Foro Bandolera
HISTORIA PARALELA de SarayMiguel/Fandemi
#0
01/05/2011 21:21
Por petición, de que os liáis he copiado la historia aquí. Espero de que os guste.
1. Medio pueblo ha pasado por la habitación de Sara y ahora le toca al Chato.
Chato abrió lo ojos y vio que estaba acostado en la cama de Sara ella no se encontraba allí y lo único que el recordaba era que el Galeno le había extraído la bala que el civil le había disparado en el estómago.
Después de acomodarlo sobre la cama Sara y Marcial se habían ido de allí dejándolo a el solo durmiendo.
Sentía un dolor punzante en la herida la cual la tenia liada con vendas y cosida, no podía levantarse ya que ese dolor se acentuaba cada vez que el se movía. Se había despertado por culpa de esos pinchazos y maldecía por no tener una botella cerca para aliviar el dolor.
Se sentía en deuda con ambos por su ayuda.
-Cuanto tardara la señoritinga en regresar- pensó para él. No podía chillar aunque lo estaba deseando ya que sino lo descubrirían.
De pronto oyó pasos que se acercaban hacia la habitación y se mantuvo callado y poniendo la oreja era Sara pero venia acompañada de alguien, ambos se pararon en el umbral de la puerta.
Miguel había ido a buscar a Sara a la imprenta y ambos habían dado un paseo y habían comido en la taberna.
-Miguel gracias por acompañarme no tenias que haberte molestado.
Miguel cogió las manos de Sara y las besó. Sara respondió al gesto con una sonrisa radiante.
-Sabes que no es ninguna molestia, me encanta acompañarte.
Mientras ellos hablaban el Chato estaba pendiente notó como gotas de sudor le caían por la frente no sabia si eso se debía a que la herida le había producido fiebre o por saber que el teniente de la guardia civil estaba al otro lado de la puerta y si lo descubría estando convaleciente no podría ni enfrentarse a el ni huir.
-Miguel creó que deberías irte ya es tarde.
-Tan pocas ganas tienes de verme. Dijo en tono irónico.
-No es eso y lo sabes es porque no quiero que tengas problemas con Olmedo.
-No te preocupes hasta dentro de dos horas no tengo que volver al cuartel. Tenemos tiempo.
Miguel la agarró por la cintura y la besó. Sara derritiéndose y dejándose besar, busco en su bolsillo la llave para que pudieran entrar a su dormitorio pero al rozar con los dedos la llave volvió a la realidad no podía dejarlo entrar y no saco la llave del bolsillo.
Miguel acercó sus labios al oído de Sara y con un susurró le preguntó a Sara.
-¿Entramos?
Al notar sus labios cerca se erizó pero no podía.
Así que le cogió la cara con las manos para mirarlo a los ojos y que el no la atontara con sus besos pero le costó concentrarse ya que lo miraba a los ojos, esos ojos azules y tiernos que tanto le gustaban.
-Miguel estoy un poco cansada y mareada parece que la comida no me a sentado bien y tengo nauseas.
Estaba cansada pero lo otro no era del todo verdad pero no le quedaba mas remedio si quería alejarlo de su cuarto.
Miguel al oírla, se separó un poco.
-¿Necesitas algo?
Preguntó preocupado.
-Solo descansar y dormir un par de horas.
-Luego cuando terminé vengo haber como te encuentras por si necesitas algo más.
-Esta bien, gracias.
-Te quiero, cuídate.
Miguel besó la frente de Sara y se marchó mientras esta sacaba la llave y entraba en la habitación.
2. Se queda con la banda.
Sara entró en la habitación y al oír que entraba el Chato se hizo el dormido.
Esta intentó no hacer ruido, se sentó en la silla saco su diario del escritorio y empezó a escribir.
El Chato pensó que era mejor que Sara no se enterara que había escuchado su conversación pero no se podía aguantar más la herida le ardía y tenía que pedirle algo para beber.
Frunciendo el entrecejo el Chato le dijo.
-No sabía que tu relación con el teniente era tan estrecha.
Sara no se sobresalto, guardo el diario en el cajón y giro la silla para sentarse mirando en dirección a la cama.
-Y yo no sabia que eras como una vieja cotilla que escucha detrás de las puertas.
-Y no lo soy solo que no puedes…
Sara lo calló de golpe.
-No me digas lo que tengo que hacer Chato lo se muy bien.
