SERIENUEVA-ALMAS ASESINAS/rondaba el año 2038.../serie de 5 temporadas

El relato es muy original, me gusta mucho la primera escena y la llegada de Jessica al internado.

hasta donde te has leido? ahora estoy escribiendo el tercer capitulo, es una historia diferente, ya que estoy un poco harta de que en casi todas las historias siempre el publico tenga que adorar a los buenos y odiar a los malos, la historia va de un colegio de la vida de unos chicos que estudian en un internado para llegar a ser asesinos profesionales de mayores, asi que ya te puedes imaginar que los jovencitos no son unos angelitos, Y Jessica no sabe en donde ha metido a su hijo.

Proximamente el tercer capitulo de la historia titulado MOSQUITOS en el que Diego se acercara peligrosamente a Azucena.

Carolina esta genial! ya me lo termine de leer! Nunca diria que azucena y el director del internado aureola tuvieran algo! Y mucho menos que fuera ella la que ayudara a meterle el microchip :O
Me encanta como escribes, continualo pronto ^^

jejejejeje Carla me alegro de que te haya gustado el capi, pues si Azucena y German estuvieron juntos cuando él era el dicretor de valle seco y ella una alumna, antes de que se hiciera profesora. Ahora mismo cuelgo el capi 3, que ya lo tengo escrito, espero noticias tuyas cuando tengas tiempo para leertelo. besos.

CAPITULO 3

MOSQUITOS

Al día siguiente de las citas de los clientes buscados por Jorge para Azucena. Jorge se había enterado de lo que había pasado esa noche, ya que la mayoría de los directivos habían faltado a su reunión de las 10, así que esa mañana estaba Azucena en el despacho del director del internado valle seco.
Jorge: cómo fue anoche el trabajo Azucena?
Azucena: bien, como siempre, ya sabes que yo soy una profesional en mi ámbito.
Jorge: seguro que fue todo bien? porque me he encontrado esta mañana con el taxista que te acompañó anoche y tenía una marca un tanto sospechosa en el cuello.
Azucena: y? es taxista, no cura! a mí que me explicas? pregúntale a él, claro que a lo mejor no te quiere contestar.
Jorge: he hablado con los clientes, y con los que organizan todas las reuniones y conferencias de la organización, la mayoría de los directivos faltaron anoche a la reunión de las 10, y tú no fuiste a las citas a cumplir con tus clientes a las horas que te indiqué.
Azucena: Jorge, lo que tú pretendías era una locura! que te crees que soy? un robot? no voy a acostarme en menos de una hora con más de 5 hombres, ¡es imposible!
Jorge: no hacia falta que hicieras el acto completo con todos, con unas caricias para tenerles contentos bastaba.
Azucena: claro, y me voy a pasar toda la noche a la carrera de una casa a la otra, tú sueñas!
Jorge: sabes para qué era la reunión de anoche a las 10?
Azucena: hacéis miles de ellas todas las semanas, la mayoría son para conocer a nuevos miembros de la organización.
Jorge: ésta era para otra cosa, era para diseñar un plan para robar en el museo, hay una exposición de unas figurillas de porcelana muy valiosas, la exposición solo dura tres días, y teníamos que planear como robarlas, anoche, por tu culpa se ha retrasado la operación.
Azucena: pero todavía tenéis tiempo para planear el robo, no? pues que importancia tiene?
Jorge: se puede saber que hiciste anoche Azucena? lo quiero todo explicado detalle por detalle y quiero la verdad, ninguna excusa.
Azucena resopló, y dijo.
Azucena: convencí al taxista para que fuéramos más despacio, él hizo bien su trabajo, me dejó en las casas y me recogió a la salida, lo único que fue con más tiempo, antes de dejarme en la casa correspondiente, dimos una vuelta por el pueblo y en vez de solo gastar gasolina durante una hora, la gastó durante toda la noche, pero no falté a las citas, de verdad.
Jorge: lo sé, te recuerdo que he hablado con ellos, todos me han dicho que me pagaran en la próxima reunión, y estaban bastante satisfechos con el servicio.
Azucena: entonces... dónde está el problema? aparte del retraso del robo al museo de las figurillas de porcelana...
Jorge: el problema está en que el taxista estaba pagado para una hora, ahora por culpa de tu desobediencia, tendré que pagarle más dinero.
Azucena: no creo que te lo pida, ya le pagué yo.
Jorge: qué tú qué? perdón, no sabía que tuvieras tanto dinero encima.
Azucena: no le pagué con dinero.
Jorge: no te habrás atrevido a...
Azucena: a qué? a beneficiármelo? de que te creías que era la marca del cuello, de un mordico de una sanguijuela?
Jorge se enfureció al oírlo, se levantó de su silla y le dio un golpe con el puño cerrado a la mesa.
Jorge: el taxista no era nadie importante de la organización, con él no tenías que hacer nada!
Azucena: lo sé, pero de alguna forma tenía que convencerle para que trabajara toda la noche sin pagarle, no?
Jorge: no me lo puedo creer! como has podido hacerlo? pq te lo has tirado? estoy harto! harto de que acuestes con todos, menos conmigo!
Azucena: menos contigo? uy! que mala memoria tienes, tú y yo ya nos acostemos ¿no te acuerdas? una vez.
Jorge se sentó ya más tranquilo de nuevo en su silla.
Jorge: sí, una vez hace 12 años, cuando tú tenías 23 y yo 36, el día 10 de septiembre, en la piscina del internado.
Azucena: te acuerdas del día y todo?
Jorge: y podía acordarme de la hora si me esforzará un poco, llevo esperando a que te decidas a repetir conmigo desde entonces.
Azucena: por mí como si te mueres esperándome, no va a haber más ocasiones Jorge, te lo digo desde ahora.
Jorge: lárgate de mi despacho, ahora mismo!-dijo Jorge levantándose de la butaca nuevamente.
Azucena con una tranquilidad pasmosa dijo.
Azucena: cuando tengas el dinero de todos los clientes, llámame, me gustaría cobrar mis servicios lo antes posible.
Y así Azucena abandonó el despacho del director.
Jorge se quedó solo en su despacho, se acercó al micrófono y dijo bien alto para que todos lo oyeran por los altavoces.
Jorge: ruego a que acuda al despacho del director el taxista que acompañó anoche a la profesora de artes marciales a su casa.

El taxista estaba en el comedor comiendo, cuando un alumno pasó por ahí y le dijo.
alumno: perdona, creo que te ha avisado el director para que vayas a su despacho, lo ha dicho por los altavoces, tú muchas veces has llevado a los profesores a sus casas trabajando como taxista, verdad?
taxista: sí.
alumno: pues acaba de comer rápido, el director te debe estar esperando.
El alumno se fue del comedor.
A los pocos minutos el taxista se presentó en el despacho de Jorge.
taxista: hola, puedo pasar?
Jorge: claro, te he llamado yo, no?
taxista: perdona si he tardado, estaba comiendo.
Jorge: explícame, que hiciste anoche?
taxista: ¿anoche?, acompañar a Azucena en todo momento como me ordenaste.
Jorge: te pagué solo por una hora, he hablado con Azucena y con los clientes, sé que estuviste con el taxi conduciendo toda la noche, te debo dinero.
taxista: es que la noche se complicó, pero si quiere pagarme el dinero, yo no tengo ningún problema en aceptarlo, yo hice lo que se me ordenó.
Jorge: que hiciste lo que se te ordenó? se te ordenó que utilizaras el taxi solo durante una hora! se te ordenó que no hablaras con Azucena, que solo la dejaras en las casas sin desviarte de la ruta, lo hiciste?
taxista: sí, yo cumplí con mi trabajo, y creo que me merezco un extra en mi sueldo.
Jorge: cómo te atreves? sé la verdad!
Jorge se levantó de su butaca y dando la vuelta a la mesa se colocó frente al taxista.
Jorge: sé que mantuviste relaciones con Azucena, ¿y ahora encima pretendes que sea yo él que te pagué? tú eres el que me debes dinero a mí, ¿sabes cuanto dinero me pagan los demás clientes por pasar solo unos minutos con Azucena? más de 3 millones de euros!!, y tú estuviste toda la noche.
taxista: yo... no sé lo que te han contado, pero yo no hice nada con Azucena, yo solo cumplí con mi trabajo como se me ordenó.
Jorge: quieres parar ya de repetir lo mismo como si fueras un disco rayado? sé la verdad!
y vas a morir por ello!
Jorge sacó una pistola de improviso y apuntó al taxista. El taxista tragó saliva.
Jorge se preparó para disparar, pero... se lo pensó mejor y dijo retirando la pistola.
Jorge: sabes qué? hoy no me apetece matarte, voy a ser generoso contigo, te dejaré con vida si me pides perdón.
taxista: qué?
Jorge: di que te arrepientes de haberte aprovechado de mi confianza y haber sobrepasado los limites del trato que hicimos tú y yo en un principio con Azucena, y yo te perdonaré la vida y todo quedara olvidado.
taxista: en serio? solo tengo que pedirte perdón?
Jorge: sí, reconoce que te arrepientes de haber gozado de la compañía de Azucena, que fue un error y que jamás se volverá a repetir, y te prometo que no te mataré.
taxista: no voy a hacer eso! no voy a arrepentirme de algo que sé que fue la mejor experiencia sexual que he tenido en toda mi vida! y desde luego no voy a jurar que no se volverá a repetir, porque sé que lo volvería a hacer una y mil veces si tuviese oportunidad.
Jorge: está bien, luego no digas que yo soy el malo.
Jorge disparó al taxista con dos disparos en el pecho, y éste cayó al suelo muerto, en un pequeño charco de sangre.
Jorge le dio unas cuantas patadas al cadáver y dijo murmurando en voz alta.
Jorge: será idiota? desde luego que hay hombres que solo saben malgastar sus vidas!
Jorge se guardó la pistola, se dirigió hacia la ventana del despacho, y mirando por ella pensativo, dejó que su memoria viajara al pasado, unos años después de que su hermano Germán se fuera del internado valle seco con la cocinera Nuria para fundar la organización secreta de la justicia, recordó cuando era el cumpleaños de Azucena, ella era alumna del internado valle seco y cumplía aquella tarde 18 años.

