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Foro El secreto de Puente Viejo

Mi Puente Viejo.

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#0
Silvania20
Silvania20
27/02/2012 15:43
No suelo comentar mucho en este foro, pero más de una vez he leído vuestros comentarios y vuestras historias, por lo que un día me levanté y me puse a escribir. Escribí una pequeña historia sobre Puente Viejo, sobre todos los personajes, empezando por Tristan y Pepa. Me gustaría compartirla con vosotras, espero que os guste ^^
Si es así seguiré colgando capítulos :)
Besos!! :D

1.


No pudo olvidar esos ojos, esos ojos que la observaban en su primer encuentro, cuando la partera pretendía desviar la mirada del torso desnudo de ese apuesto soldado.
Pepa, ese era el nombre de la partera, andaba por los caminos mientras ponía rumbo a un pequeño y acogedor pueblo llamado “Puente Viejo”. Lo poco que sabía de ese pueblo la había cautivado. Desde que la echaron a base de golpes y pedradas de la propiedad de Carlos Castro y su esposa Elvira había estado buscando un lugar que la hiciera sentirse como en casa y tenía la sensación de que allí, en ese pueblo, lo encontraría.

Antes de llegar a Puente Viejo vio, en un descampado al lado del río, a unos soldados y a algún que otro caballo atado a un árbol. Ella, siendo tan curiosa, se paró a mirar para saber qué ocurría allí. Paseaba sus ojos por aquel descampado lleno de soldados recién allegados a esas tierras. Todos eran de muy buen ver, apuestos y galantes soldados. Eso la llevó a pensar en las oscuras y lluviosas noches que su madre, La Candelaria, pasaba junto a su cama contándole cuentos sobre los valientes soldados de los cuentos de hadas. Sus ojos se detuvieron al ver a un soldado que destacaba en hermosura y porte, este también posó sus ojos en Pepa y ante esto la partera no tuvo más remedio que apartar su mirada y seguir su camino hasta Puente Viejo. No sin antes, claro está, suspirar. ¿Quién será ese apuesto soldado? Esa fue la pregunta que resonaba en su cabeza hasta llegar al pueblo.

Ahora se encontraba en la casa de comidas, los propietarios eran una muchacha llamada Emilia y su padre, Raimundo Ulloa. Era una pequeña familia muy simpática y la posada era muy acogedora. Aunque en realidad no era una posada, tan solo había una habitación, la cual entregaron a Pepa para que allí descansar y se instalara el tiempo que hiciese falta. Habían acordado un buen precio que la partera podría pagar. Por lo que Emilia le había contado en ese pueblo había un médico pero las mujeres embarazadas lo pasaban muy mal cada vez que tenía que ir a una revisión, por lo que algunas esperaban a que pasara por aquí una partera, ya bastante mayor, que venía cada dos o tres meses, así que en ese sitio tenía el trabajo asegurado y con ello el alquiler que la habitación también.

Tras la comida, reposaba en su alcoba pensado en esos ojos marrones que la habían enamorado. Ella no era una mujer fácil de enamorar ni fácil de dominar, pero ese soldado, esos ojos, eran maravillosos y la habían conseguido encantar. La pregunta que hacía unas horas había rondado sus pensamientos volvió a su cabeza, ¿quién era ese soldado? Probablemente esa pregunta jamás encontraría respuesta, pero para ella si la tenía, el amor de su vida.

Unos suaves golpecitos en la puerta la sacaron de sus pensamientos, era Emilia, le pedía ayuda con la casa de comidas:

- Pepa, sé que no tengo por qué pedirte esto y tú no tienes por qué aceptar, pero necesitaría que me ayudaras a servir las mesas, mi padre se ha ido, debía de ir a la casona de la Montenegro, ha tenido un problema con algunos clientes y sabe que ella está tras todo esto…

- Tranquila, mujer, yo te ayudo, no te hagas problemas, pero ¿quién es esa Montenegro y por qué tu padre cree que está tras todo este problema?

