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El Barco: El Final que a mí me habría gustado ver (FINAL Subido)

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#0
JRobertoC
JRobertoC
08/03/2013 16:51
La intención de este minific no es ponerle un final a la serie, sino simplemente compartir con vosotros el final que a mí me habría gustado ver y las explicaciones que me habría gustado conocer, pero como eso no ha sido posible, pues me he puesto a teorizar. Obviamente El Barco, podría terminar de muchas maneras y lo sucedido con el proyecto Alejandría y demás tramas abiertas podrían tener un sinfín de explicaciones a cuál más extrañas o fantasiosas.
En este caso es solo mi manera de verlo.


Primera parte:



Las olas desvanecidas acariciaban la inmensidad de la arena dorada arrastradas por el desplante de una marea suave, mientras, los pasos de dos hombres que se miraban en silencio se escuchaban por encima del sonido del mar.

A lo lejos, majestuoso, justo donde la línea del cielo abraza al horizonte, engalanaba el azul paisaje El Estrella Polar. Ulises dejó su metralleta sobre las pequeñas rocas que se mezclaban con la fina arena al tiempo que miraba a Ernesto Gamboa.

-- Voy a por la zodiac ¿vale? – dijo el joven mirando a Gamboa, este asintió con un gesto de su cabeza sin devolverle la mirada. Los ojos de Gamboa estaban fijos en el barco.

Únicamente cuando Ernesto vio ante sí la espalda de Ulises, fijó su mirada en él por un instante, después, se agachó a recoger el arma que el joven había dejado tirada para lanzarla más lejos aún. Con adusto gesto, sacó una pistola que llevaba colgada en la parte de atrás de su pantalón y echó a andar detrás de Ulises.

El polizón se giró un momento después al sentir a Gamboa a su espalda, Ernesto, levanto su brazo derecho y le apuntó con el arma; el agua salada les cubría a ambos por encima de la rodilla. Ulises le miró con una mezcla de sorpresa y resignación, inclinó la cabeza por un momento y resopló para mirar de nuevo a Gamboa mientras una triste sonrisa se dibujaba en su rostro.

- ¿Vas a matarme verdad? – la voz seca de Ulises rompió de pronto el pesado silencio. Gamboa le miró fijamente y se acercó al joven dando dos pasos y entrecerró los ojos con una expresión firme.


90 minutos antes…

Piti, con la máscara puesta caminaba lentamente hacia la casa, en su mente se repetían incesantes las palabras de la capitana francesa y su cerebro intentaba encontrar desesperadamente una salida a la complicada situación que tenía ante sí.

Max y Julián desde la ventana le apuntaban esperando nerviosos cualquier movimiento extraño.

- Lo tengo, lo tengo a tiro – masculló Max entre dientes.
- ¿Qué leches pretende ese tío? – preguntó Julián.
- No lo sé, pero sigue acercándose – respondió Max mientras Piti seguía avanzando hacia la casa del mismo modo que un condenado a muerte hacia su ejecución. – Podría llevar explosivos en su cuerpo y hacernos volar por los aires, no podemos dejar que se acerque más – añadió Max – Voy a disparar – dijo al tiempo que su dedo índice se curvaba sobre el gatillo.

De pronto una idea cruzó el pensamiento de Piti, llevaba en la mano el chicle que uno de los hombres del barco francés le había dado. Se lo había quitado de la boca justo cuando le pusieron la máscara y se lo había dejado en la mano olvidándose de tirarlo. Con un rápido movimiento se lo pegó en la frente del capuchón rogando al cielo que alguien de la casa lo viera.

Sus plegarias fueron escuchadas, la imagen pasó por la cabeza de Julián recordando justo el momento en el que él mismo le había pegado un chicle a Piti en la frente para castigarlo al inicio de la travesía. Con un desesperado grito frenó a Max que estaba a punto de disparar.

- ¡Max no! ¡Es Piti! – La mano de Julián bajó el arma de Max cuando el disparo salía - ¡Es Piti! Lleva un chicle pegado en la frente.
-¡Es verdad! ¡Es Piti! -- Exclamó Vilma con algarabía.
- Preparad las armas, vamos a cubrirle todos – ordenó De La Cuadra apostándose de nuevo en la ventana – ¡Corre Piti, Corre! – gritó entonces.
- ¡Corre Piti Venga! – acompañó Vilma en el grito mientras el joven comenzaba a correr hacia la casa.

La capitana comenzó a disparar sobre Piti y en seguida sus hombres la imitaron, los de la casa respondieron el fuego para proteger a su amigo que se vio en medio de las balas cruzadas y justo cuando estaba a punto de llegar a la casa, una de ellas obsequiada por la capitana francesa, se incrustó en su espalda.

Piti sintió el desgarro del metal en su carne y por un instante se le cortó la respiración antes de emitir un agudo alarido, con apenas fuerzas, su cuerpo empezó a caer y el joven intentó llegar hasta una palmera para guarecerse. Con un largo y lastimero grito de dolor consiguió su objetivo antes de quedar inconsciente en el suelo.

- Piti… - susurró Vilma con lágrimas en los ojos - ¡Piti! – gritó después con voz angustiada. - ¿Estás bien? – preguntaba repetidamente la joven ante el silencio de Piti.

Los disparos cesaron en ambos lados y los de la casa intentaban descubrir en el cuerpo de su compañero algún movimiento que les indicara que aún estaba vivo, pero Piti no se movía. Todos guardaron silencio ante el temor de que sus gargantas traicionaran sus lúgubres pensamientos.


Al mismo tiempo en el Estrella Polar, Gamboa entra en el camarote de Burbuja, el joven sentado en la cama le sonríe y Ernesto se acerca a él cogiéndolo bruscamente por la camiseta para levantarlo de la cama.

- Escúchame bien idiota, porque solo te lo voy a decir una vez – el gesto de Gamboa era inflexible y el rostro de Burbuja se tornó serio.- Necesito que vuelva Roberto – La puerta del camarote se abrió de repente y Marimar entró.
- Hola Ernesto – saludó ella con tono frío, Gamboa se giró para mirarla. Ambos se sostuvieron la mirada con gesto desafiante hasta que Ernesto volvió su atención nuevamente a Burbuja
#21
KateSyd
KateSyd
12/03/2013 19:49
El mejor capítulo de los 3 que llevamos por el momento.

Me ha sorprendido la trama conjunta de Max, Marimar, Ulises y Burbuja. Interesante el cambio de que Roberto haya fingido todo este tiempo y que Ventura le hubiese pagado la construcción de un nuevo acelerador de partículas, ¿quién es Ventura en realidad y qué más hay en esa isla? ¿Nos dibujarás un plano detallado sobre ella? carcajada

Síguelo pronto!
#22
KateSyd
KateSyd
15/03/2013 01:39
Para cuando la siguiente parte? Cuántas serán en total? snif
#23
JRobertoC
JRobertoC
17/03/2013 17:10
Cuarta parte (Solo queda una más)




- ¿Cómo se te ocurrió hacerte pasar por un tonto? – preguntó Alexander mirando a Roberto fijamente. La expresión facial del joven cambio lentamente, Marimar le cogió de la mano.

