Foro Amar en tiempos revueltos
el origen de las frases hechas
#0

24/11/2009 17:56
se me ha ocurrido abrir este hilito en formato juego , a ver que os parece , ya me dires si os gusta o no
propongo poner una frase hecha , y que alguien explique su origen o el porqué , y luego si es correcto que esa persona ponga otra y que otra lo explique y a si sucesivamente,¿os parece bien ? a mi es que me encanta la etimologia y las curiosidades sobre las frases que tanto decimos y que no siempre sabemos de donde bienen como por ejemplo y empiezo por ella
a buenas horas mangas verdes
propongo poner una frase hecha , y que alguien explique su origen o el porqué , y luego si es correcto que esa persona ponga otra y que otra lo explique y a si sucesivamente,¿os parece bien ? a mi es que me encanta la etimologia y las curiosidades sobre las frases que tanto decimos y que no siempre sabemos de donde bienen como por ejemplo y empiezo por ella
a buenas horas mangas verdes
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#901

04/10/2011 12:08
Hay que ver las cosas tan curiosas que aprendemos en este juego

#902

04/10/2011 12:12
¿Verdad que si Luann? 
Pues si, Xavier, te ha salido muy bien el chapuzón
. La respuesta es correcta.
Te toca

Pues si, Xavier, te ha salido muy bien el chapuzón

Te toca
#903

04/10/2011 12:21
iba preparado por si acaso con flotador.....anoto,miro la lista y pongo,un segundo,....
Lista la frase:
La ropa sucia se lava en casa ......
Lista la frase:
La ropa sucia se lava en casa ......
#904

04/10/2011 12:43
Aunque no escribo mucho por aqui, aunque si entro en el foro a diario, he decido participar en le juego.
Según he indagado por ahi, es una frase equivalente de sacar los trapitos al sol, por la que se sugiere tratar de solucionar los problemas en la intimidad de la familia o empresa, sin necesidad de exponerlos públicamente. La locución pertenecería a Napoleón Bonaparte y habría estado dirigida al vizconde Lainé que criticó públicamente al gobierno de Napoleón.
Saludos
Según he indagado por ahi, es una frase equivalente de sacar los trapitos al sol, por la que se sugiere tratar de solucionar los problemas en la intimidad de la familia o empresa, sin necesidad de exponerlos públicamente. La locución pertenecería a Napoleón Bonaparte y habría estado dirigida al vizconde Lainé que criticó públicamente al gobierno de Napoleón.
Saludos
#905

04/10/2011 13:22
Smallpuppe premio para ti.Es tu turno.
#906

05/10/2011 08:51
Una seguidora de este foro nos ha pedido que rescatemos para ella el origen de la frase:Ponerle un cascabel al gato......es dificil entre tanto mensaje hallarlo....pero lo intentaremos.
#907

05/10/2011 13:01
Ponerle el cascabel al gato lo popularizó Samaniego en una de sus fabúlas
#908

05/10/2011 19:25
Martahazarista la mayoria lo conoce gracias a la fabúla de Samaniego.Su origen es más antiguo y anónimo.Un cuento que no recuerdo su nombre si que pertenece a los cuentos satíricos de Lope de Vega.
#909

05/10/2011 23:32
Smallpuppe premio para ti.Es tu turno. ....
#910

06/10/2011 22:29
Perdonad mi retraso
Aqui va la frase!
Dentro de cien años, todos calvos...
Nunca me ha terminado de convencer ninguna explicación de la frase... jejeje A ver que me decís
Aqui va la frase!
Dentro de cien años, todos calvos...
Nunca me ha terminado de convencer ninguna explicación de la frase... jejeje A ver que me decís
#911

06/10/2011 23:04
Estas perdonad@.....
Dentro de cien años todos calvos
Transcurrido ese tiempo ya habremos muerto y nustra cabeza se reducirá a una calavera; por tanto, estaremos libres de las miserias de esta vida......
Dentro de cien años todos calvos
Transcurrido ese tiempo ya habremos muerto y nustra cabeza se reducirá a una calavera; por tanto, estaremos libres de las miserias de esta vida......
#912

06/10/2011 23:46
Yo he indagado en el origen de esta expresión de consuelo. El folclorista Sebastián de Covarrubias atribuye la autoría de la frase al rey persa Jerjes (h. 519-456 a. de C.), que la pronunció al contemplar a su potente ejército, con el que se disponía a invadir Grecia. Una aventura que resultó infructuosa, aludiendo el rey a que tanto poder, cumplido este plazo centenario, ya no sería nada.
#913

07/10/2011 12:33
Luann,un inciso sabes el origen de "las cuentas del capitán o del gran capitán"?
#914

