Julia e Iván; SE ACABÓ, nuestros niños se van a viajar por el mundo, esperemos que se lo pasen ¡muy bien!

jajajaja Gema son nuestras mentes ellos son muy normales xd, y digo yo ¿de quien es ese coche?

Elsa de los Camilos??? oye pues le pegaba, xq menuda bruja que era...

Jajajaja Me parece que nuestras mentes calenturientas no solo funcionan con nuestra pareja xD

Joe ya ves si le pegaba ser de los malos a Elsa!! Siguiendo la tradicion familiar hombre!!!! xD
Y mas si la juntaban con Noiret... puuuuf bomba explosiva! xD
Por cierto... os habeis fijado que en los dos capis anteriores ya no estaba preocupada por su padre!? :S

Es verdad con lo del padre ya como si nada , si lo que digo yo, aqui desaparece la peña y como el que pierde una pelota...

Clarisimamente!!! Yo no se que coño hacen los guionistas... &&
A todo eso... se me ha venido otra trama... que pasaba con Nora y el viejo?
Eran familia o algo!?

Otra cosa que se quedo en el aire... porque al final no supimos nada de ella, ni quien era ni nada, pero supongo que seria otra de familia judia tipo Fermin y Rebe, o eso pienso yo.

Hombre, igual no le da a la mujer... daros cuenta de que sólo aparece cuidando del niño... y que el policía está investigando la desaparición de Don Joaquín... mucho más no puede hacer

aqui a la gente se le olvidan las cosas con una facilidad...
m parece q los q tienen un problema d amnesia son los guionistas, q dejan muchas pistas xo despues no vuelven a hacer mencion de ellas

yo estoy y no estoy, q tengo q escribir los siguientes capitulos d mi relato :)
xo m voy pasando eh?

miri por cierto eres mala¡¡¡ lo dejas en el mejor momento, primer encuentro con choque incluido :)

Holaaaa!
Primero de todo daros las gracias por estas 1500 paginas que hemos hecho entre todos :)
Segundo, el capitulo de ayer me desesperó, no me gustó NADA. Pero NADA, se me hacia aburrido, pesado, no avanzaba, estaba desenado que acabara para que fuera la semana que viene. Incluso mi madre dijo "a estos se les ha ido el norte? ¿i la mujer de la bañera? Yo queria ver la trama de los fantasmas" y yo, ¬¬ venga burcha más! xd
Roque, bueeno ¿quién coño es el enano ese para tratar así a Iván? ¿Dónde coño esta Julia para decirle algo? Es que vamos... En mi clase la gente que ve el internado esta haciendo una plataforma antiroque.
En fin, espero y deseo que arreglen lo que han destrozado porque si no mal vamos...Y bueno no hablemos de la Carolina de las narices...si antes no la soportaba ahora es que vamos, estoy deseando que la maten despues de los archivos, enserio. Ahora resulta que Marcos y ella son inseparables no? Venga va..algo creíble merci...


Por cierto, PIRUUUU :) me encanta, seguro que ese chico le suelta una borderia de la ostia.

Adri, yo soy el primer miembro de la plataforma antiroque, que le he cogido un asco de escándalo...

Hola a todos!!!
Bueno como decis Julia a demostrado diferente caracter pero tenemos k pensar k esta bien con todos y no tiene ningun encuentro con nadie no va a empeazar a dar gritos como nada ella solo sacaba el caracter cuando le tocaba los cojones Ivan como la temporada pasada.
Parece k los guionistas esten separados en dos grupos y k cada capitulo parecen diferentes los guionistas a ver si se ponen de acuerdo.

Hombre, tampoco es que pasen las tramas así, es que no pueden estar completamente atentos todo el rato a ellas...

Oe,oe,oe,oe!!1500 paginas k bien,no solo estoy contenta por eso ayer el internado tubo mas audiencia que el anterior capitulo ademas,les he esplicado a mis amigos de k va el internado y lo van a ver cada dia.

A mi el capitulo de ayer me parecio super interesante,descubrimos un monton de cosas.Julia no hizo mucho,pero ya vereis cm en el siguiente capitulo se vuelve mas ella.

