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^^Fic Rebemartinista [[Una vida antes .. durante .. y después del internado]] ACTUALIZADOOO ¡Ya capitulo 14!

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Shailaa
Shailaa
24/07/2011 17:03
¡¡Hola!! Bueno he estado escribiendo un Fic Rebemartinista y lo subo para que lo leais y comenteis que os parece ;)

El Fic se llama UNA VIDA ANTES, DURANTE, Y DESPUÉS DEL INTERNADO[/u]

Espero que os guste (:

Fic Rebemartinista
Capitulo 1


31 de Diciembre
Rebeca estaba sentada en el suelo junto a la gran chimenea alojada en el espacioso salón de su lujosa casa, con su móvil en la mano. Tenía 17 años y parecía estar mandándose mensajes mutuos con alguien. Su hermano, el cual iba a cumplir ya 19 años, estaba en el sillón frente a Rebeca jugando a la play. Sus padres estaban preparando la gran cena para esa noche especial. Vendría la familia a cenar por nochevieja, y a tomar las uvas. Eran todavía las 6 de la tarde. Rebeca estaba desesperada porque aun no le había llgado la contestación al mensaje que había mandado anteriormente. Dejó el móvil en el suelo y se dejó caer sobre la alfombra que cubría gran parte de salón. Entonces sonó su móvil: un mensaje.
–Deja ya de mandar mensajitos –se quejó su hermano que oyó el móvil de Rebeca por décima vez.
–Y tú deja de jugar a los marcianitos –se quejó ella de su hermano mientras cogía el móvil nerviosa.
–Esto es distinto. Yo no gasto nada jugando a los mar-cia-ni-tos como tú dices. Pero ya llevarás diez euros gastados en mensajes. ¿Se puede saber con quién demonios hablas? ¿Otra vez con el estúpido de Martín?
–¡Martín no es estúpido! Dejame, anda.
Leyó el mensaje:
“Te deseo una feliz nochevieja y un próspero año nuevo. No te atragantes con las uvas. Nos vemos a las 2 en la fiesta esperada. Un besazo guapa, te quiero.”
Rebeca sonrió, aunque no era la persona que queria que le escribiese. Respondió al mensaje de su amiga Laura.
–¿Quién es? –su hermano siguió con lo de antes.
–Hablo con Laura, como ya sabes hoy es nochevieja y quería desearme un próspero año nuevo –Rebeca se levantó del suelo –Que siempre lo quieres saber todo –le hizo una burla.
–¡Esque siempre estás igual con el móvil!
Rebeca pasó de su hermano y se dirigió hacia la cocina. Sus padres preparaban demasiada comida para la noche.
–Rebeca, no me digas que ya estais discutiendo otra vez.
–No, mamá, tranquila.
A continuación abrió la nevera y sacó una lata de coca-cola. Volvió al salón y se sento en un sofá al lado de su hermano. Abrió la lata y bebió un sorbo. Su hermano no separaba la cabeza de la tele.
–¿Qué? ¿Cómo vas? ¿Te matan o no? –bromeó Rebeca.
–Ya sabes que aquí nadie me supera, hermanita.
–Ya, ya... –bebió otro sorbo –Por cierto, sabes que César hará una fiesta en su local, ¿verdad?
–¡Ah, si! –seguía sin apartar la vista del televisor –Esa fiesta después de las uvas...
–Mamá y papá me dejan ir. No sé si vendrás con tus amigos pero...
–Pero no quieres que te moleste,¿no?
–Pues mira, sí.
–Tranquila, puedes hacer lo que quieras con ese Martín. Me da igual. Ya te darás cuenta tu solita. –Hugo esbozó una sonrisa maliciosa.
De repente volvió a sonar el móvil. Ahora si que Hugo apartó la vista de la tele para leer el mensaje antes y fastidiar a su hermana. Rebeca le siguió.
–Ajam... –Hugo leía el mensaje –Ala que fuerte, o sea...
–¡Hugo, dame el móvil! Hugo, ¡que me des el móvil! –Rebeca seguía a su hermano por todo el gran salón dando vueltas.
–¡¿Qué pasa?! –llegó el padre de estos dos.
–Mi hermano, que es imbécil, no me quiere dar mi móvil.
–Hugo, parece mentira que con 19 años que vayas a cumplir aún sigas así. Dale el móvil.
–To-ma –le extendió a Rebeca la mano con el móvil burlándose del mensaje.
Tomás miró a su hija con cara extrañada.
–Es Laura, papá –Rebeca captó la indirecta –Solo nos estamos felicitando el año–seguidamente salió corriendo del salón y subió con prisas y torpeza las escaleras.
Se encerró en su cuarto y leyó el mensaje. Ahora sí: el mensaje esperado.
“Perdón por tardar en contestarte, esque he tenido que salir un momento urgente. Pues eso, que nos vemos en la fiesta y mañana te espero en mi casa. Feliz año. Te quiero, Rebe.”
Rebeca esbozó una gran sonrisa de alegría y emoción a la vez. Escribió la contestación al mensaje de Martín:
“No te preocupes. Feliz año mi niño, estoy ansiosa por saber con qué me sorprenderás mañana en tu casa. Nos vemos después de las uvas, ya sabes, hoy toca cena familiar. Te quiero”
#41
Shailaa
Shailaa
15/04/2012 22:19
(**esto tambien es el capitulo 12 que no he podido ponerlo junto)

