Foro El secreto de Puente Viejo
Creemos nuestro propio Puente Viejo. ¡TODOS JUNTOS!
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07/03/2012 15:08
Fann3 me ha dado la idea de hacer esto, consiste en elaborar nuestra propia historia de Puente Viejo todos juntos. Cada forer@ va a ser un personaje de Puente Viejo.
Espero que os guste esta idea, me parece que lo podemos pasar muy bien.Si teneis alguna duda me lo deciis, y antes que nada si os parece bien, decidme que personaje quereis cada unos y yo los iré poniendo antes de empezar a elaborar la historia. Yo me pido Pepa si no os parece mal, si alguien quiereel personaje de Pepa yo me cojo otro y no pasa nada. Muchas gracias.



PERSONAJES PARA LA HISTORIA:
miri1309- Raimundo
Ruthlovetristan-Pepa
musicintheair13-Emilia
emshdopv-Soledad
Mariaesdpv-Tristán
Fann3-Alfonso
CristinaESDPV- Gregoria Casas
Franrai-Francisca
Triestrellasara-Mariana
Jessicavalido-Rosario
Laury93-Salvador Castro
Nhgsa- Sebastian Ulloa
Esdpvluna- D.Anselmo
¡PODEIS SEGUIR UNIENDOOS AUNQUE YA HAYAMOS EMPEZADO!
Aviso!! Por favor si os comprometeis a hacer un personaje, intentad escribir regularmente para darle continuidad a la historia y no quedar estancados. Muchas Gracias.
Y si quereis participar , informadnos con antelación, sino esto se desmadra y sería un caos. GRACIAS.
Espero que os guste esta idea, me parece que lo podemos pasar muy bien.Si teneis alguna duda me lo deciis, y antes que nada si os parece bien, decidme que personaje quereis cada unos y yo los iré poniendo antes de empezar a elaborar la historia. Yo me pido Pepa si no os parece mal, si alguien quiereel personaje de Pepa yo me cojo otro y no pasa nada. Muchas gracias.



PERSONAJES PARA LA HISTORIA:
miri1309- Raimundo
Ruthlovetristan-Pepa
musicintheair13-Emilia
emshdopv-Soledad
Mariaesdpv-Tristán
Fann3-Alfonso
CristinaESDPV- Gregoria Casas
Franrai-Francisca
Triestrellasara-Mariana
Jessicavalido-Rosario
Laury93-Salvador Castro
Nhgsa- Sebastian Ulloa
Esdpvluna- D.Anselmo
¡PODEIS SEGUIR UNIENDOOS AUNQUE YA HAYAMOS EMPEZADO!
Aviso!! Por favor si os comprometeis a hacer un personaje, intentad escribir regularmente para darle continuidad a la historia y no quedar estancados. Muchas Gracias.
Y si quereis participar , informadnos con antelación, sino esto se desmadra y sería un caos. GRACIAS.
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#201