07/10/2011 12:36
¡Oído cocina!
Las cuentas del gran capitán: Indudablemente, el rey Fernando, el Católico, fue un monarca que, junto con su esposa Isabel, sentó las bases de la grandeza de España. Cuentan los cronistas de la época que, además de sus dotes de político eminente, el rey tenía cierta recelosa inclinación por el control de los gastos. Así, una vez le pidió a don Gonzalo Fernández de Córdoba, llamado el Gran Capitán, las cuentas detalladas de los gastos durante las victoriosas campañas de Italia que culminaron con la conquista del reino de Nápoles. Don Gonzalo, dueño de un gran sentido del humor pero al mismo tiempo, molesto por lo que consideraba una mezquindad después de haber conquistado un reino para su soberano, respondió al rey con las famosas "cuentas", exorbitantes e irónicas, que la leyenda se encargó de magnificar, en la que figuraban conceptos tan variados como extraños. De manera que, una vez llegado al país, don Gonzalo se encargó de confeccionar una lista semejante a esta: Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados... por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados... por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados... por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados... y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados... Ciertas o no, estas cuentas del Gran Capitán corrieron de boca en boca y llegaron a nuestros días como expresión irónica de toda justificación de gastos desorbitados, incoherentes y arbitrarios.
Las cuentas del gran capitán: Indudablemente, el rey Fernando, el Católico, fue un monarca que, junto con su esposa Isabel, sentó las bases de la grandeza de España. Cuentan los cronistas de la época que, además de sus dotes de político eminente, el rey tenía cierta recelosa inclinación por el control de los gastos. Así, una vez le pidió a don Gonzalo Fernández de Córdoba, llamado el Gran Capitán, las cuentas detalladas de los gastos durante las victoriosas campañas de Italia que culminaron con la conquista del reino de Nápoles. Don Gonzalo, dueño de un gran sentido del humor pero al mismo tiempo, molesto por lo que consideraba una mezquindad después de haber conquistado un reino para su soberano, respondió al rey con las famosas "cuentas", exorbitantes e irónicas, que la leyenda se encargó de magnificar, en la que figuraban conceptos tan variados como extraños. De manera que, una vez llegado al país, don Gonzalo se encargó de confeccionar una lista semejante a esta: Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados... por limosnas para que frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados... por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados... por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados... y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados... Ciertas o no, estas cuentas del Gran Capitán corrieron de boca en boca y llegaron a nuestros días como expresión irónica de toda justificación de gastos desorbitados, incoherentes y arbitrarios.
#915

07/10/2011 12:45
Luann,el origen curioso si y me has ayudado (junto a gastos desorbitados e impresentables,les envio la frase )
#916

08/10/2011 18:28
Smallpuppe.....estás de acuerdo das el turno a Luann
#917

09/10/2011 23:58
Luann es tu turno
#918

10/10/2011 06:47
Bueno, pues vamos con algo de historia:
Reinar después de morir
Reinar después de morir
#919

