menos por ahora.
- ¿La sangre que NO nos une? Negarse a los hecho no es bueno Raimundo, acéptalo, igual que has de aceptar que Francisca es mi esposa ante la ley y ante Dios. Pero me pica la curiosidad ¿por qué lo dices?
#347

05/04/2012 17:02
Salvador decidió comunicarnos lo que quería justo allí. Delante de nuestros hijos. Escuché como había planeado volver a casa. Sentí que el mundo se habría a mis pies y me maldije por no hacer sido capaz de llegar a aquella misma conclusión antes que él. Salvador seguía siendo mi esposo y esta, la Casona, seguía siendo suya.
Raimundo avanzó hacia él, gritándole. Perdiendo los nervios.
-Mi amor, sosiégate te lo ruego.- le pedí suplicante antes de que cometiese alguna locura. Pero lejos de hacerme caso continuó. Lo agarré con fuerza pues sus agitados movimientos podían hacer que la herida fuese a peor. -Por favor.- le susurré junto al oído.
Solo entonces pareció tranquilizarse. No sin antes haber dejado caer que Salvador y él no eran hermanos. Lo cual provocó ahora la reacción del que por desgracia seguía siendo mi marido.
Cerré los ojos al escuchar aquello por sus asquerosos labios. Mas, obviando aquello escuché como preguntaba la razón por la que Raimundo había hablado de su no parentesco.
-Os rogaría que pasáramos al despacho.- pedí sobretodo por Sebastián. Ningún bien le haría enterarse de aquello que tan duro había sido para Raimundo. Vi como los hombres asentían y con seguridad y dureza me dirigí hacia el despacho. Sujetando a Raimundo, ya no por su herida, sino para asegurarme de que no se abalanzaría sobre Salvador.
Raimundo avanzó hacia él, gritándole. Perdiendo los nervios.
-Mi amor, sosiégate te lo ruego.- le pedí suplicante antes de que cometiese alguna locura. Pero lejos de hacerme caso continuó. Lo agarré con fuerza pues sus agitados movimientos podían hacer que la herida fuese a peor. -Por favor.- le susurré junto al oído.
Solo entonces pareció tranquilizarse. No sin antes haber dejado caer que Salvador y él no eran hermanos. Lo cual provocó ahora la reacción del que por desgracia seguía siendo mi marido.
Cerré los ojos al escuchar aquello por sus asquerosos labios. Mas, obviando aquello escuché como preguntaba la razón por la que Raimundo había hablado de su no parentesco.
-Os rogaría que pasáramos al despacho.- pedí sobretodo por Sebastián. Ningún bien le haría enterarse de aquello que tan duro había sido para Raimundo. Vi como los hombres asentían y con seguridad y dureza me dirigí hacia el despacho. Sujetando a Raimundo, ya no por su herida, sino para asegurarme de que no se abalanzaría sobre Salvador.
#348

06/04/2012 10:08
Las palabras de Raimundo me habían dejado algo cofundido, sí, pero no tanto como todo lo que acababa de pasar. Si no hubieran aparecido la hubiera besado, hubiera vuelto a caer. Estúpido de mí. Bien, mejor no pensarlo más, tenía que prepararme para los embistes de la parejita feliz. Una vez más el mundo contra mí y la vida poniéndome obbstáculos que no qeuría superar, pero lo haría, de una vez y por todas logrearía hacer desaparecer aquella sonrisas de sus rostros. Solo tenía que tener un poco más de paciencia.
- Como quieras, vayamos al despacho
Comenzamos a andar en dirección a la habitación. Me esforzaba por mantener la apariencia y lo hice, fuerte, orgulloso, solo fue un segundo, un segundo en el que la debilidad me venció y la miré por última vez antes de cerrar la puerta del despacho tras de mí.
- Ya estamos los tres solos, ahora habla de una maldita vez.
- Como quieras, vayamos al despacho
Comenzamos a andar en dirección a la habitación. Me esforzaba por mantener la apariencia y lo hice, fuerte, orgulloso, solo fue un segundo, un segundo en el que la debilidad me venció y la miré por última vez antes de cerrar la puerta del despacho tras de mí.
- Ya estamos los tres solos, ahora habla de una maldita vez.
#349