Flash-back.

Aquella tarde dentro del comedor del internado valle seco, era la celebración del cumpleaños de una alumna, Azucena Terrón, cumplía 18 años.
Azucena estaba en el comedor vestida con el uniforme verdadero con el jersey negro y la faldita gris de la organización secreta del crimen, con el emblema de OSC en mayúsculas, tridimensional, en rojo, con la C girando sin parar alrededor de las otras dos letras.
A su alrededor había como unos 12 chicos todos estudiantes de bachillerato, vestidos con el mismo uniforme negro y gris que ella.
Azucena se subió a una de las mesas del comedor, se vendó los ojos con un pañuelo, se puso de espaldas hacia los chicos, contó hasta tres en voz alta y se dejó caer sobre ellos como si se tratara de una estrella del rock. Los chicos la mantuvieron en alto sobre sus manos y brazos y la bajaron después de llevarla en volandas, durante unos minutos, frente a una tarde de cumpleaños con dos velas encendidas para soplar: con un 1 y un 8.
Uno de los chicos le quitó la venda de los ojos, Azucena abrió la boca de la emoción al ver la tarta de nata frente a sus ojos.
Azucena: gracias chicos, me encanta!
Todos los chicos se pusieron a aplaudir, diciendo.
-que sople! que sople! que sople! que sople! que sople!
Azucena riendo, al final acabó apagando las llamas de las dos velas, los chicos le aplaudieron, ella intentando calmar sus silbidos y aplausos, dijo.
Azucena: Y mis regalos, donde están?
Todos los chicos levantaron sus paquetes en alto para que Azucena los viera.
Azucena: hacer una fila, que quiero abrirlos todos por orden.
Todos los chicos se pelearon por ocupar el primer puesto de la fila, se empujaban y se adelantaban, mientras Azucena se dedicaba a arreglarse los pliegues de la falda del uniforme.
Cuando la fila estuvo formada, Azucena cogió el primer regalo del primer chico y lo abrió, sin dejar de sonreír, al desenvolverlo, vio lo que era. Un conjunto de una lencería muy sexy.
Azucena: lo has elegido tú? muy bonito! me gusta mucho! a ver con quién voy a estrenar esto esta noche? hacer una redonda!
Todos los chicos la encerraron en una redonda, quedándose ella en medio.
Ella señalándoles con el dedo a todos, empezó a cantar.
Azucena: pito pito gorgorito, donde vas tú tan bonito? a la era verdadera, pim pom fuera, tú te vas y tú te quedas!
Cuando Azucena acabó la canción y llegó a un chico a quien le tocó el turno, le abrazó y le besó, delante de los demás pobres desafortunados que se habían quedado con las ganas.
Afuera del comedor, en una esquina, observando la escena de la celebración de la fiesta del cumple de Azucena, estaba escondido, el director, Jorge Puertas, que lo había visto todo desde el principio.

Fin del flash-back.

Jorge en su despacho del internado valle seco, siguió recordando, la época en que Azucena tenía 18 años, unas horas después de su fiesta.

Flash-back

Azucena volvía de una de sus revisiones diarias, de los laboratorios, en bañador rojo nadando por el agua desde del lago subterráneo hasta llegar a la piscina de la parte trasera del colegio. Al salir de ella por las escaleras de metal, se dio cuenta que las luces que alumbraban el establecimiento se apagaron de repente, Azucena salió de la piscina empapada con cierto miedo, paseándose entre la oscuridad, cuando notó como alguien se le acercaba por detrás y le apretaba la cintura, tapándole la boca.
Azucena se liberó de su agresor con un codazo en la barriga y usando su superfuerza, rompió un trozo de hierro de la tubería de agua y comenzó a darle golpes a tientas a aquel hombre desconocido que la había atacado.
Tras dar unos cuantos golpes, cansada, Azucena dejó caer el trozo de tubería a sus pies, y huyo saliendo de la piscina corriendo.
Al salir ella, la luz se abrió, al lado del interruptor se vio a un hombre, la tubería estaba rota y un ligero chorro de agua le mojaba los zapatos, en la cabeza tenía un chichón bastante grande. Ese hombre, era Jorge Puertas.

Fin del flash-back.

Mientras Jorge se encontraba en su despacho recordando los momentos vividos hace años. Azucena que había salido del despacho del director y caminado hasta su cuarto dentro del internado, había llegado a él, había entrado, y apoyada de espaldas junto a su puerta, suspiró, cerró los ojos e hizo memoria. 12 años atrás, cuando Jorge y ella tuvieron algo más que palabras entre ellos. Al día 10 de septiembre.

Flash-back.

Azucena Terrón tenía 23 años y Jorge que desde que se marchó su hermano Germán había ocupado el puesto de director, tenía 36. Azucena seguía en el mismo internado, donde había nacido, pero ahora ya no era alumna, era profesora de artes marciales y seguía conservando su superfuerza.
Azucena se encontraba en el gimnasio del internado haciendo abdominales, cuando Jorge entró a él.
Jorge: molestó?
Azucena le vio, se levantó del suelo, y de pie a su lado, dijo.
Azucena: para qué preguntas? sabes perfectamente que la respuesta va a ser afirmativa.
Jorge: quería hablar contigo, tengo algo importante que decirte.
Azucena: él que? que te vas a tirar desde un puente de 20 metros de altura?
Jorge: tú tan amable como siempre.
Azucena: qué quieres? dilo ya de una vez y vete!
Jorge: voy a robar un banco, estoy preparando un atraco a gran escala con mi esposa Lilian, pero... ella no sabe algo, ella conoce toda la operación, pero no sabe que la traicionare y te entregare todo el dinero del banco a ti.
Azucena: en serio?
Jorge: sí, pero sino te interesa también puedo quedármelo yo-dijo Jorge saliendo del gimnasio.
Azucena le persiguió.
Azucena: espera, de verdad me vas a dar todo el botín a mí?
Jorge detuvo su marcha y se giró hacia ella.
Jorge: sí, si me das lo que quiero a cambio.
Azucena: y qué es lo que quieres?
Jorge: no lo sabes? no me lo creo, eres demasiado lista como para no saberlo.
Azucena: está bien, dentro de media hora tengo una revisión médica con Segismundo, espérame en la piscina, y te daré lo que me pides.
Jorge sonrió y se fue del gimnasio.
Dentro de unos minutos estaba Azucena en traje de baño rojo, nadando por el agua de la piscina, cuando vio a Jorge con un bañador blanco, Jorge se tiró de cabeza a la piscina, Azucena se acercó a él y se besaron, flotando sobre la superficie del agua.
Azucena se aguanto al borde de yeso de la piscina y se quitó el bañador rojo, dejándolo flotar en el agua, y nuevamente se abrazó a Jorge para seguirle besando en los labios.

Fin del flash-back.

Azucena se dirigió hacia su cama, se sentó sobre ella y siguió recordando.