28/03/2012 22:30
Caminé por aquellos parajes de los que tanto tiempo había estado separado, nunca me había gustado aquel pueblo, ni sus gentes, ni su aire viciado, ni los agrestes paisajes, pero debía confesar, que tras haber pasado tantos años fuera, me sentía bien allí. Quizás aquel era el sitio que me correspondía. Era donde debía estar. Estar… había estado en tantos lugares, tantas ciudades, tantos países, que ya ni siquiera sabía cuál era mi hogar, si es que tenía uno, si es que alguna vez había tenido uno. Mientras avanzaba pisando sin piedad las secas hojas que se amontonaban en el camino, recordé de nuevo, sin querer, la recordé.
Ana, me dijo tras mucho insistirle, me llamo Ana. Pero tú has de llamarme señorita. – La conocí en mis primeros días en Barcelona mientras escapaba de la guardia que me perseguía por la muerte de mi padre. Viajé allí deseoso de hacer fortuna, la suficiente para poder buscar a mi madre por el orbe entero si fuera necesario. No aspiraba a más, pero entonces la conocí, Ana, la hija del dueño del hostal de mala muerte en el que me hospedaba. Vivía medio esclavizada por los huéspedes con más posibles, al cargo de su madre enferma y soportando a un padre perdido en la bebida. Por eso supe nada más verla, tan pronto como vi sus tristes ojos color miel, su amarga sonrisa, su pálida tez, que éramos iguales, que habíamos sufrido las injusticias de un mundo que nos venía demasiado grande. Ella lo sabía también, sé que me deseaba como yo a ella, pero estaba empeñada en conseguir un hombre rico, poderoso, que la sacase de la miseria en la que vivía. Cada vez que la veía sentía cómo mi cuerpo entero vibraba incapaz de controlar el deseo de conocer hasta el más íntimo rincón de su cuerpo, pero ella me negaba una y otra vez, y ya no podía soportarlo más, la necesitaba, la necesitaba o podría estallar…
Desperté de pronto de mi recuerdo cuando me di cuenta de que me acercaba al pueblo. Pobre Ana, pensé por última vez, pero ella se lo buscó, me obligó a hacerlo. Al igual que aquella panda de mentecatos me iba a obligar a tomar algunas decisiones que no hubiera querido tomar. Pero en fin, a veces hay que acomodarse a las cartas que nos da la vida y jugar con ellas.
Ana, me dijo tras mucho insistirle, me llamo Ana. Pero tú has de llamarme señorita. – La conocí en mis primeros días en Barcelona mientras escapaba de la guardia que me perseguía por la muerte de mi padre. Viajé allí deseoso de hacer fortuna, la suficiente para poder buscar a mi madre por el orbe entero si fuera necesario. No aspiraba a más, pero entonces la conocí, Ana, la hija del dueño del hostal de mala muerte en el que me hospedaba. Vivía medio esclavizada por los huéspedes con más posibles, al cargo de su madre enferma y soportando a un padre perdido en la bebida. Por eso supe nada más verla, tan pronto como vi sus tristes ojos color miel, su amarga sonrisa, su pálida tez, que éramos iguales, que habíamos sufrido las injusticias de un mundo que nos venía demasiado grande. Ella lo sabía también, sé que me deseaba como yo a ella, pero estaba empeñada en conseguir un hombre rico, poderoso, que la sacase de la miseria en la que vivía. Cada vez que la veía sentía cómo mi cuerpo entero vibraba incapaz de controlar el deseo de conocer hasta el más íntimo rincón de su cuerpo, pero ella me negaba una y otra vez, y ya no podía soportarlo más, la necesitaba, la necesitaba o podría estallar…
Desperté de pronto de mi recuerdo cuando me di cuenta de que me acercaba al pueblo. Pobre Ana, pensé por última vez, pero ella se lo buscó, me obligó a hacerlo. Al igual que aquella panda de mentecatos me iba a obligar a tomar algunas decisiones que no hubiera querido tomar. Pero en fin, a veces hay que acomodarse a las cartas que nos da la vida y jugar con ellas.
#202

29/03/2012 18:32
Sentí que había pasado una eternidad cuando volví a despertar lentamente. Los párpados me pesaban como dos losas pero aún así insistí en abrir los ojos y acostumbrarme poco a poco a la luz. Miré a mi alrededor y sólo encontré a Don Julián que se dirigió a mi enseguida en cuanto vio que me movía.
Me informó de que la operación había sido complicada pero que a pesar de todo mi pierna se había salvado. Respiré aliviado. Después pregunté por mi familia y por los demás y me aseguró que todos estaban bien. Me dio un poco de agua y me dijo que saldría a avisarles para que estuvieran tranquilos.
En cuanto se fue me puse a pensar en lo acontecido y recordé el ataque que me dio. Cierto es que ha habido veces que sentía que me fatigaba más de lo normal pero nunca había llegado hasta ese punto.
Intenté no pensar en eso y relajarme. Quise tocarme la pierna para asegurarme de que la sentía y así era pero apenas respondía. Me sentí muy impotente. ¿Y si Salvador volvía? ¿Y si le hacía daño a mi familia y yo sin poder levantarme?
Me informó de que la operación había sido complicada pero que a pesar de todo mi pierna se había salvado. Respiré aliviado. Después pregunté por mi familia y por los demás y me aseguró que todos estaban bien. Me dio un poco de agua y me dijo que saldría a avisarles para que estuvieran tranquilos.
En cuanto se fue me puse a pensar en lo acontecido y recordé el ataque que me dio. Cierto es que ha habido veces que sentía que me fatigaba más de lo normal pero nunca había llegado hasta ese punto.
Intenté no pensar en eso y relajarme. Quise tocarme la pierna para asegurarme de que la sentía y así era pero apenas respondía. Me sentí muy impotente. ¿Y si Salvador volvía? ¿Y si le hacía daño a mi familia y yo sin poder levantarme?
#203