En vez de responder de mala manera y ponerse tensó se relajó entre los cojines nunca había dormido en algo tan cómodo.
Sara se dio cuenta que había sido un poco brusca pero estaba harta que los bandoleros le dijeran lo mismo ella amaba a Miguel y tenía la situación controlada así que no quería que nadie más se lo echara en cara.
-¿Como te encuentras?
Preguntó con tono amable.
-Estoy de cojones con una herida en el estómago pero de cojones.
Sonrió el Chato.
-No mientas Chato, Galeno dijo que te dolería es lo normal.
-No tienes alguna botellita para pasar el mal trago.
-Botella no, pero el Galeno dejó algo para ti.
Sara se levantó cogió un vaso lo lleno de agua y de un bote pequeño que tenia en el cajón saco una pastilla.
-Tomate esto para la fiebre y el dolor.
Al verlo el Chato puso cara de asco.
-Joder, yo prefería una botella.
-Chato esto es mejor y tómatelo.
-¡Si jefa!
Dijo con retintín.
-Gracias, por impedir que el teniente entrara.
-No me lo tienes que agradecer, Miguel y la banda son dos cosas diferentes.
-Ya veo que tenías razón y todo esta controlado. Y nunca más te voy a repetir que no puedes que estar con el.
-¿Nunca más?
-Si es que me gustaría seguir a tu disposición y quedarme en la banda, estoy en deuda contigo y con Galeno.
Sara sonrió al ver que el Chato se estaba dando cuenta que no podía hacer las cosas sin contar con la opinión de otros y guiarse solo por arrebatos.
-Claro que puedes quedarte, pero por favor no te guies por más arrebatos.
-Lo que tú digas jefa y tranquila que mañana a primera hora me iré a la cueva y no saldré a ningún robo si tu no estas al frente del grupo.
Y con una sonrisa pícara el Chato cerró los ojos y se durmió ya que le estaba haciendo efectos los calmantes. Mientras Sara se arregló para ir a la imprenta, salió y cerró la puerta con llave.
1. Medio pueblo ha pasado por la habitación de Sara y ahora le toca al Chato.
Chato abrió lo ojos y vio que estaba acostado en la cama de Sara ella no se encontraba allí y lo único que el recordaba era que el Galeno le había extraído la bala que el civil le había disparado en el estómago.
Después de acomodarlo sobre la cama Sara y Marcial se habían ido de allí dejándolo a el solo durmiendo.
Sentía un dolor punzante en la herida la cual la tenia liada con vendas y cosida, no podía levantarse ya que ese dolor se acentuaba cada vez que el se movía. Se había despertado por culpa de esos pinchazos y maldecía por no tener una botella cerca para aliviar el dolor.
Se sentía en deuda con ambos por su ayuda.
-Cuanto tardara la señoritinga en regresar- pensó para él. No podía chillar aunque lo estaba deseando ya que sino lo descubrirían.
De pronto oyó pasos que se acercaban hacia la habitación y se mantuvo callado y poniendo la oreja era Sara pero venia acompañada de alguien, ambos se pararon en el umbral de la puerta.
Miguel había ido a buscar a Sara a la imprenta y ambos habían dado un paseo y habían comido en la taberna.
-Miguel gracias por acompañarme no tenias que haberte molestado.
Miguel cogió las manos de Sara y las besó. Sara respondió al gesto con una sonrisa radiante.
-Sabes que no es ninguna molestia, me encanta acompañarte.
Mientras ellos hablaban el Chato estaba pendiente notó como gotas de sudor le caían por la frente no sabia si eso se debía a que la herida le había producido fiebre o por saber que el teniente de la guardia civil estaba al otro lado de la puerta y si lo descubría estando convaleciente no podría ni enfrentarse a el ni huir.
-Miguel creó que deberías irte ya es tarde.
-Tan pocas ganas tienes de verme. Dijo en tono irónico.
-No es eso y lo sabes es porque no quiero que tengas problemas con Olmedo.
-No te preocupes hasta dentro de dos horas no tengo que volver al cuartel. Tenemos tiempo.
Miguel la agarró por la cintura y la besó. Sara derritiéndose y dejándose besar, busco en su bolsillo la llave para que pudieran entrar a su dormitorio pero al rozar con los dedos la llave volvió a la realidad no podía dejarlo entrar y no saco la llave del bolsillo.
