Carol y Marcos / Post Carolmarquista (3.000páginas) /

Hola Claru!
Muy chulo el "avatar", o captura retocada como lo quieras llamar xD

Yo prefiero llamarlo avatar xD

No se que me pondre de avatar, ya vere el lunes que sera cuando lo cambie jaja

Pues lo llamaré AVATAR jajajajaja

Lo que veas conveniente, David

Yo tambien lo llamo avatar xD

Hola!

Bueno os dejo un gif







Una pregunta se pueden poner gifs en nuestra imagen?

¡Hola Sara22!
¿Qué imagen dices?

SoY
Si yo ya puse una ves algo parecido que se besaron en el 1x03 y en el 4x03 tambien y ahora 6x03 yo quiero que ahora seatodo seguidito no en temporadas x)
Y ademas ¿sabeis que ya llebamos casi mas besos en esta temporada que en toda la serie?

Respondo a esta pregunta, que por lo visto nadie respondió ayer. Es verdad Llevamos más besos esta temporada que en toda la serie.

¡¡Mejor!!

la k podemos poner en nuestra imagen por ejemplo

Tu tienes una de marcos y carol,yo una de patito feo pues ahi aver si se pueden poner gifs

Sara22, creo que eso no se puede poner :(

jo.. jajajajaja

Bueno alguna novedad?

Siiiiii!!!!!!
¿Has visto el avance? ^^

17:41 Edito: ¿Hay alguien?

Pues yo te respondo algo más tarde, pero al menos lo hago jajaja.

Bueno, después de darle cien mil veces a la tecla de retroceso del teclado, después de haberle puesto frente a mi... llamémoslo híper distracción, después de haber hablando por privis con Ira preguntándole el lugar en el que nuestra pareja lo podría hacer por primera vez, suprimiendo palabras que veía demasiado obscenas... os dejo este relato que espero que no haya acabado siendo demasiado ¿sicalíptico? Al fin y al cabo la escena es de lo que trata, espero que os guste y que no os resulte demasiado largo mi relato sobre cómo iría sucediendo el capítulo en el que Carol y Marcos hiciesen el amor por primera vez. Os adelanto que esta vez cambié un poco mi forma de escribir, me decanté por hablar en 1ª persona como Marcos (en lugar de como Carol), no me preguntéis el porqué, lo veía mejor así ya que en 3ª persona tampoco se me ha dado nunca muy bien eso de narrar, y en presente, nada más que añadir antes de dejároslo. Eso sí, os lo tendré que ir poniendo en más de un mensaje, no me deja ''añadir la respuesta'' con tanto caracter por lo visto.

Algo irrefrenable.

Hay días en los que uno puede levantarse y desde que pones el pie en el suelo notes lo fríos que están tus pies y te des cuenta entonces, que has perdido durmiendo tus calcetines favoritos y pienses: ese par de hijos de put*, yo me tengo que levantar temprano y ellos son más listos que yo y se quedan ahí acostados haciendo el vago hasta que yo vuelva por la tarde a ponerlos en su sitio. O que vayas a desayunar y cuando te vayas a percatar, esa magdalena que estabas pensando coger y comerte desde que has entrado en el comedor ha desaparecido, o simplemente que cuando te vayas a vestir, justo la ropa que querías ponerte se esté lavando. Después de tanta desdicha, tienes claro que ese día no ha empezado por buen camino y que tendrás mal agüero hasta que no llegue la noche, te levantes y sea otro día en el que procures despertar con el pie derecho, llevar ambos calcetines en tus pies congelados, coger antes que nadie tu deliciosa magdalena que mojar con la leche y haberte asegurado de que la ropa que te deseas poner está limpia y colocada en tu armario. Sin embargo, yo vivo en un infierno en el que me levanto con mala suerte, me acuesto con peor aún y al día siguiente todo no acaba ahí y empiezas a proponerte que alguien te pellizque y despiertes de esa eterniza pesadilla. Por suerte, siempre existe algo que te hace despertar cada día y que gracias a ello tienes el lujazo de sonreír de verdad y darle algo de color a tu vida. Bueno, pues en mi caso puede decirse que soy el chaval de 16 años más afortunado del mundo al tener conmigo un ángel, y juro que de los de verdad, pero que no necesita alas, ni baritas, ni chorradas de esas que te cuentan cuando eres pequeño y sólo tienes pájaros en la cabeza y mocos en el estómago. Mi ángel es una chica con la mirada más dulce y la sonrisa más perfecta, que no necesita nada más que eso para hacerme sentir así de afortunado y feliz en esta vida de mierda que no sabes siquiera si se terminará en 48 horas. Carolina hace que esta vida, que es mi vida, sea un poco menos triste y no deje sonreír cuando los demás derraman lágrimas.