Por fin Marcos se entera de que el peque es su hermano,lo de Martin y Rebeca me encanto(parecia k iva a matarla)tmbn me gusti que Irene volviera y,los flashbacks del viejo.

Fue alucinante!!

Ah,me encanta tu dialogo piruleta! continualo pronto por favor.

Adios!

ya k rebeca tiene ese poder, k aki lo raro es no tener poderes, ya parecen los x-men a ver si toca a maria, ivan o julia y asi sabemos algo de la noche de las dos lunas

Hola chicoss!!!
A mi lo q me parece, no se q pensareis vosotros, es q una semana Julia me parece mas bien ñoña, como cuando estaban en la cama con lo de las vacaciones, en el siguiente capitulo iba muy de dura y en este otra vez vuelve a estar sosita...
Entiendo q cada situación es muy distinta.Cnd estaban en la cama no iba a estar de otra manera, de hecho me gustó mucho pero el cambio me parece muy grande.El otro dia con lo del agua, estaba borde xq estaba asustada..etc etc, también normal y me gustó pero aun asi veo una Julia muy distinta de un capitulo a otro, no se vosotros...
Lo q os digo, q entiendo q en cada capitulo tiene una situación distinta pero para mi es mucho el cambio de un capi a otro no se...Y este personaje es sin duda de los q mas me gustan x eso solo espero q no la cague...porque como he escrito antes tb me parece q estaba muy normal, para ser el dia siguiente de ver a Valentina en la bañera...no digo q esté ausente y pensativa tood el tiempo pero no se...

Aaaah!y lo de los superpoderes...espero q eso sea por algo, me refiero, q les pase eso x algo a los tres xq q haya superpoderes asi xq si no me gusta la verdad.
Espero q la serie siga siendo como hasta ahora xq me encanta y soy una fiel seguidora xo hay css q no se...q no la lien!!!!

Bueno, después de mucho, aqui dejo la siguiente parte de mi relato. Espero que os guste! :)

--- EL INTERNADO: nueve años después ---

Se despertó entumecida, sintiendo un fuerte mareo en el estomago. Trago despacio, y como pudo, se removió en la cama… alargo el brazo, deseosa de encontrar a Marcos durmiendo a su lado, pero solo encontró la frialdad de las sabanas y la almohada, aun caliente, a su lado. Se abrazo a ella y cerro los ojos, intentando respirar hondo y así encontrarse mejor, pero el mareo no persistía y pronto noto las lagrimas abarcando sus pupilas. Clavo las uñas en la almohada, obligándose a dejar de pensar y simplemente a sentir. Tenia que hacerlo. Debía hacerlo.
Justo en ese instante, cuando respiro hondo intentando alejar sus inquietudes, escucho las voces que provenían del piso de abajo. Extrañada se pasó las manos por la cara, intentando espabilarse y así, poder escuchar mejor los ruidos.

-¡sabias que llegaba hoy!

-lo siento vale… ¡me olvide!

-¡dos semanas Marcos!, ¡dos semanas!

¿Carol?... ¡¿Carolina?! Amelia se irguió enseguida en la cama, se habían olvidado por completo de ella aquellos días. Y en cierta manera se sentía culpable, pero había querido estar con Marcos pese a todo, al igual que él con ella…

-joder… - dijo tragando despacio, pasándose las manos por la cabeza nerviosa.

Se tapo con la sabana, levantándose sigilosa de la cama mientras se llevaba una mano a los ojos. La luz entraba imponente entre las cortinas, ya debía ser tarde. ¿Pero como podían haberse olvidado de la vuelta de Carol?... sacudió la cabeza, buscando su ropa por el suelo. Entonces se giro un momento, y viendo la cama donde hacia apenas unos instantes estaba durmiendo, se le antojo una sonrisa tonta en la cara. Recordando las risas, los besos, los susurros, las caricias… de nuevo, los gritos nerviosos de Carol volvieron a sobresaltarla.

-¡Marcos! – gritaba desde abajo - ¿¡se puede saber que coño pasa!?

Amelia termino de vestirse lo mas rápido que pudo, intentando evitar pensar en el mareo que le venia siguiendo desde que abrió los ojos. Trago despacio y respiro hondo terminando de ponerse los pantalones, y se llevo una mano al estomago, apoyándose un instante en el resquicio de la puerta. Se encontraba mal.