Miguel acercó sus labios al oído de Sara y con un susurró le preguntó a Sara.
-¿Entramos?
Al notar sus labios cerca se erizó pero no podía.
Así que le cogió la cara con las manos para mirarlo a los ojos y que el no la atontara con sus besos pero le costó concentrarse ya que lo miraba a los ojos, esos ojos azules y tiernos que tanto le gustaban.
-Miguel estoy un poco cansada y mareada parece que la comida no me a sentado bien y tengo nauseas.
Estaba cansada pero lo otro no era del todo verdad pero no le quedaba mas remedio si quería alejarlo de su cuarto.
Miguel al oírla, se separó un poco.
-¿Necesitas algo?
Preguntó preocupado.
-Solo descansar y dormir un par de horas.
-Luego cuando terminé vengo haber como te encuentras por si necesitas algo más.
-Esta bien, gracias.
-Te quiero, cuídate.
Miguel besó la frente de Sara y se marchó mientras esta sacaba la llave y entraba en la habitación.
2. Se queda con la banda.
Sara entró en la habitación y al oír que entraba el Chato se hizo el dormido.
Esta intentó no hacer ruido, se sentó en la silla saco su diario del escritorio y empezó a escribir.
El Chato pensó que era mejor que Sara no se enterara que había escuchado su conversación pero no se podía aguantar más la herida le ardía y tenía que pedirle algo para beber.
Frunciendo el entrecejo el Chato le dijo.
-No sabía que tu relación con el teniente era tan estrecha.
Sara no se sobresalto, guardo el diario en el cajón y giro la silla para sentarse mirando en dirección a la cama.
-Y yo no sabia que eras como una vieja cotilla que escucha detrás de las puertas.
-Y no lo soy solo que no puedes…
Sara lo calló de golpe.
-No me digas lo que tengo que hacer Chato lo se muy bien.
En vez de responder de mala manera y ponerse tensó se relajó entre los cojines nunca había dormido en algo tan cómodo.
Sara se dio cuenta que había sido un poco brusca pero estaba harta que los bandoleros le dijeran lo mismo ella amaba a Miguel y tenía la situación controlada así que no quería que nadie más se lo echara en cara.
-¿Como te encuentras?
Preguntó con tono amable.
-Estoy de cojones con una herida en el estómago pero de cojones.
Sonrió el Chato.
-No mientas Chato, Galeno dijo que te dolería es lo normal.
-No tienes alguna botellita para pasar el mal trago.
-Botella no, pero el Galeno dejó algo para ti.
Sara se levantó cogió un vaso lo lleno de agua y de un bote pequeño que tenia en el cajón saco una pastilla.
-Tomate esto para la fiebre y el dolor.
Al verlo el Chato puso cara de asco.
-Joder, yo prefería una botella.
-Chato esto es mejor y tómatelo.
-¡Si jefa!
Dijo con retintín.
-Gracias, por impedir que el teniente entrara.
-No me lo tienes que agradecer, Miguel y la banda son dos cosas diferentes.
-Ya veo que tenías razón y todo esta controlado. Y nunca más te voy a repetir que no puedes que estar con el.
-¿Nunca más?
-Si es que me gustaría seguir a tu disposición y quedarme en la banda, estoy en deuda contigo y con Galeno.
Sara sonrió al ver que el Chato se estaba dando cuenta que no podía hacer las cosas sin contar con la opinión de otros y guiarse solo por arrebatos.
-Claro que puedes quedarte, pero por favor no te guies por más arrebatos.
-Lo que tú digas jefa y tranquila que mañana a primera hora me iré a la cueva y no saldré a ningún robo si tu no estas al frente del grupo.
Y con una sonrisa pícara el Chato cerró los ojos y se durmió ya que le estaba haciendo efectos los calmantes. Mientras Sara se arregló para ir a la imprenta, salió y cerró la puerta con llave.
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#61
04/05/2011 22:45
la historia de embarazada y casada cris y ahora es cuando el empieza a dudar y despues la descubre....
#62
04/05/2011 22:45
Cris, éste es el que están casados y embarazados y en el último capítulo él descubre las botas de bandolera de Sara...
Esto se pone interesante! A ver por dónde nos sale la muchacha.
Esto se pone interesante! A ver por dónde nos sale la muchacha.