29/03/2012 23:20
Recordar a Ana trajo de nuevo a mi mente gritos, súplicas, los llantos que durante años creí haber acallado. Aquellas voces que me perseguían en cada sueño, cada noche, en cada despertar. No me arrepentía de lo que había hecho, sabía que ellas se lo habían buscado, y estaba harto, y escuchar sus voces, recordar su mirada de terror me enfurecía más porque me culpaban, ¿por qué me culpaban? Si ellas lo habían querido, lo habían propiciado, yo solo me dejé llevar, me repetía una y otra vez. Pero sería mejor acallar aquellos recuerdos, al menos por el momento, un asunto más urgente me requería.
Había salido de mi guarida dispuesto a enfrentar a aquellos que me hacían estar en aquella situación, que me habían obligado a ocultarme como un simple malhechor cuando yo era un hombre poderoso, orgulloso, bravo. No tenían ningún derecho de arrinconarme, y entonces me di cuenta de que era cierto, no tenían derecho. A los ojos del mundo, seguía siendo Salvador Castro, muerto eso era cierto, pero siempre podría decir que se había obrado un milagro. Valiente tontería, pensé riéndome, como si retorno tuviese algo que ver con un ser divino y misericordioso, en todo caso sería el propio demonio el que había guiado mis pasos. Decidí dejarme de tonterías, de acechos infructuoso y de tanta violencia, pues mal que me pese, uno acaba llegando a cierta edad en la que prefiere el reposo del hogar… y el dolor que eso causaría en cierto familiar mío. Era tan deliciosamente divertido que la impaciencia me dominó y apreté el paso al ayuntamiento. Salvador Castro había vuelto, y era hora de que el pueblo entero se enterase…
Claro que quedaba un pequeño asuntillo, la razón por la que fingí mi muerte hace años, la razón por la que había estado desaparecido y esa razón seguía presente. Sin embargo las tornas habían cambiado, y no me sería difícil deshacerme de él. Bien, me dije, he intentado volver sin hacer demasiado ruido, traté de pasar desapercibido, pero estos ingratos que tenía por familia se empeñaron en jugar a los héroes. Pues ya era hora de que supieran que esta vez había vuelto para quedarme.
Había salido de mi guarida dispuesto a enfrentar a aquellos que me hacían estar en aquella situación, que me habían obligado a ocultarme como un simple malhechor cuando yo era un hombre poderoso, orgulloso, bravo. No tenían ningún derecho de arrinconarme, y entonces me di cuenta de que era cierto, no tenían derecho. A los ojos del mundo, seguía siendo Salvador Castro, muerto eso era cierto, pero siempre podría decir que se había obrado un milagro. Valiente tontería, pensé riéndome, como si retorno tuviese algo que ver con un ser divino y misericordioso, en todo caso sería el propio demonio el que había guiado mis pasos. Decidí dejarme de tonterías, de acechos infructuoso y de tanta violencia, pues mal que me pese, uno acaba llegando a cierta edad en la que prefiere el reposo del hogar… y el dolor que eso causaría en cierto familiar mío. Era tan deliciosamente divertido que la impaciencia me dominó y apreté el paso al ayuntamiento. Salvador Castro había vuelto, y era hora de que el pueblo entero se enterase…
Claro que quedaba un pequeño asuntillo, la razón por la que fingí mi muerte hace años, la razón por la que había estado desaparecido y esa razón seguía presente. Sin embargo las tornas habían cambiado, y no me sería difícil deshacerme de él. Bien, me dije, he intentado volver sin hacer demasiado ruido, traté de pasar desapercibido, pero estos ingratos que tenía por familia se empeñaron en jugar a los héroes. Pues ya era hora de que supieran que esta vez había vuelto para quedarme.
#204

31/03/2012 14:35
Mire a mi madre lo preocupada que estaba,ella no solia preocuparse por nadie de esa manera.
-madre,esta en el consultorio..parece que va mejorando...
-madre,esta en el consultorio..parece que va mejorando...
#205