-mira Carol… - decía Marcos – yo…

Abrió la puerta con sigilo, pudiendo escuchar así con mayor claridad. Las voces que provenían del descansillo de la entrada se notaban nerviosas e inquietas. Sobretodo la de Carol. Pero Amelia no la culpo por ello, no debía ser nada agradable llegar de viaje y encontrarte con una situación así… un momento, ¿lo sabría? ¿Sabia que ella estaba en su casa? ¿Qué había dormido en su cama? ¿Qué había estado con Marcos?... tuvo que apoyarse en la pared y tragar despacio, notaba la opresión y la angustia que había ido sintiendo desde hace semanas en su pecho. Pero no era el momento se dijo firmemente. Ahora no.
Noto la pared fría al tacto y recorrió los surcos que había en ella, notando la aspereza, las imperfecciones. Bajo la mirada por el mal estado en el que se encontraba, y fue entonces, escuchando la discusión, cuando vio una foto en un marco. La miro fijamente, sintiéndose miserable en el momento que vio la imagen de él y de Carol en la foto. Se acerco al marco y recorrió la figura de Marcos con la yema de sus dedos, suavemente, con cautela, con cariño… mientras una suave sonrisa aparecía en su rostro y una dura lágrima caía por su mejilla. Le quería, vaya que si lo hacia… pero sabia que estaba siendo una egoísta, sabia que solo estaba pensando en ella, no en él. Que no había sopesado con frialdad las consecuencias, de la misma manera que tampoco lo había hecho años atrás. Pero le necesitaba. Necesitaba ver cada día su sonrisa, fijarse en sus ojos, sentir su tacto, saborear sus besos. Y más en esos instantes. Llevaba años separada de él, las circunstancias les impidieron estar juntos, y se conformo… pensó que era lo correcto, el castigo merecido. Pero estaba cansada de conformarse, de rendirse… no era justo. Había pasado casi diez años de su vida escondiéndose, no había sido feliz, lo había dejado pasar, aceptando que Marcos no la quería, apartándose a un lado sabiendo que ella no se merecía estar con él. Y se conformo, y se mintió diciéndose que se había olvidado de Marcos. Una nueva vida, lejos de todo, de todos… de él. Y pensó que así era feliz, con algo cómodo, monótono, tranquilo… pero ahora, en ese instante, cuando tenia muy presente por lo que estaba pasando… supo que no, que no era justo. Que ya había pagado bastante por intentar salvar a su hermano… que no se merecía lo que la estaba pasando, y que deseaba mas que nada estar con Marcos. No estaba siendo racional, no estaba pensando en las consecuencias, no estaba pensando en el camino que debería recorrer a partir de ese momento. Estaba siendo una egoísta. Pero por una vez, quería serlo, se merecía serlo.
Así que, alejando su mirada y sus pensamientos de esa foto, cerro los ojos un instante, reuniendo fuerzas y valentía… se acerco a las escaleras, comenzando a bajarlas y viendo poco a poco las figuras de Marcos y Carol, discutiendo acaloradamente en el descansillo de su casa.

-Marcos… - dijo sin más, bajando por las escaleras - ¿pasa algo?

Enmudecieron al instante. Todos lo hicieron. Pero Amelia se mostró firme, mirando a Carol, la cual estaba más que incrédula y enfadada, y después a Marcos.

-¿Qué haces tú aquí? – dijo Carol a borbotones, mirándola con los ojos abiertos de par en par.



Habían pasado varios días, pero él no mejoraba. Bajo la mirada, taciturna y cansada, y cogio con suavidad y ternura la mano de su hijo. No pudo evitar que una suave y dolorosa lágrima cayera por su mejilla. Se moría, Miguel, su hijo, se iba.

-Ey – dijo Iván con suavidad, abrazándola por la cintura, detrás de ella.

