MARCOS y AMELIA. Adiós al internado. Pero esto no acaba aquí, nos vemos en el foro de "Bandolera" FELIZ ANIVERSARIO!!!!




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DÍA OFICIAL MARCOAMELISTA: 5 DE DICIEMBRE (PRIMERA ESCENA MARCOAMELISTA)
Mascota marcoamelista:




Será la última escena marcoamelista de la historia??
Avatares 7ª temporada:







Orgullos@s de ser amelistas:




yo me enganché a la serie por ellos. Empecé a mirar la serie a partir del últimos capi de la 2a, y me encantó la escena de la nieve!^^ Aunq ahora mi escena favorita de ellos, es la de las 2 lunas...
y yo he calculado que está de 5 meses, si en Junio (suponemos que se acababa de enterar) te sueles enterar que estás embarazada un mes más tarde, por eso. De Marzo hasta setiembre/octubre (más o menos), toca estar de cinco meses o un poquito más o.O y yo no le noto nada

os lo dejo aquí por si lo quereis ver!!
guau te enganchaste a la serie por ellos!! la escena de las dos luna tmb es e mis favoritas, es que esas escenas fueron brutales.
Me alegra que te guste el vídeo, las miradas de la última escena son... ainsss indescriptibles.
espero ansiosa tu segunda parte del fic ^^

vaya con el foro cada día va peor ¬¬
Dos avances uno de la puche y otro de los chicos, es que ya me veo todo el capi de escenas pucheriles y Amelia y Marcos que no salen.
Si es que me veo que Amaia sale más que Amelia!! pero que es esto?? poned un avance con algo decente xD

Neb, donde está tu video??
¿dónde puedo ver los avances?

Hay 6 avances en la web de antena 3 en el apartado del internado, sí, habeis leido bien, 6.
Pues en ninguno sale Amelia, es que me estoy empezando a cabrear pero mucho.

Hay 6 avances en la web de antena 3 en el apartado del internado, sí, habeis leido bien, 6.
Pues en ninguno sale Amelia, es que me estoy empezando a cabrear pero mucho.