31/03/2012 17:23
Tristán permaneció callado. Mirándome. Buscando una respuesta apropiada. Aclarando sus ideas. Poniéndome a cada segundo de silencio más nerviosa. Llegó Rosario preguntando lo ocurrido y fue Pepa quien le contestó lo poco que sabía.
Tomé la mano de mi criada. A la que desde joven había sentido como una fiel amiga. Aunque en los últimos años mi relación para con ella, como con todas las personas a las que quería, se había enfriado. Ella la apretó con fuerzas. Tratando de darme con su gesto todo el apoyo que necesitaba.
El hijo de Raimundo se estaba muriendo y no tenía más información que aquella.
Respiré hondo. Tranquilizándome. Y la respuesta que esperaba llegó.
Solté el aire y pude ver como Tristán me seguía escrutando. Extrañándose ante mi actitud. "Ya habrá tiempo de explicaciones." Pensé.
Quizás buscaba más información en las palabras de mi hijo. Pero no podía perder el tiempo en volver a preguntarle. No podía esperar más en ver como estaba el Ulloa.
Miré a Rosario.
-Ve con Raimundo y Emilia. Allí les harás falta. Diles que no se preocupen por nada.- le decía mientras acariciaba en un gesto nervioso su mano. –Les he prometido que Sebastián saldría de esta y lo hará.- añadí convenciéndome de ello.
Sin soltar la mano de Rosario, dirigí mi mirada hacia Pepa.
-Partera.- la llamé captando su atención. -Acompáñame al consultorio.- le pedí. Más suplicante de lo que me hubiese gustado.
Llevé mi mirada de nuevo hacia Rosario.
-Todo va a salir bien.- musité. Viendo como poco después ella tomaba rumbo hacia la entrada de la Posada.
-Vamos, Pepa.- dije girándome hacia el consultorio.
Tomé la mano de mi criada. A la que desde joven había sentido como una fiel amiga. Aunque en los últimos años mi relación para con ella, como con todas las personas a las que quería, se había enfriado. Ella la apretó con fuerzas. Tratando de darme con su gesto todo el apoyo que necesitaba.
El hijo de Raimundo se estaba muriendo y no tenía más información que aquella.
Respiré hondo. Tranquilizándome. Y la respuesta que esperaba llegó.
Solté el aire y pude ver como Tristán me seguía escrutando. Extrañándose ante mi actitud. "Ya habrá tiempo de explicaciones." Pensé.
Quizás buscaba más información en las palabras de mi hijo. Pero no podía perder el tiempo en volver a preguntarle. No podía esperar más en ver como estaba el Ulloa.
Miré a Rosario.
-Ve con Raimundo y Emilia. Allí les harás falta. Diles que no se preocupen por nada.- le decía mientras acariciaba en un gesto nervioso su mano. –Les he prometido que Sebastián saldría de esta y lo hará.- añadí convenciéndome de ello.
Sin soltar la mano de Rosario, dirigí mi mirada hacia Pepa.
-Partera.- la llamé captando su atención. -Acompáñame al consultorio.- le pedí. Más suplicante de lo que me hubiese gustado.
Llevé mi mirada de nuevo hacia Rosario.
-Todo va a salir bien.- musité. Viendo como poco después ella tomaba rumbo hacia la entrada de la Posada.
-Vamos, Pepa.- dije girándome hacia el consultorio.
#206

31/03/2012 17:33
Francisca me pidió que fuera con ella al consultorio, para ver cómo estaba Sebastián. Accedí y me despedí de Tristán con una mirada de cariño a la que el respondió con otra. Luego tendría que aclarar mis ideas sobre él, y sobre ese beso, que tanto había disfrutado, pero que no debió ocurrir.
Me dirigí hacia el consultorio detras de Francisca.
Me dirigí hacia el consultorio detras de Francisca.
#207

31/03/2012 17:52
Respiré antes de tomar el pomo de la puerta que daba al consultorio. Pepa no comprendió a que vino ese gesto, pero no me veía con las fuerzas necesarias como para enfrentarme a lo que había al otro lado de la habitación.
Podía escuchar vagamente la voz de Don Julián al otro lado.
"Ahora has de estar tranquilo, Sebastián. Nada de movimientos bruscos."
Aquel fue el empujón que me hizo abrir definitivamente la puerta.
Sebastián se encontraba tendido en la camilla semiinconsciente. Y el Doctor a su lado. Que una vez acabado todo se disponía a quitarse la bata y los guantes teñidos de rojo.
Todo estaba así. La pierna Sebastián, la camilla, los utensilios del médico, sus ropas... Todo estaba manchado de sangre. Hasta el más fuerte se hubiese mareado en ese momento.
-¿Todo ha salido bien, Don Julián?- pregunté tras unos segundos tratando de encontrar el aire que me faltaba.
El Doctor asintió. Y en un gesto impropio de mí, sentí la necesidad de acercarme al hijo de Raimundo. Sin dejar de escuchar como el médico nos informaba de su situación.
Podía escuchar vagamente la voz de Don Julián al otro lado.
"Ahora has de estar tranquilo, Sebastián. Nada de movimientos bruscos."
Aquel fue el empujón que me hizo abrir definitivamente la puerta.
Sebastián se encontraba tendido en la camilla semiinconsciente. Y el Doctor a su lado. Que una vez acabado todo se disponía a quitarse la bata y los guantes teñidos de rojo.
Todo estaba así. La pierna Sebastián, la camilla, los utensilios del médico, sus ropas... Todo estaba manchado de sangre. Hasta el más fuerte se hubiese mareado en ese momento.
-¿Todo ha salido bien, Don Julián?- pregunté tras unos segundos tratando de encontrar el aire que me faltaba.
El Doctor asintió. Y en un gesto impropio de mí, sentí la necesidad de acercarme al hijo de Raimundo. Sin dejar de escuchar como el médico nos informaba de su situación.
#208