- Tío, levantándose ya, vamos, que es gerundio –Gruñe Iván.

Abro los ojos como mínimamente puedo –anoche no dormí casi nada y además creo que estoy resfriado, probablemente lo hiciera respirando una y otra vez aquel frío aire de los contados días del mes de noviembre- me froto los ojos con las palmas de las manos y me limpio el moquillo con la muñeca hasta el dedo gordo de mi mano derecha.

- Ya voy. No es fácil coger el sueño habiendo visto lo que yo anoche, ¿sabes? –Respondo con los dientes apretados–. De igual modo no son ni las 7.

Me vuelvo a dejar caer sobre la cama tapando mi cara con la almohada.

- Dime, Sherlock Homes ¿qué es lo que viste? –Pregunta con su natural chulería, sentado frente a mí en una silla volteada–.

Ruedo mis ojos y vacilo por un momento, estoy un poco cansado de sus bromas. Y me pregunto si en realidad merece la pena contarle nada.

- Un animal con dos cabezas, estoy seguro que se debe a la radioactividad –Termino por decir, incorporándome.
- Pero venga ya, ¿hablas en serio?

Mi rostro dice más que cualquier palabra, me ahorro la saliva.

- Eso no es todo. Encontré una escotilla en mitad del bosque, el medidor me llevó hasta ahí. Era increíblemente profunda porque ni mis ojos pudieron llegar hasta el final de ella.

Ladea la cabeza y sonríe. No termino por comprender su gesto.

- Y eso que era con Carol con quien ibas a utilizar la cosa esa… –Dice entre carcajadas.

Noto cómo se empiezan a calentar mis mejillas y dársele color.

- Bu-bu, bueno…
- Nada. Todavía nada, ¿no?

Entendiendo por una vez a lo que Iván se referie, bostezo y le niego con la cabeza con una sonrisa despreocupada.

- Supongo que son de esas cosas que llegan solas…
- El que la sigue la consigue. Sólo te digo eso, tío –Advierte dándome un par de palmaditas en la espalda. Dios, cómo me repatea que me hagan eso, pero empiezo a pensarlo.

Me levanto de la cama, quitándome de una vez por todas esa pereza que me había poseído reteniéndome allí durante toda la conversación con Iván. Abro el armario y me visto con una camiseta de tirantes blancos y un mero pantalón de pijama.

- Será su primera vez, así que no procures hacerlo de cualquier manera –Me aconseja una voz tras de mí.

Giro la cabeza y distingo a Roque.

- Nunca lo… lo… vamos que… nunca…
- ¿Lo hizo con Iván? –Pronuncio intentando ayudarle.
- Exacto. Así que suerte. Si al fin y al cabo aquí todos mojáis menos yo… –Bromea.

Sonrío y le doy las gracias. Prometo buscarle una novia en cuanto pueda, me da pena verlo así.

