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Foro Bandolera

El enviado

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#0
bandofan
bandofan
17/06/2012 20:14
Buenassss. Dicen que no hay dos sin tres, y a mí me va la marcha y me gusta escribir, así que aquí estoy de nuevo para quien quiera leer.

El relato se llama “El enviado” y NO es la continuación de Destino y Éxodo. Es algo nuevo.

A Lyra22, Coldcase, Charitito, begojigamo, coco250, farruquita - las que habéis leído mis dos relatos anteriores, tengo que decir que no descarto escribir la lucha de Sara contra el Ku Klux Klan en el futuro (que se ha quedado pendiente después de Éxodo). Pero ahora no es el momento por una razón: que la Jimena que he creado en mis relatos es demasiado buena persona y me apetece que Sara le dé una buena patada voladora a la nuestra, a la que tenemos que sufrir cada día jajaja. Me apetece más ahora mismo escribir un fic sobre la Bandolera actual, y en el que le dé una vuelta de tuerca a algunos “suicidios de guionismo” que estamos viendo últimamente (por supuesto, esta vuelta de tuerca es MI vuelta, y cada uno ya puede estar de acuerdo o no).

Tardará unos trozos en ponerse interesante, ya sabéis cómo son estas cosas…

A este fic no voy a ponerle etiquetas, ni sobre él voy a dar indicaciones, porque espero que sorprenda. Juro solemnemente que con él no pretendo herir sensibilidades; simplemente, así es como fantaseo yo con la continuación de Bandolera (una fantasía que jamás vería la luz si no la escribiera, y que por eso escribo).

Tomo prestado este poema para abrir el relato. Se llama “Invocación” ;-) No es mío, es de Carlos Marzal. Dedicado a las que os animéis a leer la historia:

Que otras vidas más hondas sofoquen mi nostalgia
y que el don del valor me sea concedido.
Que el amor se engrandezca y sea fiel y dure
y que ajenos paisajes impidan la tristeza.
Que el olvido y la muerte, que el tiempo y el dolor
formen por esta vez en el bando vencido.
Que las luces se apaguen, y en la noche del cine
una breve mentira nos convierta en más vivos.




Empezamos.
#21
Charitito
Charitito
19/06/2012 19:55
Madre mía !!!!!! Me he quedado ouch con la salida de tono de Jimena..... Qué fuerte..... He de reconocer que luego me ha costado concentrarme en el pasaje de Pablo y Roca. Esto ha sido un golpe muy duro para Sara y espero que esta vez no lo olvide y no lo deje pasar....
#22
Lyanna
Lyanna
19/06/2012 20:46
la ''niña'' se ha pasado tres pueblos vaya boquita :P y el resto de la banda se ha quedado en shock jajaja. Me encantan las miradas que se echan, ya estoy deseando leer la siguiente conversación que tengan. Síguelo please! :)
#23
ColdCase
ColdCase
19/06/2012 21:30
¡Qué fuerte Jimena!
Pues mira, la veo capaz en la serie de decir algo así en un momento de rabieta si no se sale con la suya.
Me encantó lo de las miradas del Marqués jaja y Alejandro como diciendo, esta vez no fui yo jaja
Qué ganas de leer conversaciones de la partida con el Chato y Sara y por separado de Sara y el Chato.

Esta vez Jimena se ha pasado.
#24
coco250
coco250
20/06/2012 22:06
Madre mía , que falsa Jimena , le tiene envidia a Sara , seguro que es eso ...
#25
bandofan
bandofan
20/06/2012 23:09
5. La influencia de un consejo