Héctor estaba sentado frente a los lavabos.
-¿Qué haces aquí?-se sorprendió Martín al verle.
-Como no has estado en clase y no has probado nada durante la cenaestaba preocupado.
Martín sonrió y le dio un fuerte abrazo.
-¿Dónde has estado? Sabía que no estarías en clase pero no sabía por qué.
Martín ya le había contado que trabajaba para el proyecto, que estaba obligado a obedecer las órdenes de Hugo y cía, pero prefirió no contarle el caso de Irene (Sandra para él, pues no sabía su verdadero nombre; de ahí a no saber que es la hermana de Héctor).
-Bah, nada importante. He tenido que acompañar a Hugo a un par de sitios un poco lejos-mintió.
"Es mejor que el asunto de Sandra se quede aquí, a ver si voy a empeorar la situación"-pensó Martín.
-¿Seguro?
-Sí. Me visto y subimos ¿va?
Héctor asintió con una leve sonrisa.


FIN XD lo he escrito todo desde el movil asique tiene mérito eh XD
#42
Shailaa
Shailaa
17/05/2012 18:41

Capitulo 13


La puerta se abrió sigilosamente. Tras ella apareció Hugo. Entró en casa y dejó la chaqueta en el perchero. Adelantó tres pasos y allí la vio. Sentada en las escaleras con su pijama azul y una coleta poco elaborada.
–¿Qué haces aquí? –le preguntó Hugo.
–Esperarte. ¿Qué horas son estas de llegar?
–Las tres.
–Sé perfectamente que son las tres. Papá y mamá estaban muy preocupados, les he tenido que decir que me habías llamado y me habías dicho que estabas en casa de César.
Hugo subió una escalera. Rebeca le frenó cogiéndole de la mano.
*El coche va lo más rápido posible. Hugo intenta llegar pronto. A ambos lados de la carretera se ven árboles, árboles muy grandes, y sus hojas crecían con dificultad por el frío invierno. El suelo era digno de un bosque, de hecho, era como si en nada fuese a aparecer un bosque.*[/b]
Hugo se soltó de la mano de su hermana.
–Siento haber preocupado a papa y a mama. No se volverá a repetir. Mañana hablaré con ellos.
Rebeca se sofocó. ¿Qué era aquello que había visto al tocar la mano de Hugo?
–¿Dónde has estado, Hugo?
–He tenido que irme, eso es todo –comenzó a subir las escaleras.
Rebeca le siguió.
–Te vas a las ocho de la tarde, vuelves a las tres de la madrugada... ¿Y eso es todo? Además, si me dices que es sábado lo entiendo, pero hoy es martes y en cinco horas empezamos las clases, y tú deberías estar el primerito si quieres llegar a las pruebas para ser profesor de educación física.
–Rebeca, no te preocupes más ¿vale? Me voy a dormir.
Hugo se fue dejando a su hermana con la palabra en la boca.
En su cuarto, Rebeca se quedó pensativa tumbada en la cama. ¿Qué podía significar aquello? Era una especia de sueño... Hacía tiempo que no le pasaba. Desde los 7 años, cuando descubrió en clase que Miguel fue el que robó los caramelos de Halloween...
En el internado...
A las 7 de la mañana Pablo se apresuró a ir al cuarto de Noiret.
–Noiret, soy yo. Abre, tengo que contarte algo –dijo tocando la puerta.
–Pasa –Noiret le abrió.
Pablo no se andó con rodeos:
–Ayer cuando fui a los pasadizos me encontré a Martín tirado en el suelo. Le atacaron por la espalda... Irene... ya no estaba.
–¡¡¿Qué?!! –Noiret no se lo quería creer –¡Será imbécil, yo lo mato!
–¿Ya has olvidado que es el nieto de Wulf? Tenemos que tenerlo intacto. Con el tiempo tendrá la misma mala sangre que su padre y su abuelo. Recuerda que por eso nos lo dejó su padre. El chico los tiene bien puestos, y no es un cobarde, ni mucho menos.
–Lo sé. Pero me saca de quicio. Y sus intentos por arruinarnos pueden dar lugar a graves problemas.