Sandra, donde vas para ver los anuncios? yo sólo puedo ver uno...
Os dejo la 2a parte!
Elsa: Vamos chicos, todos a clase.
Se acercó a mi y dándome empujoncitos suaves, me hizo ir con los demás.
Carol no me miraba. Y los otros parecía que no tenían nada mejor a hacer. Las lágrimas resbalaban por mis ojos mientras me dirigía a la habitación. Una vez allí, fue Iván el primero en dirigirme la palabra, en intentar calmarme.
Iván: Vamos, Marcos. Seguro que están bien. A las mujeres embarazadas, a veces les pasa esto.
Marcos: Ya pero es que Amelia, ya tenía problemas desde antes, con el embarazado. El niño tiene alguna enfermedad.
Se quedaron todos callados.
Amelia
Lucía no paraba de hablarme. Y yo aún me sentía demasiado débil como para escucharla. Pero hice un esfuerzo lo que me decía era importante.
Lucía: Amelia, algo está fallando con la medicación. Me parecé que te tendré que ir poniendo dosis más fuertes.
Amelia: ¿pero está bien, verdad?
Lucía: Sí, con la ecografía he podido ver que está bien. Aún así, te he sacado sangre cuando estabas inconsciente para llevarla a analizar. Quiero asegurarme-añadió cuando vio que mi cara se transformaba.
Amelia: y... ¿cómo va a ser la nueva medicación?
Lucía: Bueno, un par de pinchacitos al día y ya está...
Amelia: ¿pinchacitos?
Lucía: sí, en vena todo es más potente-dijo sonriendo- sólo serán dos al día, uno por la mañana y otro por la noche. Pero como hoy te pondré el de la noche un poco antes. Ahora mismo te voy a poner la primera dosis.
La puerta se abrió de golpe. Y mis preocupaciones se fueron al ver su cara.
Marcos
Elsa me había prohibido ir a ver a Amelia, almenos antes de que finalizaran las clases de la tarde. Me dijo que estaba en buenas manos, que Lucía la estaba cuidando. Al oírle decir eso, un pensamiento sarcástico me vino a la mente: en buenísimas, manos. Las de Ottox. Cuando terminé la última clase, me fui directo a su habitación. ¿Quería saber si estaba bien, y si el niño también lo estaba. Al fin y al cabo era mi hijo... ¿mi hijo? Que raro sonaba eso... tendría un hermano y un hijo más o menos de la misma edad. Se me dibujó una sonrisa en la cara y negué con la cabeza.
Me quedé mirando a Lucía con una jeringuilla bastante grande en la mano y a Amelia, pálida como una muñeca de porcelana, tumbada en la cama, pero con una sonrisa en los labios.
Marcos: ¿Qué haces con esto?- mi voz sonó borde, un tono de voz al que últimamente me había acostumbrado.
Lucía: Es la medicación para el niño. –Luego se giró hacía a Amelia y añadió- Te la pongo y os dejo solos.
Amelia asintió y se dejó pinchar. Yo estuve tenso todo el tiempo, que Lucía acababa de recoger sus cosas. Hasta que salió por la puerta, mis músculos no se relajaron. Amelia me miraba. La miré a los ojos. Ahora que estaba allí, no sabía como empezar.
Marcos: ¿Cómo estás?
Levantó las cejas y me volvió a sonreír.
Amelia: Bien
Mentía. Estaba blanca como la cal, recostada entre un montón de cojines. Me fui acercando a ella para observarla mejor. Tenía las manos encima de su tripita y los ojos un poco rojos. Había estado llorando. Su voz era débil. Pero aún así estaba preciosa, tranquila. Me senté encima de su cama, con cuidado, para no sentarme encima de ella.
Marcos: Lo siento...
Ella negó con la cabeza y me tendió la mano.
Amelia: Dame la mano, quiero enseñarte algo.
Me acerqué más a ella, y agarré su mano, un poco temblorosa. Ella me la cogió y me volvió a sonreír. Tranquilo, que no muerdo. Yo también sonreí. Se destapó un poco, y metió mi mano entre las sábanas. Sobre su barriga. Estaba más abultada de lo que recordaba. Entonces noté algo. El bebé. Estaba dando patadas.
Amelia: ¿no es increíble?
La miré a los ojos. En ese momento fui sincero. No había rencores, ni discusiones. En ese momento sólo estábamos nosotros. O mejor dicho nosotros tres.
Marcos: Es lo más impresionante que he sentido nunca.
Me miraba con eso ojos, los que vi con claridad desde cierto pañuelo, desde cierto llanto. Parecía que habían pasado siglos, desde aquello, y apenas había pasado un año. Pero nada había cambiado, la quería. Y podía deducir que por sus ojos, ella también. La besé, despacio, con cuidado, por temor a que mi muñeca de porcelana se puediera romper. Fue un beso suave, pero intenso. Luego me tumbé a su lado, un poco más abajo que ella, situando su cabeza justo al lado de abdomen. Lo oía y notaba todo. Le pase un brazo por encima, poseyéndola, poseyéndolos.