Roberto comenzó a agachar la cabeza y su mirada se hizo más dubitativa, los dedos de su mano derecha bailotearon con la tela de su pantalón, Burbuja estaba presente de nuevo. Paseo la lengua por sus labios humedeciéndolos ligeramente, después abrió un poco la boca y entonces adquirió la inocente expresión del chico de la burbuja.

- Pooorqueee a a los toontos nono se leees prepreeeegunta – respondió en voz baja – yy si Rooberto eees tooonto sese le deeja en en paz – añadió levantando ligeramente el tono de voz. La expresión de Roberto comenzó a cambiar de nuevo, poco a poco ante la mirada sorprendida de Alexander, Burbuja levantó la cabeza de nuevo y sus ojos se clavaron en los del hombre calvo. – He diseñado muchos proyectos – repuso de pronto con voz firme y pausada ante el atónito gesto de Alexander – pero el mejor de toda mi vida – hizo una leve pausa – ha sido Burbuja.
- Brillante – expresó con admiración Alexander. Despacio asintió con la cabeza, Roberto nunca dejaba de sorprenderle. – Sencillamente brillante – repitió – vamos a hacer una cosa – le ofreció a Roberto – yo dejo a tus amigos en paz y tú vienes conmigo al submarino – el hombre señaló con su dedo índice a Roberto – solo, tú solo – enfatizó – y te quedan 10 segundos para decidir.

En ese momento, Víctor comenzó una tortuosa cuenta atrás por el walkie, los hombres que apuntaban con los lanzagranadas a la casa estaban preparados.




Salomé miraba a Julián por momentos, las palabras de Julia le habían abierto los ojos y la habían hecho darse cuenta de la manera tan injusta en se comportó con De la Cuadra.

- Julián – llamó de pronto – Te tengo dos noticias, una buena y una mala – respiró hondo – la mala es que me han dado un tiro, pero no te preocupes que estoy bien, no es nada – añadió para no preocuparlo.
- ¿Qué? – Dijo Julián abriendo los ojos desmesuradamente - ¿Cómo que te han dado un tiro? – Julián intentó levantarse.
- No te muevas de donde estás, ya Julia me miró la herida y todo está bien – informó Salomé. Julián miró a Julia y ésta asintió tranquilizadoramente – y la segunda noticia – continuó la cocinera – de fondo se escuchaba la voz del hombre que continuaba llevando la cuenta atrás para disparar, iba en siete – la segunda noticia es que te quiero Julián – Julián abrió la boca incrédulo pero después poquito a poco una sonrisa iluminó su rostro – te quiero y quiero que si tu quieres lo intentemos de nuevo – siguió Salomé ante la mirada cómplice de todos que la escuchaban atentos – quiero ser tu novia, tu mujer, tu compañera, lo que tú quieras, que criemos juntos a nuestro hijo – sonrió también Salomé - ¿qué me dices? – preguntó un poco sonrojada.

Julián ya no aguantó más, se levantó rápidamente y se cambió de lugar sentándose junto a ella.

- ¿Qué qué te digo? – Sonrió Julián – que sí mi rubia, que te quiero y que vamos a estar juntos siempre – se acercó a ella y la abrazó dándole un beso. Ese siempre sonó algo corto cuando la voz de afuera gritó seis.

Todos sonrieron por la reconciliación de Julián y Salomé, sabiendo que esas podían ser sus últimas sonrisas. Palomares y Ramiro se miraron con tristeza mientras Vilma se aferraba con fuerza a la mano de Piti que continuaba con fiebre. Ainhoa, Julia y Ricardo se abrazaron alrededor de Valeria que cada vez estaba más pálida.



- ¿Por qué quieres el contenido de la carpeta roja? – preguntó Roberto mirando a su interlocutor.
- Por que la necesito – se limitó a responder Alexander con tono crispado – tú sabes lo que contenía – le replicó sin más explicación.
- Por supuesto que lo sé – confirmó Roberto – como también sé que no dejarás a nadie con vida aunque yo vaya contigo al submarino – le espetó Roberto adivinando sus intenciones.
- Sí que los dejará – intervino Víctor – lo único que queremos es salvar las vidas de los que están enfermos en el submarino y en la isla, con el antídoto que está en la carpeta roja. – La voz de Víctor era casi suplicante. – Vamos Roberto, no tiene que morir nadie más – pidió. La expresión de Roberto era de total incredulidad.
- ¿Enfermos? – Preguntó -- ¿enfermos de qué? ¿Antídoto? – Aún no entendía lo que Víctor había querido decir – en la carpeta roja no había ningún antídoto – le respondió a Víctor – en la carpeta roja está el código correcto para activar el acelerador de partículas. Alexander entrecerró los ojos visiblemente molesto.

Víctor frunció el ceño, eso no podía ser cierto, Alexander les había dicho que el propio Roberto les había infectado con un virus mortal; les había explicado que algunos habían corrido con suerte como Leonor y el mismo Víctor, pero que la mayoría de ellos incluyendo a Alexander estaban contaminados y tenían que purificar sus pulmones diariamente para no morir.

El antídoto estaba en la carpeta roja, eso era lo que Alexander les había recalcado, incluso la capitana del barco francés lo había puesto en duda en un principio, porque no tenían síntomas de tal enfermedad; pero después de llevarla al submarino para explicarle lo que pasaba y darse cuenta por si misma de que lo que le había dicho Alexander era cierto, ella se había propuesto alcanzar al Estrella Polar para apoderarse de la carpeta y así salvar sus vidas.

Víctor miró a Alexander y después a Roberto, estaba claro que uno de los dos mentía.

- No hay tal enfermedad -- intervino Ventura con voz tranquila – solo Alexander está enfermo de una variante del virus de la gripe española que no es contagiosa, ni mortal, yo mismo le di el virus días antes de que el mundo se fuera al demonio. El sabe muy bien que el único enfermo es él – Las palabras de Ventura resonaron en las mentes de todos los presentes especialmente en la de Alexander que clavó su gélida mirada en el anciano – Roberto dice la verdad – explicó – no sé cómo convenciste a tu gente de que estaban enfermos, pero es mentira – concluyó con voz cortante el abuelo de Ratón.
#24
JRobertoC
JRobertoC
17/03/2013 17:11
- No fue difícil – respondió Alexander de manera indiferente – bastó hacer que la capitana se sintiera enferma en el submarino para que los demás también lo creyeran – el padre de Estela había usado la gratitud y el miedo de la gente para su beneficio propio – pánico colectivo se llama – Alexander sonrió mirando a Víctor que estaba anonadado – así que fuiste tú – agregó después dirigiendo una sus ojos a Ventura. El anciano se limitó a asentir
- ¿Por eso hizo que atacáramos al barco ruso? – Preguntó Víctor con estupor -¿por una carpeta que tienen un código para poner en marcha el acelerador de partículas? ¿Por eso murió tanta gente? – Víctor no daba crédito a lo que había escuchado. Los hombres apostados ante la casa de la isla seguían la cuenta atrás
- No exageres – le reprendió Alexander – no murieron tantos, algunos están en el submarino, solo murieron los que se amotinaron – el tono de Alexander era metálico.
- ¡Parad la cuenta! – Dijo Víctor consternado a través del walkie, se hizo un silencio largo, Alexander lo miró ahora con ira, pero antes de que pronunciara una palabra se escuchó un disparo y después varios más… – No disparéis – ordenó Víctor – ¡Abortad la misión! Volved al barco de inmediato – repetía una y otra vez.