- Francisca Montenegro es la dueña, por decirlo de alguna forma, de todo el pueblo, si necesitas trabajo ella te lo proporciona, pero debes de saber que es la peor persona que ha pisado este suelo, firmar un contrato de trabajo con ella es como hacer un pacto con el demonio…

- ¿Tan mala es?

- Sí, mi padre y ella son enemigos desde que yo tengo memoria y ahora ella, supuestamente, le ha prohibido a sus trabajadores que vengas aquí a comer o a beber, quiere que la casa de comidas se derrumbe solo porque el propietario es mi padre…

- Vaya… anda vamos, pero si ella es tan poderosa más de la mitad del pueblo trabajará para ella y si les ha prohibido a sus trabajadores que vengan, ¿por qué necesitas ayuda en la casa de comidas? No debe de haber muchas personas ¿no?

- Sí, pero hoy acaban de llegar unos soldados – Cuando Pepa escuchó eso, una sonrisa invadió su rostro. Esos ojos en los que se había pasado pensando los últimos dos días volvieron a su mente. Emilia se percató de ello, de su sonrisa, y ella también rió – No sé en qué tendrás la cabeza ahora, pero me da en la nariz que tiene que ver con los clientes…

- Algo de razón llevas, mujer, pero no te retrases más, vamos…

Las dos amigas salieron de la habitación de la partera y cruzaron el patio para entrar en la casa de comidas. Una vez allí los ojos de Pepa no paraban de moverse, buscaba a su soldado, al soldado que la había enamorado con tan solo una mirada. No lo encontró y su sonrisa dejó de brillar. Agachó la cabeza, triste por no haberlo vuelto a ver, pero cuando giró la cabeza en dirección a la plaza lo vio. Allí estaba. Su soldado estaba en la plaza, parecía que la esperaba. En cuanto se dio cuenta de que su sonrisa volvía a aparecer y que sentía algo raro en el estomago se paró a pensar. - ¿Pero que me está pasando? – No se reconocía, nunca le había pasado esto, ni siquiera cuando se enamoró de Carlos Castro le había ocurrido esto. Estaba nerviosa, ansiosa por verle y saludarle. No sabía qué le estaba pasando, pero sabía que la mirada de ese soldado le había cambiado la vida y se la cambiaría mucho más.
#21
Silvania20
Silvania20
07/07/2012 15:28
Aquí os dejo la continuación!!
Espero que la disfrutéis!!



Le había vuelto a ocurrir. Otro hombre volvió a hacerle daño. Se sintió traicionada. En su cabeza resonaban las mismas palabras de castigo que en aquella época en la que Carlos la dañó, pero esta vez cambiaba el motivo por el cual esas palabras se encontraban ahí. Esta vez el motivo se llamaba Tristán Montenegro, por el cual, tras siete años, había vuelto a sentir eso que muchos llaman amor. Pero como ella supuso momentos antes todo lo bueno acaba y normalmente acaba muy mal. A la vista estaba que la partera llevaba razón. Se había vuelto a enamorar de un hombre con el cual imaginó un final feliz, final feliz que no llegaría y ese final no llegaría a causa de una esposa y un hijo.

La partera andaba sin rumbo fijo por todo el bosque que rodeaba Puente Viejo, desesperada por encontrar un lugar en el que pudiese derramar las lágrimas sin ser vista y escuchada. Cansada tras haber caminado durante horas, ella calculaba unas dos y media, se sentó a los pies de un árbol, deseosa de poder sacar todas las lágrimas que en su interior guardaba, lágrimas cuyo dueño era Tristán Montenegro. Comenzó a llorar si censar, lágrima tras lágrima se derramaban en su vestido. Pepa comenzó a maldecir a su soldado por todas las ilusiones que le hizo imaginar para después destruir. Al terminar de repetir lo que odiaba a Tristán volvió a llorar, pero su llanto se calmó al sentir una pequeña manita sobre su hombro. La partera levantó la mirada sin saber qué se iba a encontrar. Era un niño que la sonreía, pero que a la vez la miraba interesado por el motivo de sus llantos.