Sandra, donde vas para ver los 6 videos? yo solo veo uno... :(
Os dejo la 2a parte!
Elsa: Vamos chicos, todos a clase.
Se acercó a mi y dándome empujoncitos suaves, me hizo ir con los demás.
Carol no me miraba. Y los otros parecía que no tenían nada mejor a hacer. Las lágrimas resbalaban por mis ojos mientras me dirigía a la habitación. Una vez allí, fue Iván el primero en dirigirme la palabra, en intentar calmarme.
Iván: Vamos, Marcos. Seguro que están bien. A las mujeres embarazadas, a veces les pasa esto.
Marcos: Ya pero es que Amelia, ya tenía problemas desde antes, con el embarazado. El niño tiene alguna enfermedad.
Se quedaron todos callados.
Amelia
Lucía no paraba de hablarme. Y yo aún me sentía demasiado débil como para escucharla. Pero hice un esfuerzo lo que me decía era importante.
Lucía: Amelia, algo está fallando con la medicación. Me parecé que te tendré que ir poniendo dosis más fuertes.
Amelia: ¿pero está bien, verdad?
Lucía: Sí, con la ecografía he podido ver que está bien. Aún así, te he sacado sangre cuando estabas inconsciente para llevarla a analizar. Quiero asegurarme-añadió cuando vio que mi cara se transformaba.
Amelia: y... ¿cómo va a ser la nueva medicación?
Lucía: Bueno, un par de pinchacitos al día y ya está...
Amelia: ¿pinchacitos?
Lucía: sí, en vena todo es más potente-dijo sonriendo- sólo serán dos al día, uno por la mañana y otro por la noche. Pero como hoy te pondré el de la noche un poco antes. Ahora mismo te voy a poner la primera dosis.
La puerta se abrió de golpe. Y mis preocupaciones se fueron al ver su cara.
Marcos
Elsa me había prohibido ir a ver a Amelia, almenos antes de que finalizaran las clases de la tarde. Me dijo que estaba en buenas manos, que Lucía la estaba cuidando. Al oírle decir eso, un pensamiento sarcástico me vino a la mente: en buenísimas, manos. Las de Ottox. Cuando terminé la última clase, me fui directo a su habitación. ¿Quería saber si estaba bien, y si el niño también lo estaba. Al fin y al cabo era mi hijo... ¿mi hijo? Que raro sonaba eso... tendría un hermano y un hijo más o menos de la misma edad. Se me dibujó una sonrisa en la cara y negué con la cabeza.
Me quedé mirando a Lucía con una jeringuilla bastante grande en la mano y a Amelia, pálida como una muñeca de porcelana, tumbada en la cama, pero con una sonrisa en los labios.
Marcos: ¿Qué haces con esto?- mi voz sonó borde, un tono de voz al que últimamente me había acostumbrado.
Lucía: Es la medicación para el niño. –Luego se giró hacía a Amelia y añadió- Te la pongo y os dejo solos.
Amelia asintió y se dejó pinchar. Yo estuve tenso todo el tiempo, que Lucía acababa de recoger sus cosas. Hasta que salió por la puerta, mis músculos no se relajaron. Amelia me miraba. La miré a los ojos. Ahora que estaba allí, no sabía como empezar.
Marcos: ¿Cómo estás?
Levantó las cejas y me volvió a sonreír.
Amelia: Bien
Mentía. Estaba blanca como la cal, recostada entre un montón de cojines. Me fui acercando a ella para observarla mejor. Tenía las manos encima de su tripita y los ojos un poco rojos. Había estado llorando. Su voz era débil. Pero aún así estaba preciosa, tranquila. Me senté encima de su cama, con cuidado, para no sentarme encima de ella.
Marcos: Lo siento...
Ella negó con la cabeza y me tendió la mano.
Amelia: Dame la mano, quiero enseñarte algo.
Me acerqué más a ella, y agarré su mano, un poco temblorosa. Ella me la cogió y me volvió a sonreír. Tranquilo, que no muerdo. Yo también sonreí. Se destapó un poco, y metió mi mano entre las sábanas. Sobre su barriga. Estaba más abultada de lo que recordaba. Entonces noté algo. El bebé. Estaba dando patadas.
Amelia: ¿no es increíble?
La miré a los ojos. En ese momento fui sincero. No había rencores, ni discusiones. En ese momento sólo estábamos nosotros. O mejor dicho nosotros tres.
Marcos: Es lo más impresionante que he sentido nunca.
Me miraba con eso ojos, los que vi con claridad desde cierto pañuelo, desde cierto llanto. Parecía que habían pasado siglos, desde aquello, y apenas había pasado un año. Pero nada había cambiado, la quería. Y podía deducir que por sus ojos, ella también. La besé, despacio, con cuidado, por temor a que mi muñeca de porcelana se puediera romper. Fue un beso suave, pero intenso. Luego me tumbé a su lado, un poco más abajo que ella, situando su cabeza justo al lado de abdomen. Lo oía y notaba todo. Le pase un brazo por encima, poseyéndola, poseyéndolos.

cherry el fic genial, espero ansiosa la segunda parte. Noe voy a ver tu video y te cuento ^^