31/03/2012 17:58
Me dirigí a la posada como la señora me había pedido, llame a la puerta y escuche la voz de Emilia indicándome que pasara.Al entrar me la encontré abrazada a Raimundo que a duras penas podía contener las lagrimas-Sebastian se pondrá bien.les dije para infundirles animo-La señora hará todo lo que este en su mano para que así sea,ahora ha ido al consultorio acompañada de pepa-dije aferrando las manos de ambos para demostrarles mi cariño y darles animo.
#209

31/03/2012 18:18
Francisca abrió la puerta del consultorio, la vi muy preocupada. Me extrañe. ¿Francisca Montenegro desvelandose por un Ulloa?- pensé. Aunque parecía imposible en su rostro pude notar que sus intenciones eran buenas y que no deseaba hacer ninggún mal ni tramar nada.
Al empujar la puerta pudimos ver como el doctor le daba agunas indicaciones de que debía reposar a Sebastián.
Le pregunté al joven por cómo se encontraba y el chico me respondió asintiendo y agradecido, queriéndome decir que se estaba recuperando.
Al empujar la puerta pudimos ver como el doctor le daba agunas indicaciones de que debía reposar a Sebastián.
Le pregunté al joven por cómo se encontraba y el chico me respondió asintiendo y agradecido, queriéndome decir que se estaba recuperando.
#210

31/03/2012 18:23
Tras escuchar al doctor con detenimiento y observar al joven Ulloa, levanté la mirada de su rostro. Dirigiéndola hacia él de Pepa.
-No se puede quedar aquí.- dije. Provocando el desconcierto de la partera. -Hay que llevarlo a la Casona.- añadí.- Allí estará bien atendido y podrá recibir las atenciones del Doctor con facilidad.- expliqué. Esperando la aprobación de Pepa.
-No se puede quedar aquí.- dije. Provocando el desconcierto de la partera. -Hay que llevarlo a la Casona.- añadí.- Allí estará bien atendido y podrá recibir las atenciones del Doctor con facilidad.- expliqué. Esperando la aprobación de Pepa.
#211

31/03/2012 18:25
La plaza está igual que siempre. Des de pequeñita me había gustado mucho acompañar a Rosario a comprar a la plaza. Des de que marché a Madrid con Olmo he estado deseando volver a mi hogar, mi querido Puente Viejo. Olmo… solo recordar su nombre me entran escalofríos. Me dijo que me quería, me engaño como a una cualquiera y solo para aprovecharse de mí. No quiero volver a saber nunca más de él, ni de él ni de Juan. Juan… otro que también se aprovechó de mí, y al final por meterse en tantos asuntos de Pardo acabó mal parado. Su muerte me causó dolor en un principio porque Juan fue mi primer gran amor pero ahora solo es una mancha más en mi pasado. Una mancha que está allí sin provocarme nada pero que quiera o no siempre estará allí.
Cuando llegué a la plaza me encontré con Pepa, Tristán, Rosario y madre. Vi como intentaban disimular algo y al cabo de mucho insistir me lo contaron. Luego madre y Pepa marcharon al consultorio para ver cómo estaba Sebastián. Rosario marchó hacia la posada con Raimundo. Nos quedamos solos en la plaza Tristán y yo.
Cuando llegué a la plaza me encontré con Pepa, Tristán, Rosario y madre. Vi como intentaban disimular algo y al cabo de mucho insistir me lo contaron. Luego madre y Pepa marcharon al consultorio para ver cómo estaba Sebastián. Rosario marchó hacia la posada con Raimundo. Nos quedamos solos en la plaza Tristán y yo.
#212

31/03/2012 18:33
¿Doña Francisca atendiendo a los enfermos? Sí que está cambiando esta mujer-pensé para mis adentros.
-¿De verdad señora?- la pregunté pues estaba desconcertada. Al ver la sinceridad de sus palabras seguí:
- Es una buena idea, además seguro que Tristán se alegrará de tenerle allí y le cuidará muy bien.- lo cierto esque la idea era buena pero yo seguía algo contrariada.
-¿De verdad señora?- la pregunté pues estaba desconcertada. Al ver la sinceridad de sus palabras seguí:
- Es una buena idea, además seguro que Tristán se alegrará de tenerle allí y le cuidará muy bien.- lo cierto esque la idea era buena pero yo seguía algo contrariada.
#213