#63
04/05/2011 22:46
a vale , gracias
#64
04/05/2011 22:50
chicas me acabo de acordar que tengo q repasar un ejercio para clase q lo tengo mal asiq lo siento muchisimo pero mañana por la noche para compensar escribo 2 trozos besoosss y lo siento
#65
04/05/2011 22:51
no importa , que te salga bien!
#66
04/05/2011 22:55
Lo primero es lo primero.
Nosotras seguiremos aquí mañana, encantadas de leerte.
Nosotras seguiremos aquí mañana, encantadas de leerte.
#67
04/05/2011 22:56
Ok, fandemi, muy bien, lo primero es antes, así me gusta xiqueta.
#68
05/05/2011 00:11
Muy bien fandemi, responsbilidad ante todo, habrá que esperar a mañana, lo primero es lo primero
#69
05/05/2011 01:12
Te esperamos mañana impacientes, a ver que pasa con las botas.
#70
05/05/2011 21:33
chicas llevo todo el dia fuera primero esta mañana en clase y cuando he salido en casa de una amiga estudiando sin parar hasta ahora asiq acabo de aterrizar en casa voy a empezar a escribir y cuando termine lo pongo gracias por la comprension
#71
05/05/2011 22:14
14.
Para quitar hierro al asunto y que no se le notara la nerviosa que estaba continuo arreglándose para la fiesta.
Miguel no quería presionarla así que el también se terminó de colocar la guerrera cuando termino se cruzó de abrazos se empezaba a impacientar. Sara lo miró de refilón y vio que Miguel esperaba la respuesta.
-Esas botas, no tienen nada de especial Miguel me las a dejado Susana.
-¿Y tu para que necesitas ese tipo de botas? tu no las usas.
Miguel no sabia porque pero esas botas le resultaban familiares le sonaban de habérselas visto puestas a alguien, pero pensó que era una estupidez ya que de ese tipo de botas debían de haber muchísimas.
-Yo no me las pongo pero hoy al regresar de la imprenta he ayudado a Susana a transplantar unas flores y para no mancharme los botines me las ha dejado.
-¿Y de donde las ha sacado, son suyas?
Sara que estaba sentada en la cama poniéndose los botines se levantó y fue hacia Miguel y le rodeo el cuello.
-Dice que estaban en la casa.
Y para que no siguiera con el cuestionario lo beso con amor, con el contacto de sus labios a Miguel se le fueron de la cabeza las demás preguntas y rodeo la cintura. Pero Miguel se acordó de que llagaban tarde.
-Sara llegamos tarde.
Sara no tenia ganas de ir tenia ganas de quedarse allí con Miguel pero es que ahora le tocaba enfrentarse a otro problema y si alguien la reconocía.
-Prefiero que nos quedemos aquí.
Sonrió Sara.
-Ya…. Pero Sara hemos dado nuestra palabra y no podemos faltar.
-Esta bien.
Dijo finalmente Sara con resignación.
Miguel se disponía a recoger la ropa para bajársela a Susana pero Sara se adelanto y, cogio la ropa y las botas.
-Mi amor yo me encargó de bajársela que ya estoy arreglada.
-Pero yo también he terminado.
Sara lo miró de arriba a bajo buscándole un defecto para que se lo arreglara pero no encontraba ninguno el era perfecto y siempre iba impecable.
Sara soltó las cosas y le agarró besándole el cuello y la cara Miguel respondió a sus besos.
-Vaya te he manchado de pintura de labios.
Sara agarró las cosas otra vez.
-Voy a darle esto a Susana y tu lavate esa cara no querrás ir lleno de pintalabios.
Sonrió Sara.
Miguel se quedo atontado Sara siempre lo sorprendía.
Sara bajó rápidamente las escaleras.
-Susana!
De pronto Susana apareció de la cocina.
-¿Me ha llamado la señora?
-Si ten esta ropa es para lavar.
-Si señora.
Sara pensaba esconder las botas pero no sabia donde, decidió que en ese momento no se iba a poner a escaleras. Susana ya se marchaba.
-Espera Susana.
Esta se dio la vuelta y volvió al lado de Sara.
-Toma estas botas necesito que me las guardes hasta que yo te las vuelva a pedir.
Susana las recibió y se fue a las cocina. En ese momento bajaba Miguel con la cara y el cuello limpios.
-¿Nos vamos ya?
-Claro que si.
Miguel hizo un gesto con el brazo para que pasara delante de él, Sara le sonrió y ambos se fueron hacia la casa del gobernador.