Al día siguiente Sara se acercó al pueblo durante el día. No sólo necesitaba comprar unas cosas, sino también despejarse. Terminaba ya de comprarle a una señora que venía sólo una vez a la quincena y traía chocolate y otras chucherías cuando vio a Alejandro a lo lejos, cruzando la plaza, proveniente del camino viejo.
S: Señor duque, ¡espere! –lo llamó con discreción-.
Alejandro la vio entonces, le dedicó una media sonrisa y la esperó en un rincón de la plaza más apartado, donde pudieran hablar tranquilamente.
Al: ¿Comprando dulces para tu hijo?
S: Sí –admitió con una sonrisa-, pero coge los que quieras, no te preocupes.
Puso a su alcance la bolsa con chocolatinas y Alejandro aceptó una.
Al: Te acompaño a casa. He salido a despejarme, no tengo nada que hacer en realidad… y me apetece ver a Miguelito.
S: Vamos, entonces.
Echaron a andar y Sara aprovechó que el ambiente estaba ahora distendido entre ambos para decirle algo, pero Alejandro tuvo la misma idea y los dos trataron de hablar a la vez.
S: Tú primero -sugirió la inglesa, después de que sus voces colisionaran-.
Al: Quería decirte que… sobre lo que supimos el otro día... Bueno, sobre ti y el Chato –dijo torpemente, sin saber cómo abordarlo-. Quería que supieras que ninguno de nosotros piensa meterse en vuestras cosas ni decir nada al respecto.
S: Te lo agradezco –susurró con humildad-
Ciertamente, el marqués y el duque bien podrían mostrarse reacios o contrarios a aquel romance entre dos personas que luchaban juntas en un mismo equipo. Sara asintió como muestra de gratitud por que no fuera así, y bajó la cabeza con algo de rubor.
S: Aunque... todavía no sé muy bien si existe o no entre nosotros algo sobre lo que opinar...
Al: Eso sólo os concierne a ti y al Chato. Respetaremos vuestra relación, sea la que sea.
S: Gracias de nuevo—dijo con una sonrisa, y cuando recuperaron el paso le miró para seguir hablando-. Ayer te noté muy tenso en la reunión de la banda. ¿Estás así por Elisa?
El duque asintió. Su cara había cambiado por completo al oír el nombre de la joven. Estaba ahora carente de color y alegría.
Al: Sé que he tomado la decisión correcta, pero es duro no poder tenerla conmigo.
S: Has impedido que se lance a tus brazos en un momento de inseguridad, y eso es muy loable. Pero, ¿te has preguntado si eso es realmente lo que ella necesita?
Alejandro entrecerró los ojos mirando a su jefa, y ésta insistió en su argumento.
S: Al ser tan inflexible le estás negando tu cariño.
Al: Un cariño que no sabría si quiere compartir conmigo porque de verdad lo siente o por el despecho de no tener el de su marido.
S: No te subestimes. Es cierto que las heridas necesitan tiempo para sanar, pero ¿por qué no ibas tú a despertar en ella esos sentimientos de los que hablas? A lo mejor está más cerca de quererte de lo que tú piensas, y alejándote de ella estás cerrando esa puerta.
Al: Sólo quiero que se aclare, Sara. ¿Es tan malo que le dé tiempo para sanar su mente... para amueblar de nuevo su corazón después de que Pablo se haya mudado de allí con todo el equipo?
Sara reflexionó sobre sus palabras, y las aplicó a su propia historia, preguntándose si no sería ella la que seguía un razonamiento inadecuado.
S: No. No es nada malo.
Al: ¿No es mejor que ambos tengamos claro lo que queremos antes de lanzarnos a por ello y así evitar hacernos daño?
S: (asintió) Sólo intentaba darte otro punto de vista, pero el que tú expones es igualmente válido... – e hizo una pausa que sólo llenó un suspiro-. Eres un joven sorprendentemente maduro para tu edad, y lo que sientes por Elisa te está haciendo crecer como persona.
Al: Tener maestros como tú y mi padre también ayuda -dijo con modestia-.
Sara lo contempló con admiración, alabando con una sola mirada todas sus decisiones, su paciencia, su contención… Le apretó el hombro con una mano y sacó del zurrón la bolsa de chocolatinas para pasársela.
S: Toma. Las vas a necesitar.

~

Los días pasaban ahora más rápidos y livianos para Pablo Garmendia, y es que su alma no sólo se había librado de una pesada carga, sino que ahora no tenía que transportarla en solitario. Aquella losa que antes se le hacía imposible de sobrellevar se había convertido en una ligera pluma desde Roca le ayudaba a sostenerla. Al entrar en el salón y ver a Elisa entregada a sus bordados de siempre, lamentó que su esposa no hubiera cruzado aún ese límite. Suspiró preocupado y se acercó a ella con determinación.
Pablo: Elisa, deja eso. El duque de Herrera está ahí fuera, en el banco del jardín.
Elisa: ¿El duque?
Pablo: (asintió) Lo encontré merodeando cerca de nuestras tierras y le dije que pasara, que necesitabas hablar con él.
Elisa: ¿Por qué has hecho eso? –inquirió, negando con la cabeza cual si desaprobara, pero con un halo de esperanza brillando en torno a su cuerpo-.
Pablo: Porque es la verdad, necesitas hablar con él.
Elisa: Pablo, yo…
Pablo: Elisa, yo he decidido dejar de dar explicaciones, y de pensar en aquellos que nos gritan que no podemos o no merecemos ser felices –dijo con voz susurrante, tranquilizadora-.
El terrateniente heredero agarró las manos de su mujer para besarlas y darle la paz y el impulso que su alma necesitaba.
Pablo: Me he dado cuenta de que sí lo merecemos. Fui muy injusto contigo al permitir que lo nuestro acabara en boda. Y no pienso dejar que eso te haga ser una mujer infeliz el resto de tu vida.
Elisa no supo qué decir y mantuvo la vista fija en los ojos de su marido, que le otorgaban ahora, manifiestamente y sin equívoco, la libertad. Una libertad que Pablo esperaba que Elisa usara para amar y ser amada.
Elisa: Gracias... -pronunció sin más, y Pablo pellizcó su mejilla-.
Pablo: Ve con él. No lo hagas esperar.