–Ahora solo tenemos que encargarnos de buscar a Irene, y que Martín siga pensando por el momento que se llama Sandra Pazos. Que nunca sepa su verdadera identidad, o podrá descubrir que es la hija adoptada de su verdadero abuelo paterno.
–Está bien, no perdamos los nervios. Martín nunca sospechará que Wulf es su abuelo. Y respecto a Irene... sola no ha podido ir muy lejos.
–Yo me encargo de buscarla, tú eres el director, y ausentarte levantaría sospechas a todos.
–Está bien. Haz lo imposible por encontrarla o estamos perdidos.
–La encontraré. Como ya has dicho antes: sola no ha podido ir muy lejos.
Lo que nadie sabía es que sola no estaba: alguien la ayudó a escapar.
–Contente las ganas de pegar al muchacho si lo ves –le aconsejó Pablo riendo antes de salir.
Cinco meses después...
Era junio. Faltaba tan solo una semana para las vacaciones de verano.
–¡Que ganas tengo de que llegue el 23! –exclamó entusiasmada Rebeca.
–Y yo –dijo Laura –El 23 es el día más divertido del curso.
Rebeca sonrió. Laura tenía razón. El 23 de junio era un día perfecto para ir de excursión de fin de curso al parque de atracciones.
–Recuerda que prometiste montar en la montaña grande de agua –le dijo Rebeca a Laura–Ahora no te hagas la sueca.
–Ag. Que mala eres, Rebeca... ya lo había olvidado.
En el internado...
Hugo abrió la puerta del despacho.
–Ya estamos aquí.
Entraron Hugo y Pablo.
–¿Y bien? –preguntó Noiret.
–Quiero proponerte una excursión de fin de curso al parque de atracciones para los alumnos. –le dijo Hugo.
Noiret se mosqueó:
–Hace 5 meses Irene se escapó. Aún no la hemos encontrado y cada día que pasa con ella por ahí estamos más en peligro, ¿y vosotros pensáis en una puñetera excursión?
–¡Por eso lo hacemos! Te recuerdo que esto tiene que parecer un internado, ¡un colegio! Lo más lógico es hacer una excursión a los alumnos, ¿no crees? Además, el 23 mi instituto también va de excursión y podré vigilar a Martín.
–Hugo, ¿has pensado que se puede encontrar con tu hermana? –interfirió Pablo.
–Mi hermana odia a Martín desde que éste la abandonó, además sería demasiada casualidad que se encontrasen. En ambos casos no pasaría nada, ni Martín abriría la boca.
Hugo dirigió su mirada a Noiret nuevamente.
–Esto te da vía libre para encontrar a Irene. No tienes a nadie que pueda sospechar, todos los alumnos estarán fuera. Y no se levantarán sospechas.
–Hugo tiene razón, es lo mejor. –Pablo estaba de acuerdo con su amigo.
–Os hago responsables de cualquier imprevisto o problema.
–No pasará nada –advirtió de nuevo Hugo –He preparado un cartel para avisar a los alumnos. Lo colgaré en la puerta principal.
–Está bien –asintió Noiret –Volved a lo vuestro.
De noche...
–Irene, llevamos así 5 meses y aún no hemos denunciado. Deberíamos hacerlo, estamos en peligro. Es por aquel chico que golpeé, ¿verdad?
–Martín... –susurró Irene –Tengo miedo de que denunciando él pueda estar en problemas... Además, si no nos han encontrado aún... No nos encontrarán ya –quiso ser optimista –Aquí estamos bien alejados de ellos.
–Irene, no podemos estar toda la vida aquí refugiados con el miedo en el cuerpo. Tenemos que denunciar. Si descubren que sigo vivo... ¡no, no! ¡Hugo me mataría! Así ninguno de los dos estamos seguros.
–Pero no quiero que le pase nada a Martín.
–Lo siento Irene, pero eso es un riesgo que hay que correr.
–... –Irene no quiso contestar –Me voy a dormir –dijo triste.
–Irene... Mañana daré aviso a la policía.
#43
silviasi22
silviasi22
13/07/2012 22:41
Martín nieto de wulf? perdonaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa?? AGH