Neb, el video muy chulo!^^
Os intento dejar otra vez la 2a parte (ya que el otro mensaje no se ve)
Elsa: Vamos chicos, todos a clase.
Se acercó a mi y dándome empujoncitos suaves, me hizo ir con los demás.
Carol no me miraba. Y los otros parecía que no tenían nada mejor a hacer. Las lágrimas resbalaban por mis ojos mientras me dirigía a la habitación. Una vez allí, fue Iván el primero en dirigirme la palabra, en intentar calmarme.
Iván: Vamos, Marcos. Seguro que están bien. A las mujeres embarazadas, a veces les pasa esto.
Marcos: Ya pero es que Amelia, ya tenía problemas desde antes, con el embarazado. El niño tiene alguna enfermedad.
Se quedaron todos callados.
Amelia
Lucía no paraba de hablarme. Y yo aún me sentía demasiado débil como para escucharla. Pero hice un esfuerzo lo que me decía era importante.
Lucía: Amelia, algo está fallando con la medicación. Me parecé que te tendré que ir poniendo dosis más fuertes.
Amelia: ¿pero está bien, verdad?
Lucía: Sí, con la ecografía he podido ver que está bien. Aún así, te he sacado sangre cuando estabas inconsciente para llevarla a analizar. Quiero asegurarme-añadió cuando vio que mi cara se transformaba.
Amelia: y... ¿cómo va a ser la nueva medicación?
Lucía: Bueno, un par de pinchacitos al día y ya está...
Amelia: ¿pinchacitos?
Lucía: sí, en vena todo es más potente-dijo sonriendo- sólo serán dos al día, uno por la mañana y otro por la noche. Pero como hoy te pondré el de la noche un poco antes. Ahora mismo te voy a poner la primera dosis.
La puerta se abrió de golpe. Y mis preocupaciones se fueron al ver su cara.
Marcos
Elsa me había prohibido ir a ver a Amelia, almenos antes de que finalizaran las clases de la tarde. Me dijo que estaba en buenas manos, que Lucía la estaba cuidando. Al oírle decir eso, un pensamiento sarcástico me vino a la mente: en buenísimas, manos. Las de Ottox. Cuando terminé la última clase, me fui directo a su habitación. ¿Quería saber si estaba bien, y si el niño también lo estaba. Al fin y al cabo era mi hijo... ¿mi hijo? Que raro sonaba eso... tendría un hermano y un hijo más o menos de la misma edad. Se me dibujó una sonrisa en la cara y negué con la cabeza.
Me quedé mirando a Lucía con una jeringuilla bastante grande en la mano y a Amelia, pálida como una muñeca de porcelana, tumbada en la cama, pero con una sonrisa en los labios.
Marcos: ¿Qué haces con esto?- mi voz sonó borde, un tono de voz al que últimamente me había acostumbrado.
Lucía: Es la medicación para el niño. –Luego se giró hacía a Amelia y añadió- Te la pongo y os dejo solos.
Amelia asintió y se dejó pinchar. Yo estuve tenso todo el tiempo, que Lucía acababa de recoger sus cosas. Hasta que salió por la puerta, mis músculos no se relajaron. Amelia me miraba. La miré a los ojos. Ahora que estaba allí, no sabía como empezar.
Marcos: ¿Cómo estás?
Levantó las cejas y me volvió a sonreír.
Amelia: Bien
Mentía. Estaba blanca como la cal, recostada entre un montón de cojines. Me fui acercando a ella para observarla mejor. Tenía las manos encima de su tripita y los ojos un poco rojos. Había estado llorando. Su voz era débil. Pero aún así estaba preciosa, tranquila. Me senté encima de su cama, con cuidado, para no sentarme encima de ella.
Marcos: Lo siento...
Ella negó con la cabeza y me tendió la mano.
Amelia: Dame la mano, quiero enseñarte algo.
Me acerqué más a ella, y agarré su mano, un poco temblorosa. Ella me la cogió y me volvió a sonreír. Tranquilo, que no muerdo. Yo también sonreí. Se destapó un poco, y metió mi mano entre las sábanas. Sobre su barriga. Estaba más abultada de lo que recordaba. Entonces noté algo. El bebé. Estaba dando patadas.
Amelia: ¿no es increíble?
La miré a los ojos. En ese momento fui sincero. No había rencores, ni discusiones. En ese momento sólo estábamos nosotros. O mejor dicho nosotros tres.
Marcos: Es lo más impresionante que he sentido nunca.
Me miraba con eso ojos, los que vi con claridad desde cierto pañuelo, desde cierto llanto. Parecía que habían pasado siglos, desde aquello, y apenas había pasado un año. Pero nada había cambiado, la quería. Y podía deducir que por sus ojos, ella también. La besé, despacio, con cuidado, por temor a que mi muñeca de porcelana se puediera romper. Fue un beso suave, pero intenso. Luego me tumbé a su lado, un poco más abajo que ella, situando su cabeza justo al lado de abdomen. Lo oía y notaba todo. Le pase un brazo por encima, poseyéndola, poseyéndolos.