~
#26
bandofan
bandofan
20/06/2012 23:09
Mientras tanto, en las cuevas, Sara y el Chato se habían vuelto a quedar a solas a última hora de la tarde. La bandolera había ido allí con el propósito firme de hablar, pero una vez más la había seducido aquella ternura que se cobijaba en cada mirada de su compañero de partida, en cada una de sus palabras, y que hasta entonces no había sabido apreciar en toda su plenitud.
S: Deberíamos dejar de hacer esto… -murmuró estando ya tumbada junto a él, tapados con una manta a rayas que solían usar los bandoleros-.
Por algún motivo, la calma que seguía a las tormentas de pasiones entre los dos no cuajaba en su alma, y al rato le hacía sentir un cierto desasosiego. El Chato la miró al oír su comentario, alzó las cejas de un modo adorable y la abrazó, esperando su continuación. Sara se encogió se hombros, apabullada por la fuerza de su mirada.
S: Empezó porque estábamos confundidos, y creo que lo que está haciendo es confundirnos más…
Ch: Pues cada vez me gustan más estas noches de confusión.
S: Y a mí –admitió, y los dos rieron, pero al poco Sara recuperó su seriedad- Le eché un sermón a Jimena porque su relación con Jairo la distraía, y ahora estoy aquí contigo…
Ch: ¿Y? Mientras la cabeza la tengamos fría, todo lo demás lo podemos tener caliente –bromeó-.

Sara volvió a reír, pero acto seguido de nuevo se mostró circunspecta, no sólo por no saber por cuánto tiempo más podría mantener la cabeza "fría" en aquellas circunstancias, sino por miedo a que toda esa pasión desapareciera un día como una cortina de humo, con la misma celeridad con que había surgido entre ambos. Calló por no saber cómo expresar sus desvelos sin hacer daño al Chato; pero éste intuyó todo lo que su compañera omitía, y acarició su rostro al tiempo que la tranquilizaba.
Ch: Tú tranquila, inglesa. Haremos lo que tú quieras. Yo también estoy pensando en esto, y también tengo las mismas dudas que tú –reconoció-. La cuestión es, ¿vamos a resolverlas juntos o cada uno por su lao?
Sara enterró el cuello y escondió los labios hacia adentro. Lo cierto era que no tenía la respuesta a esa pregunta.
S: No sé qué es lo que será más conveniente…
El Chato suspiró y la apretó contra su pecho, pensando que con todo aquel desasosiego por lo venidero estaba malgastando los minutos de aquella maravillosa compañía.
Ch: Entonces sólo podemos hacer una cosa. Cuando me necesites, sea pa lo que sea… palique, compañía, cariño... Sólo tienes que silbar.

Sara sonrió, cautivada por su entrega. Con aquel silbido figurado, que era en realidad muy real, pues su sonido anunciaba cada entrada de Sara en la cueva, el Chato prometía estar allí para ella siempre, y eso no había cambiado a pesar de la intimidad que habían compartido, del nuevo cariz que tomaba ahora su relación. Asintió mucho más relajada, y no tuvo dudas al pronunciar ella también su propio juramento.
S: Lo mismo digo. Siempre me tendrás.
#27
Charitito
Charitito
21/06/2012 00:11
Ayyy no sé.... Sara se siente culpable.... Pero me encantan las escenas de los dos, jajajaja.
#28
Lyra22
Lyra22
21/06/2012 00:58
Bandofan, sólo he leído los dos primeros capítulos pero bravo bravo bravo bravo bravo
#29
ColdCase
ColdCase
21/06/2012 12:47
Espero que no se hagan daño ninguno de los cuatro.
#30
bandofan
bandofan
21/06/2012 18:35
Chic@s, me tengo que marchar unos días a Marruecos y de ahí a Italia (motivos profesionales), así que dejaré el fic una semana parado, a no ser que encuentre huecos, porque sobre todo desde África no creo que pueda ni leeros. Cuando llegue me tendré que dar un atracón de Bandolera para ponerme al día del los capis, y seguiré con la historia ¿ok?