Julia miro a Miguel con tristeza, permanecía dormido en la solitaria cama del hospital. Le veía tan frágil, tan enfermo… la leucemia hacia mella en él y el pelito se le había ido cayendo a lo largo de los días. Estaba muy cansado, no hacia falta ni que los médicos o él mismo se lo dijera. Era su madre y lo sabia. Cada día, cuando miraba las puertas del hospital, se decía que su hijo era fuerte, que saldría adelante, que todos, los tres, lo harían. Pero cuando cruzaba esa barrera, entraba en la habitación y veía su rostro, con los cables a su alrededor, con los médicos de cerca y su mirada cansada… todos esos ánimos que se iba dando así misma caían de golpe. Cerró los ojos, aguantando las lágrimas y con ellas el dolor, que la afligía de tal manera que incluso le dificultaba el simple hecho de respirar… y sintió el abrazo dulce de Iván, su apoyo, al menos le tenía a él. No pudo seguir así, mirando el dulce rostro del niño, cerro los ojos y se giro hacia Iván, hundiendo su cara en el pecho de él, aferrándose a lo único seguro que tenia en ese instante.

-va… va a recuperarse – susurro con suavidad.

-lleva asi mucho tiempo Iván… - dijo Julia con voz ronca – no creo…

Iván se separo de ella subiéndole la barbilla con ternura, haciendo que Julia le mirase a los ojos y así hizo. Miro esos ojos oscuros que tanta seguridad le daban, esos donde se podía perder horas sin cansarse, esos que siempre la decían cuanto la quería.

-es fuerte… - afirmo con firmeza.

-¿mamá? – pregunto entonces Miguel, despertándose.

Julia se separo suavemente de Iván, yendo a dar con su hijo. Le miro con ternura y acaricio su mejilla. No podía soportarlo. El dolor, la angustia, las pocas esperanzas, el miedo… era tan grande, tan doloroso. Cogio su pequeña mano con suavidad, acariciando la suave piel de un niño. Volviendo a ponerse frente a una barrera y así impedir llorar delante de él. Era horrible el cúmulo de sentimientos que se acomodaban en ella en esos instantes. Miguel era su vida, era su hijo. Habían pasado demasiado tiempo solos, sin ayuda. Estaban tan sumamente unidos, le quería tanto… que no podría soportar perderle. No podía perderle. Le necesitaba, al igual que él a ella. Una palabra, un beso de buenas noches, una caricia, una mirada. Era su hijo. Lo era todo.

-¿Qué tal? – dijo Julia quedamente, intentando retener las lágrimas - ¿has dormido bien cariño?

Miguel asintió con la cabeza, mirándola. E Iván se acerco a ellos, cogiendo aire y también fuerzas. Para él también era duro. Se daba cuenta cada día de lo mal que lo pasaba, y de sus múltiples intentos por ocultarlo delante de ella. Por ocultar su dolor, su angustia, su inquietud… sus miedos. Los mismos que al igual que a ella, le impedían dormir tranquilo por las noches. Pero al menos estaban juntos, y así el dolor era menos. Porque se apoyaban, se ayudaban y se querían.

-Ey enano… - bromeo él, llegando a la cama – llevas durmiendo horas…

-tenia sueño… - respondió Miguel pasándose las manitas por los ojos, bajo la preocupada mirada de sus padres - ¿hoy os quedáis?

-Pues claro… ¿Cuándo nos hemos ido? – dijo Julia algo extrañada.

-No… digo los dos… - respondió el niño, regalándoles una suave sonrisa picara para tener casi nueve años.

-Pues claro… ¿Quién va a echar si no las monedas a la tele?... – bromeo Iván, intentando restar la tensión en el ambiente – si Julia no llega…

Le arranco una risa y se giro a él. Dándola una tierna sonrisa y agradeciéndole con la mirada esos gestos. Simples, cotidianos, familiares… que hacían mas llevadera la angustia y hacían sentir a Miguel bien dentro de lo que cabía.

-es verdad… - se río su hijo.

-¿estas bien?... – pregunto Julia al instante.

Miguel asintió con la cabeza y Julia se quedo mirando a su hijo mientras le acariciaba con ternura. Le veía tan frágil, tan indefenso… apenas parecía el mismo niño que semanas atrás bromeaba con ella y jugaba tranquilo. Como cualquier niño de su edad. La enfermedad le arrancaba la vitalidad a cada instante. Cruel y duramente. Y no era justo.

-¿Cuándo vamos a irnos? – pregunto con inocencia.