Salgo de la habitación en busca de Carol. Ya me la imagino; preciosa con su camisón de cada mañana. O no, mejor, desabrochando cada botón de él con mis manos y… «Por favor, Marcos, contrólate un poco, tío… –Intento decirme a mí mismo–. Pareces un animal en busca de tu presa»

Llego hasta la puerta de su dormitorio, me paro frente a ella, retengo el aire en mis pulmones, lo suelto y, finalmente, la entre abro haciéndome a la idea de que Carol estuviese dormida y pudiese acurrucarme junto a ella. Me daría calor porque tengo los pies helados y la despertaría depositándole miles de besos por el cuello. Debe estar tan guapa mi niña…

- ¡Marcos, joder! ¿Conoces eso de lo de tocar a la puerta antes de entrar?

Doy un respingo y entonces me percato de que Vicky y Julia se están cambiando. Cubro los ojos con mis manos. No veré ningún cuerpo desnudo hoy que no sea el de Carol.

- Lo… lo siento –Me disculpo intentando mantener la compostura y, sobre todo, las formas–. Yo sólo quería…
- ¿Carolina? ¡En el baño! ¡Ahora márchate, buf! –Taja secamente Julia.

Creo escuchar unas continuas risas no muy distantes de mí e intento guiarme por ellas y llegar hasta allí. Pasa un tiempo y dejo de oírlas, pero para ese instante ya me encuentro asomado en la puerta del baño, buscando con la mirada a mi chica. Por fin la encuentro y veo cómo sale de la ducha, desnuda. Su piel brilla bajo el reflejo del sol de la mañana como si estuviese ungida en aceite. La observo peinarse suavemente el pelo mojado con las palmas de las manos, apartándoselo de la cara, con la espalda arqueada hacia atrás proyectando sus pechos que cubre ahora con una toalla. Una maraña de pelo castaño que roza el comienzo de sus largas e interminables piernas. No puedo evitar quedarme embobado mirándola y siento que algo se remueve dentro de mí.

De pronto se da cuenta de mi presencia, me ve allí plantado, observándola impresionado y con la boca abierta, simplemente me sonríe, me guiña una ojo y sigue secándose su cuerpo empapado con la toalla. Trago saliva y me acerco a ella cauteloso, con pasos lentos y pesados. Llego a estar frente a sus espaldas, le acaricio la cintura y la rodeo con mis brazos. Baja la mirada y me sonríe. La sonrisa que le ilumina la cara es más que bonita, consigue derretirme a mí y a cualquiera. Me arrimo hasta su cuello en el que ubico un húmedo beso de mis labios y le susurro lo guapa que la encuentro por las mañanas. Al hundir mi cara en su cuello, alzo la mirada y observo nuestros rostros reflejados en el espejo y cómo Carolina sonríe de lado y con los pómulos sonrojados al lisonjearla. Le acaricio levemente una de sus mejillas coloradas y bajo mis dedos hasta su barbilla para girar su cara y besarla.

- Te veo luego, ¿vale?

Asiente con la mirada y me vuelve a sonreír. Salgo de esas cuatro paredes con baldosas blancas y atravieso el largo pasillo del Laguna negra, sintiendo que ya la echo de menos.

Dios mío, cómo la deseo…

****

Permanezco junto a la ventana viendo cómo la luna ya va ocupando territorio en el firmamento azul oscuro, no hay ninguna estrella, sólo ella, redonda y entera como un queso. El frío me abraza. Mi vello se eriza y no precisamente por eso… Carolina me regala palabras dulces al oído y me acaricia el lóbulo de la oreja de arriba abajo, doy un respingo y me reina la necesidad de besarla. Me resisto a esa estúpida idea, ella me está hablando y ni siquiera escucho lo que me dice, miro a sus labios abrir y cerrarse y entonces imagino mi lengua ocupando el vacío que ellos dejan.

- Marcos. ¿Me escuchas? –Pregunta molesta de brazos cruzados dándose cuenta de mi ensimismamiento.
- No. O sea sí…–Contesto fluctuado.

Carol cambia la expresión de su cara y parece mosqueada pero a la vez preocupada.