- Hola… mi nombre es Martín, ¿y el tuyo? – El chiquillo la miraba aún sonriente, esto hizo que una pequeña sonrisa asomara por el rostro de Pepa aunque no tuviera el cuerpo para fiestas, esta no pudo evitarlo.

- Mi nombre es Pepa, encantado Martín – No sabía por qué, pero aunque hubiera acabado de conocerlo sentía un gran afecto hacia ese crio que en menos de un segundo había conseguido hacerla sonreír – Bueno, ¿qué hace por aquí un niño tan pequeño y solo?

- Te equivocas, Pepa, yo no soy un niño pequeño, soy un soldado, ya soy mayor tengo siete años…

- Vaya, veo que he errado, eres todo un gran soldado.

- Si… - El chiquillo se tapó la cara con las manos y empezó a reírse.
Pepa se contagió con la risa del niño, y ambos comenzaron a reírse cada vez más fuerte, hasta que no pudieron más.

- Pepa, me tengo que ir a casa, ya es tarde y mi madre me estará esperando para el almuerzo…

- Vale, muchacho, hasta mañana…

- Adiós, Pepa…

El chiquillo se fue corriendo. Pepa no sabía por qué ese crio la había hecho sentir tan bien, pero lo que sí sabía era que su niño ahora sería como el pequeño Martín, si el monstruo de Carlos no se lo hubiera robado.
#22
Basoa19
Basoa19
08/07/2012 22:23
Sigue cuando puedas
#23
sandy008
sandy008
14/07/2012 23:01
nunca te habia comentado en tu historia,pero es fantastica no tengo palabras no quepo de asombro,fantastico
#24
Silvania20
Silvania20
15/07/2012 14:09
Se quedó pensando en el pequeño Martín, la había tratado como si la conociera de toda la vida. No llegaba a entender como un simple niño había podido hacer que se olvidara de Tristán. Se paró a pensar en que en cierto modo ese niño le había parecido muy familiar, en sus ojos vio los suyos propios y en su sonrisa vio la pequeña sonrisa que su pequeño hijo le dedico al verla nada más nacer. Pero esas ideas en las cuales la partera había colocado su cabeza se esfumaron en cuanto escuchó un grito desgarrador. Se asustó y se llevó las manos al pecho. Al darse cuenta de que se había producido cerca suya echó a correr para buscar a la persona que gritaba.

La partera miró por todos los rincones posibles pero no encontró nada. Hasta que vio a Martín, pensaba que él había sido el que gritó pero no. Una mujer rubia y muy bien vestida, supuso que de buena familia, estaba en el suelo y agarrándose el vientre bajo ella había un poco de sangre, pero no mucha, al menos no la suficiente como para haberse producido un aborto. Pepa se acercó a ella e intentó hablarle:
- Hola, soy Pepa y soy partera, ¿Estas embarazada?
- Si, me quedan un par de meses para dar a luz, pero me duele mucho el vientre...
- Tranquila, has sangrado un poco pero no lo suficiente como para haber perdido al bebe, ahora lo que tienes que hacer es cuidarte mucho y descansar ya que lo mas probable es que sigas sangrando, no te preocupes... Si quieres yo me ocuparé de ahora en adelante de tu embarazo.
- Te lo agradecería partera... Ahora necesito ayuda para llegar a mi casa... ¿Serías tan amable de acompañarme?
- Claro que si, vamos... 

De camino a su casa la embarazada siguió quejándose por los dolores pero cada vez se quejaba menos, como supuse eran dolores del embarazo, pero de todos modos yo pensaba examinarla por si acaso... Tenía el presentimiento de que algo iba mal en el embarazo...
#25
menusa
menusa
15/07/2012 14:50
Silvania, felicidades por tu historia. Síguela cuando puedas, pero no tardes mucho, porfa, que me tienes enganchadita!!! jaja
#26
Silvania20
Silvania20
15/07/2012 15:22
Intentaré ponerla mas a menudo pero es que estos dias no me he encontrado mi bien y no he podido ni coger el ordenador
#27
menusa
menusa
15/07/2012 20:15
No te preocupes!!! Y recupérate pronto!!!! :)
#28
sandy008
sandy008
27/07/2012 22:41
sigue cuando puedas,que sepas que te estaremos aqui esperando,que te recuperes wapa
#29
Silvania20
Silvania20
18/09/2012 13:03
Hola, siento haber tardado tantísimo en seguir la historia pero tenía selectividad y recuperaciones en septiembre :( pero gracias a haber pasado mi verano estudiando ahora puedo decir que soy universitaria!!! Así que ya puedo seguir la historia!! Os dejo un trocito que acabo de escribir, espero que lo disfrutéis!!!