Noto como Iván le cogia la mano, dándole seguridad, ánimos y estabilidad.

-pues… cuando te pongas bueno – respondió él, sonriendo al niño – si eres el juguete de las enfermeras…

-o la pesadilla… - bromeo Julia arqueando una ceja.

-Es que son muy pesadas… - sonrío Miguel – me tratan como un crío…

-Eres un crío… - se rió Iván.

-¡voy a cumplir nueve años!

-Anda… - dijo Iván sonriéndole – mira Julia, si esta echo un hombre…

Julia sonrío. Era bonito ver a Iván con Miguel, habían cogido mucha confianza y desde el principio se habían llevado bien. Aun no le llamaba papá, era lógico, no estaba acostumbrado. Pero ella sabía que para Miguel, Iván era importante.

- voy a avisar de que se ha despertado – dijo Iván suavemente, dándole un beso en la mejilla.

Julia asintió y se lo agradeció con la mirada antes de ver como salía de la habitación. Aun no había tenido el suficiente valor para enfrentarse a los médicos. Sorprendentemente, era Iván quien hablaba con ellos preocupado, quien apoyaba a Julia en todo. Quien le ayudaba a cualquier cosa, por simple que fuese. Aunque últimamente, el simple echo de comer se hacia pesado.

-¿os vais a quedar los dos… no? – pregunto de nuevo el niño.

Le sonrío y se sentó en la cama, cogiendo suavemente su mano y jugando con ella.

-¿Por qué lo preguntas?... ¿no quieres que estemos los dos?

-no… - dijo Miguel tragando despacio y cansado – es que… así estáis juntos…

Tuvo que contenerse para no llorar. Era tan dulce, tan tierno. Le sonrío con cariño y le beso en la frente con suavidad. Ahogando esa lagrima que tanto luchaba por salir. Pero delante de él debía permanecer fuerte y entera. No quería preocuparle, por muy consciente que fuera de su enfermedad aunque no quisiera compartirlo con nadie. Ni con ella.

-¿te gustaría que estuviésemos juntos? – dijo Julia mirándole atenta.

-si… - asintió – como… como si fuésemos una familia…

La ilusión casi era palpable y Julia se mordió el labio reprimiendo el llanto. Justo entonces, en ese momento… cuando pensaba que todo seria normal, que todo iría bien… tenían que volver a aparecer las garras de la leucemia y arrancarle a su hijo poco a poco. No era justo. Se había pasado la vida luchando. Por él, por ella, por todo. Y cuando por fin veía que un resquicio de felicidad aparecía en su camino, con Iván de nuevo a su lado, con Miguel en sus vidas, como si fuera una familia… el destino, cruel, se lo estaba arrebatando. La lágrima, dolorosa, cayó de su pupila, cavando el surco en su piel y cayendo por su mejilla.

-ya… ya somos una familia Miguel – dijo suavemente, regalándole una dulce sonrisa.

Se miraron a los ojos. Madre e hijo. Habían compartido tantos años, momentos, sonrisas, lágrimas, miedos. Pero siempre habían salido juntos adelante. Era una madre joven, muy joven para tener a un niño de casi nueve años. Y aunque al principio fue duro y difícil, aprendió a quererle y a cuidarle. Y en ese instante, le quiso más que nunca. Porque él se esforzaba por no parecer más débil ante sus ojos, porque su madre sonriera, porque estuviera bien. Había crecido rápido debido a la enfermedad… era un niño especial, diferente, dulce.

-te quiero cielo – dijo suavemente, mirándole entre lágrimas ya incapaces de controlar mientras el niño alzaba la mano para acariciar su rostro.

Julia le cogio la manita, y le dio un beso en ella. Cerrando los ojos un instante y obligándose a mantenerse firme y estable por muy duro que fuese. En ocasiones se había sentido perdida, sola, indefensa. Pero despertarse cada mañana y ver su rostro, ver como la quería, ver como crecía… eso lo había podido todo. Observo la habitación al detalle mientras retenía las lágrimas, que dolorosas y duras, querían seguir saliendo pese a sus esfuerzos. Los cables, los dibujos, los colores… la frialdad de un hospital. Cerro los ojos y respiro hondo, sintiendo la pequeña mano de su hijo entre las suyas. Y volvió a abrirlos. Y volvió a mirarle. Pero él ya no miraba a sus ojos verdes, él ya no se esforzaba por tocar su rostro, él ya no sonreía.