Para quitar hierro al asunto y que no se le notara la nerviosa que estaba continuo arreglándose para la fiesta.
Miguel no quería presionarla así que el también se terminó de colocar la guerrera cuando termino se cruzó de abrazos se empezaba a impacientar. Sara lo miró de refilón y vio que Miguel esperaba la respuesta.
-Esas botas, no tienen nada de especial Miguel me las a dejado Susana.
-¿Y tu para que necesitas ese tipo de botas? tu no las usas.
Miguel no sabia porque pero esas botas le resultaban familiares le sonaban de habérselas visto puestas a alguien, pero pensó que era una estupidez ya que de ese tipo de botas debían de haber muchísimas.
-Yo no me las pongo pero hoy al regresar de la imprenta he ayudado a Susana a transplantar unas flores y para no mancharme los botines me las ha dejado.
-¿Y de donde las ha sacado, son suyas?
Sara que estaba sentada en la cama poniéndose los botines se levantó y fue hacia Miguel y le rodeo el cuello.
-Dice que estaban en la casa.
Y para que no siguiera con el cuestionario lo beso con amor, con el contacto de sus labios a Miguel se le fueron de la cabeza las demás preguntas y rodeo la cintura. Pero Miguel se acordó de que llagaban tarde.
-Sara llegamos tarde.
Sara no tenia ganas de ir tenia ganas de quedarse allí con Miguel pero es que ahora le tocaba enfrentarse a otro problema y si alguien la reconocía.
-Prefiero que nos quedemos aquí.
Sonrió Sara.
-Ya…. Pero Sara hemos dado nuestra palabra y no podemos faltar.
-Esta bien.
Dijo finalmente Sara con resignación.
Miguel se disponía a recoger la ropa para bajársela a Susana pero Sara se adelanto y, cogio la ropa y las botas.
-Mi amor yo me encargó de bajársela que ya estoy arreglada.
-Pero yo también he terminado.
Sara lo miró de arriba a bajo buscándole un defecto para que se lo arreglara pero no encontraba ninguno el era perfecto y siempre iba impecable.
Sara soltó las cosas y le agarró besándole el cuello y la cara Miguel respondió a sus besos.
-Vaya te he manchado de pintura de labios.
Sara agarró las cosas otra vez.
-Voy a darle esto a Susana y tu lavate esa cara no querrás ir lleno de pintalabios.
Sonrió Sara.
Miguel se quedo atontado Sara siempre lo sorprendía.
Sara bajó rápidamente las escaleras.
-Susana!
De pronto Susana apareció de la cocina.
-¿Me ha llamado la señora?
-Si ten esta ropa es para lavar.
-Si señora.
Sara pensaba esconder las botas pero no sabia donde, decidió que en ese momento no se iba a poner a escaleras. Susana ya se marchaba.
-Espera Susana.
Esta se dio la vuelta y volvió al lado de Sara.
-Toma estas botas necesito que me las guardes hasta que yo te las vuelva a pedir.
Susana las recibió y se fue a las cocina. En ese momento bajaba Miguel con la cara y el cuello limpios.
-¿Nos vamos ya?
-Claro que si.
Miguel hizo un gesto con el brazo para que pasara delante de él, Sara le sonrió y ambos se fueron hacia la casa del gobernador.
#72
05/05/2011 22:20
Estça muy bien fandemi, muy bien,..............esta Sara..................siempre sale de todas................
#73
05/05/2011 23:10
Estoy escribiendo otro trozo y si os apetece y me da tiempo la cuelgo
#74
05/05/2011 23:14
Muchas gracias...............por supuesto que nos apetece ¡eso ni se pregunta!
#75
05/05/2011 23:15
Nuesta Sarita es una mentirosa nata, que capacidad paramentir y que rapidez de pensamiento para encontrar la respuesta adecuada, se nota que es escritora.
#76
05/05/2011 23:18
Cuelga, cuelga, que yo no me voy a dormir hasta que lo pongas.
Gracias, por compartirlo.
Gracias, por compartirlo.
#77
05/05/2011 23:31
Impaciente estoy...y gracias
#78
05/05/2011 23:53
gracias por seguir leyendolo
15.