Al llegar a la casona en la que vivía esa embarazada y su hijito Martín, Pepa se quedo sin palabras. Era un lugar enorme con grandes terrenos a los lados, en uno de esos grandes terrenos había un gran establo con cientos de caballos. La partera adoraba los caballos, en la hacienda de Carlos Castro había muchísimos y ella adoraba darles de comer. 

La embarazada le comunicó a Pepa donde se encontraba la entrada principal. Ambas se caminaron hasta esta, llamaron a la puerta y una criada las recibió.

- Dios mío, Señorita Angustias se encuentra bien, entre...

La criada palideció al ver a la embarazada tal y como estaba. La chica asustada me ayudó a meter a la embarazada en el interior de la casona, y una vez dentro la sentamos en el sofá. Esta cada vez respiraba con mas tranquilidad, pero la criada insistió en llamar a su esposo. Dejé que lo hiciera mientras yo la revisaba. 

- Muchacha - Le dije a la criada - Cuando regreses tráeme unos paños calientes por si necesitamos relajar su dolor...

- Claro. 

Acto seguido esta corrió escaleras arriba esperando encontrar lo antes posible al hombre de la casa.

- Señora no se preocupe, el niño esta sano y fuerte, pero usted esta demasiado fatigada por los esfuerzo que realiza a lo largo del dia, debería de estar encamada el resto del tiempo que dure su embarazo para prevenir cualquier tipo de complicación en el parto...

- De acuerdo, partera, seguiré su consejo, pero que sepa que si lo hago es porque el medico del pueblo murió hace unos dias y no tengo a nadie para atenderme, porque ustedes las parteras me parecen mas cosa de brujería que de cualquier otra cosa...

- Mientras siga mi consejo poco me importa lo que piense de mi, señora.

- Angustias, me llamo Angustias... 

- Yo Pepa...

En ese instante el señor esposo de Angustias entró en el salón llamándola a gritos, estaba asustado, se podía escuchar ese miedo en sus palabras. Palabras pronunciadas por una voz cuyo propietario ella conocía.

- ¿Tristán?

Pepa se giro y le vio todo arreglado, vestido con prendas delicadas y hermosas, no como las que portaba la noche que ella le conoció. Ahora el parecía un Angel, un príncipe azul, pero un príncipe azul que pertenecía a otra mujer...
#30
pelocha87
pelocha87
20/09/2012 01:29
he conocido tu historia hoy y es preciosa, enorabuena
#31
Silvania20
Silvania20
23/09/2012 11:07
Me alegra que te guste, Pelocha y espero que tanto tu como las demás la sigan leyendo :)
Aquí os dejo otro trocito ^^




La partera se quedó helada. Ya conocía la verdad sobre Tristán, sabía que tenía mujer y un hijo, pero no esperaba que esa mujer e hijo fueran los que justamente ella había encontrado en medio del bosque. “Hay que tener mala suerte” pensó Pepa. Se quedó allí quieta, pensando es qué hacer a continuación, pensaba en salir corriendo de esa casa, pero un grito desgarrador de Angustias le hizo olvidar ese pensamiento. Acto seguido se giró y miró a Angustias. Esta última miraba a su marido y le tendía la mano para que la agarrase. Tristán lo hizo bajo la atenta mirada de Pepa.

