A prueba de hombres

Asi son las tres chismosas de "Doctor Mateo"

Lulú, Natalia y María son inseparables en la serie y fuera de la pantalla.



Forman un trío de cuidado. Adriana, Elena y Carol animan la apacible vida de San Martín del Sella. No hay chisme que se le resista a este divertido clan, capaz de anteponer su amistad al amor. ¡Que tiemble el doctor Mateo!

Natalia Verbeke interpreta a Adriana, la impulsiva maestra; María Esteve, a Elena, la prudente panadera; y Lulú Palomares es Carol, la extrovertida locutora de radio. “Somos inseparables aunque muy distintas. Compartimos secretos y nos apoyamos en todo. Nuestra amistad es verdadera y un modo de escapar de la monótona vida de pueblo”, dice Esteve.



Carol abre las cenas de chicas de los jueves al grito de: “¡Cuenta, cuenta!”. A la única casada le apasiona el cotilleo. “Las tres son petardas, incluso Elena, que tiene cara de no haber roto un plato; pero a mi personaje se le nota más”, asegura Palomares.



La cordura y la sensatez la pone Adriana. “Es la más coherente y racional, a la que las otras acuden para pedir consejos y poner paz cuando surgen disputas”, reconoce Verbeke, cuyo personaje ha logrado que Mateo (Gonzalo de Castro) claudique y se entregue al amor.



Elena y Carol se alegran de ver por fin juntos a la pareja protagonista. “La Morcillo nos tiene acostumbradas a emparejarse con tipos raros, pero este se lleva la palma. Él nos llama arpías, pero, aun así, apoyamos su relación”, afirma Esteve.

“Nunca me llevaré bien con el médico, pero si se casan, me encantaría organizarles la boda”, apostilla Palomares, que en la ficción sigue empeñada en quedarse embarazada.



Mientras, la relación de Elena y Alfredo (Álex O’Dogherty) se tambalea con la vuelta de Julia (Manuela Velasco), su ex. Cuando rompan, sus amigas estarán allí para forzar la reconciliación. “El policía ha sabido hacerla feliz después de su sequía sentimental. Y es todo un partido”, comenta la reina del micrófono.



Su amistad está a prueba de hombres, como ha demostrado Carol al perdonar que Elena tuviera un hijo con su marido. La maestra también lo tiene claro.“Si Mateo me hiciera escoger entre él y las chicas, me quedaría con ellas”.



El buen rollo de la ficción se traslada también a la vida real, sobre todo entre Verbeke y Esteve: “Natalia y yo nos conocemos desde hace 8 años. La considero mi hermana”.

“Tener a tu mejor confidente en el trabajo es muy divertido y te ayuda en los momentos más duros. Además, hemos adoptado a Lulú. Es sensible y muy divertida”, añade Natalia.



El pueblo de Lastres, donde se graba la serie, es testigo de esta complicidad: “A pesar de que ellas ya se conocían –reconoce Lulú–, me han acogido con los brazos abiertos. Comemos juntas, bajamos a la playa… y nos vamos de visita por los pueblos. Cuando acabemos las grabaciones, lo primero que haremos será irnos de tiendas por Madrid”.



Pero la amistad entre compañeros no resulta fácil. “Al finalizar cualquier proyecto, pierdes el contacto. Salvo María y alguno más, conservo los amigos de siempre”, asegura Verbeke.

Por su parte, Lulú confiesa que, nada más acabar la serie, le tocará reconquistar a los suyos: “Cuando trabajo, me vuelvo asocial. Pero ellos me quieren y saben que soy así”.

A prueba de hombres