Avances de la Pronto

La proximidad de los exámenes de Almudena intensifica la presencia de Irene en casa de Andrés, quien aprovecha para intentar acortar terreno con ella, pero es interrumpido por la inoportuna llegada de Jaime. Miguel sigue sin llamar a Fina y Asun decide dejar de hacer de intermediaria entre ellos. Jaime y Asunción se reencuentran en la fábrica tras la separación del verano y no tardan en recuperar la buena sintonía que les unió en otro tiempo. A resultas del asunto de la venta de las tierras, Felisa y Trino siguen sin hablarse. Cuando Chelo intenta interceder para arreglar las cosas, Basilio le aconseja que no lo haga, hay cosas que no sabe y puede entrar en terreno resbaladizo. Trino descubre que el único mérito del mecánico que ha sido contratado en su lugar es ser pariente del jefe del taller.

Ha llegado el momento del exámen de Almudena y Andrés se asegura de que apruebe, lo que posibilita, con la excusa de la alegría que eso produce, que Andrés tenga su ocasión para abrazar a Irene y tratar de besarla. Trino quiere convencer a Felisa de que deben vender las tierras, pero pero su mujer no da su brazo a torcer y hay más discuciones en el seno de la pareja. El plan de Chelo y Basilio aparentemente funciona. Pero lo que sucede es lo contrario de lo deseado: es Felisa la que convence a Trino de no vender. Trino se lo dice a Marcelino y Manolita y de resultas de ello se produce la ruptura entre las dos primas. Irene facilita que Almudena y Sancho puedan verse. Almudena, una vez ha aprobado, se hace ilusiones de que su noviazgo se formalice.

La discusión entre Felisa y Manolita se extiende a todos, quedando ambas familias enfrentadas. Basilio es, de las dos familias, quién más preocupado parece, aunque no explica el motivo. Él y Úrsula simbolizan una época de enfrentamientos que debe superarse. Irene no puede dormir y busca consuelo en el recuerdo de Ubaldo. Marcelino hace las paces con Trino. También Pelayo y Basilio hacen las paces: ahora solo quedan enfrentadas Felisa y Manolita.



Benita ha empezado la última parte de su plan, al mismo tiempo que que va alcanzando la cumbre de su locura: poco a poco va suplantando a Adelina. Goyo, tratando de mostrarse amable con Benita, la invita a un estreno. Eulalia regresa a casa. Sus hijos, Matías y Cuca la reciben con mucho cariño, todos excepto Andrés, que se esfuerza por aparentarlo. Se siente prisionero y vigilado por Matías, que le impide incluso llamar a Irene. Eulalia se encuentra renovada y dispuesta a luchar por la felicidad de su familia. Irene se refugia en la hiperactividad para no pensar en Andrés. Ha decidido no dar más clases a Almudena. Benita cuenta una dramática versión de su vida, según la cual Adelina le impidió bailar para evitar que le hiciera sombra.

Por cortesia del foro de rtve.