La partera al ver esto, notó como una delicada lágrima se precipitaba por su rostro. En ese momento tomó una decisión. Con uno de sus dedos, arrancó la lágrima que caía debido a una traición más, debido a la traición del amor de su vida, tras esto, decidió guardar su corazón y sus sentimientos en una caja bajo siete llaves y de este modo todo lo que vería a partir de ahora no le haría ningún daño.

- Angustias, sé lo que duele y sé lo que aún queda por sufrir por este embarazo, pero juro que haré todo lo posible para que este niño salga adelante…

- Es imposible que sepas lo que duele, por más partos que hayas asistido… - Dijo Angustias casi sin fuerza en la voz. Los dolores eran típicos de un parto, pero sin embargo esa pobre muchacha no estaba de parto aún, eso podía significar que tan solo faltaban días para que diera a luz.

- No lo sé por los partos que he atendido, sino por el mío propio, y te aseguro que es muy doloroso, pero cuando ves el pequeño rostro de tu hijo todo pasa…

- ¿Has tenido un hijo? – Preguntó Angustias algo más calmada, eso era bueno, darle conversación era bueno de esta forma pondría sus pensamientos en algo diferente.

- Sí, lo tuve, pero me lo robaron…

Ahora era Pepa la que hablaba sin fuerza en la voz, recordaba esa fría noche en la que ella sola dio a luz a su bebé en medio de ninguna parte. Mientras recordaba, vio la cara de Tristán, estaba sorprendido, no esperaba que Pepa tuviera un hijo.

- Debías de ser muy joven cuando tuviste a tu hijo… - Dijo el soldado intentando formar parte de la conversación.

- Sí, lo fui… - No le respondió nada más. Guardó silencio mientras oía a Tristán hablar con su mujer del nombre que le iban a poner al bebé. No podía creer lo insensible que era el hombre del que una vez se había enamorado. Ella estaba allí delante escuchando su conversación, cuando horas antes estaba con él en el bosque imaginándose una vida juntos. Mentiras, eso era lo único que recibía de los hombres.

Cuando terminó de examinar a Angustia se dio cuenta de lo que ocurría. Eran los típicos problemas de embarazo en una mujer tan escuálida como ella, estaba débil y debía descansar.

- Angustias debes descansar y estar tranquila, ya que el embarazo es muy duro para ti, supongo que en el embarazo de Martín también lo pasaste así.

Angustias no respondía, se quedó pensando y se puso blanca. A la partera le pareció muy extraño lo que ocurría.

- ¿Angustias? ¿Estás bien? – Preguntó Tristán, también sorprendido.

- Sí, sí, sí… Es solo que me he quedado pensando en cómo transcurrió todo el embarazo de Martín… Y sí, también fue así, tuve que descansar mucho.

- Ya, pues en este embarazo debes de descansar, nada de paseos más allá de las paredes de la casona, nada jugar con Martín, solo descansar. ¿De acuerdo?

- Sí, no te preocupes, Pepa, seguiré tus consejos.

Conforme con su trabajo, Pepa dio media vuelta, dispuesta a irse.

- Volveré mañana para ver si has mejorado algo, hasta más ver.

Martín le dijo adiós con una sonrisa y la partera se la devolvió. La criada le abrió la puerta y Pepa se marchó, pero no sin antes soltar una pequeña lágrima.
#32
pelocha87
pelocha87
23/09/2012 16:26
una escena preciosa, si el capitan es listo deberia darse cuenta de q lo q su hermano le robo a pepa fue a su hijo
#33
Silvania20
Silvania20
26/09/2012 13:33
Gracias por leerla!!
Pero esta escena va para Pelocha que fue la que me dio la idea de hacer que tristán se diera cuenta del monstruo que era carlos castro!!
Espero que os guste y seguiré escribiendo esta tarde si puedo! :)


Ella era una mujer, partera y tenía sus sentimientos, pero antes de todo eso ella era orgullosa, muy orgullosa. Por eso no le dio el gusto y la satisfacción a Tristán de que soltara una sola palabra, ya fuese de agradecimiento o de arrepentimiento. Pero, nada más lejos, el soldado salió a toda prisa de la casona y la agarró del brazo antes de que los pasos firmes de la partera dejaran atrás la casona. Ella se volvió y le vio el rostro, él sentía arrepentimiento, pero a ella poco le importaba.
Tristán la miró y abrió la boca, pero la partera no le dejó hablar.