06/04/2012 12:00
-Tristán, estoy bien, de verdad- le dije
-No necesito descansar más, estoy bien- volví a repetir, intentando hacerle comprender que podía levantarme
Me levanté poco a poco de la cama, Tristán me ayudaba. Una vez estuve de pie le dije en tono de chanza:
-¿Ves? Nadie puede con Pepa la partera.
-No necesito descansar más, estoy bien- volví a repetir, intentando hacerle comprender que podía levantarme
Me levanté poco a poco de la cama, Tristán me ayudaba. Una vez estuve de pie le dije en tono de chanza:
-¿Ves? Nadie puede con Pepa la partera.
#350

06/04/2012 12:22
Extrañado, pero he de confesar que con cierta curiosidad, tomé el envejecido papel qeu Raimundo me tendía. Lo contemplé poco convencido de que aquella especie de carta pudiera cambiar algo, pero aún así la leí y con cada nueva palabra aumentaba mi indignación. ¡Maldito hijo de perra! Se sentiría muy afortunado, liberado al saber que no era mi hermano, quizás se creyese mejor por no compartir la sangre de un monstruo. Contemplé su sonrisa de autosuficiencia tras levantar la mirada del papel que sostenía. Mi respiración se volvió más agitada tratando de contener la rabia que me invadía. No podía imaginárselo, no podría comprenderlo, pero él solo había firmado su sentencia de muerte. Hubo momentos en los que pude entender que mi madre lo prefiriera a él antes que a nosotros porque era el hijo que había tenido con un buen hombre y no con el borracho de mi padre, llegué a atormentarme diciéndome a cada instante que mi rostro, que los ojos, que mi voz le recordarían las palizas de mi progenitor y que por eso le había dado el cariño que nos correspondía a otro hijo. ¡Pero no! Ni siquiera eso, ni siquiera era su hijo, esa sucia y vulgar ramera nos había abandonado a nuestra suerte para criar al hijo mimado de un terrateniente y su difunta esposa. En aquel momento, la confusión, la inseguridad que el reencuentro con Rosario y el conocimiento de la existencia de mi hija provocaron, se difuminaronde mi interior, llevándose aquella molesta neblina que había desfigurado mi entendimiento y dejando un único y claro pensamiento en mi mente: Raimundo se merecía todo lo que le había hecho, me había robado a mi madre, había recibido sus besos, sus abrazos, sus consejos y sus sonrisas y ni siquiera era sangre de su sangre. ¿Y yo? ¿Y mis hermanos? Manchas en la vida de aquella zorra que nos lo quitó todo y simples obstáculos en el camino de un hombre que lo tenía todo. No, no se iba a quedar así, no se podía quedar así. Pero calma, me dije, cálmate, esto no cambia nada, he de seguir el plan y acabar con ellos cuando menos se lo esperen. Paciencia.
- Vaya es una lástima- dije por fin fingiendo una leve aflicción- con lo que me gustan a mí las reuniones familiares. No creas qeu esto significa que me caes bien, tabernero, hermano mío o no, me la arrebataste. Pero no quiero pelear, hace un momento he sido sincero. Vengo a enterrar el hacha de guerra y a recuperar lo que es mío.
- Vaya es una lástima- dije por fin fingiendo una leve aflicción- con lo que me gustan a mí las reuniones familiares. No creas qeu esto significa que me caes bien, tabernero, hermano mío o no, me la arrebataste. Pero no quiero pelear, hace un momento he sido sincero. Vengo a enterrar el hacha de guerra y a recuperar lo que es mío.
#351

06/04/2012 12:30
Le sonrei,y al ver que estaba bien en.un impulso la abrace,cerre los ojos sintiendo su aroma,su calor, al menos abrazarla si que podia.
-Lo se,nada ni nadie.
-Lo se,nada ni nadie.
#352

06/04/2012 12:33
Me abrazó y yo acepté su tierno abrazo, recordando los buenos momentos que habíamos vivido.
-Tristán. dije recordando lo que tenía que decirle. ¿Sabes algo de Raimundo? Esta mañana le busqué en la posada pero no estaba, y estoy preocupada. ¿A dónde habrá ido este hombre, si tiene que hacer reposo?
-Tristán. dije recordando lo que tenía que decirle. ¿Sabes algo de Raimundo? Esta mañana le busqué en la posada pero no estaba, y estoy preocupada. ¿A dónde habrá ido este hombre, si tiene que hacer reposo?
#353