10/10/2011 08:46
História
Reinar después de morir
Inés de Castro, la soberana que logró reinar después de muerta, nació en 1320 en el pueblo gallego de A Limia (Orense).
En 1336, doña Constanza se casó por poderes en la localidad de Évora (Portugal) con el príncipe Pedro, hijo del rey portugués Alfonso IV. Cinco años más tarde se trasladaba definitivamente a su país de adopción, dispuesta a unir su futuro al de la corona lusa. Junto a ella viajaron escogidas damas, entre las que se encontraba doña Inés, su fiel y cómplice amiga.
Según cuenta la leyenda, la relativa tranquilidad que se respiraba en la corte portuguesa viose alterada cuando el recién casado heredero quedó prendado al contemplar el semblante de doña Inés. Para su contentamiento, ésta le correspondió manteniendo celosamente el furtivo amor que ambos se profesaban. Mientras tanto, Constanza dio a su infiel marido tres vástagos: María en 1342; un año más tarde Luis, que moriría a la semana, y en 1345 Fernando (el futuro rey de Portugal), en cuyo parto falleció la joven madre.
La muerte de Constanza apresuró el deseo del príncipe Pedro por anunciar el romance que mantenía con doña Inés de Castro. Sin embargo, la relación nunca fue consentida por su padre, el rey Alfonso IV, desconfiado ante una posible intervención castellana en su reino y defensor a ultranza de los derechos dinásticos de Fernando, su nieto superviviente.
La pareja se refugió en la ciudad de Coimbra, dando rienda suelta a su pasión en una hermosa quinta llamada Das Lagrimas, donde concibieron cuatro hijos. En 1354, don Pedro y doña Inés festejaron en secreto su ansiado matrimonio, que fue oficiado por el obispo de Guarda. Noticia que no debió agradar al monarca luso, pues al poco ordenaba, bajo amparo de las Cortes, el asesinato de doña Inés con el fin de despejar el hechizo que ejercía sobre su hijo.
En 1355 tres sicarios se desplazaron a Coimbra para, de forma traicionera, cortar el cuello de la desdichada Inés. La reacción del príncipe no se hizo esperar, desatando sus tropas ante su despiadado padre.
Durante dos años, Portugal se vio envuelto en un conflicto familiar hasta que ambas partes lograron reconciliarse antes de la muerte del propio Alfonso IV, en 1357. Ese mismo año, su hijo Pedro I asumía el trono luso con la intención de honrar la figura de su amada. En 1360 las Cortes portuguesas reconocían el matrimonio entre Pedro I e Inés de Castro y a la sazón aceptaban a la difunta como legítima reina de Portugal.
El propio Pedro I quiso reparar el honor de su auténtico amor. Por ese motivo, según cuenta la historia, mandó desenterrar el cuerpo de doña Inés para sentarla en el trono y hacer que los cortesanos, que tantas infamias habían pronunciado sobre ella,le rindieran póstumo homenaje en señal de respeto hacia su recién reconocida soberana. Actualmente, los restos de Inés de Castro reposan en el monasterio de Santa María de Alcobaça.
Un argumento que deslumbró a escritores, dramaturgos, directores de cine o pintores de historia de la segunda mitad del siglo XIX como Salvador Martínez Cubells que reflejó este momento de gloria póstuma en su famoso cuadro “Reinar después de morir”, tristemente desaparecido en un incendio.
Un gustazo en esta mañana de lunes recordar para vosotr@s,espero tu respuesta,Luann
Reinar después de morir
Inés de Castro, la soberana que logró reinar después de muerta, nació en 1320 en el pueblo gallego de A Limia (Orense).
En 1336, doña Constanza se casó por poderes en la localidad de Évora (Portugal) con el príncipe Pedro, hijo del rey portugués Alfonso IV. Cinco años más tarde se trasladaba definitivamente a su país de adopción, dispuesta a unir su futuro al de la corona lusa. Junto a ella viajaron escogidas damas, entre las que se encontraba doña Inés, su fiel y cómplice amiga.
Según cuenta la leyenda, la relativa tranquilidad que se respiraba en la corte portuguesa viose alterada cuando el recién casado heredero quedó prendado al contemplar el semblante de doña Inés. Para su contentamiento, ésta le correspondió manteniendo celosamente el furtivo amor que ambos se profesaban. Mientras tanto, Constanza dio a su infiel marido tres vástagos: María en 1342; un año más tarde Luis, que moriría a la semana, y en 1345 Fernando (el futuro rey de Portugal), en cuyo parto falleció la joven madre.
La muerte de Constanza apresuró el deseo del príncipe Pedro por anunciar el romance que mantenía con doña Inés de Castro. Sin embargo, la relación nunca fue consentida por su padre, el rey Alfonso IV, desconfiado ante una posible intervención castellana en su reino y defensor a ultranza de los derechos dinásticos de Fernando, su nieto superviviente.
La pareja se refugió en la ciudad de Coimbra, dando rienda suelta a su pasión en una hermosa quinta llamada Das Lagrimas, donde concibieron cuatro hijos. En 1354, don Pedro y doña Inés festejaron en secreto su ansiado matrimonio, que fue oficiado por el obispo de Guarda. Noticia que no debió agradar al monarca luso, pues al poco ordenaba, bajo amparo de las Cortes, el asesinato de doña Inés con el fin de despejar el hechizo que ejercía sobre su hijo.
En 1355 tres sicarios se desplazaron a Coimbra para, de forma traicionera, cortar el cuello de la desdichada Inés. La reacción del príncipe no se hizo esperar, desatando sus tropas ante su despiadado padre.
Durante dos años, Portugal se vio envuelto en un conflicto familiar hasta que ambas partes lograron reconciliarse antes de la muerte del propio Alfonso IV, en 1357. Ese mismo año, su hijo Pedro I asumía el trono luso con la intención de honrar la figura de su amada. En 1360 las Cortes portuguesas reconocían el matrimonio entre Pedro I e Inés de Castro y a la sazón aceptaban a la difunta como legítima reina de Portugal.
El propio Pedro I quiso reparar el honor de su auténtico amor. Por ese motivo, según cuenta la historia, mandó desenterrar el cuerpo de doña Inés para sentarla en el trono y hacer que los cortesanos, que tantas infamias habían pronunciado sobre ella,le rindieran póstumo homenaje en señal de respeto hacia su recién reconocida soberana. Actualmente, los restos de Inés de Castro reposan en el monasterio de Santa María de Alcobaça.
Un argumento que deslumbró a escritores, dramaturgos, directores de cine o pintores de historia de la segunda mitad del siglo XIX como Salvador Martínez Cubells que reflejó este momento de gloria póstuma en su famoso cuadro “Reinar después de morir”, tristemente desaparecido en un incendio.
Un gustazo en esta mañana de lunes recordar para vosotr@s,espero tu respuesta,Luann
#920

10/10/2011 09:06
Por supuesto que es correcta, la he puesto porque me encanta la historia medieval, y porque es tremenda, a veces la realidad supera a la ficción. Tu turno.