- ¿Te pasa algo? Te noto raro hoy… –Dice apoyada sobre el filo de la ventana con el rostro serio.
- Nada… no me pasa nada.
- ¿Seguro? Si es por el tema del traidor tú tranquilo, porque…
- Carol –Pronuncio su nombre interrumpiéndola–. Ya te he dicho que no me pasa nada. Estoy bien.
- Ah, que no me vas a contar qué te pasa ¿no? –Insiste con esa intuición femenina que tienen las jodidas mujeres siempre.

Resoplo y rezo porque no me pregunte más por mi estado. Observo su tenaz mirada, callada esperando algún tipo de respuesta y capaz de quedarse allí toda la noche si es que no le respondo.

- Nada… Joder, Carol ¿qué quieres que te diga? ¿Que me vuelves loco? ¿Que me he tirado todo el Santo día intentando evitarte por miedo a besarte y no poder parar? Y ahora… ahora no sé qué más decirte porque… porque como me estás mirando me… –Flaqueo y mis nervios están a flor de piel, giro la cabeza y observo la luna, preguntándome si ella podría darme las palabras que no puedo decir.

Carolina me coge del cuello, sus manos cálidas me reconfortan y termina por volver mi cabeza hacia ella. Cuando la miro, me arrepiento del tiempo que me haya podido perder dejando de mirar esa preciosa sonrisa que se ha dibujado en su cara y que por una extraña razón cada vez aumenta más su tamaño. Verla así me hace feliz a mí también.

- Ahora cállate. Porque vas a besarme y no vas a poder parar… ¿me oyes? –Me habla atrayéndome a ella con las manos posadas en mi nuca.

Sin pensármelo dos veces, la beso. Estoy decidido a hacer desaparecer todo el carmín de sus labios y desgastarlos, hasta que ya no quede más de ellos y sacie mi sed con su cuerpo desnudo. Entre abro mi boca y comenzamos una batalla de lenguas, el ritmo es suave y poco a poco se va acelerando, el beso se termina cuando ya no nos queda más aire adentro. Me sonríe y casi me hace sufrir por conseguir otro beso de sus labios, me pierdo en su cuello y la tomo en brazos agarrándola por los muslos desnudos que dejan verse por su corto vuelo de falda, deslizo mis manos hasta su posterior y la arrimo a mí para volver a posar mis labios sobre los suyos haciéndola más mía que nunca. Me giro con ella y cierro la puerta de la habitación de espaldas. Se balancea en mi cuello y la dejo caer en la cama, aprovecho para quitarme la camiseta que ya está de más en mi tórrido cuerpo y observo lo mucho que le ha gustado a Carolina mi decisión a juzgar por su pícaro rostro. Se muerde el labio inferior y se incorpora de rodillas en el colchón para bajar la cremallera de mi pantalón y deshacerse de él mientras me da pequeños bocados en mi torso. Semidesnudo, me abalanzo sobre ella lentamente, rozando nuestros labios expulsando caliginoso aire de nuestras bocas, hasta caer rendido sobre ella y beber finalmente de sus labios que piden a gritos que vuelva a enfrascarme en ellos. No hace falta ninguna palabra, nuestro cuerpo y nuestras reacciones lo decían todo. La desnudo acariciando cada parte de su anatomía que queda destapada y me excito aún más escuchando sus jadeos, recorro su vientre con mi lengua hasta reencontrarme de nuevo con su cara y delineo las comisuras de sus labios con mi dedo, mientras le susurro al oído que todo va a salir bien y la de veces que he esperado este momento en sueños, mi aliento convierte su piel como escarpia. Me introduzco en ella y siento que cada vez estorba más el espacio que queda entre nuestros cuerpos, nos fundimos, nos hacemos uno. Cada músculo y cada nervio laten al compás del calor que nos invade. Por primera vez en mi vida llego a perder el mundo de vista estando dentro de esta niña con cuerpo de mujer. Ni siquiera con Amelia había sentido algo parecido a eso. Estoy despertando sensaciones que nunca antes había experimentado. No soy consciente de nada más que no sea la necesidad de poseerla y ser poseído por ella. El deseo se extiende por las venas de mi chica y le provoca un estremecimiento que me hace gozar. Noto cómo puedo sentirla en cada uno de los poros de mi piel. Poso la mano sobre su nuca y le acaricio su suave piel antes de seguir hacia arriba para enterrar los dedos en sus castaños mechones de cabello. Nos volteamos, cómo me gusta sentir a Carol entre mis brazos, su aroma a gloria me invade por completo hasta el punto de perder la cabeza. La fuerza de su cuerpo que hasta este momento era virgen, me envuelve por completo y dejo escapar un gemido. Entonces me doy cuenta de que, es algo irrefrenable lo que pasa cuando ambos nos hacemos uno. La sonrisa de satisfacción de Carol, la humedad de nuestra piel y los continuos suspiros no dejan lugar a dudas del deseo correspondido que tenemos el uno al otro y de que como esta noche, no habrá ninguna otra. Carolina levanta la cabeza y se desliza para descansar sobre mi abdomen, mientras aún tiemblo víctima del deseo.