Lyra, bienvenida!! Mis relatos no son lo mismo si no veo tu magnífica foto de perfil en ellos ;-) y sin leer tus comments

Besos, Charitito, Cold y a todas. Nos leemos a mi vuelta!!

Aquí dejo un capi que más o menos puede indicar de qué irán los tiros jejeje
#31
bandofan
bandofan
21/06/2012 18:35
6. El principio del cambio

Las siguientes jornadas trascurrieron sin mayor variación, pero aquel lunes no sería un día más. Aquel lunes de verano iba a ser uno de esos días grandes.

Esa mañana, Marcial visitó a Sara tras recibir un mensaje de ésta. Cuando salían de la habitación de Miguel, la inglesa suspiró, y el Galeno la abrazó por un momento.
Marcial: Sé que te preocupan esas décimas y ese llanto, pero esto es así. No tiene nada, salvo la molestia de los dientes.
S: Si un profesional de tu experiencia me lo asegura me quedo mucho más tranquila.
El Galeno asintió, y aceptó la taza de té que Sara le ofreció cuando se sentaron a la mesa, en el salón.
M: También sé que esa cara de tristeza no es sólo por los dientes de tu hijo…
Sara bajó la vista y simplemente suspiró.
M: Aunque esté fuera de la banda, estoy al tanto de tus problemas de relación con Jimena. ¿Qué está pasando?
S: No sé. Quizá al vivir juntas hemos querido forzar lo poco que teníamos en común. Es culpa mía… Cometí un grave error al dejarla formar parte de la banda. Creo que nos vendrá bien vivir separadas cuando se vaya con Jairo, aunque admito que al mismo tiempo la echaré de menos.
Marcial: Cuando eso ocurra y ella descubra que está mejor fuera de la banda, sin llevar una doble vida con su marido, volveréis a recuperar esa confianza de antes.
La inglesa asintió, y frotó el brazo del médico.
S: Es encomiable cómo has conseguido desvincularte de tu anterior vida para centrarte en tu mujer.
Marcial: Ya, pero… echo de menos la vida de bandolero –admitió-.
S: La idea de la felicidad completa es un engaño –declaró, encogiéndose de hombros, y Marcial asentía mientras la escuchaba filosofar-; sólo nos visita durante unos segundos, pero nunca dejamos que se quede, siempre la expulsamos con nuestros miedos o nuestras preocupaciones. Yo creo que no podría vivir al margen de la banda... no mientras vea tantas injusticias a mi alrededor.
Marcial: Creo que estás en el buen camino. No debes renunciar a tus ideales, sino lograr que la banda y tu vida sean compatibles. Y esa vida incluye el amor.
S: ¿Te refieres a lo del Chato?
Marcial: No sé qué hay entre vosotros, sólo digo que quizá ese el camino: debes evitar que la banda sea un obstáculo para que encuentres el amor. Yo lo he hecho, y no me arrepiento ni un segundo de ello.
S: Mereces toda la felicidad que la vida te está dando –declaró con emotividad-.
Marcial: Y tú también. Pero tienes razón: la felicidad son simples momentos... Como éste, por ejemplo.
Sara alzó su taza de té, y el Galeno hizo lo propio y brindó con la de Sara.
S: Por esos momentos.