he estado tratando de entrar al foro el dia entero y no me dejaba
crei que ya no podria entrar masç
que susto!!!
no se si ya lo habian debatido antes de que yyollegue al foro, pero he estado viendo unos capis antiguos de el internado y vi la carta que marcos le manda a amelia para citarla en el el bosque, y la voz de marcos dice: "te vere a las seis en la laguna"
y la carta dice:
"te esperare a las ocho en las rcocas junto a la ermita"
se habian dado cuenta

SPOILER (puntero encima para mostrar)Roque ha evitado ser descubierto pero le ha costado muy caro. Tras golpear a Carolina en la cabeza, su amiga se precipitó al vacío desde la ventana del torreón, en una caída fatal. Roque, sobrepasado por el miedo y la culpa, arrastró el cuerpo inerte de su amiga hasta el bosque y lo enterró sin sospechar que Carolina sigue viva. ¿Conseguirá sobrevivir Carol a su entierro en vida?
Empapado, cubierto de barro y agotado por el esfuerzo, Roque se reúne con Noiret para confesar lo que acaba de hacer: ha matado a su amiga Carolina, a la que conocía desde que eran niños, y después ha enterrado su cuerpo en el bosque, con sus propias manos.
Noiret no da crédito a lo que oye, trata de pensar con rapidez, y decide que hay que mover el cuerpo: desde que encontraron el cadáver de Don Joaquín el bosque está lleno de policías. Tendrán que esperar a que llegue la noche, de día sería demasiado peligroso. Mientras tanto, deben encontrar el modo de justificar la repentina ausencia de Carol en el internado.
Amaia encuentra a Amelia inconsciente en el suelo de su habitación y corre a buscar ayuda. Poco a poco la profesora se recupera, ha sido un incidente sin importancia. Sin embargo, hay algo que le preocupa más, Lucía ha apuntado algo en su informe y Amelia quiere asegurarse de que todo vaya bien, pues está casi segura de que la doctora le está ocultando información.
Alicia deja que Martín vuelva al internado a cambio de que consiga información relevante para la investigación policial. Tiene 24 horas para averiguar quien es Apolo, el misterioso contacto que los padres de Marcos y Paula fueron a ver a Grecia. Desesperado, Martín acude a Jacinta, quien le dará la clave que necesita para dar con el tal Apolo.
Rebeca y Fermín han descubierto el brillante expediente académico de Hugo y sospechan que su licenciatura en biología molecular puede estar relacionada con los experimentos que hace Lucía con los mendigos. Necesitan saber más de Hugo y la forma más rápida es recurrir al don de Rebeca. RMientras tanto, María sigue tratando de obtener información sobre Fermín, tal y como acordó con Noiret: datos a cambio de la medicina de Iván. Noiret está convencido de que Fermín tiene un cómplice en el colegio. María no tiene dudas sobre quién está ayudando a su novio después de haber encontrado en el cuarto de Rebeca una pistola escondida tras el espejo.
Los pequeños tienen que hacer un árbol genealógico para la clase, algo que a Paula le entristece, ya que ella sólo puede dibujar cuatro ramas en su árbol: sus padres, su hermano y su abuelo, mientras el resto de sus compañeros ha podido rellenar una cartulina completa con primos, tíos y demás familiares. Paula, rabiosa, no entiende por qué Marcos no le deja poner a su tío Héctor en su árbol genealógico: está harta de secretos como el que mantiene hace tiempo con su padre, un secreto que nunca le ha contado a nadie pero del que jamás se olvidará.
Creo que Amaia me caerá mejor y a Roque lo van a odiar aún más....

sandra y noe....sus videos geniales, como ahora hay mas escenitas marcoamelistas, veo que los videos son mas ricos en contenido...y claro la escena de las "manitas" debia ser obligatoriamente el final...como dije, ha pasado a ser un clasico marcoamelista más :)
si rossana, ya habia visto esa fotico....
espero en serio que no se cumpla, espero un final mejor para amelia,y hasta para lucia, Noirte pues si, en donde mas podria acabar ese sujeto


siento que saliera 3 veces, pero el foro ayer iba fatal :(
p.d: gracias por la bienveniada!



pues yo creo que le voy a preguntar si se le va a notar que está embarazada en algun momento jeje (sq me da rabia que de cinco meses no se le note nada) esos guionistas, o estilistas...
no, ahora en serio, creo que le voy a preguntar si habrá la esperada reconciliación con beso incluido... (aunq no creo que responda :()

Hay que enviarle preguntas a nuestra Marta, que se note que tiene muchos fans!!!!!

- Resumen oficial.