Pero era tarde, Max había llegado cerca de la casa con el maletín y cuando vio que les apuntaban con lanzagranadas, comenzó a disparar sobre los hombres del barco francés y estos dispararon sobre él hiriéndole.

- ¿Qué haces? – le reprochó Alexander a Víctor – aquí las órdenes las doy yo – al mismo tiempo Alexander sacó un arma y apuntó a Roberto directo a la cabeza – Os he salvado la vida – gritó Alexander – el único que está enfermo soy yo, sí, pero necesito la cura y poner en marcha el acelerador de partículas – Alexander cambió de pronto el blanco de su arma y disparó sobre Víctor que cayó al suelo herido en una pierna. De nuevo Alexander encañonó a Roberto.
- Quieres la mano de Dios – acusó Roberto – siempre quisiste el acelerador por ambición – la voz de Roberto estaba llena de rabia – querías ser el amo del mundo, un Dios que creara las cosas de la nada para que te adoraran y te hicieran sentir único y omnipotente – Roberto lo miró con pena, mataste a millones de personas a pesar de que te advertí de no usar el acelerador sin el código correcto.
- No habría pasado nada si no hubieras cambiado el código – le reviró Alexander con odio.
- Sí, yo soy tan culpable como tú, por no darme cuenta antes de que tu proyecto no era ayudar a la gente si no dominarla. – una lágrima se deslizó por la mejilla de Roberto, él había intentado cambiarlo, pero no pudo.
- Aún puedo hacer un mundo nuevo – dijo Alexander triunfal – un mundo a mi medida – fuiste muy listo haciendo otro acelerador, usando esta isla. – Alexander le miró -- ¿Por qué esta isla? – preguntó curioso.
- Porque ya estaba acondicionada en gran parte, porque cuando supe del proyecto Alejandría para salvar a la gente de un posible desastre con la bomba atómica, supe también que Hitler y los nazis tenían diversas islas con bunkers preparados que les protegerían – explicó Roberto – Ventura y yo acondicionamos el proyecto Alejandría para un cataclismo provocado con el acelerador de partículas, una segunda vía por si algo salía mal, como así ha sido.
- Me impresionas como siempre Roberto – en el fondo Alexander admiraba la inteligencia del hombre que tenía delante. – Siempre dije que era un acierto tenerte en el proyecto – Alexander lo miró con una mezcla de desprecio y envidia – pero tienes un defecto – le dijo – piensas demasiado en los demás.
- Los demás harán un mundo nuevo – respondió Roberto.
- Vendrás conmigo al submarino y me dirás el código y después me llevarás a ese bunker donde seguramente tienes el acelerador. – Los ojos de Alexander recordaban los de una serpiente a punto de atacar – es mío, por tu culpa el otro se destruyó, así que este me pertenece.
- Lo tenías todo y al mismo tiempo no tenías nada – repuso Roberto – es la ambición lo que lleva a los hombres a destruir el mundo y eso mismo harás con todos los mundos en los que vivas – ahora era Roberto el que lo miraba con lástima – nunca te importó nadie, solo tú mismo; tus ansias de poder, tu egolatría, te han llevado a ser un ser despreciable y sin amigos. Nadie te quiere Alexander, ni siquiera tu hija – sentenció Roberto.

Alexander hizo un gesto despectivo y a continuación permitió que una sonrisa cruel se dibujara en su rostro.

- ¿Y para qué quiero el cariño de una hija a la que también salvé la vida y me mira con desprecio? – Inquirió el calvo – Una hija caprichosa que nunca me obedeció ni me quiso de verdad, que solo miraba en su padre un cheque o una tarjeta para comprar sus antojos – la voz de Alexander era dura – Yo solo tengo una hija, la de Ernesto, que ahora es mía – continuó Alexander con un brillo especial en la mirada – Haré de ella la hija perfecta, como debió ser Estela – su tono se volvió entonces un reproche – le di todo ¿y qué recibí a cambio? – Se cuestionó de nuevo – una mujerzuela que se acostaba con todos.
- ¿No te has puesto a pensar que tal vez solo buscaba un alguien a quien darle todo el cariño que tú no supiste recibir de ella? – Le preguntó Ventura de pronto – a los hijos, a los amigos y a los amores, no se les da con la intención de recibir, solo les da por amor. -- Ventura expresó una infinita pena por el amigo que un día fue Alexander para él. La gente no tiene que ser perfecta para que la queramos, de hecho son las imperfecciones las que nos hacen humanos.
- Nos ha mentido – acusó Víctor adolorido por la herida.
- Os he salvado – reprochó Alexander en el mismo tono imperturbable que le caracterizaba, las palabras de Ventura no hicieron en absoluto mella alguna en su corazón – estaríais muertos de no ser por mí.
- Nos ha salvado de un desastre provocado por usted mismo – continuó Víctor.

Por un momento Alexander volvió a apuntarle con la pistola, pero después de una fracción de segundo la dirigió de nuevo a Roberto.

- Despídete de tu chica porque vendrás conmigo al submarino – ordenó a Roberto – harás para mí la cura de mi enfermedad y después haremos un mundo nuevo que será mío. – En el fondo de sus ojos Roberto pudo leer con claridad que si no hacía lo que él quería, les mataría a todos – seré magnánimo y podréis vivir – su gesto era más falso que las monedas de tres pesetas.
#25
JRobertoC
JRobertoC
17/03/2013 17:13
Gamboa había llegado al Estrella Polar, después de matar a uno de los sicarios de Alexander y tirar su cuerpo por la borda, estaba dispuesto a lo que fuera con tal de llevarse a su hija.

Sigilosamente se introdujo en el navío y empezó a subir la escalera, las voces llegaban hasta sus oídos, a medida que ascendía se iban haciendo más claras. Había escuchado gran parte de la conversación que Alexander mantenía con los demás, rápidamente pensó en cómo podía ayudar para evitar que Alexander se llevara a Roberto; le había sorprendido saber que Roberto había fingido ser un tonto durante todo ese tiempo, pero también sintió un enorme alivio al saber que estaba bien y que lo que él había hecho por orden de Alexander, no había tenido las consecuencias que él pensaba.


Max había llegado a la isla sin contratiempos, sin embargo al llegar a las cercanías de la casa puedo observar como dos hombres apuntaban con bazookas hacia ella, con claras intenciones de volarla en pedazos.

Sacó su pistola y disparó sobre uno de los hombres que sostenía en sus manos uno de los lanzagranadas, su disparo fue certero porque el hombre soltó la pesada arma y se desplomó muerto. Los demás se revolvieron furiosos hacia la parte de donde había partido el disparo y descargaron sus armas con la idea de matar al intruso.

Max se paró en seco durante unos momentos pero después lleno de rabia continuó disparando y Julián junto con los de la casa, le acompañaron en la sinfonía de estampidos. Por el walkie se escuchaba la incesante voz de Víctor que les decía que regresaran al barco y abortaran la misión.