Cuando más sonrientes estaban, uno de los trabajadores de Sara entró en el salón tras pedir permiso.
Jornalero: Señorita Sara, disculpe.
S: No hay cuidado, Luis. Dime, ¿qué pasa?
Jornalero: Es el capataz, necesita verla a usted urgentemente.
Sara se levantó algo alarmada, y Marcial la imitó y se excusó.
Marcial: Te dejo con tus asuntos. Yo tengo pacientes esperando en el dispensario.
La inglesa asintió y tras despedirlo miró implorante al joven jornalero. A juzgar por la expresión de su rostro, parecía que se trataba de algo serio.
S: ¿Qué está pasando, Luis?
Jornalero: Unos encapuchados, señorita. Han entrado en el cortijo antes de que se hiciera de día, y han arrancado como diez hectáreas de vides. Las han arrancado de cuajo, señorita, -explicó atropelladamente, dejando ver la pena que le producía darle aquella noticia- incluyendo el sarmiento.
Sara se tapó los ojos, totalmente impactada. Se gestaba en su pecho una fuerte rabia, pero aún la apabullaban más unas fuertes ganas de llorar.
S: ¿Unos encapuchados? ¿vestidos de negro?
Jornalero: Sí, señorita, y muy grandes. El capataz y algunos de nosotros llegamos a tiempo e impedimos que siguieran arrancando vides, pero han causado mucho destrozo.

La bandolera negó con la cabeza. La extensión afectada de la que hablaba aquel trabajador era más de un tercio de la finca, y no sabía ni si estaba preparada para verlo con sus propios ojos. Con esa burda descripción de los asaltantes no necesitaba saber más: eran los mercenarios de Garmendia.

~
#32
bandofan
bandofan
21/06/2012 18:36
Eusebio Garmendia se encontraba en su despacho municipal, aquel ostentoso habitáculo desde el que movía a su antojo los hilos de Arazana. Desde que Pablo se había decidido a colaborar en las tareas de administración del cortijo prefería trabajar allí, y cederle a su hijo el despacho de la casa. Tras hacerse anunciar con su secretario, su abogado personal entró en la estancia. Era un hombre orondo y tripón que apenas podía sentarse cómodamente en la silla, y al que Eusebio llamaba por su apellido: Martos. El letrado traía entre las manos una gran carpeta, cuyo tamaño se correspondía con la magnitud de las malas noticias que tenía que darle.
Eusebio: ¿A qué debo su visita, licenciado? ¿Qué trae ahí? –preguntó a los pocos segundos, ante el inquietante silencio de aquel hombre que, pese a tener confianza con él, no sabía cómo encarar el problema que traía-.
Martos: Me temo que se trata de un asunto muy delicado, señor Garmendia. Hay una denuncia contra usted, interpuesta desde Salamanca.

El abogado le pasó unos papeles que Eusebio cogió muy rápido y examinó con manos temblorosas.
Eusebio: ¡¿Pero qué es esto?!
Martos: Se trata de una demanda por prevaricación, y otra por manipulación electoral de los comicios de hace cinco años en Salamanca, en los que usted salió elegido alcalde.
Eusebio: ¡Eso no puede ser! -replicó irritado-. Me aseguré de que esos jornaleros no abrieran el pico…
Martos: Eso lo aseguraba su presencia en Salamanca, Garmendia. Ahora que se ha ido los jornaleros ya no le tienen miedo. Me temo que "han cantado".
Eusebio: Pero este tipo de infracciones prescriben a los tres años, usted me lo dijo, Martos. No pueden denunciarme por algo que ocurrió hace cinco años…
Martos: En la demanda se sostiene que usted ha hecho lo mismo en los comicios de Arazana de hace unos meses, y eso le devuelve su vigor al caso, lo hace relevante para la investigación.
Garmendia se puso de pie, agitado como nunca en su vida. Se desanudó un poco la corbata, notando un fuerte sofoco.
Eusebio: ¡¿Pero cómo pueden los jueces de Salamanca haber admitido esto a trámite?! ¡Yo les pagué muy bien, compré su silencio a un precio más que generoso! –vociferó-
Martos: Vaya a las últimas hojas.
Al seguir la sugerencia de su abogado, Eusebio encontró firmas, centenares de firmas.
Martos: Son las firmas de casi mil ciudadanos damnificados. Una prueba así de irrefutable no puede ignorarla ningún juez. Es más, dé gracias por que no se haya destapado que usted también compró a los jueces. Si no, estaría acusado también de un delito de cohecho.