31/03/2012 19:07
De pronto vi como Francisca y Pepa entraban en el consultorio ¿preocupadas? Me lo esperaba de Pepa pero no de Francisca. ¿Francisca Montenegro preocupada por un Ulloa? Gracias a eso supe que se habían reconciliado mi padre y ella de forma definitiva.
Me preguntaron cómo estaba y asentí agradecido contestándoles que me estaba recuperando. Después Francisca Montenegro sugirió que fuera a la Casona para que fuera cuidado. ¿La Casona? vaya... sí que había cambiado Francisca.
- ¿No será peligroso doctor? Así, recién operado... - le dije al doctor.
Don Julián dijo que con los cuidados pertinentes el traslado podría salir bien. Doña Francisca intentó provocarme diciendo que si le tenía miedo. "Pues un poco sí" - pensé para mis adentros.
Me preguntaron cómo estaba y asentí agradecido contestándoles que me estaba recuperando. Después Francisca Montenegro sugirió que fuera a la Casona para que fuera cuidado. ¿La Casona? vaya... sí que había cambiado Francisca.
- ¿No será peligroso doctor? Así, recién operado... - le dije al doctor.
Don Julián dijo que con los cuidados pertinentes el traslado podría salir bien. Doña Francisca intentó provocarme diciendo que si le tenía miedo. "Pues un poco sí" - pensé para mis adentros.
#214

31/03/2012 19:14
Volvía a ser yo, Salvador Castro, y aquella convicción me hizo sonreír, solo por imaginar la cara de todos cuando supieran que volvía a tener plenos derechos. Caminaba entre las angostas calles del pueblo, todavía ocultándome entre las sombras, más por costumbre que por necesidad, pero era más amigo de la oscuridad. Sin embargo, una cierta curiosidad se apoderó de mí al saberme tan cerca de aquellos a los que planeaba destruir y sin que ellos me imaginasen acechante de nuevo. Me asomé a la plaza, había bastante gente, mucho movimiento, pero mi mente, mis ojos, mi mundo se centró en una sola figura. En Rosario entrando en la habitación en la que se encontraba Raimundo. Conteniendo a duras penas la rabia que me corroía apreté los puños hasta notar cómo mis afiladas uñas desgarraban la piel. ¿También a ella me la piensas quitar? Pensé ¿También de ella me quieres privar? Rosario… ella… yo…¡no! Me dije, no la amaba, no la podía amar. ¿Amor? ¿Qué es eso? Yo no podía sentirlo, ni podía ni quería, pero sentía que los celos comenzaban a dominarme.
Eché a andar con una única dirección en mente y con el único propósito de olvidarla, de matar los sentimientos que conseguía despertar en mí, pero al intentar olvidarla, volví a recordar.
Ana me rechazaba una y otra vez por ser un simple peón, y con cada nuevo rechazo sentía crecer la rabia en mi interior. Hasta que un día me propuse que la tendría de una forma u otra, y si para ello necesitaba hacer fortuna, la haría. Siempre había sido un joven bien parecido y es sorprendente lo que las mujeres abandonadas, solitarias, dejadas por el tiempo… pueden hacer por unos meros halagos. Yo las conquistaba, las seducía, las entretenía a cambio de una compensación por mis servicios. Hubiera podido ser simplemente aquello, yo nunca planeé lo que pasó, fue ella, ella sola tejió la red que la asfixió. Su simple contacto me repugnaba, su olor a tabaco rancio, el color amarillento de su piel cubierta de arrugas… Pero me repetía una y otra vez que era una viuda con mucho dinero, con mucho dinero, me lo dije una y otra vez. Y me lo repetí de nuevo cuando ella se negó a pagar y quiso echarme. Con mucho dinero… sola, sin nadie que la eche de menos, ni que la proteja. Yo no quería hacerlo, no lo hubiera hecho, pero aquella bruja desdentada se negó a darme lo que me correspondía y tuve que quitárselo por la fuerza. Que en el forcejeo, su cuerpo se desplomase hasta golpearse con el canto de la mesa perdiendo la vida, fue un simple accidente, en aquel momento fue un accidente. Pero hizo que me diera cuenta de lo frágil que es la vida, sobre todo, la de las mujeres que yo frecuentaba, y de lo fácil que era conseguir mi recompensa una vez las dejaba descansando…para el resto de la eternidad.
Eché a andar con una única dirección en mente y con el único propósito de olvidarla, de matar los sentimientos que conseguía despertar en mí, pero al intentar olvidarla, volví a recordar.
Ana me rechazaba una y otra vez por ser un simple peón, y con cada nuevo rechazo sentía crecer la rabia en mi interior. Hasta que un día me propuse que la tendría de una forma u otra, y si para ello necesitaba hacer fortuna, la haría. Siempre había sido un joven bien parecido y es sorprendente lo que las mujeres abandonadas, solitarias, dejadas por el tiempo… pueden hacer por unos meros halagos. Yo las conquistaba, las seducía, las entretenía a cambio de una compensación por mis servicios. Hubiera podido ser simplemente aquello, yo nunca planeé lo que pasó, fue ella, ella sola tejió la red que la asfixió. Su simple contacto me repugnaba, su olor a tabaco rancio, el color amarillento de su piel cubierta de arrugas… Pero me repetía una y otra vez que era una viuda con mucho dinero, con mucho dinero, me lo dije una y otra vez. Y me lo repetí de nuevo cuando ella se negó a pagar y quiso echarme. Con mucho dinero… sola, sin nadie que la eche de menos, ni que la proteja. Yo no quería hacerlo, no lo hubiera hecho, pero aquella bruja desdentada se negó a darme lo que me correspondía y tuve que quitárselo por la fuerza. Que en el forcejeo, su cuerpo se desplomase hasta golpearse con el canto de la mesa perdiendo la vida, fue un simple accidente, en aquel momento fue un accidente. Pero hizo que me diera cuenta de lo frágil que es la vida, sobre todo, la de las mujeres que yo frecuentaba, y de lo fácil que era conseguir mi recompensa una vez las dejaba descansando…para el resto de la eternidad.
#215