Flash-back

Azucena de 23 años pasaba por el pasillo del internado valle seco, llevaba puesto un chándal, ella pasó por delante de una clase con la puerta abierta, dentro de ella estaba Lilian.
Lilian en cuanto la vio pasar, la llamó.
Lilian: Azucena!
Lilian fue a su encuentro.
Lilian: sabes?, creo que por fin lo he conseguido.
Azucena: perdona, no te entiendo, qué has conseguido exactamente?
Lilian: que mi marido te olvide y me quiera solo a mí, estamos planeando un atraco al banco juntos, esta operación nos unirá todavía más si cabe.
Azucena se rió.
Azucena: de verdad crees que Jorge ya no se fija en mí?
Lilian: estoy convencida, pero no tienes que sentirte mal por ello, algún día tenía que pasar, ¿no iba a pasarse toda su vida tras de ti? sé que él siempre te ha idolatrado, desde que tú eras una alumna en este centro y ahora que has pasado a ser profesora de artes marciales, pero eso ya se acabó.
Azucena: ojala fuera verdad lo que dices, ojala yo a Jorge no le importara nada, pero... sé que no es así, y lo sé porque él mismo me lo dijo cuando hicimos el amor.
Lilian: qué?
Azucena: lo que oyes, el dinero del banco me lo va a dar todo a mí, él mismo me lo dijo, por eso le dije que sí sin pensármelo, cuando me dijo que quería poseerme, no va a compartir nada contigo, tú no le interesas ni lo más mínimo.
Azucena se largó, Lilian se moría de la rabia.
Azucena estaba caminando, bajó por las escaleras del internado, no vio que Lilian fue tras ella, y la empujó, Azucena cayó rodando unos cuantos escalones se hizo magulladuras, pero al llegar abajo se pudo levantar con el cabello revuelto, y miró con rabia a Lilian que todavía seguía estando al principio de las escaleras, Azucena se alejó cojeando de ellas, jurando venganza mentalmente contra Lilian.

fin del flash-back.

Azucena se levantó de su cama, se dirigió al cuarto de baño, se lavó la cara, y siguió recordando lo que pasó, después de que Lilian le empujara escaleras abajo.

Flash-back.

Azucena entró días después de la discusión con Lilian a su cuarto. Al entrar a él vio a Jorge, esperándola.
Azucena: qué haces aquí?
Jorge se acercó a ella y la abrazo.
Jorge: ya han pasado varios días desde nuestro encuentro en la piscina, me muero por tenerte otra vez entre mis brazos.
Azucena le sonrió.
Azucena: y yo-dijo ella besándole en la boca.
Azucena se separó de él.
Azucena: pero... no soporto la idea de que no seas totalmente mío, tú eres un hombre casado, a mí me gustaría tenerte solo para mí, no quiero compartirte con ninguna mujer más.
Jorge: Lilian no significa nada para mí.
Azucena: lo sé, pero... quiero te deshagas de ella!
Jorge: qué?
Azucena: vais a robar el banco juntos, no es cierto?
Jorge: sí.
Azucena: y si haces que la operación fallé? ya no quiero el dinero del banco como regalo y prueba de tu amor hacia a mí, quiero la muerte de tu mujer.
Jorge: qué? Y Carlos? él tiene solo 4 años, no puedo dejarlo huérfano de madre!
Azucena: que pasa? no eres capaz de hacerlo? creía que habías dicho que Lilian no significaba nada para ti ¿no te das cuenta? es la única forma de que tú y yo podamos estar juntos, tienes que hacerlo.
Jorge: de acuerdo, y qué quieres que haga?
Azucena: acompáñala al atraco al banco, que crea que todo sigue su curso, cuando llegué la policía, abandónala en manos de ellos, el dinero no importa ya lo conseguiremos en otra ocasión, que Lilian muera sola en el atraco presa de un tiroteo de la policía.

Jorge: y si yo hago eso , tú y yo estaremos juntos para siempre?
Azucena: para siempre.
Azucena volvió a besarle. Jorge le correspondió al beso caminando hacia la cama del cuarto, pero ella se apartó de él y le condujo de nuevo hacia la puerta.
Jorge: qué pasa? no quieres que me quedé contigo?
Azucena: no, no mientras Lilian siga viva
Azucena echó de su cuarto a Jorge y cerró la puerta tras él, dejándole solo en el pasillo.

Fin del flash-back.

Entre tanto, en la biblioteca del internado valle seco, uno de los alumnos, Diego Marremo, estaba sentado en una mesa, cuando se le acercó una compañera suya de clase.
La compañera era Rubí, hermana gemela de Esmeralda, sobrinas de Azucena.
Rubí: hola.
Diego: hola.
Rubí: sé una cosa que tú no sabes-dijo canturreando.
Diego: y me la vas a decir?
Rubí le afirmó con la cabeza, se acercó hacia él y le susurró muy, muy bajito.
Rubí: mi hermana Esmeralda está loquita por ti-dijo Rubí señalándole con el dedo a Esmeralda, que estaba de pie en la otra punta de la biblioteca.
Diego se acercó también a Rubí y le susurró muy, muy bajito.
Diego: en serio?
Rubí: sí, le gustas mucho-le dijo ya sin susurrar.
Diego: ya, y si eso es verdad por qué no viene ella misma a decírmelo?
Rubí: porque es muy vergonzosa, no se atreve a hablar contigo, por eso me ha enviado a mí a decírtelo. tú sientes algo por ella?
Diego: yo? no sé Rubí... tú y Esmeralda me caéis bien, pero... creo que tu hermana y yo tendríamos que conocernos mejor para saberlo, por el momento no puedo decir ni que sí ni que no.
Rubí: entiendo, ¿puedo pedirte un favor?
Diego: de qué se trata?
Rubí: a mi hermana Esmeralda le haría mucha ilusión que te acercaras a ella y la saludaras, no te compromete a nada, solo es un inocente saludo.
Diego: vale, si solo se trata de eso.
Diego se levantó, Rubí le imitó y los dos juntos se acercaron hacia donde estaba Esmeralda.
Diego: hola Esmeralda, como estás?
Esmeralda miró a Diego, sin creerse que le estaba hablando a ella, ella toda roja, sin atreverse a decir ni pío, se fue corriendo escaleras arriba.
Rubí que todavía seguía al lado de Diego, dijo.
Rubí: ya te he dicho que es muy vergonzosa-dijo ella tratando de disculpar a su hermana.
Diego: ya.
Un poco más tarde, el reloj de pared del internado marcaba las 7 exactamente, Diego estaba con su chándal gris y plateado oficial de la organización secreta del crimen, paseándose por el interior del gimnasio, esperando a Azucena, para su clase en privado de artes marciales con ella como habían quedado de acuerdo la última vez.
Pero las horas pasaban, Diego estaba que se subía por las paredes, no sabía que hacer, miraba inquieto su reloj de pulsera y oía los cuartos del reloj marcando las horas que sonaba en todo el edificio. Finalmente la puerta se abrió, Diego ya no sabía lo que pensar, cuando tras ella vio aparecer a Azucena que se le acercó y como si nada le importara, dijo.
Azucena: lo siento, llego tarde.
Diego: tarde? tú sabes que hora es? habíamos quedado a las 7, y son las 10 menos 20!!
Azucena: he intentado llegar antes, pero no me ha sido posible y...
Diego: oye la idea de estas clases a solas ha sido tuya, yo estaba contento con el excelente que me puso el otro profesor, sino puedes cumplir con el horario que tú misma me pusiste, será mejor que lo dejemos estar-dijo él dirigiéndose hacia la puerta.
Azucena: Diego!
Diego se detuvo girándose hacia ella.
Azucena se dirigió hacia él y le dijo muy seria.
Azucena: sabes qué es lo que pasa? que aquí soy yo la profesora y tú el alumno, y tú vas a hacer lo que quiera yo te gusté o no, porque aquí la que mandó soy yo! está claro?
Diego: como el agua cristalina.
Azucena: bien, además pienso que este rato que te has quedado esperándome te ha venido bien para la clase, la paciencia es la primera virtud que debe tener un buen luchador.
Diego: ah si? no me digas? esto es una pérdida de tiempo, tendría que haberme ido en vez de haberme quedado esperando a que llegarás.
Azucena: y por qué no lo has hecho?
Diego: porque sería descortés de mi parte dejar plantada a una dama, y... porque me podrías poner un negativo en puntualidad al no encontrarme y pensar que había faltado a la cita, y no quería estropear mi expediente escolar.
Azucena no le contestó, sino que sin avisarle le dio una patada, Diego la esquivo con un salto con los dos pies juntos.
Diego: qué haces?
Azucena sin dejar de atacarle a golpes de karate dijo.
Azucena: la clase ha empezado, como buen luchador tienes que aprender a defenderte de los golpes inesperados.
Azucena siguió atacando a Diego, pero Diego aunque le costaba algo los esquivaba prácticamente todos, finalmente Azucena intentó pegarle un puñetazo, y casi le rozó el cabello, pero Diego acabó por pararle en el último segundo el puño colocando el codo frente a él. Azucena se detuvo y dio una vuelta alrededor de Diego observándole.
Diego estaba sudoroso del esfuerzo por la lucha e intrigado por el silencio de Azucena, y dijo.
Diego: qué? y ahora qué pasa?
Azucena: nada, que me tienes impresionada, eres mejor luchador de lo que creía.
Diego: gracias, eso quiere decir que me merecía el excelente que me puso el otro profesor?
Azucena: no, yo te hubiera puesto un B alto, como mucho un notable, eres bueno, pero no tanto.
Diego: un B alto o notable?
Azucena: sí, pero un notable bajo no te emociones.
Diego: me lo tendría que haber imaginado, cuantas clasecitas de éstas se supone que vamos a tener?
Azucena se puso en posición de combate para seguir peleando y dijo.
Azucena: las que a mi se me antojé que para eso soy la profesora, seguimos?
Diego: no lo dudes, tengo toda la noche para hacerte cambiar de opinión y hacer que me vuelvas a subir la nota.
Así Azucena y Diego siguieron luchando, hasta que el móvil de Azucena sonó, y ella lo atendió.
Azucena: sí? qué ? que tengo que irme ahora? no puedo, estoy en medio de una clase, ¿no puede salir en mi lugar otra bailarina?, ya, que el público quiere verme a mí, está bien, está bien, me deshago de mi alumno y nos vemos en media hora, adiós.
Azucena colgó el móvil.
Azucena: lo siento Diego, pero tengo que irme, me ha surgido algo importante, la clase ha terminado.
Diego: qué? pero si apenas ha pasado una hora! llegas más de dos horas tarde a las clases y luego pretendes irte antes de que se acaben?
Azucena: seguiremos mañana, ahora mismo no puedo, me ha surgido algo importante, ya te lo he dicho, tengo que ir a trabajar.
Diego: ah! yo pensaba que darme clases a mí era tu trabajo.
Azucena: y lo es, pero también tengo otro trabajo.