Varios de los hombres que alcanzaron a escuchar la voz de Víctor prefirieron correr hacia la playa a enfrentarse al fuego cruzado que caía sobre ellos, el otro lanzagranadas cayó al suelo cuando el hombre que lo sostenía se marchó siguiendo a varios de sus compañeros, otros seguían disparando hacia el lugar donde Max intentaba resguardarse.

Poco a poco las detonaciones se fueron haciendo más espaciadas hasta que ya no sonó ningún tiro, Max se asomó ligeramente para ver si aún quedaban hombres de la francesa, necesitaba llegar a la casa, sabía lo importante que era para Ainhoa salvar a su hermana y Piti también estaba malherido.

El joven tomó una bocanada de aire para llenar sus pulmones, pasó su lengua por los resecos labios y sintió un sabor dulzón, no le quedaba tiempo, lo sabía. Apretó los dientes y con una férrea mirada en sus ojos salió corriendo como pudo hacia la casa. Ricardo le vio a través de la ventana, el joven sostenía firmemente un maletín abrazándolo contra su abdomen. Ramiro que también lo había visto dirigirse a ellos, lo cubría con un arma.

- Vamos Max ¡Corre, corre! – le gritó animándolo. Ningún otro disparo se escuchó en la isla aquella tarde.
La puerta se abrió y Max entró con el maletín, los demás estaban sonriendo y celebrando que el peligro había pasado. Max se detuvo al cruzar el umbral de la puerta, Julián la cerró detrás del joven.



Roberto miraba a Marimar, ambos estaban en uno de los extremos del comedor, la joven se abrazó a él sabiendo que esa podía ser la última vez que lo hiciera.

- Te quiero – le dijo él con terneza mirándola a los ojos – siento mucho lo que pasó aquel día – sus ojos se humedecieron recordando el infinito dolor que sintió en su pecho aquella tarde en la que rompió con la mujer que amaba.- no podía ponerte en peligro.
- Lo sé – Marimar también sollozaba – al principio no lo entendí, pero después supe el porqué. -- Los preciosos ojos de Marimar estaban sostenidos en la melancólica mirada del genio. – Te amo – le susurró.

Lentamente Roberto inclinó la cabeza hacia Marimar y buscó con su boca los labios de la joven, la besó despacio mientras su corazón suspiraba dolido porque sabía que ése, ese era el último beso. Un beso que a pesar de todo agradeció con el alma porque no lo esperaba ya.



Max estaba de pie, Ricardo se le acercó y le sonrió agradecido, ese maletín podía significar la vida de su hija pequeña.

- Gracias – le dijo Ricardo con voz ronca – nunca podré pagarte por esto. - Ainhoa se acercó a ellos, su mirada estaba triste. Max la miró largamente, sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa y en sus ojos se manifestó el inmenso amor que sentía por ella.
- No tendrá que hacerlo capitán – la voz de Max era extrañamente lenta, el capitán notó de pronto que Max estaba pálido.
- ¿Max? – preguntó Ricardo inquieto. Antes de que pudiera decir nada más, Max le tendió el maletín para que lo cogiera, entonces el capitán Montero vio la sangre, la camisa del joven estaba manchada de sangre a la altura del abdomen. Ricardo cogió a Max apresuradamente para evitar que cayera al suelo.
- ¡Max estás herido! – Gritó Ainhoa desconsolada – Por favor Julia, Max está herido – pidió suplicante la hija del capitán.

Julia se acercó de inmediato para revisar a Max, Ricardo había recostado al joven sobre el suelo y le sostenía la cabeza, los ojos de Max comenzaban a hacerse vidriosos, Ainhoa cogió su mano apretándola con fuerza...

- No te vayas, quédate Max, por favor quédate – le dijo con un nudo en la garganta.
- Es hora de irme pequeña pianista – Max intentó sonreír. Ricardo y Ainhoa miraron a Julia que negó levemente con la cabeza para indicarles que no había nada que hacer. Max vio los ojos de Ainhoa inundados de mar – no llores, ¿sabes? – le dijo con un hilo de voz -- Hay un piano para ti en la isla -- Max recordó el hermoso piano blanco que Roberto había mandado guardar para Ainhoa en el bunker – me habría gustado tocarlo contigo – la voz de Max se iba apagando pausadamente – pero algún día tocarás algo para mí ¿verdad? – le preguntó acongojado. Ainhoa asintió, las lágrimas surcaban sus mejillas muriendo después en la comisura de su boca, del mismo modo que iba muriendo la vida de Max.
- Te vas a poner bien – le animó ella con voz entrecortada -- y tocarás el piano conmigo – la joven se mordió los labios porque un inmenso sollozo amenaza salir de su garganta.
- Los dos sabemos que no – respondió él respirando ya con notoria dificultad. Su aliento se extinguía dramáticamente sin que nadie pudiera evitarlo. – Pero me voy contento porque… - mojó sus labios con esfuerzo –…porque mi último pensamiento eres tú – Ainhoa no pudo evitar que un ronco gemido lleno de tristeza brotara de su pecho y que las lágrimas manaran a raudales a través de sus ojos – tú y un claro de luna… -- suspiró el joven por última vez, la mirada de Max se quedó quieta entonces, con los ojos azules clavados fijamente en Ainhoa. Ricardo comenzó a llorar también.

Julia tragó saliva porque el momento era muy triste para todos, pero ella tenía que hacer algo importante o la muerte de Max no habría valido la pena. Cogió el maletín en sus manos y se fue con Valeria, la hija menor del capitán necesitaba inmediatamente que la atendieran o correría la mima suerte que Max y Piti estaba también en estado de gravedad. La doctora Wilson abrió el maletín, con asombro abrió la boca sin saber que decir.

(Continuará)
#26
UlinhoaForever
UlinhoaForever
17/03/2013 17:46
buahh.. increible,me ha encantado esta parte,lo de roberto increible y que buena idea q solo alexander este enfermo,espero q no mates a ulises ya q ha muerto max.Para cuando el siguiente espero q sea pronto un saludo :)
#27
AlbaBeHappy
AlbaBeHappy
17/03/2013 18:49
Este fic me encanta!!! Está genial :D Estoy verdaderamente impresionada, yo tambien espero que no mates a Ulises y Max me ha dado pena, Lo de Alexander no me lo esperaba para nada :) me encanta!!
PD: Siento no haber comentado los otros capis, pero he estado liada, aunque me los leia

:')
#28
KateSyd
KateSyd
17/03/2013 19:20
Me ha gustado mucho este capítulo aunque algo corto (como ya estamos acostumbrados tus lectores).

Si, a mi también me ha dado muchísima pena la muerte de Max. Al leer esa parte me hiciste pensar en una persona muy especial para mi y justo cuando leí lo del claro de luna, escuché esa melodía en youtube.