06/04/2012 12:43
-Raimundo esta aqui,me parece que anoche se quedo a dormir,con mi madre...-la mire y sonrei-
#354

06/04/2012 12:46
-¿Raimundo con tu madre? ¿Raimundo Ulloa? ¡Vaya, soldado! ¿Cúanto tiempo he pasado desmayada?-dije en tono de chanza.
-Bueno, si son felices... Que disfruten, ellos que pueden-le miré triste
-¿Te parece que bajemos? Me gustaría visitar a Sebastián y a Raimundo, para ver como va su recuperación- le pregunté
-Bueno, si son felices... Que disfruten, ellos que pueden-le miré triste
-¿Te parece que bajemos? Me gustaría visitar a Sebastián y a Raimundo, para ver como va su recuperación- le pregunté
#355

06/04/2012 12:53
Rei ante la sorpresa de Pepa,y cuando dijo que ellos si podian mi geste tambien se torno triste.
-Vale,bajemos...y luego si quieres te puedo acompañar al pueblo...
-Vale,bajemos...y luego si quieres te puedo acompañar al pueblo...
#356

06/04/2012 13:22
Salvador fue quien cerró la puerta y, tras unos eternos segundos en los que ambos hombres se sostuvieron la mirada, fue él mismo el que decidió hablar apremiando a Raimundo para que contestase.
Él, a mi lado, le tendió la carta de su padre y ambos, esperamos callados a que Salvador la leyese. Pude ver la rabia del que aun era mi esposo en sus ojos y apreté la mano de Raimundo por miedo a lo que pudiese estar pasando por su mente.
Finalmente éste habló. Fingiendo indiferencia, chanceándose de nosotros pues no esperábamos esa actitud. Pero la siguiente estocada no tardó en llegar o al menos esa fue mi impresión.
Temía más que a nada que Salvador siguiese con su intención de volver a ser el señor de la casa. Que volviese ha hacerse con el poder de lo que tantos años y esfuerzo me había costado levantar. Que volviese a atormentar a mis hijos. Que con él la felicidad que acababa de regresar a mi vida se disipase. Raimundo me apretó contra él alejando mis miedos.
-No seas cínico, Salvador. ¿Qué quieres?- le pregunté con dureza. Mostrándole de nuevo que no era la mujer que se dejaba achantar de antaño.
Él, a mi lado, le tendió la carta de su padre y ambos, esperamos callados a que Salvador la leyese. Pude ver la rabia del que aun era mi esposo en sus ojos y apreté la mano de Raimundo por miedo a lo que pudiese estar pasando por su mente.
Finalmente éste habló. Fingiendo indiferencia, chanceándose de nosotros pues no esperábamos esa actitud. Pero la siguiente estocada no tardó en llegar o al menos esa fue mi impresión.
Temía más que a nada que Salvador siguiese con su intención de volver a ser el señor de la casa. Que volviese ha hacerse con el poder de lo que tantos años y esfuerzo me había costado levantar. Que volviese a atormentar a mis hijos. Que con él la felicidad que acababa de regresar a mi vida se disipase. Raimundo me apretó contra él alejando mis miedos.
-No seas cínico, Salvador. ¿Qué quieres?- le pregunté con dureza. Mostrándole de nuevo que no era la mujer que se dejaba achantar de antaño.
#357

