Mi crítica a Águila Roja

Hola, he visto la segunda temporada de Águila Roja completa y llevo un tiempecito con ganas de hacer una crítica a la serie. Mi padre es un fiel seguidor de Águila Roja, así que, cuando iba a empezar la segunda temporada, decidí subirme al carro del Águila viendo el resumen de la primera temporada que emitió TVE el sábado antes del estreno, mi padre me iba comentando los personajes y las tramas y fue fácil cogerle el hilo. Me apetecía muchísimo engancharme a esa serie de “época” de TVE ( elementos casi fundamentales para que yo siga una serie) de la que todo el mundo habla, y que parece que todo el mundo ve, para comprobar con mis propios ojos si era para tanto… En primer lugar , felicitar al creador de la idea general, porque el tipo es un visionario, un crack que ha sabido conjugar a la perfección todos los elementos para crear una serie comercial que sea capaz de entusiasmar a todo tipo de público; es de esas series que, en cuanto las ves la primera vez, entiendes que tengan tanta audiencia, y piensas que no podría ser de otra manera; una serie con clara vocación de exitazo.

Veamos; el superhéroe de cómic , destinado a salvar el mundo , fruto de admiración y de identificación de niños y adolescentes (como el tío de la vara, vamos, salvando las distancias ), eso por un lado. Por otro lado, acción , “efectos especiales” , luchas e impacto visual, esenciales para arrastrar al sexo masculino, y a los jóvenes. Y luego las tramas sentimentales-amorosas , destinadas a atrapar a las mujeres , con la baza de Gonzalo de Montalvo, el álter ego de David Janer, nuevo guaperas oficial que hipnotiza a las jovencitas , de entre 13-30 años más o menos ( el otro día, unas amigas me comentaban que , de no ser por la guapura de David Janer, a buenas horas iban ellas a ver esa “mierda” de serie, una de ellas es licenciada en Historia). Vamos, de todo para todos.

Luego, esos aires históricos , esa grandilocuencia, y esos escenarios y vestuarios espectaculares y gran ambientación , que “tranquiliza” al espectador y le da la impresión de que está viendo algo “muy grande” e incluso “culto” , para que luego uno pueda decir orgulloso “yo veo Águila Roja”, sin avergonzarse delante de los amigos. Y es que la inclusión de nobles, reyes, pintores (véase la aparición en la serie de Diego de Velázquez) , cardenales y demás elementos históricos en una serie siempre visten mucho, y dan una apariencia de calidad y una vistosidad al productos, aunque la rigurosidad y verosimilitud con que se trata la Historia en esta serie sea 0 y a mi me de la risa floja. (por otro lado, tampoco lo pretende, y los guionistas se toman las licencias necesarias para entretener, no se pretende hacer aquí un retrato de la Historia de España). Repito, este envoltorio histórico da un estatus a una trama que, si la analizamos, no es nada del otro mundo y que , en otras circunstancias, sería casi irrisoria. Luego, y esa es otra, la cantidad de violencia gratuita y desproporcionada, la crudeza con que se nos muestran las torturas , y los desnudos a cualquier precio, que deberían catalogar a la serie como no apta para menores, cuando buena parte de sus seguidores son niños…

Pero bueno, Águila Roja también tiene sus aciertos, por supuesto. Es una serie que, sea como sea, engancha, y eso es un mérito que hay que reconocer, no es fácil de conseguir, sea como sea, que casi 6 millones de espectadores de todas las edades estén pegados a una pantalla de televisión todos los jueves, y más con los tiempos que corren. La trama , que funciona a golpes de efecto, engancha ( inverosímil a veces, otras absurda, otras, predecible y tópica, otras , inesperada e interesante, pero te deja clavado en la pantalla de televisión). La verdad es que