Ohhh esta rebe tambien tiene el don de tocar y ver cosas malas... pues es raro que si da un beso de buenos dias a su hermanito todos los dias no vea cosas horribles eh? jajja

quiero encuentro rebemartinistaa!! seguro que se reconocen y se aman aun digan lo que digan!!

No creo que lleguen a la policia, que ilusos Irene y Martin jajaja

sigueloooooooooooooooooooo ;)
#44
Shailaa
Shailaa
10/11/2013 11:29
Preeesi! Un año después te contesto para agradecerte que lo hayas leído y poner nuevos capítulos! Seguramente se te habrá olvidado ya todo jajajaja pero recomiendo que lo leas, te vas a sorprender porque quién tú crees que es Martín... No es Martín.
#45
Shailaa
Shailaa
10/11/2013 11:30

Capítulo 14



16 de junio (al día siguiente)

Martín estaba tumbado boca arriba en la cama con la espalda apoyada en el cabecero y los pies cruzados. Miraba por la ventana el inmenso y misterioso bosque. Héctor abrió la puerta de golpe muy entusiasmado.

–Martín tío, ¿sabes qué? Nos vamos al parque de atracciones.

Martín seguía absorto en los árboles del bosque. Ya habían crecido sus hojas.

–¿Martín? ¿Estás bien?

–Perdona Héctor. Es sólo que... Paso de ir...

–¿Pero qué dices tío? Tienes que venir. Tienes la suerte de que es tu primer año aquí y tienes la oportunidad de...

Martín no le dejó terminar de hablar. Saltó de la cama cabreado.

–¡Estoy en un puto internado de nazis obligado a trabajar para una mierda de proyecto, dejando atrás a la gente que quiero! ¿Aún dices que tengo suerte?

Héctor le abrazó de inmediato.

–Perdona, tío... No debería haberte dicho eso –dijo Martín arrepentido.

–No te preocupes Martín... Si tienes razón...

–Lo siento –repitió Martín. –¿Quieres ir?

–No. Si tú te quedas, yo me quedo contigo.

–¿Y si voy?

Héctor sonrió. Era perfecto para que Martín despejase la cabeza.

************

Irene abrió los ojos. La habitación estaba en penumbras. Le encantaba esa cama, era cómoda. Encendió la lamparita que tenía al lado y se levantó de la cama. La verdad, no había dormido mucho. Sabía que hoy llegaría la denuncia al internado y estaba preocupada por lo que pudiese pasarle a Martín. Miró su tatuaje, el símbolo de géminis. Llevaba preguntándose desde que tenía uso de razón si era necesario el sufrimiento por el que había pasado. Primero la separaron de su hermano a los 5 años, al cual no tenía esperanzas de volver a ver. Después, con 7 años, conoció a Martín, estrechando una relación como de hermanos, y pensó que de él no se separaría... Pero al cumplir los 10 años, la llevaron al internado y la encerraron, sin ella saber el por qué. Es ahora, recién cumplidos los 15, cuando puede ser libre, después de 4 años encerrada y 10 sin saber nada de su hermano y 5 años sin saber nada de Martín.

La denuncia ya se había formulado.

Irene se acercó al salón. Allí le vio a él, mirando el teléfono pensativo.

–¿Vas... A llamar? –preguntó Irene con la más mínima esperanza de que la respuesta fuese negativa.

Él la miró a los ojos un poco entristecido por verla así.

–Ya he llamado –dijo con un hilo de voz.

Los ojos de Irene se llenaron de lágrimas. Él se acercó a abrazarla.
–Tengo 19 años, y tú 15... Somos demasiado jóvenes para vivir sufriendo tanto. Hemos hecho lo correcto... Sólo quiero lo mejor para ti, ya lo sabes –le dio un beso en la mejilla.

Ella asintió despacio con la cabeza y volvió a su habitación.
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