06/04/2012 15:13
- Puede qeu con los años separados hayas ganado gallardía, Francisca, mas empiezas a perder oído. ¿Acaso no he sido lo bastante directo? Vengo a recuperar lo que es mío y lo que por derecho me corresponde. No creas que no me he enterado de qeu hiciste que certificaran mi muerte sin que llegase a haber cadáver. Francisca, Francisca, ¿no te enseñé a no dejar clavos sueltos?
Me pasee por la estancia disfrutando del momento, sabiendo qeu las rabia y el miedo los dominaban, sabiendo que los tenía en mi mano. En cierta forma todo lo que decía era cierto, había vuelto para recuperar lo que era mismo, aunque mis intenciones no eran tan conciliadoras...
- ¿Y bien? ¿Esa es toda la bienvenida que he de esperar de mi esposa?
Traté de disimular la sonrisa, pero estaba disfrutando demasiado viendo el rostro cada vez más rojo de Raimundo. Rabia ex-hermanito, que el juego acaba de empezar.
Me pasee por la estancia disfrutando del momento, sabiendo qeu las rabia y el miedo los dominaban, sabiendo que los tenía en mi mano. En cierta forma todo lo que decía era cierto, había vuelto para recuperar lo que era mismo, aunque mis intenciones no eran tan conciliadoras...
- ¿Y bien? ¿Esa es toda la bienvenida que he de esperar de mi esposa?
Traté de disimular la sonrisa, pero estaba disfrutando demasiado viendo el rostro cada vez más rojo de Raimundo. Rabia ex-hermanito, que el juego acaba de empezar.
#358

06/04/2012 17:38
Cerré los ojos al escuchar de su boca, de nuevo, sus intenciones. Respiré hondo para no acercarme a él y escupirle todo el odio que le tenía. ”Vamos, Francisca, piensa. Algo tiene que haber.
Ajena a como estaba reaccionando Raimundo, veía como Salvador se paseaba por la estancia regocijándose de nuestras reacciones.
-No vuelvas a llamarme esposa.- le advertí tras escuchar sus palabras. –Vive Dios que no descansaré hasta conseguir una nulidad matrimonial. – después de tantos años desaparecido algo habría de encontrar para anular nuestro matrimonio. -Y en cuanto a lo de recibirte… Será mejor que te vayas, Salvador. Aquí nadie te quiere y tienes demasiadas papeletas para salir de aquí con los pies por delante.
Ajena a como estaba reaccionando Raimundo, veía como Salvador se paseaba por la estancia regocijándose de nuestras reacciones.
-No vuelvas a llamarme esposa.- le advertí tras escuchar sus palabras. –Vive Dios que no descansaré hasta conseguir una nulidad matrimonial. – después de tantos años desaparecido algo habría de encontrar para anular nuestro matrimonio. -Y en cuanto a lo de recibirte… Será mejor que te vayas, Salvador. Aquí nadie te quiere y tienes demasiadas papeletas para salir de aquí con los pies por delante.
#359

06/04/2012 17:46
- ¿Con los pies por delante? ¿Esa es manera de recibir a tu querido esposo? Me parece que en mi ausencia se te han pegado los malos modales de cierto tabernero...Pero alégrate mujer, la mayorái de los matrimonios son hasta que la muerte los separe, pero el nuestro ni eso. No pongas esa cara, te afea mucho enfadarte y ese mohín de disgusto... Anda, no te ofusques. En todo caso yo podría hacer que te detuvieran a ti por hacer que certificaran mi muerte sin pruebas. Por no hablar de lo que podría pasarle a tu hija... ¿O acaso no te ha contado Soledad cómo desaparecí? Podría hacer que cayera sobre ella el peso de la ley y no creo que eso sea lo que deseas, ¿verdad? ¿Antepondrías a este mugriento tabernero al bienestar de tus hijos?
#360