- No - Eso fue únicamente lo que la partera tuvo que decirle. Se soltó de las manos de Tristán que aún agarraban con fuerza su brazo y se giró en dirección al pueblo. Tristán al ver el semblante de la joven partera vio el significado de las palabras de la partera. Su hermanastro Carlos Castro era un monstruo, fue él el culpable de la separación de Pepa y su hijo.

- ¡¡Pepa!! Fue mi hermanastro, ¿no es cierto? Él te robó a tu hijo.

- ¿Cómo? – Pepa volvió sobre sus pasos y se colocó frente a frente con Tristán.

- El otro día me dijiste que él te había robado algo, te lo arrebató sin ninguna consideración… Y ahora has dicho que te robaron a tu hijo..

- Mira soldado, es cierto, pero tu no eres nadie para meterme en mi vida, en lo que me haya pasado
con tu hermanastro o con quien sea. Ya tienes una familia, y un hijo que está al venir. Encárgate de tu esposa, de tu hijo Martín y del nuevo que está en camino y olvídate de mi.. Hasta más ver.

- Pero…

- Pero nada, le perteneces a esa mujer desde el instante en el que diste el sí quiero, desde el momento en el que la dejaste embarazada tanto la primera como la segunda vez, así que deja de meterte en mi vida, deja de remover el pasado que tanto daño me hizo… A partir de este instante yo solo soy la partera de tu señora esposa, nada más y nada menos.

- Si eso es lo que quieres, así será, por el momento porque te juro que…

- No me hagas promesas que no vas a poder cumplir, no juegues conmigo soldado, estoy cansada de los hombres, de sus traiciones y tu no has hecho más que demostrarme que sois todos iguales… O tal vez es que sea cosa de tu apellido, sea como sea, olvídate de mí, de lo que un día podíamos haber llegado a ser…

- Pepa…

- Hasta más ver, soldado…

Tras estas palabras tan indeseadas que salieron por la boca de Pepa, boca que horas atrás había sonreído por pensar en el futuro que podría tener con ese hombre, la partera siguió con su camino en silencio.
#34
ESDPV96
ESDPV96
26/09/2012 18:24
Siiiiiigueee!! Porfiii escribenos mas!
#35
pelocha87
pelocha87
27/09/2012 00:43
gracia de verdad me alegro q mi comentario te haiga serbido de inspiración, una escena preciosa con mucha tension acumulada tanto por lo q sienten uno por el otro como por la traición de tristan a pepa, es q valla palo la pobre.
un saludo y sigue pronto
#36
pelocha87
pelocha87
01/10/2012 22:10
arriba con este hilo,
tengo ganas de ver las explicaciones de tristan hacia pepa y q pepa le heche encara lo q le hizo su hermano.
#37
Silvania20
Silvania20
01/10/2012 22:50
Gracias por subirlo que después lo pierdo jijiiijiji
Mañana intentaré escribir algo es que me he pasado el fin de semana en una casita en el bosque y no tenía internet ni nada y como volví ayer por la noche hoy he estado descansado :D
Pero juro! Que mañana escribo la continuación ^^
#38
Silvania20
Silvania20
01/10/2012 23:14
Bueno al final va a ser antes que mañana, me he sentado en el ordenador y he comenzado a escribir así que os dejo un poquito de la continuación para abrir boca para mañana!!! ^^

Disfrutad!!