Ya que la siguiente parte será la última (ojalá que no), espero que te de tiempo a explicarlo todo. Síguelo pronto!
#29
Anaelbarco
Anaelbarco
17/03/2013 19:47
Muy bien como siempre! Me ha dado mucha pena la muerte de Ulises. snif Pero me encanta como escribes. Si la siguiente parte es la última, podrías seguir escribiendo otras cosas o continuar con la cuarta temporada, solo si quieres claro, que sepas que tienes una lectora para todo lo que hagas. sonriente
#30
KateSyd
KateSyd
20/03/2013 02:48
No se, yo creo que con una parte mas no te da tiempo a explicarlo todo (a no ser que la hagas muy muy larga). Como dice Anaelbarco, siempre puedes hacer una miniCuarta temporada guiño
#31
JRobertoC
JRobertoC
27/03/2013 21:02
Aquí os dejo el desenlace del fic, espero que os guste y os quiero agradecer que lo hayáis leído


Quinta y última parte



En el maletín que Max le había llevado había bolsas de sangre del tipo de Valeria y de Piti. Julia se dio cuenta entonces de que Max tenía que tener alguna relación con el proyecto Alejandría y confirmó sus sospechas de que había un grupo desertor del proyecto que trabajaba por su cuenta.

Cuando los chicos le habían mostrado aquella cámara frigorífica llena de bolsas con sangre de cada tripulante del Estrella Polar, la doctora Wilson se quedó tan sorprendida como ellos, solo Roberto le había hablado de incluir en los barcos una dotación con sangre que podría servirles en caso de alguna emergencia. Ese caso se había dado ahora con Valeria y Piti y al parecer Max había sabido exactamente qué hacer.

Ella no tenía conocimiento de que Alexander o su equipo de trabajo supiesen de la existencia de esa sangre en los barcos. Ni siquiera sabía si en los demás barcos se había llegado a almacenar del mismo modo que en el barco del capitán Montero.

Los tripulantes becados para el Estrella Polar fueron seleccionados minuciosamente por Roberto, por varias razones que él mismo le explicó poco antes de que ella lo traicionara por miedo a las represalias de Alexander.

Entre esas razones, Roberto le explicó que aunque esos alumnos no eran particularmente brillantes eran genéticamente compatibles unos con otros, lo cual era importante para mantener la vida de los seres humanos si ocurría una tragedia. Además de ello, alumnos como Ainhoa tenían especial importancia para Roberto por ser hija de Ricardo. En cuanto a los otros, Roberto le contó que después de estudiar sus expedientes pudo seleccionarlos porque además de conocimientos y habilidades muy particulares de cada uno, todos respondían a valores éticos que él consideraba necesarios para repoblar un mundo nuevo, además de ser capaces de trabajar en equipo y acoplarse a situaciones límite.

La única tripulante que había sido impuesta por Alexander era Estela. Los demás habían sido elegidos por el propio Roberto porque formaban un conjunto de personalidades acoplables que mantenían sus diferentes convicciones y talentos individuales. Lo que Roberto había denominado la necesaria imperfección perfecta.

Julia sacudió la cabeza tratando de concentrarse en la ardua tarea que tenía por delante, salvar la vida de dos personas que ahora eran su familia, porque eso eran los tripulantes del Estrella, una gran familia, distinta pero unida.


Roberto miró a Marimar, sabía que tenía que irse con Alexander y que nunca más podría volver a verla, la joven lo miró con intensidad y con las pupilas brillantes por la tristeza que embargaba su corazón. Había recuperado a Roberto solo para perderlo de nuevo.

Roberto se acercó a Alexander y este lo encañonó con la pistola para evitar que Roberto intentara alguna treta, estaban a punto de salir del comedor hacia cubierta cuando Gamboa apareció al lado derecho interrumpiendo a Alexander.

- Baja el arma – ordenó con firmeza Ernesto apuntando a Alexander. Los sicarios del dueño de lo que quedaba en el mundo dirigieron sus armas contra el falso profesor de supervivencia.
- Tu hija está resguardada por mis hombres Gamboa, si te interpones – amenazó el hombre – la matarán. Ernesto lo miró sin pestañear.
- Te dijo que sueltes el arma – la voz de Ulises sonó acerada por la parte izquierda del calvo. Alexander estaba entre dos fuegos y con la puerta de cubierta a su espalada. Su semblante reflejó la furia que sentía al ver a Ulises con vida.
- No obedeciste mi orden – reclamó a Gamboa con rabia. Gamboa sonrió.
- Bueno - la contraoferta de Ulises fue mejor que la tuya – añadió burlón.
- ¿Mejor que recuperar a tu hija? – preguntó Alexander con ironía.
- Ahora es cuando de verdad voy a recuperarla – le espetó Gamboa con desprecio – tú jamás me la habrías devuelto.

El cuadro era complicado, mientras Alexander apuntaba directamente sobre la de la nuca de Roberto, Ulises y Gamboa le tenían a él en la mira; los hombres de Alexander, mostraban los cañones de sus armas a Ulises y a Gamboa. Víctor en el suelo, no podía ayudarles, la herida de su pierna sangraba copiosamente y el joven sí se había percatado de los engaños del que hasta ese momento había sido su jefe.

Ventura en silencio rogaba para que no se desatara una tragedia, Marimar miraba a Roberto con desesperación y a Alexander con súplica. La tensión se respiraba en el aire y el único sonido que se escuchó fue el de los percutores de las armas, que se abrieron por si había que disparar.

- ¿Por qué quería usted que me mataran? – peguntó Ulises interesado. Alexander le miró con odio. – Ah sí, supongo que porque me he convertido en un grano para su culo ¿no? – Ulises lo miró sarcástico – ustedes me metieron en el barco – se burló – como polizón para que trabajara para el proyecto con la excusa de encontrar a mi padre – Ulises se puso serio – pero eso no se lo debo a usted, se lo debo a Roberto y siendo honesto me gusta más trabajar para el lado de los buenos que para usted.
- Eres un inconsciente – el tono de Alexander era iracundo – si me hubieras dicho que Roberto fingía y todo lo que sabías, no habría pasado lo que pasó.
- No – la voz de Ulises fue como un latigazo – Si usted no fuera tan ambicioso, nada habría pasado – Los ojos de Ulises se clavaron en Alexander – El proyecto estaba diseñado para hacer cosas buenas por la gente y usted no lo permitió.
- Voy a llevarme a Roberto y las cosas serán como debieron haber sido desde el principio. – Alexander sostuvo la mirada de Ulises mientras retrocedía un paso hacia la puerta, el brazo del calvo tiró de Roberto para llevarlo con él.
- No saldrás vivo de aquí – dijo Gamboa con sequedad.
#32
JRobertoC
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27/03/2013 21:04
Julia había sacado la bala del cuerpo de Valeria, la depositó en un recipiente mostrando una sonrisa, la niña se pondría bien. Ahora solo quedaba Piti, Julia sabía que el muchacho también lo lograría. Vilma estaba a su lado y el joven ahora sonreía plenamente luchando por su vida.

Julián y Salomé abrazados estaban al lado de Ricardo y de Ainhoa que lloraba la muerte de Max.
- Venga – dijo Julián mirando a Ainhoa – a Max le habría gustado que lo despidieras con una sonrisa – Ainhoa gimoteó.
- Ulises también se ha ido – dijo la joven con tristeza al tiempo que el primer oficial de Ricardo fruncía el ceño.
- ¿Cómo que se ha ido? – Preguntó sin comprender lo que la joven decía
- Se ha despedido – explicó Ainhoa – creo que le ha pasado algo malo.
- No – dijo Julián con firmeza – mi hijo está bien, un padre sabe esas cosas.