-Mi… Miguel – dijo quedamente Julia, angustiándose y tocándole la carita. Pero el niño no reaccionaba – Miguel por favor…

Las lágrimas comenzaron a correr rápido por sus mejillas y el temblor apareció en su cuerpo al instante. Iván entro en la habitación justo cuando el monitor que permanecía al lado de la cama comenzó a pitar. Fallo cardiaco.

-¡Miguel! – repitió con voz ahogada.

No supo reaccionar. Se hizo a un lado, apoyándose en la pared mientras médicos y enfermeras entraban sin cesar en la habitación. Apenas oía, apenas sentía, apenas reaccionaba.

-es un fallo cardiaco – dijo uno de los médicos, reclinando la cama y comenzando a reanimar al niño.

Vio a su hijo. Inconsciente. Muriéndose. No pudo soportarlo y el llanto cayó en ese instante. Hizo el hincapié de acercarse, de estar con él, de no dejarle solo. Pero Iván, a su lado, la abrazo con fuerza mientras ella se deshacía en lágrimas y dolor.

-Julia tranquila – decía él, con voz rota.

-¡Miguel! – repetía Julia, inocente. Impotente.

Los médicos, o enfermos, no era consciente de lo que ocurría… acercaron el carrito de reanimación y sacaron unas palas. Julia se angustio y asustada se aferro a Iván tanto como pudo. Mientras notaba y percibía como las lágrimas de él caían al compás de las suyas.

- ¿Qué… que van a hacerle? – dijo Iván con voz ahogada.

Pero los médicos no contestaron, su atención recaía por completo en el frágil niño que permanecía inconsciente en la cama. Sufriendo.

-carga 120 – dijo uno de los médicos, echando un liquido en las palas antes de acercarlas al niño.

-¿Qué? – dijo Julia aturdida, con voz rota – no… no por favor…

Le reanimaron, pero él no reaccionaba. Y Julia se sintió impotente, rota.

-¡Carga 180!

Llorando y temblando miro a Miguel. Miro su rostro. Miro sus manos. No, él no. No podía irse, no podía morirse.

-¡No! – grito Julia, rota del dolor – Miguel…

-¡Julia! – dijo Iván, intentando retenerla, que no se apartara de su lado – se… se va a poner bien…

Pero sabía que no era cierto. Llevaba desde que nació enfermo, y siempre había sabido que algún día le perdería. Que se moriría. Que nunca más hablarían, que nunca más estarían juntos. Y rota del dolor tuvo que apoyar una mano en la pared, tuvo que apartar la mirada del niño al que intentaban reanimar en vano. Porque Julia lo sabía. Él no volvería con ella.

-¡Carga 200! – volvió a decir el médico, en un último intento desesperado.

Volvió a mirar a su hijo. Como los médicos intentaban reanimarle, salvarle… y noto, aturdida y cansada, las lagrimas por sus mejillas. No oía, no reaccionaba, no sentía apenas nada que no fuera ese dolor tan angustiante.

-mamá… - dijo entonces, con inocencia, la voz dulce de un niño - ¿nos vamos ya a casa?

En ese instante, Julia dejo de respirar. Con el corazón roto y envuelta en un temblor incontrolable, se giro hacia esa voz que tan bien conocía. Viendo frente a ella, el tierno rostro de su hijo, alzando la mano inocentemente, esperando a que su madre le sacara de allí, que le llevara a casa. Se sintió morir, se quiso morir. Y un grito desgarrador salio de ella.

-¡No! – lloro - ¡No por favor!

Iván la abrazaba con fuerza, intentando apaciguar su dolor. Julia lloraba completamente angustiada. Y los médicos… los médicos hacían un vano intento de traer de vuelta la vida de aquel niño.

Continuara...

Vale, el niño es un fantasma....:|
madre de dios, ha muerto....pobre Miguel, pobre Julia, pobre Iván.
Madre de dioooooos! Escribe pronto que me has dejado pasmada!
Y a Carol? que le den candelaaaa (8)