Diego: cuál? la casa esa de masajes que dicen que tienes fuera de aquí?
Azucena: sí, ese es uno de los trabajos que tengo. Mañana seguimos Diego.
Diego: mañana? cómo qué mañana? eso ni hablar! la clase todavía no se ha terminado, tú serás quien dirá cuando empieza pero yo digo cuando se acaba! O se lo cuento todo al director!
Azucena: qué?
Diego: lo que has oído, le explicaré al director que porque a ti te ha dado la gana me has citado en privado a mí para darme clases a solas, que has llegado tarde a la cita y además de bajarme la nota, has recibido una llamada al móvil muy sospechosa y...
Azucena: no por favor, de la llamada no digas nada. Está bien, qué propones entonces?
Diego: puedo acompañarte a ese trabajo que dices que tienes.
Azucena: qué? tú estás loco?
Diego: es lo mínimo que me debes por haberme quedado esperándote durante más de 2 horas, sino ya sabes a quien se lo contaré todo.
Azucena: pero... tú no puedes venir conmigo, tú sabes en donde trabajo?
Diego: sí, en la casa de masajes no?
Azucena: esta noche no vamos a la casa de masajes.
Diego: ah no? entonces donde vamos?
Azucena: de verdad quieres acompañarme al trabajo? muy bien.
Azucena se cruzó de brazos.
Azucena: ves a tu cuarto a cambiarte de ropa, no quiero que mis compañeros de trabajo
te vean con el uniforme del colegio y sepan que eres uno de mis alumnos.
Diego: de acuerdo, me esperas afuera con el coche?
Azucena: sí, y te quiero en 5 segundos listo para marcharnos.
Diego: qué? cómo que en 5 segundos?
Azucena: 5, 4, 3, 2, 1...
Diego levantó el dedo hacia ella para replicarle algo, pero en el último momento se arrepintió y se fue en silencio del gimnasio, con el ruido al cerrarse la puerta de éste, Azucena dijo.
Azucena: ..... 0!!
Al cabo de un rato Azucena y Diego estaban subidos al coche azul de ella. Diego iba vestido de calle. Aparcaron el coche, salieron de él y entraron en un local con aspecto de discoteca donde había un gorila en la entrada que le impidió el paso a Diego en cuanto lo vio.
gorila: DNI?
Diego: cómo?
gorila: no está permitida la entrada a menores de 18 años, DNI por favor?
Diego miró implorante a Azucena.
Azucena: Alex déjalo, él viene conmigo.
gorila: qué? pero... cuantos años tiene? si es un crío! no debe tener más de 16 años, no puedo dejarle pasar.
Azucena: Alex, hablare con el encargado, si él no entra esta noche conmigo, yo no trabajo, tú decides que es mejor hacer.
gorila: está bien pasar, pero como el chico no se comporte y armé algún alboroto, yo mismo le sacó del local.
Azucena: no pasará nada, no te preocupes, yo misma me responsabilizó de vigilarle durante toda la noche.
El gorila se apartó para dejarles paso, y Diego y Azucena entraron al local.
Dentro estaba oscuro, había cañones de humo y lámparas redondas en el techo con luces de colores reflectantes. Las camareras eran todas chicas y estaban vestidas con faldas muy cortas y con tops casi transparentes.
Diego: qué sitio es éste?
Azucena: no querías acompañarme a mi trabajo? pues aquí es donde yo trabajo-dijo ella apoyando sus codos en la barra del bar.
De inmediato 3 chicas rodearon a Diego, dedicándole miradas hambrientas.
-Azucena, no vas a presentarnos a tu amiguito?
- eres una acaparadora, querías guardarte esta preciosidad para ti sola?
Azucena: lo siento chicas, pero el chaval está conmigo, así que vais a tener que buscar a otro si queréis divertiros esta noche.
Las 3 chicas se marcharon murmurando por lo bajo y llamando a Azucena "aguafiestas".
Azucena se quedo a solas con Diego.
Azucena: mientras estemos aquí ten mucho cuidado, por aquí hay mucha vampiresa suelta.
Diego no le contestó, se mantuvo en silencio.
Azucena: voy a hablar con el encargado, voy a anunciarle de mi llegada, tú siéntate en una mesa en primera fila para poder tenerte controlado, y pídete una cocacola light para beber, solo me faltaría que volvieras al internado borracho.
Diego: de acuerdo, y tú que haces aquí, servir copas o algo así?
Azucena: servir copas? tú te has fijado bien en mí? yo no he nacido para servir copas!
Diego: entonces?
Azucena: tú siéntate y disfruta del espectáculo!
Azucena se marchó, Diego se sentó en una mesa en primera fila de cara al escenario, una camarera se le acercó y le dejó un vaso lleno de cocacola con hielo, él bebió un sorbo y se acomodó en la silla.
Al rato, un presentador salio al escenario, un foco le alumbró.
presentador: damas y caballeros, esta noche el local "desmadre a la americana" tiene el honor de presentarles una vez más a la extraordinaria, la fabulosa, la exuberante "tigresa del norte", un gran aplauso para ella.
Todos los presentes aplaudieron.
El escenario se volvió a quedar a oscuras, cuando un foco lo volvió a alumbrar, Azucena estaba encima de él, llevaba puesto un vestido rojo de cuello alto sin mangas con plumas al final de la falda, el cabello largo recogido en un moño y unos zapatos altos de tacón del mismo color que el vestido.
Empezó a sonar una música, y Azucena comenzó a bailar quitándose la ropa al son de la música y haciendo piruetas en la vara de metal que había colocada en medio del escenario, Diego que seguía sentado en primera fila, se vio incapaz de desviar la mirada de ella desde el principio del espectáculo hasta el final.
Cuando acabó el baile, Azucena se despidió del público que le aplaudía y le silbaba, mandándoles besos con la mano. Azucena bajó del escenario, se acercó a una camarera y le susurró algo al oído y volviendo a subir al escenario desapareció tras una puerta trasera oculta tras una cortina.
La camarera que había hablado con Azucena se acercó a la mesa donde estaba Diego y le dijo.
camarera: perdona, tú eres Diego Marremo?
Diego: sí.
camarera: bien acompáñame, Azucena me ha pedido que te lleve hasta su camerino.
Diego se levantó de la silla y siguió a la camarera.
La camarera dejó a Diego y a Azucena a solas en el camerino.
Azucena estaba frente al espejo del camerino desmaquillándose.
Azucena: qué Diego? estás listo para volver el internado? yo ya he terminado mi trabajo, espérate que me cambie de ropa y nos vamos, de acuerdo?
Diego se encogió de hombros sin decir palabra.
Azucena se escondió tras un biombo para desvestirse.
Diego: y... todas las noches bailas en este local?
Azucena: no, solo durante dos veces por semana. Nadie en el internado, ni siquiera el director, sabe que trabajo en este local aparte de en la casa de masajes, así que te agradecería que me guardaras el secreto.
Diego: no te preocupes, puedes confiar en mí.
Azucena: la verdad es que no sé si hecho lo correcto en traerte aquí, pero da igual ya está hecho, en verdad no tendría que haber trabajado esta noche, pero una de las bailarinas se ha puesto enferma y me han llamado para que la sustituyera, estoy un poco preocupada sabes?
Diego: por qué?
Azucena: porque no he tenido tiempo de ensayar el número de esta noche, siempre preparo todos mis bailes a conciencia antes de presentárselos al público, pero esta noche me he visto obligada a improvisar, y es la primera vez que hago eso en toda mi carrera, el público ha aplaudido mucho, pero yo no sé si en realidad he estado a la altura de esos aplausos.
Diego: qué dices? si has estado fantástica!-dijo él casi sin darse cuenta.
Azucena: cómo has dicho?-dijo Azucena tras el biombo recostando sus brazos sobre la madera de éste.
Diego: quiero decir que... lo supongo porque la gente no paraba de gritar tu nombre y aplaudirte alrededor mío, pero yo no he visto nada, con tanta luz de color alrededor y los cañones de humo cegándome la vista, no me ha dado casi tiempo-dijo él intentando disimular.