El camino de vuelta a la casa de comidas para Pepa fue interminable en su cabeza tan solo se repetían una y otra vez las imágenes de Tristán y su esposa. Sabía que era un amor imposible, que debía de olvidarle y dejar de amarle, pero para la Partera no era fácil. Ella se definía con orgullo, cabezoneria y muy fría, pero aun asi tenia sentimientos. Desde qué Carlos la hirió de la forma en la que lo hizo le otorgó a todos los hombres que existían en este mundo el título que arrogantes, insensibles y traicioneros. Ruin y despreciable eran unos adjetivos que esta partera usaba muy a menudo para hablar de hombres. Desde entonces los odiaba, a salvo de algunos esposos que se preocupaban del embarazo de su esposa, pero muy pocos había visto de estos, por eso decidió rehacer su vida de cero.
Había perdido a su hijo a manos de Carlos, a partir de ahí su vida siempre había sido ir de un lugar a otro buscando trabajo y lugar para comenzar su vida olvidando lo que en el pasado se le arrebató, pero lo que realmente buscaba era a su hijo. Esperaba con todas sus fuerzas volver a ver la carita de su bebé. Algo que sabía que nunca ocurriría.
Pero Tristán, él fue una excepción, una excepción en su plan para rehacer su vida, pero aún así debía olvidar.

Una vez en la casa de comidas, Pepa se tumbó en la cama y miró el techo esperando alguna señal. Pasó así más de una hora, hasta que dicha señal llegó.

- Pepa, soy yo, Emilia, ¿podemos hablar? - la chica llamó a la puerta de la partera esperando una contestación.
- Si, pasa...-la voz de Pepa sonaba frágil, triste y rota. Esto lo notó Emilia, por lo que entró a toda prisa para ayudar a su amiga.
- ¿Qué ha pasado,Pepa?
- Mi vida pasa, Emilia, toda mi vida ha sido un desastre y ya no puedo más...

Pepa se quedó allí en la habitación hablando con Emilia, mientras Tristán se encontraba en la cocina de su casa sentado en una de las sillas que allí se encontraban. Pensativo y confuso movía la cabeza negando todo lo que había pasado. No llegaba a entender el por qué su hermano robó un niño recién nacido de los brazos de su madre y tampoco podía llegar a entender como él mismo había sido capaz de mentir a Pepa y haberla intentado engatusar cuando una familia lo estaba esperando después de su regreso de la guerra. Se llamó a sí mismo despreciable por todo lo ocurrido.
Después de todo lo ocurrido lo único que comprendía era que quería a Pepa y debía de encontrar el modo de demostrárselo, pero no antes sin decirle la verdad a Angustias, ella no merecía ser traicionada así que decidió que sí la iba a dejar por Pepa era indispensable hablar con ella.
Pero antes debía de pedir perdón. Por lo que salió de la cocina y se encaminó a las cuadras a por su caballo, montó en el y se dirigió al encuentro con la partera, dispuestos a suplicar su perdón.
#39
pelocha87
pelocha87
02/10/2012 00:19
po si q me as dejao deseando q llegue mañana jejejje
#40
Silvania20
Silvania20
03/10/2012 19:21
Siento haber tardado, pero creo que después de tanto esperar va a valer la pena :) creo que me ha quedado una escena preciosa, espero vuestros comentarios!! Ya me decís que os parece ^^


Raimundo, ya cerrando las puertas de la casa de comidas, escuchó un leve llanto procedente de la habitación de Pepa. Este se acercó cruzando el patio y por la ventana vio el rostros de Pepa, en él se mostraba el dolor que sentía. Raimundo la quería muchísimo, había pasado muy poco tiempo allí en el pueblo, pero no le hacía falta ni un segundo más para sentirla como una hija. Por lo que preocupado se encaminó a llamar a su puerta para intentar ayudarla, pero algo, o mejor dicho alguien, le paró los pies. Tristán.

- Muchacho, ¿Qué haces por aquí a estas horas?

- Raimundo, necesito hablar con Pepa, tengo que disculparme, me siento como un verdadero monstruo, la he dañado, la he traicionado y mi hermano Carlos lo hizo antes que yo… Necesito ayudarla, no puedo verla así…

- Así que sabes lo que tu hermanastro Carlos le hizo… - Raimundo se sorprendió, ya que Pepa le había dicho que no pretendía dejar que nadie más se enterase de su pasado con Carlos.

- Sí, Pepa me ha contado que Carlos le robó a su bebé recién nacido de sus brazos…

- ¿Solo eso?

- ¿Hay algo más?