Garmedia resopló largamente, y a continuación emitió un grito y dio un fuerte golpe en la mesa, sin poder contenerse más.
Eusebio: ¡¿Quién ha cursado esas demandas?! ¡Quiero el nombre! –imprecó, hecho una fiera-
Martos: Al parecer es un simple reportero de Madrid. Un tal Adolfo Castillo.
Garmendia rechinó los dientes y negó con la cabeza mirando al suelo.
Eusebio: Maldito periodista… -murmuró con ira reconcentrada-. Le mataré en cuanto salga de ésta.
Martos: Eso es lo que quería tratar con usted, señor Garmendia… Lo que podemos hacer para salir de ésta –musitó, dudando aún si proporcionarle la versión edulcorada o enfrentarlo de bruces con la cruda realidad-
Eusebio: ¡Diga, Martos!
Martos: Pues… he estado consultando las leyes, y es bien poco… En el mejor de los casos, y si admite usted los delitos, podríamos conseguir que no vaya a la cárcel... –musitó, temeroso por continuar-. Pero la indemnización que se le pedirá será tan alta que se le embargarán todos sus bienes para sufragarla.

Eusebio Garmendia no pareció reaccionar a esto último, su rostro permaneció impasible por unos instantes, pero pronto sus facciones dibujaron un dolor inmenso, no ya anímico, sino físico. Se llevó la mano a la cabeza, donde sentía una fuerte punzada, y al abogado apenas le dio tiempo para sostener su cuerpo antes de que cayera desplomado en el suelo.
#33
coco250
coco250
21/06/2012 19:49
Hola bandofan que pena con lo interesante que está....

Que tengas buen viaje y disfrútalo , aquí te estaremos esperando .. besos
#34
Charitito
Charitito
21/06/2012 20:30
Pues nada Bandofan, que tengas un buen viaje... y ya sabes, te esperaremos impacientes, jajajaja. Gracias por este último capítulo... de momento. sonriente

PD. Por cierto me parece que vuelve Adolfo, no??? Gran idea !!!!!! cool
#35
ColdCase
ColdCase
22/06/2012 12:28
Ya me parecía raro que no volviese Adolfo :) Es lo que debería pasar en la serie.

Bandofan, espero que te vaya muy bien en el viaje.
#36
Lyra22
Lyra22
24/06/2012 22:27
Muchas gracias, bandofan. Jejeje, no sabes tú nada. Si quieres comento varias veces seguidas para que lo veas mejor carcajada.

Ay, Adolfo, que hace muchísima falta en Arazana, que está muy triste y se necesita un periodista para que saque a la luz todas las cosas que pasan en el pueblo.

Que tengas buen viaje y ya sabes, aquí te esperamos. Besos.
#37
intvin
intvin
27/06/2012 13:13
*** Es una gran idea escribir al mismo ritmo que la serie pero mostrando lo que podría ser con tus escenas y desarrollo de personajes. Gracias por hacernos disfrutar con tus relatos.
#38
pamparados
pamparados
01/07/2012 16:50
Badofan vuelve pronto, se te echa de menossnif, tu historia esta genial escritabravo
#39
SABATA
SABATA
06/07/2012 00:23
Confieso que no me había parado a leer ninguno de tus relatos y sin razón de peso. Pero hoy me he animado a hacerlo, y lo cierto es que me ha gustado mucho porque escribes francamente bien, porque al leerte se visualiza perfectamente la escena y a los personajes y porque muchos de tus capítulos bien podrían tener cabida en la serie siendo del todo coherentes. Enhorabuena BANDOFAN.
#40
janalani
janalani
06/07/2012 20:40
Que Sara despierte con Miguel a su lado. Chelo encuentra el cofre de María Montoro en la bodega y Sara se lo lleva a Eugenia, que descubre que no es hija de Germán. Sara y Miguel deciden casarse y luego marcharse a Inglaterra, así que ella deja la banda y él la guardia civil. Roberto y Eugenia se casan y se van a Madrid, porque él va a militar en el PSOE, y se llevan a Cosme. Julieta y el Chato se conocen y él la secuestra, pero acuerdan que la soltará si ella le ayuda a conquistar a Lupe. Marcial y Flor recuerdan su noche de bodas y luego hacen el amor, porque quieren tener hijos, y deciden irse a Málaga porque él va a trabajar en el hospital de allí. Pepe y la Maña se casan y se van a Zaragoza. Lupe se marcha con Álvaro a Argentina, y Fernando y Tobías también se marchan de Arazana. Un año después de que Sara, Miguel, Roberto, Eugenia, Marcial, Flor, Pepe y la Maña se hayan marchado, sólo regresa Sara con su hijo para pasar unos días en su finca. Mientras Miguel está trabajando en Inglaterra (él no vuelve a la serie, pero sigue casado con su mujer y enamorado de ella, igual que ella de él). Julieta y el Chato siguen siendo muy amigos y se apoyan mutuamente hasta que se enamoran.
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