Azucena: ya.
Azucena terminó de vestirse tras el biombo, salió de él, y le dijo a Diego.
Azucena: nos vamos?
Diego le hizo una pequeña reverencia con la mano dejándole paso a ella por delante de él, y los dos salieron del camerino.
Cuando llegaron afuera, Azucena vio a un hombre que se acercaba hacia ella, con una pinta un poco chunga.
Azucena: dios mío no! qué hago?
Diego: qué pasa?
Azucena: nada, que nos volvemos al camerino.
Azucena se dio media vuelta, pero el hombre la vio antes de tiempo y la llamó.
hombre: Azucena!!
Azucena se detuvo y se giró hacia él.
Azucena: qué quieres?
hombre: ya lo sabes, te pagué el dinero que me pediste, cuando se supone que vamos a estar tú y yo a solas?
Azucena: nunca.
hombre: cómo que nunca? quien te has creído que eres? tú eres una empleada más de este local, yo pagué por ti y tengo todo el derecho del mundo a reclamar por tus servicios, o sino...
Azucena: sino qué?
El hombre sacó una pequeña navaja la tiró, y la lanzó al aire, la navaja pasó por encima de un hombre que había ido al local de espectador, el hombre bajó la cabeza a tiempo y no le pasó nada, y el cuchillito quedó clavado en la pared tras él.
hombre: sino... alguien lo pagara muy caro con su vida.
Azucena: oye, vamos a estar juntos lo prometo, pero... ahora no, estoy ocupada.
hombre: ocupada? con quién?
Diego: conmigo-dijo él interrumpiéndoles ante el asombro de Azucena.
hombre: qué? y tú quién eres chaval?
Diego: soy uno de sus clientes, soy el hijo de un importante mafioso retenido en prisión.
hombre: es eso cierto? estás con él?-le preguntó a Azucena.
Azucena: sí, de hecho ahora mismo nos íbamos a la habitación a consumar.
Azucena y Diego se fueron tras una puerta de color roja que había bajando unos cinco escalones. Adentro había una habitación con una cama de matrimonio, redonda.
Azucena cerró la puerta encerrándose con Diego.
Azucena: y ahora qué hago? como me libró yo de este tío?!
Diego: estás bien?
Azucena: sí, siéntate, igual pasado un rato se aburre de esperar y se va, nos quedaremos aquí hasta que se vaya, luego volveremos al internado.
Diego: de acuerdo.
Diego se sentó sobre la cama.
Azucena caminaba nerviosa por la habitación sin saber que hacer, Diego se fijó entonces en una pequeña trampilla que había al lado de la pared.
Diego: que es esa portezuela? a donde conduce?
Azucena: a la calle, es una portezuela secreta que va desde esta habitación directamente a la calle, para que los clientes discretos puedan entrar y salir sin ser vistos.
Diego: o sea que a este local se puede entrar desde la calle sin que se enteré ni siquiera el gorila de la puerta?
Azucena: sí, pero solo los clientes fijos conocen la entrada secreta.
Diego: quién era ese tipo de afuera?
Azucena: uno de los más importantes narcotraficantes de la ciudad, ya ha venido unas cuantas veces a verme para solicitarme y siempre le he dicho que no, el encargado le ha ofrecido a otras chicas del local, pero él está empeñado en tenerme a mí, y a mí me da repelús solo de pensar en él.
Diego: y tú crees que de verdad se acabara yendo por si solo?
Azucena: eso espero. Toma, revistas para que te entretengas.
Azucena cogió cinco revistas de golpe y las tiró a las rodillas de Diego.
Diego las abrió y desplegó pósters de papel de chicas desnudas que había dentro de las revistas.
Azucena se sentó sobre la cama a su lado, y pensándoselo mejor, le quitó las revistas y las guardó bajo el colchón.
Azucena: pensándolo mejor dámelas, total, tampoco hay nada interesante para leer en ellas.
Diego siguió en silencio, y Azucena sentada a su lado, sin saber que decirle.
Cuando de pronto se encendió una pequeña luz roja arriba en el techo de la habitación y Azucena dijo al verla.
Azucena: oh no! lo que faltaba, ha encendido la cámara!
Diego: qué cámara?



Azucena: desde afuera se puede encender y apagar una cámara de video para que los clientes puedan ver en directo lo que ocurre dentro de la habitación mientras esperan su turno, la cámara no tiene audio. Pero ahora nos estará vigilando porque seguramente no se habrá creído que tú eras un cliente mío y no se marchara hasta que no hagamos algo para que se lo crea.
Diego: algo como qué?
Azucena abrió las piernas y se sentó sobre las rodillas de Diego, le abrazó al cuello, y le dijo.
Azucena: tú relájate, del resto me ocupo yo.
Y Azucena sin perder de vista la luz roja de la cámara besó a Diego, a él le tembló todo el cuerpo cuando Azucena le besó, pero intentó disimular y responder al beso de ella en la máxima medida posible. Diego le agarró de la cintura a Azucena, mientras seguía besándola, y la temperatura de su cuerpo subía, poco a poco los nervios se le fueron calmando a la vez que se acostumbraba a tener cerca de él a Azucena. Cuando más a gusto se encontraba él besando a Azucena, ella le apartó y dijo.
Azucena: vale, ya es suficiente.
Diego: qué?
Azucena: la luz roja, ya no está, ya podemos irnos, se ha ido.
Diego: ah claro! que el beso era para engañarle...?
Azucena se levantó poniéndose de pie y dijo.
Azucena: por supuesto, qué te habías creído?
Diego: nada, nada-dijo él intentando disimular.
Azucena: será más rápido si nos vamos por la trampilla.
Azucena se acercó a la portezuela y la abrió y Diego y ella se marcharon y salieron a la calle por allí.
Azucena subió de nuevo en su coche azul y condujo hasta el internado.
Cuando llegaron al internado. Azucena se despidió de Diego en el pasillo.
Azucena: es muy tarde, será mejor que vayas a tu cuarto, espero que puedas dormir después de las emociones vividas en esta noche.
Diego: no te preocupes por eso, después de lo que ha pasado esta noche ya sé con que soñar para poder conciliar el sueño.
Y Diego se marchó a su cuarto. Diego entró al cuarto, al entrar chocó con una silla e hizo ruido, su compañero de habitación Manuel Lomo abrió la luz al oírle. Él estaba en pijama.
Manuel: tío qué haces? de donde vienes a estas horas? donde estabas?
Diego: en clase de artes marciales con Azucena.
Manuel: qué? habéis dado clase hasta tan tarde? jo! pues ya pueden valer la pena esas clases!
Manuel volvió a cerrar la luz.