Julián cogió su walkie y trató de hablar con Ulises, en un principio el hombre no recibió respuesta y su semblante se mostró preocupado.

- Estoy bien papá – se escuchó la voz ronca de Ulises por el aparato intercomunicador – por ahora – añadió. El corazón de Ainhoa dio un vuelco reaccionando a la voz del hombre que amaba.
- ¿Cómo que por ahora? – cuestionó nervioso Julián. Espero la respuesta de su hijo, pero la esperó en vano.

Un impacto se escuchó a través del walkie, un impacto que les dejó a todos estupefactos. Después de unos instantes, un segundo impacto les dejó petrificados.



Ulises escuchó la voz de su padre por el walkie y con la mano que tenía libre cogió el aparato de su cintura para responderle, sus palabras fueron breves y no quitó ni por un momento la vista de Alexander.

El padre de Estela supo que sería muy difícil salir de allí llevándose a Roberto, la hora de la verdad había llegado. Si él no podía tener el acelerador de partículas, nadie lo tendría.

- Un gusto conocerte Roberto - Con la mirada fría y sin ningún signo de remordimiento Alexander apretó el gatillo y el estampido retumbó en todo el barco, la cabeza del joven recibió el impacto. La mirada de Roberto había estado fija en los ojos de Marimar todo el tiempo, con profundo dolor vio reflejado el dolor de ella en esa mirada que amaba, esa fue la última imagen que Roberto vio en la vida, antes de caer muerto al suelo en medio de un profuso charco de sangre.

Ulises palideció ante lo sucedido, Alexander salió por la puerta justo a tiempo para evitar que el disparo de Gamboa le diera, Ernesto había disparado su arma de manera instintiva contra Alexander cuando vio caer a Roberto, pero falló. Los hombres de Alexander se quedaron quietos, después de haber escuchado que no estaban enfermos y lo último que Ulises había dicho, cada uno de ellos decidió no intervenir.

Alexander se libró del disparo de Gamboa pero no pudo esquivar a la muerte que le estaba esperando en la cubierta, en las manos de quien menos él se hubiera podido imaginar. Estela disparó sobre el pecho de su padre sin decir una sola palabra.

Alexander cayó de rodillas frente a su hija que aún tenía en su mano derecha la humeante pistola, él la miró contrariado y con el dolor dibujado en su rostro, Estela nunca supo si ese dolor que vio en la cara de su padre había sido por el acero incrustado en el pecho que le arrancaba la vida, o por saber que su propia hija le había privado de ella.

Ulises salió a cubierta siguiendo los pasos de Alexander, pero cuando llegó solo vio su cuerpo tendido y a Estela mirándolo impasible. Se acercó a la joven y la abrazó en silencio.


- ¡Joder! – Julián parecía un león enjaulado por la desesperación – han sonado tres disparos, joder – la comunicación se había cortado – el tercero también me pareció un disparo.
- ¿Estás seguro de que eran disparos? – Ricardo intentó calmarlo aunque no lo logró porque no se podía calmar a sí mismo.
- ¿Es que tú no los has oído copón? – La mirada de Julián parecía la de un desquiciado – vamos tenemos que ir al barco.
- Julián si hubiera pasado algo en el barco ya Gamboa o Burbuja nos lo habrían dicho – razonó Salomé. Julián la miró, pero no se quedó convencido.


Marimar lloraba desconsolada, arrodillada junto al cuerpo de Roberto no podía dejar de abrazarlo. Ernesto se le acercó y se arrodilló también, sus ojos estaban llenos de lágrimas mirando al hombre que un día había sido su amigo, no había podido, no había tenido la oportunidad de pedirle perdón, de decirle lo mucho que lamentaba lo que había pasado.

Y es que a veces, la vida nos juega malas pasadas, creemos que el tiempo es nuestro y de pronto el tiempo nos demuestra que es libre y que no tiene dueño.


Víctor fue ayudado por los hombres que estaban allí, hombres que una vez pensaron que Alexander les había salvado la vida sin saber que para él eran tan solo peones de una partida de ajedrez, una partida que Alexander jugaba con el único propósito de sentirse omnipotente.

Para Roberto, el acelerador de partículas era el medio por el que él podía contribuir a mejorar la calidad de vida de los seres humanos, el Proyecto Alejandría era solo el plan B por si algo salía mal, una manera de preservar y perpetuar la especie humana. El acelerador de partículas abría un abanico muy amplio de posibilidades para crear materia de la nada. Una manera de terminar con el hambre, de respetar la naturaleza, de brindar a los seres humanos la opción de vivir plenamente sin el temor de agotar el planeta. Era un regalo de Dios, que ponía al ser humano a su altura.
#33
JRobertoC
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27/03/2013 21:05
Para Alexander era la fórmula perfecta para controlarlo todo y para tener el poder sobre todo. Alexander se sintió Dios y estaba convencido de que el acelerador de partículas sería su mano, la mano que lo convertiría en el ser más admirado, más respetado y más temido de todo el mundo. Un nuevo Dios.

El submarino emergió de las profundidades del mar y se acercó al Estrella Polar, Gamboa había hecho un torniquete en la pierna de Víctor, Ventura intentaba junto con Ulises animar a Estela, ella había estallado en llanto un rato después de haber disparado sobre Alexander.

El cuerpo de Roberto seguía tendido en el comedor del barco y Marimar lloraba desconsolada. Gamboa se acercó a ella y la miro con tristeza.

- No sabes cómo lamento no haber podido pedirle perdón – susurró compungido.
- Él seguramente te perdonó – respondió Marimar con tono reconfortante. Gamboa se llevó una mano a la cara reflejando el dolor que le producía la muerte de Roberto. Ernesto miró hacia arriba y en silencio pidió ese perdón aunque ya Burbuja no le escuchó, de pronto sintió una palmada en la espalda, era el viejo Ventura que intentaba sonreír.
- Donde quiera que esté, Roberto te oye – el hombre hizo una pausa - y seguramente te ha perdonado – le dijo el anciano. Los ojos de Gamboa brillaron por la humedad de las lágrimas que salían de ellos.


Horas más tarde, Leonor subió al Estrella Polar y en silencio miró el cuerpo de Alexander, Víctor le había contado por walkie lo que había sucedido, el rencor asomó por un momento en su mirada cuando vio el cuerpo inerte de su exjefe; tanto luchar, tanto intentar sobrevivir, para que él les hubiera utilizado de la manera más ruin.

- ¿Dónde está el capitán Montero? ¿Aún sigue en la isla? - preguntó Leonor. Con pocas palabras Gamboa explicó a la mujer la situación de los tripulantes del Estrella Polar en la Isla. La mujer ordenó que varios hombres trasladaran lo necesario para ayudar en todo lo posible a todos los que estaban en la isla.
- Yo voy con vosotros – dijo Ulises – si os ven llegar solos os dispararan pensando que les vais a atacar – explicó Ulises sus motivos. Leonor asintió mostrando una sonrisa agradecida.
- Estamos solos Ulises – dijo Leonor - es tiempo de enterrar el hacha y trabajar
juntos si queremos sobrevivir.
- Necesitamos reunir a la gente de todos los barcos con la gente del edificio y empezar de nuevo – dijo Ulises mostrando su acuerdo y extendió su mano hacia la mujer, ella la sostuvo con un fuerte apretón que sellaba los destinos de todos los que habían conservado la vida tras el cataclismo.