Al entrar a la casa los recibieron Abel Hermida y su esposa, Sara se sorprendió al no verla borracha pero poco le faltaba como se notaba que era una fiesta importante que su esposo le había escondido las botellas, ya que se bebía todas las copas que pasaban los camareros por su lado. El salón estaba acomodado para la ocasión y todo iban muy elegantes.
Abel estuvo un rato charlando con ellos. Le presentó varias parejas.
De repente Sara sintió un escalofrió, una mujer y su marido se acercaba a ellos, era el matrimonio mayor que habían atracado esa misma tarde y si la reconocían.
-Querido Abel que fiesta más encantadora.
Interrumpiendo la conversación.
-Oh! gracias. Permítanme presentarles al teniente de la guardia civil aquí en Arazana y su esposa Sara Reeves. Esto son Gloria y Saúl Robles amigos de la familia tienen una importante plantación de viñedos en La Rioja.
Gloria los miro a ambos con cierto recelo.
Los cuatros se dieron la mano.
-¿Ustedes han sido a los que han asaltados los bandoleros? ¿Verdad? Me han dicho que era un matrimonio que se apellidaban Robles.
Comento Miguel.
A Sara le temblaban las piernas.
-Debo ir a recibir a otros invitados si me disculpan.
Abel se fue con otro matrimonio.
-¿Reeves?
Pregunto la mujer.
-Si
-Es extrajera ¿verdad?
-De Oxford.
-Y una chica como usted de buena familia y acomodada que hace en un pueblecito como Arazana.
Sara se iba relajando por momentos, parecía que ella no la había reconocido y su marido estaba callando parecía que ella llevaba los pantalones en casa.
-Cambiar de aires.
-Permítame que le diga una cosa que yo no cambiaria mi casa por un sitio así con tanto bandolero y gente indeseable suelta. Como los bandoleros que nos han atracado son personas que no se como todavía anda suelta, deberían darles garrote a todos.
A Sara se le revolvía el estómago de escucharla. Y para disgusto de Sara Gloria continuo.
-Igual que a los jornaleros que ahora están con tantas reivindicaciones.
-Solo piden lo que es justo.
Salto Miguel no solo Sara se estaba poniendo mal del estómago.
-Querido permítame que le diga que solo piden tonterías, los estamentos están para cumplirlos.
-¿Y no tienen hijos?
Hablo el marido por primera vez en toda la noche para suavizar la tensión su mujer no lo había dejado hablar siempre que lo había intentado.
-No, aun no.
Dijo sonriendo Miguel, Sara y el llevaban toda la noche cogidos de la mano.
Pues ya se pueden ir dando prisa, no vaya a ser que se le pase el arroz querida.
Rió la mujer. Sara ya no aguantaba más.
-Mi amor me encuentro mareada ¿podemos irnos ya?
-Por supuesto, como tu quieras mi amor.
-Se encuentra muy mal.
Pregunto alertado Saúl.
-Nada que en mi estado no pase, es que estoy embarazada.
Miró sonriendo Sara a la mujer lo que hizo que a esta se le borrara la sonrisa que tenia después del mal intencionado comentario.
Ambos se despidieron del matrimonio y después del gobernador y su esposa.
Ya iban en la carroza. Miguel rodeaba con sus brazos a Sara.
-¿Te encuentras mejor ya amor?
-Miguel no te enfades pero era una mentirijilla es que no la aguantaba, era insoportable.
-La verdad es que te lo agradezco, era insufrible, se nota que no ha hecho ninguna donación a los más pobres en su vida. Era una cacique en toda regla.
-Pues su marido parecía buena persona.
Miguel le besó la frente.
-¿Sabes una cosa?
Apoyo su cabeza a la de ella para que el cochero no los oyera.
-Me alegro de que le hayan robado los bandoleros.
Sara sonreía sabia que aunque no eran de bandos comunes la finalidad de sus actos eran los mismos, ayudar a otros.
-La verdad es que se lo merecía.
Sara se quedó dormida en sus brazos y para no despertarla la cogio en brazos cuando llegaron a casa y le quitó la ropa y el también se la quitó ella al notar la comodidad de la cama se movió acomodándose sin abrir los ojos, se pegaron y abrazados Miguel también se quedo durmiendo.
Besos y continuara que aun faltan muxas cosas y aun mas interesantes
15.
Al entrar a la casa los recibieron Abel Hermida y su esposa, Sara se sorprendió al no verla borracha pero poco le faltaba como se notaba que era una fiesta importante que su esposo le había escondido las botellas, ya que se bebía todas las copas que pasaban los camareros por su lado. El salón estaba acomodado para la ocasión y todo iban muy elegantes.
