La nueva profesora de Latín (fanfic sobre el internado)

Hola, os dejo este relato, si os gusta, ire poniendo más.

(*-- Primer día en el internado --*)

Conforme se acercaba al edificio se sentía más agobiada, parecía como si las inmensas paredes de lo que en su día fue un orfanato se cernieran sobre ella como queriendo atraparla para susurrarle al oído sus más oscuros secretos, al fin y al cabo para eso es para lo que estaba allí, pero una vez dentro de sus dominios la idea de venir a investigar ya no le parecía tan buena y porque no decirlo, estaba bastante asustada.

-Pero bueno, puedes llevar cuidado y mirar por donde vas- le sugirió amablemente Jacinta, la gobernanta, - ya está todo esto lo bastante enredado con la vuelta de los alumnos por el nuevo curso como para tener a una zombi vagando por los pasillos sin mirar por donde camina ni contestar a lo que se le pregunta, me quieres decir quien eres de una vez.

-Soy Daniela, la nueva profesora de Latín, estoy buscando el despacho de la directora, he hablado con ella por teléfono y me está esperando- le contesta- disculpa pero es que estoy impresionada con el lugar, no esperaba que fuera así…

-Si lo dices por lo lejano que esta de la civilización, entre los profesores solemos turnarnos para invitar a las nuevas y atractivas profesoras al cine a modo de bienvenida, así es más fácil acostumbrarse al lugar… Me llamo Hugo y soy el profesor de Educación Física, si quieres te acompaño al despacho de Elsa.

Un escalofrío recorre su cuerpo mientras Hugo le muestra el camino al despacho de la directora, ese hombre le trae recuerdos, parece buena persona pero sabe por experiencia propia que no se puede fiar de nadie que pertenezca a ese lugar, ahora se encuentra más cerca que nunca de los asesinos que acabaron con la vida de su familia. Siempre los echaba de menos pero el deseo de venganza era tan fuerte que no la dejaba rendirse ni un instante.

-Puedes esperarla aquí- le dice Hugo señalándole una silla de la estancia, mientras tanto puedes sentarte y contarme como te ha ido en tu misión, quiero saberlo todo sobre como te deshiciste de los trapos sucios del proyecto Géminis.

-Fue fácil- le comenta haciendo gala de una gran sangre fría para disimular las ganas de tirarse a su cuello y destrozarle la yugular- confiaba en mi y ese fue su gran error, ¿por qué me habeis pedido que venga a sustituir a Camilo?

Esa era una pregunta delicada y Daniela suplicó mentalmente a cualquier dios que la quisiera escuchar en ese momento para que Hugo creyera que ella era su asesina. Confiaba ciegamente en esa idea. Había hecho bien los deberes y creía conocer perfectamente a su amiga la traidora. Pero habían muchas lagunas en su plan ya que ella no sabía si esa mala víbora a la que ahora se comían los gusanos a varios metros bajo tierra conocía personalmente a algún miembro del proyecto Géminis, como le había llamado Hugo, residente en la Laguna Negra.

Tendría que andarse con mucho cuidado, esa gente no se andaba con tonterías y eran capaces de cualquier cosa con tal de salirse con la suya.

-No sabía que los generales tuvieran ahora que darle explicaciones a sus soldados- ironiza alguien con acento francés desde la puerta. Hugo le indica que pase y cierre.

Esta claro- piensa Daniela- que este es el jefe del francés, el tal Jacques Noiret, solo hay que ver como le trata. No le da tiempo a seguir reflexionando sobre la conversación mantenida en el despacho, solo recordarla le hace que vuelva a vomitar en el wc de su habitación.

Tras darse una ducha y serenarse, decide acercarse a la cocina a comer algo, ya ha pasado la hora de la cena y empieza a tener hambre, ha sido un día muy largo. Ha firmado su contrato de trabajo con Elsa que le ha causado buena impresión, descubrir en Noiret esa mirada de odio hacia ella cuando ha llegado, afortunadamente, a su propio despacho le ha hecho sentir un poco de simpatía hacia esa mujer y curiosidad por saber si ese desprecio puede ser algo que le ayude en sus investigaciones.

También sabe que ahora está más cerca que nunca de esos asesinos, incluso les puede poner nombre, un sentimiento de agridulce sabor le invade el paladar cuando se imagina estrangulando a Hugo y disparándole una bala entre ceja y ceja al malnacido de Noiret. De pronto sus pensamientos son interrumpidos por una voz que hace que la cicatriz de la pierna le duela a rabiar y delante suya, un hombre le pregunta -¿Necesitas algo?

-Es un cocinero, eso es fácil de deducir por el uniforme- piensa mientras le examina detenidamente. Se presenta y le pide algo de cenar, cualquier cosa le vale, empieza a estar muerta de hambre.

Fermín le prepara la cena a la nueva profesora mientras la observa de reojo. Morena con el pelo largo cubriéndole parte del rostro pero era evidente, a pesar de ello, que era muy atractiva. Estaba esperando su llegada. Durante el verano, tras la desaparición de Amelia y el encubrimiento por parte de los nazis de la muerte de Camilo, sabía que enviarían a alguien a sustituirle, un soldado más o alguien importante dentro del grupo, aun no lo tenía muy claro.

Lo que no se esperaba era una hermosa mujer que tendría más o menos la misma edad que su amada María, envuelta en tal halo de inocencia y melancolía que por un momento habría olvidado casi cualquier cosa a cambio de dedicar el resto de su vida a protegerla. Se habrían equivocado en sus teorías y el nuevo puesto iba a ser ocupado por un simple peón manejado o sacrificado a capricho. Tendría que entrar a su habitación y revolver entre sus cosas a ver si podía encontrar alguna pista que le mostrase algo más porque desde luego la muchacha muy habladora no era. Todo el tiempo que estuvo en la cocina evito sus preguntas con cortesía y cierto sentido del humor no carente de ironía, sospecharía algo de él, ¿habrían descubierto los nazis su tapadera en el internado?

Desde luego es muy inteligente- piensa tras despertar del hechizo, mientras la observa abandonar la cocina- ¿por qué estás aquí Daniela?

Daniela recorre los pasillos hacía su habitación y no puede evitar apresurar el paso, este sitio y cierta gente a la que ha conocido hoy le producen escalofríos. En especial el cocinero, no entiende esa reacción ante un completo desconocido. No había vuelto a sentir esa especie de emoción dolorosa, esa visión de su cicatriz intentando cobrar vida y revelarle el porqué de su presencia, desde que recordó que antes de ser la hija de unos adinerados franceses tenía otra familia. Está murió en un incendio provocado, ahora lo sabía, por Hugo, Noiret y los que manejan los hilos del Proyecto Géminis en la sombra.

Tenía mucho en lo que pensar esa noche pero no iba a ser tan sencillo conseguir tener una noche de sueño en ese sitio. Al entrar en su habitación alguien la está esperando y mientras siente como apunta con una pistola a su cabeza, le susurra: cierra la puerta con mucho cuidado y siéntate allí, en la cama.

(*-- Fin del primer día en el internado --*)