Diego se acostó en su cama y largo en voz alta murmuró para sí, recordando el momento del beso con Azucena.
Diego: ya lo creo si valen, y más de lo que yo me hubiese imaginado.
Al día siguiente, Manuela Terrón, la hermana mayor de Azucena y profesora de manejo de armas estaba en ropa deportiva haciendo footing por el bosque del colegio, mientras corría, alguien escondido tras el tronco de un árbol estiró la pierna y le hizo la zancadilla para que tropezara y se cayera sobre la hierba. Así Manuela tropezó, y el hombre salió de detrás del tronco, sorprendiéndola. Era el mismo hombre que había hablado la pasada noche con Azucena en el local "desmadre a la americana".
Manuela al verle, se levantó de la tierra muy cabreada, y espolsándole el polvo del chándal, dijo.
Manuela: tú otra vez? se puede saber qué quieres?
hombre: es increíble las veces que nos hemos visto y que todavía me hagas la misma pregunta, tú y tu hermana me tenéis harto!! ya le pagué a tu hermana, le di todos los billetes en mano, uno a uno, y ella no hace otra cosa que evitarme cada vez que me ve, ¿tú te crees que yo de verdad estoy para perder mi tiempo yendo todo el día detrás de ella?
Manuela: pues no lo hagas! a mí que me cuentas? Vete a "desmadre a la americana" y pídete a otra chica, que mi hermana no es la única que trabaja en ese local.
El hombre se rió maliciosamente y para sorpresa de Manuela, sacó la navaja y con el filo de ella acarició suavemente la cara de ella.
hombre: más te vale que le digas a tu hermana que ya va siendo hora de que me haga un poquito de caso, porque sino, va a sufrir las consecuencias alguien muy querido para ella.
Manuela se apoyó al tronco del árbol asustada.
Manuela: si mi hermana está loca por ti, en serio, no para de hablarme de ti en todo el día, todos los días, tengo una idea, ¿por qué no guardas esa navaja tan afilada y entras conmigo al internado, vamos a mi cuarto, y hablamos tú y yo a solas más tranquilamente sobre el tema?
hombre: tú y yo a solas?
Manuela: a solas completamente.
El hombre guardó la navaja.
hombre: por qué no? no está mal pensada la idea.
El hombre acompañó a Manuela hasta el cuarto que compartía ella con Fabián su marido, el profesor de psicología e hipnosis y el padre de sus dos hijas gemelas Esmeralda y Rubí.
Manuela y el hombre entraron a la habitación.
Manuela: tú ponte cómodo, yo voy a darme una ducha rápida.
Manuela entró al baño a ducharse.
El hombre mientras oía el ruido del agua se paseaba por el cuarto, mirando fotos del marido y de las niñas, que tenía puestas Manuela por toda la mesilla de noche.
Manuela salió al poco del baño, con el pelo mojado y una toalla alrededor de su cuerpo, cubriendo su desnudez.
Manuela: ahora que ya estoy más relajada, tú y yo podemos hablar más a gusto, dime, yo entiendo perfectamente lo que mi hermana ve en ti, pero, hablando en serio, qué es lo que has visto tú en mi hermana, eh? no te gustaría tal vez una mujer más madura...?
hombre: puede...
Manuela se acercó al hombre, le rodeo con sus brazos, entrecerró los ojos y le acarició la nuca, mientras se acercaba a él con intención de besarle, pero... en el último momento, Manuela le empujó tirándole hacia la cama, sacó la pistola del cajón de la mesilla de noche, y le disparó dos veces en el pecho y una en el estómago acabando con su vida para siempre.
Manuela agarró fuertemente su pistola y acariciándola, mirando al cadáver sobre su cama, dijo.
Manuela: nunca te metas con una profesora de manejo de armas.
Manuela volvió a guardar la pistola en el cajón. Cogió al cadáver arrastrándolo y lo metió dentro del armario de su habitación y apoyada junto a la puerta de éste dijo pensando en voz alta.
Manuela: mi hermanita Azucena me va a tener que explicar muchísimas cosas.
A los pocos minutos Manuela abrió la puerta de su habitación todavía en toalla, vio a su hermana Azucena en el pasillo discutiendo con Jorge, el director, ella desde la puerta tosió para llamar la atención de Azucena.
Manuela: ejem!!
Azucena la vio y se giró hacia ella.
Manuela: Azucena, ¿quieres entrar un momento a mi cuarto?, tengo un regalito para ti.
Azucena en silencio pasó al cuarto de su hermana mayor y su cuñado Fabián.
Jorge miró de arriba a abajo a Manuela con la toalla puesta, y dijo.
Jorge: no hay duda que tu hermana y tú tenéis buenos genes, las dos juntas podíais volver locos a todos los hombres de un equipo de futbol si os lo propusierais.
Manuela: Jorge, cuando veas a mi marido Fabián, recuérdale de mi parte que te pegué un puñetazo.
Azucena cerró la puerta de su cuarto.
Dentro del cuarto.
Azucena: qué pasa? a que viene tanto misterio?
Manuela: dime hermanita, quieres ver tu regalo?
Azucena: qué regalo?
Manuela: este regalo!-dijo ella abriendo la puerta del armario y haciendo que el cadáver se cayera a los pies de Azucena por el efecto de la gravedad.
Azucena al verlo abrazó a su hermana loca de la alegría.
Azucena: gracias, muchísimas gracias. eres la mejor hermana del mundo!
Manuela: ya, yo también te quiero mucho, ¿ahora quieres explicarme que hacías otra vez relacionándote con este tipo?
Azucena: yo no quería, en serio que no quería, pero él no paraba de ir al local a visitarme, pagó la tarifa, y no paraba de perseguirme, anoche cuando fui a bailar al local, me lo encontré otra vez allí.
Manuela: anoche? si anoche no te tocaba trabajar.
Azucena: no, pero me llamaron de urgencia porque una de las bailarinas se había puesto enferma y tuve que ir, no sabes la noche que tuve.
Manuela: qué fue lo que pasó? aparte de la visita inoportuna de aquí el señor fiambre...
Azucena: cuando me llamaron del local, estaba en medio de una clase de artes marciales con Diego Marremo y él se puso chulito diciéndome que no podía irme como si tal cosa antes de que se acabara la clase y me dijo que sino me lo llevaba conmigo, se lo explicaría todo al director.
Manuela: qué? qué te llevaste a Diego al local contigo? cómo se te ocurre? que solo tiene 16 años!
Azucena: qué querías que hiciera? me hizo chantaje! Así que los dos juntos fuimos al local, yo entré con Diego, convencí al gorila de la puerta para que le dejara pasar, no iba a dejarle solo en la calle, hice mi número y luego nos volvimos al internado.
Manuela: te crees que soy tonta? te estás saltando detalles!

Azucena: Mientras actuaba en el escenario, hice sentar a Diego en primer fila, pero... que querías que hiciera? yo soy su profesora, tenía que vigilarle y asegurarme de que no le sucediera nada.
Manuela: contigo en el escenario bailando y desnudándote no sé yo quién vigilaba a quién.
Azucena: Diego me prometió que me guardaría el secreto, y que no le diría a nadie nada del local.
Manuela: y confías en él?
Azucena: no lo sé, ya está hecho, vale? ahora ya no hay solución. Y además luego él se portó muy bien conmigo cuando el señor fiambre se presentó delante de mí y me amenazó de muerte.
Manuela: cómo que Diego se portó muy bien contigo? qué pasó exactamente?
Azucena: Diego se hizo pasar por uno de mis clientes. Le dije al señor fiambre que no podíamos pasar esa noche juntos porque la tenía ocupada con Diego, y me metí en la habitación con él para que se lo creyera.
Manuela: qué? que te encerraste con Diego en la habitación? tú estás loca?!
Azucena: deja ya de reñirme!! Diego y yo solo íbamos a estar encerrados en la habitación hasta que el otro tipo se marchara del local, no hubiera pasado nada entre nosotros sí...
Manuela: espera, espera...es que pasó algo entre Diego y tú?
Azucena: un beso, solo un beso. Pero fue porque el señor fiambre encendió la cámara desde afuera para averiguar si de verdad Diego era uno mis clientes como él aseguró, luego cuando la luz de la cámara se apagó, Diego y yo nos fuimos del local por la trampilla secreta.
Manuela: le has enseñado a uno de tus alumnos la entrada secreta al local?
Azucena: era la forma más rápida de salir a la calle! pero todo está bien, Diego volvió al internado sano y salvo, tú has matado al pesado que me incordiaba, ¿qué puede ir mal ahora?
Manuela: menos mal que me tienes a mí de hermana mayor Azucena, te metes en cada follón...
Más tarde Manuela se encontraba en clase, cuando vio pasar por el pasillo a Diego con su uniforme negro y gris oficial de la organización secreta del crimen.
Manuela salió al pasillo.
Manuela: Diego,¿ puedes entrar un momento a clase por favor?, tengo una duda que aclarar contigo.
Diego entró a clase pero al entrar, su pie se vio enredado en una cuerda, se pudo desenrollar sin problemas, pero al tocar esa cuerda había activado una trampa que hizo que cayeran dos espadas cruzadas encima de él, Diego las esquivó agachándose y a continuación comenzó una lluvia de flechas descontroladas, Diego corrió entre las flechas rasgándole la ropa, hasta que se detuvo a recuperar el aliento, y estirando sus brazos cogió con sus propias manos todas las flechas una a una. Allí estaba Diego con 7 flechas en cada mano que había cogido al vuelo, alguien le aplaudió a sus espaldas, él se dio media vuelta, y abriendo las manos dejando caer todas las flechas sobre el suelo de la clase, se encontró con Manuela que estaba en frente de él.
Manuela: increíble, has conseguido escaparte de la trampa que yo misma te había instalado, ¿tienes un excelente en artes marciales, verdad?
Diego: sí, pero tu hermana me bajó la nota y me la cambió anoche a B alto.
Manuela: mi hermana es demasiado estricta con las notas.
Diego: se puede saber qué mosca te ha picado conmigo? a qué venía la trampa? era una prueba para entrenarme, idea de Azucena o algo así...?
Manuela: no, Azucena no sabe nada de esto.
Diego: entonces?
Manuela: entonces esto viene a que sé lo que pasó anoche con mi hermana, ella me lo ha contado todo, lo de tu chantaje al director, lo de tu visita al local "desmadre a la americana", lo de vuestro beso... todo.
Diego: Azucena me dijo que nadie en el internado sabía que ella trabajaba en ese local.
Manuela: pero es que resulta que yo soy alguien en el internado, soy su hermana, y yo lo sé todo sobre mi hermana.
Diego: y la trampa para qué era? para matarme por si se me ocurría hablar y decir a alguien algo sobre el local? porque si era para eso puedes estar tranquila, se lo prometí a Azucena, no voy a decir nada.
Manuela: no, no era para eso. Sí era para matarte, pero no por ese motivo, sé que vas a estar callado y vas a guardar el secreto.
Diego: entonces, por qué querías matarme?
Manuela: tampoco es que quisiera matarte, si hubiera querido hacerlo, yo misma te hubiese disparado cara a cara con una pistola como he hecho con el narcotraficante que acosaba a mi hermana hace escasas horas, solo quería advertirte.
Diego: advertirme de qué?
Manuela: solo quería mantenerte al tanto de que no me gusta nada que andes rondándole a mi hermana, solo tienes 16 años, la vida de mi hermana es demasiado peligrosa para un joven como tú, no te quiero volver a ver cerca de ella.