- Te quiero…–Musito–. Te quiero decir que me gusta mucho tenerte aquí –Disimulo avergonzado por mi cursilería. El caso es que es verdad, la quiero y siento que cada vez más. Lo mejor es que hoy puedo decir seguro que lo hago siendo mía, de nadie más, y me llego a sentir un ser estúpido y egoísta.
- Yo también… –Responde–. Yo también me siento a gusto estando contigo –Dice bromeando conmigo y mi timidez.

Rueda sobre sí misma y se queda tumbada junto a mí. Me acerco a ella y nuestras narices se rozan al estar de perfil. Me quedo mirando embelesado sus vivaces ojos verdes que reflejan los primeros rayos de luz que se cuelan por la ventana, dándome cuenta de que hemos pasado toda la noche haciendo a lo que muchos llaman amor, y que yo puedo dar por seguro que así es. Se tumba sobre mi pecho y me acaricia éste, en señal de respuesta yo recorro mi mano sobre su espalda.

- Buenos días –Mascullo.
- ¿En serio? – Pregunta entre risas.

No logro comprender su cuestión y dejo que ella misma me aclare.

- ¿En serio nos hemos pasado toda la noche así? –Termina por decir dejándomelo mucho más claro.
- Bueno… sólo han sido unas horas –Ironizo sin creérmelo ni yo mismo.
Ambos nos miramos y dejamos escapar unas carcajadas que antes habían intentado retenerse con poca fortuna.
- Anda, levántate y vístete lo más rápido que puedas, que no quiero llegar tarde a clase… –Le ordeno queriendo juguetear con ella, dándome cuenta, pues, de que tan extraño no sería.

Carolina sonríe. Se levanta de la cama y me saca la lengua, me percato de lo dulce y sensual que puede llegar a ser a la vez y coloco mis brazos bajo mi cabeza devolviéndole la sonrisa. Termina de vestirse, me besa y se despide de mí recordándome que ya nos veríamos en clase. Giro la mirada y veo el hueco vacío que ha dejado Carol en mi cama. Qué frías y aburridas se convertirán las mañanas apartir de hoy sin ella…

Paloma, me ha llegado a emocionar y todo
¡¡¡PER-FEC-TA!!!

Me alegra un montón que te haya gustado!! Y si te resulta así me doy más que por satisfecha ^^
Ahora me tengo que ir, los estudios me llaman... Un besazo!

Adiós guapa (K)
Has hecho un trabajo estupendo

madre de deus, queriais que ypo especificase ese momento hot???pos creo que con la de paloma basta y sobra!!jajaja. Muy detallada paloma, mooi bien ;) Per sigo prefiriendo la buhardilla...

Por cierto, el proximo capitulo es luna llena, por lo del lobo y tal, os acordais que mi relato decia qu la luna les observaba? como sea en el desvan el proximo capi(que lo dudo) me muero de la risa,jeje

Es verdad xDxD Pusiste que la LUNA LLENA les "espiaba"
Ojalá que hayan cojido tu relato Ross (yn)

me encanta tu historia!!