31/03/2012 19:21
Pepa me miraba con una expresión rara en el rostro. Me miraba como si de una loca se tratase y, debido a mi cambio radical de actitud, me tocaba decir que incluso la comprendía.
-Estoy segura de que tu harías lo mismo por...- quedé callada pues el ejemplo que tenía en mente no me servía. -Por el hijo de Tristán, aunque no fuese tuyo.- utilicé como símil, pensando que Pepa no lo comprendería del todo. Mas, sorprendentemente, me sonrió.
Como agua bendita para mis oídos la voz temblorosa de Sebastián llegó a nosotras. Ambas lo miramos mientras él preguntaba a Don Julián si había riesgo alguno en traslado.
Mi corazón se paró un instante esperando la respuesta del Doctor. Y respiré tranquila al decir este que con cuidado todo saldría bien.
-¿Acaso tienes miedo, Ulloa?- pregunté en un tono demasiado característico. Le esbocé una amable sonrisa que me fue devuelta con la misma extraña expresión que Pepa me había dedicado unos instantes antes. Meneé la cabeza.
-Iré fuera a informar a Tristán y pedirle que lo organice todo.- diciendo esto me dirigí hacia la salida. No sin antes lanzar una última mirada a los presentes.
-Estoy segura de que tu harías lo mismo por...- quedé callada pues el ejemplo que tenía en mente no me servía. -Por el hijo de Tristán, aunque no fuese tuyo.- utilicé como símil, pensando que Pepa no lo comprendería del todo. Mas, sorprendentemente, me sonrió.
Como agua bendita para mis oídos la voz temblorosa de Sebastián llegó a nosotras. Ambas lo miramos mientras él preguntaba a Don Julián si había riesgo alguno en traslado.
Mi corazón se paró un instante esperando la respuesta del Doctor. Y respiré tranquila al decir este que con cuidado todo saldría bien.
-¿Acaso tienes miedo, Ulloa?- pregunté en un tono demasiado característico. Le esbocé una amable sonrisa que me fue devuelta con la misma extraña expresión que Pepa me había dedicado unos instantes antes. Meneé la cabeza.
-Iré fuera a informar a Tristán y pedirle que lo organice todo.- diciendo esto me dirigí hacia la salida. No sin antes lanzar una última mirada a los presentes.
#216

31/03/2012 19:27
Francisca salió a avisar a Tristán y el Doctor marchó, yo me quedé en el consultorio hablando con Sebastián:
-Pero se puede saber por qué te enfrentaste a Salvador de esa manera. ¿Sabes que podía haberte matado?- le dije sacando el genio que me caracteriza.
-Pero se puede saber por qué te enfrentaste a Salvador de esa manera. ¿Sabes que podía haberte matado?- le dije sacando el genio que me caracteriza.
#217