Diego: qué? entre Azucena y yo no pasa nada! ella solo es mi profesora, le acompañé al local anoche sí y nos besamos, pero fue para engañar al narcotraficante ese, yo no siento nada por ella.
Manuela: tú te has creído que soy tonta? sé que conoces la entrada secreta al local, podías sacar dinero con tus compañeros de clase desvelándoles el secreto y colándoles en el local, y sin embargo no le has dicho nada a nadie, así que no me hagas creer que no sientes nada por Azucena, porque insultas mi inteligencia.
Diego: vale, y suponiendo que tuvieras razón, para que montas toda esta artillería y la tiras contra mí? por mucho que me gustará a mí, yo no tengo posibilidades con Azucena. Así que deja de preocuparte, porque nunca va a pasar nada entre ella y yo.
Diego caminó hasta la puerta de salida de la clase. Pero al llegar a ella se detuvo mirando a Manuela y dijo una última frase antes de irse.
Diego: Créeme Manuela, sé de sobras que Azucena está a un nivel demasiado alto para mí.
Y Diego salió de la clase.
Pasadas unas horas, Azucena estaba de nuevo en los laboratorios de los pasadizos secretos, en compañía de Segismundo Amadeo, el científico y profesor de creación de inventos.
Ella estaba sentada sobre la camilla.
Segismundo: qué tal estás Azucena? te encuentras bien?
Azucena: sí, yo me siento bien, por qué? has encontrado algún fallo en mi organismo en las últimas pruebas?
Segismundo: no, todo sigue en orden. Necesitaré una muestra de tu sangre para un experimento, voy un momento a buscar material clínico a otra sala, quédate aquí, ahora vendrá uno de mis ayudantes a sacarte sangre.
Segismundo salió del laboratorio.
Y al poco entró a él con una bata de médico uno de los alumnos, Diego Marremo, Azucena al verle, dijo.
Azucena: Diego, qué haces aquí?
Diego: tengo un excelente en creación de inventos, así que de vez en cuando, Segismundo me deja ayudarle.
Azucena estiró el brazo y Diego le pinchó la inyección en la vena para sacarle sangre.
Diego: he estudiado a fondo tu caso, todavía es un misterio que sigas con vida, pero la formula secreta de Segismundo, tiene un efecto nocivo en adultos, por eso se suministra en la infancia y su efecto desaparece a los 13 años, puede que ahora estés bien, pero con el tiempo, si el efecto de la formula sigue expandiéndose por tu cuerpo, puede que te llegué a dañar órganos muy importantes.
Azucena: y qué se puede hacer?
Diego: estoy experimentando con una formula, si te tomas esa formula perderás tu superfuerza para siempre y con ello se acabaran todas las pruebas médicas.
Azucena: en serio? de verdad eso es posible?
Diego: todavía no lo sé con seguridad, pero es una posibilidad a elegir.
Diego guardó el tubito con la sangre de Azucena.
Azucena: por favor Diego, si consigues lograr que tu formula funcione y que yo consiga tener una vida normal, te lo agradeceré de por vida.
Diego sonrió.
Diego: no quiero que me lo agradezcas, a mí me basta con que seas feliz.
Minutos más tarde, en la misma sala de los pasadizos, Segismundo cogió un pequeño bote de cristal con agujeros parecido a un salero pero en tamaño gigante, y lo acercó a la rejilla del respiradero de la pared, lo abrió y dejó que se pasearan por el conducto miles y miles de mosquitos robotizados que hasta entonces, habían estado encerrados en ese bote de cristal. Los mosquitos robotizados, llegaron hasta la calle, volaron alrededor de la gente y picaron a varias personas produciéndoles picaduras en diferentes partes del cuerpo. A la noche, había tormenta, truenos y relámpagos entre el agua de la lluvia que caía sobre el patio exterior del colegio. Jorge, el director, estaba frente a la puerta abierta del internado sonriendo malignamente, sobre los charcos de la lluvia, largas y estiradas, estaban todas las personas que aquella tarde habían sido picadas por los mosquitos robotizados, los cuerpos desmayados de esas personas permanecían a las puertas del internado inmóviles.

FIN DEL CAPITULO 3

Proximamente el capitulo 4 titulado LAVA.

qué sucedera en el proximo capitulo?

:O esta genial, me dejaste con ganas de leer mas :O
Que sera eso de los mosquitos? :O
Continualo cuando puedas, Carolina que sabes que esta genial ^^

esta noche a las 23:00 hrs. aproximadamente la emisión de los capis 4 y 5 de la Organizacion Secreta del Crimen, estar atentos y preparados para lo imprevisible.