06/04/2012 19:04
Y tenía razón, Salvador Castro no era nadie porque Salvador Castro nunca había existido, yo lo había creado, yo lo había elevado de la miseria a lo que ahora era, un hombre poderoso. No pude evitar recordar la escena que había tenido lugar hacía 10 años en aquel mismo despacho.
Me recosté en la silla del despacho mirando al joven que me acompañaba, había crecido mucho desde la última vez que lo vi, pero su mirada seguía igual, con el mismo deje de desprecio por el mundo, con el mismo odio acumulado... igual que la mía.
- Así que ahora te haces llamar Salvador. No se si sentirme halagado o plagiado.- me dijo
- Salvador... vaya, vaya ¿cuánto tiempo ha pasado ya? ¿Diez años desde que nos vimos en Barcelona?
- Trece para ser más exactos, me he acordado mucho de ti.
- Halagado, pero no te he hecho venir para recordar viejos tiempos. Estoy al tanto de tus... actividades y quería proponerte un golpe que tardará mucho en ser olvidado. - Era un frío día de octubre de 1893- Ya lo tengo todo preparado, tú solo has de hacer un último esfuerzo.
- ¿Y por qué un cacique como tú querría ayudar a mi causa?
- Salvador, tú sabes que no somos tan distintos, cada uno ha enfocado su rabia de forma distinta, pero verás que una vez te cuente mi idea no te importará en qué bando esté o deje de estar.
- Te escucho. - me dijo
Sí, aquella tarde había comenzado el principio de mi fin, había cometido mi mayor y casi único error como Salvador Castro y había sufrido las consecuencias. No sé cómo aquel desharrapado del amante de mi hija descubrió algo mientras estaba en Valencia que podría relacionarme con aquello y me chantajeó obligándome a fingir mi propia muerte. Pedazo de necio, le había costado la vida, como le dije a su madre. Pero ya estaba bien de recuerdos, mi parlanchín ex-hermano me requería.
- Vas a conseguir que me ponga a llorar Raimundo. No sé si te has dado cuenta de que vivimos en el mundo real y no en uno de tus libros sobre utopías marxistas. La justicia en España, afortunadamente para mí, no suele tomar en demasiada consideración los testimonios de campesinos y mujeres cuando hay una bolsa de dinero de por medio. Te guste o no, y ya veo que no, Francisca y yo estamos casados ante Dios y ante la ley y eso no podrás cambiarlo. En cuanto a explicar mi ausencia... bueno hay muchas explicaciones posibles: secuestro, manipulación, complots... y en ninguno de ellos mi querida esposa saldría muy bien parada, así que ten cuidado con lo que deseas, pazguato, porque puede que alguien acabe con sus huesos en la cárcel, sí, pero ese alguien no seré yo.
Me recosté en la silla del despacho mirando al joven que me acompañaba, había crecido mucho desde la última vez que lo vi, pero su mirada seguía igual, con el mismo deje de desprecio por el mundo, con el mismo odio acumulado... igual que la mía.
- Así que ahora te haces llamar Salvador. No se si sentirme halagado o plagiado.- me dijo
- Salvador... vaya, vaya ¿cuánto tiempo ha pasado ya? ¿Diez años desde que nos vimos en Barcelona?
- Trece para ser más exactos, me he acordado mucho de ti.
- Halagado, pero no te he hecho venir para recordar viejos tiempos. Estoy al tanto de tus... actividades y quería proponerte un golpe que tardará mucho en ser olvidado. - Era un frío día de octubre de 1893- Ya lo tengo todo preparado, tú solo has de hacer un último esfuerzo.
- ¿Y por qué un cacique como tú querría ayudar a mi causa?
- Salvador, tú sabes que no somos tan distintos, cada uno ha enfocado su rabia de forma distinta, pero verás que una vez te cuente mi idea no te importará en qué bando esté o deje de estar.
- Te escucho. - me dijo
Sí, aquella tarde había comenzado el principio de mi fin, había cometido mi mayor y casi único error como Salvador Castro y había sufrido las consecuencias. No sé cómo aquel desharrapado del amante de mi hija descubrió algo mientras estaba en Valencia que podría relacionarme con aquello y me chantajeó obligándome a fingir mi propia muerte. Pedazo de necio, le había costado la vida, como le dije a su madre. Pero ya estaba bien de recuerdos, mi parlanchín ex-hermano me requería.
- Vas a conseguir que me ponga a llorar Raimundo. No sé si te has dado cuenta de que vivimos en el mundo real y no en uno de tus libros sobre utopías marxistas. La justicia en España, afortunadamente para mí, no suele tomar en demasiada consideración los testimonios de campesinos y mujeres cuando hay una bolsa de dinero de por medio. Te guste o no, y ya veo que no, Francisca y yo estamos casados ante Dios y ante la ley y eso no podrás cambiarlo. En cuanto a explicar mi ausencia... bueno hay muchas explicaciones posibles: secuestro, manipulación, complots... y en ninguno de ellos mi querida esposa saldría muy bien parada, así que ten cuidado con lo que deseas, pazguato, porque puede que alguien acabe con sus huesos en la cárcel, sí, pero ese alguien no seré yo.