- Veo que sí, que solo te ha contado esa parte… - Raimundo siguió hablando mientras colocaba una mano sobre el hombro del soldado – Todo lo que queda de la historia debería ser Pepa quién te lo narrara, no soy yo quién para meterme en vidas ajenas… Lo que sí te digo es que, si realmente la quieres a pesar de lo que ya en tu vida de esposo y padre posees, la cuides.

- Ese es mi único fin, Raimundo…

- Bien, en ese caso ven conmigo…

Raimundo llamó a la puerta y Emilia le abrió.

- Buenas, padre, ¿qué…? – Al ver a Tristán Emilia enmudeció.

- Hija mía, sal y ven conmigo.

- Pero…

- Hazme caso… Por favor…

- Está bien.

Emilia salió y cruzó el patio hasta la puerta de la casa de comidas donde su padre la aguardaba. Pepa se dio cuenta de que Emilia dejó la puerta de su habitación abierta, por lo que se levantó de la cama casi sin fuerza y fue a cerrarla. Pero se topó de frente con Tristán. Este la miraba con devoción y con cariño. La partera intentó cerrar la puerta de la habitación para cortarle el paso, pero su plan fracasó. Con una mano el soldado paró la puerta e intentó entrar para hablar con la partera. Esta tras un rato dejó de intentar echarle ya que se dio cuenta que no lo iba a conseguir, por lo que le dejó pasar.

- Tristán, ya te he dicho todo lo que tenía que decir, déjame en paz…

- Lo sé, Pepa, pero necesito hablar contigo, no puedo dejarte escapar.

- Tristán, es imposible, estás casado y tienes un hijo, tienes la vida hecha y no puedes darle
de lado a tu esposa y a tu hijo…

- No voy a darle de lado a nadie, y mucho menos a ti… Hace mucho que Angustias no me ama, y yo ya no la amo como antes lo hacía…

- Esa no es una excusa para olvidarte de ella y engañarla con la primera que pasa…

- Lo sé, por eso jamás le he sido infiel, pero ella no es como yo, ese hijo que espera no es mío y lo sé…

- ¿Qué?

- Ella hace ya tiempo que sabe que no me quiere, cuando Martín nació yo estaba combatiendo y nunca la veía, el hecho de tener que criar sola a Martín fue muy duro para ella, así que se propuso enamorarse de otra persona y lo consiguió, ese hombre le prometió mucho más de lo que yo le había prometido, empezando por el amor… Pero trágicamente murió, heredó una enfermedad de su familia que poco a poco acababa con sus días, por lo que cuando volví este hombre me dijo que debía cuidar de ella… Tanto él como Angustias me confesaron todo lo ocurrido y lo comprendí, al principio me molestó, pero más tarde lo acepté y seguí adelante con la petición de ese hombre. Un mes más tarde murió y dos días después de su muerte Angustias conoció su estado de embarazo, estaba de dos meses, iba a volver a ser madre… Por este motivo le prometí un techo bajo mi casa y comida para toda su vida, a demás de cuidados durante el embarazo y después de él, pero ella y yo no volvimos a ser la pareja que mi madre creía que seguíamos siendo o los padres que Martincito piensa que somos… Entre ella y yo lo único que hay es cariño y un hijo, nada más…

- Tristán eso es… No tenía ni idea…

- No te preocupes, pero con esto lo que quiero decirte es que no estoy atado a nada, ni a Angustias ni a nadie, te quiero y quiero que la gente lo sepa…

- Tristán yo…

Tristán le colocó un dedo en los labios y acto seguido le acarició tiernamente la cara. Depositando un beso en su mejilla continuó hablando.

- Shh… No hables, solo déjate querer…

La partera no tuvo oportunidad, ni ganas, de pararle los pies a Tristán, solo siguió su consejo, se dejó querer… Por el amor de su vida. Y mientras los dulces labios de su amado recorrían los suyos dejando un dulce olor, el cual nunca podría olvidar, ella se dedicó a volver a sentir esas mariposas en el estomago que eran la señal que momentos antes esperaba.
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