CAPITULO 4

LAVA

El edificio del internado aureola se alzaba majestuoso. Arriba en el puente "el postre de al luna" pasaba continuamente personas, sobre patines, caminando o en bicicleta.
Y abajo entre los arcos del puente, oculto tras un follaje de palmeras, estaba construido el edificio, a su alrededor se distinguía un gran bosque, donde los alumnos pasaban sus ratos libres. En el patio exterior habían instaladas dianas grandes de cartón, y los alumnos ensayaban tiro al arco con flechas, tanto con ballestas como con arcos simples.
Desde la ventana del despacho del director, estaban los tres fundadores de la organización secreta de la justicia. Germán Puertas, Julia Almo y Nuria Destino. Ellos tres observaban desde la ventana del despacho a todos los alumnos jóvenes en el patio.
Había alumnos menores y de bachillerato, todos ellos llevaban uniformes puestos. Los uniformes eran con los jerseys amarillos y los pantalones y las falditas ocres. El escudo del águila negra con sus alas extendidas aguantando una copa azul con una estrella blanca estaba presente en todos ellos.
Germán, Nuria y Julia vieron como una alumna que tiraba flechas con su arco, andaba para atrás con el objetivo de buscar la distancia adecuada entre ella y la diana y se caía tropezándose con algo invisible, al levantarse la alumna de 16 años, vio como un niño de seis con el mismo uniforme amarillo se reía de su caída por haber tropezado con su cuerpo invisible.
Germán desde dentro del despacho mientras observaba todo aquello, hablaba con Julia y con Nuria.
Germán: la formula secreta de la invisibilidad es una variación moderna de la formula secreta de la superfuerza que utilizan en la organización secreta del crimen, allí los menores de 2 a 13 años son superfuertes, aquí pueden hacerse invisibles cuando ellos elijan.
Nuria: me encantan los uniformes, son más alegres que los del otro internado.
Germán: aún no has visto los auténticos uniformes.
La campana del colegio anunciando el comienzo de las clases sonó, el director, Nuria la cocinera y Julia Almo la socia, salieron del despacho. Cerraron la puerta del colegio, los alumnos esperaban obedientemente en un fila ordenada, a que el director abriera la puerta que estaba al lado de la que acababa de cerrar, una puerta de 1,30 cm por la cual los adultos tenían que agacharse para pasar. Al pasar por ella les alumbraba una luz y la luz hacía cambiar el uniforme, sin que ellos tuvieran que cambiarse de ropa.
Germán: La tela del uniforme está hecha con un material especial, a la luz lunar que es la les reflecta al pasar por la puerta para infantes, se transforma en el uniforme de la organización secreta de al justicia. A la luz solar se vuelve a transformar en el uniforme amarillo del internado aureola. En este sentido somos mejores que la otra organización, que tienen el uniforme hecho de tela común, solo que tienen el uniforme oculto y verdadero de la organización secreta del crimen cosido en el reverso de los uniformes falsos y verdes del internado valle seco.
Todos los alumnos pasaban por la puerta de infantes, la luz les reflectaba, y su uniforme cambiaba de color, de amarillo y ocre a blanco y azul marino, con el emblema de OSJ en mayúsculas azules marina, con la J tridimensional girando alrededor de las otras dos letras, sin parar.
Nuria: esto es magnifico, los niños son invisibles, los uniformes se cambian con el reflejo de la luz lunar o solar ¿Hay algo que no sea bueno en esta organización?
Todos los alumnos entraron en sus clases.
Julia y Germán cabizbajos le hicieron señales a Nuria para que les acompañara.
Julia y Germán cogieron una llave cada uno y abrieron una puerta, tras ella había un ascensor, Nuria, Germán y Julia, subieron a él.
Las puertas se cerraron automáticamente, bajaron un montón de pisos.
Nuria: a donde vamos?
Julia: ten paciencia, lo importante es la intención.
Germán, Julia y Nuria llegaron a su destino. Julia y Germán abrieron las puertas del ascensor con las llaves y la volvieron a cerrar una vez fuera del ascensor.
Ellos tres estaban ante un volcán de lava ardiente, un hombre manejaba una grúa, por el garfio aguantaba a un hombre con una venda en los ojos. Germán dio la señal con la mano al hombre de la grúa. El hombre tensó el cable del garfio hasta que dejó caer al hombre con los ojos vendados dentro de la lava ardiente.
Nuria se tapó los ojos ante tan horripilante visión, pero Germán y Julia permanecieron con los ojos bien abiertos viéndolo todo desde el principio.
Germán: es una lástima, pero el día en que mi hermano Jorge encontró los planos del internado aureola, me di cuenta que la única forma de crear la organización secreta de la justicia era matando a todos los miembros de la organización secreta del crimen, es irónico yo me fui del internado valle seco porque no quería seguir dedicando mi vida a ser un miserable asesino, y aquí no hago otra cosa que matar a gente y enviar a hombres para exterminar a familias enteras, sé que es por un bien, sé que esas personas son asesinos, timadores y ladrones pero aún así, es una lástima que ésta sea la única forma de acabar con el crimen en la ciudad.
Nuria: ya, esa parte de la organización secreta de la justicia yo la sabía y la aceptaba, ¿pero lo del volcán? El hombre que ha sido arrojado, era uno de los nuestros.
Germán: sí es cierto, pero nos falló, y la justicia no puede permitirse errores.
Julia: cuando mandamos a nuestros hombres a las mansiones de los directivos de la organización secreta del crimen, solo les pedimos una cosa, que maten a todos menos a los menores de 12 años. Todos los niños menores a esa edad quedan reclutados para la organización secreta de la justicia. Si durante una de las misiones un menor resulta herido o muerto, la persona responsable de tal fallecimiento queda suspendida durante una temporada y se le prohíbe participar en las misiones fuera del internado. Tras ese tiempo de suspensión que dependerá de la gravedad del menor herido y puede ser de dos semanas a dos meses y medio volverá a participar en las misiones, si por su culpa vuelve a salir herido otro menor, se sacrificara al culpable en el volcán de la justicia. Es una decisión dura de tomar, pero no podemos permitirnos errores y mejor es sacrificar solo a una persona a que mueran 100 humanos.

Nuria: todo esto no sería necesario si la organización secreta del crimen no existiera.
Germán: pero existe, y solo nosotros lo sabemos y es nuestro deber llegar a destruirla algún día.
Tras el sacrificio del hombre al volcán, Julia y Germán, en compañía de Nuria, volvieron a utilizar las llaves para abrir la puerta del ascensor y subieron los pisos necesarios para salir del subsuelo y volver a la superficie.
Germán, Nuria y Julia caminaron hasta una sala donde les esperaban alumnos de bachillerato con el uniforme blanco y azul marino de la organización secreta de la justicia. Alfonso Metro, el dueño de la constructora que diseñó el edificio del internado aureola. Con sus dos hijas, una de 16 y otra de 13. La de 16 se llamaba Tamara y la de 13 Delfina. Y varios de los profesores que ejercían en esa escuela. Colgado en la pared había un mapa de la ciudad donde había con chinchetas rojas marcados los lugares de las viviendas de los directivos de la organización secreta del crimen, y con chinchetas negras las viviendas en donde ya habían atacado eliminando a todos sus habitantes.
Germán ocupó la silla presidencial en la mesa y dijo.
Germán: bienvenidos a todos otra vez a una nueva reunión más de la organización secreta de la justicia. Hasta ahora hemos hecho un gran trabajo, por fin tenemos el sueño realizado de tener un colegio con las características similares al valle seco. Hasta entonces solo nos dedicábamos a entrar a las mansiones de los directivos de la organización secreta del crimen, sin atacar en ningún momento el internado, pero ahora que estamos preparados las cosas cambiaran, dentro de poco mandaré a unos soldados a una emboscada directamente al corazón de valle seco, en el internado estudian las promesas juveniles a los nuevos delincuentes, en esa misión es en la que se tiene que hacer el mayor número de muertos posible. Siempre teniendo en cuenta nuestra regla de oro, no matar ni herir a ningún menor de 12 años, sino reclutarlos para nuestra organización. Hay que tener en cuenta que cuando hemos atacado a las mansiones de los directivos, la mayoría de ellos no suelen estar armados ya que viven de incógnito y procuran no tener armas fuera del internado, pero en el internado todos tienen armas, y los niños todos tienen superfuerza, aquí no está permitido coger un arma hasta que no se cumplen los 12 años, allí te enseñan a coger un arma en cuanto aprendes a andar y a hablar. Así que esta misión será la más peligrosa y arriesgada de todas, por ello necesitaremos la ayuda de nuevos aparatos, nuestros científicos ya están trabajando en ellos.
Germán se calló y Julia fue la empezó a hablar ahora.



Julia: cómo ya sabéis esta organización está creada a partir de las victimas de los miembros de la organización secreta del crimen y sus familiares y amigos, pero la organización secreta del crimen obtiene sus reclutas y seguidores, aparte de por tradición familiar y amistad como en nuestro caso, gracias a unos mosquitos robotizados que pican a la gente y la atrae hasta el internado valle seco. Esos mosquitos producen un efecto hipnótico en la gente al picarles, todos ellos están hipnotizados, la picadura de mosquito desaparece mágicamente de la piel a la semana de ser picados, nada más recibirla controla el cuerpo de los afectados y los lleva en contra de su voluntad hasta las puertas del internado. Allí todos ellos sufren un shock postraumático y se desmayan perdiendo el conocimiento durante unos segundos, en los que los científicos del internado aprovechan para limpiarles la memoria y llenarla con lo que ellos quieran. Así las personas sin recuerdos pasan a ser soldados de la organización y para que el efecto de la picadura les dure eternamente tienen que tomarse una ración de pastillas diarias, pero no es permanente, es solo hasta que la voluntad del individuo se someta para no poder rebelarse, por lo que tras distintas revisiones los científicos determinan cuanto tiempo se debe tomar cada persona dichas pastillas.
Julia se calló, se sentó y ésta vez fue Germán quién continuó con la charla.
Germán: Ayer durante la tormenta de anoche, se produjo una recolección masiva de gente con picaduras de mosquitos robotizados, hasta ahora nosotros lo sabíamos todo de la organización secreta del crimen porque señores de su bando a cambio de salvar sus vidas y por una gran cantidad de dinero nos vendían dicha información, pero estamos perdiendo a nuestros informadores, no sé como, pero mi hermano Jorge sabe todos nuestros pasos, y está volviendo a comprar a esos hombres para que nos dejen de informar y vuelvan otra vez a su bando.
Alfonso: si eso es verdad, podemos subirles el precio, no veo donde está el problema.
Germán: el problema está en que no los están comprando con dinero, sino con algo a lo que Jorge sabe perfectamente que no van a poder negarse.
Alfonso: con qué?
Germán: prometiéndoles una noche de locura y desenfreno con Azucena Terrón, es una de las mujeres más hermosas que existe en la organización secreta del crimen y vende su cuerpo a cambio de dinero a los hombres que prometan lealtad y fidelidad ante esa organización.
Alfonso: qué? un momento! me estás diciendo que estamos perdiendo a todos nuestros informadores solo por una vulgar prostituta?
Germán: no, los estamos perdiendo por Azucena Terrón, y si tú la conocieras no hablarías tan despectivamente de ella. Y ahora que surgido el tema, cuando ataquéis el internado valle seco, os pido que me hagáis un pequeño favor, matarlos a todos menos a Azucena, a ella buscarla, y traérmela sana y salva ante mí, si resulta herida por culpa de algunos de los hombres mandados a la misión, ese hombre o mujer será sacrificado de inmediato al volcán de la justicia, sin los dos meses previos de suspensión. Alguna pregunta? no? muy bien, la reunión queda terminada.
Germán, Nuria y Julia salieron de la sala.