Abel estuvo un rato charlando con ellos. Le presentó varias parejas.
De repente Sara sintió un escalofrió, una mujer y su marido se acercaba a ellos, era el matrimonio mayor que habían atracado esa misma tarde y si la reconocían.
-Querido Abel que fiesta más encantadora.
Interrumpiendo la conversación.
-Oh! gracias. Permítanme presentarles al teniente de la guardia civil aquí en Arazana y su esposa Sara Reeves. Esto son Gloria y Saúl Robles amigos de la familia tienen una importante plantación de viñedos en La Rioja.
Gloria los miro a ambos con cierto recelo.
Los cuatros se dieron la mano.
-¿Ustedes han sido a los que han asaltados los bandoleros? ¿Verdad? Me han dicho que era un matrimonio que se apellidaban Robles.
Comento Miguel.
A Sara le temblaban las piernas.
-Debo ir a recibir a otros invitados si me disculpan.
Abel se fue con otro matrimonio.
-¿Reeves?
Pregunto la mujer.
-Si
-Es extrajera ¿verdad?
-De Oxford.
-Y una chica como usted de buena familia y acomodada que hace en un pueblecito como Arazana.
Sara se iba relajando por momentos, parecía que ella no la había reconocido y su marido estaba callando parecía que ella llevaba los pantalones en casa.
-Cambiar de aires.
-Permítame que le diga una cosa que yo no cambiaria mi casa por un sitio así con tanto bandolero y gente indeseable suelta. Como los bandoleros que nos han atracado son personas que no se como todavía anda suelta, deberían darles garrote a todos.
A Sara se le revolvía el estómago de escucharla. Y para disgusto de Sara Gloria continuo.
-Igual que a los jornaleros que ahora están con tantas reivindicaciones.
-Solo piden lo que es justo.
Salto Miguel no solo Sara se estaba poniendo mal del estómago.
-Querido permítame que le diga que solo piden tonterías, los estamentos están para cumplirlos.
-¿Y no tienen hijos?
Hablo el marido por primera vez en toda la noche para suavizar la tensión su mujer no lo había dejado hablar siempre que lo había intentado.
-No, aun no.
Dijo sonriendo Miguel, Sara y el llevaban toda la noche cogidos de la mano.
Pues ya se pueden ir dando prisa, no vaya a ser que se le pase el arroz querida.
Rió la mujer. Sara ya no aguantaba más.
-Mi amor me encuentro mareada ¿podemos irnos ya?
-Por supuesto, como tu quieras mi amor.
-Se encuentra muy mal.
Pregunto alertado Saúl.
-Nada que en mi estado no pase, es que estoy embarazada.
Miró sonriendo Sara a la mujer lo que hizo que a esta se le borrara la sonrisa que tenia después del mal intencionado comentario.
Ambos se despidieron del matrimonio y después del gobernador y su esposa.
Ya iban en la carroza. Miguel rodeaba con sus brazos a Sara.
-¿Te encuentras mejor ya amor?
-Miguel no te enfades pero era una mentirijilla es que no la aguantaba, era insoportable.
-La verdad es que te lo agradezco, era insufrible, se nota que no ha hecho ninguna donación a los más pobres en su vida. Era una cacique en toda regla.
-Pues su marido parecía buena persona.
Miguel le besó la frente.
-¿Sabes una cosa?
Apoyo su cabeza a la de ella para que el cochero no los oyera.
-Me alegro de que le hayan robado los bandoleros.
Sara sonreía sabia que aunque no eran de bandos comunes la finalidad de sus actos eran los mismos, ayudar a otros.
-La verdad es que se lo merecía.
Sara se quedó dormida en sus brazos y para no despertarla la cogio en brazos cuando llegaron a casa y le quitó la ropa y el también se la quitó ella al notar la comodidad de la cama se movió acomodándose sin abrir los ojos, se pegaron y abrazados Miguel también se quedo durmiendo.
Besos y continuara que aun faltan muxas cosas y aun mas interesantes
#79
05/05/2011 23:57
Muchisimas gracias fandemi..................hoy no nos podemos quejar las del foro...............menudas artistas tenemos. GRACIAS.
#80
05/05/2011 23:58
Biennnnn