Después de unos días, las cosas comenzaban a normalizarse entre la gente, se habían organizado para empezar a construir algunos inmuebles en la isla, mientras lo habían algunos se quedaban en el submarino, otros en sus respectivos barcos y los demás en la isla. En el bunker había una gran actividad, todos los contenedores que Roberto había mandado guardar fueron repartidos para que la gente estuviera un poco más cómoda. Leonor y Ulises ayudados por Víctor intentaban mantener un orden para que el equipo que había trabajado oculto ayudando a Roberto continuara su trabajo con el acelerador de partículas, unido ahora al grupo del submarino.

La buena noticia era que Roberto antes de entregarse a Alexander, había escrito los códigos que permitían usar el acelerador y se los había dado a Marimar, esto les permitiría trabajar poco a poco para reconstruir el mundo, por desgracia, esa labor les llevaría mucho tiempo pero la esperanza era grande, aunque todos sabían que nunca podrían recuperar los millones de vidas que la ambición de Alexander había llevado a la muerte.

Para Salomé y para todos los de la isla fue muy duro enterarse de la muerte de Roberto, la tristeza se había apoderado de Salomé y de Valeria que eran sobre todo, los que más le echaban de menos.

La niña y Piti se recuperaron poco a poco y al paso de las semanas se restablecieron por completo. Vilma y el joven se confesaron por fin que no habían dejado de amarse y decidieron unir, con la bendición de Palomares, sus destinos definitivamente.

Valeria aprendió a sobrellevar la ausencia de Burbuja con la amistad de Ratón, con el paso de los años ellos terminarían casándose y siendo muy felices.

Había pasado un mes y las cosas ya estaban algo mejor, los ánimos iban en aumento y la ilusión era ya más grande que la tristeza, Ricardo prefirió quedarse con Julia en el Estrella Polar mientras Ulises y Ainhoa comenzaban la construcción de un nuevo hogar en la isla. Valeria se turnaba y a veces se quedaba en el barco y en otras ocasiones se iba con su hermana.

- ¿Valeria se queda hoy con nosotros? – preguntó el capitán saliendo de la ducha, su cuerpo desnudo iba tapado solo por una toalla que llevaba alrededor de la cintura. Julia lo miró de reojo, la doctora estaba sentada en la cama del camarote cosiendo un botón de la camisa de Ricardo.
- Valeria se fue ya hace rato con Ulises, se quedará en la isla unos días – respondió sonriendo con picardía.
- ¿Qué haces? - Inquirió Ricardo acercándose a ella para acariciar el pelo de su esposa.
- Bueno, le doy unos punto a un botón de tu camisa – la sonrisa de Julia se hizo más amplia – para algo tenía que servirme ser doctora ¿no? – Ricardo emitió una carcajada – al menos para coserte los botones.
- Para mucho más que eso, cielo – susurró el capitán – Te debemos mucho Julia, sin ti no lo habríamos logrado nunca – Ricardo besó la mejilla de Julia y ella empezó a sentir un cosquilleo que le subía por la espalda.
- Le sugiero, capitán – la voz de Julia sonó suave y acariciante – que si quiere usted algo conmigo, cierre la puerta con pestillo porque aunque Valeria no está en el barco – Julia sonrió provocativa – el primer oficial De La Cuadra si está y no quiero interrupciones porque… – Julia se levantó y con suavidad tiró de la toalla de su marido haciendo que ésta cayera al suelo - …estoy que doy calambres Ricardito.
#34
JRobertoC
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27/03/2013 21:06
El capitán Montero fue caminando despacio hacia la puerta y la cerró, después se dio la vuelta mientras Julia lo miraba con el deseo encendido en sus bellos ojos. Ricardo llegó hasta ella y la abrazó mientras buscaba la boca de la doctora con sus labios. El beso fue lento al principio, suave, pero a medida que la sangre de ambos circulaba más aprisa y las manos del capitán iban quitándole a Julia las prendas de ropa, el beso se hizo más apasionado.

Ambos se tumbaron en la cama y se olvidaron por un largo, largo rato, de todo lo que les rodeaba para concentrarse solamente en sus sentimientos, en sus esencias; porque eso es el amor entre dos personas, sentimientos y esencias que nacen en el corazón y se manifiestan en los sentidos, en los suspiros, en los besos que ambos se regalaron, en las caricias que juntos se prodigaron. Esa noche no hubo interrupciones, ni peligros, solo existieron ellos dos. Juntos conjugaron el verbo amar dibujando con sus cuerpos el camino para la concepción de un nuevo ser que nacería nueve meses después.



- Julia puja – dijo Leonor - ¡Vamos! Que ya viene – insistió la mujer. La frente de Julia estaba perlada de sudor, estaba a punto de traer al mundo a su primer hijo. El capitán Montero recorría el pasillo fuera de la enfermería con expresión preocupada.
- A ver copón ¿quieres para un momento? – Julián sonreía burlonamente – harás un surco en el suelo – rió ante la mirada furibunda de Ricardo.
- Te recuerdo que antes que yo, ya tú paseaste este pasillo de igual manera – respondió Ricardo entre dientes. – Salomé, que estaba sentada con su pequeño bebé en brazos, sonrió divertida por la discusión de Julián y Ricardo.

Atrás habían quedado las lágrimas por su hermano, atrás y lejana la tristeza por la pérdida de Roberto. Salomé pensaba en él de vez en cuando, pero los muertos se van y la vida sigue, solo los recuerdos que se guardan en el corazón por aquellos que alguna vez quisimos, hacen que vivan y permanezcan inmortales dentro de nosotros.

Un llanto interrumpió la discusión de Ricardo y De La Cuadra, un llanto fuerte que a gritos anunciaba la presencia del nuevo miembro de la familia Montero.
Valeria, que había permanecido en silencio esperando el momento, se levanto de la silla como impulsada por un resorte.

- ¡Ya está aquí!, ya está aquí papá – gritó con entusiasmo. Ricardo respiró con alivio y se acercaron a la puerta de la enfermería, después de unos minutos la puerta se abrió, Leonor llevaba en brazos al pequeño niño.
- Podéis pasar – sonrió Leonor – todo está perfecto – añadió mientras le extendía el niño a Ricardo, ha sido varoncito.

Ricardo cogió a su hijo en brazos y lo miró, era precioso, con los ojos claros igual que él y la nariz y boca de Julia. Se acercó a su esposa y la miró con una enorme sonrisa en la cara. Le dio al bebe y los abrazó a ambos, Valeria se unió al abrazo cuando Julia le dio la mano y la acercó a ellos. Todos estaban felices.



Había pasado poco más de un año desde que los tripulantes del Estrella Polar habían encontrado tierra, en la isla ya se podían apreciar distintas construcciones, lo habían logrado; habían hecho viviendas, habían armado cosechas de diferentes cosas para poder alimentarse, la caza y la pesca también eran parte de su subsistencia. El equipo científico seguía logrando avances importantes en la activación del acelerador de partículas y estaban seguros de que pronto podrían ponerlo en marcha y utilizarlo más asiduamente.