31/03/2012 19:52
Mi mente, al saber que iba a ir a la Casona, navegó hasta aterrizar en las dos mujeres con las que me tendría que enfrentar en la Casona pero Pepa enseguida me sacó de esos recuerdos. Alterada me increpó el haberme enfrentado a Salvador de esa manera.
- Pepa ese malnacido viene dispuesto a matar a mi padre. De no ser por... - no quise revelarle mi preocupación por el ataque que me dio. - Le hubiera disparado sin dudar. No voy a consentir que le haga nada a mi familia y mucho menos ahora que mi padre vuelve a ser feliz.
Pepa me contestó que si por esa razón era mejor que yo muriera, que mi padre no se perdonaría tampoco si a mí me pasara algo como ahora que está muy preocupado por mí en la habitación de la posada. Le angustia el no poder levantarse para venir.
No supe qué contestar. Supongo que en el estado en el que estaba uno no piensa con claridad pero ¿qué podía hacer si no? ¿quedarme de brazos cruzados mientras mata a mi padre?
- Pepa ese malnacido viene dispuesto a matar a mi padre. De no ser por... - no quise revelarle mi preocupación por el ataque que me dio. - Le hubiera disparado sin dudar. No voy a consentir que le haga nada a mi familia y mucho menos ahora que mi padre vuelve a ser feliz.
Pepa me contestó que si por esa razón era mejor que yo muriera, que mi padre no se perdonaría tampoco si a mí me pasara algo como ahora que está muy preocupado por mí en la habitación de la posada. Le angustia el no poder levantarse para venir.
No supe qué contestar. Supongo que en el estado en el que estaba uno no piensa con claridad pero ¿qué podía hacer si no? ¿quedarme de brazos cruzados mientras mata a mi padre?
#218

31/03/2012 19:57
-No, Sebastián, fuiste muy valiente. Pero mira adonde te ha llevado tu valentía. Salvador Castro es...
El demonio, yo misma lo se bien, ha estado a puntode matarme a pesar de ser mi padre.
Sebastián me miraba asombrado por lo que yo contaba.
El demonio, yo misma lo se bien, ha estado a puntode matarme a pesar de ser mi padre.
Sebastián me miraba asombrado por lo que yo contaba.
#219

31/03/2012 20:06
Pepa me contó que Salvador había intentado matarla. Le miré asombrado.
- ¡¿Qué?! ¿A tí también? - no daba crédito a lo que oía. Salvador era un demonio dispuesto a destrozar nuestras vidas. - Pero ¿es que ese hombre no tiene entrañas? ¿por qué nos quiere matar a todos?
Pepa me miró un tanto seria. Tuve un presentimiento de que me ocultaba algo.
- Pepa ¿hay algo que debería saber?
- ¡¿Qué?! ¿A tí también? - no daba crédito a lo que oía. Salvador era un demonio dispuesto a destrozar nuestras vidas. - Pero ¿es que ese hombre no tiene entrañas? ¿por qué nos quiere matar a todos?
Pepa me miró un tanto seria. Tuve un presentimiento de que me ocultaba algo.
- Pepa ¿hay algo que debería saber?
#220

31/03/2012 20:21
-¡Tristán!- lo llamé sin mirar siquiera a la plaza. Suponiendo que allí estaba.
” ¿Madre?”
Aquella dulce voz llegó a mis oídos haciéndome sonreír levemente y mirar hacia ella.
-¡Soledad!- exclamé extrañada al verla allí. En mitad de la plaza. Sola. Mi hija me miró con los ojos vidriosos de la emoción. Se acercó a mí. Abrazándome. Susurrándome que nos echaba de menos. Que Olmo la había hecho infeliz. Que no quería volver a irse. La apreté contra mi pecho mientras me narraba en susurros lo ocurrido en Madrid.
Mi niña. Mi pequeña me volvía a abrazar de nuevo. Acaricié los mechones dorados que caían libremente sobre su espalda. Y tras unos instantes la separé de mí. Obligándola a mirarme a los ojos.
-No sabes cuánto me alegro de que hayas vuelto, hija mía.- pronuncié. Aunque el miedo cruzó mi rostro y temí que Soledad pudiese sospechar algo de lo que ocurría. Ella al igual que yo habíamos sufrido como nadie la maldad de Salvador. Y recién llegada al pueblo lo mejor era mantenerla un poco al margen. Protegerla.
” ¿Madre?”
Aquella dulce voz llegó a mis oídos haciéndome sonreír levemente y mirar hacia ella.
-¡Soledad!- exclamé extrañada al verla allí. En mitad de la plaza. Sola. Mi hija me miró con los ojos vidriosos de la emoción. Se acercó a mí. Abrazándome. Susurrándome que nos echaba de menos. Que Olmo la había hecho infeliz. Que no quería volver a irse. La apreté contra mi pecho mientras me narraba en susurros lo ocurrido en Madrid.
Mi niña. Mi pequeña me volvía a abrazar de nuevo. Acaricié los mechones dorados que caían libremente sobre su espalda. Y tras unos instantes la separé de mí. Obligándola a mirarme a los ojos.
-No sabes cuánto me alegro de que hayas vuelto, hija mía.- pronuncié. Aunque el miedo cruzó mi rostro y temí que Soledad pudiese sospechar algo de lo que ocurría. Ella al igual que yo habíamos sufrido como nadie la maldad de Salvador. Y recién llegada al pueblo lo mejor era mantenerla un poco al margen. Protegerla.