Ainhoa miró el hermoso piano blanco, Ulises se lo había llevado con ayuda de algunos hombres. La joven paseó sus dedos por las teclas y se escuchó el sonido melodioso que producía el contacto de sus yemas con el instrumento musical.

La joven se sentó frente al piano y miró a través de la ventana, comenzó a tocar una melodía que estaba segura que Max escucharía aunque no estuviera allí. Claro de luna inundó la estancia y transportó a Ainhoa que se dejó llevar por las notas musicales mientras las lágrimas afloraban en su mirada triste. Ulises la observaba desde la puerta, en silencio, disfrutando la música. Él no era un hombre ducho en el arte, pero sabía que eso era importante para ella y en ese momento Ulises no sintió celos de Max. El polizón sabía que Max había sido un gran amigo hasta el final. Sus ojos se humedecieron también recordando la historia de la flor de un día.


Ernesto Gamboa con ayuda de Ramiro y de los chicos del barco, había construido una casita para él y para su hija, Marimar vivía con ellos, la joven y Ernesto, decidieron unir sus soledades y formar una familia.

Por su parte Piti también había hecho una para él y para Vilma, la hija de Vilma había nacido sana y ambos decidieron ponerle a la niña Andrea. El padrino por supuesto era Palomares. Entre todos erigieron una pequeña capilla en la que el joven sacerdote les hablaba de la palabra de Dios, Palomares volvió a retomar su fe con mayor ímpetu y nunca más tuvo dudas sobre su misión en la vida.

Entre Ramiro y Estela surgió un amor que ella no esperaba pero que él había anidado en su corazón desde que conoció a la joven, ella por fin encontró en el amor de él su lugar y unos brazos que la cuidarían siempre.

Salomé y Julián junto con su bebé Roberto, habían formado también su familia en otra pequeña casa al lado de la de Julia y Ricardo que eran inmensamente dichosos con Valeria y con el pequeño Ricardito.

Ese día, todos engalanados se preparaban para celebrar la boda de Ulises y Ainhoa, los jóvenes habían llegado a ese momento después de muchos tropiezos, pero finalmente el amor de La Chivata y El Polizón había triunfado.

Vestida de blanco y cogida del brazo de su padre, Ainhoa caminaba por el pasillo empedrado hacia un altar improvisado, en el fondo la esperaban sonriendo Ulises y Palomares.
#35
JRobertoC
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27/03/2013 21:07
El paisaje era precioso, las sillas acomodadas a los lados del pasillo estaban ya ocupadas por todos los amigos de ambos. Piti y Vilma con Andrea y con una gran sonrisa que ambos compartían, Ramiro y Estela cogidos de la mano, Salomé estaba sentada junto a Julia, ambas con sus respectivos hijos mientras Julián se colocaba al lado de Ulises. Gamboa y Marimar con la hija de Ernesto y con nuevas ilusiones en sus corazones que esperaban cimentar con el paso del tiempo.

Ratón y Valeria iban detrás de Ainhoa como tiernos pajes y guardianes de la felicidad que todos deseaban para el nuevo matrimonio. Ainhoa y Ulises habían adoptado a ratón después del triste fallecimiento de Ventura acaecido meses antes.

Los tripulantes de los demás barcos, del submarino y toda la gente que había sido rescatada del edificio, se habían sumado al acontecimiento al igual que el equipo científico que había colaborado con Roberto en vida.

Ainhoa llegó hasta Ulises y ambos se pusieron de frente a Palomares que les sonrió.

- Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de estos dos seres que a pesar de los contratiempos han logrado mantener viva la llama de un amor profundo… – la voz de Palomares rompía el silencio de una tarde apacible, la suave brisa mecía las aguas tranquilas que besaban la playa con amorosas caricias.

El sol regalaba los últimos rayos de esa tarde esperando dar paso a un cielo cubierto de brillantes estrellas que se abrazarían a la plateada luna que emergería gloriosa sobre todos los presentes.

- … hemos pasado momentos muy duros y perdido amigos importantes – continuaba la voz profunda de Andrés Palomares – pero todo eso debe servirnos para mirar hacia delante por ellos, por los que se fueron quedando en el camino pero que siguen vivos a nuestro lado porque los llevamos en el corazón guardados, y por nosotros, que tenemos la obligación y el derecho de construir un mundo nuevo, donde la ambición y la codicia no tengan lugar.

La noche había sustituido al día, después de la fiesta todos se marcharon y Ulises y su flamante esposa se encontraban tumbados en una hamaca fuera de la casita que él había hecho para ella. Abrazados, mirando al cielo, porque el cielo es el mejor techo que podemos tener, respirando el aire, su mismo aire, sus alientos, se besaron sin decir palabra; no había nada más que decir porque sus corazones serían los que hablarían por ellos.







FIN
#36
dchamadoira
dchamadoira
27/03/2013 22:18
bravo Pensaba que con todo lo que quedaba por explicar iba a ser imposible acabarlo en una parte, ¡pero ha quedado genial! Te felicito ^^
#37
littlenanai
littlenanai
27/03/2013 22:50
Pedazo final!!!!!! anda que si esto se hubiese visto en la tele....¡hubiera sido un grandísimo final! lo único triste ha sido la muerte de Roberto... :'( pero por lo demás todo genial! sigue escribiendo, aunque sea otras historias porque lo haces muy bien de verdad, da gusto leerte :)
#38
Rouus128
Rouus128
27/03/2013 23:06
Enserio me ha encantado, te juro que me has hecho llorar. Uno de los mejores fics que he leído... Mi gran Enhorabuena!!!
Este final si que me hubiera gustado para la serie. :)
#39
Anaelbarco
Anaelbarco
27/03/2013 23:07
¡Increíble el final! Sinceramente yo, al igual que muchos otros no creíamos que sería posible solucionarlo todo en un capítulo que incluso habría que hacer una cuarta temporada, y hoy me has demostrado que me equivocaba. Este es uno de los finales más épicos que he leído.

Les das mil vueltas a los guionistas de esta serie, que podría haber sido una serie mítica, pero que tristemente no ha sido así.

Con este final has conseguido emocionarme, cosa que no hizo el verdadero final que me hizo sentir estafada y muy decepcionada.

La muerte de Burbuja... muy triste, pero necesaria. Esta son las clases de muertes que no quieres ver, pero que si no las ves no te llevas un gran recuerdo de la serie. Esta muerte fue la clave del final épico. También destaco ese apretón de manos entre Ulises y Leonor como símbolo de la unión de todos y de que un buen final era posible.

Este es el final que a ti te habría gustado ver, y a partir de hoy también es el final que a mi me habría gustado ver.
Como ya te dije una vez me gustaría que siguieses escribiendo, si no puedes o no quieres lo comprendo pero que sepas que aquí tienes a una lectora.
Admiro tu trabajo, tienes mucho arte, continua con esto. sonriente
#40
AlbaBeHappy
AlbaBeHappy
28/03/2013 12:41
Ha sido perfecto ! un final perfecto, me ha dado muchisima pena lo de Burbuja pero bueno, el resto ha sido espectacular, ENHORABUENA !
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